Partida Rol por web

Omar enarcó una ceja. Sabía de lo que Estel hablaba y aún así resultaba tan anticlimático como un cubo de agua fría en medio de una sesión de ardiente sexo. Se deslizó a un lado, sentándose en el suelo, junto a la tumbada Estel y leyó el mensaje del comunicador. Frunció el ceño, en silencio y lanzó una mirada a Estel que aguardaba a su lado.

-¿Vacaciones en el desierto? ¿En la lujosa madriguera donde nuestros padres...? ¿Por qué? -más que una pregunta dirigida a su media alma, era una pregunta para sí mismo. Carecía de sentido. E incluso de oportunidad. Primero habían sido los mensajes de los Yadow en Madagascar, ahora esto. ¿Acaso a todo el mundo se le habían cruzado los cables y trataba de reordenar el universo en base a no se sabía qué extraños procesos mentales?-. ¿Vas a ir? ¿Aceptarás? -esta vez sí preguntó a Estel, y en su forma de preguntarlo parecía destilarse ya un mensaje de negativa por su parte. Estiró una mano para alcanzar la cercana mochila que había caído tras el embate de Estel y la acercó. Buscó algo en su interior, un paquete de tabaco y encendió un cigarrillo tras ofrecerle otro a ella-. Para serte sincero, no tengo ningún afán socializador con esta gente con la que no me une nada, salvo una vivencia esotérica de nuestros padres. Y volver al desierto... No, no me apetece. No sé si estoy preparado. Es demasiado pronto. Al menos para mí. Todo ello al margen de que el tal Fadil parece un imbécil integral y no el gracioso oportuno que pretende vendernos -suspiró, las piernas recogidas en un abrazo de su brazo libre, mientras fumaba una larga calada-. Una semana. Ya. Muy fácil. Como si dispusiera de ese tiempo y además quisiera invertirlo en bailar el cumbayá en un agujero en mitad de Egipto con una cuadrilla de... tarados. Si la tuviera, preferiría irme contigo a Barcelona o donde Karim, esté donde esté. 

Un nuevo zumbido y tras un breve cliqueo, Omar leyó el mensaje y alzó la mirada al cielo.

-Dios, Charlotte. Pregunta si hemos recibido el mensaje de Fadil. Ya me la imagino en pleno orgasmo rodeada de lémures y mirando billetes para ir a Egipto.

Tecleó con rapidez.

-Si, lo hemos recibido. Yo, por el momento, ni pienso. Estoy en coma.

-Si, lo hemos recibido. Yo, por el momento, ni pienso. Estoy en coma.

Madre mía, papá. ¡Qué desmejorado estás! ¿Hasta qué hora saliste ayer por la noche? No, mejor no me lo digas...

A Sean le vibró la muñeca. Mensaje de Lottie. Mientras hablaba con su padre, iba leyendo a su hermana.

Perdona que no llamara antes. Acabo de llegar a suelo francés, como quién dice. Perdieron mi maleta y me tuvieron en consergería un montón de tiempo. Entre eso y el jetlag ha sido una locura. Pero al final recuperé la maleta.

¡¿Qué?! La idiota de mi hermana ya está haciendo planes a lo loco, y mira que aún no confirmé con papá...

Sean se pasó por el muro del facebook. Tenía que castigar a su hermana por ser tan poco precavida.

Ahora verás-pensó, empezando a teclear-Un lémur es un mono salido...

Alzó la vista de nuevo hacia la imagen de su padre.

Perdón, papá, estaba con un asunto entre manos. Precisamente, me estaba enviando mensajes con... Mike Yaddow, el hijo de los Yaddow. Ha encontrado a toda la camada de Egipto. Los hijos de los Yaddow, Equenique... Hasta...-y puso más énfasis-Fadil, el hijo de Osiris, y Nefissa, hija de Zahí. Pero ni Osiris ni Zahí le suenan a Lottie de vuestras reuniones de hace años. ¿Cómo es que no estaban invitados?

