Partida Rol por web

ASILO DE BRIARSTONE, PLANTA SUPERIOR, LA PESADILLA INTERMINABLE:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

QUINTO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 8 DE ABADIO.

ANTES DEL MEDIODÍA.

Tormento sabia que aquella no era una batalla para uno solo. Recordaba perfectamente el efecto de la niebla y no era cuestión de caer bajo su influjo. Retrocedió silenciosamente hasta la escalera y con el mismo cuidado con el que realizó la subida intentó la bajada. 

Más abajo alcanzó a ver a Velkan, haciendo guardia o algo similar, pero sin detectar la presencia de los otros. Intuyó que estarían revisando alguna estancia, descartando cualquier enfrentamiento pues en tal caso, el bárbaro no estaría allí. 

ALA NORTE, LA PESADILLA INTERMINABLE:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

QUINTO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 8 DE ABADIO.

ANTES DEL MEDIODÍA.

Fiel a su palabra, Tormento había subido, visto, calibrado, evaluado las posibilidades y riesgos y decidido que era hora de regresar donde los suyos para informarles. Sigiloso y amparado en las sombras, deshizo su camino y descendió por las escaleras ágilmente, topándose en su descenso con Velkan, quien parecía ensimismado en algún tipo de reflexión. Del resto del grupo no había señales, si bien podía percibirse su actividad más allá. 

-¿Dónde están los otros? -preguntó extrañado de no verles allí. Era evidente que debía tratarse de algo en principio no peligroso o el bárbaro les hubiera acompañado. Pero, ¿por qué no habían aguardado si no era peligroso y podía posponerse para un momento posterior? Repasó mentalmente su epifanía sensitiva de hacía unos minutos. Habían áreas aún registradas en las inmediaciones, pero todas ellas revestían algún peligro. Estaba el reptil, que no atacaría salvo amenaza o si se le presentaba la oportunidad de alcanzar a alguien en solitario y débil. Luego el fantasma, pero habían renunciado a enfrentarse a él. Luego estaba la sala que aún no había sido registrada, y en cuyo interior había percibido dos criaturas, y cuyo hedor hablaba de la muerte próxima de una y de la naturaleza inhumana de la otra-. Llévame a su encuentro -dijo sacudido por un mal presentimiento. 

ALA NORTE, LA PESADILLA INTERMINABLE:

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ANTES DEL MEDIODÍA.

De acuerdo a la distribución del resto del grupo, Velkan se quedó esperando a que Tormento terminara sus labores de infiltración y exploración. Decidió permanecer a la espera por si el monje necesitaba ayuda y era necesario que él interviniera para apoyarle. Para poder prestar atención de forma completa a los movimientos del monje, agudizó sus sentidos y se esforzó por tratar de escuchar y ver cualquier cosa, por pequeña que fuera sin embargo lo que comenzó a percibir fue diferente. Las nieblas volvían a llamarle, las notaba envolviendo su cuerpo y sus pensamientos, abotargando sus sentidos. Sumido en ese estado, casi no reparó en la llegada de Tormento de Tinieblas el cuál era sigiloso como un depredador en mitad de la noche.

Ante las preguntas del hombre Velkan únicamente alcanzó a señalar en la dirección en la que se habían marchado mientas hablaba, aunque su mensaje nada tenía que ver con lo que le había preguntado el monje.

—Las nieblas... las siento de nuevo a mi alrededor, Réquiem está en peligro. Es posible que me devuelvan al otro lado. Se fueron por allí.

Añadió finalmente el salvaje mientras normalizaba la respiración y se concentraba por si era llamado al otro lado por las nieblas amarillas.

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ANTES DEL MEDIODÍA.

