Partida Rol por web

Fue tu eleccion, una que no se bajo que circustancias elegiste hacer. comento tranquilo como siempre. Entonces contaste el secreto de Zagram afuera? o tienes otra forma de hablar con Eko? pregunto mientas volvia aspirar del cigarillo hasta acabarlo.

Saco otro y comenzo a moverlo entre sus dedos como jugando, aunque su rostro seguia mostrandose inexpresivo. Es mejor asi, de cualquier forma... se quedo callado por un rato. Es que calles como acabo de hacer.

Talvez mi cadaver tiene un cigarillo, ve a buscarlo y fuma un poco dicen que tranquiliza a la gente.  comento repiendo las misma palabras que le habia dicho a otras personas antes de ofrecerle uno.

Bienvenido seas Vanna, mi voz será tu contacto con el otro lado, soy el nexo que te sigue uniendo a la vida.

Espero que todo este a tu gusto... Yo soy Kaldreade. El Siervo que os dara cavida en esta zona antes de la muerte. Seré tu compañia y confesor, todo lo que quieras, pidemelo, aquí estoy...

Me acerco a la mesa en silencio y me siento en uno de los asientos.

-¿Quién eres?

Pregunto directamente.

- ¡Vanna! ¿Qué ha pasado? - Digo, acercándome a la única persona que realmente me hizo caso cuando estaba vivo.

- Kaldreade, tengo un mensaje para ti: "Te equivocas. No hemos hecho lo que pediste que no hiciéramos. Sobre lo otro no dijiste nada, lo sentimos si te ha perjudicado."... Supongo que tú lo entenderás.

Me empiezo a reír, yo solo, como si hubiera recordado un chiste que sólo yo conocía. - Bueno, no importa... Estoy seguro de que todo volverá a ser justo como es ahora mismo, pero al menos, moveré una ficha, ya que nadie lo hará por mí.

Hago una pequeña reverencia a los presentes, como solía hacer en mis espectáculos tras un truco de magia.

Miro a Zagam cuando termina de hablar. Pides cosas pero no das nada a cambio, te he pedido el nombre del acompañante de Eko. le reclamo con su tono apagado de siempre.

Me río. - Sí, sobre todo porque vosotros habéis hecho tanto por mí. Yo he contado cuál es mi poder y quién lo está usando. Más no pienso hacer por aquellos que me quieren muerto sin motivo alguno. No te equivoques, no os he pedido absolutamente nada en ningún momento. Lo que pasará, será obra mía.

Me siento a la mesa, en silencio, digan lo que digan, a esperar.

Me giro hacia Kaldreade, mi mente parece afinarse y cuando escuché su saludo a Zagam ahora me parece que ha sido hacia mí. Asiento con la cabeza.

-Me alegra que mi muerte... te sirva, Zagam. Arriba siguen con su número de acusaciones ineludibles e indiscutibles, y cuando subas posiblemente te den caza por que dicen que quieres cazar las almas de todos los presentes.

Sonrío levemente.

-Suerte, vas a necesitar un milagro para que cambien de opinión. Yo sólo quería acabar con las dos niñas diabólicas... y me tomaron por malvada... por no enterarme demasiado de lo que decían de un modo tan críptico.

Miro hacia la mesa.

-¿Qué hay de comer? Ah... ¿y quién eres allí arriba? Por que no recuerdo haberte visto... ni he escuchado ningún mensaje de aquí. Así, cuando vuelva, podré responder por ti sin dudar.

- No sé si ha sido tu muerte la que me ha permitido mover ficha o no, pero, al menos podré dejarles claro que mi muerte no cambia nada... Otra persona tiene mi poder y, ¿qué crees que pasará cuando se quede sólo con unos pocos y haya muerto su amiguita? Hay dos formas que tengo de salir de aquí: matando a los que están detrás de esto o metiendo a 19 personas en una ilusión, sabiendo ellos que yo soy quien lo hago, ya que yo dejé que se supiera y sé lo dije a nuestro anfitrión, y que me matarían en cuanto empezaran a ver que ese lugar se llena o que quedan pocos "allí arriba". ¿Creéis que soy tan estúpido de siquiera intentarlo sabiendo que fracasaría? Prefiero ayudar a lo primero. Es infinitamente más sencillo. Y si no me dejan, al menos les dejaré claro que vivo o muerto yo, no cambia absolutamente nada.

