Partida Rol por web

Adam Strong asintió con seriedad a las palabras de Susie. La miró durante un instante antes de volver a hablar.

- Yo puedo asegurarme de la inocencia de los que caen en el ajusticiamiento. Sin embargo, si nos equivocamos ahí ya es demasiado tarde.

- Sin embargo, sé de alguien que tiene por costumbre emborrachar a la gente para que confiese sus secretos. Anoche lo hizo con Joey. Todavía no sé con quién lo hará hoy. - Explicó.

- Susie, todo esto... Nos viene grande. Y por muy poco que me guste vamos a tener que acabar por ensuciarnos las manos si no queremos que estos forajidos hagan con Bala Dorada lo que quieran.

Una vez pasó aquel episodio que creía el coronel que no lo iba a revivir más, se quedó contemplando la luz de las estrellas, al tiempo que veía cómo la gente iba abandonando el lugar para volver a la tranquilidad de sus casas.

Saludó con una sonrisa algo forzada al reverendo cuando llegó a su altura, y evitó hablar del tema.

Escuchó al reverendo, y lo miró con el entrecejo ligeramente fruncido, pensando en por qué le contaba aquello. Y por qué la india lo habría hecho.

—Giesie lo hizo— era una afirmación, no una pregunta, aunque dejó al coronel algo descolocado, porque no podía dar crédito. El muchacho que le traía el periódico, quien siempre tenía una sonrisa en la boca y unas mejillas encendidas—. Compañeros…— murmuró el coronel, suspirando, exhalando el aire que sus pulmones habían contendido ante la noticia.

Chasqueó la lengua al escuchar lo último dicho por el reverendo. Se limitó a contemplar la negrura de la noche, y murmuró:

—Sólo puedo confirmar que el fotógrafo es inocente, reverendo. Del resto, no lo sé con rotundidad. 

Adam Strong no tenía muy claro qué esperar del hombre con el que estaba hablando. Entendía que eran muchas las cosas que estaban pasando. A todos. Y el cruce de caminos en el que Prescott se encontraba no debía ser nada agradable.

Escuchó su respuesta, y entonces sus ojos se fueron hacia la ventana, valorando la opción que él había planteado. Hasta ese momento, ni siquiera se lo había planteado.

- Podría ser Rosalind. - Dijo en voz alta, tratando de encajar en su cabeza todas las piezas del puzzle que parecía ser la ciudad en ese momento.

Finalmente, al escuchar la última aportación del fotógrafo, el reverendo llevó la vista hacia donde él se encontraba y negó suavemente con la cabeza. - Red es el otro hombre con el que Prescott se reúne, tal y como hace con usted. - Le informó. - Jamás iría a por él. - Dijo antes de guardar silencio un instante. - No podemos dejar que se lleve a un inocente, Wyatt. - Afirmó señalando lo evidente antes de emitir un suspiro. - Confío en usted. Guíale hacia alguien que usted pueda proteger, o hacia Rosalind. Usted es un buen hombre: Por mi parte lo que decida está bien. - Le indicó antes de dejar que se marchase.

Una vez el atardecer hubo pasado el reverendo tardó varias horas en estar disponible. Quería estar con Cody el tiempo suficiente para asegurarse de que se encontraba bien. Sin embargo en cuanto se vio desocupado fue personalmente a buscar al viejo McFinnigan. Tenían una conversación pendiente.

- Espero que el asiento haya sido de su agrado. - Le dijo, invitándole a pasar a la caseta.

Adam Strong escuchó la respuesta del Coronel y asintió con la cabeza. Sí, Giesie lo había hecho. De eso estaba seguro.

- Comprendo. - Fue su respuesta, que sonaba ligeramente decepcionada. - La verdad, esperaba que usted pudiera echar una mano a Bala Dorada de otra manera, pero lo que dice es súmamente útil. - Dijo antes de exhalar un largo suspiro. Compartir silencios no le había molestado nunca, pero ahora tenían algo demasiado importante en juego como para entretenerse, así que no tardó en volver a hablar.

- Suponía lo de Stolesouls. - Le informó. - Parece un buen hombre. El que me escama más es Thorton. ¿No sabrá nada de él, por casualidad?

Un par de horas más tarde el reverendo volvió a reunirse con Rosalind. Se encontraba algo sucio de polvo, pero tenía mejor aspecto.

- He hecho lo que le dije. - Le informó. - He confirmado que Giesie y Lila eran forajidos, pero de grupos diferentes. - Empezó a explicar. - Además, Jessy era inocente. Supongo que cuando el Sheriff la mató sólo trataba de huir de lo que estaba pasando por miedo.

