Partida Rol por web

- Maese elfo, un enano no está pensado para andar por cornisas, filos y precipicios. Contestó enfurruñado, como viendo que no tenían miramientos con él, o incluso que no eran capaces de darse cuenta de lo que decía. Ya se había percatado de que algunos aquí escuchaban sus propias palabras, pero no las de los demás. - Ahora entiendo a mi primo y eso que decía el orgullo élfico y la insensatez del resto. Si tendré que ser yo quién sea la mente sosegadora en este grupo y el que le ponga al resto los pies sobre el suelo.

-Vamos Gallind agáchate y sígueme.

Avanzaron sigilosamente por el mismo sendero que anteriormente había recorrido con Lily.

- Cuidado... ahí cruzan unas ramas. Vamos que ya estamos cerca.

Siguieron avanzando sigilosamente hasta que se presentaron ante la imponente torre. Las ruinas que había a lo largo de la muralla llamaban la atención, pero ambos estaban atentos a lo alto de la torre.

- Venga, vamos a acercarnos a la torre, desde ahí abajo tendremos que ser capaces de realizar la misión.

Si, no hagamos demasiado ruido. Toda esta quietud es incómoda. - Dijo, mientras observaba las torres y su disposición, alerta a cualquier cambio en el terreno. - Aún así no olvides que debemos dar el aviso desde la cima de la torre de vigilancia. Sino no nos verán. 

Tatharina se apoyó contra el tronco del árbol donde casi delata al grupo minutos antes. La magia empezaba a fatigarla y ni siquiera había empezado la reyerta. Se concentró en organizar sus mejores plantas curativas para localizarlas rápidamente en caso de necesidad. Porque será que Gláin está tan empeñado en despeñar al vigía. -Pétalos de Rosa... si, estos aquí en el zurrón- Que sea un bandido no debería hacer valer menos su vida. -Voy servida de bayas Joya para emergencias- Pensaba que todos estábamos de acuerdo en eso, pero él parece verlos como si fueran bestias sin alma. -A unas malas siempre puedo usar las hojas de reina, pero ojalá no las necesite...-

Enfrascada como estaba en su faena y sus pensamientos, quizá no se estaba dando cuenta de que el traicionero viento podía revelar su silueta en cualquier momento.

Avanzáis con mucha cautela hasta la torre de piedra de la entrada, donde termina el camino que va hacia la fortaleza. No se ve a nadie, ni tampoco se escucha movimiento. Alcanzáis la pared de piedra y os apoyáis con la espalda, echando miradas alrededor. El diámetro del edificio es de siete metros. Tiene dos entradas, una en el muro sudeste que lleva al exterior y otra al norte que conduce al patio. Ambos umbrales no tienen puertas, aunque sí los goznes. La mayor parte del tejado ha desaparecido. El suelo es la única parte de la torre que aún se aguanta, está hecho de losas y libre de ruinas.

Pensáis que el torreón debió de ser una de las defensas del castillo. Originariamente era una estructura de dos plantas, aunque en la actualidad no queda ni rastro del segundo piso. Se llegaba a él desde unas escaleras que daban a una trampilla. Antiguamente, el torreón tenía unas enormes puertas dobles, además de tener un rastrillo de hierro en ambas entradas. Cada rastrillo descendía detrás de las puertas e impedían que las puertas se abriesen. Dicho mecanismo para subir y bajar las rejas estaba en la segunda planta.

Os introducís en la torre y desde allí observáis el patio de armas.

Observáis que la muralla de la fortaleza tiene una forma ligeramente ahuevada. Circunda un terreno que mide setenta y ocho metros por setenta y dos metros en su parte más ancha. EL terreno del interiro de los muros está lleno de malas hierbas y escombros. Las zaras y los cardos compiten por el espacio en el antiguo jardín amurallado. La hierba se abre paso entre las piedras que antaño pavimentaban el camino al edificio principal. Sobre una fuente en ruinas, un cuervo se arregla las plumas.

En el lado este del patio está la torre donde estáis y al sudoeste está la pequeña torre cuadrada donde vigila el bandido. Desde aquí no le veis. Ambos edificios son de piedra y están en muy mal estado. En la esquina noreste yace una enorme estructura cuadrada, que es la fortaleza propiamente dicha. Está hecha de piedra y cada uno de sus muros mide unos veinticinco metros de largo. Su muro oeste es sólido en su base, pero la parte superior se está derrumbando. Su muro sur presenta una gran entrada, pero sin puerta. En lo alto del umbral, la abertura ha sido agrandada por el tiempo. Un agujero atraviesa el muro hasta el tejado.

