Partida Rol por web

Empiezo a caminar ayudando a Artemis, cuando éste se desploma, llevándome con él. Mi espalda golpea el suelo y, apenas un instante después, el chico cae encima de mí, dejándome momentáneamente sin aire. En gran parte, porque me quedo mirando su rostro, a escasos centímetros del mío.

- No... No podemos... dejarte aquí... - digo, forzándome en que las palabras salgan - Ni separarnos... Allison. - alzo la voz para que mi amiga me pueda oir - Ayúdame.

Mérida, estoy muy débil y quizá no consiga mantenerme consciente mucho tiempo más. - dice Artemis casi en un susurro mientras acerca su rostro al de Mérida.

¿Sabes algo Mérida? Aún me gustas, nunca has dejado de gustarme  y la verdad es que si esta es nuestra última noche, al menos me gustaría poder besarte una vez. - agrega Artemis al tiempo que acerca sus labios a los tuyos.

Allison seguía en su tarea de encontrar la varita del Gryffindor, cuando le pareció escuchar un ruido lejano, como algo al caerse. ¿Libros quizá? - ¿Hola? - dijo alzando la varita hacia el pasillo, dándose cuenta de lo largo que era en realidad. Pero tenía que darse prisa en encontrar lo que le habían pedido, sin una varita uno estaba indefenso.

Indefenso... Eso le resultaba familiar, mientras seguía iluminando con Lumos buscaba con la mirada por el suelo dándole vueltas a una idea que no lograba tomar forma totalmente. Que raro, no la veo por ningún lado, quizá podría preguntar si recuerda en qué lugar más o menos... Mm.

Artemis, sigue encima de mi y se me acerca mientras va susurrando, haciendo que me olvide de que hace apenas un instante había estado pidiendo ayuda a Allison. Escucho sus palabras, mientras su rostro se encuentra cada vez mas cerca del mío, con una mano la acerca a su cara, acariciando su mejilla con la yema de mis dedos.

Sus labios se acercan a los míos.

- No digas tonterías, bobo. - le digo con una sonrisa, mientras mi cabeza se incorpora lentamente - Esta no va a ser nuestra última noche.

Tras eso, uno mis labios a los suyos, cerrando los ojos, rindiéndome al beso, pese a que no puedo evitar sentir una cierta sensación, una pequeña punzada en mi consciencia de que algo está mal. Pero la acalló, centrándome en sentir la caricia de los labios de Artemis.

Lo siguiente que sientes es como tus fuerzas te abandonan hasta perder la conciencia, mientras ves una sonrisa taimada en el rostro de Artemis quien tras acariciar tu rostro se pone de pie dejándote indefensa en el suelo.

¡Increible! Eres realmente fuerte niña, pronto volveré por ti, por ahora sólo relájate y descansa. - dice la voz de Artemis mientras sus pasos se alejan de ti.

Cuando nuestros labios se juntan, noto una sensación extraña en mi cuerpo.

Es mi primer beso, ¿es eso normal? Pero, entonces me doy cuenta de como las fuerzas se me van escapando e intento apartarme rápidamente, pero mis fuerzas me han abandonado. Ni siquiera puedo chillar para alertar a Allison.

Todo lo que puedo hacer es mirar al súcubo con los ojos entrecerrados mientras éste se levanta. Oh, Kronos, voy a acabar contigo. Contigo y con esa legión de demonios.

Voy notando como la rabia va aumentando en mí, rabia por la impotencia de la situación en la que me encuentro y por el hecho de que mi primer beso fue a un demonio que usó magia para obligarme a ello. Kronos cuando te enganche...

Asumes bien

Tras unos cinco minutos buscando la varita, escuchas unos pasos lentos y pausados que se acercan a ti, al volverte para buscar el origen de aquellos pasos, ves a un debilitado Artemis, quien camina apoyándose en las estanterías.

Hola Allison. ¿Cómo vas con eso hermosa? - pregunta el Gryffindir antes de sentarse en el suelo con cierta dificultad.

Al oír el ruido de pasos Allison se puso en tensión, alerta, pero al descubrir que se trataba de su querido Artemis se relajó un tanto. - Ah Artemis, eras tú.. Por un momento me asusté. Menos mal. - respondió soltando un suspiro, para luego sonreír tímidamente al Gryffindor mientras le observaba sentarse, realmente se le veía agotado. Pobrecillo. - Mm debo estar ciega o quizá rodase bajo alguna estantería, no logro encontrarla. - dijo mientras cruzaba los brazos a la altura del pecho.

- Aunque no deberías haber hecho el esfuerzo de venir, aún estás débil.. - comentó con tono preocupado, mientras echaba un vistazo al pasillo y de nuevo miraba por el suelo. Tenía la sensación de que se olvidaba de algo importante... ¡Ah si! - ¿Dónde está Mérida? - preguntó volteándose hacia el chico, apuntando con la varita para iluminar el espacio en el que se encontraban. Era raro que no siguieran abrazados, o que al menos ella no le hubiese ayudado a llegar hasta allí. 

