Partida Rol por web

Omar parpadeó ante la exposición de su pedigrí pero no dijo nada.

-Nada como un objetivo común como para fijar las bases de una buena colaboración -afirmó Omar-. ¿Sería molestia si se nos pusiera al tanto de lo que ya habéis hablado? -dudaba que fuera mucho lo que hubieran intercambiado habida cuenta de que tan solo habían pasado unos pocos minutos desde que Charlotte les dejara para ir donde ellas y hasta que ellos se sentaran. 

Al terminar de cantar Mike dio un par de gritos de ánimo para Oliver y su equipo antes de sentarse y permanecer atento al inicio del juego. Escuchó pensativo a su hermana mientras meditaba en una respuesta.

-Pues... no lo se, dependerá de como juegue Oli y del carácter de cada uno. Por lo general este tipo de cosas suelen unir bastante a la gente y crear lazos. Tampoco es importante que gane o que pierda, si juega tan bien que impresiona a todos dará igual, se ganará su respeto seguro. Y buen plan hermanita. -Se giró a Sam que estaba algo callada y le guiñó un ojo.- ¿Verdad Sam?

Entonces el árbitro se acercó al centro de la cancha y enseñó el balón, después lo lanzó hacia arriba como si de un partido de baloncesto se tratara. Mike se puso en pie y animó.

-¡Venga Oli! ¡Esa es tuya!

La pelota bajó como un obús, y ambos equipos fueron a por ella con determinación y bravura. Juventud contra experiencia, aunque la juventud matizada por la impulsividad, y la experiencia matizada por... Oliver.

Perdona, Dawn. Vista desde lejos, por estatura pensaba que eras una niña de pie, no una adulta sentada. Por eso pensé que eras Enara. A todo esto, ¿Enara dónde está?

Siendo la hora del desayuno, Sean tenía ciertas expectativas de que la niña también estuviese. A lo mejor era una de esas normas estúpidas de los aborígenes, que tenían otra zona comunal para que comiesen los más pequeños, y en dónde estaban solo estaba reservado para adultos. Algo así como la mesa de los niños en las cenas de navidad, los campings y demás reuniones familiares europeas modernas. O a lo mejor es que Pacal la mantenía a modo de seguro de vida, encerrada en una habitación con guardias armados.

Sean se sentó al lado de su hermana, como le había indicado. Con un gesto leve, poniendo su mano sobre el antebrazo de Lottie, asintió para darle a entender que estaba bien.

Tengo hambre-le susurró, como queriendo quitar hierro al asuntillo menor de una pierna con los huesos rotos, en comparación a lo más grave, que era llenarse la barriga de papeo gratis.

El testimonio de Dawn, asegurando que nadie les podía entender, era un jarro de agua fría al plan de Mike. Si no podían comunicarse con el castellano, el inglés ni el francés, todo intento por zarandear el avispero de las masas quedaba en nada. Ya solo les quedaba el lenguaje corporal sexy, para camelarse a las esclavas.

Le sonrió a Sean y puso su mano sobre la de su hermano, apoyada en su antebrazo-Ahora vamos a coger algo, creo que ese olor está haciendo que mi estómago cobre vida...

Devolvió su atención a Omar, que acababa de hablar. Parpadeó sorprendida. ¿Quería un resumen? ¿En serio? ¿Se iba a fiar de lo que ella contase sin indagar antes? Ah, indagaría después a su forma, solo quería el esquema. Sonrió para sí, y evitó poner los ojos en blanco y lanzarle alguna indirecta. Ya eran muchos años conociéndose, y quizás tenían poco tiempo, así que mejor aligerar.

