Partida Rol por web

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

El tercer enemigo, el que había desaparecido durante buena parte del combate, por fin se mostraba ante una audiencia cansada y enojada que aun si prestaba oídos a sus plegarías, no lo haría sin razones para silenciarlo a guantadas. Pero aunque no les faltaban ganas de callarlo, por mucho que esas criaturas les hubieran atacado sin mediar provocación no podían ignorar el hecho de que se había rendido. Además podía ser tremendamente útil escuchar lo que podía decirlos. Después de todo un enemigo hablador siempre era más útil que uno muerto, más aun en la situación en la que estaban: no sabiendo nada y recordando aun menos.

Buscador bajó sus armas, armas aun bañadas en una sangre que goteando iba a sumarse al charco en el suelo.

Le extrañaba, dada la cobardía mostrada por aquellas criaturas, que en lugar de escapar hablara revelando su posición, aunque viendo la pericia y precisión que demostraba Tormento aun frente a un enemigo invisible, parecía lógico pedir clemencia en lugar de huir confiando en no ser perseguido. El detective lo sabía muy bien recordando como recordaba lo implacable que el monje había sido cuando el primer cambiaformas había intentado huir al ver el combate perdido.

Guardó silencio mientras otros de sus compañeros preguntaban a aquella alimaña que a pesar de su patetismo tanto daño había causado. De momento no hablaría, no saturaría con más preguntas cargadas de rabia a una criaturilla encogida por el miedo. Esperaría a tranquilizarse, a atemperar humor y mente, y mientras escucharía sin perder detalle hasta que considerara oportuno inmiscuirse.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

Todo había sido rápido. Rápido y engañosamente fácil como bien desdecían las heridas de Tormento. Una clara demostración de que no había enemigo débil y que para cazar un oso lo mejor era una jauría de perros pequeños. 

Los primeros pasos por la biblioteca se habían saldado con un nuevo enfrentamiento. Algo que no por esperado no dejaba de ser agotador. Minaba física y mentalmente y mantenía en tensión a Tormento que, a cada paso, sentía como si su vida no fuera sino una sucesión de salas pobladas por horrores, muerte y enemigos y cuyo único sentido de la existencia, desde que despertara en el cuarto de calderas, fuera enfrentarse a ellos, con mayor o menor suerte.

Ahora, mientras observaba disimuladamente sus heridas al tiempo que se inclinaba amenazante sobre la extraña criatura rata que suplicaba por su vida y único superviviente de aquella incursión, el monje rememoró lo ocurrido. 

Los libros que vestían los anaqueles y estanterías empezaron a llover sobre ellos, empujados por sus nuevos adversarios, temerosos quizás de su presencia lo cual los obligó a pelear una vez más. Tormento, ante la evidencia de que sus enemigos se refugiaban en las alturas, trepó por las escaleras con notable rapidez y se enfrentó al primero de aquellos engendros, fruto de un impío mestizaje de hombre y roedor, seres de pequeño tamaño pero no por ello no merecederos de un respeto como dignos luchadores. Habilidades metafísicas entraron en juego y hordas de ratas se materializaron para morder y arañar cuanto se interpusiera en su paso. 

Tormento fue víctima de su ataque furioso y si bien se defendió y golpeó, fueron más las veces en que su intervención fue un fútil intento de impactar que las que tuvieron éxito. Pese a todo, ser un grupo era bueno y poco a poco, uno tras otro, los enemigos cayeron. Y cuando tan solo uno quedaba, oculto a ojos de todos, una sombra, quizás un aura, quizá la especial percepción del monje terminó de romper la baraja de su parte. Una patada a aquella leve vibración del éter y el último enemigo se hizo presente a todos, herido y temeroso de su vida. Pronto comenzó a farfullar en su lengua clamando por su vida. Quizá era la primera oportunidad que tenían de conseguir respuestas. Quizá.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

Al ver como el último de esos diminutos seres se rendía el nigromante dio un suspiro de auténtico alivio. Había sido una apuesta, y una muy arriesgada, lanzar aquel conjuro sabiendo que acertaría a Gabriel Alarico, y confiando que afectaría, también, no sólo al ser contra el que combatía, sino también a ese otro que había desaparecido.

