Partida Rol por web

- Decidle a la niñita que ha salido corriendo y gritando que si quiere algo me busque en el siquiente vagón, tirando hacia la locomotora. - dice la señora antes de salir.

- ¡Dulces, dulces! ¡Sandwiches y zumo!

La señora de los dulces pica a la puerta de vuestro compartimento y abre tímidamente.

- ¡Qué niñas más guapas! ¿Algo para comer bonitas?

- Bueno sí... miedo, respeto, llámalo como quieras. Eres tan serio, creo que nunca te he visto sonreír, además parece que siempre estás tan distante, como si miraras al resto desde las alturas. Sabes... te pareces a tu serpiente. -Le dije tranquilamente como si aquella fuera la contestación más natural del mundo. Por lo menos a mí sí me lo parecía.

Cogí mi sándwich de queso y empecé a mordisquearlo tranquilamente, sin importarme mucho la reacción que pudiera efectuar mis palabras en Zane.

- ¿Sabías que en el Instituto Durmstrang esa materia se ve de manera distinta a Hogwarts? -señalé el libro que Zane había estado leyendo para que me entendiera.- Lo sé porque mi hermano es profesor allí.

Una sonrisa llena de orgullo iluminó mi cara al decir aquello, pero se enfrió rápidamente al ver pasar a la niña pelirroja pegando voces por el pasillo.

- ¿Acaso piensa que está vendiendo en el mercado?

-¡Gracias!-digo cuando Jack me da el dinero. Cuando voy a salir del compartimento, me da un capón, ante el cual me llevo las manos a la cabeza y me quejo:-¡Au!

Le saco la lengua de forma burlona y voy pasillo abajo, de vuelta a mi compartimento. Mientras, voy contando el dinero y una vez termino lo guardo en mi bolsillo.

No entendía muy bien la moneda mágica, pero bueno, ¡ya lo haría!

Está en el mismo pasillo que tu, pero en la otra punta.

Lion: No es necesario que copies las frases que dice el resto, sobretodo si apenas hay mensajes entre medio (o ninguno), ya que todos lo habrán leído. Es mejor si poner "el niño me saludó con una sonrisa, cosa que me gustó" o "puse cara de asco cuándo el niño de pelo negro me saludó" o cosas así, así la conversación se hace más fluida. 

Unos gritos me sobresaltaron y con los ojos como platos, observé por la puerta acristalada del compartimiento, a una niña pelirroja pasar corriendo y asomarse brevemente sin mediar más palabra que los gritos buscando a ese tal Jack. Pasados unos segundos una agradable señora entra anunciando la venta de comida. El estómago me ruge, sin duda es la hora del almuerzo. A mi pesar, he dejado la gran bolsa de chuches que mi madrina me regaló, dentro del baúl y no voy a ponerme a rebuscar en él.

Sonriendo, me acerco a la señora, -Deme 4 calderos de chocolate, 4 pasteles con forma de caldero, un paquete de grajeas, y 4 zumos de calabaza, por favor-. El dinero desde luego no es problema para mi, y es agradable poder compartirlo con estas niñas, todas a su modo parecen simpáticas, incluso la niña nueva que apenas ha hablado. Además, seguro que Aelia va a flipar con los dulces mágicos, dudo que haya probado alguno.

- ¡Ui hija! Si que tienes apetito - te dice mientras guiña un ojo. - ¿De que te gustan los pasteles? Los tengo de confitura de frambuesa, albaricoque y arándanos. ¿Quieres uno de cada y repetimos un sabor?

Mientras te pregunta eso ya ha sacado los zumos y los calderos de chocolate y te los da. También te entrega las grageas.

Recibo los calderos y los zumos y entrego uno a cada una de las niñas, las grajeas me las guardo yo para luego compartirlas. Cuando vuelvo a acercarme a la mujer, la observo dubitativa un segundo, hasta que al fin respondo, -Yo lo prefiero de frambuesa- me volteo para observar a las chicas con una amplia sonrisa, -¿Qué sabores quieren?-.

-Muchas gracias - digo, con una ancha sonrisa a la señora.

Me acabo el paquete de las grageas con el disgusto de una con sabor a chili y otra que se acerca a la pimienta negra. Harto de las grageas, las dejo para más tarde y empiezo a comer un sándwich.

-¿De dónde sois? - pregunto a mis compañeros de vagón.

