Partida Rol por web

La Torre Tempeny es como un hotel. Allí, Allistair Tempenny controla quién entra y quién sale. Es más, él es el único que da las órdenes allí. Es un multimillonario que tiene a su cargo varios mercenarios que velan por la seguridad de los habitantes de esa torre de lujo. Entrar allí no es fácil, ya que para que les sea otorgado el pase y una habitación, se tiene que hablar personalmente con Tempenny y él, como siempre, dará el visto bueno al recién llegado.

Pero también tienen varios problemas.

Los necrofagos que viven en los subterraneos de la Torre, intentan por todos los medios entrar a ella y hacerse con su control. Y ese es el principal problema, pero no el único. Las incursiones de Carroñeros a las puertas, buscando un lugar donde vivir también son un serio problema. Hasta ahora, las defensas de la Torre han aguantado, pero quién sabe por cuanto tiempo más.

Las puertas de la Torre estaban cerradas.

Sólo pudistéis ver un interfono del cual una voz empezó a hablar.

- ¿Quienes sois? - Dijo la voz. - Veo por la cámara que sois muchos... bueno, bueno, bueno... y que váis bien armados por lo visto. Interesante. -

Un clic se escuchó en el interfono, después, otra voz.

- Lo siento amigos, sólo puedo dejar pasar a tres de vosotros. Ese es el sitio que tenemos. - Dijo Burke. - Claro que si hacéis un trabajito para mí... podría haceros hueco en la Torre para todos, y aquí estaréis todos a salvo. ¿Qué? ¿Os apuntáis? -

Las puertas permanecían cerradas de par en par, esperando una respuesta del grupo.

Escucho como nos impiden la entrada en el interfono, salvo a tres de nosotros. Miro a mis compañeros, dos hombres de mi legión, una nueva adepta, una mutante que quiere marchar con nosotros, uns extraña joven, un necrófago y un mutante, tan feo como todos.

Obviamente si alguien tuviera que entrar sería yo-digo mirando al resto del grupo -pero no voy a dejaros tirados, la legión cuida de todos aquellos que quieran luchar contra la RNC.

Me giro de nuevo hacia el interfono -Dígame ¿que necesita? ¿Tendremos acceso a unas comida gratuita también? El trabajo cansa bastante, ya sabes.

- Tengo dos problemillas que necesitan solución. Claro que estos problemas uno es común. Es matar a unos cuantos necrófagos que viven aquí abajo. - Dijo Burke serio.

Después se escuchó un susurro, de otra voz, y el Señor Burke carraspeó.

- El segundo problema es más secreto, pero más peligroso... obviamente que la recompensa es más jugosa. Cumplirlos, y tendréis todo lo que la Torre Témpenny pueda daros. -

-Matar está bien, y si son necrófagos mejor- vio que en el grupo había uno y varios mutantes así que se corrigió a sí mismo- quiero decir que mejor que nos demos prisa.

Aunque había una petición más. Una secreta.

-¿Nos pides que cumplamos una misión secreta sin saber cual? Somos buenos, pero no tanto...

Se quedó mirando a Cesar. Quizá él supiera de qué iba el asunto.

Quiero ayudar en acabar con lo que sea, déjeme que me quede y verá lo útil que puedo llegar a ser. Dije a la espera de ser aceptado en esta torre. Mientras escuchaba a los que allí presentes se encontraban y hablaban con la misma persona que yo me había dirigido. El encargado de aquella Torre.

Llegue al sitio correspondiente espero que fuera un sito seguro como es tempany, me pongo a investigar y veo que no había forma de pasar al territorio, por ningún lado, había mucha seguridad, no sé que por qué tanta seguridad, me acerco hacia un grupito que había allí al lado, y escucho por un interfono que no habla un voz un poco aguda diciendo quienes éramos, y a que habíamos venidos, y solo podía dar sitio a tres personas.

