Partida Rol por web

-Malditas mujeres, si fuera realmente in infiltrado acavaria con todas ellas sin parpadear.

Escucho al niño nuevamente hablarme y acusándome, pero decido ignorarlo, ya bastante tiempo he gastado en él; luego se escucha la voz de Claude y quedo de una pieza al escuchar la acusación contra Manfred, pero mas me sorprende la reacción de María Alonso, pidiendo que se le ate.

- Pero como es eso de que Samantha acuse a Manfred?... no esta muerta?... como es que ella puede comunicarse si esta muerta?, quizás usted Francisco pueda explicarnos como un muerto se puede comunicar con nosotros los vivos... si es posible, es confiable esa información?- me vuelvo a María Alonso- no piensa usted que eso es demasiado?, al menos debiera darse el trabajo de saber primero, que la información es fidedigna, ahora cada vez que alguien acuse a otro lo vamos a atar... hasta donde llegaremos así- termino diciéndole. 

-"Yo apoyo las conclusiones de la Dra. Alonso, y aunque el Sr. Vaessen no estaba en mi lista, ahora mismo acaba de pasar a primer plano"- Dijo la Evelyn que se encontraba junto al cuerpo del joven Akira. 

- Si Viktor ha revivido, como Julian nos avisó, y está con Claude, es lógico suponer que es a través de él que ha llegado el mensaje de Samantha. Y no amenazo a nadie, Manfred. Sólo hago ver lo evidente si se ponen de tu parte.

Al escuchar la última respuesta Maria Alonso, comento:

- Aclaro que no estoy defendiendo a nadie, quiero recordar que soy un científico y como tal, creo en los hechos comprobados de manera científica o al menos que los hechos que se manifiestan hagan lógico un razonamiento o una hipótesis...- hago una pausa y continúo- si es cierto lo que supuestamente dijo Samantha, bueno, busquemos la forma de verificarlo no?, con tanta muerte y ataques que ha habido, debiéramos ser cuidadosos a la hora de acusar y sobretodo, al tomar medidas en contra de los acusados- termino diciendo esto último, mirando a la Doctora Scott.

- Basándome en determinados hechos que han llegado a mi conocimiento, me posiciono a favor de las suposiciones de las doctoras. -suspiró, antes de continuar- Mi misión entre vosotros, es procurar la paz de espíritu para todo aquel que desfallezca en esta misión. Y eso es precísamente lo que he estado haciendo. Todos los que han muerto, excepto Julián, han podido comprobar que me he acercado a sus almas, para que pudieran confesar sus últimos pecados y encontrar la paz en caso de no poder volver atrás. Por eso estoy tan seguro de que Julian no tiene alma, por eso sé que Akira le reprogramó, dos veces, pues él mismo me lo confesó. Por eso sé... Que ese hombre-dijo, señalando a Manfred-podría estar escondiendo oscuras intenciones. Dios lo asista de ser eso cierto.

- Sobre los pecados cometidos por aquellos que ya fallecieron, no puedo, ni quiero hablar. Es mi deber como sacerdote mantener la confidencialidad, el secreto de confesión, con mis feligreses. Así que no me preguntéis. No pecaré de esa manera.

Tras aclarar aquello, se santiguó, y tomó asiento. Alguien más había fallecido, y de nuevo, lo único que podía hacer era rezar por su alma.

- Vaya científico de mierda. - Refunfuño entre lágrimas. - "Hay que ser cuidadoso a la hora de acusar", dice, después de decir que fui yo que no he hecho sino intentar ayudar... ¿Pero se estará oyendo ese cenutrio imbécil? ¡Idiota! Que las mentes de los muertos están en el ordenador ése y se comunican entre ellos. Que ya lo dijo Cyber-Julian. - Le digo con desprecio y me limpio los moquillos que se me escapan.

Miro a la doctora Alonso.

