Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 3- Casa de Kendra Lorrimor.

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11/08/2017, 03:16
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Después del segundo conjuro, el hombre ya estaba lo suficientemente bien para poder ser trasladado, por lo que dejé su cuidado a Sascha. La verdad es que ocuparme de los heridos no es algo que me guste mucho. Es parte de mi formación en la iglesia de Sarenrae, pero lo mío es la batalla contra las fuerzas del mal.

"A Alexei lo sané con mucha preocupación pero solo porque es hermano de mi maestro. Ya hice lo suficiente por este hombre."

Pero su rostro me parece conocido. Es el señor Paddock, uno de los aliados con los que fuimos a la expedición hace años. No le recuerdo bien y aquello también es extraño. Pienso en que es exactamente la misma niebla en mis pensamientos que cubre gran parte de mis recuerdos de Alexei.

 - "No sé qué relación podría haber. Ambos hacen arte: Uno es dramaturgo y el otro toca en banjo. Aparte de eso, son más bien opuestos. Si pensamos en relación entre el Doctor Vandel y el Sr. Paddock, no veo nada más que oposición entre un erudito y un hombre más bien tosco."

La situación es muy extraña y, si hay manos divinas metidas en el asunto, no me extraña que sea un tema azaroso pues se dice que los dioses son caprichosos y sus designios no siempre se guían por una lógica que los mortales podamos entender realmente.

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11/08/2017, 10:41
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Enterrador o Paddock, o como demonios se llamara, fue mirando la cara de los presentes. Uno a uno. Esperando una respuesta a su pregunta.

¿Nadie?, se preguntó incrédulo. Y es que nadie mencionó nada sobre la expedición a Osirion y su conclusión. Como si la dichosa niebla cubriera la mente de todos sobre el desenlace de aquella empresa. Así que estos no están exentos del todo de la pérdida de memoria y recuerdos, supuso el vigilante.

El hombre suspiró y con un considerable esfuerzo se incorporó. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor. Sintió como sus entrañas dolían en extremo y por un instante le faltó aire. No obstante el daño había sido sanado en gran medida y el acto de adoptar la posición de sentado llegó a ser soportable. Respiró pesadamente por unos momentos, buscando calmar los recientes dolores mediante la respiración, y posteriormente apartó con la mano la tela rasgada de su abdomen y observó la fea herida, en buena medida cicatrizada. Alzó la mirada a los presentes y sus ojos pronto se posaron sobre un hombre con el símbolo de la diosa Sarenrae colgado del cuello.

- ¿Has sido tú? Gracias. En aquel infierno alguien como tú nos hubiera venido realmente bien - dijo asintiendo con la cabeza en señal de reconocimiento, a la par que daba a entender que carecían de capacidad sanadora. Después volvió a hablar haciendo una petición que deseaba desde hace horas -. ¿No tendréis un poco de agua, por favor? En esas ruinas no había nada con lo que alimentarse - aclaró. Y fue aquella petición la que le hizo recapacitar. Calló durante unos instantes meditando las siguientes palabras.

- Y si me permitís un consejo, yo de vosotros, correría raudo a equiparme y estar preparado. Por si acaso. Si cada vez que alguien en el otro lado cae malherido supone que alguien de aquí es transportado allá, sería recomendable marchar con las mayores garantías. Además, el estado de salud de varios de mis compañeros era más bien... precaria, por tanto mi advertencia no es baladí - informó el enterrador -. Oh, si en vuestro equipaje añadierais algo de comida y agua, los de allá lo agradecerían enormemente - añadió.

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11/08/2017, 13:34
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Por propia voluntad, había mojado las vendas que había preparado para cuidar al conocido como Señor Paddock con miel. Eso permitiría una mejor cicatrización además de proteger las heridas de infecciones. Y olía bien. Los demás, hablaban y hablaban, y parecían empezar a preocuparse más de sí mismos que de los desaparecidos. Yo, por mi parte, me preocupaba más por Gruñido o Konrad, y no les quitaba ojo de encima.

Sí, sí, preparaos. Me parece que en ese otro lado hay algo más que dos ciempiés gigantes.

- Creo que no deberíais preocuparos tanto. Aquellos que se cambian lo hacen por propia voluntad. La voluntad de el que va desde este lado, y la voluntad del que viene. Parece que sí. Cuando uno de ellos está en peligro de muerte, esos malditos zarcillos por alguna razón nos piden ayuda. Quizás pase lo mismo si caemos nosotros, como me pasó a mí en el cementerio.

Miro de reojo a Janos en ese momento.

Anda que corriste a ayudarme a mí.

 - Las conexiones. Entre Querio y Paddock, no la comprendo, pero sí entre Alexei y Velkan. Y creo que ahora Alexei también la entiende. O la entendería si se acordara de algo. Pero aun sin memoria parece que su ser sabe a quién pedirle ayuda si lo necesita.

