Partida Rol por web

Adrian se paró por el kebab de al lado. Al final se había quedado con hambre con la tontería, así que se pasó por el kebab de al lado para coger cuatro durums dobles con queso y dos de ellos con extra de picante, y aparte un poco más de picante en un tarrito por si se le antojaba a su amiga.

Sacó foto y le mandó el mensaje a Jade.

Necesitaba ir a casa, desconectar. Y pensar cómo solucionar su falla de seguridad. Lo que estaba claro era que tras la amenaza, su obsesión por separar ambas vidas sólo cobraba más sentido.

Darren dejó escapar otro suspiro casi a la par que lo hacía Mara, pero por otros motivos. Cierra los ojos un instante.

- Lo más divertido del asunto es que aún en caso de ser cierto y que Adrian contase con habilidades útiles, esta escena probablemente hubiese servido para espantarlo por completo. Y no solo eso, sino que Raymond acabaría de demostrar una total falta de confianza en mi, en lo que sé y en mi manera de llegar las cosas con mi empleado.

Abre otra vez los ojos inundados de la misma rabia que un rato antes y prosigue en un tono abiertamente irónico. - Qué suerte que sólo tenga que lamentar el atentado contra la privacidad de un empleado ¿no es cierto? Alguien reemplazable. De otro modo, estaría francamente molesto al comprobar que ha podido más su soberbia que el respeto a esta tienda y hacia mi.

¿Alguna vez lo había llamado por su nombre de pila? No se detiene a comprobar la reacción del aludido a sus palabras, y en su lugar va tras el mostrador para recoger el cartelito de "Vuelvo en 5 minutos" que usaba ocasionalmente cuando estaba solo en la tienda y algo lo interrumpía.

Una parte de él quería haber dicho mucho más. Tenía ganas de poner al irrespetuoso mago en la calle con una severa advertencia de no querer verlo en mucho tiempo, pero no era algo que pudiese permitirse. Había perdido algo valiosísimo en el peor momento posible por culpa de su indiscreción, pero no podía permitirse perderlo a él ahora que sabía que la sangre de Mara estaba en juego si era cierto que pretendía ayudarla. En su lugar murmuró algo aparentemente irrelevante, mientras colocaba el cartel. - Dudo que me apetezca volver a jugar al ajedrez en mucho tiempo.

Como otras veces, maniobra con la reja de la puerta para poder cerrarla. Tenía instalado un mecanismo automático, pero hacía años que dejó de intentar perder el tiempo arreglándolo. - En la trastienda hay dos sillas plegables en un lateral. Voy en seguida. - Con gesto distraído comprueba su reloj. No podía permitirse llegar tarde.

Raymond tuvo que tragarse el exabrupto que tenía en la punta de la lengua. Y en ese momento agradeció las salvaguardas que había puesto Darren para lanzar mágia en la tienda. Si no... Seguramente habría pasado algo que después lamentaría.

Tú eres el que se ha ido chico, no yo. Ojalá no pase nada y no tengas que vivir con arrepentimiento y culpa, como hago yo.

El mago se obligó a serenarse mientras Mara y Darren le increpaban. Aunque no podía importarle menos.

Mara. Prometí que te ayudaría y te mantendría a salvo. Y eso pienso hacer. No puedo andarme con pies de plomo para no herir los sentimientos de las demas, y además de que no me importa si lo hago con lo que está en juego. Tan sólo el hacer el trabajo. Un trabajo ya de por sí complicado, y que se acaba de volver aún más.

Se volvió a Darren, el cual estaba especialmente... especial. El mago no estaba del todo seguro que fuese él quién controlara en esos momentos. Normalmente solía tener mejor sentido común, esperaba que pudiera centrarse en lo que tenían entre manos.

Me perdonará usted señor Rey. Pero creía que un atentado contra su persona y la tienda, por parte de un señor Shide de lo más poderoso,  sería algo más importante que herir los posibles sentimientos de gente a la que, por lo visto, le gusta jugar pero no comprometerse cuando la cosa es seria.