Sí, había acertado, pero al meditar en frío dicha decisión le pareció que había tomado un rumbo de acción poco adecuado. Al acercarse al pequeño ser, puso su mano en el hombro de Gabriel.

- Creo que me he pasado un tanto. Disculpa el riesgo que he sufrido, aunque fuera porque pensaba que tu posición contra dos enemigos, uno de ellos invisible, y solo, era muy peligrosa- tras estas palabras miró al ratling, tratando de recordar si sabía algo de esos seres. Escuchó la súplica del bicho con atención antes de negar con la cabeza- No basta apelar a nuestra clemencia. Nos has atacado, sin provocación, y has infringido daño a mis amigos. Dime: ¿qué puedes decirnos o en qué puedes ayudarnos para atemperar el peso de nuestra venganza?

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

- Cómo no alegrarme cuando llego si se me da tan cálido recibimiento- respondió al monje riendo, risa que fue en aumento al comprender lo inapropiado que podía resultar su mohín cuando cuchillo y daga permanecían desenfundados y apuntando aun sangrantes al suelo.- Pero si estoy aquí no es porque os echara de menos sino porque todavía tengo que devolver algo a alguien- añadió agitando el arma de plata antes de recuperar un rictus algo más serio.- Muchas gracias, Tormento, yo también me alegro al ver que seguís bien y enteros, más aun después de esto.

No tardó en acercarse Nigromante que acudía a aclarar lo sucedido con aquel hechizo durante el combate. Buscador lo escuchó sin interrumpirlo, sin gesto alguno que denotara un enojo que no sentía ni había sentido, y que después de escucharle no sentiría por aun más motivos.

- No te preocupes, Nigromante, de veras. Lo entiendo y te lo agradezco, tanto la intención como la disculpa.

Podía no compartir el razonamiento que había llevado al mago a obrar como había obrado pero no había razón alguna para el reproche, ni en aquel ni en ningún otro momento. Lo hecho, hecho estaba y de nada servía dar más vueltas a lo ya sucedido, no cuando el mago se había disculpado compartiendo además el porqué lo había hecho. Además el desenlace había sido el deseado, con todos vivos y los enemigos derrotados. Cierto que de obrar de otro modo el final podía haber sido distinto, pero distinto no significaba necesariamente que hubiera sido mejor para ellos.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

El combate fue bastante duro para todos, aunque Anciano Sabio se sintió cómodo atacando a distancia, tener a las ratas tan cerca y sobre su compañero fue algo que no le hizo tanta gracia y el combate se tornó bastante caótico para el viejo a partir de ese momento. Los nervios le hicieron fallar un claro impacto de su punta de hielo y el miedo le hizo ver fantasmas donde no había nada.

Para su sorpresa, la batalla terminó en el momento que el último de esos seres se rindió y les dedicó unas palabras. El viejo se acercó a Tormento, viendo que la situación estaba más o menos controlada.

- ¿Cómo estás? Ví que te golpearon con dureza. - Preguntó con preocupación a su guardaespaldas mientras miraba las heridas que tenía el hombre. -  ¿Cómo estáis los demás? - Se giró sobre si mismo, mirando al resto y clavó sus ojos en Enterrador, que parecía obsesionado con un clavo al cual no cesaba de golpear y se acercó a él, inspeccionando también sus heridas.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

Cuando todo se hubo calmado y la mente de Enterrador se relajó, advirtió que todavía no había saludado a Buscador, aparecido de la nada momentos antes del inicio del combate.

- En comprometido momento regresaste, Buscador. Pero tienes mejor pinta que la última vez que te vi, moribundo en casa de los Lorrimor. Bienvenido, aunque dudo que regresar aquí tenga algo de bueno - saludó a su manera al investigador. Acto seguido retornó su atención hacia el rátido. O rátida, según se presentó.

Su gesto facial seguía siendo torvo, mientras miraba a la criatura y la escuchaba, sin ejercer violencia sobre ella pero con actitud nada amistosa.