Es evidente que las últimas frases están dichas con irritación y enfado, posiblemente malinterpretado hacia Alexei aunque no le culpaba a él de nada.

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11/08/2017, 13:55
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Gheorghe había estado en silencio, meditabundo, dando vueltas a todo aquello. Una especie de sanatorio derruido, y monstruos, y esa niebla amarilla... Todo muy extraño. Sin embargo, al ver que nadie respondía a la pregunta del señor Paddock, suspiró. Parecía que le tocaba a él.

-En la expedición a Osirion no pasó nada malo. Más bien todo lo contrario. Fue un gran éxito, uno de nuestros mayores momentos de triunfo, me atrevería a añadir. Sea lo que sea, me aventuraría a decir que no tiene que ver con eso. Apostaría por una maldición sobre una tumba en este lugar en la que no debimos entrar-"como ya advertí"-a juzgar por los dos desaparecidos. Sin embargo, eso no explica vuestro estado. Aunque sí creo recordar algo sobre vosotros... Y, al menos, otro miembro de vuestro grupo. Buscador de la Verdad... Es Gabriel Alarico, estoy convencido. Me ayudó a dar contigo en el pasado, Alexei, así como en la búsqueda de nuestra hermana. Y creo recordar que vosotros, y algunos más, estabais al servicio del conde de... ¿Vessex? Al menos la última vez que supe algo de vosotros. 

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11/08/2017, 14:34
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Y dale con maldiciones y con esa dichosa tumba. Ni siquiera había nadie enterrado allí. Cállate ya. Qué sabe un paladín de maldiciones. En presencia de Ithaqua le ponía yo. Iba a saber lo que es una maldición...

No.

Acelerado y rotundo. Me levanté un momento y dejé de atender a Paddock para mirar a Gheorghe.

Se equivoca en todo. No es una maldición. Sólo nos piden ayuda. Pero para ellos todo son maldiciones. Hasta para Konrad, su "problema" como él lo llama, es una maldición. Quizás los del otro lado sí están bajo el influjo de alguna magia negra. Quizás es ese otro lado y no éste. Y Velkan está allí. Velkan.

- No tiene nada que ver con la tumba. No habíamos entrado en la tumba cuando esos zarcillos me llamaron a mí, cuando caí inconsciente antes de enterrar al Profesor. ¿No me escuchas?

Aparto la mirada de Gheorghe para centrarla de nuevo en Paddock, o más bien en los vendajes.

Creo que aguantará diez minutos sin mí.

Entonces, con un bufido, me dirijo a la salida con intención de ir a los establos.

- Necesito salir. - Le digo a Konrad cuando paso por su lado.

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11/08/2017, 15:42
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Observó que su advertencia de que cualquiera podría ser el siguiente en ser arrastrado por la niebla no lograba ninguna reacción especial.

Bueno, yo ya les he avisado.

Avanzó entonces, hacia él, una fornida mujer de cabello fogoso que por la indumentaria le recordó a Velkan. Portaba unas vendas humedecidas con algún tipo de ungüento. Con sorprendente cuidado le comenzó a vendar el torso. El producto le produjo un escozor severo, haciendo que Enterrador, por momentos, apretara los labios y contrajera el rostro con disgusto. Sin embargo momentos después sintió un calor en la herida, agradable, y suspiró aliviado.

- Gracias - agradeció a la mujer mientras la escuchaba. Entonces negó con la cabeza -. En desacuerdo - dijo escuetamente a la bárbara que parecía discutir con un compañero y con visos de abandonar la estancia. Ante la mirada interrogativa de la mujer, el vigilante precisó -. No estoy aquí por voluntad propia, créeme. Luche contra la niebla que me apresó, tratando de quedarme con los míos. Pero ella fue más fuerte - explicó su experiencia -. Aunque, viendo el recibimiento obtenido, debo admitir que fui afortunado al ser traído hasta aquí - admitió con una leve sonrisa grata -. Lo siento por ese tal Doctor Querio. No le deseo a nadie, que yo recuerde, lo que hay al "otro lado" - manifestó con sinceridad.

La verdad es que no recuerdo casi nada, todo sea dicho. Tal vez hubiera alguien...

Un caballero se digno a mencionar sobre la exploración a Osirion. Aquello hizo darse cuenta a Enterrador que entre los presentes tal vez no había un problema de memoria, como en su grupo. Posiblemente se debiera más a un déficit de atención.

Unos olvidadizos y otros desinteresados. Bueno, cada uno lidia con lo que tiene, concluyó mentalmente.

Asintió con la cabeza en señal de gratitud hacia el caballero y su relato, pero aun así volvió a tomar la palabra.

- Desconozco el origen de esta especie de fenómeno o maldición. O bendición, según se vea. Hablando con Velkan él solo pudo darnos como referencia un único nexo en común entre todos los implicados: Osirion. Si existe otro, lo ignoro o tal vez lo haya olvidado - dijo encogiéndose de hombros.