Y es que a pesar de todo, la conexión que sentía con su mejor amiga era demasiado fuerte como para olvidarla. Incluso si ella se lo pedía, no se interpondría en su relación con el joven león.

Fue a buscar a Freddy, me dijo que no tardaría y me pidió que permanezcamos juntos. - responde Artemis mientras deja escapar un suspiro.

Al parecer Freddy también anda desaparecido. Ojalá Merida lo encuentre pronto, parecía muy preocupada por él, creo que a Merida ñe gusta Freddy. - añade Artemis con una sonrisa en los labios tiempo que fija su vista en los ojos de Allison.

No hay nada mejor que estar al lado de la persona que te gusta, aunque ella no lo sepa. - agrega el Gryffindor mientras, sutilmente, toma la mano de su compañera, al tiempo que su rostro se torna rojo.

Allison ¿Te molestaría quedarte un rato a mi lado, mientras recupero mis fuerzas? - pregunta Artemis un tanto nervioso.

Allison se quedó mirando al Gryffindor mientras este hablaba. Había algo en todo aquello que no terminaba de encajar. Lo primero: la forma banal con la que comenta que Freddy estaba desaparecido, ¿no se supone que son buenos amigos? A pesar del cansancio, Artemis nos hubiera acompañado aún a rastras, juntos, no dejándola marchar sola.

Segundo: A Mérida, que yo sepa no le gusta nadie. Quiere centrarse en sus estudios sobre la productividad de los cultivos.. Y... aquella noche yo estuve a punto de...   La pelirroja sacudió la cabeza, intentando ordenar sus pensamientos.   Y.. Y además la conversación que tuve con Artemis en el Lago, creo que aún siente algo por Hellen. Yo... 

- ¿Sola? N-no podemos dejarla sola Artemis, ni siquiera sabemos dónde pueden tener a Freddy... -repitió con cierta angustia en su voz. ¿Qué estaban haciendo? No tenían ni idea de dónde buscar y para su desgracia, las cosas iban a ponerse feas pronto.

Alzando la mirada hasta el joven que tenía frente si, que la miraba intensamente y con el rubor tiñéndole las mejillas.  Somos amigos, me lo dejó claro. Entonces esto solo puede ser... ¿No? Piensa Allison, oh Mérida por favor que estés bien.   - ¿Eh? - al ver como el joven le toma de la mano, la pelirroja traga saliva pensando en sus opciones, no tenía ni idea de a qué se enfrentaba, pero el aterraba la idea de que Mérida también estuviese en apuros. - No me molestaría para nada, pero no podemos dejar a Mérida sola. Ven, vayamos juntos. Lo mejor es mantenerse unidos, no separarnos. - ofreció intentando alzar al joven del suelo, para reanudar la búsqueda, esta vez de su mejor amiga. 

- ¿Mérida? ¡Mérida espéranos, no vayas tú sola! - dijo alzando la voz, con la esperanza de que en el silencio del lugar su voz llegase lejos. 

En verdad quisiera, poder ir contigo, pero es que no tengo mucha fuerza para ello, con algo de suerte y llegaré hasta la puerta de la biblioteca. - responde el Gryffindor con una expresión melancólica en su rostro, poniéndose de pie a duras penas, al tiempo que abrazaba a Allison por la cintura.

No te culpo por ir a ayudar a Mérida, en verdad yo mismo iría si pudiera, pero en mi condición actual, soy más un estorbo que una ayuda. - agrega Artemis dejando escapar un gran suspiro.

No te preocupes yo te esperaré aquí, como siempre, te esperaré aunque... bueno aunque sé que tus prioridades son otras. Cuídate mucho por favor y no permitas que nada te pase, no sé que sería de mi sin ti, por que tú eres la persona más importante en mi vida. - dice el joven, mientrasestrecha el abrazo y deja descansar su cabeza en el hombro de la Hufflepuff.

Allison miró con lástima a su querido amigo, si realmente fuera él tendría remordimientos por obligarle a moverse en ese estado, y mucho menos el dejarle solo. Pero... ¿Era él realmente? Había momentos en que lo daría todo por protegerlo, pero por otro lado su cabeza le decía a gritos que algo no iba bien.

Fuera el verdadero Artemis o no, a zalamero no le ganaba nadie. Quién o qué fuera poco importaba, porque al sentir los brazos rodearle la cintura, la cara de Allison pasó del blanco pálido al rojo cual tomate. - A-artemis... - tartamudeó sin saber como acometer la situación. Estaba deseando salir de allí corriendo y encontrar a Mérida, pero las dulces palabras de aquel Artemis hacían mella en su corazón. 

- Yo... Lo siento en el alma.. - comenzó notando como las piernas le temblaban. Al tiempo que deslizaba una mano con suavidad por el pelo castaño del joven hasta la nuca. Por favor Artemis, tenemos que encontrarte... Pensó mientras cerraba los ojos con fuerza, y un par de lágrimas brotaban de sus ojos. 

- Tienes.. Tienes que sobrevivir, ¿vale? Aguanta hasta que lleguemos por tí. Por favor. - dijo abriendo los ojos con una sonrisa triste, ya no sabía si lo decía al chico que tenía frente a sí, o como un pensamiento en voz alta. Depositó un suave beso en la mejilla del Artemis que tenía delante, para luego intentar separarse de aquel abrazo.

