Partida Rol por web

Diego se introduce en el carro y saca un Mosquete para el alférez, lanzándolo a los pies de la carreta. Después aparece por la parte de detrás del carro con otro mosquete para Pablo, junto con un cordel ya encendido para que se lo ate en la muñeca y así prender la mecha. Después saca su arcabuz y se ata un cordel encendido a la muñeca. Es una suerte llevar una lámpara siempre encendida en el interior del carro.
Cuando estáis listos para disparar los italianos han hecho otros tres disparos que han salido desviados.

Se arrastra hasta la posición del alférez , y escudriña el horizonte.

Señor, esos italianos no son más de tres sino me equivoco. Están justo detrás de esas rocas a unos noventa pasos. Están en una posición elevada, va a ser difícil darles.

Con el eslabón y el pedernal el alférez enciende el cordel, y a su vez la mecha. COn la baqueta en su mano izquierda sujetando el mosquete con la derecha , introduce la pólvora y la bala, prende la mecha y dispara.
He fallado!!, los piqueros a retaguardia detrás del carro. Los demás fuego a discrección. Que algún Piquero se arrastre hasta Rodrigo y lo coloque a cubierto detrás del carro.

Mientras recarga el arma.

Otro disparo de los italianos impacta muy cerca de uno de los dos caballos que tiran el carro, el animal se asusta y se pone de patas. El carro se inclina hacia detrás violentamente y , Diego que cargaba su arma para disparar desde la parte delantera del carro cae hacia uno de los lados, cayendo su mosquete y baqueta muy cerca de él, pero aunque lleva balas, eslabón y pedernal, perderá un tiempo precioso en volver a cargar.

Una órden.

No es que fuera un soldado fanático, pero es que se sentía bastante inútil. Dejó la pica apoyada en el carro, y sin importarle lo más mínimo llenarse de tierra y polvo, reptó hacia el caído y lo tomó por los picos de la valona, tirando de él hacia la seguridad del lado opuesto del carro.

Una vez allí, le miró a los ojos. No le gustaba ese aire de superioridad que tenían los veteranos, porque él consideraba a todos los hombres por igual. Había visto, muchas veces, a doctos versados en un arte ridiculizados por un aspirante, y parecía que aquella no era la excepción. Sonrió un momento, torciendo su fiero mostacho hacia un lado, mientras le pellizcaba la mejilla de modo amistoso, y le daba una palmada para despabilarle.

-De piquero a piquero -le dijo.

Miró derredor.

-No creo que ninguno de estos hijosdalgo sepa como remendar una herida de bala, asi que será mejor que os apretéis eso con este paño -dijo, sacándose un trozo de lienzo limpio de la bragueta*.

El hombre tose casi constantemente sangre, tiene la boca llena de ella. Le han dado un tiro en el estómago , del que seguramente no morirá hasta dentro de unos días aquejado de horribles dolores sino es sangrado y tratado por un cirujano.

Sonrie a Rosendo

De piquero a pi....

El hombre se desmaya a causa del dolor, pues aun respira.

Llega hasta el carro y le pide a Diego su mosquete.

-¡Rapido! Dadme mi mosquete. -Dice cuando llega hasta el flanco del carro, mientras prende la mecha de su muñeca. -A fe mia que hoy Lucifer va ha tener que hacer espacio a tres almas más en el infierno.

Antonio retuerce con fuerza la pica entre sus manos. Las cuales llenas de cayos del madero y agrietadas a causa del entrenamiento no pueden servir para nada en esa situación.

Cuando daría por tener a uno de esos italianos al alcance de mi pica... ¡Oye! ¿Qué tal está ese? Le preguntó a Rosendo que había ido a por el herido.

Medio agazapado y gozando de la cobertura del carro, me acerco hasta donde Rosendo a arrastrado al herido.

Sangra abundantemente por el agujero del estómago. - Menudo ombligo te han hecho, amigo. pienso mientras intento con lo rudimentario de lo que tengo, ayudar al pobre soldado alcanzado a traición.

- MecagoenlaputamadrequeparióalemperadordeConstantinoplaysusputosmuertos - dice Diego, con el proyectil de plomo entre los labios y las manos ocupadas en cebar el arma, cuando el tiro provoca que su labor casi se vaya al traste. Tras conseguir recuperar la estabilidad y evitar tragarse la bala por muy poco, retoma la labor... - Así es, Diego... cebar... apretar... cargar... apretar... guardar la baqueta... apuntar... saluda a San Pedro, malnacido...

Viendo el clamor el joven se sube de un salto al carro agarrandose con su mano diestra. Una vez encima se agazapa y carga su mosquete antes de dirigir su furia de fuego contra los italiano.

-¡Sin miedo compañeros!¡La pólvora es a cuenta del rey!

El primer disparo apresurado y sin mucho tino se pierde en la noche  como un trueno.

Los italianos ( o eso creéis al menos ) hacen otro disparo que impacta muy cerca de donde está Pablo, levantando un puñado de tierra del camino.
Miguel se agacha junto a Rodrigo y tapona la herida, cortando la hemorragia. Con un poco de suerte el veterano sobrevivirá.

- ... apuntar... apuntar... apuntar... disparar... ea, uno que va al infierno - piensa Diego, mientras comienza otra vez el laborioso proceso de recargar el arma.

No podéis ver la trayectoria del tiro de Diego, pero os parece ver como uno de los bultos que asoma detrás de una de las rocas desaparece.

Creo que he dado a uno!!!. Rodrigo, Antonio, Miguel y Rosendo subid hasta ellos y traedmelos, intentad hacer prisioneros. Quiero saber porqué nos atacan.

El alférez ya está recargando su arma mientras habla.

Piqueros!! como habéis aprendido, cada uno por un lado. Dejad espacio entre vosotros para que gasten balas esos cabrones!!

Javier agarra su pica y echa a correr cuesta arriba en dirección a los italianos.

Con gran esfuerzo el joven concentra su vista en la oscuridad y apunta sobre el lugar de donde salio la ultima explosión.

-¡Por el Rey!- Grita mientras la bala sale de su mosquete.