- ¿Comida? Ahí tienes los restos de tus compañeros. De nosotros poco conseguirás, pues no tenemos. Y aunque tuviéramos, no creo que lo compartiríamos contigo - admitió con mirada seria y semblante enfadado. Las heridas en su cuerpo eran numerosas y su enojo hacia esas criaturas aun era patente.

- Así que vinísteis tras los temblores. En el tiempo que lleváis por aquí ¿Habéis estado en otras estancias? ¿Habéis visto... otras cosas? - preguntó. Al menos si contestaba dando información útil bien podría ganarse su supervivencia.

Advirtió repentinamente a Anciano Sabio a su lado, mirando los diversos cortes en su cuerpo. El hombre se encogió de hombros.

- Gajes del oficio.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

- Es evidente que tienes conocimientos mágicos, o sortilegios, o sobrenaturales, como prefieras- razonó el nigromante, mirándola- Y como comprenderás, ni mis amigos ni yo mismo sentimos ahora mismo demasiada confianza en ti. Eres una enemiga que se ha rendido, no porque no quisiera hacernos daño, sino porque sabía que iba a morir. Dinos: ¿sabes en qué lugar estamos? ¿y cómo has llegado hasta aquí? He visto que has mordido a varios de mis compañeros, ¿tu mordisco o el de las ratas que has invocado produce alguna enfermedad o dolencia, natural o mágica? ¿sabes como curarla? ¿Sabes si hay en este lugar o en otro sitio objetos valiosos? Has dicho que tenías muchos conocimientos. Más te vale compartir unos cuantos ya en este momento. Y que sean útiles para nosotros.

Nigromante interroga a la criatura sin agresividad, pero es obvio que no está dispuesto a simplemente dejar estar las cosas. Han sido atacados y nada de lo ocurrido hasta ahora le indica que la pequeña criatura no vaya a tratar de eliminarlos en el peor momento.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

Ante la preocupación mostrada por Anciano Sabio, Buscador respondió con un meneo de cabeza con el que pretendió decir que por él no debía preocuparse. Y es que él estaba perfectamente sano salvo por el rasguño en las rodillas y quizá una pequeña torcedura cuyo dolor no tardaría en desaparecer.  Sus heridas, al contrario que las de sus compañeros, se debían tan solo a su propia torpeza, razón por la cual su rencor hacia la criatura que tenían delante era menos enconado.

- Te diría que pocos tienen mejor aspecto muertos, o casi muertos, que vivos- respondió a Enterrador

Su escasas palabras no tardaron en perderse en la verborrea del roedor, cuya locuacidad no tenía más razón de ser que el miedo por la propia vida. Nada hubo entre todo lo que dijo que resultara de verdadera utilidad: un nombre que no les interesaba, un apodo que aun menos les servía, unas razones que no les importaban y obviedades que todos sabían. Ah, pero todo eso cambio cuando Enterrador, adelantándose al resto, formuló la pregunta adecuada.

- ¿Unos tipos vestido de amarillo y unos ghoules? ¿Cuántos?- se apresuró a preguntar el detective. 

Ya había conocido uno de cada junto antes de su escapada al, que en comparación con aquel sitio, era un paraíso. Un ghoul y un hombre con ropajes amarillos, además de un cadáver medio devorado, había sido la comitiva que les había recibido nada más llegar al lavadero. Y recordando aquello se preguntó dónde habría acabado aquel loco que ya no estaba ahora que había vuelto.

- Soy Buscador, Doscolas. Dinos, ¿hay más de tus compañeros delante o solo llegasteis vosotros tres por esos túneles?

Aunque el tono de Buscador era firme carecía del desprecio revanchista que destilaba el de la mayoría de sus compañeros. Por ello se preocupó de llamarle por su apodo y compartir el propio, de personalizar el diálogo entre ambos, intentando así crear cierto grado de confianza del que poder sacar provecho. Después de todo sabía por experiencia que de alguien que temía por su vida muchas veces no se obtenían más que las mentiras que el que mentía consideraba útiles para endulzar los oídos del que amenazaba con matarlo.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

BIBLIOTECA.

