-Es lo que tiene ser un angel ¿Verdad? Anda no intentes adularme que no vas a recibir menos de mi parte - Le respondí ante su halago a modo de broma. Sin embargo parecía que el pillo de Colton no quería quedarse corto y tras toda la ilusión que le puse a mi fantasía, respondió como si tal fuera la cosa. No me lo creí, obviamente, por eso resoplé al escucharle - Si claro, y yo tengo un pez de colores por lechuza - Por desgracia Dawn no era un pez... pero si una Lechuza negra preciosa. - Si lo hubieras hecho seguro que te hubieran expulsado de Hogwarts. Eso o incluso hacer tareas con el conserje. ¿Pero solo dos semanas sin escoba? Me comería un puñado de grageas de todos los sabores a la vez si fuera cierto - Y probablemente me arrepentiría... con que solo hubiera dos o tres con sabores raros... ya sería asqueroso, e incluso con mezclar los buenos también lo sería.
Pero es que lo peor de todo es que me explicó con todo lujo de detalles como debería hacerse y esoo me hizo quedarme mirandolo estupefacta y con la boca abierta. - ¿Estas de broma? - Ahora lo preguntaba en serio - ¿De verdad lo hiciste? - Seguía sin poder creermelo, peeeeeeeeero....
Obviamente, entré a su compartimento y me senté, era algo que tendría que sopesar muy bien ya que me parecía increible aquello y obviamente quería probar, pero tampoco quería recibir el castigo que había imaginado, no quería volverme a casa. Eso si por otro lado, no me pasó desapercibido la baja estima que se tenía Colton así mismo - No eres tan terrible, que lo sepas. A mi me caes bien. - Era dificil que hubiera gente que lo hiciera... pero lo había - Pero no se me quita de la cabeza lo de volar junto al tren - Era obvio.
No obstante si que me hizo reir su "competición". Yo nunca me había visto atractiva como para atraer a los chicos, y mucho menos pensé en un chico de forma "romantica", pero me hacía gracia que me comparase con un angel - Angel caido querras decir. Pero nah, nadie liga conmigo - o no me daba cuenta - Aunque... - Me acerqué a acariciarle la mejilla como había visto en peliculas, suavemente y que pareciera una de esas bien romanticas - igual si que estoy tratando de hacer algo contigo... que pena que me hayas pillado... - Sin embargo, le toqué la nariz a modo de "despierta" - No me seas bobo. ¿Quien va a querer a un manojo de nervios como soy yo en persona? Y me caes muy bien, pero no sé, nunca he pensado en eso. - Me encogí de hombros. - Así que por ahora mi corazón vaga libre... Y supongo que imposible de cazar, como una Snitch... A no ser... que seas buen cazador. - Y le dediqué entonces un pequeño guiño, algo complice y traviesa, pero también tierno.
Tomé el chocolate que me ofreció - Uuuuu, graciaaas, ya tenía hambre - Y empecé a comerlo, sin embargo la fiesta no iba a durar mucho. A pesar de habernos acomodado los dos en el camarote, esa sensación que notaba y más aún al verlo pasar, hizo que me pusiera alerta, más de la cuenta en realidad... Y Colton pudo notarlo porque tomé el mango de mi varita en mi mano libre de chocolate.
Me puse en pie para ponerme en la puerta del compartimento y ver a donde se dirigía... Y no me gustaba nada lo que podría ocurrir yendo a donde iba. Miré entonces a Colton - ¿Quieres ayudar a este ángel a convertirse en una diablesa? Porque me da que igual me castigan antes de llegar a Hogwarts por partear a alguien de sexto. - Obviamente iba a ir tras Lysander, si en el siguiente compartimento estaba Eddie, más le valía al capullo de sexto mantenerse alejado.
Colton lanzó una risotada mientras negaba con un dedo. Amy había mal interpretado lo que había dicho, o tal vez intentaba llamar su atención para que la mirara de otra manera. Bien mirada, Amy si que tenía carita de ángel, pero también un brillo malicioso y divertido en los ojos. Era un poco como él, si el fuera de los populares y no tuviera la fama que tenía, claro.
- He dicho carita de ángel, no que seas un ángel. Si mis fuentes no me engañan, las travesuras no te son tan ajenas.... y las chicas buenas no vuelan en escoba a Hogwarts - Dijo con una sonrisa. Peeves le había hablado de ella para provocarle. Amy ha hecho una gran travesura y tú no, si te duermes te va a superar, y claro, a Colton en travesuras no le podía superar nadie, así que realizaba otra más grande.