Cita:

Mientras que le enviaba el mensaje a su hermano, escuchaba el comunicador pitar repetidamente. Sam brincaba por la mesa pendiente de ella y del origen de aquel ruido que nunca antes había escuchado y la propia Charlotte brillaba de alegría. Por ver a Sam tan animado, por aquella promesa de Egipto, por descubrir que aquellos rostros detrás de una página en Facebook eran reales y eran los que habían jugado con ella hacia ya tantos años. Allí, tan lejos de todo y de todo, por primera vez se sintió más que nunca acompañada en mitad de los ruidos de la reserva. Después de sentir la soledad de aquellos bosques tras la partida de su hermano y de sus amigos aquello era un soplo de aire fresco en mitad de una calurosa tarde de verano.

Cuando volvió a comprobar el comunicador, ardia en mensajes de actualización de Facebook. Y tenía dos correos. Había comprobado que Facebook era más rápido, asi que se volcó en leer lo que estaban actualizando los demás y se sorprendió al leer los mensajes de los hermanos Yaddow. No entendió en un primer momento de qué estaban hablando, hasta que deslizó el puntero hasta la imagen de aquella chica rubia y vio su nombre.

-¡Joder! ¡La rubia se llama igual que tú, Sam! Jajajaja -rió al darse cuenta de que esa muchacha tan guapa se llamaba igual que su pequeño lémur- Te llamas igual que una preciosa extranjera rubia y ejecutiva. Mira las gafas que tiene, seguro que tu ves mejor que ella con esos pedazo de ojos negros que tienes ¡chiquitín! -lo cogió en brazos y se lo puso en la cabeza, retirado de su ordenador mientras contestaba. Recordaba aquella tarde de primavera en el parque en el que habían estado todos los niños jugando en aquel cesped verde...¿cuando haría de eso realmente?

Recordando aquel momento contestó...

Bueno, va... al final hasta me gustará esto, es diferente.

¡Hola Nefissa! ¡Hola Olivier!

Y lo tengo que reconocer. Me habéis hecho reír y mucho, porque ¡no sabía de qué estabais hablando hasta que Melyssa me ha hecho darme cuenta de a qué os referíais! No me había dado cuenta, pero ¡por favor! mi Sam y vuestra Sam no tienen nada que ver, ¡no os metáis con ella!

Mike, sí, yo si me acuerdo de vosotros, es lo que tiene ser la mayor (bueno, no puedo hablar por Fadil ni por Nefissa), pero sí os recuerdo vagamente, a vosotros dos y a algunos niños más un día en un parque jugando. Yo hacía de niñera ‘no oficial’ del grupo de niños mientras nuestros padres hablaban y todos nosotros jugábamos. Pero si no fuera por las fotos que estoy viendo aquí, sería incapaz de reconoceros por la calle, son muchos años desde aquella tarde y mis recuerdos son confusos... pero tengo claro que mi hermano no estaba, eso si, jeje.

Y Melyssa, ojala Sean pudiera ayudarme, pero según él “estoy en el culo del mundo”  y como no le diga a mi Sam que me ayude...y sinceramente, prefiero tener los aparatos electrónicos lejos de él ( y de sus pipis y vomiteras ).
Nefissa, lo ha hecho. ¡Y te puedo decir que se le da bastante bien!

Olivier...¿videoclip? ¿eres músico o algo así?

En aquel momento, Sam decidió que pasaba de una mullida cama pelirroja y saltó al teclado...
-¡Sam!-gritó Charlotte, asustando sin querer al lémur que corrió al otro extremo de la mesa, asustado más por la sensación de pisar las teclas que por el grito de Lottie. Pero el resultado, le gustó.

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(Lo de arriba es el ‘hola’ de Sam, de mi Sam, que se ha caído en el teclado...)

Y ya que era el saludo de Sam, así lo dejó escrito.

Y mirando la fotografia de aquella muchacha egipcia tan guapa, se encontró sintiendo envidia de ella. Ella y Fadil tenían que andar en Egipto...¿como sería realmente aquello? No debía parecerse en nada a París. Pero nada de soñar aún, tenía dos correos para leer.

-Fadil y Omar... Dos vecinos, en teoría -dijo en relación al origen de ambos mientras abría el mensaje de Fadil y lo leía atentamente.

Lo leyó dos veces, para estar segura de sus sensaciones, lo que le trasmitían aquellas frases en respuesta a su mensaje. No estaba segura de si lo que percibía era guasa controlada, ganas de llegar a la gente mediante la conversación distendida, bromista y despreocupada, o era realmente así. Pero el problema era que no sabía determinar exactamente que era 'asi'. Un poco...¿creido? ¿egocentrico? Charlotte no consideraba que su vida hubiera sido triste ni vacia antes de saber de Fadil, tampoco pensaba que él hiciera ese comentario en serio pero... intuía que tenía al otro lado a un chico carismático. No se atrevía a aventurar más sin conocerlo, pero le quedaba claro que, fuera como fuera, les estaba vendiendo el hotel en cada oportunidad.

