Partida Rol por web

El bandido que queda sobre el caballo empieza a tambalearse sobre la silla. Primero deja caer la ballesta que había cargado, para después caer él sobre el cuello del animal y deslizarse hasta el suelo. Allí queda tendido, a unos metros de su otro compañero. Los dos están dormidos mágicamente por la pericia del elfo. Rápidamente, el resto de compañeros entráis en acción. Lily sale corriendo como alma que lleva el diablo y agarra las riendas de los equinos para calmarles, cosa que acompaña con palabras tranquilizadoras. Rilwen y Gláin corren también, dirigiéndose a los bandidos. Nada más llegar, les quitan las armas que llevan encima y esperan que alguien les lleve alguna cuerda o algo similar para atarles. En ese momento aparecen Tatharina y Tolman, que han salido también de la cueva algo más rezagados. Siguiendo las instrucciones de Gláin, desenganchan algunas cinchas de las sillas de montar de los caballos y con ellas empiezan a maniatar a los dos bandidos. Tatharina revisa a los maleantes y ve que se han hecho buenos chichones al caer.

Parece que al final la emboscada ha sido coser y cantar. Tenéis a los dos bandidos atados y rodeados por vosotros. Lily y Tatharina llevan a los caballos a la cueva para atarles allí y que no molesten. Rilwen y Gláin arrastran hasta un peñasco a los ladrones y los dejan apoyados contra la pared de roca. Gallind y Tolman miran alrededor por si viniera alguien más, pero parece que estos dos eran los únicos que venían. Los bandidos ya comienzan a despertarse y al verse atados de pies y manos, empiezan a gritaros, a insultaros y a amenazaros con la muerte si no les soltáis inmediatamente. Al cabo de unos minutos, los seis estáis alrededor de los prisioneros, viendo como despotrican de vosotros.

Cuando el enano se cansa de escucharles blasfemar le mete una patada en las cositllas al que tenga más cerca y le espeta. - SHHHHHH Ya está bien de blasfemar, porque están agotando mi paciencia. Y para asegurarse de que le han entendido otra patadita en las costillas para el otro. Para que ninguno de los dos piense que hay trato de favor. Esperaba de gentuza como esta ese comportamiento, pero, el enano, con amables y educados golpes les haría entrar en razón y enseñarles modales del lenguaje. Su bota sería un buen maestro y cuanto más chillasen, insultasen y dieran la lata... más golpecitos tendrían.

Les explicó a los compañeros: - No os preocupéis, es para que entren en razón... Y un par de patadas más, para "ablandarles los ánimos" acaecieron en el mismo lugar que las anteriores. Las repartía ... para que no hubiera envidias.

Las cosas habían salido muy bien, y tenían a los dos ladrones atados y apoyados contra una roca. Estos al despertar comenzaron a maldecir y amenazarles, para que les desataran, cosa que no pensaban hacer. Glaín les propinó algunas patadas para ver si se tranquilizaban un poco, y comprendían como su situación había cambiado de forma drástica. No estaban en posición de amenazarles. Pero Rilwen, a pesar de poder luchar a muerte y matar sin remordimientos a un enemigo armado, no estaba hecha para los interrogatorios, no podía pegar ni hacer ningún daño a alguien que ya estaba herido y a su merced. Pero eso no lo sabían aquellos dos, y amenazarles con tortura era algo que podía funcionar, y más ahora que ya estaban recibiendo unas buenas patadas.

-No es nuestro objetivo haceros daño, tan solo necesitamos que nos digáis un par de cosas: cuantos sois y donde esta vuestra guarida. Y con ello os dejaremos tranquilos, no es necesario que os rompan alguna costilla, ni que perdáis los dientes y algún dedo. Así que si colaboráis, supongo que será mejor para todos.-A continuación buscó un lugar cómodo desde el que poder ver a los dos ladrones, y se sentó lo más cómodamente posible.-Aunque también es cierto, que podéis no contestar y pasar un rato estupendo, mientras vuestros dedos se van partiendo de uno en uno, como ramitas crujientes, y con unos buenos golpes explotan vuestros dientes como palomitas de maíz. Seguro que luego, nos contaréis lo que queremos, y ya veréis que monos quedáis sin dientes y con todos los dedos rotos, y alguna costilla.-No era algo que ella fuese capaz de hacer, pero eso no lo sabían los ladrones, y esperaba que con las amenazas que acababa de hacerles, tras recibir unas buenas patadas, fueran capaces de hacerles soltar la lengua y contarles lo que necesitaban.