- Co... ¿Cómo? ¿Vanna... tú... Eres una de ellos? - Mi cara se retuerce en un gesto de confusión e ira, pero no tarda en volverse preocupación. - Mierda... Creo que mi ilusión está en manos de uno de ellos... Eko dijo que se estaba pensando robarle el poder a Vanna e, instantes después, actuó de forma extraña, como si estuviera muy enfadado por algo que había pasado. Su acompañante le preguntó y le dijo que estaba muy frustrado, pero no le dio detalle alguno. ¿Creéis que es posible que Eko haya robado el poder de ser uno de los asesinos?

Syd e habia quedado jugando con su cigarillo pero no fue hasta que Zagran hablo de la posibilidad que Eko fuera un asesino, que reacciono.

Habia dicho que eso era una posibilidad, pero no algo seguro. comento con la misma frialdad, sin darle la mirada a Zagran Por eso necesito el nombre de su compañera para tenerlos vigilados arriba y ver si traman algo. le explico sin mas detalles.

Miro a Vanna. Porque volverias?

Sonrío al chico, no porque me caiga bien, sino porque parecía un tocadiscos que se había quedado atascado en una canción, repitiendo una y otra vez lo mismo. - Venga, hagamos una cosa, ¿quieres que se le vigile? Intentaré hacerlo yo, ya que voy a intentar volver "allá arriba". Si no consigo convencerles de que no soy una amenaza y me matan, os lo diré, pero mientras, vigilaré yo.

Kaldreade reflexionó sobre las palabras que Zagam y Syd comentaban sobre lo que había hecho Eko, pero antes de poder expresarlas Zagam regresó a la vida. Así pues, sus palabras sólo fueron para Syd, y para Vanna si quería escucharlas.

Había la posibilidad de que se convirtiese en uno de ellos. También, que no pudiese robar dicho don, y por lo tanto haya desperdiciado su oportunidad hoy de ser alguien distinto. Quizás pretendía volverse uno de ellos, con la esperanza que sólo le durase un día y cuando dejase de serlo, revelar quienes eran los traidores. O tenía una forma pactada con la otra persona, para que muriese como traidor y resucitase nuevamente como inocente. Triquiñuelas así ya se hicieron la otra vez. - explicó Kaldreade - Aún así, habrá que tenerlo vigilado por si acaso.

Y con las últimas palabras, de él... El alma de Zagam volo hacia el otro lado por primera vez...

-Desconozco qué es el lugar de brumas, pero ya que estamos a solas...

Observo a Syd y sonrío, aquel chico parece ser poco más que una estatua.

-Marceline dices... Me alegra que al cuides. ¿Quieres que me confiese? ¿Quieres... la verdad?

Lo observo, realmente parece sincero y le sonrío, pues me gusta la gente sincera.

-Invítame a tomar algo, y hablaremos mientras.

Bienvenido seas Eko, mi voz será tu contacto con el otro lado, soy el nexo que te sigue uniendo a la vida.

Espero que todo este a tu gusto... Yo soy Kaldreade. El Siervo que os dara cavida en esta zona antes de la muerte. Seré tu compañía y confesor, todo lo que quieras, pídemelo, aquí estoy...

Cuando Eko llegó al lugar lo hizo con una amarga sonrisa. En cuanto fue consciente de dónde se encontraba se puso en pie y, sacudiendo el polvo de sus pantalones, se aseguró de tener su arma encima. Luego hizo un gesto de asentimiento hacia Kaldreade, tranquilo.

- Gracias. - Le dijo, mientras repasaba el lugar con la mirada. - Mi padre me ha hablado de ti. Es extraño encontrarte en este lugar. - Comentó mientras se acercaba a los otros.

- Hola, Vanna. Hola, Syd. - Saludó, antes de comentar con el ceño levemente fruncido. - Esperaba ver a Marceline por aquí.