Os quedáis agazapados detrás de los matorrales y árboles, esperado la señal de los dos valientes compañeros que se han metido en la boca del lobo para dormir al vigía. Después de un rato, observáis cómo dos figuras casi imperceptibles salen de la nada y se aproximan a la torre de entrada por el este. Se apoyan de espaldas a la pared de piedra y después de unos instantes desaparecen dentro de la fortaleza. ¡Parece que lo han conseguido y han entrado sin ser vistos! Ahora solo tienen que llegar a la torre del sudoeste, dormir al bandido y hacer la señal. Parece todo tan fácil...

El enano rezonga malhumorado, mientras que la pequeña Lily observa al vigía. Rilwen prepara sus armas y comenta de retirarse un poco más al interiro para no ser vistos por el vigia, pero es demasiado tarde. Otro golpe de viento hace que las malezas y arbustos se muevan, dejando ver parte del cuerpo de Tatharina, que estaba detrás de un tronco colocando sus hierbas y frutos medicinales. Lily da la alrma, en voz baja.

-"Tatharina, al suelo."

Ésta hace caso de inmediato y se queda quieta como un muerto. Los demás miráis a la torre y veis como nuevamente el vigía está atento y mirando hacia donde estáis vosotros. Parece algo inquieto, dado que veis como se descuelga una ballesta del hombro y la carga. No parece haberos visto, pero anda mosqueado.

Observa con cuidado por un momento el patio, luego mira en dirección a la torre. - Deberíamos movernos y apresurarnos en ganar la torre del vigía. - Se vuelve a esconder detrás de la muralla. - El sortilegio de Tatharina no durará mucho tiempo. Debemos darnos prisa. No se ve a nadie en el patio, ni en ninguna de las grietas. ¿Vas vos y te sigo o le hacemos al revés?

El enano procuró estarse quieto. Ni se le ocurriría imitar un pájaro ni nada por el estilo. Su voz no sería suficientemente "delicada" como para ello, y prefirió esperar a que se pudiera conseguir que el vigía se tomase un "descanso" gracias a los compañeros. 

- Que no la vea, que no la vea ... Pensaba para sus adentros, como si fuera un rezo por ella. Tenía hasta el culo apretado, no fuera a ser que un pedo fuera ruido suficiente como para que se diera la alarma. - Mal momento para ... ciertas cosas.

Rilwen que se había metido más al interior del bosque para evitar ser descubiertos, ve que Tatharina esta en la zona externa y el viento mueve sus ropas. Esto hace que de nuevo el centinela se quede mirando hacía donde estamos. Lily avisa a la beornida que se tire al suelo y se este quieta. Tal vez esta distracción venga bien para que la avanzada pille despistado al centinela, muy atento al exterior. En voz baja dice:-No os mováis.-

- Quedense quietos todos - susurra Lily tirada en el suelo viendo hacia el vigia - tal vez esto ayude a nuestros compañeros - vuelve a susurrar. Mientras tanto intenta ver hacia la base a ver si hay señal de sus compañeros.

- Si miras de frente tienes la entrada a la fortaleza... tendremos que cruzar todo el patio para llegar hasta la torre.- dijo Tolman haciéndose el interesante. - Tendremos que correr hacia el sur e intentar avanzar entre los escombros de la muralla Sur. Sólo así llegaremos hasta la torre sin correr el peligro de cruzar el patio.

Tolman se cayó unos instantes, se asomó y observó de nuevo la situación.

- Parece que desde aquí no se ve al guardia. - volvió a echar otro vistazo rápido haber si veía algo o a alguien. - No obstante... uno llama menos la atención que dos. Puedo avanzar entre las rocas y hacerte señas... o vamos los dos juntos.

Siguió pensando en como atravesar esa trampa mortal en la que se estaban metiendo.

- ¿Cómo lo ves? - Le dijo finalmente a Gallind.

Mejor mal acompañado que solo dice el dicho... O algo así. - Rió por un momento acallando su propia voz, y muy por lo bajo comentó. - Corramos juntos, siguiendo la muralla sur. Como las ratas, rápidos y pegados a la pared. Primero hay que sacar el hocico tres veces para olisquear el ambiente y cuando no se vea peligro le damos. - Estaba animado, sentía que podían lograrlo y no tendrían dilema. Quizás esa excesiva confianza podría pasarles luego factura. 

Si lo prefieres, puedes ir delante algunos metros, pero como sea, saldré detrás de ti. - Se rascó lentamente la barbilla por un momento. - Ir juntos o separados por unos cuantos metros creo que no harán mucha diferencia si detectan a uno de nosotros. - Hizo otra pausa - Ve delante y yo te seguiré de cerca, no nos detengamos hasta alcanzar torre.

El pelo rojizo de la beórnida que tan cantoso resulta cuando está erguida funciona como un camuflaje perfecto ahora que se encuentra a ras de suelo, difuminando su silueta con las hojas muertas del bosque. La chica estaba paralizada por el miedo y la culpa, era la segunda vez que casi los descubren por ella. Estaba siendo muy descuidada en una situación en la que no se lo podía permitir. - Céntrate. ¡Céntrate! Fíjate en Rilwen, sé como ella.