Es precisamente mí preocupación y respeto por tí por lo que he venido y no he elegido la solución fácil, que es agachar la cabeza e irme porque es difícil y no me gusta. Todos los actos tienen consecuencias, lo sé muy bien. Yo estoy dispuesto a afrontar las mías y lidiar con ellas.

Lo cierto es que le gustaría decir mucho más. Pero no era el momento, ni había tiempo para ello. Sobre todo si no era Darren el que estaba al mando. Pero el huir como el shide había hecho no era una opción. No para él al menos.

La imprudencia e inconsciencia de la juventud seguramente. Que no ven, o no quieren ver, la gravedad de la situación.

Los dos invitados en Rey's Antiques accedieron a la petición del anfitrión y se dirigieron en silencio hacía la parte de atrás, dio una mirada a Darren manipulando la persiana que luego se poso en la espalda del mago cruzando el umbral de la trastienda y negó con la cabeza.

En la intimidad que les proporcionaba la trastienda, fuera de la vista y oídos de Darren, la joven reclamo la atención del mago posando su mano en el brazo con suavidad.

-señor Grend... no quiero que piense que no agradezco lo que esta haciendo por mi o que no... comprendemos la gravedad del asunto – las palabras de la mujer estaban cargadas de pesar y preocupación, pero también eran sinceras – sin su ayuda no habría averiguado que ese shide tiene mi sangre – su ceño se frunció un breve instante, dedicándole seguidamente una afable sonrisa acto - gracias...y lamento lo ocurrido – añadió acercándose a la pared sobre la que descansaban las sillas plegables tomando una para cada uno – se lo mucho que se preocupa por Darren...y que lo que ha hecho ha sido con la mejor de las intenciones pero – abrió la silla y se la ofreció a Grend – debería saber como es Darren...yo debería haber tenido en cuenta como es antes de abrir mi boca con tanta ligereza o haberle dejado hablar a usted, quizá así nada de esto hubiera ocurrido – suspiró resignada – pero bueno, lo hecho, hecho esta ¿no?...ninguno estamos teniendo un buen día después de todo...déjeme a Darren a mi, le costara olvidar pero seguro que le perdonara, así como estoy segura que usted perdonara nuestro ímpetu al defender a Adrian

Los pasos de Darren cruzando la tienda aun se escuchaban lejanos, dando tiempo a que compartieran unos instantes más a solas, Mara se mantuvo de pie sin decidirse a tomar asiento, repasando todo lo que había ocurrido en las últimas horas en un intento de encontrarle sentido pero que lamentablemente se le escapaba.

-Señor Grend... corríjame si me equivoco pero no era la primera vez que veía a ese señor shide ¿me equivoco?

Darren consigue bajar la reja de la entrada y vuelve a la trastienda, donde escucha la pregunta de Mara a Grend sobre el Señor Sidhe. Los otros dos ya habían cogido las sillas que les había indicado el dueño de la tienda y el mago le miraba con aire preocupado después de sus palabras anteriores.

Pero mientras buscaba las sillas con la mirada, Darren se paró a pensar en lo que acababa de escuchar a Mara. ¿En qué momento ha visto ella a ese Señor Sidhe para preguntarle eso al mago?

Esperas un rato la respuesta de Jade, pero parece que se retrasa un poco. Temiendo que se vayan a enfriar los durum, abres el primero de camino al autobus, pensando que ya comerás el otro en casa.

Cuando llegas a la parada, ves que aún faltan 5 minutos para que llegue el transporte, y apoyas, aburrido en la marquesina. Empiezas a mirar a tu alrededor cuando algo llama la atención. Un hombre joven con un traje gris y corbata azul te resulta familiar. Te paras a pensar un momento y estás convencido de que ya le habías visto al salir de la tienda de Darren. A pesar de tu enfado en ese momento, que ya se empieza a disipar, estás casi convencido de que el tipo te está siguiendo, aunque ahora esté mirando hacia otro lado mientras habla por el móvil.

