Partida Rol por web

Los despertares de Kat eran muy entusiastas y habría seguido si no fuera porque tenía algo que contarle.

- Buscaba aquella información para... bueno, para conseguir algo, aunque al final no lo necesité, porque con la información que ya tenía fue suficiente, y al final conseguí lo que quería, aunque no encontré la biblioteca, que era donde me dijo Hellen que encontraría la información necesaria, aunque creo que me estaba tomando el pelo... - me fui completamente por las ramas, intentando explicarme, hasta que Sù me pegó chillido como diciéndome ''al grano, que aburres'' y suspiré - bueno, la cuestión e que quiero enseñarte algo, pero tienes que prometerme que no se lo vas a contar a nadie, es muy importante que no se lo cuentes a nadie, uego te explicaré porqué. Sólo lo saben Merida y creo que Daphne también, y también Hellen, por motivos de guión, por supuesto - dije medio en bromas - así que... bueno... pues...

Sin decir nada más, me concentré en mi misma, buscando algo dentro de mi, y, de pronto, delante de Kat desapareció la Janelle Rose que conocía para dejar en su lugar una pequeña ardilla voladora.

Dio la sensación de que no había siquiera esperado a encontrar tiempo para escribir mi respuesta, pues llegó el mismo día incluso.

Cita:

Hola Jane:

¿Qué tal todo? Yo estoy pasándola muy bien, el entrenamiento es bastante complicado, pero vale la pena. Mi dominio de las runas se ha incrementado considerablemente. 

En mis ratos libres me la paso practicando duelos con papá o sus compañeros de unidad. En verdad le estoy sacando provecho a este verano, la próxima semana papá me ha prometido llevarme a visitar la torre de Londres por mi cumpleaños. Estoy ansioso.

Me alegra saber que estás pasando el verano con Kat, es una gran amiga, envíale un fuerte abrazo de mi parte.

Bueno Jane, debo irme, tengo que terminar un pequeño proyecto personal que quiero consultar con el viejo Ollivander.

Un abrazo

Artemis

Kat no entendía al comienzo por que Jane estaba cantinfleando al dar su explicación, pero todo quedo claro cuando Jane se convirtió en una ardilla voladora-¡¡¡Una animaga, Jane es una animaga!!!-pensó sorprendida. Si bien hasta hace poco no sabía de ellos fue durante las clases particulares de la institutriz donde se entero del tema, difíciles y muy extrictas rayando el tiranismo pero habían sido muy educativas-Con razón Jane es tan brillante, con una profesora tan dura tiene que serlo-Pensó Kat con tristeza. Aún emocionada dio un brinco del gusto, casi pegaba un grito de la emoción pero se tapó la boca para no llamar la atención. Ya pasada parcialmente la emoción bajo la vista hacia la diminuta Jane y le dijo emocionada:

-Oh cielos, oh cielos, oh cielos, oh cielos. ¡¡¡Eres una animaga!!!. Ahora entiendo por que insististe tanto en el tema de los Animagos en las lecciones vespertinas.

Dicho esto extendió su mano para que Jane se posara en ella, una vez se subió Kat la miró con ternura y le dijo:

-Así te vez muy linda Jane, ahh, hasta dan ganas de acariciarte.

Por un segundo Kat se vio a si misma con su mano libre a punto de acariciar la cabecita de Jane por lo que apretó el puño y lo puso en la cama para evitar la tentación. Jane era una animaga, eso era genial -ojalá yo también pudiera transformarme-Pensó sintiendose celosa. Fue entonces que a Kat le brillaron los ojos de la emoción y le preguntó:

Oye Jane ¿como te convertiste en animaga?, ¿se puede enseñar? ¿tambien puedo ser una animaga?

Tras la aventura en el bosque con el descubrimiento de que la leyenda sobre las hadas era cierta, ambas jóvencitas se embarcaron al día siguiente en la exploración de unas cuevas que el mar había excavado en la base de los acantilados. 