- Queeeeeeeee - contesto Lily al escuchar a Rilwen. - Nos prometiste que a este grupo íbamos a poder hacerles mas cosas que quebrar dedos y sacar los dientes, nos dijiste que podriamos cortar un poco e hincar. No es justo - comenta.

También me dijiste - mientras saca  Un alfiler de ojo de águila de ónice - que iba a poder probar pincharles los ojos con este nuevo juguete que tenia - Mientras mira a los ladrones con cara de loca. 

Tatharina huyó despavorida de la cueva en cuanto empezaron a llover los golpes. Sabía -esperaba- que sus compañeros no serían capaces de llevar a cabo actos tan horribles, pero solo de pensarlo se le revolvía el estómago. - Es mejor que les deje el teatrillo a ellos, mi cara solamente les restaría credibilidad. Tomó una bocanada de aire fresco quitándose el mal cuerpo. -Ojalá no se les vaya de las manos, no quisiera gastar mis suministros médicos en unos bandidos desalmados.

Decidió subirse a un árbol y sentarse en una de sus ramas, vigilando el camino por donde habían llegado los bandidos por si llegasen refuerzos.

Os mira desafiante.

-"¡Maldita escoria! No sabéis con quién os estáis metiendo. Vais a morir todos entre terribles sufrimientos. ¡Soltadnos ahora mismo!" Masculla entre dientes.

Escupe algo de sangre de la boca.

-"Imledair os va a sacar el corazón y se lo va a comer mientras aún palpita delante vuestra, cuando aún estáis vivos." Os ruge.

"Imledair os va a sacar el corazón y se lo va a comer mientras aún palpita delante vuestra, cuando aún estáis vivos.

- Perfecto, ya teníamos un nombre para empezar ... Y como premio, una suela de bota, estampada con el tacón el los piños del bocazas. 

-"¡Maldita escoria! No sabéis con quién os estáis metiendo. Vais a morir todos entre terribles sufrimientos. ¡Soltadnos ahora mismo!"

Y claro, el enano era un tipo justo y equilibrado, así que, para que no sufriera de los terribles dolores de la envida, repitió el mismo gesto con la boca del otro. El enano, paciente, levantó un dedo: - Señores, están agotando mi paciencia. Se agachó y pilló el hacha como si fuera a cotar algo con precisión, por la cabeza. Agarró la mano de uno de ellos y a pesar de que la tenía atada a la espalda, la puso sobre el filo. Claro, hubo que tirar de él y ponerlo de lado. - Señorita, nada de eso... antes de pinchar los ojos, hay que hacer que vean miembros suyos mutilados y su propia sangre. Parecía que la estaba aleccionando. - Las cosas tienen un orden. Estrujó un dedo, haciendo crujir los huesos, y miraba a ver si gritaba de dolor el tipo. Con amabilidad le preguntó: - ¿Lo prefieres machacado o cercenado?

- Tienes razón - le contesto Lily,  - es que ya quería ver como reventaba el ojo - 

Mientras mira a ambos prisioneros y escucha las cosas que dicen. Luego de un suspiro vuelve a comentar - Yo creo que ya empiezas, se me acaba de ocurrir un plan para llegar a su guarida sin necesidad de ellos, así que en verdad no los necesitamos, lo único que necesitamos son sus caballo, que conocen el camino y nos lo pueden contar. - Mientras dice esto Lily se acerca a los bellos ejemplares y los acaricia.

- Así que como ellos no quieren colaborar van a ser peso muerto y no estamos para llevar peso muerto - 

Se puso en pie y comentó: - Mhhhmmmm. Pues tienes razón. Además, si les corto ya el cuello, dejarán de berrear como corderos acobardados y por lo menos mis oídos se librarán de esos llantos quejicosos, blasfemias y sandeces de estos dos. Se apartó un poco, para tomar el espacio suficiente para asestar el "Golpe del Verdugo" y tomó su hacha en lo alto. - ¿Ya?