- ¿No habría un poco de agua en esta casa, por favor? - volvió a preguntar.

El déficit de atención ese, sin duda.

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11/08/2017, 16:35
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El dramaturgo escuchaba hablar a todo el personal, pero nadie despejaba las dudas sobre la expedición de Osirion, es más, las palabras de Sascha hicieron que el joven poeta desviara su vista hacia otro lugar, sumido en sus pensamientos y recuerdos, intentando formular una vaga idea de su pasado que no llegaba a recordar. No fue hasta que el hermano de Réquiem, el paladín Gheorhe Mykas, habló sobre la expedición.

<< Gabriel Alarico… es el Buscador de la Verdad. Ahora parece que tengo una hermana, el conde de Vessex. Nada, no recuerdo nada >>

Alexei se le podía ver pensativo, pero el movimiento de hombros en un gesto de desdén fue suficiente para dar a entender que no recordaba nada de lo que decían. Se giró para mirar a Sascha cuando respondía a las palabras del paladín. Réquiem no intervino en la conversación y se quedó observando a la mujer cuando habló a Konrad. El dramaturgo se acarició la barbilla, perfilando su perilla.

La mente del dramaturgo seguía buscando algún tipo de conexión, pero no recordar nada de su pasado era un impedimento a tener en cuenta. Réquiem fue a buscar un vaso de agua y se lo entregó a Enterrador - ¿Cuánto tiempo había pasado desde mi desaparición? – le preguntó al hombre, luego se separó un poco para dejar algo de espacio y esperó su respuesta.

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11/08/2017, 16:53
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Observó al conocido Requiem, Alexei para los que le recordaban, cómo le traía un vaso de agua. Lo bebió con avidez. La sensación del frío y refrescante líquido hidratando su garganta y aplacando la sed le sentó tan bien como las vendas de la mujer o la sanación del clérigo de Sarenrae.

- Aaah - gimió de placer tras beber -. Gracias, Requiem - agradeció a la que escuchó su pregunta.

- ¿Tiempo? Si te refieres al tiempo transcurrido entre tu partida y la mía, pues... no llegaría a una hora de diferencia. Después de aplastar a ese muerto viviente de múltiples extremidades animadas... - su mirada se dirigió un instante a la mesilla contigua donde descansaban su farol y Sepultura, su maza pesada -... que fue donde te perdimos y recibimos a Velkan, avanzamos a una habitación donde hallamos encadenados a un paciente vivo, un paciente muerto y un empleado no muerto. Un ghoul, en este caso, devorando al muerto. Acabar con ese monstruo, encadenado, fue fácil. Lo que nos llevó tiempo fue interpretar lo que encontramos, las palabras inconexas que repetía el demente vivo y la razón de cómo un empleado terminó encadenado y se transformó posteriormente en ghoul - explicó a su excompañero y al resto de presentes -. El monstruo aun conservaba parte de su indumentaria, por eso supimos que fue un empleado en el pasado. Y los botones de su casaca destrozada... los botones... tenían un símbolo. Sí. Pero... no lo recuerdo, ¡Maldita sea! - protestó frustrado agarrándose las sienes y torciendo en gesto en evidente signo de esfuerzo. Negó con la cabeza finalmente, dándose por vencido -. No lo recuerdo, pero el caso es que todos y cada uno de los botones estaban cubiertos de sangre. Las manchas de sangre adquirieron formas... inquietantes, a la par que parecían querer ocultar el símbolo. El símbolo que era... no, no me acuerdo - volvió a negar. Tras un silencio suspiró y volvió a hablar.

- Discutimos sobre si descansar, estando muchos de nosotros heridos por anteriores combates, o continuar. Finalmente se impuso el continuar - explicó lanzando un leve suspiro de desagrado, evidenciando su desacuerdo -. Continuamos, encontramos a ese doppleganger y yo me llevé la peor parte. No más de una hora - reafirmó asintiendo.

Recordar esos momentos, realmente diez o quince minutos atrás, hizo que cierto detalle llegara a su mente.

- ¿Alguno de vosotros ha oído antes el nombre de Zandalus? - preguntó repentinamente, intrigado.

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11/08/2017, 23:56
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El semiorco había desaparecido de escena durante un rato, aunque aún podía oír lo que se hablaba desde la cocina. Usando la bomba de agua llenó una jarra y cogió una bandeja en la que colocó una servilleta, un vaso boca abajo, y un plato con una generosa ración de tarta encima.

Volviendo a la habitación se acercó al sofá y con una sonrisa llena de afilados y desiguales dientes, la deja al lado del recuperado convaleciente, el señor Paddock.