Con cuidado de no tropezarse con alguna piedra sumergida, Allison seguía el paso de su amiga mientras esta casi la arrastraba, aunque poco importaba porque estaba igual de emocionada por poder ver algo así con sus propios ojos. - Ooh, ¿cuevas marinas? ¡A lo mejor tenemos suerte y vemos espumeros o incluso caballos marinos, parecen hechos de espuma de mar! - comentó emocionada mientras se apresuraban ante lo que parecía una de las aperturas en el acantilado.

- ¡Anda mira Mérida! ¿Es aquello de allí? - preguntó mientras señalaba con la mano libre.

No me esperaba tanta emoción por parte de Kat pero sonreí encantada, bueno, o lo que podría ser lo mismo en la redonda cara de una ardilla. Me subí a su mano cuando me la tendió y le hice cosquillas con mis bigotes. Una vez en la cama, ladeé la cabeza mirándola con curiosidad. No había pensado en lo acariciable que podía ser, pero pensándolo bien era normal teniendo en cuenta lo pequeña y peluda que era.

Al oír su pregunta, agité mis bigotes nerviosa. Después, bajé de la cama de un salto y me subí por su pijama hasta su hombro y comencé a hacer gestos vigorosos para hacerme entender, lo que dio lugar a una graciosa escena de una ardilla agitando patas, orejas y cola como si estuviera teniendo un ataque de pánico. Al ver que no me entendía, bajé y volví a concentrarme para tomar de nuevo mi aspecto normal.

- No puedo decirte quién me enseñó, más por seguridad que porque no me fíe de ti - le dice con suma seriedad - y antes de intentarlo debes saber varias cosas. Primero, antes de intentarlo tienes que estudiar bien y fortalecer tu voluntad. Si fallas en tu intento podrías quedarte atrapada en el cuerpo de un animal para siempre. A mi casi me pasó - un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordarlo - segundo, debes pensarlo bien antes de convertirte en animaga. Ya sabes que Hellen es una animaga registrada, ¿verdad? Me contó algunas cosas terribles sobre el trato del ministerios a los animagos. Que cuando te registras te obligan a beber veritaserum, te hacen transformarte, te hacen fotos fotos, te manosean y  te interrogan sobre cómo lo conseguiste. Yo por el momento no me he registrado, por lo que no puedes contarle a nadie. Sólo Merida y Hellen lo saben, por razones de guión, y creo que Daphne también.

Mientras recorremos el sitio en un par de ocasiones tengo que sacar las manos de los bolsillos de la chaqueta impermeable. Aunque hace muy buen día, el verano es bastante frío en Cornwall, y la humedad y la brisa marina no ayudan precisamente. 

Cuando Allison me responde, hago un ligero gesto de burla con la cabeza.

- No me cambies de tema, ¿eh? Estábamos hablado de tu enamorado. - aún así, me giro cuando menciona la apertura en la base del acantilado.

Con la marea baja, las aguas se han retirado y se ve una hendidara en la base de los acantilados. Una hendidura misteriosa, oscura. Invitante.

- Sólo hay una manera de saberlo. - le respondo a mi amiga, tirando de ella hacia el interior de la cueva - Y no creas que te has salvado de mis preguntas.

Vigilando con donde pisamos y que la resaca de la marea no nos haga caer, nos adentramos en la cueva. Y el espectáculo es todavía más maravilloso que el exterior.

El suelo de la caverna está todavía mojado, pero no encontramos más que unas pocas charcas pequeñas a medida que nos adentramos en este extraño mundo subterráneo.

- ¡Lumos! - digo sacando mi varita de un bolsillo de la chaqueta y creando una pequeña bola de luz para que nos ilumine.

Contemplo todo con los ojos abiertos, es sencillamente maravilloso.

- Y pensar que todos estos años estaba convencida de que Cornwall era un sitio aburrido. Tenías que venir tú para abrirme los ojos y...

Pero me calló de repente cuando del interior de la cueva se oye un fuerte ruido como si alguien estuviera masticando piedras.