En el último segundo Artemis gira su rostro y sus  labios se encuentran en un calido beso, al tiempo que tus fuerzas empiezan a flaquear.

Rápidamente, pierdes el control de tu cuerpo y caes al suelo, mientras que en el lugar en donde se encontraba Artemis, ahora había un enorme demonio que sonreía con malicia.

Luego de dejar a Allison en estado de indefensión el enorme demonio reúne los cuerpos de las tres chicas en la antesala de la biblioteca y se prepara para darse un festín con sus almas.

Muy bien niñas, es hora de mi cena y creo que voy a empezar por ti cariño. - dice el demonio mientras sus dedos recorren el rostro de Kat con mucha delicadeza, para luego acercar sus labios a los de la Ravenclaw.

A pesar de su estado Kat no perdía la esperanza, tenía fe de que las demás se librarán del embrujó demoníaco, gran error, pues sus esperanzas se derrumbaron al ver que sus amigas venían sometidas por la misma trampa.

-Por dios chicas, !!¿Ustedes también?!!. No creí que calleran solo por un niño.-gruño molesta la Rubita en sus adentros.

Este fue solo el comienzo del circo de los horrores. El ente perverso ahora las acomodaba para sus planes, los cuales eran darse un festín. Este fue hacia Kat y se regodeo con sus facciones, a lo cual solo pensaba con la piel dándole calosfrios:

-Ugh, asco asco asco asco asco.......

Lo peor fue cuando iba a por sus labios, solo podía sudar por el horror que iba a pasar. No estaba en si asustada pues la repulsión que sentía opacaba todo miedo. Seguía repitiendo la misma letanía, horrorizada:

-Asco asco asco asco asco asco......-Seguía repitiendo en su mente.

Con esfuerzo, consigo mover los ojos lo suficiente como para ver que ese súcubo ha capturado también a Allison y, ¡Kat! ¡Ella también estaba allí!

Noto como empiezo a hiperventilar al ver que ellas están tan indefensas como yo, el pulso se me acelera y la adrenalina corre salvaje por mi cuerpo, pero lo único que logra es aumentar todavía más la rabia que siento por la situación de impotencia en la que me encuentro.

El demonio se regodea, acercándose lentamente hacia Kat.

Vamos, maldita sea, muévete Merida. Me repito una y otra vez, intentando forzar mis brazos a moverse. Tan sólo unos centímetros... Vamos, sólo necesito que mis dedos cojan mi varita... Y ya le enseñaré yo un par de cosas a esta panda de tramposos.

¡Vamos! Grito mentalmente, forzando toda mi voluntad para mover mis músculos, intentando reunir las pocas fuerzas que me quedan. Si después tengo que pasarme meses en coma recuperándome, no me importa, pero, ahora, ahora, necesito toda la fuerza que me queda...

Sus peores temores se hicieron realidad cuando aquel Artemis falso le besó, logrando hacerle perder las fuerzas por completo, negando cualquier intento de resistirse. ¡N-no no así y menos con un..! Pensó dolida viendo como el ser recuperaba su verdadera forma.  ¿Cómo habían tardado tanto en darse cuenta del engaño? El influjo que el demonio ejercía en ellas era, para su desgracia, bastante fuerte.

Una vez reunidas, Allison mira a sus amigas con una expresión de terror en los ojos. ¡Estaban allí! Aunque no del modo que l hubiera gustado pues las tenían crudas para salir de aquel lío. Hubiera preferido veinte nagas a esto... No podemos acabar así. Encima, aquel desgraciado quería empezar con Kat. Un gesto de enfado se instaló en el rostro de la pelirroja, que intentaba con todas sus fuerzas levantarse para abofetear a aquel engendro caradura. Necesitamos tiempo y un milagro.

En un intento desesperado clavó la vista en el demonio, esforzándose en intentar hablar. - C-creí...que tú y yo.. teníamos algo.. espe..cial, q-quie..ro ser... la pri..mera. - logró decir arrastrando las palabras, rezando para que se apartara de Kat antes de que fuera tarde.

El demonio sonríe mientras lleva sus labios hacia Kat que empieza a convulsionar al tiempo que su alma es jalada fuera de su cuerpo. Sin embargo, cuando el demonio está por devorarla, el cuerpo de Kat se ve envuelto en un resplandor dorado, que fuerza al incubus a retroceder bastante malhumorado.

- Maldita nefilim, tal vez no pueda devorar tu alma, pero sí que puedo cortarte tu cabeza. - gruñé el demonio conjurando una espada de llamas negras, la misma que alzo sobre su cabeza.

Al parecer la suerte de Kat estaba echada, sin embargo cuando el demonio se preparaba para asestar el golpe mortal, escuchan una voz bastante conocida.

Una voz que les hace sentir alegría e ira al mismo tiempo.

¡EXORDIO! - dice la voz de Artemis mientras el demonio suelta un grito de dolor y se gira en redonodo.