- Comer y beber algo señor Paddock, tarta ser reciente, grwwwlllll... -

Gruñido no era un sirviente del servicio sino un cochero, pero tenía un buen recuerdo del hombre de la expedición a Osirion. Le había contado buenas historias y no lo había tratado como un apestado. Además Gruñido sabía lo que era pasar hambre, y el buen hombre parecía que no se había echado algo al coleto en un tiempo.

Los presentes lanzaban teorías sobre qué estaba pasando, porque la mano del Dios Amarillo se llevaba a unos o a otros desde el lugar donde estuvieran. Gruñido no entendía qué movía aquellas fuerzas, y no creía que nadie que caminara sobre dos patas lo hiciera verdaderamente. Pero sólo habían estado juntos en un lugar: Osirion.

- Tampoco ser muy importante, si pasar, sólo poder estar preparados, como había dicho el señor Paddock. -

- Gruñido no conocer a ese señor Zandalus... -

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12/08/2017, 15:58
SA: Doctora Oathsday.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El grupo se encuentra hablando tranquilamente con el Señor Anselmo Paddock, alías Enterrador, cuando repentinamente unas nieblas amarillas capturan a Gheorghe Mykas y le tiran violentamente al suelo...

Cuando las nieblas se disipan, Gheorghe ha desaparecido por completo, siendo sustituido por un hombre de mediana edad con perilla y ataviado con un sucio pijama blanco. En la mano izquierda lleva una ensangrentada daga de plata que cae al suelo.

Tiene un tajo sangrante muy aparatoso debajo de un párpado, como si alguien hubiera tratado sin éxito de sacarle un ojo, y una puñalada, mucho más preocupante, en el pecho a la altura del corazón, de la que brotan borbotones de sangre...

Presencian la escena: Todos, menos Sascha que acaba de salir.

Notas de juego

// Sale de escena: Gheorghe Mykas. - Sigue en: Lugar Desconocido.

// Entra en escena: Buscador de la Verdad. - Procede de: Lugar Desconocido.

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12/08/2017, 17:43
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Alexei pudo ver como Enterrador se bebió el vaso de agua con cierta celeridad, parecía ser que el hombre tenía mucha sed. – De nada Enterrador – respondió a las palabras del recién llegado. Luego la cara del poeta hizo una mueca de sorpresa, no podía creerse lo que estaba escuchando.

<< ¡Unas horas! Entonces el tiempo entre dicho lugar y este es totalmente distinto ¿En qué maldito lugar estarán? ¡Eso no es nada bueno! >> La alarma se encendió en la mente del dramaturgo, se centró en el relato que estaba contando el herido.

- Yo llevo más de una hora en este lugar, es más, hemos pasado una noche y todo – dejaba caer aquella frase como si se tratara de un jarrón de agua fría en pleno invierno. – Si esto es cierto, ese lugar no se rige por las mismas leyes del tiempo que aquí

El dramaturgo observó como Gruñido ofrecía una buena ración de tarta al señor Paddock, luego Alexei negó a la pregunta que hizo Enterrador, a priori no le sonaba nada el nombre de Zandalus.  Meditó durante unos instantes para intentar encontrar algún tipo de sentido a aquel mote, pero no había ningún recuerdo que apremiara a tal satisfacción. Chasqueó la lengua ante su negativa a recordar y decidió dejarlo por el momento.

En esos instantes el reflejo de la amarillenta niebla se apreciaba en la pupila del dramaturgo, esta vez, el elegido o víctima había sido Gheorghe Micas, Alexei intentó acercarse por puro instinto, alguna fuerza interior le pedía violentamente que ayudara a aquella persona pero…  no hubo tiempo, el cuerpo de su supuesto hermano había desaparecido. El intercambio había sido por una figura masculina, herida. Réquiem se fijó en él y lo reconoció, era el Buscador de la Verdad. Recuerda que Gheorghe lo nombró como Gabriel Alarico.

- ¡Necesita ayuda! – miró con urgencia a Janos – Se llama Buscador de la Verdad, era la persona que nombró Gheorghe – luego miró al resto de personas – Hemos de pensar en algo y no tenemos mucho tiempo, hay empezar a investigar para ayudar a los que están en el otro lugar

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13/08/2017, 19:56
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Konrad seguía pensativo, intentando encontrar algún sentido a lo que estaba pasando. Aquellas nieblas no eran tan terribles después de todo, le habían traído a Alexei y había recuperado su anillo. Pero que aquello pudiera seguir pasando lo inquietaba.

Podría llevarme a mi a ese horrible lugar.

Eso sería desastroso y en menor medida a Gheorghe, Sascha y Gruñido, por eso reaccionó de inmediato ante el consejo de Enterrador.