Allison desvió la mirada por unos instantes al ver que no se libraría tan fácilmente con el viejo truco de cambiar de tema. ¡Cachis! Estaba claro que nada se le escapaba a su amiga, aunque ya se imaginaba la clase de respuesta que le daría una vez se enterase. - Esto... Pues... La flor está bien, le dije a mamá que la regase una vez en semana, por suerte no parece requerir muchos cuidados. - contestó mientras pisaba con cuidado sobre la roca, la marea estaba lo suficientemente baja como para dejar al descubierto la entrada a una de las cuevas, pero si te descuidabas seguro que el agua era capaz de hacerte perder el equilibrio. Bueno, al menos sé que los kelpies habitan lagos y no el océano.

Sabiendo que no podría evitar la pregunta para siempre, Allison dudó un poco antes de seguir mientras Mérida lanzaba Lumos para poder ver mejor. - B-bueno, a decir verdad... N-no he tenido más ocasión de hablar con él... Con todo el follón de que se armó la última noche del curso... Supongo que ya tendré tiempo una vez regresemos a Hogwarts. - añadió casi a modo de pregunta, esperando no llevarse una regañina. 

Al escuchar a Mérida decir que ya no todo era tan aburrido desde que estaba allí, Allison ensanchó una sonrisa, que tan pronto se desvaneció al igual que la frase inacabada de su amiga. Abriendo los ojos como platos, y por acto reflejo sacó también su varita mientras miraba a Mérida con gesto interrogante. - ¿Qué.ha.sido.e-eso..? - preguntó casi entre dientes bajando la voz todo lo que pudo, arrastrando las palabras. Desde luego no son ni espumeros, ni caballos marinos.

Miro con una sonrisa amigable a Allison mientras se tropieza verbalmente a la hora de responder acerca de hablar con Longbottom. Si es que... Y sigo sin entender que le vé, la verdad.

- Bueno, todavía nos queda la poción de envejecer. Puedes usarla para sacarle información o si la creamos de manera regular, podríais salir juntos usando esa apariencia, ¿no? Yo soy inexperta en esas cosas. - digo encogiéndome de hombros, sonriendo - Hellen es la que tiene novio. - niego con la cabeza - En serio que no os entiendo.

Ya en la cueva, ambas nos quedamos calladas al oír ese extraño ruido y Allison me pregunta en un susurro.

- ¿Un troll marino? - le respondo con el mismo tono de voz.

Y, asiendo la varita con fuerza, empiezo a avanzar lentamente hacia el origen de ese ruido. ¿No quieramos una aventura?

Conforme se acercaban al ruido notan que un pequeño grupo de murtlaps está huyendo del lugar, algo parecía haberlos aterrado.

Los murtlaps estaban tan aterrados que simplemente pasaron entre ustedes y siguieron corriendo hasta perderse por el otro extremo del túnel. Unos segundos más tarde, un rugido ensordecedor invadió la cueva al tiempo que un enorme monstruo hacía acto de presencia.

Ante las palabras de Jane Kat puso una cara agridulce, en parte estaba triste por que Jane no quería "iniciarla" como una animaga pero en parte estaba feliz, no por que se sintiera alivida o algo por el estilo sino por que Jane le había dicho "tienes que estudiar bien y fortalecer tu voluntad". Era como si le dijera entre líneas "no, no ahora, hasta que estés lista y solo si estas segura". Kat se acerco a su amiga y la abrazó con intenciones de animarla, mientras lo hacia le dijo:

-Debió ser muy duro para ti, perdona si fui una tonta insensible.

Luego de esto se separo de ella y continuó:

-No te preocupes, no le diré a nadie. Recuerda que somos amigas.

Dijo para luego guiñarle el ojo en señal de confianza. Se alejó hacia la ventana y la abrió lo cual aprovecharon los fénix's para salir volando, se volteo hacia Jane y le dijo:

-Tampoco voy a rendirme, algún día yo también me convertiré en una animaga, pero no hoy, primero toca entrenar.-dijo para hacer una pantomima de un boxeador que trotaba-Sii, me entrenare como Rock y Balboa, digo un peleador muy famoso entre los Muggle.-Dijo para soltar una risilla al recordar la referencia.