-Parece que Réquiem no es el único, susurró Buscador y respiró hondo. Sentía el dolor de su reflejo oscuro, el caballero llamado Gheorge. -Cuidaros, espero veros pronto, dijo con voz entrecortada a nadie en particular. Su mente agotada se preparaba para ser trasladada de nuevo a otro lugar. Aún no había recuperado los recuerdos que componían su vida anterior a esta pesadilla, y ahora tenía que despertarse nuevamente en otra bien distinta. Los últimos resquicios de cordura se deshacían en su cabeza, y sintió un terror irracional e imposible de dominar. Incluso antes de aparecer la niebla, creyó sentir cómo ésta se empezaba a formar. Una maldad invisible.

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ANTES DEL MEDIODÍA.

Tormento asintió ante lo dicho por Velkan. No sería él quien le juzgara por regresar junto a los suyos. Por dos ocasiones él había sido llamado por las tinieblas y por dos veces había visto a su némesis, Sascha, pero siempre había rechazado aquel tirón, aquella succión material y espiritual. En una primera ocasión por desconocimiento. La segunda, pese a saber que solo en los umbrales de la muerte tal hecho se daba como una puerta de escape con la que evitar una más que probable muerte, con plena consciencia. Prefería la muerte a abandonar a los suyos, especialmente a Anciano Sabio. No lamentaba los recursos invertidos en Velkan. Si marchaba, estos redundarían en beneficio de sus compañeros. Al final, era una cuestión de equilibrio. 

No obstante, aún hubo tiempo para que le guiara hasta sus propios compañeros. Anciano parecía obsesionado en el moribundo cuyo hedor a muerte ya había captado hacía muchos minutos. Frunció el ceño ante aquel gesto, ante aquella generosa ayuda a un desconocido del cual ignoraba si era amigo o enemigo cuando tan parco había sido en las curaciones a los suyos. La sangre seguía manando por las heridas de Enterrador o del propio Tormento, pero el sacerdote de Pharasma destinaba sus dones a un tercero. Por otra parte. Un contrito Enterrador observaba a Buscador de la Verdad, que parecía a punto de partir, señal de la llegada de su némesis. Una vez más, todo parecía entrelazarse en su contra. 

-Antes capté algo en esta estancia. Ignorando si neutrales o enemigos, el uno estaba a punto de fallecer. El otro, era extraño, quizá inhumano. 

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ANTES DEL MEDIODÍA.

El tiempo había pasado despacio desde que entraron en el edificio provenientes del patio. El anciano sacerdote era un poco más que un estorbo en combate y acechando para atacar por sorpresa por lo que se había limitado a seguir desde muy atrás la acción de sus compañeros temiendo por sus vidas impotente para evitarles el daño. Solo pudo actuar al final proporcionando algo de alivio con las exíguas energías que le quedaba para canalizar la sanación de la señora de las lápidas.

Una vez terminó el combate las cosas se sucedieron demasiado deprisa para sopesar sus decisiones. Se apresuró a aplicar vendas, sutura y ungüentos sobre el moribundo tratando de salvar su vida mientras escuchaba el lastimero llanto del perro que seguramente era el disfraz de una entidad peligrosa que traía a su mente la reciente visión del ángel descarnado de la noche. Nadie pareció caer en el engaño y Sebastián Moro pretendía examinar su aura en la seguridad de la distancia, pero no había terminado de estabilizar al moribundo cuando captó los movimientos de Gabriel, la niebla lo reclamaba.  Tan pronto acabó con su paciente se acercó al detective y lo examinó, sus heridas parecían menores y era mejor reservar sus escasos recursos para mejor ocasión. Gabriel estaba en condiciones de enfrentarse a lo que le esperaba al otro lado o al menos, no estaba en peores condiciones que cualquier otro. El sacerdote le tendió un símbolo de Farasma y le dijor:

- Nuestros amigos del otro lado agradecerán el presente de tu ayuda. Dejate guíar por tu instinto Buscador.

El anciano deseó que Gabriel pudiese descansar en el otro lado de los horrores de este lado. Ojalá pudieran marchar todos con él sin que nadie tuviese que ser transportados al sanatorio como intercambio.

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ANTES DEL MEDIODÍA.