- Hace un rato me preguntaban qué ha sucedido. - Arranca evidenciando algo de cansancio, como si retomase un hilo que había quedado muy atrás - Pues... - Se interrumpe, como si acabase de caer en la cuenta de algo. Levanta un dedo. - Denme un segundo. Mi estado actual requiere una explicación a prueba de niños de cinco años.

Una de las ventajas de estar en su tienda es que sabía dónde estaba la basura, y en aquella ocasión lo que necesitaba era la caja en la que guardaba una parte de la gran colección de figuritas horribles que los nietos de una fallecida tres años atrás le encasquetaron por más precio del que merecía, teniendo en cuenta lo mucho que tardaría en lograr venderlas. 

- Pongamos que este es mi primer cliente de hoy - Saca una de esas figuritas y la pone sobre una mesa.

Un tipo raro, vestido como un oficinista y empeñado en comprar algo para "Su novia". Finalmente se fue con una representación de Innana de un siglo de antiguedad con buena historia. Me quedé con mal sabor... y no solo porque tal vez tendría que haberle cobrado diez veces más. Lo cual no sería importante si no llega a ser por el tercer encuentro del día.

Pero me adelanto.

Este ha sido mi segundo cliente.

Un tipo que entró mintiendo, haciéndose el vendedor  de una figura ecuestre, cuando lo que buscaba era un libro que aún no está en su poder. He apalabrado dárselo mañana. Este... extraño personaje fue capaz de leer mi mente, saltarse mis protecciones y dejó en el mago aquí presente una impronta... incómoda, cuando éste trató de verlo en más detalle. 

Dejó el caballito en pago adelantado y se fue por donde había venido. A pesar de "Asegurarse la compra" no tuvo grandes gestos reales de impaciencia. Su carácter calmado no me encaja con el despropósito del que me han hablado en la biblioteca, lo cual me llevaría al cuarto encuentro destacable del día, pero no me quiero adelantar.

Saca una segunda rana, a juego con la primera pero diferente.

Alguien me observaba cuando salí del lugar en el que dejé el libro. No era el mismo tipo que conocí a la primera hora, pero sí  que se le parecía bastante. Tal vez debería haberlo seguido, pero... tenía planes - Había quedado con Mara y no tenía ninguna escusa creíble para empezar a seguir a un cualquiera por la calle solo porque coincidiese con otra persona en estilo de vestir. - Y sin embargo, algo me dice que no escogí la mejor opción.

Saca una figurita más.

Así llegamos al penúltimo encuentro del día. Este tipo entró hecho un huracán y me preguntó por "El libro". Al no darle una respuesta satisfactoria, ya que aquí hay más de uno, insistió en que lo sabía perfectamente y me atacó con magia. Con miedo, concretamente. Algo que sería útil para convertir acualquier mortal en un guiñapo balbuceante con gran interés en responder a lo que fuese. Un buen truco - Aquí hace un mohín con los labios - pero - Sonríe con desgana - Eso no era nada para mi, así que tras deshacerme de tal incomodidad, le recordé que estaba hablando con un hombre de negocios y estaba dispuesto a escucharlo... y parecía que la cosa iba bien, pero justo en ese momento... - Hace una pausa, como si meditase cómo expresarlo - Sintió a Au-Fae entrar, y a pesar de que mi cliente no parece tener nada que ver directamente con mi segundo cliente - señala la estatuilla del rey - Según el cuarto encuentro - vuelve a señalar al gato - solo por su presencia yo ya he... "Escogido bando". Por lo que en resumidas cuentas, su llegada fue bastante inoportuna. Podría haber averiguado mucho más sobre esa "Guerra" de la que ha hablado. 

Lo que sí es seguro es que este personaje... negro, con rastas y agresivo, no es de la ciudad. Y lo sé porque no tenía ni idea de qué lugar es esta tienda.

Da un paso hacia atrás, deja la caja de figuritas a un lado y cruza los brazos - Fueron tan crípticos con el mensaje de que sacase el caballo de la tienda, que sólo pude razonar que es lo que este cuarto personaje usó para dar conmigo, y por eso lié a Au-Fae para que me ayudase con las protecciones de la tienda, en tanto ponía a prueba su poder. Se mostró muy colaborador.