Dicho esto Kat se cambio a su ropa de siempre, no le gustaba andar en camisón. Luego de desayunar Kat sacó los libros de su padre y mientras los ojeaba con Jane le dijo:

-¿Crees que podamos descifrarlos?. Durante todo un mes lo he intentado y no entiendo ni pío. Incluso estoy mas pérdida que cuando empecé.

Mientras los revisaba repentinamente Kat tuvo una idea, miro a Jane emocionada y le dijo:

-Oye Jane ¿no quisieras ir a mi casa unos días?. Podrías descansar de la institutriz cara de cuervo, veríamos televisión, unas películas muy divertidas y lo mejor de todo: verías el estudio de Papa. Si crees que estos libros son interesantes el estudio de Papa esta lleno de ellos. Solo tendríamos que pedirle permiso a tus papás y que la institutriz esa de el visto bueno.

Eso era sólo una formalidad ya que estaba segura que los padres de Jane le darían permiso, también accedería la institutriz no sólo por que lo ordenaría los papas de Jane sino por que de cierta manera ella toleraba a Katherin. Por como Jane se expresaba de ella sin duda era una señora elitista y muy exigente con todo, hasta con las amistades de Jane, parecía que ella le había dado el visto bueno a Kat pero ella sentía que la había "aprobado" sólo por que era rubia y de ojos azules mas que por ser estudiosa.-No se si sentirme aceptada o enojarme por esto-Pensó Kat.

Cuando veo a los murlaps huir desesperadamente, instintivamente me pongo en posición de duelo, dando un pequeño paso hacia el origen de ese sonido, preparándome para atacar e interponiéndome entre lo que sea que viene y Allison.

Segundo más tarde, la criatura aparece. Una extraña mezcla de pez y reptil gigante.

- ¿Qué hacemos? - le pregunto a Allison.

Después de enfrentarme a un demonio el último día del curso, prefiero quedarme a luchar. Además, si este mosntru sigue suelto, puede ser un peligro para el resto de la gente aquí en Cornwall.

Sonreí dulcemente a Kat.

- Bueno, no tanto, la primera vez que lo intenté casi la líe, por suerte tuve ayuda, pero la segunda vez estaba más preparada y aunque estaba sola lo conseguí. Por eso quiero que entrenes bien antes de intentarlo, tienes que usar tu sabiduría y tu fuerza de voluntad para lograrlo. Tengo miedo de no poder ayudarte si algo sale mal. Aunque... - miré al techo pensativa - si te quedaras para siempre como un animalito yo podría cuidar de ti, seguro que serías un animalito de lo más mona - dije medio en broma abrazándola.

Entonces, se alejó hacia la ventana y dejó salir a las dos fenix. 

- No te preocupes, serás una animaga increíble. Yo te daré las instrucciones básicas para que puedas entrenarte y cuando estés preparada, te ayudaré en todo lo que pueda. Estoy deseando ver en qué animal te conviertes, podremos ir juntas sin que nos vean a todas partes.

Los siguientes movimientos de Kat no los entendí bien, quería entrenar, pero parecía que quería luchar, y luego habló de un muggle luchador. Ladeé la cabeza pensativa y me reí con ella, tenía que aprender más cosas de los muggles con Kat.

Desayunamos y cogimos los libros del padre su padre. Estaba deseando echarles una mirada. Los anteriores días había sido imposible pero por fin podíamos ponernos con ello. Tampoco mis traviesos primos vendrían, por lo que no había un momento mejor. Me senté a su lado para ojear el libro.