Me pongo a pesar quien será ese señor y que trabajo no quería dar, pero lo que tenía muy claro que yo esta predispuesta a colaborar y hacer lo que hiciera falta para mantenerme con vida. Alzo mi voz por si me podía ver o escuchar y digo. -Yo estoy dispuesta a colaborar si usted me lo permite, pero debemos saber a que nos enfrentamos si aceptamos, y a que formas de vida o si estaremos ante el peligro estaremos.
 

- Oh, el trabajo secreto... bueno, no es que sea un secreto y no os lo pueda contar, sino que es un secreto para que vosotros no contéis nada. En si, la cosa es sencilla, es ir a un sitio y hacerlo volar por los aires. ¿Sabéis dónde queda Megatón? Bueno, resulta que Megatón tiene una bonita bomba en el medio de la ciudad. El trabajo es sencillo, yo os doy un aparatillo muy bonito, vosotros lo ponéis en la bomba y volvéis. Os dejamos pasar a todos para que subáis hasta el último piso a ver los fuegos artificiales. Entre eso, y los Necrófagos, creo que os podemos hacer un bonito hueco por aquí. ¿Qué decís? No os pedimos mucho, pero si queréis entrar, esas son las condiciones. Sino, volvéis al Yermo Capital y pasáis allí la noche... hasta que decidáis iros a otro lugar o cumplir lo que os pido. - Dijio Burke por el interfono. - Sois muchos y podéis hacer dos grupetes si os apetece. -

Espera un segundo ¿me estás pidiendo que ponga una bomba y mate a decenas de inocentes solo por un lugar donde pasar la noche? ¿estás majara? La Legión no mata sin razón. Quiero suministros, armas y algunas armaduras, además de munición. Si tenemos que bajar a matar necrófagos lo necesitaremos y si tenemos que poner una bomba será mejor ser precavidos-respondo al interfono.

Mis ojos se posan en todos los presentes, si hacemos esa misión estaremos cambiando su vida por la de decenas, algo que no acabo de ver que sea justo. Sin embargo mi vida vale las suyas y más así que no veo problema alguno -Hombres de la Legión, os ordeno que deis vuestra opinión sobre este trato.

- Las recompensas vienen después, caballero. Si queréis entrar aquí, esas son las condiciones. - Dijo Burke. - Además, no tenéis que poner una bomba en Megatón, la bomba está allí. Es una bonita bomba atómica sin detonar en la mitad del pueblo. Sólo tiene que acercarse una persona, colocar el dispositivo y regresar aquí conmigo. Entre más rápido lo hagáis, más os daré. ¿Queréis armas? ¿Munición? ¿Armaduras? ¿Comida? Tenemos de todo, amigos, de todo, pero claro, si no hacéis los trabajitos, aquí no entra ni Dios. Así que, como os pongáis chulos, dormiréis a la interperie, en el Yermo. Vosotros decidís. -

Al llegar a la Torre Tempenny una voz nos dijo que eramos mucho para entrar y que deberíamos arreglarles unos asuntillos para que nos dejasen entrar, no era por nada en especial pero no me gustaba PARA NADA que me obligasen a hacer cosas como matar, llevaba ya mucho tiempo sin emplear mis fuerzas en algo violento y una cama no me haría cambiar. Ahora me interesaba más llevarme bien con las personas del Yermo y ese no era el camino.

¡¡¡Que os den, gente de la Torre Tempenny!!!, acabad vosotros mismos con los necrófagos, ya buscare otro lugar donde pasar la noche. 

Me recoloque mi peluca rubia y me senté en una gran roca a la espera de que todo el grupo decidiera que hacer, al parecer esos legionarios podrían realizar la tarea encomendada.

¿Activar una bomba? ¿Matar unos necrófagos? Escucho la conversación a través del interfono desde una posición rezagada, detrás de mi nuevo amo y sus demás esclavos (un robot y otro humano). Aunque me horroriza la idea de matar a gente (sí, incluso a esos zombis absurdos salidos de una vieja película de serie B), no muestro emoción alguna en mi rostro. Ni sorpresa ni horror. Como siempre, haré lo que se me ordene.