Cuando llegó Adrian, Au-Fae ya había acabado.

Preferiría prevenir cualquier otro encuentro desagradable al menos hasta que mañana entregue la mercancía. 

La actitud del cliente agresivo me encaja más con el asalto a la biblioteca que la actitud del rey-Shide, pero esa parte es más una presunción mía que una certeza.

Hace un gesto hacia el tablero improvisado - Vuestro turno, pero adelanto que ya tengo una idea para recuperar esa sangre... que espero que encaje si lo que ustedes tienen que aportar no me saca de algún error de cálculo relevante.

Aquel chute de grasas era como una droga en el momento que le hacía dejar el mal sabor de boca bien lejos.

Se apoyó en la marquesina mientras terminaba de mezclar aquellas grasas saturadas con sus jugos estomacales. Aquello eran pedacitos de cielo cancerígeno a precio ridículo. Era difícil pedir más.

Bueno, sí, que no te siguiese un tipo gris de esos que parecía que devoraban tus emociones. Le hacía gracia pensar en él como el hombre torcido. A veces imaginarse verdades era mucho más divertido que descubrirlas.

Y así, tras terminar aquel rollo de carne decidió ir avanzando hacia la siguiente parada, para bajar la comida. Nada que ver con un loco que le seguía. Sólo necesitaba girar una esquina de una de las calles principales mientras decía unas palabras y dejaba caer una hoja seca y machacada en el aire y... ya estaba, era uno entre el gentío. Y con un poco de glamour, era como cualquiera otro de la zona y la bolsa de los kebabs era una bolsa de tela que parecía contener cosas de gimnasio.

Era la hora de jugar al cazador cazado...

Te mezclas entre la gente con facilidad y observas al hombre del traje gris. Cuando ve que te has movido, intenta avanzar rápidamente, con su móvil en la mano. Mira a un lado y a otro, seguramente buscándote, pero aunque sus ojos pasan por encima de ti, no parece fijarse. Está así unos segundos y en sus labios puedes leer una palabra malsonante mientras vuelve a llevarse el teléfono a la oreja. Espera un poco más, aún buscando entre la gente y asiente antes de colgar.

Con evidente gesto de fastidio, se da la vuelta y vuelve por las calles por las que has venido. Le sigues sin que él se dé cuenta y ves cómo entra en una cafetería que hay no demasiado lejos de Rey's Antiques. Saluda a la camarera, y encogiéndose de hombros durante un intercambio rápido de palabras, ocupa una mesa cerca del ventanal, desde donde podrá ver la entrada de la tienda.

Te fijas en que, en este rato, Darren ha vuelto a bajar la reja de la entrada, cerrando la tienda una vez más.

Adrian no era el tipo más avispado, pero tampoco era un memo, sabía que había algo mal en todo aquello y, aunque Grend fuese un gilipollas peligroso, aún quedaban personas que le importaban, personas a las que avisar.

No dudó en devolver el favor al espía sacando un par de fotos del susodicho para escribir un mensaje a Mara.

Disfrazado como una más y sin llamar la atención, esperaba en la entrada del bar como quien aguarda a una cita que se demora mucho, o que ha llegado antes de tiempo. La bolsa de los durum eran el bolso.

Raymond sonrió a Mara. La joven había pasado por bastante en poco tiempo, y seguramente no había acabado. Pero conservaba su caracter, y eso era algo bueno.

No tienes nada que lamentar. No ha sido culpa tuya. Y no hago más que ayudar a alguien en apuros. Algo que cualquier persona de bien debería hacer. Aunque no lo cuentes por ahí, que tengo una reputación de huraño que mantener.

Suspiró cuando comentó lo del shide.

No. Ninguno estamos teniendo un buen día al parecer. Y todavía no ha acabado.
Efectivamente conozco a ese ser. Bueno. Conocerlo no es la palabra adecuada realmente. Vino esta mañana a la tienda cuando estaba yo aquí. Tenía algo raro y lo..."miré". Lo notó y me devolvió la mirada a los ojos. Y establecimos contacto. Por eso tengo una idea bastante clara de lo fuerte que és, y por lo que estoy preocupado. Pero esperemos a Darren y hablemos todos.