Aquellos dos ladronzuelos se estaban haciendo de rogar, tan malos actores serían. En cualquier caso se la estaban jugando de verdad, ya que de las amenazas a los hechos en una situación así se pasaba muy rápido. Cualquier error o un arrebato de furia y tenían una tragedia. Y ella no quería que eso pasase.-Bueno chicos, pues hemos tenido mucha suerte. Esto es lo que estábamos buscando hace tiempo, así que tranquilos y no cometamos errores. Que todos queremos divertirnos muchas horas. Pero primero, como parece que pronto comenzará a manar sangre, poner cuidado en no mancharos. Que la sangre y las vísceras huelen mal y son difíciles de quitar de la ropa. Así que habrá que arremangarse y con cuidado de no salpicar. Yo quiero un par de dedos, para hacerme un colgante, y los quiero extraer con cuidado, así que actuar con cuidado. Y que no mueran antes de que caiga la noche, que quiero alargar estas horas de diversión. De momento nada de cortes excepto en las orejas, las narices y los dedos. Que ahí tenemos unos buenos ratos.-Saco mi espada, compruebo ante sus ojos, lo bien afilada que esta, y les voy mirando los dedos de las manos a ver cuales me gustan más.-Si no os importa, me quedare también con una oreja de cada uno, como recuerdo, me ha hace mucha ilusión.-

Los bandidos empiezan poco a poco a callarse, después de haber sido pateados varias veces por el enano. Tatharina, que no aguanta esas cosas, se aleja de los demás y se sube a un árbol para no mirar; pero observa los alrededores. Gallind y Tolman miran asombrados a los tres compañeros que están montando una especie de pantomima sádica... ¿O puede que no sea una pantomima? El caso es que están de momento callados, serios, mirando a los tres actores.

Vuelve a escupir sangre de la boca y se relame los labios hinchados. Aunque os mira con ojos llenos de odio, para en su verborrea. Se queda callado un rato, pero luego vuelve a hablar, esta vez más comedido.

-"¡Vale, vale, tranquilizaos chicarrones! No os pongáis nerviosos." Dice tranquilo.

La fiera mirada de antes se transforma en una de miedo. No está tranquilo como Gisulf, si no bastante nervioso.

-"Sí, eso, tranquilizaos. Si nos soltáis y nos dejáis ir, no os pasará nada. No le diremos nada a Imledair sobre vosotros y podréis iros por donde habéis venido. ¡Os lo juro! ¿Verdad que no diremos nada, Gisulf?" Dice atropelladamente.

Mira a su compañero, como esperando que éste asienta a su afirmación, pero el otro bandido está tranquilo, mirando detenidamente a cada uno de vosotros.

El enano se dio cuenta que entre los zapatazos estaba descuidando los más importante, la seguridad de la escena: - Gente, vigilad por si vienen sus amigos. Tras eso se puso en pie, se acomodó la ropa, se agachó otra vez junto al elegido, y preguntó: - ¿Empezamos por cortar dedos o quieres pincharles algo antes? ... pero recuerda, los ojos aún no.

Mientras le contestaba empezó a contar: - 60 ... 59 ... 58 ... 57 ...

- Vamos señores - les dice Lily cuando empiezan a hablar - en verdad creen que están en condiciones de exigirnos o pedirnos algo a nosotros. - 

Mientras mira a Gláin le dice - yo creo que no entienden, mejor ya matemos a uno a ver si el que queda entiende  su situación y se ablanda un poco mas que dices Gláin. - 

Mientras saca una moneda y dice - Cara (1) y es este - señalando a Gisulf - y sello (2) es el otro - mientras señala a Damah

Luego lanza la moneda y esta cae en el suelo mostrando que salió Cara.

- Genial será este - dice Lily mientras señala a Gisulf.