-Porque no tengo razones por las que sonreir- Aunque eso es mentira, sonreía varis veces, fuera o no una sonrisa cálida y alegre, sonrisa que sin duda no salía desde que murió mi abuelo... sonreía, aunque no es lo que la gente considera una sonrisa  -¿A mi serpiente?- Pregunto como si fuera una máquina, aunque la afirmación sin duda era... rara, nunca nadie me había comparado con una serpiente.

Sigo comiendo tranquilamente, cuando trago el bocado que doy contesto -Sí, lo sé, se dan Artes Oscuras como asignatura no defensa contra éstas, me lo dijo mi abuelo. En otros paises no tienen problemas con ese tipo de artes, un claro ejemplo es mi varita- Comento como si nada -¿Qué clases da tu hermano? Y... ¿cual de los dos es?- Pregunto, seguro que dando clases en ese instituto es mejor profesor que muchos de Hogwarts por lo que muestro bastante interés.

-¿Ves como no tengo razones para sonreir?- Pregunto con cara de asco al ver pasar por la puerta a la pelirroja sangre sucia, que pesadilla de chica...

Espero no compartir demasiadas clases con ella... al menos estoy seguro que no iremos a la misma casa.

La casa Slytherin no iba a admitir a una sangre sucia como esa, y yo iba a ir a Slytherin. No contemplo otra cosa, y no tengo miedo a que me envien a otra casa.

Me había quedado ensimismado mirando la ventana, pero la palabra "chocolate" me hizo reaccionar de inmediato.

-Agh agh agh! Yo quieeero síiii! Gracias! -dije sonriendo mientras cogía una.
Me la metí en la boca y me fijé que había otro chico más.
-Ui! Pefdóna! Me llamo Donnie! -dije con la rana de chocolate en la boca -Un plafef conocefte!

Michael preguntó sobre a que casa queríamos entrar, mientras una niña llamaba a alguien por todo el vagón
-Hmmm, mujer escandalosa... -dije mirando con ojos afilados la puerta. Me giré lentamente hasta fijar la vista en Michael y de repente sonreí. -Pueeeeeeesssssssssssssssssss no lo sé! Me da igual... si os soy sincero... no me gustan las casas, mi madre me habló de ellas y están hechas para... etiquetar a la gente, sí sí sí. Es lo que me dijo mi madre, y yo no quiero que un sombrero me diga si soy valiente o egoísta! No! -dije esto último cruzándome de brazos. Que sentido era...

- Eso es una tontería, seguro que algo o alguien te hará sonreír. Yo por ejemplo me río mucho con mis hermanos, sobre todo con Aristeo. Es el mayor y el que da clases de pociones en Durmstrang, siempre fue muy bueno en pociones. -Me callé de golpe al darme cuenta que estaba hablando más de la cuenta, o por lo menos más de lo que era habitual en mí con gente que apenas conocía.

Esperé hasta que la niña pelirroja se dejó de oír por el pasillo y me giré hacia Zane mordiéndome el labio. Algo había despertado mi curiosidad.

- ¿Qué decías de tu varita?

-Hace mucho que no me rio con nadie- Confieso, cosa que no me parece preocupar demasiado, ya casi ni me acordaba de la sensación, así que no lo puedo echar de menos -Dicen que pociones es difícil, debe ser muy bueno para dar esas clases- Comento interesado.

-¡Oh!- Digo respecto a mi varita -Solamente que es de núcleo de nervio de corazón de basilisco, algo que Ollivander ni se plantearía, supongo que porque el basilisco es una criatura oscura. Cosa que no entiendo, debe ser un núcleo muy poderoso, eso me dijo Gregorovich y la verdad es que con lo que costó más le vale. Teniendo en cuenta la criatura mágica, creo que más fabricantes deberían plantearse hacerlo ¿no? Es una criatura con una magia muy poderosa, aunque sea oscura...

-Pero en este pais ni se lo plantean, sólo porque es magia negra...- Sigo -Es una soberana estupidez, la verdad- Concluyo.

¿pero que...? Instintivamente me pegue contra la pared del pasillo para evitar que aquella loca me llevara por delante. Por un segundo pense que alguien le habia lanzado algun tipo de encantamiento, pero cuando vi que el tal Jack la empujaba fuera del compartimento de mala manera comprendi que no era cosa de magia sino solo incurable estupidez.

