Partida Rol por web

Debajo de la cama, encontraste un trozo de cristal, parece tener sangre seca en dos de los extremos equidistantes, mientras que en el centro del mismo estaba relativamente más limpio, un par de antiguos regueros solamente, de uno de los extremos hasta el otro.

Gérard llevó el cristal hacia la lámpara y observó los extremos a la luz. No era un hematólogo pero su experiencia en caldos le permitía distinguir distintos vinos según las impurezas que quedaban adheridas... Sabia que cada persona tiene distintos hematocritos, ligeras diferencias en el tiempo de coagulación e incluso distintas tonalidades en la sangre. 

Que un cristal tuviese sangre por ambos lados resultaba sumamente extraño si un asesino lo había usado para clavarlo en la víctima. ¿Aquello podía indicar un suicidio? ¿Las dos jóvenes se había clavado el cristal a la vez?

Por desgracia para Gerard la sangre no estaba lo suficientemente fresca como para mostrar tales diferencias sutiles; si hubiera llegado antes podría haber visto si el trozo de cristal contenía sangre de distintas personas. Pese a ello, la opción quedó en su mente, así como que el culpable se hubiera cortado al sujetar al cristal, o que incluso el cristal fuera usado y se hubiera recogido para posteriormente volver a usarlo.

El sommelier terminó su intento de descubrir que podría haber ocurrido en aquel lugar y trató de seguir la sangre seca que salía de la estancia ¿Hacia donde se dirigía?

Al pasillo, pero más o menos a la altura de la puerta desaparecía.

Al no encontrar más evidencias...el sommelier fue avanzando con sigilo por el pasillo y deteniéndose en las puertas a escuchar unos segundos por si escuchaba roncar o alguna voz de los que en el castillo había, después de todo, eran altas horas de la madrugada.

Al parecer no había nadie en las habitaciones. ¿Dónde estarían todos?.

Gérard se dirige al Gran salón

Bruno entra en la estancia derribando la puerta.

Parece una habitación normal, aunque algo te llama la atención, un candado combinacional de 3 dígitos en la cómoda.

Agarro la cómoda y me la llevo arrastras al Gran Salón.

Bruno Evans sale de la estancia.

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Gerard llega a su habitación, no ve nada extraño ni en los calabozos y parece que nadie se ha pasado tampoco por el Gran Comedor, Las Habitaciones, o que simplemente la puerta del Gran Salón se hubiera abierto.

Los minutos transcurrían incansables y el sommelier sabía que el gas estaría altamente concentrado en la cocina. Solo era cuestión de tiempo que se produjera la chispa que provocase unos bonitos fuegos artificiales. ¿Quedarían muertos o heridos de gravedad los que estaban en el gran salón? ¿Por qué el resto no se acercaba al lugar? Gérard, desde el pasillo de las habitaciones seguía observando el gran recibidor, esperando lo inevitable. Si tras la explosión no se dignaban a venir, iría a por ellos, vaya que si.

Un sonido ensordecedor sale del interior de la Mansión, una enorme explosión que provocó la rotura de los cristales de la misma los cuales fueron lanzados en todas direcciones alejándose del centro de la explosión; luego de eso, un poderoso sonido de derrumbe tuvo lugar.

No había duda de ello, la explosión había sido a causa de su "travesura" en la cocina y el posterior derrumbe debía ser por la caída de gran parte del salón...¿Habría logrado alguna víctima? Lejos de impacientarse, el sommelier se frotó las manos complacido y se acercó hasta el gran recibidor con sigilo, observando a sus alrededores por si alguien estuviese allí. 

De no ser el caso, se acercaría hasta el gran salón para ver los restos de escombros y si alguien había logrado sobrevivir. De haber llegado alguno de los invitados, permanecería escondido en el gran comedor, bajo una sábana ensangrentada, simulando ser un nuevo cadáver...

Nada más salir al Recibidor, notas que la puerta de la cocina, así como el propio recibidor está en un estado impecable; por lo que es facilmente deducible que la explosión no ha tenido lugar en la cocina, sino en otro lugar.