El poeta había sido participe de todas las palabras que había dicho el ser llamado Genny. Réquiem volvió a prestar atención a la conversación mientras seguía sujetando su ballesta.

<< Si su historia es cierta, son seres temerosos que buscaban protegerse de cualquier peligro. Si han sido hostiles sin preguntar antes de atacar puede ser por varios motivos: tal vez sean unos incautos, temerosos o que realmente en este lugar cualquier ser en movimiento puede ser un peligro. Teme por su vida, tiene hambre… no hay mucha diferencia entre su situación y la nuestra. >>

Réquiem dedicó un vistazo a Buscador de la Verdad, le hizo un gesto inclinando la cabeza, saludándolo en la distancia mientras alzaba un poco la ballesta con clara inclinación de que se alegraba de su vuelta, es más, los ojos del poeta expresaban un sinfín de preguntas, que tal vez el buen hombre, les pudiera llegar a responder.

<< Los que fuimos dejamos de ser, pero los que empezamos volvemos a ser >>

De nuevo el grupo inicial estaba reunido, rodeando a la extraña criatura. Réquiem esperó a que el Ratling les respondiera. Decidió no interponerse en la conversación con más preguntas, estaba esperando a que Doscolas respondiera a la batería de cuestiones que planteaban sus compañeros de aventura.  

Finalmente intervino con algunas frases en un tono de voz apaciguado, sin mostrarse agresivo ni nervioso.

- Todos estamos en la misma situación, encerrados en este lugar y buscando salir. El momento en que dejemos de ayudarnos todas nuestras esperanzas se convertirán en ceniza o como los secretos que esconden estos libros – dijo haciendo un gesto hacia el suelo repleto de libros – Secretos que quedaran en el olvido dentro de estas paredes – alzó la mirada, enfocándola al Ratling – Toda la información será bien recibida, después de decirla por mi parte puedes marcharte, por vuestros túneles. En las circunstancias en las que estamos no acabaré con un ser que ruega por su vida  - por el momento no tenía nada más que decir. El bardo había mostrado piedad, pero seguía atento a los movimientos del Ratling, si hubiera algún gesto sospechoso no dudaría en disparar la ballesta.  

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Genny miró a Enterrador con la cara de pocos amigos que ponen los ratlings de las profundidades cuando éste le negó la comida y sus tripas rugieron, aunque la idea de comerse a sus amigos tampoco era mala del todo, al fin y al cabo ya no servían para otra cosa. Las palabras de Nigromante tampoco la tranquilizaron demasiado, negó con la cabeza.

-Tengo los dientes limpios y fuertes mira. - Genny enseñó sus pequeños dientes de roedor, en los que el concepto de limpieza quizás era distinto al de los humanos. - Si están enfermos no es mi culpa, yo no estoy enferma. ¿Ves?

Genny movió sus dos colas demostrando que gozaba de una perfecta salud a no ser que aquellos feos humanos decidieran acabar con ella, de momento las cosas no parecían muy favorables y las preguntas que le hacían no encontraban respuesta en su cabeza. Se volvió hacia Buscador, parecía mucho más amable y además a sus preguntas sí sabía responder.

- Hola Buscador. Vestidos de amarillo y ghoules sí, eran tres, sí, tres, estoy segura. - Cuando hablaba con entusiasmo su voz se volvía más chillona, casi molesta. - Tres. Nosotros también tres, pero ahora sólo una, solo Genny. ¿Vais a dejar viva a Genny? No os haré daño, lo prometo.

Las palabras de Buscador resultaban más tranquilizadoras y las de Réquiem afirmaban esa opción, la Ratling parecía más relajada.

- Gracias humano. Genny irse, no molestar más. No saber más secretos, sólo quiero marcharme. Ser tres, tener cuidado con ellos.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

- Espera - la detuvo con seriedad Enterrador -. Antes de que te vayas aclárame tres cosas. Sí, tres - le interpeló a la rátida, dándole alguna esperanza de que, en efecto, se iba a poder marchar si contestaba adecuadamente. 

- Uno, los hombres de amarillo y los ghouls iban juntos, sin atacarse, y eran tres hombres con ropa amarilla. ¿Cuantos ghouls? - preguntó.