Negue con la cabeza antes de encaminarme hacia el lavabo en el siguiente vagon. Si, definitivamente este iba a ser un año muy pero que muy largo...

- Oh, ya lo creo que es bueno... el mejor de su clase. Lo era cuando estudió en Hogwarts y lo demostró el último año de estudios, ese año lo cursó en Durmstrang... tenemos familia en el país y por eso se quedó como profesor.

Los ojos se me abrieron como platos por la sorpresa y la emoción al oír la descripción de la varita de Zane. Aquello sí que era algo muy raro y me moría de ganas por saber qué tal funcionaba esa varita. Me volví a morder el labio nerviosa.

- Vaya... nervio de corazón de basilisco. Eso sí que es toda una rareza, debe ser una varita maravillosa. -Apreté el puño para evitar pedirle que me la dejara, mi curiosidad era muy grande pero temía la reacción de Zane, así que haciendo un gran esfuerzo opté por no decir nada. Ya tendría oportunidad cuando estuviéramos en el colegio.- Mi varita también es de Gregorovitch, me la entregó personalmente cuando visité su tienda este verano en uno de nuestros viajes al extranjero. Se mostró muy interesado cuando la varita me eligió y dijo que era una varita difícil de manejar no apta para todo el mundo... madera de espino, núcleo de pelo de veela y rígida. -Sabía que no sonaba tan espectacular como la de Zane pero yo me sentía muy orgullosa de mi varita.

Me complace la reacción que tiene Debbie ante mi varita, aunque sin duda es una varita muy especial, así como única no todo el mundo sabría apreciar lo que es. Sin embargo parece que ella sí lo aprecio, después escucho lo que me cuenta de su varita.

Sonrio con frialdad y complicidad -Sin duda algua será mejor varita que la mayoría de los de este colegio- Digo sinceramente -Ollivander está muy bien considerado en Inglaterra pero fuera de ella no tiene tanto nombre ni de lejos como Gregorovitch. Por eso mi padre me llevó a propósito a ver a Gregorovitch, creo que la de mi padre también es de él. Nos costó mucho encontrar la varita adecuada pero finalmente esta era.

Bebo un trago de zumo después de terminarme el sándwich y miro un segundo por la ventanilla -Creo que ya sé el porqué de que nuestras familias se lleven bien- Concluyo con otro pequeño trago.

Me termino tranquilamente el sandwich de queso mientras escucho a Zane asintiendo ante sus palabras. Parece que tenemos más gustos en común que las ranas de chocolate o la confitura de arándanos.

Le observo detenidamente, estudiándolo, mientras bebe su zumo. Vaya... ahora que he hablado con él más detenidamente no me da tanto miedo, aunque me sigue pareciendo un poco raro. Por cómo habla me parece que es inteligente y eso me gusta, pero... no sé, hay algo que todavía no me acaba de convencer. Compartimos ideas pero creo que nuestras motivaciones son distintas. Bueno, ¿y qué importa eso? Al fin y al cabo no creo que pasemos de simples conocidos y compañeros así que no debe preocuparme lo que piense de él o lo que piense él de mí. No vamos a ser amigos... yo nunca hago amigos. Por unos segundos me sentí triste pero... tenía que darme cuenta que iba al colegio a aprender y no a hacer amigos.

- ¿Y por qué crees eso? -Miré distraída por la ventanilla cómo pasaba el paisaje a toda velocidad.- Tengo ganas de llegar...

Una vez en el lavabo me lave la cara cuidadosamente para despejarme, definitivamente, no estaba hecha para el transporte publico.

La verdad es que parecia una tonteria, pero me sentia mucho mejor. Ademas, solo por ver la cara de culo que se le habia quedado a ¿Carrow?, si, sabia que me sonaba de algo, habia merecido la pena.

Asi pues, mucho mas animada, volvi a mi compartimento, alcance El Profeta del estante superior y a abri la puerta.

- Ya estoy de vuelta, perdonad pero no estoy acostumbrada al transporte publico -Me disculpe por mi repentina ausencia antes de volver a acomodarme en mi sitio. -Por cierto, no os extrañeis si la proxima vez nos obligan a hacinarnos en el techo, ni siquiera hay un lavabo en cada vagon. -añadi negando con la cabeza en señal de decepcion.

Charlotte ya ha desaparecido de tu vista. Ha vuelto a su vagón.