Yo tambien lo haría si fuera mio, ¡es una pasada! Espero que Sean quiera ir porque ¿ir sola con Melyssa? No la conozco de nada, puede que no fuera buena idea. ¿Ir sola? Mamá me mataría y papá terminaría el trabajo. ¡Y mi jefe no responde! pensó al caer en la cuenta de que estaba montando castillos en el aire Y esta vez puedo decir que son castillos de arena...

Abrió el mensaje de Omar para ver si ellos le confirmaban que habían recibido el mensaje y que estaban dispuestos a ir, pero lo que leyó no era en absoluto lo que se esperaba. Primero se preocupó y después resolpló.

En coma, perfecto. ¿Que se habrá tomado? Espero que Estel no lo haya acompañado en la fiesta de esta noche y por lo menos haya una persona serena en esa casa...No se les puede dejar solos.

Le contestó, aun a sabiendas de que podía quedarse esperando horas y horas....

¿En coma?¿Que habeis estado haciendo? ¡Pasale el comunicador a Estel! Y espero no leer que ella está como tu...

Y entonces volvió a echar una mirada al Facebook aunque no había pitado el comunicador avisando de la llegada de un nuevo mensaje. Se fijó en la foto de Olivier y volvió a releer lo del videoclip, esperando que la mantuvieran alejada de follones de ese tipo. A las cámaras de fotos estaba acostumbrada, culpa de Estel y de su padre, pero las cámaras de video eran palabras mayores y no le apetecía tener una rondando a su alrededor mientras disfrutaba del hotel.

Deja de pensar en eso. Si no te dan las vacaciones la desilusión sera grande, pelirroja.

Abrió una página en blanco y se dispuso a contestarle a Fadil....

El cigarrillo que había encendido Estel humeaba entre sus dedos, silencioso como ella misma. Había cruzado las piernas, transformándose en la flor de loto frente al recogimiento de Omar, y le miraba mientras él hablaba encadenando sus pensamientos y sensaciones en un torrente. Tal como había sabido que la primera pregunta era retórica, y que se la hacía a él mismo y no a ella, también sabía que no tenía que responder la segunda a pesar que Omar sí esperaba respuesta. Aquello hubiese significado interrumpirlo, y Estel sabía que Omar quería hablar. Que lo necesitaba, también. Decirlo, escucharse, compartirlo. Insultar, rechazar. Y aquello era suficiente razón para permanecer a su lado y mantener el silencio.

Había empezado a sonreír, mitad sorna mitad afecto, cuando llegó el nuevo mensaje. Ante la mirada exasperada de Omar, Estel soltó una risa.

- Vamos, Omar, ¿pero qué esperabas? Lottie siempre ha buscado una excusa para terminar en Egipto – aún sonreía cuando le dio una calada al cigarrillo – Más ahora, que Isabelle le ha regalado su diario. Tendría ella que haber sido hija de mi padre.

Exhaló el humo, gris y efímero que se confundió con el color de sus ojos bajo aquella luz tenue. Levantó una mano y la apoyó en el antebrazo de Omar, dedicándole una caricia lenta y añeja.

- Pero no te enfades, Omar – Estel le miró a los ojos. Las cosas lo habían afilado – Para ellos evidentemente es una oportunidad de algo emocionante, algo muy nuevo, que para nosotros es hueso conocido. O simplemente una buena excusa como cualquier otra para hacer algo diferente… o exótico – había un punto de diversión en su mirada, en una burla compartida por ambos. Y algo más, pero privado – Quién sabe. Y el tal Fadil, seguramente con tanto humor trata de tapar su propio nerviosismo, o sus dudas. Hay que joderse intentando mandar una invitación como esta a ocho desconocidos, sobre todo teniendo tanto interés en que respondan – Estel miró un momento al comunicador – Porque no dejo de sentir que eso es lo que quiere. Juntarnos, a los ocho. Como… bueno, en su momento también pasó con nuestros padres.