- Dígame, ¿qué hay de usted? ¿Alguna novedad?

Escuchó lo que decía el Reverendo asintiendo en señal de comprensión. -Hardigan y Prescott...- repitió en un murmullo dolido pero descubriendo que aquello le afectaba menos de lo que había pensado.

-Está bien. Así lo haré.- Aseguró escuetamente dedicándole una mirada fugaz atrás. -Volveremos a hablar mañana.- Declaró con convicción una voz que se fundía en la noche y como si no cabiera de otra posibilidad.

Cuando el reverendo recibió a Francis se encontraba totalmente desmejorado. Sin embargo las palabras del chico le sacaron una sonrisa.

- No la he matado yo, Francis. - Aseguró. - Ha sido este pueblo. Yo sólo he hecho lo que ella me había pedido: no dejar que fueran el Sheriff o la mujer de Pinkerton.

- ¿Cómo estás tú, chico? ¿Has visto como te salvaría de las votaciones? - Le dijo con voz cansada, poniendo una mano en su hombro.

Al escuchar la escueta respuesta del hombre Adam Strong simplemente asintió, dejándole marchar en paz. Se alegraba de que hubieran calmado las cosas entre ambos y las hubieran aclarado. Sin duda todo habría sido muy diferente si ambos hubieran sido hombres más viscerales, más... como Francis o el Sheriff.

He estado mejor la verdad, me sorprende la amenaza del carrito y lo que ha dicho el tahúr sobre el cambio de voto y usted que opina? 

- No, ninguna novedad. Tendré que esperar aún para poder aportar algo al asunto- suspiró- Me alegro de que respetase las costumbres de Lila. Debo suponer que si eso de Giese es cierto, lo demás también lo era. Así que esta noche no emborracharé a ninguno de los ya mencionados supuestos forajidos. 

- Que ese hombre está como una regadera. - Aseguró Strong. - El tahúr, quiero decir. Y no se da cuenta de que si sigue así terminará mal.

- De lo otro... ¿Qué puedo decirle? El Coronel es alguien particular, pero estoy convencido de que es de fiar.

Padre, le pido ssinceridad, sobre su ataque..., quien mas sabe sobre sus ropas manchadas?  Necesito saberlo

Ya sé que tendremos que ensuciarnos las manos. De hecho, tenía intención de hacerlo, pero llegaste tú antes. No pensaba permitir que un niño inocente acabase con Giesie. ¿Estamos locos? Susie bufó y negó con la cabeza. Ese sheriff está como una cabra. 

Miró al reverendo con curiosidad. De modo que hay alguien que conoce los secretos de los demás. ¿Quién es? Sabes que conmigo el secreto estará a salvo, pues tengo tanto interés como tú en que esto se solucione. Pero me gustaría hablar con esa persona y pedirle un favor. 

Strong recibió la respuesta de Susie y le dedicó un gesto amable.

- Gracias, Susie. - Empezó. - La verdad es que no sé qué tiene ese hombre en la cabeza, pero desde luego no es nada sano.

- En cuanto a lo otro... Dos personas me han dicho poder hacer eso. Una es el coronel, y la otra Rosalind, aunque Stolesouls me ha hecho darme cuenta de que la relación que tenía con Lila pone su palabra en entredicho. - Explicó antes de hacer una pausa. - ¿Qué tal con él, por cierto?

Adam Strong dejó a la cazarrecompensas marcharse de nuevo tras asentir a sus palabras. Era cierto que él tenía mucho por hacer, y la noche cada vez era más corta.

Un rato más tarde, mientras volvía de la calle principal, pasó por la torre del reloj con la esperanza de encontrarla. La había visto salir de allí unas horas antes, así que era un lugar para buscar tan bueno como cualquier otro.

- Está hecho. - Le dijo una vez estuvieron en la caseta. - Tengo el arma de Giesie, y una bala dorada que guardaba Lila. Esta noche dos caerán a mis manos. - Enunció de manera más o menos neutra. Sentía aquello como si fuera algo lejano y trataba de no hacerse consciente del todo de lo que iba a hacer.

¿Con Stolesouls? Susie pareció sorprendida. Pues bien, aún no he hablado con él de lo sucedido. Pero no entiendo a qué te refieres... ¿No te fías de que Rosalind diga la verdad por qué motivo? La camarera se llevaba bien con la cantante, por lo que la afirmación del reverendo la pilló por sorpresa. ¿Qué tiene Stolesouls que decir sobre eso?