Cuando el dueño de la tienda volvió y empezó a sacar miniaturas para su explicación, el mago se aguantó un bufido. Pero atendió a la historia pues había cosas que él desconocía. Al llegar a la parte del gato no pudo apenas aguantarse a que Darren terminara.

Espera, espera. ¿Estás diciendo que quién te atacó no fue el shide (señala la miniatura del rey) si no otra persona diferente (señala la minuatura del gato)?
Había creído que...bueno. No importa. Lo que importa es que estás bien y aclara algunas cosas. Aunque deja más preguntas todavía. Como el tema de la guerra, y que parece que Au Fae es de la misma corte que el otro shide. Aunque desconozco cuál.

Le dije a Mara que te dijese que sacases la estatua del caballo del señor shide porque creo, creía, que es lo que usaba para entrar en los sitios. Tiene un aura de viaje o transporte. Que lo asocié al principio con algo tipo vehículo, pero después de lo de la biblioteca puede que sirva para transportarse directamente de un sitio a otro. De ahí que comentase que lo sacases.

Miró a los dos jovenes.

Si no te importa Mara, voy a resumir a Darren lo que pasó en la biblioteca.
El shide (señala la mini del rey) abrió un portal desde el Nunca más hasta el centro de la biblioteca. Algo bastante inusual, pero no del todo lejos de bastantes personas. Sobretodo si tienes un foco como creía que era la figura del caballo. Allí estuvo buscando libros sobre ritos funerarios de la antigua mesopotamia. No encontró lo que buscaba y se marchó.
La cosa se pone peliaguda cuando Mara usa sus dones en la biblioteca. Puede que ya te lo haya contado, pero lo recalco porque es importante. Ya que ese ser afectó a Mara, físicamente, horas después de haber estado allí. Algo así ya entra dentro de lo que es muy, muy dificil de hacer.
Pero es que cuando estuve yo hoy con ella, aún más tarde de la aparición del intruso, creé un hechizo para ver todo lo sucedido. Allí pude ver perfectamente a tú comprador remover todo aquello. Y luego mirarme, ver que era yo. Y hablarme directamente. Ahí interrumpí el hechizo para que no nos volviese a afectar, cosa que iba a hacer seguro. Pero permiteme que te diga, por si no lo sabes, que hacer algo así está al alcance de pocas, muy pocas, personas vivas actualmente.

Con el hechizo también descubrí que ese ser tenía la sangre de Mara. Cosa que me preocupa. Y cuando ella llamó y dijero que te habían atacado, o algo parecido, creí que había sido el shide y vinimos hacia aquí a toda prisa.

Después de eso se calló, a la espera que Darren asimilase todo lo que había dicho. Y mirando a Mara por si quería añadir algo más.

Ella no estaba tan segura que no fuera culpa suya, aún así devolvió la sonrisa al mago dibujando con los dedos una cruz sobre su pecho a modo de promesa. Luego escucho la respuesta a su pregunta, asintiendo en comprensión ante lo que implicaban las palabras del mago sin poder añadir nada cuando Darren se unió finalmente a ellos.

Preocupada por el estado de cansancio de Darren se mantuvo en silencio, estudiándolo. Cuando se hizo con las figuras, no pudo evitar que una de sus espesas y perfiladas cejas negras se alzara enmarcando así una clara pregunta que no pronunció «¿en serio?» Contuvo su lengua, sin hacer comentario mordaz alguno acerca de quien representaría a su amigo, claro que pronto el relato capto su atención perdiéndose en los detalles que iba narrando.

¿Ella no había sido la mejor opción? Eso había dolido. Comprendía que la situación había resultado ser más compleja de lo que sabían en aquel momento pero aún así oír aquella palabras no era agradable. Aparto la mirada de Darren, centrándose solo en lo que contaba, anclando su mente en el presente y no dejando que sus pensamientos se fueran por otros derroteros.

