Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

Día 5: La Muerte Invicta

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16/03/2015, 02:57
'Director

Una detonación invade instantáneamente la casa con el primer rayo de sol que toca su fachada. El ruido inunda todas las habitaciones despertando a todos los que tienen oídos para escucharlo.

Cuando los huéspedes toman suficiente consciencia como para poder pensar en el origen de tamaño estruendo, pronto llegan todos a la misma conclusión: Un disparo.

Confusos, aturdidos y atemorizados, pronto todos salen de sus habitaciones y se encuentran en uno de los dos pasillos, resolviendo reunirse todos en el punto origen de la detonación que, según parece tras cada cual apuntar la dirección más probable que venía de la habitación de la señora Prudence Bennet.

Y así es. Cuando los huéspedes entran se encuentra una escena dantesca. El señor Sean Arbuthnot está tendido en el suelo, cerca de la cama de la señora Prudence, con un tiro en la sien que ha arrancado buena parte del cráneo, desparramando sus sesos por el suelo. El señor Arbuthnot aun sujeta una pistola de cañón caliente en su mano derecha.

La señora Bennet está en la cama. Tan impasible como muerta. El moratón de su cuello, ya familiar por los otros cadáveres encontrados con similares marcas, da evidencia suficiente para asimilar que ha muerto estrangulada.

Pero no acaba aquí la cosa, pues cuando casi todos los presentes pensaron que pronto Sir Gustave Cavanough estaría parloteando sobre peregrinas teorías, se dieron cuenta de la ausencia de éste. Una sensación incómoda recorrió el grupo que pronto resolvieron comprobar su habitación.

Si bien la primera imagen de la mañana había sido horrenda, la que encontraron en la cama del Sir no le iba a la zaga. Alguien había literalmente cosido a puñaladas al dicharachero Gustave. Su cama estaba encharcada en sangre y éste salpicaba por todas partes a su alrededor. Cuando la única enfermera con vida tuviera tiempo para contabilizar las puñaladas, perdería la cuenta por encima de la cincuentena.

Tras tan macabro horror, alguien propuso hacer recuento de los presentes y faltaba alguien más. La humilde señora Miles no se había reunido con el grupo. Todos pensaban que no podía ser, pero las peores sospechas se confirmaron al llegar a su habitación. Sally estaba muerta sobre su cama. Tenía un fuerte golpe en la cabeza y un disparo que le atravesaba la espalda y le había reventado el corazón.

El desatino horripilante de aquella mañana daba poco margen para la racionalidad. Pero cuando la gente comenzó a recuperar, muy poco a poco, la compostura, algunos bajaron al Comedor. Más que con la intención de desayunar, con propósito de ver si había cambios en aquellas figuras de la discordia. Sin embargo, todo permanecía como en la noche anterior.

Notas de juego

Se inicia el nuevo día.

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16/03/2015, 09:46
Leonard Clement

El reverendo estaba absolutamente desolado e impactado. Las ideas se le mezclaban en la cabeza.

- Pero, ¿cómo? ¿Cuántos asesinos hay? ¿Se han multiplicado esta noche? ¿Por qué esta masacre?

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16/03/2015, 11:23
Yvette Mercier

Pese a haber oído el disparo no estaba preparada para semejante escabechina. -Sacré bleu ¿Qué hace Sean en la habitación de Prudence? ¿Se ha suicidado? ¿Qué demonios ha pasado aquí?  

La ausencia de Gustave nos lleva a ir a su habitación.

-Tsk- Mascullo al ver el cadáver del sire – Majo, tanta paz lleves como descanso dejas, que no es poco.- Pienso sintiendo lástima por los “espíritus” que tendrán que aguantarlo de ahora en adelante.

Y la mañana aún nos depara otra sorpresa; el cadáver de Sally con un tiro en la espalda. Sacudo la cabeza, la viuda parecía una buena chica, sin embargo y para mi asombro ninguna estatuilla está rota.

-No creo que los asesinos estén satisfechos -Digo a pesar de la masacre.-Han errado con los cuatro.