-¡Sascha! ¡Gruñido! Id a por mis cosas, necesito mis armas, algo de dinero, ropa limpia y comida, el Señor Paddock tiene razón debemos estar preparados. Vosotros haced lo mismo. Que todo el mundo se arme y coja provisiones y medicinas. -Se volvió hacia su anfitriona.- Kendra querida, lamento tener que molestarte y abusar de tu hospitalidad, pero como verás se trata de una emergencia. Debemos disponer de comida suficiente para todos, algo que sea fácil de transportar.

Kendra asintió consciente de la importancia de la petición, por lo que parecía en cualquier momento podría producirse otro cambio y por lo que parecía los otros amigos de su padre que se encontraban en un lugar desconocido estaban en peor situación.
Escuchó las palabras de su ama de llaves y lejos de dejar de preocuparse como la muchacha pretendía el efecto fue el contrario.

-¿Por propia voluntad? ¿Quieres decir que Velkan y el Doctor Vandel se fueron porque así lo quisieron? -Konrad se quedó callado un momento.- ¿Y si no hubieran querido? ¿Nuestro hermano Alexei y el Señor Paddock habrían muerto? Entonces resistirse significará matar al que está al otro lado... Sea como sea debemos estar preparados para lo que pueda pasar. -Las palabras de Enterrador vinieron a dar luz al punto, aunque la preocupación seguía estando ahí.- Voluntario o no está claro que en cualquier momento podemos ser trasladados a ese lugar y no quiero que nadie vaya sin estar preparado.

Dejó que Sascha se marchara, aunque no tenía muy claro donde iba tampoco pretendía retenerla allí.
Era un asunto complicado y por si no tuviera suficiente nuevamente las nieblas amarillas rodearon a uno de ellos, esta vez a su hermano Gheorghe.

-¡No Gheorghe, no!

Solo estiró el brazo pero no se movió, sabía que no podía hacer nada, ahora todo dependía de la voluntad de su hermano y la del sujeto que estuviera al otro lado. Finalmente apareció. Buscador de la verdad lo llamaban, parecía que todos se habían puesto nombres pintorescos, aunque no era su verdadero nombre, era Gabriel Alarico, el investigador. Janos pareció cerrar la herida lo suficiente para que dejara de sangrar. ¿De que clase de infierno venían en ese estado? La vuelta de sus sirivientes volvió a recordarle con imperiosa necesidad que debían prepararse para lo peor.

-¡Sascha, Gruñido! ¡Mis cosas y las vuestras rápido!

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13/08/2017, 21:20
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Antes de que nos demos cuenta de lo que sucedía, las brumas vuelven a aparecer y esta vez acorralan a Gheorghe. Me acerco al constatarlo e intento retenerlo sin ningún éxito. Sin nada que pueda hacer realmente, el paladín desaparece y es un hombre malherido el que queda tumbado frente a nosotros, mostrando heridas letales.

Corro hacia él e intento comprimir su herida más sangrante para evitar que continúe muriendo. Hago uso de lo que tengo a mi alrededor para sacarlo de riesgo vital y lo consigo después de varios minutos. Gheorghe ya no está entre nosotros y lo sabía antes de que ocurriese. Según lo que Paddock dijo, todos los que desaparecen de acá, llegan allá a suplantar a un moribundo. Eso significa que Gheorghe ahora está con ellos, para ayudarles.

Escucho las palabras de Konrad y tiene razón. Hay que estar preparados para cuando nos toque viajar al "otro lado". Asiento a sus palabras y me pongo de pie mientras hablo:

 - "Este hombre está muy grave, a pesar de estar estable. Debe ser cuidado con mucho cuidado hasta que estemos en condiciones de brindarle más ayuda."

En ese momento vuelve Sascha y Gruñido. Les pido ayuda para llevar a este hombre a la habitación donde dormía Gheorghe, para que pueda descansar y recuperar sus heridas. Una vez que está allí y seguro, voy a reunir mis cosas para estar preparado para ese viaje, que no se sabe en qué momento podría suceder.

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13/08/2017, 21:47
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Enterrador, repentinamente, se vio agasajado por el aparente rudo semiorco. Con gentileza sorprendente, depositó junto a él una jarra con más agua y ¡Un trozo de pastel!. El recién llegado lo devoró con avidez, deteniéndose por momentos para gemir y poner los ojos en blanco de puro placer. Se dejó caer hacia atrás, recostándose en el sillón, disfrutando del momento mientras masticaba la tarta.

- Oh, por los dioses. Esto está estupendo. Gracias... Gruñido - agradeció con vehemencia y voz amortiguada al tener aun pastel en la boca, recordando en el último momento cómo se había autollamado el semiorco -. Yo no lo recuerdo, pero mi estómago dice que hace mucho tiempo que no comía así de bien - afirmó.

Sí, sucumbir ante la niebla no ha sido algo tan malo. Y lo siento por usted, doctor Querio, pensó sin sentirlo demasiado.