Cuando le contó como se había escapado del tren para volar y no le creyó se sonrió. Normalmente le pasaba lo contrario, que le atribuían cosas que no había hecho, pero nunca le había pasado eso de confesar una travesura y que no le creyeran. Puso cara divertida mientras Amy trataba de comprenderlo, incluso diciendo que se comería un puñado de grageas de todos los sabores. Simplemente le respondió con una sonrisa de suficiencia, dejando que la verdad poco a poco calara en ella. Al preguntarle si lo había hecho de verdad, le dijo en tono divertido
- No, no lo hice, yo sería incapaz de romper las reglas, soy un alumno ejemplar - dijo con una risita que daba a entender todo lo contrario. - Pero si te atreves, conozco a alguien....
Amy admitió que Colton le caía bien, y que no creía que fuera tan terrible. Eso, después de la experiencia con María le hizo sentir bien. Se encogió de hombros ligeramente antes de confesar
- A veces me pasa, a veces la gente me tiene miedo, y esto no es broma....
Se rio de sus tonterías sobre lo de la competición de atracción - repulsión, y se sonrió cuando dijo que nadie trataba de ligar con ella. Él había visto algún chico revoloteando, pero Amy parecía no hacerles mucho caso, e igual ni siquiera sabía que lo hacían por eso. Se sonrió. Cuando Amy se diera cuenta probablemente arrasaría en el castillo, pero de momento estaba bien así, centrada en lo importante, las travesuras. La sonrisa de Colton se borró cuando vio que lo iba a acariciar, incluso igual le iba a coger la cara para darle un beso. ¿Un beso? ¡No! Él no sabía como se daban besos y no quería hacerlo mal. Había visto películas, pero esto era de verdad, y Amy decía que sí que la había pillado. Dio un pequeño respingo hacia atrás. Bueno, si tenía que besar a una chica, Amy le parecía bien: Guapa y hace travesuras, perfecta para Colton. Empezó a cerrar los ojos, como había visto en las películas, y entonces le dieron en la nariz.
- Nadie, nadie.... claro.... como una snitch - Dijo tratando de recuperarse, sintiendo como el calor se arremolinaba en sus mejillas y rezando para que no se le viera el rubor. Se sonrió, la mención del quidditch le salvó y permitió que se serenara - No soy buen cazador, yo soy golpeador, de los que derriban a las hermosas damiselas de sus escobas para que no escapen - Dijo devolviéndole el guiño, más tranquilo, ahora que todo estaba más claro.
Compartieron chocolate muggle y poco después se cruzó el repelente de Lysander por el pasillo, en dirección al compartimento de Eddie y Maria. Amy activó el modo alerta y le pidió ayuda con el chico de Ravenclaw. Una parte de él quería ayudar, pero claro, igual era peor si iba, porque María lo había echado del compartimento minutos atrás. Colton suspiró, sacó su tirachinas y colocó una piedrecita en él.
- No puedo entrar en el compartimento, porque... bueno, digamos que le doy miedo a la chica que va en él, y sería peor, pero nadie puede impedir que me quede en el pasillo cubriéndote la espalda. - Sonrió abiertamente - Veamos como eres en modo diablesa. Esto va a ser divertido.
El Prefecto se encontraba en el umbral del compartimento, pero desde su posición era poco probable que pudiera ver a Amy y a Colton fisgando.
A pesar del sonido de la locomotora comenzando a arrancar y de los silbidos del vapor que emitía, podían escuchar las palabras del "Pájaro de mal agüero".
—Disculpad la interrupción —dijo con una voz suave, de esas que no necesitan subir el volumen para ser escuchadas—. Me llamo Lysander Rowle. Prefecto de Ravenclaw.
Hizo una ligera inclinación de cabeza, como si el gesto fuera parte de una ceremonia antigua que sólo él recordaba.
—Vengo de parte del Director Dumbledore —continuó, y hubo algo en su tono que, sin ser solemne, invitaba al silencio, como cuando alguien nombra a un viejo amigo que ya no está—. Me ha pedido que os guíe a otro compartimento. Uno que —miró entonces directamente a María— está… mejor preparado para vuestro viaje.
No explicó más. No lo necesitaba.
Había una calma extraña en su forma de estar de pie, como si el pasillo fuera suyo, y el tren también, y el mundo entero un tablero donde él se limitaba a mover piezas con cortesía y precisión. Se hizo a un lado con un gesto leve de la mano, dejando el paso libre, pero sin apurar.
