Partida Rol por web

Buen disparo Pablo, caray, que me aspen si no sois dignos de servir al Rey!! os juro que esto llegará a oídos del capitán. Vamos esos piqueros, terminad el trabajo!

Antonio se santigua a todos los santos unas cuantas veces por si las moscas, y agarra su pica con la diestra levantandose energicamente.

¡Pardiez don Julian, si tarda un minuto más en dar la orden les lanzo la pica!.  El soldado por fin se siente útil y sale corriendo tras de Rodrigo como si en lugar de balas llovieran gotas de agua bendita.

Ahora les tocaba a ellos, al fin. El sano cuerpo a cuerpo.

Tomó la pica con mano firme, calándose bien la montera. Corrió hacia el enemigo, pero por el por el lado opuesto por donde lo hacía Javier. DSe agachó un poco, para no ofrecer tanto blanco, y avanzó rápidamente con la pica prepara para horadar a cualquier italiano con actitud hostil que le pasara por delante.

Dejando acomodado al herido en el suelo, y con su bolsa bajo su cabeza, afianzo el tapón de la hemorragia.

Tras cumplir con este deber, me incorporo y recojo mi pica, y salgo corriendo en dirección a los atacantes, intentando siempre estar lo más agazapado posible y utilizando los obstáculos del camino como parabán.

- Protégemos pido sin abrir la boca..

Uno de los italianos dispara y alcanza a Antonio en pleno pecho. Antonio cae rodando por la cuesta y queda tendido bocarriba.

Llegáis a lo alto de la cuesta, hay dos hombres recargando uno un mosquete y el otro un arcabuz, además hay otros dos hombres tirados en el suelo.

Alto en el nombre del rey de España!!! , soltad las armas o moriréis.
Amenaza con su pica a los dos hombres.

Antonio había caído mientras él subía, y la rabia le atenazó el pecho. Ya arriba de la cuesta, con el resuello alterado, dos de aquellos italianos recargaban sus armas. Al que estaba más cerca, le dió un golpe de pica para pasarlo de parte a parte.

Si moría, el otro se lo pensaría dos veces.

Veis como Javier pica en mano, atraviesa la garganta de uno de los italianos que se prestaba a recargar el arma a toda velocidad. La sangre sale a borbotones cuando desincrusta la pica, el hombre emite un gruñido antes de ahogarse en su propia sangre y cae de espaldas, despeñándose abajo donde está el resto con la carreta.

Los demás os rendís? hace un gesto claro de amenaza con la pica al otro italiano que aun queda en pie.

Una vez arriba, con el corazón saltando dentro del pecho cual caballo desbocado, nos encontramos con dos italianos.

- Sólo necesitamos un prisionero es la frase que atraviesa mi cabeza mientras ataco con la pica al que creo que le ha dado a Antonio

Miguel atraviesa el hombro del único italiano que queda en pie. El hombre grita de dolor. Por la cara que tiene sabéis que contestará a lo que se le pregunte.

Creia que ibais a matarle pardiez!!

Qué ocurre ahí arriba? bajadme los que queden vivos para interrogarles, y apresad armas y munición! rápido no quiero quedarme más de lo necesario en este lugar, hay que llegar a Casale cuanto antes.

Ya habéis oido, inspeccionad el terreno. Coged armas y munición , y mirad si esos dos están vivos yo me llevo a este.
Coge al italiano de la pechera y desciende ,apuntándole con la pica a la espalda, hasta donde está la carreta.

El muchacho permanece atento con el mosquete en mano.

-¡Mercenarios hijos de Satanás!¡Han dado a Antonio!

Dejando el mosquete en el carro, el joven toma su espada sale corriendo en pos de su compañero para intentar socorrerle.

-Aguanta amigo mío. Jamas hubo soldado español que quedase solo en la desdicha con camarada vivo cerca.

Desorientado y confuso Antonio apenas digiere lo sucedido. ¿Qué pasó? ¿Y mi pica? Maldita sea! me he caido. Cuando intenta incorporarse un dolor terrible le atenaza el pecho. ¡¡Aaaaaaggghh!! ¡¡Dios!! ¡Me han dado, esos hideputa! Todo le da vueltas y tendido boca arriba solo puede ver el cielo, en ese instante Pablo se le acerca y dice algo, pero Antonio le mira como si no comprendiera sus palabras, como si hubiera perdido la capacidad de oir, ¿es algún tipo de ensoñación?. Preguntabase Antonio allí tendido.

Se acercó a los dos italianos, espada en mano, y les dió con la pierna si estaban tumbados bocaabajo o de lado. Si parpadeaban o se revolvían es que estaban vivos, y habría que escoltarles colina abajo.

Luego, tomaría las balas y el arcabuz, dejando el mosquete para que lo llevara don Miguel, y volvería con los demás.

Uno de los hombres está tumbado bocabajo, tiene un balazo en la frente. Está muerto.
El otro está en posición fetal con un tiro en el estómago, está vivo pero no tiene buena pinta.