Tras relatar a Requiem sobre un cálculo estimado del tiempo transcurrido desde su desaparición y la respuesta de este sobre el tiempo que él había permanecido en el lado "bueno", no concordando para nada, hizo fruncir el ceño al cirujano al no comprender cómo aquello era posible. Entonces recordó aquel pequeño objeto hallado por Buscador y su intuición de que no era algo de este mundo.

Tal vez... ¿Otro plano?, aventuró mentalmente. El paso del tiempo podría ser distinto, arguyó.

Repentinamente uno de los caballeros presentes comenzó a dar órdenes en el sentido de que cualquiera, en cualquier momento, podría ser arrojado allá. Un mudo Enterrador asintió visiblemente la cabeza, totalmente de acuerdo.

Hombre, por fin uno que me hace caso y hace lo correcto, pensó satisfecho. Observó cómo los presentes parecían comenzar a prepararse ante un nuevo fenómeno de desaparición e intercambio. Y repentinamente apareció la niebla amarilla.

Al principio, cuando la mujer bárbara pelirroja lo mencionó por primera vez, no lo comprendió. Principalmente por lo de amarillo. No obstante, con ojos abiertos de par en par, pudo tener el privilegio de observar el fenómeno a ambos lados: el caballero que relatara someramente la expedición de Osirion se veía envuelto por dicha nube amarillenta, haciéndolo desaparecer en instantes. En su lugar, conforme la nube se disipó, quedo el cuerpo inerte y ensangrentado de alguien a quien sí conocía.

- ¡Demonios, es Buscador! - exclamó a la par que Requiem, dejando el plato de tarta sin terminar y levantándose del sillón, a pesar del dolor abdominal. Antes de que pudiera hacer mucho más, el clérigo de Sarenrae ya comenzaba a atenderle. Arrugando su rostro, contraído por el dolor, de manera torpe se dejó caer de rodillas al lado opuesto del clérigo, con el cuerpo de su compañero entre ambos. Observó cómo sacerdote trataba de taponar una brutal herida en su torso, muy familiar, y de alguna manera él también trató de ayudar. Como si, de alguna manera, supiera lo que hacía falta hacer, a pesar de sentirse inseguro y desorientado.

Intercambió la función con el sanador, comprimiendo él la herida con fuerza mientras ello permitía al clérigo echar mano de unos vendajes que portaba, aplicándoselos al moribundo. Tras unos momentos de tensión, sin saber si aquello resultaría, el vigilante observaba cómo el de Sarenrae, tras terminar los vendajes, pegaba su oído en el pecho izquierdo de Buscador de la Verdad, escuchando si latía su corazón. Finalmente asintió para alivio de los presentes, a pesar de que Enterrador lo presentía. No, no era un presentimiento, se dio cuenta instantes después de que apretaba la muñeca del caído, comprobando su pulso.

- El sillón vuelve a estar disponible. Aunque tal vez lo mejor sería no moverlo por ahora - dijo en voz baja, apenas audible, mientras la gente corría de un lado para otro, equipándose. A la par extendió el brazo, alcanzando un cojín del sofá y lo colocó bajo la cabeza del explorador, con cuidado.

Ojalá el caballero desaparecido lo hubiera hecho antes, fue su único lamento mientras observaba al resto preparándose. Se levantó con dificultad, llevándose la mano a su abdomen herido y dolorido, y buscó un taburete donde se dejó caer. Y comenzó a menear la cabeza, cavilando.

- El tiempo no transcurre igual - afirmó -. Llevo con vosotros... ¿Diez, quince minutos? y Buscador y los demás enzarzados en combate con esa criatura, ¿Cuanto ha podido aguantar? ¿Unos segundos antes de ser derribado?. El tiempo allá parece pasar mucho, mucho más lento - estimó dando la razón a Requiem -. Por otro lado ahora que os preparáis, os advierto: Buscador o Gabriel Alarico, como prefiráis, era uno de los que en mejor estado de salud estaba - avisó, dando a entender que el resto podían estar a punto de caramelo de ser abatidos.

- ¿Ese caballero, el desaparecido, dijo haber tenido una relación estrecha con Gabriel Alarico para resolver un problema de índole personal, no es así?. Que casualidad que él desaparece y salva con ello a Buscador - dejó entrever, apoyando la tesis que las personas intercambiadas compartían estrechos lazos.

Pues perdóneme, señor Querio, pero de usted no me acuerdo un pimiento.

- Otro detalle que no entiendo: la niebla. Aquí es amarilla, pero la que se llevó a Requiem y a mi, según mi último recuerdo, era de color azul - afirmó sin asomo de dudas -. No sé que significa eso, pero son distintas.

Finalmente su mirada se perdió en el cuerpo yacente de Buscador. Concretamente en su bolsillo, mas no dijo nada, esperando al momento propicio en el que su dueño recuperara la consciencia y trataran aquel otro tema.

- Zandalus... - repitió en voz baja, para sí mismo.