Las nieblas estaban cada vez más cerca de él, casi podía sentir como poco a poco trasladaban su cuerpo al otro lugar y surcaba su columna aquel incómodo escalofrío que anticipaba el cambio de lugar. Sin embargo todo eso desapareció de golpe y Velkan miró a todos los lados tratando de encontrar explicaciones para lo sucedido ¿seguía en el manicomio? ¿Por qué? Desesperado se concentró y respiró algo más aliviado. En el último momento de trance había visto una serie de cosas que poco a poco comenzaba a procesar. El bárbaro fue a mascullar algo pero lo único que emitió su boca fue un gruñido animal de enfado. Sin hacerse esperar más fue a la búsqueda del resto del grupo casi a la carrera.

Cuando llegó a la habitación en la que estaban habló soltando sus palabras a borbotones.

—No podemos demorarnos más tiempo, en el otro lado mis amigos están en peligro. Réquiem también, puede que en cualquier momento deba volver para salvar la vida del chico pero aquí me vais a necesitar para matar a Zandalus y a sus hombres. Así que tenemos que ponernos en marcha.

Habló tan decidido y confiado que no se paró a observar como estaba la situación. Cuando lo hizo miró a todos sus compañeros e impulsado por la prisa que ahora tenía no se detuvo a sacar conclusión, directamente preguntó.

—¿Estáis todos bien? ¿Habéis descubierto algo?

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ANTES DEL MEDIODÍA.

Gabriel tomó el presente del sacerdote, y asintió como agradecimiento. Por un momento, creyó ver una preocupación sincera en el rostro del anciano, pero también supo que era hábil con las artes del engaño. En cualquier caso, las deidades estaban por encima de las traiciones y de las manipulaciones humanas, así que seguramente el símbolo de Farasma le podía servir en el otro lado.

-Así lo haré, dijo y miró por última vez a los presentes antes de ser absorbido por la niebla.

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ANTES DEL MEDIODÍA.

Unas extrañas nieblas purpúreas parecen surgir de la nada y arrebatar a Nigromante y a Buscador de la Verdad, llevándoselos hacia el Otro Lado. Por un momento, entre las nieblas veis unos ojos malévolos y fantasmales, que os miran con furia. Un poderoso espiritu está muy furioso, pues piensa que sus víctimas le han sido arrebatadas. Aunque otras dos nuevas ocupan su lugar.

Cuando las extrañas nieblas comienzan a disiparse, dos agonizantes cuerpos con armadura pesada aparecen tirados en el suelo. Parecen muy maltrechos, sangran y apenas respiran.

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ANTES DEL MEDIODÍA.

No pasó prácticamente nada de tiempo entre la llegada de Velkan a la estancia y la desaparición de Nigromante y Buscador de la Verdad. El bárbaro contempló como las nieblas se llevaban a los dos hombres frente a él, de una forma burlona y casi insultante. Le negaban la posibilidad de reunirse con los suyos y además le advertían de que estaban en claro peligro. Apretó los dientes con furia mientras impotente dejaba que las nieblas se llevaran a los dos hombres. Su sorpresa fue mayor cuando los cuerpos que aparecieron tirados en el suelo y moribundos eran el paladín y su escudero. Rápidamente se movió para acercarse a los dos caídos.

—¡Gheorghe! ¡Janos!

Cuando llegó al lado de los hombres pudo determinar, sin tener un gran conocimiento médico, que estaban terriblemente dañados y que su vida pendía de un fino hilo.

—Hay que curarlos, están moribundos. Janos—dijo señalando al más joven—es un hábil curandero. Ha sanado muchas veces mis heridas. Quizás le quede algo de magia para sanarnos también al resto.

Tras decir eso Velkan se puso en pie y dejó vía libre a los que quisieran acercarse para ayudar.

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PASADO EL MEDIODÍA.