- Dos. ¿De donde vinieron y a donde se fueron? - le volvió a preguntar ya que no quedaba nada claro su recorrido.

- Y tres. Cuando estuvieron aquí, ¿Pasaron sin detenerse o buscaron algo de esta biblioteca? - terminó de interrogar.

Y también vendría bien saber el por qué a ellos no les atacásteis y nosotros sí.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Tormento perdía la paciencia. Las preguntas hechas a la que resultó ser una hembra de aquella especie no tenían una respuesta adecuada y sus amigos se empecinaban en detallar dichas preguntas con la esperanza de que, finalmente, hubiera una precisión que dudaba llegara. Pero el hambre de la criatura les daba una ventaja.

-No, no te vayas, Genny. Podrás esconderte pero no huir. Y tan solo será cuestión de tiempo que también mueras. Dudo que las restantes criaturas que pueblan este sórdido lugar respeten tu vida cuando pidas clemencia. De hecho, si hubierais dialogado con nosotros en vez de atacarnos, ahora seguiríais siendo tres. Es lo que hicisteis con los hombres de amarillo y los ghouls, ¿no? No atacarles. ¿Por qué a nosotros sí? No, no necesito una respuesta -dijo acompañando sus palabras de un gesto para impedir que hablara-. Y no, no tenemos comida. No aquí, pero sí allí de donde venimos. Ayúdanos y podrás comer hasta que tu pequeño estómago no tenga sitio ni para el aire. Acompáñanos y ayúdanos y tendrás tu premio. Es lo justo tras lo ocurrido -sentenció.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Mientras sus compañeros seguían interrogando a la rata humanoide, Anciano Sabio continuó con la exploración de las heridas de Enterrador y Tormento. - Debo limpiarlas. - Sentenció tras la revisión y ver los dientes de la rata parlanchina. - Se infectarán y podrían generar enfermedades... Es lo que hacen las ratas... traer enfermedades.

El viejo comenzó a limpiar como pudo las heridas de Tormento, tratando de no interrumpirle con la conversación de aquel ser y sin pedirle permiso ni decirle que estuviese quieto. - No te molestes en decirme que estás bien, los dos sabemos que no. - Fue lo único que dijo el viejo al monje.

Luego comenzó a recitar una plegaria a Pharasma y poco a poco las heridas de Tormento se fueron cerrando. No en su totalidad, pero al menos se encontraría mejor. Anciano Sabio se encaminó nuevamente hacia Enterrador. - Es tu turno...

El viejo escuchaba a todos hablar mientras se centraba en limpiar las heridas de su compañero. - Mejor esto que enfermedades e infecciones... - Dijo frente al gesto de dolor que le pareció ver al anciano hacer a Enterrador cuando hurgó en una de las heridas. Al finalizar, realizó el mismo ritual sobre le hombre que el que había realizado con Tormento. Recitó la misma plegaria, casi en silencio, mientras mantenía el contacto con el herido.

Tal y como ocurrió con Tormento, las heridas de Enterrador comenzaron a cerrarse levemente. - Me temo que no puedo hacer nada más, salvo volver a curar las heridas más adelante. - Dijo comprobando nuevamente el estado de sus compañeros, buscando la herida más grande y peligrosa que pudiesen tener para mantenerla controlada y cubrirla cuanto antes.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Buscador escuchó cómo sus preguntas eran respondidas. Sobre la veracidad de las respuestas obtenidas podía tener sus dudas, aunque prefería creerlas. Poco más podía hacer salvo zarandear a la criatura, acto que no cambiaría en nada lo ya dicho y que no impediría que dejara de ser sincera, si es que lo había estado siendo, o que siguiera, con más razón, mintiendo. Lo que si había eran dudas concretas que habían nacido a la luz de las respuestas, dudas a las que Enterrador intentó poner solución prolongando el interrogatorio.