- La doctora tiene razón. Lo que ha dicho Claude sobre Sam tiene que ser verdad porque Sam no sabía que Claude iba a volver a la vida y contarlo. Y yo ya tengo claro quiénes son los malos aquí, al menos tres. - Muestro tres dedos para hacer hincapié en mi teoría, y luego voy señalándolos. - Manfred, el abusón de Harper y el cenutrio de Rodrik. Los tres se han dedicado a comportarse de forma extraña, y defienden cosas muy raras. Al menos dos de ellos son inteligentes... ¿Dónde te dieron el título? ¿En una máquina de café?

Estando todos en el interior de la sala de mando, de pronto la puerta se abre, dejando paso a Claude y a Viktor, están sudorosos y casi sin aliento, sobre todo la chica.

Cuando sintio el abrazo mas fuerte de George le corrpondio con uno suyo. Cuando la discucion fue los que revivian se quedo escuchando, ella tenia en la cabeza la idea de que los que lo hacian era por la ayuda de una buena persona pero si lo fuera estaban en problemas.

Aunque fue el mensaje de Claude, que la dejo sorprendida. Volvio a escuchar atentamnte al resto y dejo que su decision dependiera de los que confiaba. George detente, no les pelees. Yo tambien confio en que Claude dice la verdad, por eso me unire a la Doctora en sus sospechas. comento dejando en claro sus pensamientos.

Cuando llego Claude con Viktor, fue a recibirlos con George a su lado. Claude me alegra que hayas vuelto...que paso? pregunto seria, habian perdido a William algo que le dejaba mal sabor de boca por sus anteriores pensamientos.

Al escuchar el mensaje de Claude, especialmente la parte en la que dice que William ha caido, mis ojos se llenan de lágrimas y mi rostro se desencaja por la ira. - ¡Lo sabía! ¡Manfred, deja de mentir! No protegías a William, él mismo contó que nadie le ayudó a escapar. Dijiste que lo harías, pero justo "protegías" al único que el bicho no iba a atacar. ¡Ja! Y ahora está más que claro. No nos uses a mí y a Emanuel de excusa, ya que si ambos te acusamos ayer, fue precisamente porque sabemos que no protegiste a William, sino que hiciste que el bicho no le atacara. Si así fuera, ¿por qué está ahora muerto? ¡Eres un puto asesino y ahora todos lo sabemos! ¡No quería llegar a esto, pero es mi obligación como miembro del equipo de seguridad! - Giro la cara hacia George un segundo y mis lágrimas empiezan a brotar, llena de rabia al pensar lo que le ha pasado a William. - George, no mires, y perdóname por esto... - Le quito el seguro a la pistola y disparo a Manfred.

Palidezco en cuanto aprieto el gatillo. Me habían entrenado para esto, pero era más duro de lo que había pensado. Caigo al suelo y rompo a llorar desconsolada. No me entero de cuando entran Claude y mi jefe.

Miro a Isabela y asiento. Pelear no va a servir de nada. ¡Pero es que me enfada mucho! Oigo la puerta y veo a Claude. Mi cara se ilumina al verla a pesar de las lágrimas y voy a levantar la mano para saludarla, pero entonces suena el disparo y me quedo congelado. Miro hacia Manfred y luego hacia Katarina con la boca abierta.

- P- pero... - Me agarro a Isabela con todas mis fuerzas y escondo mi cabeza en ella, temblando y con los ojos muy abiertos. - ¿Qué está pasando? ¿Por qué... por qué pasa todo esto?

Claude corre y corre por el pasillo, mirando todo el rato hacia atrás como le ha pedido Viktor, esforzándose por no tropezar ni hacer caso de los ruidos dentro de las paredes y en el techo, cada vez más cerca de ellos. 

Cuando por fin consiguen llegar a la puerta del puente de mando, la joven no respira tranquila hasta sentir la puerta cerrarse tras ella y entonces mira jadeante a su alrededor, intentando recuperar el aliento detrás de la carrera. 