Tormento observaba el cuadro pintado ante él con suspicacia. Lo que veía, no le gustaba. Simplemente. De un lado, al hombre atado a su cama, restablecido en perjuicio de otros. Los recién llegados, consumiendo los magros y escasos recursos que les quedaban, aquel animal bajo la caja que despertaba su cerebro reptiliano y finalmente, la despreocupación por lo que el monje podía haber hallado o no en la planta superior. 

-Lo que hay en esa caja, debería permanecer en ella. Su olor es extraño. Es el de un perro, pero... No sé describirlo correctamente para que se me entienda. Es como un olor nuevo, como un perfume que enmascara otro olor anterior. Antes del de perro, fue un olor humano y antes, fue otro olor. Es como si lo que fuera que se halla ahí, pudiera adoptar formas y sus aromas correspondientes -dijo a modo de advertencia-. También deciros, que arriba hay un hombre, una fuente de niebla amarilla, como la administradora. Entre cuatro podremos abatirlo fácilmente sin correr riesgos.

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PASADO EL MEDIODÍA.

Gheorghe se encontraba malherido, víctima de alguna especie de mal sobrenatural, pues no parecía que hubiera sido alcanzado por cuchillas, garras o cualquier otro medio mundano, o al menos no hasta el punto de quedar más cerca de la muerte que da la vida. Sin embargo, la niebla le había salvado, al menos en parte. Su cuerpo había sido abducido desde las ruinas de la prisión, hasta el lugar de pesadilla en que el resto se encontraban. Aún malherido, pero lejos de los peligros inmediatos que le acechaban en aquellas siniestras celdas.

Los poderes y atenciones de los héroes del asilo arrancaron a Gheorghe de las garras de la muerte, que acabó abriendo los ojos con cierta confusión, intentando identificar donde estaba. Los rostros y los recuerdos que fueron volviendo le dieron las respuestas apropiadas.

-Maldito Feramin...

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PASADO EL MEDIODÍA.

Sebastián Moro apenas notaba la presencia de su diosa en aquel momento. Carecía de energía para hacer que las heridas de los recién llegados sanaran. Sin embargo estaban en un estado tan penoso que echó mano de los exiguos recursos que venían atesorando. Usó los dos pergaminos de curación, uno para cada uno de los recién llegados y aplicó también la varita de restauración sobre el paladín al que podía percibir que le había inflingido daños que iban más allá de las heridas físicas. Sin embargo la varita parecía tan debilitada como el propio Sebastián. En su agotamiento y melancolía la idea de quedarse sentado en un rincón y abandonarse a la muerte era una tentación apetecible, sin embargo había gente que lo necesitaba y no les fallaría, ni a ellos, ni a Farasma.

Mientras tanto Tormento que acababa de llegar de su exploración se esforzaba por mantener dentro de la caja a aquella criatura. ¿qué hacían los demás? - Por favor Anselmo, ayuda a Tormento. Velkan acércate, tu presencia ayudará a Janos y Gheorghe a aclimatarse a este lugar. Yo vigilaré por tí.

Y se dirigió al lugar al que estaba apostado Velkan para vigilar.

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Estaba tenso como un jugador al que le han cambiado las reglas de su juego favorito. Siempre había pensado que el lugar peligroso era el manicomio y que la prisión era un lugar confuso pero no terrible. Con claras dudas por la situación el bárbaro permanecía en la puerta de la sala protegiendo a sus compañeros cuando escuchó hablar al monje. Velkan desconocía las habilidades del hombre y de donde provenían pero había aprendido a fiarse de ellas.

—¿Zandalus? ¿Cuatro? ¿Tan poderoso es?

Había pensado desde un principio que él mismo sería capaz de despachar con facilidad al enemigo al que se iban a enfrentar, aunque nunca se había parado a pensar en las capacidades de éste. Mientras rumiaba aquellas ideas en molesto silencio, el paladín habló. Velkan no esperó y se giró para fijarse en él. Tras comprobar que Gheorghe había recibido los cuidados pertinentes y que gracias a eso podía volver a estar entre ellos el miembro del clan Gorra Roja preguntó.