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13/08/2017, 23:51
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Gruñido observa el buen apetito del señor Paddock mientras asiente satisfecho. Después de eso, el amo Konrad da unas órdenes sobre reunir ciertas cosas y traérselas a la casa. Sin duda quiere estar preparado, en el caso de que la mano del Dios Amarillo le alcance.

Ya antes de esa orden la fogosa Sascha había abandonado el salón con un destino incierto, y Gruñido se preparaba para seguirla cuando la niebla amarilla se abatió sobre el paladín haciéndolo desaparecer y dejando en su lugar a un hombre que parecía a punto de morir. Esa circunstancia parecía común con todos los que se intercambiaban.

Sabiendo que no podía hacer nada en ese sentido, el semiorco fue en busca de Sascha a la que encontró en el establo. Rápidamente le explicó qué había pasado.

- Grwwwwllll... Hermana, el caballero Mykas se ha desvanecido en la niebla amarilla, y otro hombre herido ha quedado en su lugar. ¡Se muere! -

Sabiendo que él poco podía hacer por el medio muerto hombre, se dijo a sí mismo que era buen momento para cumplir las instrucciones dadas por el amo Konrad. Se subió al carromato e hizo acopio de todo aquello que le habían solicitado. Tras ello vuelve a la casa cargado con las pertenencias del Amo.

- Amo, aquí tener todo lo que pedir, grwwwwllll... -

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14/08/2017, 17:36
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Alexei fue partícipe de la celeridad de Konrad para equiparse y tener todo listo por si aquella niebla volvía aparecer, era primordial estar preparado ya que no se sabía a ciencia cierta cuándo volvería a hacer acto de presencia. Réquiem se fijó como Janos trató al recién aparecido, gracias a él y Paddock, Buscador de la Verdad seguía vivo. Entre los dos lo llevaron al sofá, poniéndolo lo más cómodo posible. Alexei se percató de como las heridas de Gabriel dejaron de sangrar. La atención de Réquiem se centró en Enterrador al sentarse en aquel taburete.

- Lo del tiempo es una incógnita a tener en cuenta. Por la noche, si el profesor tiene una biblioteca y Kendra me ofrece su permiso, miraré de buscar algo que nos sirva  de ayuda… podría buscar esa palabra que dijiste, como era… ¿Zandalus?  - comentó acariciando su perilla en un gesto pensativo.  El detalle de la niebla azulada hizo que sus recuerdos volvieran a su pasado, todo era tan confuso que ahora mismo no llegaba a vislumbrar aquel fatídico momento, su imagen era la de aquel monstruo atacándole.

Escuchó llegar a Gruñido con lo que había pedido el señor Konrad. Se fijó en todas las pertenencias – Konrad te voy a ser sincero, no recuerdo quien eres pero me vendría bien algo de dinero para comprar equipo. Mis pertenencias son  el pijama, una espada y el libro. Aunque… si vengo de una importante familia debo de tener algunos ahorros, ¿No? ¿Me podrías ayudar? En caso de prestarme el dinero, te lo devolvería  – Esperaba la respuesta de su hermano, necesitaba prepararse ya que si Konrad desaparecía tendría más problemas en saber más de su pasado en relación a su familia. – Y… ¿Cuánto tiempo llevaba desaparecido, es decir, sin saber de mí? – 

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14/08/2017, 19:54
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Gruñido pudo encontrarme en los establos con facilidad y al decirme que otro moribundo había aparecido, le sigo de nuevo al interior de la casa.

¿A cambio del paladín? Puede que sea incluso una buena noticia. Mi cabeza me dolerá menos.

Lo primero que hago al entrar de nuevo en la sala es cerciorarme Konrad sigue en su sitio, pues parece que en pocos segundos otro más podría desaparecer, y después acercarme al herido. Parece grave, pero Janos ya está cuidando de él y no parece que haya nada más que yo pueda hacer por él. Menos aún cuando Paddock también se acerca a ayudar. Tres son multitud.

Buscador de la Verdad...

Repito en la mente el nombre que parecen darle, aunque a mí me suena más familiar Gabriel Alarico. Por lo que puedo recordar, la conexión con Gheorghe también me parece evidente en este caso.

Obedeciendo a Konrad, busco sus cosas y ayudo a Gruñido con las suyas. Por mi parte, no tengo problema pues llevo encima todo lo que necesito: mi mochila, mi daga, y Rhakan, cuyo peso en la espalda me ofrece siempre seguridad.

Después, un poco a regañadientes, me dispongo a ayudar a Janos tal y como pide para llevar al nuevo aparecido a la habitación de Gheorghe, aunque finalmente deciden dejarlo en el sofá.

Me retiro entonces a un segundo plano, a esperar pacientemente mi turno, mirando constantemente a Konrad y a Gruñido por si son ellos los siguientes, mientras me pregunto con quiénes de aquellos que fuimos a la expedición podríamos tener nosotros un vínculo.