- No lo sé, parece complicado - estaba concentrada en el texto cuando Kat me invitó a ir a su casa - ¿a tu casa? Claro, estoy deseando ir, allí podríamos estudiar los libros con más tranquilidad. ¿Televisión? ¿Películas? Eso son unos cachivaches muggles, ¿verdad? ¿Cómo son? - pregunte con curiosidad - sería mi primera vez en una casa muggle, no puedo esperar a ir. Y ver el estudio con todos sus libros... voy a hablar con papá y mamá para ver si me dejan - de la emoción salí corriendo por las escaleras abajo y volví en menos de cinco minutos - ¡Me dejan! Dicen que su a tu madre no le importa y me porto bien me dejan ir - dije dando saltos - la señora Brams no creo que esté muy contenta pero ella no lo decide.

Un par de días después, las maletas estaban listas en la puerta y mi madre se disponía a llevarnos de vuelta a Londres para ir a casa de Kat de camino al trabajo. Mi padre había salido pronto para la tienda y la señora Brams tenía un gesto torcido, pero no decía nada. Estaba claramente indignada.

- Bueno, cariño, ¿lo tienes todo? ¿El dinero para el material y todo lo demás? ¿Tu ropa y la escoba? Recuerda que vas directa al colegio desde casa de Katherin - asentía a cada cosa que me decía - de todas maneras, si te olvidas de algo nos mandas a Sù para que te lo envíemos.

- Sí, mamá.

Nos despedimos de todos y subimos al coche. Este era un coche mucho más sencillo que el de mi padre, pues mi madre gustaba de la sencillez, aunque tenía algunosd botones raros y cacharros mágicos que tenía prohibido tocar.

Al ver que se trataban de murlaps, Allison casi suspiró aliviada, aunque se alegraba de llevar botas, pero... Esos pequeñines no podían hacer aquel ruido tan fuerte de rocas, ¿no? Por desgracia, no iban a tener tanta suerte de librarse, porque el peligro se les presentaba literalmente en las narices.

Allison miró al monstruo con sopresa y terror, no lograba reconocer que clase de monstruo era ese pero desde luego amigable seguro que no. Viendo que Mérida le plantaba cara, la pelirroja apuntó con su varita hacia la criatura dispuesta a lanzar un hechizo si se volvía hostil contra ellas.

- Por desgracia no parece un troll, ¿qué rábanos es esa cosa? - dijo aún sorprendida de ver semejante criatura, y encima parece habitar demasiado cerca de la casa de Mérida, si era peligrosa sería mejor que no saliera de aquella cueva, pero... ¿Y si eran ellas las que habían irrumpido en su territorio? Allison intentó hacer memoria, intentando recordar si había leído alguna vez alguna descripción que se pareciera a lo que tenían delante. - Andémonos con ojo, t-ten mucho cuidado Mérida. - dijo preocupada de que pudieran resultar heridas.

La bestia las observa con curisidad como evaluando si vale la pena incluirlas en el menú o no.

Asiento a las palabras de Allison cuando dice que tenga cuidado, mientras sigo con la mirada clavada a ese bicharraco que nos estudio como pensando si comernos ahora o dejarnos para la cena. Por feo y agresivo que sea, esto no deja de ser su casa, en cierta manera.

Así que apunto con mi varita a un montón de algas que ha dejado atrás la marea al bajar a un metro delante de ese ser.

- ¡Incendio!

La bola de fuego vuela rápidamente, explotando, provocando grandes llamas y un acre humor al hacer arder las algas.

- Vamos saliendo. - le digo a Allison, mientras mi vista no se aparta de ese ser por si, pese a las llamas y el humo decide intentar seguirnos.

En ese momento, aunque no me guste la idea, tocará atacarlo directamente, sí o sí.

Sin haberse decidido sobre que hacer, Allison se sorprende por el estallido de fuego que prende unas algas que la marea había arrastrado, por un momento pensó que su amiga iba a atacar a la criatura, pero al ver que lo que pretendía era dejar claro que podían defenderse. - ¡Buena jugada! Sí, supongo que deberíamos dejarlo en paz, quizá este sea su hogar. - comentó, y sin perder tiempo se encaminó junto a Mérida hacia la salida de la cueva. 

- Aunque me gustaría saber que es, ¿tienes algún libro sobre criaturas fantásticas en casa? - añadió con interés, no sin antes mirar de cuando en cuando hacia atrás para ver si aquella cosa decidía seguirles, aún con la varita en la mano.

