Partida Rol por web

La bestia se estaba debilitando y los demás se recuperaron gracias a Kat y su mesa voladora, debería haberle agradecido pero en ese momento el monstruo se puso su mirada en ella, nunca vi a alguien (o algo) tan enojado, ya no actuaba con sensatez sino como un animal no-pensante.

-No, por aquí!!- grite pero no me escuchó, y aunque lo haya hecho ya era muy tarde, Katherine ya había sido golpeada y no tenía buen aspecto. -Yo te acompaño, si hay algo afuera son mejor dos varitas que una ¿no?.-le dije a Cameron, Kat había salvado a sus amigos, lo menos que podía hacer era llevarla a la enfermería.

-Chicos escuchen. ¡No permitan que la bestia se acerque a la lanza, tal vez deje de pensar pero no es tonta, atáquenlo con todo lo que puedan pero que no.. se acerque... a la lanza!!-les grite a mis compañeros, tal vez no sea un líder pero no quería irme sin dejar mi grano de arena.

-Si vuelven muchos diablillos o los que están causan problemas que solo 1 o 2 se encarguen, la prioridad es el demonio no sus secuaces. Y por último... ¡¡FILIPENDO!!- les indique a mis compañeros para al final lanzarle un hechizo al monstruo corriendo hacia la enfermería, tal vez allá sido por correr o por cualquier distracción que no le di a la bestia pero no preocupe, hubiera sido mejor darle pero "bruuu" detalles.

Mis compañeros me hicieron reaccionar. No quiero tener miedo, ¡no debo! ¡Tenemos que estar unidos! ¡Asustada solo voy a hacer daño!

Siento como mi varita tiembla. Trato de levantarla…

TE HARÉ PEDAZOS MOCOSA TONTA.

- ¡No!

¡Atacó a una niña! Kat, le gritan sus compañeros. ¡No, alguien tiene que detenerlo!

Como si algo se hubiera apoderado de mí, sin pensar, sin sentir más miedo, sin desear nada más que evitar que ese demonio asqueroso siga haciendo daño, me muevo entre mis compañeros más grandes, llegando a ellos casi al mismo tiempo que Cameron y sus amigos Ravenclaw. Con firmeza, sin dudar, extendiendo un brazo hacia ellos como si fuera un escudo humano, dispuesta a que me golpeara antes que a ellos, estiré mi mano derecha contra el demonio.

¡Kat no!!!!- "Debo hacer algo rápido"

Ya basta bestia tonta ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? - digo mientras apunto mi varita a la espalda de la critura.

¡Diffindo! - grito mientras le ahgo un pequeño corte en la espalda con la intención de distraer a la criatura para que Cameron pueda sacar a Katherin del  peligro.

Tras la feroz embestida de aquel sanguinario demonio, Katherin quedo tendida en el suelo muy mal herida, lo que desato la furia de sus compañeros, quienes no tardaron en atacar al demonio con todo lo que tenían pero la bestia no parecía querer desprenderse con facilidad del cuarpo de Kat.

Sin embargo, la situación dio un rápido giro cuando Cameron cargo contra el demonio y tomó a la pequeña Katherin en brazos para luego salir corriendo hacia la enfermería, cubierto por Connor.

Al darse cuenta de que había sido engañado, la feroz criatura decidió lanzarse en persecución de Cameron mientras Artemis Y Daphne intentaban llamar su atención inútilmente.

Mientras aquella criatura salía corriendo tras Cameron y Connor, un diablillo se materializo en la espalda de Artemis y lo atacó en el cuello causandole un tremendo corte antes de desvanecerse en el aire con una macbra sonrisa.

Tan cabreada estaba que mi concentración se fue al garete. Mi magnífico hechizo no alcanzó su objetivo. Por suerte, mis compañeros consiguieron sacar a Kat de allí y atacar al diablo. Al ver que este corría detrás de Cameron y Connor, lo apunté con la intención de deternerlo - impedimenta - dije, pero con el mismo resultado anterior. 

Maldiciendo a todos los diablillos, diablos y sus antepasados, eché a correr detrás del diablo, para ayudarlos. Concentración, Jane, concentración, así no puedes hacer nada. 

Entonces, vi que Artemis era atacado por un diablillo, y juré el doble. Dubitativa, vi como los otros se alejaban con Kat. Al final, decidí ir a ayudar con el demonio. Alguien quedaría con el chico, y por el momento no parecía que fueran a volver a atacar. Sin embargo, el enorme demonio parecía muy predispuesto a acabar con aquello sí o sí. Agarrando fuerte la varita, e intentando concentrarme, seguí el camino hacia la enfermería.

Freddy no se dio por vencido, cuando el demonio salió tras de sus compañeros lo persiguió rápidamente con la varita preparada. No iba a dejar de atosigarle hasta que cejara en su empeño.

Buscó un momento propició mientras corría hacia él y gritó: ¡Filipendo! mientras apuntaba con su varita.

No dejaría que volviera a tocar a Kat.

Gracias a dios mis compañeros lograron salir. Estaba a punto de cruzar la puerta, cuando al girar veo un espectáculo horrible. ¡Artemis!

Corrí a su lado. ¡Bestia asquerosa! ¿Qué ha hecho? Quiero llorar. ¡Solo somos niños!

Me quité la túnica y deshice el nudo de la corbata tan rápido como pude. Mis manos están llenas de sangre. Acompañaba a mamá a estudiar para enfermera, sé que hacer, creo que sé que hacer. Trato de recordar…

Primero acomodo su cuello, elevando su barbilla para expandir su tráquea (¿se llamaba así?) Había que apretar la arteria… es peligroso si… si… si algo de retorno venoso…

- … dejar suelto lo empeora porque tiene que detener el flujo sanguíneo de la arteria en lugar de solo detener el retorno venoso… - dudó en seguir.

- ¿Por qué?… - papá animaba a mamá.

- Porque…  - esperábamos impacientes, mirándola sentados en el comedor. Papá tapaba el libro mientras ella intentaba concentrarse -  ¡Porque el sangrado se hará más fuerte debajo del torniquete!

- ¡Bingo! – gritamos.

Con los dientes rompí parte de la túnica. Doblé el pedazo para hacer un triángulo y lo presioné sobre la herida mientras con la corbata rodeaba su cuello para hacer un torniquete firme. Dios, mamá, por favor espero estar haciéndolo bien…

Lo apreté lo más que pude sin que le impidiera respirar. Con cuidado, rogando que ese demonio no nos vea, como pude lo alcé por los hombros apoyando su cabeza en mi hombro. Tenía que estar la herida más elevada que el corazón, eso lo recuerdo bien. Merlín, Merlín, Merlín…

- Resiste, por favor – le ruego, tratando de arrastrarnos a los dos a la salida.