Grend manifestó la sorpresa que Mara compartió al saber que no había sido el señor shide quien había tratado de agredir a Darren, aunque no estaba exento de culpabilidad por su invasión y vulnerabilidad de su privacidad. Su corazón dio un vuelco al saber que el agresor había usado el miedo en su contra, hasta se le seco la boca ante la descripción que hizo de él haciendo que tomara uno de sus rizos comenzando a retorcerlo entre sus dedos. «Recuerda lo que siempre te dice Jack, no busques fantasmas donde no los hay» pensó con amargura ensimismada por unos instantes.

-Darren...¿como conseguiste el libro?- quiso averiguar curiosa y aliviada de saber que Adrián había estado fuera de todo peligro y lamentando que Au Fae no se hubiera quedado para poder aclarar su relación con el señor shide, si la había.

No tuvo más que añadir a la explicación de Grend, ambos habían sido participes de todo lo sucedido en la biblioteca y no venía a su mente ningún detalle que se hubiera podido saltar el mago.

-No se si esa figura sea más de lo que aparenta aún así comprendo el hilo de pensamientos del señor Grend – compartió brevemente su impresión sobre el objeto en principio de banal importancia – es justo destacar que la aparición en juego del agresor de Darren me ha desconcertado ¿que tiene ese libro que suscita tanto interés?– dijo pensativa acariciándose el mentón – de lo que no hay duda es que el asaltante de la biblioteca, como ha dicho el señor Grend, fue el señor shide, pudimos verlo claramente...yo, solo había podido ver sus ojos – y agradecía que no hubieran sido los reales por lo que había compartido Grend con ella unos instantes antes – pero tras el ritual llevado a cabo no hay duda... lo que no entiendo es como encaja mi sangre en todo esto...de veras que no … - suspiró cansada antes de alzar la mirada sobre Darren - ¿y que idea tienes para recuperarla? ¿intercambiarla por el libro para completar el pago?

- De acuerdo - Mastica Darren con cuidado la nueva información antes de añadir algo. - Tengo algunas preguntas.

- ¿Están completamente seguros de que el rey - Señala a la figurita, a falta de un mejor nombre - tenía desde mucho antes la sangre de Mara? ¿Es posible que la obtuviese en contragolpe mágico que dejó en el pasado en su primer cruce de miradas? - Recordaba lo dolorida que estaba cuando se cruzaron.

Si ese fuese el caso, es posible que mi cliente no tenga especiales intenciones para con Mara, y que se trate de un efecto colateral. Si es así será más fácil para mí modificar las condiciones de la transacción.

Au Fae se cuidó mucho de nombrar a qué corte pertenecía. Hace meses que es mi cliente y ha demostrado tener capacidades para la ocultación e ilusiones, pero poco más sé. Le gusta sentir que es independiente, pero no sé qué tanto lo es.

¿Y qué fue exactamente lo que dijo el Shide en el pasado?.

Aguarda momentáneamente por la respuesta antes de proseguir con las preguntas de Mara.

Pude echarle una ojeada al libro. Hay mucha paja en él, pero pude encontrar un capitulo interesante en el que explicaba los ritos funerarios de la antigua Mesopotamia y su evolución desde los enterramientos en vasijas en alguna de las ciudades más antiguas, como Ur y Ugarit, con rituales como libaciones o las repeticiones del nombre del difunto para evitar que cayera en el olvido, hasta la más moderna exposición del cadáver a los elementos en los ritos Zoroastristas.

No podré ser más concreto hasta que no pueda leerlo con la calma que merece.

Finalmente asiente.

Y si, por supuesto. Las molestias ocasionadas por el libro, en concreto el ataque que he sufrido, suben el precio de la mercancía. Sangre por sangre y en este caso pediré por la tuya. - Mirando a Mara con la firmeza pintada en la expresión - Si es necesario, renunciaré al caballo por ella. En definitiva es solo una bagatela que al parecer me relaciona a una guerra en la que no tengo ningún interés por entrar.

Confío en poder llegar a un entendimiento, lo que no me encaja... es que si es un ser tan poderoso como aparenta, por qué no llevarse el libro a la fuerza sin más? 

Y por último, como si hubiese dejado aquel hecho para el final, añade.