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16/03/2015, 12:34
Owen Cray

Owen observó aquella primera habitación, para él estaba claro: uno de aquellos dos era un asesino y el otro una víctima. Owen se arrodilló y cogió aquella arma aún caliente, limpió los trozos de seso de la misma con las manta de Benett y -tras abrir el tambor para ver cuantas balas quedaban*- se lo guardó bajo el cinturón. Revisó el cuerpo de Sean por si guardaba balas o algún otra arma** Bueno, ya salió la pistola.. Dijo con tristeza en la voz.
Luego siguió la macabra visita guiada por el olor a muerte y fueron descubriendo más y más cadáveres. Le dolió ver muerto al escritor, se habían ensañado bien con él. También estaba la señorita Milles. Cuando vió su cadáver muerto de un disparo le entraron ganas de subir y golpear el cadáver de Sean hasta que se le rompiesen las botas...para nada había desconfiado de él. Maldito hijo de puta.
Luego en el comedor cogió una silla y se quedó mirando aquellas estatuas. Seis estatuas, nueve invitados. Si todo esto va de cargarse las estatuillas y, por tanto los asesinos no lo son, ahora quién no sea una de esas estatuillas practicamente está claro que es un asesino. Se giró hacia Yvette, había estado seguro que ninguno de los dos verían la luz del sol pero seguramente eso, dormir ambos en la misma habitación, les había salvado la vida. Ahora más que nunca necesitaban la ayuda de la francesa.

Notas de juego

*invoco al master para esto
**y para esto tambien
pd:todo esto, evidentemente, sucede a la vista de todos

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16/03/2015, 13:24
Erasmo Gaylord

El petardazo del disparo lo sacó de su sueño inquieto. Se despertó como si tuviera un resorte en el trasero, y se acercó hacia donde creía que era la fuente del disparo.

Fue entonces cuando lo vio, y lo comprendió todo. Cuatro caídos. 

Cuatro murmuró, notando ligeramente su mano temblar. Y ninguna estatuilla rota, corroboró con un gesto de la cabeza sus palabras.

Miró hacia donde estaba aquella mujer que había sido golpeada la anterior noche.

¿Está usted hoy bien? preguntó, algo dubitativo. No le han hecho nada esos desalmados esta vez. 

Contempló a los demás que estaban aún vivos, y miró sin poder pestañear hacia los que quedaban. Alguien de ahí, alguno de ellos, era lo que había hecho eso. 

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16/03/2015, 13:35
Margaret Beddingfeld

El sonido atronador la arrancó de su intranquilo descanso. La noche anterior se habían quedado hasta altas horas debatiendo, intentando encontrarle sentido a lo que ocurría allí por lo que su rostro reflejaba profundas ojeras y un agotamiento marcado.

Al ir descubriendo una a una las muertes ocurridas durante la madrugada (ella sabía que había sido así porque los cuatro occisos habían participado de la reunión nocturna) su rostro fue mudando de color, llegando a la palidez extrema al ver con qué saña se habían vuelto contra Cavanauhg.

-Esto... es demasiado... Necesitamos pensar con claridad. Aún no puedo creer que Sean haya sido capaz de matar a la señorita Miles y mucho menos haber acabado con un tiro en la sien por su propia mano. Nada en la conducta del caballero la noche anterior hacía pensar que pudiera tener recelos sobre la mujer ni que la desesperación podía llevarlo a semejante acto contra si mismo.

-Creo... creo que todo este asunto de los negritos nos ha alterado la mente. Creo... creo que este juego macabro nos lleva a recelar a nosotros mismos, volvernos unos contra otros. Pareciera que la paranoia se apodera de nosotros, que nos impulsa a matar por temor a ser muerto... ¿Como explicar si no que Arbuthnot* atacara de esa manera a Sally, cuando anoche parecían coincidir en sus puntos de vista? ¿Cómo, si los asesinos son lo suficientemente fríos como para entrar en nuestros cuartos con nosotros adentro para colgar un cuadro y luego se dejan llevar por la furia ensañándose con sir Gustave? No lo sé, cada vez me resulta más confuso el creer que haya un grupo organizado de asesinos. Más bien parece que nuestro anfitrión está logrando sacar lo peor de nuestras almas, haciendo que nuestras propias manos de manera retorcida hagan justicia por nuestros crímenes...

Notas de juego

*Me baso en el hecho de que él tenía la pistola y a Miles la mataron de un tiro.

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16/03/2015, 17:56
Owen Cray

Lo único que tengo claro señorita Margaret... dijo mirando a la mujer Es que ninguno del grupo de los mudos ha muerto. Algunos ni siquiera hablan, como mucho un leve comentario sobre alguno de los asesinatos, como si diesen el veredicto de un plato. Y luego siguen aquí, viendo como hablamos, tan tranquilos, como si esto no fuera con ellos... Owen golpeaba ritmicamente el suelo con la punta del pie. ¿Tres mudos, tres asesinos? Sinó fuese por cuanto sospechaba de la señorita Barrow tendría claro la causa-efecto de la situación. Aunque tras despertar con dos de los que, a ojos de muchos, habían parecido más sospechosos -Bennet y sir Gustave- muertos y con alguien de quién siquiera había desconfiado -ni él ni los demás inocentes- con el maldito revolver en la mano, las sospechas y la lógica apenas valían ya un maldito escupitajo.