A lo mejor hasta tiene familia, hmm... 

Ante el pequeño incendio creado por Mérida, el pejelagarto ruge y retrocede adentrándose en la cueva, perdiéndose de vista mientras el mar apagaba las llamas.

Después de unas horas de viaje por fin habían llegado a Londres, no precisamente la parte más bonita sino una zona de vecindarios de clase media-baja. Donde los graffitis, el olor a smog, malandros encaramados en las esquinas era la norma. En medio de tan adorable sitio había una casa de 2 plantas de color blanco, la pintura estaba descolorida y se estaba cayendo a boronas por el paso del tiempo, el pasto del jardín en cambio estaba corto y bien atendido, producto de un niño de cabello Castaño que estaba trabajando con una corta-césped de mano. El niño al ver a las niñas llegar solo hizo una cara rancia como si hubiera chupado un limón, se volteó hacia atrás y dijo en voz alta:

-Mami, ya llegaron Kat y su amiga.

Hecho el anunció una señora de joven aspecto salió de la entrada de la casa, de cabello castaño y unos hermosos ojos azules se acercó a ambas niñas, usaba unos jeans de mezclilla y una camisa de tela ligera con unos tenis usados. Kat al verla tiro sus cosas y fue hacia ella dándole un cálido abrazó.

-Mamá-dijo Katherin muy contenta.

-Mi niña-miro a Kat con cuidado-Cielo santo, cuanto has crecido

-Sipi, crecí 4 cm este año-dijo bastante orgullosa.

-Oh wow, a este paso no vas a caber en la casa.

-Vamos mamá, no es para tanto.

Ambas no pudieron sino echarse a reír por ese comentario. Luego de unos minutos de una buena risa la señora Darling puso atención a Jane, se acerco a ella y le dijo:

-Hola que tal jovencita. Soy Clarisse Darling, madre de Katherin y de Fred. Oye Fred, ven aquí y presentate como se debe.

El niño giro los ojos con frustración, fue hacia donde estaba su madre y se paro junto a ella, miró a Jane con un profundo resentimiento y dijo intentando no atragantarse con su bilis:

-Soy Fredd Darling, mucho gusto....-esto último casi lo dice por la fuerza, como si quisiera decirle lo contrario.

Hechas las presentaciones la señora Darling saludo a la gente del coche y platicó con ellos un rato, en eso Kat le susurro a Jane al oído:

-Tranquila, que a Freddy le asustan los magos, no se ha echado a correr por que aún no termina con el jardín.

Tal como decía Kat Fredd a pesar de estar parado frente a ella y la miraba con rencor mas abajo de la cintura se veía que le temblaban las piernas. Solo estaba ahí parado debido a la disciplina laboral a la que estaba habituado. Luego de charlar un rato y despedir a la gente del coche la señora Darling puso sus manos en las caderas y les dijo a los niños:

-¿Que les parece si dejamos el trabajo por hoy y vamos a ver películas el resto del día?.

Fredd y Kat victorearon la decisión de su madre y entraron frenéticos a la casa. Era una casa modesta, con pocos muebles y una instalación eléctrica poco fiable con cables mal unidos con cinta de aislar. Kat iba señalandole cosas muggle y explicándole que hacian.

-Eso se llama nevera, es como una caja eléctrica que mantiene frías y frescas las cosas-abrió la puerta y le enseño el contenido, solo un par de paquetes de bacón y jamón con medio paquete de queso amarillo, luego abrió el congelador y se lo mostró, estaba vacío-Este es el congelador, aquí congelamos cosas para que duren más tiempo.-mientras lo cerraba le comentó-A veces pienso que adentro hay pingüinitos volando dentro de la nevera, pero creó que me imaginó cosas.