—No hay prisa —añadió, apenas un susurro—. Hogwarts nos espera, y la niebla no impide que lleguemos, sólo que lo hagamos juntos.
Y entonces, sonrió. No fue una sonrisa amplia, ni festiva. Fue una de esas sonrisas que sólo ofrecen los que han visto cosas importantes y han aprendido a respetar los secretos ajenos.
Lysander Rowle. El prefecto que no daba órdenes, sino caminos.
Sin moverse un ápice de su posición, el prefecto aguardó un momento más, como si escuchara algo que aún no había sucedido. No giró la cabeza. No hizo ademán de mirar atrás. Simplemente habló.
—Scarford. Garrick. Grint.
La voz de Lysander no se alzó. Fluyó, serena, como si los nombres hubieran estado esperando ser pronunciados desde hacía tiempo. Como si él ya supiera que estaban allí, husmeando desde el pasillo, antes incluso de que se decidieran a mirar.
—La invitación del Director Dumbledore también se extiende a vosotros —continuó, con el mismo tono preciso y distante, como quien recita un hecho ya escrito en los márgenes del día.
Un leve silencio siguió a sus palabras. No había juicio, ni apremio. Sólo una especie de certeza tranquila, como la de una brújula que señala el norte incluso en la tormenta.
—Compartimento cuatro. Vagón de Primera Clase.
Y aún entonces, ni un giro de cuello, ni un parpadeo. Como si con el vistazo que les había dedicado instantes antes, hubiera visto el futuro entero, y no necesitara ya comprobar que lo seguirían.
El silencio tenía peso. No como el de una sala vacía, sino como el de una presencia que lo llena todo sin hacer ruido. María lo sintió justo antes de que la voz del prefecto se alzara —no con fuerza, sino con esa suavidad que, por algún motivo, todo el mundo parece escuchar.
—Scarford. Garrick. Grint
No había tensión en su tono. Ni rastro de enfado. Era una voz que parecía estar segura de sí misma, como si supiera de antemano cada paso que iban a dar. María notó cómo el aire cambiaba con esas palabras, como si se hubieran abierto puertas invisibles hacia otro destino.
—La invitación del Director Dumbledore también se extiende a vosotros.
Era extraño. Lysander no se había movido. No parecía mirar a nadie en concreto, y aun así, hablaba con la certeza de quien ha observado más de lo que los demás pueden percibir.
—Compartimento cuatro. Vagón de Primera Clase.
Nada más. Ni una orden. Ni una pregunta. Pero había algo en su manera de hablar que no dejaba lugar a dudas: no era una sugerencia.
Y luego, el silencio volvió. Pero ya no era el mismo. Era un silencio distinto. Como cuando alguien te tiende la mano sin tocarte, y tú sabes que, si das un paso, algo cambiará para siempre.
- Disculpad la interrupción, me llamo Lysander Rowle y tengo una nimbus 2000 dentro del culo... - Susurró Colton para que pudiera oírle solamente Amy. La mano de Colton estaba en su bolsillo, pero no para sacar la varita, porque sabía que nada podía hacer contra un prefecto, sino para sacar su tirachinas. Los magos, especialmente los Slytherin, lo subestimaban. Al ver un artilugio muggle pensaban que era un juguete, o una tontería, y más de uno había acabado con un ojo morado por fiarse. Tras escuchar un poco se dio cuenta que no venía con malas intenciones, si no que Dumbledore habían llamado a María y a Eddie a un vagón especial. Era raro, pero igual por el hecho de ser María ciega le habían dado un vagón adaptado o lo que fuera.
Un prefecto no era lo mismo que un profesor, pero tenía el suficiente poder para hacer que te castigaran o para quitarte puntos, así que, tendrían que hacerle caso. Le cogió de la manga a Amy y tiró un poco hacia atrás para llevársela de allí, ya que no tenían nada que hacer cuando el prefecto los llamó, por su apellido, como si fuera Snape o alguien de esa calaña
- ¿Qué pasa Rowlie? Nosotros no hemos hecho nada... - Todavía. Lo que le sorprendió es que la invitación le incluyera a él. Su relación con Dumbledore era casi inexistente, salvo alguna vez que lo había llamado a su despacho para regañarle, siempre de una manera amable y con una mirada pícara, como si en su fuero interno aprobara la travesura realizada. No sabía que pintaba allí, a no ser que quisiera que Maria tuviera amigos, y los convocara a todos para hacerle compañía. Carraspeó
- Claro, claro, ahora vamos. A sus órdenes, majestad.