Había dejado de sonreír, y su perfil serio se recortó contra el fondo de humo y desorden. Fumó un poco más y suspiró, como si repentinamente cargara en los hombros con un peso demasiado grande y una vida ajena a la suya. O dos vidas. Sus ojos se habían quedado más allá, mirando un punto inexistente como si estuviera recordando, y acabó por darle una nueva calada al tabaco.

- No lo sé – dijo, finalmente. Muy bajo, muy despacio – No sé si…

Un nuevo zumbido. Estel dejó de hablar, saliendo bruscamente de aquel lugar en el que se había sumido, e interrogó a Omar con la mirada. Se inclinó sobre él para leer a su lado, y acabó riéndose por lo bajo. Ah, Lottie.

- Deja, querido, ahora le contesto – ofreció, con una sonrisa, para que Omar se desentendiera de ese tema. No quería que la emoción de Lottie lo exasperase más, o pinchase sobre todo aquello – Lo haré por el bien de los lémures, lo sabe Dios. Sólo falta que les viole, o algo así, de la emoción.

Pero la sonrisa que había en sus labios no estaba en sus ojos. Estel extendió la mano, por si Omar quería pasarle el comunicador, y movió la cabeza.

- Te decía que no lo sé, Omar. Yo tampoco sé si estoy… preparada para volver al desierto – y tampoco sabía si lo estaría algún día – Lo único que sí sé es que si continúo encerrada, o quieta, me voy a enfermar – lo miró a los ojos, limpios y abiertos – Cuando llegaste me preguntabas qué había estado haciendo… Lo que hice fue estar aquí, como una mala morsa como tú dirías, y pensé en qué voy a hacer ahora, hasta que pueda volver a trabajar. Y entre las cosas que consideré estaba volver a los números o, sí, estaba viajar. Pero… no así. No allí. Menos justo, tan justamente, a ese lugar.

Estel hizo una pausa larga, tras la cual habló suavemente.

- No podría hacerle eso a mis padres, sobre todo a mi madre. No luego de lo que ha pasado. Creo que… se moriría.

Como cada atardecer Nefissa se dirigió al búnker donde su padre medraba. Se había convertido en una costumbre que en el fondo le servía para desconectar de los problemas diarios, de los tropiezos, de los asuntos peliagudos en el trabajo.

Zahi era un remanso de paz, en su introversión. Un eremita, un ermitaño.

Apenas hablaban de nada mundano, en realidad, apenas hablaban de nada. Pero la serenidad se iba extendiendo a su alrededor, la iba empapando, como se expande una onda en el agua, el aceite sobre la piedra.

Excepto cuando coincidía con Aiul allí. No sucedía a menudo, pero los dos hermanos eran un contraste tremendo, y a Nefissa le gustaba el contrapunto que se daban el uno al otro.

Hoy fue uno de esos días. Cruzó los pasadizos subterráneos y abrió la puerta para encontrarlos a ambos allí.

Sonrió...

Charlotte se puso manos a la obra, entre otras cosas porque tenía que trabajar. Pero hacia mucho tiempo que no estaba tan sumamente desconcentrada. Asi que intentó ser breve, pero explicar lo que quería, y volver rápidamente al trabajo.

Le extrañaba que su hermano aún no le hubiera respondido, pero quizás la conversación con su padre se estaba alargando o aún no había podido localizarlo. Tendría que tener paciencia.

De Charlotte a Fadil:

Bueno, sinceramente, prefiero que no me pases el teléfono de tu psiquiatra. Considero un precio demasiado alto raparme para que, al fin y al cabo, el que haga la terapia sea él aparte de cobrar ;)

Siento lo de tu padre. Me hubiera gustado muchisimo conocerlo y esto no es una disculpa azorada ni nada por el estilo. Es el sentimiento de saber de alguien a quien te gustaría conocer para al siguiente instante averiguar que será imposible. Me quedaré con los recuerdos de mis padres, con las cosas que me han contado de él. Todas eran buenas, deberías hablar un día con ellos y que te contaran.

¡Oh! Debí imaginarme que conocias a Sean, la verdad es que salta a la vista que somos hermanos cuando entras en el Facebook y ves las fotos. Bueno, para mi el parecido es evidente.