—¿Qué ha ocurrido en la prisión? ¿Gruñido y Sascha? ¿Están bien? ¿Qué os atacó?

Asintió ante las recomendaciones del anciano y con paso raudo y pesado se acercó a sus dos compañeros de aventuras recién llegados. Quería seguir preguntando pero consciente del complicado estado en el que se encontraban, únicamente dijo.

—¿Feramin?

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Abro los ojos con fuerza y me incorporo notoriamente agitado. Miro y no veo los muros incendiados que esperaba, el rostro de un anciano está frente a mí y, aunque me parece ligeramente conocido, no consigo fijar bien su identidad en mi mente. Entonces escucho una voz familiar y veo que Velkan está cerca. Escucho la voz de Gheorghe también y lo veo junto al Señor Paddock.

Suspiro pues entiendo entonces que las nieblas me han llevado junto con mi maestro al "otro lado". Hablo para contestar a los presentes:

 - "Es un gusto verte nuevamente Velkan, creo que no nos fue tan bien en nuestra última batalla. También a usted, Señor Paddock, espero que no estén en una situación tan desesperada como estábamos nosotros."

Miro a mi maestro y le hablo:

 - "El maldito Hombre Salpicadura nos derrotó y temo por nuestros compañeros allá. Temo porque no sean capaces de derrotar aquel terrible peligro."

Respondo a Velkan por sus dudas:

 - "Estábamos luchando contra un fantasma muy poderoso y nos derrotó mientras nos retirábamos. Gruñido y Sascha ya habían conseguido escapar. Espero que estén bien, que todos ellos estén bien."

Me pongo de pie y recojo mis cosas mientras miro alrededor e intento ver qué es lo que ocurre en esta situación. Veo a aquel hombre con los ojos vendados y no sé quien es tampoco. Miro aquella caja que indica que es un perro pero que no es un perro realmente y a aquel hombre malherido. No sé qué ocurre ahí pero sí tengo claro que la situación no debe estar muy bien tampoco. Espero aportar con algo aunque temo que en este momento no soy más que una carga.

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La voz del recién llegado y desconocido compañero de Velkan y Gheorghe era los ecos tras los cuales Tormento fue observando la sala con una principal aspiración. Impedir que el perro saliera de la caja. Había visto las marcas de zarpas en la parte superior de aquella improvisada jaula, llegando a la conclusión de que los ghouls se turnaban situándose encima de la misma para evitar la fuga del extraño perro. Eficaz aunque poco práctico. 

Mirando alrededor vio todo aquello que pudiera servir de igual modo. Jaulas, una cama...

-Que alguien me ayude a mover una de esas jaulas -indicando una cuyo contenido hablaba de la función de aquella habitación como despensa de comida de los ghouls-. El cadáver de su interior es el de un ordenanza. Y parece que fue encerrado con todo su equipo. Quizá algo de ello pueda sernos de utilidad. Enterrador, Velkan, ¿podéis ayudarme?

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-Feramin es el apellido del Hombre Salpicadura-replicó Gheorghe, levantándose con cierto esfuerzo. Con un gesto de aprensión observó las fundas de su espada y su daga, ambas colgando vacías... No era un buen lugar para andar desarmado por ahí, pero tendría que apañarse-acudimos a luchar contra él, pero demostró ser más de lo que podíamos tragar en nuestras condiciones. Esos condenados espectros son terriblemente difíciles de alcanzar, y si además son practicantes de hechicería, el peligro se multiplica. ¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Qué pasa con ese perro?

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Un amago de sonrisa apareció en el rostro del salvaje tras escuchar la voz de Janos, una pequeña buena noticia en un mar de desgracias siempre era bienvenida. Tras eso escuchó atentamente las explicaciones del escudero y el paladín, los espíritus eran una clase de enemigos contra los que su hacha valía de poco a nada y eso producía una enorme frustración en el bárbaro, siempre acostumbrado a resolver todo a golpe de hacha. Suspiró algo más aliviado al saber que Sascha y Gruñido se encontraban bien y habían podido escapar de ese enemigo tan poderoso.