No recuerdo cómo llegó aquí el libro. Esperaba que Adrian me ayudase a revisar las fichas de mercancía. - Pero algo nos ha interrumpido - Termina en pensamiento par sí mismo.

El malentendido con la llamada telefónica parece estar un poco más claro ahora: cuando Mara le había transmitido a Darren la advertencia del señor Grend para sacar el caballo de la tienda, el anticuario había interpretado que el objeto podría haber sido el foco que atrajese a su último cliente, representado por el gato negro. Siguiendo esa interpretación, había contestado a Mara que ya había conocido al sujeto y que había sido atacado. Mara, sin conocer a nadie más que al Señor Sidhe que acababan de ver con Grend, no podía sino asumir que ese a quién Darren se refirió como "vuestro hombre" era el propio Sidhe (la figurita del rey, aunque ella desconocía que Darren y Grend lo habían visto ya esa mañana). La preocupación de Raymond al escuchar que la tienda había sido atacada por el señor Sidhe fue evidente, pues difícilmente las defensas de Darren podrían servir de nada contra un ser tan poderoso.

El móvil de Mara vuelve a sonar, así que aprovecha para separarse un momento y escuchar el mensaje de voz que había recibido antes, así como para leer lo que le acaba de llegar. Desde unos metros de distancia, Darren y Grend consiguen distinguir la voz de Jade pero no así sus palabras.

Incómodo por quedarse unos momentos a solas con el mago, Darren se levanta a su vez y vuelve a revisar rápidamente los libros de cuentas, buscando el momento en el que recibió el dichoso libro de la antigua Mesopotamia. Las ventajas de un sistema informatizado, donde encontrar esa información sería casi inmediato en un catálogo bien montado vuelven a ser evidentes. Pero desgraciadamente, el hombre no cuenta con nada tan sotisficado en su tienda, por lo que, en el escaso tiempo que le dedica, no consigue encontrar nada más.

Grend, por su parte, se queda pensando en las preguntas de Darren. No es posible que el Señor Sidhe consiguera la sangre de la visita anterior de Mara a la biblioteca, pues lo que han visto ocurrió antes de dicha visita. Sobre las motivaciones de esa criatura, ¿quién puede adivinarlas? Pero si no se ha llevado el libro por la fuerza es sencillamente, porque no ha querido. Si tiene algún motivo más allá de eso, va a ser complicado adivinarlo sin preguntarle directamente.

Escuchas al fin el mensaje de Mara:

Iré con cuidado cielo, no te preocupes. Yo acabo de terminar de entrevistar al guarda así que tengo el resto de la tarde libre para que me cuentes toooodo. ¿Sigues en la vigesimoséptima? ¿O en la tienda?

M, la que tiene que ir con cuidado eres tu, si ese ser tiene sangre tuya… No estés sola, por favor.

Y ves que has recibido también otro mensaje de Adrian:

Buenas tardes encanto,

Hay un tipo gris vigilando la entrada de la tienda, me ha intentado perseguir.
No me gusta.
Está hablando con alguien más por teléfono.

Está en la cafetería de enfrente. Ha hablado con la camarera, parece que se conocen.

Utilizas tu glamour para cambiar de forma nuevamente y, con aspecto de una chica, te acercas a la puerta del bar. Envías el mensaje y esperas un rato. En el interior ves cómo la camarera lleva un café al hombre, que parece teclear algo en su móvil, mirando ocasionalmente por la ventana.

Al cabo de un rato, la misma chica se acerca a la puerta y te sonríe con un gesto encantador.

— Tenemos mesas libres, si quiere esperar dentro — comenta desde la puerta. — ¡Hoy el cocinero ha preparado unos croissants fabulosos!

Mensaje de Whatssapp a Jade:

No estaré sola, tranquila.

Las cosas están algo tensas, no es un ambiente recomendable. Nos vemos en casa ¿si?

¿Algo interesante en tu investigación?

Mensaje de Whatsapp a Adrian:

Gracias, cielo.

¿todo bien? Ten cuidado ¿Margaritas a medianoche?