Yo tambien espero darte una respuesta pronto. ¿Has pensado en alguna fecha en especial? ¿Has pensado en juntarnos a todos a la vez o dependiendo de cuando podamos ir cada uno? ¿Te importa pasarme como llegar hasta alli? Por tus palabras intuyo que el hotel está retirado de la capital y tendré que echar mano de algún medio de transporte para llegar. ¿Un taxi tal vez? Supongo que sabrán donde esta el hotel. Algo así debe ser famoso allí. Me ha sorprendido el comentario de Olivier, es una gran casualidad que el vaya a ir allí por razones de trabajo. Lo bueno es que ya tienes a alguien que te ha confirmado la asistencia.

Por cierto...¿como averiguastes nuestros contactos? Tuvo que ser complicado, pensé que fue tu padre quien te había dado las pistas para localizarnos.

-¿Viejos conocidos? Ah, eso está bien. No, no sabía nada de esas invitaciones. Pero no me extraña, la política de promoción la lleva Yasmin, y desde luego Fadil tiene carta blanca al respecto. Y estoy seguro de que el lugar será una inspiración, para ti y para Nathan. Absolutamente seguro.

Alguien debió dirigirse a Will, porque se giró, y tras un susurro a alguien que no estaba en el ángulo de cámara, volvió a Oli:

-Bien, pues si no quieres nada más, me está reclamando mi tirana... digo... colaboradora. -El tono era cómico y desmentía la palabra.- Ya conoces a esta fantástica mujer, todo energía. Hasta pronto, Oli, y da un abrazo a todos los del equipo de mi parte, a Nat, a los del grupo y al resto.

Y cortó la comunicación, desapareciendo su rostro sonriente de la pantalla.

Se quedó con la boca abierta, literalmente, cuando escuchó que les habían regalado una estancia en el mismo hotel. Ella trabajaba con probabilidades, entre otros, y aquello no sonaba demasiado casual.

- Coincido, es demasiada la coincidencia. Quiero decir que desde que nos hemos puesto a investigar un poco, y contactar a los otros hijos, a mi me envían al hotel y a vosotros os regalan una estancia.

Cogió su tablet y diestramente buscó información sobre el lugar. Efectivamente, el hotel estaba en medio del desierto e inmediatamente pensó en los costes de mantenimiento para que las arenas no se lo tragaran.

- ¿Así que el tal Fadil también está relacionado? -Se escuchó un ruidito, como si estuviera meditando- Extraño, todo es bastante extraño... -Suspiró cansadamente-. Mel, no puedo encargarme ahora mismo de la búsqueda. Estoy muy ocupada, ni me planteo destrozar la noche neoyorkina con mi coqueta presencia -Rió.

Escuchó a Mike. Desgraciadamente estaba de acuerdo con él.

- Me uno a Mike. Empezamos con mucha ilusión pero ya han pasado semanas -Puntualizó-. Si alguien contesta estupendo, si no a otra cosa... Y sí, mi jefe es como Midas. ¿Sabes quién era Midas? No importa, pero la mitología decía que lo que tocaba se convertía en oro. Seguro que tenían que darle de comer, ¿os imagináis? -Divagó hasta que ambos comenzaron a enseñar la correspondencia con Fadil y, de repente, se enteró que había mensajes en FB.

- Pues vaya, había puesto los mensajes en bandeja de pendientes. Estoy tan a tope que ni me había dado cuenta -Negó con la cabeza pese a que nadie la veía-. No me pasa nada malo más que cansancio por el trabajo, Mike. Y ni la más remota idea de cuándo voy a terminar, ni si me requerirán en otra parte.

Mel requirió unos instantes con su hermano, que sin duda tenían que ver con su negativa a acudir al hotel. Esperó paciente.

- ¿No vas, Mike? Si estás corto de pasta para el pasaje puedo prestarte, no hay problema. Venga, seremos los tres mosqueteros en el Desierto -se rió.

Nefissa se sintió agradecida de encontrar a Zahí y a Aiul en el búnquer. Sabía que si su padre se volvía testarudo Aiul quizá la apoyaría. 

A pesar de la paz que sentía y lo mucho que le divertía observar las reacciones de los dos hermanos cuando se encontraban juntos, siempre que iba al búnquer sentía una extraña desazón, un estado de tristeza natural que no impedía que sonriese pero que no desaparecía por mucho que Aiul y Zahí la hicieran reir o pensar en otras cosas. 