En la esquina sudeste del muro se encuentran las ruinas de una torre cuadrada. Como los otros edificios, está hecho de piedra. Sus muros sur y oeste están intactos, pero el norte y el este están muy dañados. Queda un trozo de tejado y sobre los muros sur y oeste se mantienen las almenas originales.

Corréis como espectros por la muralla hacia la torre, uno detrás del otro. Llegáis a ella sin problemas y os agazapáis entre los escombros que hay en la planta baja. El piso sigue intacto y la planta es una habitación de doce por doce metros. Son visibles todavía trozos de su suelo de losas, pero la mayor parte de su superficie está sepultada bajo las ruinas del tejado y las paredes. No parece que alguien os haya visto. Miráis a vuestro alrededor y veis una escalerilla que sube hacia la planta de arriba, semiderruida.

El tipo anda algo mosqueado, ya que es la segunda vez que cree ver algo en la zona donde os encontráis. Después de un rato, vuelve a dar unos pasos y se pone a mirar hacia otro lado, pero cada poco tiempo vuelve a echar una mirada fugaz hacia vosotros. Parece que habéis tenido otra vez suerte y no ha logrado veros.

Seguís espiando al tipo, cuando éste, de repente desaparece entre las almenas. Os quedáis mirando fijamente un rato para ver si vuelve a aparecer, pero no lo hace. Ni se oyen ruidos de alarma, ni han aparecido vuestros compañeros para hacer la señal. ¿Qué estará pasando? No sabéis si han llegado a la torre aún, aunque sí los visteis cómo entraban en la fortaleza por el torreón de entrada. Os miráis unos a otros, sin saber qué hacer o decir.

El tipo estaba mosqueado, cada poco tiempo miraba en su dirección, pero al parecer la suerte había estado de su lado, y de momento no les había visto. Pero de repente, el tipo desapareció y no se le volvió a ver. Podría ser que Gallind ya le habría dormido, o una treta del ladrón.-Esperemos un poco más, podría ser una treta para hacernos salir del bosque. Si es obra de nuestros compañeros, pronto lo sabremos, alguno de ellos se asomará para que podamos verlo.-O al menos, eso esperaba. De cualquier forma, era mejor ir con calma, las prisas solo podían llevarles a ser descubiertos, y eso no querían que pasase.

Era el momento de empezar a hacer algo.

El tipo estaba ya mosca, y estaba muy a puntito de empezar a hacer algo... - Gente... creo que voy a dejarme ver. No puede ser que tarden tanto... y tampoco pueden ser muchos.... 

Estaba claro que dentro no había pasado nada, pero, ya era hora de actuar. Eso de estar entre las plantas, como un hierbajo más, no estaba hecho para él. Si, los enanos son pacientes, pero enérgicos cuando hay que hacer algo, y era hora de actuar por los suyos.

- Concuerdo contigo Rilwen - comenta Lily, aunque sonaba procupada por su hermano. - Sin embargo si en un rato no pasa nada yo ire Gláin s, y me acercaré a ver que pasa, soy quien tiene mas opciones de que no me vean sin alertar - Mientras dice eso saca su honda y una piedra y la tiene en su mano.- Si veo algo raro gritare lo mas fuerte que pueda, les parece bien? - 

Mirando a un lado y a otro, observando que a penas nos queda sitio donde esconderse, Tom mira a Gallind...

-Parece que toca subir... y esto está peor de lo que parecía - susurró al elfo dando otro barrido a la zona. - Quizá sea mejor que vaya yo primero, haré algo menos de ruido que tú y es posible... que si nos descubren, tengan menos posibilidades de golpearme a mí que a ti. - añadió en un tono gracioso en comparación de la gravedad de la situación.

Se quedó mirando un instante todo, como si le faltase algo más por escudriñar, para finalmente dirigirse de nuevo a Gallind.

- Eso... o si te ves capaz de subir y conseguir dormirlo... - hizo un pequeño gesto dando una patada al aire, de forma distraída - Siempre puedes hacer tú de diana, ¡mejor que yo!

Ciertamente, la planta inferior de la torre no era el mejor escondite que pudieran pedir y subir era sin duda algo vital para que la misión fuera llevada con éxito. Por lo tanto Gallind se dirigió a Tolman y le dijo. - Está bien. Puedes ir primero. - Se rió cubriéndose los labios con la mano a la ves que intentaba ser silencioso. - Ya deja las pantomimas y estate quieto bromista que me haces reír. Comienza a subir y abre la trampilla para tratar de ganar su espalda, no le alteres si no es necesario y yo al llegar le haré dormir. - Observó hacia arriba. - Además, eres más ágil y sigiloso que yo, será bueno que subas primero y evitemos cualquier eventualidad. Estaré detrás de ti a un puñado de peldaños.