Se dispone a saludar a Isabela y a George, empezando a esbozar una sonrisa hacia el pequeño, cuando de repente los gritos de Katarina le hacen levantar la cabeza hacia ella, sin comprender del todo lo que está pasando, parece que han llegado en medio de una discusión. 

Entonces la mujer alza la pistola y Claude intenta apartar la mirada antes de ver el impacto, pero no es capaz. La joven se lleva una mano a la boca para ahogar un grito, mientras sus ojos se abren asustados.

Me quedo con la mano en la funda de la pistola, congelado unos segundos, impactado por todo aquello. Cuando consigo reaccionar, miro primero a Manfred y después a Katarina.

-¿Por qué? Maldita sea, podríamos haberle atado, o encerrado en algún lado. No había necesidad de pegarle un tiro. Y menos delante del chaval. 

No he llegado a desenvainar el arma, pues la situación ya es bastante tensa de por sí. Ahora faltaba ver la reacción de los que allí se encontraban, aunque no le extrañó la del chico. 

El recorrido hasta el puente de mando había sido peligroso. Por un momento pensó que no lo lograrían. Al menos sobrevivieron.

Cuando llegó, un poco más de lo mismo. Discusiones y acusaciones sin mayor sentido ni lógica. Suspiró, mientras veía la forma de armar un lanzallamas o algo con que alejar a la criatura.

Pero los gritos de Katarina le hacen salir de su ensimismamiento, todo sucede muy rápido. ¿Pero qué cojones? 

- ¡Estas loca mujer! ¡Cerda hipócrita, la única asesina aquí eres tú! - Me acercó para patear la pistola lejos de sus manos. Dio luego un paso atrás, observando a Manfred, aún sorprendido*

Miro como Katarina dispara a Manfred y mi cara se desencaja.

- Pero que haces!... ahora resulta que eres el verdugo de nosotros?...- me vuelvo hacia el grupo y tocandome la sien con el dedo indice les digo- ven lo que pasa cuando no se piensa con la cabeza fría...- termino y me vuelvo a mirar la cara de locura de Katarina.

Cualquier charla fue interumpidos con los gritos freneticos de Katarina que antes que lo notara tenia el arma apuntando a Manfred. Me agancho para abrazar con mas fuerza a George. No se, quedate conmigo por favor. le dice con un poco de autoridad a George.

Porque lo hiciste Katarina?  pregunto rapidamente ante de notar que la mujer estaba abatida, como podia ser si ella era tan fuerte. Voltio a ver como se encontraba Manfred...

Me quedo tirada en el suelo sin hacer caso a las palabras de nadie, llorando, cabizbaja con la mirada perdida, sin hacer caso a nada de lo que me digan. Sólo logro balbucear algunas palabras, una y otra vez, casi como una retahila. - Hijo de puta... Sabía que eras uno de ellos... Mataste a William... Si me hubieran hecho caso se habría salvado... Hijo de puta... Mataste a William... Sabía que eras uno de ellos...

Katarina alza la pistola hacia Manfred y antes siquiera de que nadie pueda reaccionar, aprieta el gatillo. La explosión de la pólvora al dispararse os ensordece, y casi podéis ver la bala moviéndose a cámara lenta hasta el cuerpo de Manfred, escupida por la pistola de la mujer.

Cuando el proyectil alcanza la carne, Manfred cae al suelo, y su mano termina de sacar su propia pistola de la funda, aunque no tiene fuerza suficiente y el arma cae al suelo.

Un charco de sangre comienza a formarse y Nikolai llega a tiempo de dar una patada a la pistola del recién fallecido y alejarla, para evitar posibles venganzas*

Aunque era claro que la Dra. Scott estaba plenamente de acuerdo en acusar a Manfred, una ejecución como aquella iba por sobretodo en contra de su valores. 

Tan pronto vio al acusado desplomarse, se dirigio hacia el tratando de taponar la herida de bala muy cerca de su corazón. 

-"Que rayos les pasa!, quizas él sea un asesino, pero nostros no!"- Grito mientras recosataba al "herido" y trataba de revisar sus signos vitales.