Asumiento aquel nuevo estado como el normal dentro de ese lugar para ella, se acercó a su tio y a su padre, y tomó asiento junto a ellos, tras saludar de manera cariñosa y coloquial a cada uno- Padre, Aiul, ¿qué tramábais hoy? 

Una extraña desazón le iba inundando. Sabía que Umayma movía los hilos, sabía que él lo hacía propiciado por ella. Pero, ¿Sam trabajando en el SandCastle? Primera noticia. ¿El videoclip de Oli grabado en el SandCastle? Demasiada coincidencia. Y él no había intervenido en ninguna de las dos cosas. Luego, no le cabía duda, había alguien más en la... ¿conspiración...?

Pero, ¿quién?

Llevaba ya tiempo sospechando que debía haber alguien más implicado. No le había preguntado a la Madre Umayma, claro. Y tampoco nadie había dicho o hecho nada que le diera alguna pista al respecto. ¿Alguien del Bufete? ¿Uno de los titulares, Harunn, Stevenson...? Desde luego no podía ser Sorensen. ¿la secretaria de William, Yasmin...? ¿la propia Zahira...?

Una incómoda desazón la iba inundando. ¿Una invitación a sus amigos para ir al SandCastle? Curioso. ¿Ella trabajando en el SandCastle? Coincidencia. ¿El videoclip de Oli grabado en el SandCastle? Demasiada coincidencia.

¿Había algo extraño en todo esto? Lo parecía.

Pero, ¿quién lo podía estar moviendo? lo cierto es que nadie había dicho o hecho nada que le diera alguna pista al respecto. ¿Alguien del Bufete? ¿Uno de los titulares, el egipcio, Harunn, o el bueno de Stevenson...? Desde luego no podía ser Sorensen. ¿El propio Fadil...?

-Mel... ¿Dos semanas con Sam entre las manos? Bueno, igual es su tipo... Sam tu que dices, ¿te pondrías en las manos de Charlotte? Ya no le sorprendería si su amiga le decía que si, se había ido haciendo a la idea durante aquellas últimas semanas.

El intento de Melyssa para convencerle de que fuera al viaje le resultó irrisorio, hasta tal punto que casi le daba pena no ir, aunque los motivos que esgrimía su hermana eran lo más ridículo que había escuchado en mucho tiempo, claro que hacía mucho tiempo que no convivía con su hermana.

-Creo que Sam estará todo el tiempo con un ordenador, no con Fadil, además te recuerdo que te ha invitado a ti, no a ella.

Cuando su hermana volvió a conectar a Sam ambos volvieron a la normalidad.

-Estoy de acuerdo contigo Sam, a mi también me parece todo demasiada casualidad. ¿Habéis leído lo que ha puesto Oliver en Facebook? Mike no paraba de consultar el grupo ahora que parecía que tenía algo de movimiento."Casualmente también tiene que ir a grabar un vídeo", me parece algo raro.

No lo dijo en voz alta pero algo en todo aquel asunto no le gustaba, nunca le había gustado desde las explicaciones que su padre había tratado de darles sin mucho éxito. Y además parecía que no podía impedir que ellas fueran al hotel, Sam estaba obligada a ir por su trabajo y Melyssa se ponía muy terca cuando tomaba una decisión. Pero no se sentiría agusto si iban y les pasaba algo.

Maldita sea, al final tendré que ir o no me lo perdonaré si pasa cualquier cosa. Buenas ganas tengo de ir a hacer nada a un desierto y tener que hablar de cosas que no me interesan lo más mínimo...

-Vale, me habéis convencido entre las dos. Dijo finalmente. Iré, pero si queréis pagarme el viaje entre las dos no voy a protestar, más que nada porque acabo de estrenar mi hucha y me da pena romperla tan pronto. Mintió sin ocultar una ligera sonrisa que le delataba ante ellas. Sam, me voy a aburrir en ese sitio y contar granos de arena no es lo mío. ¿Que te parece si te ayudo con lo que tengas que hacer? así podrás acabar antes y disfrutar de un poco de tiempo libre.

Al menos eso le tendría entretenido y con algo que hacer, ni siquiera le importaría que Sam disfrutara de los bienes del hotel todo el día y le dejara todo el trabajo, aunque sabía que el sentido de la responsabilidad de su amiga no le permitiría hacer eso. Aunque siempre se le podían ocurrir formas para convencerla o engañarla...