Miró de reojo a Amy y le dijo en un susurro
- Creo que se han enterado de que ibas a romper las reglas y por eso nos llevan a la cárcel de primera clase....
Empezó a seguir al prefecto, pero dándole distancia a María. Ya debía estar desorientada con el cambio de compartimento para que se preocupara por la presencia de un Colton suelto por el tren
La señora del carrito soltó una risita breve y cálida, como una campanilla de cristal, mientras maniobraba el Expreso de Honeydukes hacia atrás con sorprendente destreza.
—Me temo que aún no, jovencito —respondió con una sonrisa que denotaba años de lidiar con bromistas más viejos que el tren mismo—. Aunque si encuentra una gragea con sabor a roble envejecido en barrica, ¡me lo dice! Podríamos lanzar una edición limitada: “Bertie Bott para caballeros”.
Hizo retroceder el carrito con una facilidad mágica y práctica. Su bata de lana gruesa se agitó levemente con el movimiento, y un suave tintineo de frascos de cristal se mezcló con el traqueteo del vagón.
Desde el otro extremo del vagón, las voces y pasos de varios estudiantes comenzaron a llenar el aire, acompañadas por el sutil crujido de suelas sobre la alfombra y el leve rumor de túnicas rozando los muros.
La puerta del compartimento cuatro seguía abierta, y la ráfaga cálida de su interior encantado parecía extenderse como una bienvenida silenciosa hacia los que se aproximaban.
La mujer, con gesto atento, volvió la vista brevemente hacia Argus y luego al grupo que se acercaba. No dijo nada más, pero permaneció a un lado, dejando paso con la dignidad propia de quien custodia un carrito que ha alimentado generaciones de estudiantes en sus primeros viajes a Hogwarts.
Pasamos al segundo capítulo
Podéis terminar cualquier conversación que tuviérais pendiente en este capítulo y pasar al capítulo 2 cuando queráis. Ya os he abierto escena y el drama os aguarda.
Estoy nerviosa pensó. Como todos los años, volvía a sentir las mariposas en el estómago como cuando fue su primer año en Hogwarts. No podía evitarlo y dada su condición más. Iba acompañada por sus padres en la estación, hasta que llegados a un punto, el padre paró a las dos chicas. Se puso a la altura de su hija y abrió los brazos. La joven sabía que allí tenían que despedirse. Desde que la chica entró en el colegio, el padre había optado por dejar que su esposa e hija avanzaran solas hacia el andén 9 y 3/4. Él pensaba que eso solo debían estar presentes los magos de verdad y aunque él estaba fascinado por el mundo mágico, sabía que ese lugar era para su esposa e hija. Helia corrió hacia los brazos de su padre y lo abrazó fuerte - Haré que te sientas orgulloso, papá - le dijo en el oído. Su padre le respondió de la misma manera - Siempre estaré orgulloso de ti - y le dio un beso en la frente como despedida.
Helia, después de las palabras de su padre, se sentía muy feliz aunque algo apenada de que no las acompañara. Le había insistido infinidad de veces y su esposa también, pero él les decía que consideraba que era mejor así. Le dio la mano a su madre e iban las dos cogidas. Le apretó ligeramente la mano y su madre, se lo devolvió. Sabía que en parte se sentía preocupada por su condición y aunque todo estaba controlado, gracias Moyra - la bruja de la manada de Faskally - siempre había una pequeña parte de ella que le preocupaba. Su madre estaba ahí para tranquilizarla. No solo deovlviéndole el apretón de manos, sino con palabras que necesitaba escuchar. Se relajó un poco más.
Comenzó a ver a varios de sus compañeros que iban llegando. Algunos más despacio, otros más deprisa, algunos que se paraban en seco antes de entrar. Ella, como cada año, se ponía en el lateral correspondiente del andén y esperaba a que su madre alzara su varita para capturar el momento - y para qué negarlo, también le gustaba ver a su madre como año tras año, su hija crecía.
Aily abrazó fuerte a su hija, no solo a modo de desearle suerte sino también para seguir tranquilizándola de que su condición, como los años anteriores, no será un problema - Te quiero mamá - le dijo. Se sentía muy afortunada por tener a los padres que tiene. Los quería y amaba mucho y daría la vida por ellos si fuera necesario, era algo que tenía muy claro desde su transformación hace cuatro años aproximadamente. Sus padres se desvivieron por ella desde el primer momento y era haría lo mismo e incluso más. Su madre también le correspondió y le dio otro beso en la frente. Se despidieron con una sonrisa.