Pero no fue solo él el que participó, también se sumo Tormento para proponer al roedor que les ayudara en las batallas venideras, batallas en las que aquella criatura no compartía interés alguno porque al contrario que Buscador y sus compañeros, la rata podía intentar escapar por los túneles por los que había venido. Ellos en cambio estaban condenados a seguir el camino de los humanos, a cruzar puerta tras puerta sin saber con seguridad qué enemigo les esperaría emboscado al otro lado. Por ello dudaba que esa criatura guiada más por instinto que por verdadero raciocinio, se prestara a acompañarles poniendo en peligro su vida. Tampoco era aquello algo que el detective quisiera, no por el bienestar del bicho que no le importaba demasiado, sino porque prefería tener al enemigo lejos antes que cubriéndole las espaldas.

Solo quedaba esperar a que Doscolas respondiera a Enterrador y se negara a lo dicho por Tormento. Una vez hecho aquello sería de los partidarios de que el monstruito siguiera su camino teniendo muy presente el destino que les había devenido a sus dos compañeros cuando se habían enfrentado en combate a ellos.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Tormento se encogió de hombros ante la huidiza criatura, sin disimular un gesto de asqueamiento.

-Si quieres irte, por mí vete -dijo para obviar completamente al roedor y volverse hacia Anciano Sabio-. Gracias, amigo. Te agradezco tus atenciones. Confiemos en que tus cuidados eviten toda infección. Y no -añadió con una media sonrisa-, no me atrevería a decir que estoy bien. Estoy herido aunque confío en que me recupere pronto.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Enterrador asintió ante las respuestas de la roedor. Ya no eran tres, sino cinco: dos hombres con túnicas que pasaron de norte a sur y tres ghouls en dirección contraria. Sin relación aparente unos con los otros. Y si seguían puertas al norte al menos ya sabían lo que podrían encontrarse. O parte de ello.

- Gracias - agradeció Enterrador, junto con un asentimiento de cabeza, al anciano clérigo que trataba sus heridas. Trató especialmente un feo mordisco que había recibido y sintió cierto alivio al igual que sus heridas se cerraban parcialmente -. Esperemos que sea suficiente para poder continuar y aguantar lo que nos depara - comentó sin desmerecer el mérito de Anciano Sabio.

Con un gesto de barbilla, sin emitir palabra, señaló a la rátida que se marchara. Y cuanto antes mejor. La idea de Tormento de que pudiera seguirlos no le pareció viable. Ese pequeño ser era asustadizo y huidizo. No los acompañaría de buena voluntad y menos sabiendo que el grupo estaba explorando la zona, totalmente expuesto a hallar constantes peligros. A la primera de cambio los abandonaría. Mejor que se marchara.

- Los dos hombres de amarillo probablemente fueran los que nos encontramos en la sala de los condenados pájaros - señaló como algo más que probable -. Así que por ahí nos quedarán muertos vivientes - señaló la puerta norte.

LOS MUERTOS NO SUEÑAN:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

CERCA DEL MEDIODÍA.

BIBLIOTECA.

Después de que Enterrador y Tormento se pronunciaran, y sabiendo la opinión que el propio Réquiem había compartido hacía escasos momentos, la decisión sobre el destino de la rata había sido tomada. Podría largarse de allí sin más heridas que las ya sufridas. Quién sabía si se volverían a encontrar y a cuántos más emboscaría en una vida que no creía que fuera ni muy larga ni demasiado tranquila.

- Adelante, Doscolas, ya has oído a mis compañeros: eres libre de marcharte.

Extendió su brazo derecho, ya desarmado, invitando a la criatura a franquear la puerta invisible que la permitiría escapar. Cuando finalmente se perdió en la oscuridad de uno de los angostos túneles en los que pretendía encontrar su libertad, volvió a dirigir su atención a sus compañeros.

- Ah... ¡Qué día! En pocas horas he perdonado la vida a una rata y salvado a una orca de ser linchada. Me voy a tener que cambiar de apodo, aunque aun no estoy muy seguro de a cuál- bromeó.-Pero decidme, ¿qué ha ocurrido desde que me marché? ¿Qué es esa sala de pájaros que comentas, Enterrador? ¿Y en la barricada os dejaron pasar? ¿Y el loco? Ese que estaba junto al ghoul, ¿qué fue de él? ¿Conseguisteis algo de utilidad?