Era cierto. Una incómoda desazón lo iba inundando. ¿Una invitación justo ahora para ir al SandCastle? Curioso. ¿Sam trabajando en el SandCastle? Coincidencia. ¿El videoclip de Oli grabado en el SandCastle? Demasiada coincidencia.

¿Había algo extraño en todo esto? Lo parecía.

Pero, ¿quién lo podía estar moviendo? lo cierto es que nadie había dicho o hecho nada que le diera alguna pista al respecto. Bueno, sí, claro... ¿El jefe buenorro de Sam...? o... ¿El propio Fadil...?

Mike se abstrajo durante unos segundos en sus pensamientos mientras las chicas hablaban. Todo era demasiado raro, demasiadas coincidencias juntas, como si algo los estuviera atrayendo hacia el lugar donde su padre había tenido aquella rara esperiencia. Pero ¿Porqué? ¿Porqué ellos y no los auténticos protagonistas? y también ¿Quien?
Fadil era un candidato sin lugar a dudas, aunque tenía sus motivos, sus propias dudas que quizá su padre fallecido no pudiera responder a tiempo.

Aunque si la respuesta iba a ser como la de nuestro padre se iba a quedar peor todavía.

Quizá había sido eso, quizá su padre si le había dicho algo y eso lo había estado inquietando. Pero no parecía que por muy gerente del hotel que fuera estuviera capacitado para invitar a unas cuantas personas a su antojo a la inaguración de un hotel que parecía tan lujoso. Seguramente había muchos ricachones y posibles clientes a los que llevar y no precisamente a ellos. Además sus alojamientos serían muy costosos, hasta tal punto que no creía que Fadil pudiera costearlo. Mike no era de los que le daba demasiadas vueltas a las cosas, sobre todo si podía obtener la información preguntando o por si solo, optó por lo primero, la segunda opción siempre estaría ahí. Tecleó rapidamente en su comunicador.

"Soy Mike Yaddow de nuevo. Perdona que insista tanto, pero me parece un despropósito invitarnos a tu hotel, aunque solo sean las estancias debe suponerte una pérdida considerable de beneficios y mucho más al tiempo de la apertura del hotel, cuando supuestamente deberiais tener muchas plazas comprometidas. Si puedes permitirte ese lujo empezaré a pensar que tienes más dinero del que pensaba y que podrás también pagarme el viaje jajaja. Si solo quieres hablar podemos hacerlo perfectamente por vídeo conferencia y si quieres conocernos puedes venirte a Miami cuando quieras, estoy seguro que mi padre estaría encantado de conocerte también y podrás quedarte en nuestra casa, estoy seguro que hasta un hombre ocupado como tu tiene vacaciones."

Mandó el mensaje. Esperaría a ver la respuesta de Fadil para intentar esclarecer un poco el tema. ¿Podría ser que él solo fuera un instrumento? Al fin y al cabo no era su hotel, quizás alguien más estaba interesado y ahí aparecía extrañamente el jefe de Sam en la ecuación. Tanto Sam como Oliver habían sido "enviados" por él. ¿Para que necesitaba mandar a una de las mejores informáticas del mundo a un hotel al otro extremo de la tierra? Un hotel no necesitaba demasiada seguridad y aunque fuera un paranoico el trabajo de campo, podría hacerlo un equipo de técnicos cualquiera, una vez todo conectado Sam podría trabajar desde su propia casa si hacía falta conectándose a la intranet del hotel. ¿Y lo de Oliver? Mandarlo al desierto, a un país musulmán a grabar un simple vídeo... En Estados Unidos había muchos desiertos y seguramente la gente sería más tolerante con el cantante que en Egipto. En aquel país las tonterías de Oliver podían causar serios problemas a muchos niveles, tantos que Mike no podía imaginarse las múltiples opciones que eran posibles. El jefe de Sam era, en cierta manera, dueño del hotel, así que podría estar también tras todas las invitaciones. Mike supo que solo tenía una forma de averiguarlo.