Es por eso que cuando el amo pide nuestra opinión, sí que me sorprendo. Un amo que pide opinión... Aunque claro, es bastante probable que pida la opinión de sus otros dos esclavos y no la mía. Hmmm... me pregunto si también me lo pide a mi. Mi antiguo amo a veces me pedía la opinión cuando traía a una nueva esclava a su cama, aunque casi siempre, en realidad no quería escuchar mi opinión, sino la suya a través de mis labios.

- Haré lo que se me ordene, amo. -Respondo, al fin. Ajá. Directo y conciso.

¡Qué buena esclava es Clover!

-Hombres de la Legión, os ordeno que deis vuestra opinión sobre este trato.

-Señor, mis directrices de combate regulan que salvaguardar a la población civil de las acciones bélicas es también una prioridad. No parece que en Megatón haya ningún enemigo así que ese curso de acción debería estar descartado. Por otra parte, hacer frente a una amenaza armada contra este lugar sí entra dentro de los parámetros de mi misión. 

Escucho abatido las peticiones de aquel hombre que vendeía nuestra inocencia por satisfacer un deseo.

Me doy la vuelta sin quere escuchar más aquella voz y digo: Fawkes no es un cobarde, Fawkes no mata a inocente.

Fawkes no quiere hablar con cobardes.

-Hombre... matar necrófagos que molestan y atacan es una cosa, no tengo problemas con ello...

Pero la bomba, ya no estaba tan seguro.

-Sin duda yo haré lo que ordene, Cesar, pero no sé yo... parece arriesgado y no me gusta la posibilidad de que alguien inocente muera.

Una cama y comida era un lujo en esos tiempos, sin duda. Pero a veces los precios a pagar eran elevados.

- ¿Gente inocente? ¿En Megatón? ¿De verdad estáis hablando? - Dijo Burke bastante enfadado. - No conocéis la historia de Megatón, ¿no? Bien, en resumidas cuentas, Megatón es una localización que utiliza el Enclave para infiltrar a su gente entre nosotros. Yo vivía allí... con mi mujer y mi niña de 3 años... y cuando descubrí lo sucedido, vinieron a mi casa por la noche y mataron a mi mujer y a mi niña, y a mi me capturaron y me ataron a esa maldita bomba durante dos días enteros. Y fue el Señor Tempenny el que me rescató... y me trajo aquí. -

Se quedó en silencio durante unos segundos y continuó.

- ¿Inocentes? Juas. Sus habitantes han masacrado a más personas que las que podáis pensar. Haced lo que queráis, aquí no tendréis sitio hasta que vea Megatón volando por los aires y a esos necrófagos destrozados. ¿Inocentes? Por todos los cielos... no sabéis nada... -

-Mis análisis preliminares me dicen que si un cuerpo humano hubiera estado atado dos días seguidos a una bomba atómica activa, la radiación resultante le habría matado en el acto. Sin embargo está usted aquí hablando con nosotros, los cálculos lógicos concluyen que usted miente -declaró RL-3 con su chirriante voz metálica.

- Existe el Rad-X, señor robot. Y el Señor Allister me daba varias dosis al día. Pero no estoy aquí para que me creáis, las puertas seguirán cerradas hasta que decidan ayudarnos. Lo siento. - Dijo Burke. - Que paséis buena noche en el Yermo. -

Y el intercomunicador se cerró.

Tras escuchar a mis hombres hablar, pues la opinión del resto poco me importa mientras no sean miembros de mi Legión, respondo por el interfono -Mire, haremos una cosa, aquí estamos la cifra nada desdeñable de ocho y usted nos permite el paso a tres. Le propongo un trato, matamos a esos asquerosos necrófagos y ustedes nos permiten entrar a cinco de nosotros. Así tendré tiempo para pensar en lo de Megatón y una base desde la que llevar a cabo nuestras pesquisas ¿que le parece? La mitad de sus problemas serán resueltos por mi, Cesar, señor de la Legión, y sus aguerridos soldados.