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16/03/2015, 18:16
Margaret Beddingfeld

-Ahora que lo menciona, Owen... anoche yo había pedido la opinión a los presentes en el salón respecto de los mudos, como ha dado bien en llamarlos... cuando varios de los presentes acusaron ver a unos espíritus y la conversación tomó otros rumbos. A mí también me llama la atención con qué liviandad levantan el dedo para acusar, pero al momento de intentar descubrir a los asesinos hacen mutis por el foro.

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16/03/2015, 18:24
Erasmo Gaylord

Erasmo miró tanto a Owen como a Margaret, y se llevó la mano a la barbilla, mirando a los que siempre permanecían callados.

Díganos, señora Dupont, ¿qué piensa de todo esto? Preguntó sin ningún preámbulo. Porque tendrá alguna opinión, me imagino. 

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16/03/2015, 18:46
'Director

Cuando Owen recogió la pistola comprobó que no se trataba del típico revolver, era nada más y nada menos que una Luger. Toda una preciosidad en el mundo de las armas cortas.

Con cuidado, desprendió el cargador y vio que tenía aún tres balas en él, más una cuarta en la recámara. Al registrar el cuerpo de Sean, apareció un pesado cilindro de metal, que los expertos dedos del señor Cray pronto enroscaron en el cañón del arma, quedando claro que se trataba de un efectivo silenciador.

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16/03/2015, 23:41
Penny Barrow

Penny se despertó sobresaltada ante el sonido de la detonación. Se levantó y se puso de mala manera el vestido que había dejado a los pies de la cama, recogiendo rápidamente sus cabellos para acudir en busca de la fuente de aquel sonido. Al darse cuenta de que provenía de la habitación de la señora Bennett, la joven entró ya temiéndose lo peor, que se confirmó cuando pudo ver a la mujer estrangulada. Llevó una mano a su pecho y su respiración se detuvo durante algunos instantes. 

- Oh, no... Prudence...

Se acercó a pequeños pasos hasta la mujer, como asimilando que estaba realmente muerta. Y aún así cuando llegó a su lado, puso su mano bajo su nariz, comprobando que efectivamente no respiraba. Pestañeó dos, tres veces, antes de caer en la cuenta de algo y levantar la cabeza sobresaltada. 

- ¡Gustave! - Llamó, buscando al hombre con la mirada. - ¡Gustave, debes salvarla! 

Pero el señor Cavanough tampoco estaba a la vista. Penny salió disparada por la puerta, corriendo sin preocuparse por el decoro, en dirección a la habitación de Gustave y al entrar allí y ver la imagen del hombre sobre la cama empapada de sangre fue cuando amargas lágrimas empezaron a brotar de los ojos de la joven. Negó con la cabeza, como si con ese gesto pudiera oponerse al destino que ambos habían sufrido, o tal vez retroceder el tiempo para que nunca hubiera sucedido. Sin embargo, aún quedaba en ella algo de la urgencia que la había llevado hasta allí.

- ¡Gustave tenía un maletín de medicina! ¡Tenemos que encontrarlo! - Exclamó mientras empezaba a registrar la habitación del hombre, buscando algo que se pareciese a lo que él le había descrito. 

Se giró para mirar con los ojos empañados de lágrimas al resto de invitados con expresión suplicante. En ese momento ni siquiera parecía ser consciente de que también el señor Arbuthnot y la señorita Miles habían muerto.

- Ayúdenme a buscarlo, tenemos que intentar salvarlos... - Pidió, sin dejar de rebuscar por toda la habitación. 

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17/03/2015, 00:03
Wesley Barrow

Ante tanta muerte Wesley no sabe cómo reaccionar. Dos hombres y dos mujeres muertas tras un día tan intenso como fue ayer. Especialmente con los sucesos paranormales que acontecieron en el hall. Lo primero que hace es apartarse de tanta muerte y tomar aire, centrándose en el otro sitio, que estaba realmente hecho un alboroto. Se dirige a su hermana, que clama por el difunto Gustave. - Eso mismo está diciendo, Penny. Tienes que buscar su maletín con brebajes medicinales de ese chamán congoleño. - No sabía exactamente a qué se refería, pero ella parecía saberlo.