De Mike a Fadil:

Soy Mike Yaddow de nuevo. Perdona que insista tanto, pero me parece un despropósito invitarnos a tu hotel, aunque solo sean las estancias debe suponerte una pérdida considerable de beneficios y mucho más al tiempo de la apertura del hotel, cuando supuestamente deberiais tener muchas plazas comprometidas. Si puedes permitirte ese lujo empezaré a pensar que tienes más dinero del que pensaba y que podrás también pagarme el viaje jajaja. Si solo quieres hablar podemos hacerlo perfectamente por vídeo conferencia y si quieres conocernos puedes venirte a Miami cuando quieras, estoy seguro que mi padre estaría encantado de conocerte también y podrás quedarte en nuestra casa, estoy seguro que hasta un hombre ocupado como tu tiene vacaciones.

La escuchó y acabó dejando caer los hombros. La última declaración de Estel lo atravesó como la metralla que había roto el hombro de su media alma. Cabeceó afirmativamente, un leve deje de culpa en su mirada cuando cruzó sus ojos con los de ella. Acabó separándolos y se puso en pie. Se acercó a la ventana y apoyado contra la pared, separó levemente el visillo y miró Londres.

-Está bien. Iremos. A Egipto. Tal vez necesitemos enfrentar nuestros propios miedos y cuanto antes lo hagamos mejor. Y en todo caso, ¿qué hay de malo en un hotel de lujo que además va a resultarnos gratis? -se volvió levemente y arrojó su comunicador a Estel-. Dile a Lotti que de acuerdo. Que nos juntaremos con esa chupipandi de frikis. Y en cuanto a ti, Estel Highwater, cuando hayas enviado ese mensaje y me hayas devuelto el comunicador, irás al baño, te darás una buena ducha que te quite esa mierda de depresión que estás incubando y vas a ponerte tu mejor vestido de tiras. Sí, de tiras. Me has oído bien -había algo de impalcable en el tono y en la mirada de Omar-. Y tú y yo vamos a salir por esa puerta después y celebraremos que seguimos vivos, que esa mierda de guerra se ha acabado y que seguimos teniéndonos el uno al otro. ¿Entendido? Un martini en Paradise street, cena en Fabrizio´s y después te llevaré a bailar. Así que nada de tacones de vértigo. Que el mundo descubra que Estel está viva y que vuelve a la carga. Ah, una última cosa. Hoy nada de cámaras.

Samantha Johnson… amiga de los Yaddow.

No podía ser una coincidencia, como no lo era la del videoclip de Bizarre Outsider. Umayma no iba a dejar cabos sueltos, no iba a permitir que un desliz de Fadil, o los mismos vaivenes del azar, pusieran en juego la venganza que había planeado.

¿Cuál es mi papel? ¿Para qué me necesita? ¿Es por mi padre?

El icono del sobre abierto parpadeó en la mesa, avisándole de la llegada de dos nuevas respuestas. Respondió ambas rápida y rutinariamente. Fuera por su propia voluntad o forzados, todos estarían donde debían estar cuando llegara el momento.

Abrió el ERP y buscó los datos de Samantha. Ni siquiera sabía con qué excusa se habían hecho con sus servicios. Con suerte, su ficha y contrato estarían ya en el sistema.

Respuesta a Mike:

Soy director del hotel, y como tal, dispongo de la venia de los inversores para realizar cierto número de invitaciones a título personal. Algunos buenos amigos y amigas me reñirán por no invitarles a ellos, pero por una vez prefiero no quedar bien con ellos, y cumplir este propósito que tanto tiempo llevo postergando.

Les compensaré más adelante.

Ah, vacaciones, solía tenerlas, pero las han quitado de mi diccionario, literalmente. Estoy buscando la palabra en internet, y la página de resultados está bloqueada. Aun así, estaré encantado de aceptar la invitación cuando el hotel esté en marcha, el equipo funcione como una máquina bien engrasada, y sea temporada baja.

Para entonces espero que ya seamos amigos, y podamos rememorar la estupenda semana de encuentro pasada en el Castillo de Arena.

Respuesta a Charlotte:

La inauguración, por supuesto. Y la invitación comprende la semana del 16 al 22 de junio.

El transporte desde el aeropuerto hasta el hotel no será un problema. Nosotros nos encargaremos de todo.

Mi padre podía ser esquivo con el tema, pero pude leer los nombres de vuestros padres en artículos sobre lo ocurrido en la Mastaba, y Nefissa los conoció personalmente, aunque fuera todavía una mocosa. Descubrir vuestros nombres y contactos fue un ejercicio de curiosidad, no demasiado complicado, gracias a la magia de internet.

Un saludo.