- Bueno tienes 60 segundos para contestar antes que vayas a la otra vida a saludar a tus parientes. ¿Dónde está su campamento? y ¿Cuantós bandidos están ahí? y ¿Qué clase de armas tienen? - Luego de hacer esas preguntas Lily, empieza a contar - Sesenta, cincuenta y nueve, cincuenta y ocho - 

Parecía que uno de los ladrones estaba más entero, mientras que el otro ya comenzaba a dar muestras de que estaba pasando un mal rato, pensando que tal le hiciésemos lo que le habíamos dicho. Pero cuando Lily tiro la moneda para matar a uno, la cosa cambió. Eso nos quitaba el tiempo que necesitábamos para que se cociesen en sus propios miedos. Así que antes de que terminasen aquel minuto, intervino:-Lo que yo quiero es divertirme troceando, cortando y machacando dedos, orejas y nariz a estos tipos. Y muertos no me sirven, no es divertido. Quiero escuchar sus alaridos y ver sus rostros congestionados por el dolor. Que rueguen por su muerte, y que termine el suplicio. Pero ya llevo muchos años con estas cosas, y lo alargaré hasta la noche. Así todos tendremos la oortuniad de disfrutar un buen rato, y quedarnos con algún recuerdo de estos dos.-Mira a ambos y deja pasar unos segundos, para que las palabras calen bien hondo en sus corazones.-No me gustaría que ahora se pongan a colaborar y nos digan donde esta su guarida, cuantos son y ese tipo de cosas. Tener que dejar a estos dos enteros, me partiría el alma, llevo tantos días soñando con una oportunidad como esta.-Y una vez comprobado el filo de mi espada, me acerco a buscar un dedo adecuado para cortar como recuerdo. También alguna oreja, puede ser fruto de la atención de Rilwen.

- No señorita no. No tenemos tanto tiempo para jugar. Vendrán sus compañeros y tendremos que matarles antes, para pasar a otros que sean más ... juguetes. Parecía casi enfadado por el haber insinuado que estaríamos tanto tiempo ... aquí. Parecía un padre molesto, que hubiera cometido una falta de concepto contra una de sus enseñanzas. - Y si se portan bien, igual tendríamos que dejarles, lo que no se es si ... dejalres abandonados para que se los coman las alimañas, y dejarles para que se puedan curar algún día y superar esta. Sacudió al que tenía enganchado. - ¿Cual vais a elegir?

El elfo miraba ensimismado como sus compañeros actuaban. No esperaba ese comportamiento, y aún así continuaba observando el método con el que intentaban hacerles hablar. Había olvidado la crueldad de las otras gentes en la tierra media. La melancolía propia de los elfos hizo mella en su psiquis desde antaño y aunque todo esto fuera una pantomima no había necesidad de ser tan crueles. O al menos eso pensaba el elfo - Cuando se trata de maltratar a otros, ninguno es un santo. - Se dijo. Algo le indigestaba en el comportamiento de sus compañeros y hasta consideró intervenir para terminar con ese teatro patético pero se contuvo. - Creo que mejor iré con Tatharina.- Continúo diciendo para si mientras se alejaba de ese escenario despreciable. Aún así sentía que era su responsabilidad si algo se iba de las manos, al fin y al cabo él los había dejado a la merced de estas "buenas gentes". 

Parece que los bandidos se van apaciguando, e incluso uno de ellos parece haberse acojonado tanto que está a punto de cantar todo lo que le habéis preguntado. El otro tipo tiene una mirada fría, de odio. Notáis en él que no tiene miedo a morir, solo rezuma maldad. Lily ha deducido inteligentemente que si siguen a los caballos, éstos, al conocerse el camino, volverán a la cuadra donde pernoctan. El elfo y la beórnida se apartan de la escena, dado que no aguantan ni un solo instante el juego que os traéis los demás con los bandidos. Tolman finalmente también acompaña a Gallind. Pero ese juego al final da sus frutos. El bandido llamado Damah empieza a responderos a las preguntas que les habéis hecho, suplicando por su vida y pidiéndoos que le soltéis. Al cabo de unos minutos, parece que es todo lo que vais a oír. Ahora toca decidir qué hacer con los bandidos y dar el siguiente paso. Os volvéis a reunir los seis en torno a la pareja de malandrines.