Entonces se dirige a todos elevando a la voz. - No olvidemos una cosa. Anoche algunos vimos los fantasmas de los difuntos Champlain y Morstan... Aún no se explican, pues están de vuelta en la Laguna. - Denomina así al sitio de los muertos.  - Como sospecha personal, no descartaría que fuese una venganza hacia los vivos...

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17/03/2015, 00:35
Owen Cray

Owen permanecía sentado, jugando con el cilindro metálico -el silenciador- pasándolo entre sus dedos. Seguía golpeando los pies rítmicamente hasta que habló el señor Barrow.
También se nos aparecieron los fantasmas en la habitación asintió para él. Pensaba que era una especie de funesto aviso de que íbamos a morir pero no fué así...y además por lo visto todos los vieron. Puede que solo quisieran dejar bien claro que sí existe una fuerza oculta en todo esto que actua a través de los asesinos. Luego siguió, dirigiéndose hacia Wesley Ayer en el almuerzo usted hizo gestos al reverendo, ¿era sobre algo que puedan compartir con los demás?

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17/03/2015, 00:46
Wesley Barrow

La pregunta de Owen coge a Wesley por sorpresa, y no peude evitar fruncir el ceño antes de responder. - Sí y no. Es decir, al reverendo y a mi nos preocupan especialmente los asuntos relacionados con las difuntas almas, mas el tema de las apariciones se comentó al final, solamente. - Responde al señor Cray. Se acerca a él y apoya su mano en el hombro de este. - Por favor, usted parece un tipo mañoso, ¿nos ayudaría a buscar los remedios africanos del señor Cavanough? - Mira a Penny con gravedad, demostrando a su hermana que no la abandonará en esta situación, y que si Owen no se apunta irá él solo con ella sin dudar.

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17/03/2015, 01:03
Owen Cray

Por supuesto asintió, y con ello parecía dar por buenas las palabras de Wesley y responder a su petición. Estar sin hacer nada me pone de los nervios, es como sentarte a mirar como se vacía el reloj de arena que indica tu propio final Se guardó el silenciador y se puso de pié, dispuesto a acompañarlos.

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17/03/2015, 01:26
Elisabeth Cavendish

Aún no podía dar crédito a todo lo que veían mis ojos. Había sido una auténtica masacre digna del libro de terror más crudo que pudiese encontrarse. Y luego estaba Sean... Increíble pero cierto.

Sólo las palabras de Wesley me devolvieron la compostura, al menos la suficiente como para poder articular palabra.

- ¿Difuntos? Cuando señalaste con la cabeza a Everet éste aún no había muerto.

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17/03/2015, 01:41
Wesley Barrow

Mientras se acercaba a Penny acompañado por Owen escucha la pregunta de Cavendish. Se detiene y la mira, cruzándose de brazos, levantando una ceja y con cara de circunstancia. - Eso que ha dicho es abstruso. ¿Podría ser más específica? 

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17/03/2015, 01:44
Elisabeth Cavendish

- En el desayuno de ayer. Señalaste a Everet, y éste aún no estaba muerto. ¿Por qué le señalaste? - Creía haberme expresado con claridad, al menos con la suficiente para que él me entendiese, pero por lo visto estaba equivocada. Las escenas que habíamos visto me debían de haber dejado más pa allá de lo que creía.

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17/03/2015, 09:46
'Director

Tras un buen rato de búsqueda incansable, Penny encuentra lo que parece un pequeño maletín de medicina. Lo abre y encuentra dos frascos, uno de ellos vacío.

Junto a los frascos, hay un rollo de gasas, tijeras, aguja e hilo de suturar, algodón y unas pinzas.

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17/03/2015, 11:17
Yvette Mercier

-Os lo he dicho muchas veces. Penny tiene intereses ocultos.- Digo cómo hablando sola, cansada de repetirme como un loro.-La tengo fichada desde que llegó a la isla.

Ajena a lo que los otros hacen observo a Jacqueline Dupont durante un buen rato, es una de los “mudos” de los que más sospechas tengo, pero mi instinto no me advierte de nada raro en ella.

- Est-il possible?- Me rasco la cabeza confundida. Estaba casi segura.

Podría equivocarme pero mi instinto siempre ha acertado, así que confiaré en él. Mientras otros hablan me acerco a Owen, le señalo a Jaqueline Dupont y niego con la cabeza. –Está limpia- Murmuro - Quizás solo sea tímida.