Luego de esto llevo a Jane a la planta alta, era un pasillo pequeño con 6 puertas, Kat abrió una, la que estaba al fondo a la izquierda y esta era su habitación. Sólo era un cuarto pequeño de color blanco descolorido, con una cama de madera vieja, un ropero rosa pequeño, un baúl de juguetes, un estante lleno de libros varios y un escritorio. La pared estaba tapizada de dibujos varios, desde unicornios, hadas, duendes, trolls, hasta elfos y otras criaturas varias. Kat metió a Jane en la habitación y le dijo:

-¿Que te parece? No es mucho pero esta es mi habitación.

Durante unos segundos no dijo nada, a Kat le daba vergüenza mostrarle su cuarto, comparado con el suyo era algo repugnante. Por suerte su mama las llamo:

-Niñas vengan. Hoy toca tarde de cine.

-Siii. Ven Jane, hoy conocerás las películas muggle.

Dicho esto la llevo a la salita de estar donde estaba un sillón viejo, una Tv grande con mas de 10 años y un reproductor VHS, al lado estaba una gran videoteca llena de películas clásicas. La señora Darling llegaba con Fredd y un enorme tazón de palomitas de maíz, miró a los niños ansiosa y les preguntó:

-Bien niños ¿Que veremos hoy?

Kat y Fredd no se llevaban bien, pero algo que ambos disfrutaba era la tarde de cine. Con un simple intercambio de miradas ambos se pusieron deacuerdo y dijeron al unísono:

-¡¡¡Las aventuras de Daitona Jones!!!

-Bien, Daitona Jones será.

Hecha la elección la señora Darling fue a la videoteca y saco una cinta que ponía de titulo "Daitona Jones y los cazadores del Arcón perdido". La puso en la videocasetera y puso play. La película iba de un arqueólogo que iba cazando tesoros y viviendo aventuras en los tiempos de la 2da guerra mundial. Cuando acabo la señora Darling quitó la cinta y les dijo a los niños:

-Hoy no fui por las compras y solo hay sobras para hacer emparedados-se rascó el mentón y concluyó-¿no quieren ordenar una pizza?.

Ambos niños victorearon la petición, la mamá de Kat habló por teléfono a un sitio llamado "Mario's Pizza" y al cabo de unos minutos llegó un repartidor con 3 cajas cuadradas y planas, le pagó al mensajero y este se fue. Al abrirlas se revelo que eran discos de pan con queso derretido y varias cosas encima, Kat y Fredd comían con gula algunas revanadas mientras la señora Darling le daba una rebanada a Jane en un plato, le sonrió dulcemente y le dijo:

-Anda come, que se enfría.

Todos comieron hasta que sólo quedaron 2 rebanadas huérfanas y que buscaron refugio en la nevera. Kat y Jane se enpillamaron y se dispusieron a dormir. Kat le ofreció su cama mientras ella pasaría la noche en una bolsa de dormir. Mientras se acomodaban Kat le dijo a Jane:

-Mamá esta de vacaciones, pidió esta semana para poder ir al Callejón Diagon.

Pasaron unos segundos y dijo:

-Mañana iremos al estudio de Papa. Por ahora vamos a dormir. Buenas noches Jane.

Con la súbita aparición de la llamas, esa extraña criatura retrocede hacia el interior de la cueva y Allison y yo aprovechamos para salir de ahí.

- Gracias. Sí, no creo que fuese justo que lo atacasemos cuando fuimos nosotras las que entramos en su casa, ¿no crees? - me quedo pensativa - No recuerdo ningún libro así en casa, peor podemos mirar. La verdad es que las criaturas mágicas nunca han sido mi fuerte. Justo ahora he empezado a poner con las plantas. Paso a paso. - le digo sonriendo.

Y salimos del todo de la cueva para seguir explorando la base de los acantilados.

Unos días después, ya de noche, Allison y yo estamos tendidas en la hierba, no muy lejos de la casa y con la tienda de campaña a nuestro lado. Tengo que reconocer que la magia fue terriblemente útil para conseguir montar la tienda.

Encima nuestro, el cielo es completamente desprovisto de nubes, permitiéndonos ver claramente las estrellas y la tormenta de estrellas que va a tener lugar esta noche.