Partida Rol por web

Historias de Horror I.

Cementerio de Personajes.

Cargando editor
17/04/2017, 23:11
Historias de Horror.

CEMENTERIO DE PERSONAJES:

Notas de juego

- Los personajes protagonistas de las Historias de Horror que mueran serán recordados aquí.

Cargando editor
25/09/2018, 19:53
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

BUSCADOR DE LA VERDAD (GABRIEL ALARICO):

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA, MAZMORRAS SUBTERRÁNEAS:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

- Aceptó intercambiarse por el Paladín Gheorghe Mykas, cuando éste fue derrotado por el Hombre Salpicadura. Inicialmente, el peligroso fantasma no le detectó al aparecer camuflado entre las sombras, pero la araña gigante que éste había invocado sí. Buscador de la Verdad acabó con la araña, pero al hacerlo, reveló su posición, por lo que fue asaltado por la espalda por el Toque Corruptor del fantasma cuando intentaba huir. No sobrevivió.

Gabriel corría para alejarse de aquel terrible fantasma. El miedo se había anidado en su interior y la razón había abandonado del todo una mente atormentada. Corría pero su cuerpo no respondió. El tiempo se hizo eterno, y él sintió un dolor luminoso y liberador. Quería seguir avanzando. Todo su ser quería correr hacia adelante. Incluso cuando el Toque Corruptor le atravesó el pecho y su cuerpo se derrumbó, Buscador seguía corriendo en su cabeza, y por unos instantes sus pies se movían al compás de aquella carrera que nadie más pudo ver. Una carrera hacia un horizonte invisible donde siempre había pensado que le esperaba la Verdad oculta.

Toda su vida, él había buscado la esencia misma de las cosas, su auténtico rostro. Más allá del velo del miedo y del terror. Gabriel siempre había considerado que al otro lado había algo. Era la constante que le había acompañado antes y después del momento de despertarse en la sala de calderas del Asilo de Briarstone. No recordaba nada de su vida anterior, pero aquella convicción en la posibilidad de hallar un camino hacia adelante usando la razón seguía allí, intacta e irreductible. Ahora cuando todo se fundía en un negro impenetrable, Gabriel notó cómo su vida se agotaba en cuestión de segundos. Y aún así, él siguió corriendo hacia la Verdad. Nadie más iba a poder acompañarle en aquel último viaje. Solo él vio pasar a toda velocidad los eventos desde que se despertó en el asilo junto a unos desconocidos que resultaron no serlo, pues en realidad el principal desconocido era él mismo. Todos se habían despertado siendo unos desconocidos. Los recuerdos de toda una vida se habían borrado como si nunca hubieran existido. Como si nunca hubiera sido el mejor detective de Ustalav, conocido como el Buscador de la Verdad. Toda una vida de la que no recordaba nada. Habían nacido de nuevo en aquel infierno que era más el final del trayecto que el principio. No había otra palabra para describirlo. Un asilo convertido en una mazmorra llena de monstruos, de enfermedad, de cultistas y de peligros de toda clase.

Habían luchado como hermanos, habían huido cuando tocaba, y habían aguantado contra enemigos capaces de aterrar a cualquiera. Por el camino, en aquellos días, se habían dejado parte de su cordura y parte de su alma. A medida que se agotaban los resquicios de humanidad, todos se aferraban a los escasos recuerdos que aún conservaban. Los recordaba a todos, y a pesar de haber dudado de las intenciones y de las acciones de cada uno, Buscador deseó con todo su corazón que la senda que ahora seguían ellos sin Gabriel les fuera a llevar hacia algún lugar mejor. Hasta ahora, se habían encomendado al asesinato y a la lucha para salir del infierno. En vez de caminar hacia la redención para encontrarse con su propia esencia, se habían alejado cada vez más de sí mismo en una huida hacia adelante. Hacia la locura, y hacia la muerte.

Una muerte que ahora había alcanzado al Buscador de la Verdad. Él lo comprendió. No hubiera sido propio de él renegar de una verdad tan incuestionable. Nada había más real que la oscuridad cuando la última luz se apagaba. Así que sus pies dejaron de correr, y sus ojos se quedaron abiertos mirando hacia un punto en el infinito, más allá de este mundo paranoico e irreal. Tal vez, su alma por fin halló la respuesta última, la Verdad oculta al otro lado del umbral.