Cogió sus maletas y justo cuando estaba subiendo al tren, el maquinista dio el aviso de que marcharían muy pronto Menos mal pensó y se dispuso a entrar hacia los vagones para ver dónde se sentaría, rumbo a los vagones de segunda clase.
No voy a concretar amigos pnj aun porque tengo que ponerme, espero que mañana lo tenga todo hecho
La chica iba con sus maletas y buscó un compartimento de segunda clase que estuviera vacío. Le devolvió a Amy el saludo - Hola, bien. La verdad es que estoy deseando llegar - le respondió con una sonrisa. Se metió en el compartimento de al lado de Amy y de su compañero de casa y si se sentaba en el lado que compartían pared los compartimentos, podía escucharlos.
Acomodó las maletas* de forma que si alguien entraba y quisiera viajar con ella, pudieran hacerlo sin problemas. Tenía muchas ganas de ver a sus amigos y esperaría a llegar al colegio como habían acordado ese verano. Dejó también bien acomodados a Ember - su lechuza con un plumaje con una mezcla de colores que iban desde los diferentes tipos de marrones hasta rojos y dorados - y a Mist - un hamster albino con los ojos azul cielo - a su lado. Se llevaban bien, incluso siendo presa y depredador. Era algo que le sorprendía mucho de aquellos dos Han tenido la suerte de que se han caído muy bien desde el principio se decía cada vez que los veía juntos.
Se sorprendió ver pasar a Lysander y se asomó corriendo a ver hacia dónde iba. Se paró en el compartimento de sus compañeros. No escuchó bien lo que les dijo, pero lo vio encaminarse hacia primera clase. Los miró algo sorprendida y les susurró - ¿Qué quería? ¿Nos vamos con él? - les preguntó con cierta curiosidad.
*Como parte de la maleta también voy a meter: una jaula para una lechuza mensajera y una jaula de hamster.
Lo he puesto así por los mensajes que se pusieron anteriormente, si hay algo que no cuadra, decidme y corrijo
-Pero si tengo carita de angel es porque algo de angel tengo ¿No? - La logica en mi razonamiento era aplastante, pero realmente no buscaba tener razón, solo chincharle un poco. - Claro que no me son ajenas, soy la reina de las travesuras, pero eso no me quita ser un angel ¿No? Asi que podría volar hasta Hogwarts, y ojalá por todo el mundo. - Obviamente quería ver su opinión a pesar de todo. Me encantaba volar.
Encima me bromeaba con el hecho de haberlo hecho, cosa que me hizo inflar los mofletes pero no le di más importancia de la que debía, a fin de cuentas sabía que me estaba engañando al decirme que no lo había hecho.
-Bueno... que la gente te tema. A mi no me lo das, ni me lo darás. - le dejé muy claro, pues la opinión que tenía de el era muy distinta a la que pudieran tener otras personas. Solo que aún no revelaría todo lo que opinaba de el. Incluso la broma del romance podría haber sido en realidad parte de mi opinión, pero en realidad... - Je... para golpearme primero me debes coger, así que espero que mejores como cazador. Eso o tener buena puntería, y puede que en eso te gane. - O podía que no, al menos no recordaba ningún rumor de que fuera malo apuntando, pero tampoco me preocupaba.
Tras ello, fuimos tras Lysander, y al principio agradecí el humor de Colton dedicandole una sonrisa complice. Eso templó mis emociones. - Creía que era su varita inflexible... - le continué la broma riendo poco por lo bajo. No obstante aquel momento no llegó muy lejos, pues aunque estuvieramos escondido, pareció que nos pilló de alguna manera... Casi odiaba eso de la gente que eran nuestros responsables. ¿Como se pueden cegar los ojos de la nuca? A saber... - ¿Primera clase? Invitación, wow, es todo un honor. - Aunque me gustaría saber donde está el gato encerrado... Por supuesto que esto huele mal - Sin embargo miré a Eddie y luego a Colton - En fin... supongo que lo pasaremos bien - Me dirigí para allí en primer lugar, tendría que tener cuidado con el prefecto de los pajarracos o podría pasar algo malo...
-Sinceramente... me da igual que me pillen. Lo que no quiero es que este abuson se aproveche de Eddie, y tampoco de la chica que está con el. Si hace algo grave, se va a enterar de lo que es una buena broma. - Quizás ese era mi lado más angelical
-Algo así Helia - Le dijo a su compañera cuando preguntó
Ahora posteo en el otro lado
Con la entrada de Helia, voy a modificar un par de frases de vuestros turnos, para que tenga sentido, si no os molesta.