—La clave es el libro que tiene Alexei, lo vi gracias a las nieblas. Sé que lo tiene y lo está usando para escabullirse, con él creo que se puede derrotar a ese enemigo.

Tras eso asintió a Tormento de Tinieblas respondiendo a su pregunta y mientras se acercaba a ayudar al monje les explicó suscintamente la situación que tenían por allí, en el manicomio.

—Nosotros vamos a matar a Ulver Zandalus. Al parecer es el jefe del grupo que domina esta zona y es el culpable de las nieblas que nos llevan de un lado a otro. Si acabamos con él acabaremos con el problema. Hemos limpiado esta zona inferior que estaba repleta de enemigos, pudimos cazar a la mayoría de forma sigilosa. Zandalus no debería saber que vamos a por él, así que no podemos esperar mucho.

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Enterrador observó como Janos y Georghe volvían a ser autónomos tras la asistencia de Anciano e hizo acuso de recibo al llamamiento de Tormento para asegurar la jaula del supuesto perro.

- Hay algo raro en ese perro. Además, el paciente inconsciente de la esquina nos reveló que es una criatura peligrosa, posiblemente cambiaformas, venida de más allá de la niebla - explicó al caballero a la que comenzó a ayudar al monje a colocar la jaula del ordenanzas muerto sobre el cajón, impidiendo que el chucho pudiera voltearla y liberarse.

- Estoy de acuerdo contigo, Tormento. Este tipo parece que tenía varias cosas encima cuando murió - afirmó el vigilante echando una mirada somera hacia el cadáver del fallecido -. Probablemente cosas que un ghoul no sabría apreciar.

Asintió con la cabeza a la explicación parca de Velkan sobre la gran amenaza a batir en el presente lado y volvió a prestar atención al acto de asegurar el lugar, con el can bien atrapado.

Una vez colocaran la jaula sobre la caja del perro, el enterrador se mentalizó en abrir la jaula del muerto y registrarlo. No era algo agradable, pero debido a su profesión y a las necesidades de la situación para Anselmo saquear cadáveres, con el debido respeto al cuerpo, no le causaba trauma alguno.

A ellos ya no les hace falta.

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Los presentes se concentran en preparar una manera de que el perro encerrado en la caja no sea capaz de salir y, según lo que dicen, es porque no es un perro realmente sino una criatura peligrosa de origen desconocido. Por lo que he oído de quienes han sido llevados al otro lado por las nieblas, este es un lugar terrible de pesadillas donde no se puede confiar en nada ni nadie. Es por esto que creo que el mantener a ese perro encerrado es una idea prudente aunque me apenaría mucho pensar que sea un perro normal y esté sufriendo encerrado ahí.

Gheorghe explica el asunto del Hombre Salpicadura y ellos explican del objetivo que quieren derrotar a continuación. Sé que debo cooperar con ellos pues nuestra supervivencia depende de eso. Lamentablemente no estoy en condiciones de aportar mucho:

 - "Lamentablemente tanto mi maestro como yo estamos sumamente heridos y ya no me queda ningún recurso de mi fe con el cual aportar pues todo fue gastado en las batallas que hice antes de venir. Necesito dormir para pedir nuevamente los favores de Sarenrae."

Recuerdo que el paso del tiempo es completamente distinto aquí que en Ravengro por lo que descansaré tranquilo si el grupo así me lo permite. Por otro lado, tengo comida por si los presentes tienen hambre y los necesitan.

Pero el asunto del perro me atormenta pues me gustan los animales. Le hablo a mi maestro a ver si puede hacer algo:

 - "Mi señor, con su formación de paladín... ¿No puede detectar si hay maldad oculta en ese perro? Yo puedo detectar si hay una magia anormal pero no sus intenciones."

Sería bueno poder saber así si es realmente un perro o alguna criatura peligrosa intentando engañarnos y atacarnos apenas le liberemos de su cautiverio.