Yo no me llevaba especialmente bien con nadie. Nadie me salvó la vida, ni viceversa. Hubiera dicho que mi vínculo es Konrad, pero él está aquí. Gabriel, el Padre Moro, Mano Negra, Alexei, el Señor Paddock, y aquel nigromante...

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14/08/2017, 22:43
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Voces, tan solo voces escuchaba. Murmullos inconexos que apenas permeaban el velo de la inconsciencia. Nada veía, nada observaba más que la inmensa oscuridad que en su seno lo acunaba. Le prometía la paz y el descanso que en las últimas horas tantos en su situación hubieran ansiado. Y el fin a un dolor que se atenuaba, que parecía despedirse a medida que sangre manaba.

Él no quería esa paz, él no lo necesitaba, no al precio que se cobraba. Ya había combatido contra lo que no comprendía para no abandonar lo poco que desde su despertar conocía, una lucha que tan pronto llegó la niebla supo que estaba perdida. Pero aquella batalla en la que se encontraba era una que no estaba dispuesto a perder, no sabiendo lo que perderla le deparaba. No quería, y luchaba, pero él solo no podía hacer nada. Por suerte para él aunque no lo supiera, aunque apenas intuyera las manos que lo acarreaban y sanaban, había allí muchos dispuestos a prestarle esa ayuda que necesitaba.

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15/08/2017, 19:55
CC: Ravengro: Kendra Lorrimor.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Kendra asintió en silencio a la petición de Requiem, pero cuando se dio cuenta que no le había contestado se apresuró a hacerlo.

-Por supuesto señor Alexei, pueden consultar la biblioteca de mi padre en cualquier momento, ojalá encuentren algo para ayudar a sus amigos.

Los recién llegados a la casa podían darse cuenta perfectamente que el salón estaba lleno de estanterías repletas de libros y un vistazo a otras habitaciones de la planta, como el despacho del Profesor, les descubriría que la colección del hombre era bastante amplia, aunque eso también dificultaba encontrar un libro en concreto pues parecían estar colocados sin un orden concreto.
Más tranquila al saber que la vida de Buscador no corría ya peligro se disculpó ante sus invitados.

-Si me perdonan, iré a preparar algo a la cocina, vuelvo enseguida.

Los dejó hablando y minutos después regresó con unos pequeños hatillos de tela que había hecho con trozos de sábanas viejas, fue repartiendo uno a cada uno.

-Tomen, no es gran cosa, pero puede ayudarles si... si la niebla se los lleva. Algo de pan, frutos secos, cecina...

Sabiendo que no se iban a ir con los bolsillos vacios y que además podrían ayudar a los que estaban en el otro lugar se sintió mejor, aunque los hatillos eran improvisados pues no disponía de muchos alimentos que pudieran servir para ese menester y que no ocuparan demasiado.
Había además otro tema que le preocupaba y al que le había estado dando vueltas.

-He pensado en lo que dijo Gruñido. Va a ser difícil de explicar su presencia repentina en el pueblo sin que nadie los viera llegar y también la ausencia de los desaparecidos, eso va a levantar aún más las sospechas de mis vecinos. - Los que habían llegado al pueblo para el funeral de su padre sabían de lo que hablaba.

- Se me ocurre que pueden ustedes salir del pueblo en el carruaje con la excusa de ir en busca de los amigos de mi padre que no pudieron acudir al funeral. Los que ya han sido vistos por los vecinos irán fuera y el resto escondidos en el interior, la gente supondrá que son los otros. A la vuelta solo tienen que decir que encontraron a algunos de ellos y que los otros se desviaron del camino siguiendo la pista de unos orcos, pero que podrían llegar en cualquier momento, eso creo que les daría una buena excusa ante lo ocurrido. ¿Que les parece?

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15/08/2017, 20:55
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El chófer se encontraba organizando las pertenencias del amo Konrad cuando la señorita Lorrimor vuelve de la cocina con los hatillos llenos de alimentos pensados para ser fácilmente transportados y que duren bastante. Luego da una buena idea sobre cómo explicar la presencia de los que han salido de la niebla.

- Sí, mencionar orcos. Ser manera de explicar heridas. Una emboscada quizás, grwwwllll. -

Luego Gruñido da vueltas a algo que se había preguntado alguna vez. ¿Dónde estaban los otros? En el camino al carruaje y mientras reunía las pertenencias del Amo, le había estado dando vueltas al asunto.

- Grwwwllll... Lo mejor para encontrar a los que vienen de la niebla ser ir donde se supone que estar: A Vessex. Puede que conde de Vessex saber algo sobre asunto. -

Las invitaciones para el entierro del Profesor Lorrimor habían sido devueltas sin explicación alguna, pero tal vez tocar la puerta del conde pudiera ser un acercamiento más directo.