-Haré un resumen rápido-dijo, mirando a Dawn y asintiendo, ordenando sus ideas para intentar hacer un buen resumen-esquema de lo hablado-Dawn y Elka-al pronunciar ese segundo nombre miró a la chica rubia, que seguía comiendo ensimismada-llevan aquí tres meses, Elka está así desde el poco de llegar... y en todo ese tiempo, solamente hemos llegado nosotros. Dawn no sabe por qué están aquí, no le encuentra un sentido ni una razón. Sabe que venimos todos juntos porque Nefissa le comentó que venía con su hermano. Así que al ver a Fadil con nosotros ha supuesto que venimos juntos-se dirigió entonces a Dawn para aclararle-Eso es cierto, pero no del todo. Todo el grupo nos reunimos en Egipto, Nefissa y Fadil ya estaban allí. Pero en un momento determinado, en esa mañana que te he comentado, Nefissa no estaba con nosotros, la trajeron primero. O eso creemos, nadie vio nada, realmente. Hemos venido separados pero entiendo que, por la misma vía. ¿Ella también apareció en el cenote como nosotros?-le preguntó, curiosa. Pero con un gesto le indicó que esperase hasta que ella terminase el resumen-La cosa es que Dawn cree que Nefissa, que ella... -miró a Elka y suspiró-...que puede estar teniendo los primeros síntomas, los mismos que tuvo Elka al llegar...-miró a Omar y a Estel un instante antes de continuar, dejando que calara aquello. Quizás eso explicaba alguna que otra cosa, quizás no era la única en estar siendo afectada por aquello que les habían inoculado-Nos ha confirmado que es Pacal quien dirige este sitio y que parece ser el único que sabe nuestro idioma, ninguno de los nativos parece entenderlo por lo que, mientras que no esté Pacal cerca, ella cree que es seguro hablar-Se volvió a dirigir a Dawn-Por nuestra parte, creemos que es posible que tengamos a cámaras vigilando, cámaras o algo similar. Desde Egipto llegamos a ver parte de todo esto. Estaban jugando a un juego ahí fuera...-pero no quiso seguir por ahí ni dar más explicaciones, no sabía lo que Dawn podía o no saber de aquello.

Hizo una pausa, ordenando ideas, hilos de los que quería tirar. Y encontró uno que le resultó especialmente interesante ahora que intentaba ordenar sus ideas para contárselas a Omar, Estel y Sean, sin extenderse demasiado pero sin olvidar nada-Pensé que ellas habían venido de Egipto, pero no ha sido así. Estaban trabajando aquí mismo, en el ¿cenote debajo de la pirámide?-le preguntó a Dawn retóricamente, se acababa de dar cuenta de aquello-pero en nuestro año, 2040. Es decir, qué hay, mínimo, dos formas de llegar aquí. Y digo mínimo porque creo que hay más, después os contaré por qué pienso eso... Ahora no es importante... -miró a Dawn, hilando más fino-Creo que posiblemente vuestro trabajo pueda estar relacionado con el porqué estáis aquí... Puede que os estuvierais acercando demasiado a algo que alguien no quería que vierais... puede que, sin saberlo, simplemente estuvierais en el momento más inapropiado en donde no debería haber habido nadie... -miro a su hermano y después a sus amigos-Por eso no sabe por qué está aquí, tendría lógica. Realmente, no estarían relacionadas con nosotros como llevo suponiendo desde las que las vi... Dawn, ¿te importa contarnos, desde el principio, a qué os estabais dedicando Elka y tú en la pirámide, eso del Oricalcum y del cenote? Prometo después responderte a las dudas que tengas y sobre las que podamos darte un poco de luz.

No quería llegar aún a la pregunta que podía ser la clave de que Dawn relacionase su llegada y la de Elka allí o, por el contrario, esta los considerase bajo los efectos de aquello que les habían inoculado. Hablar de dioses Egipcios y luchas entre el Bien y el Mal no era, precisamente, para todos los oídos y, ni mucho menos, después de llevar tres meses allí sola. Además, no sabía si Omar y Estel querían contar eso así, libremente a alguien que acababan de conocer sin antes saber más de ellas. Quizás si Dawn contaba más de qué hacia cuando llegó allí, ellos mismos pudieran relacionar algo, sobre todo Omar y Estel que ya habían estado antes en México.

Miró a Nat que seguía en silencio, quieto, a su lado. ¿Tenía que preocuparse por él?-¿Más o menos el resumen? ¿Se me olvida algo importante?-preguntó a ver si reaccionaba. Después de unos instantes se volvió hacia Dawn, esperando que ella retomara la conversación.

- Está perfecto... - respondió Nathan a Charlotte en referencia a la idoneidad del informe presentado. El bailarín se había mantenido callado. Expectante. Había compartido una mirada con Dawn que aún no sabía como describir. ¿Acaso ella no estaba tan ansiosa por tener la información que ellos mismos le exigían? ¿Acaso no estaba igual de asustada que ellos? Y sin embargo algo no terminaba de encajar en la mente del canadiense. Su ceño permanecía fruncido y sus ojos castaños, amables como los de su padre, se entornaban intentando ver más allá de lo aparente.

Finalmente se decidió a despegar sus labios para hablar.

Lottie había obviado información a la hora de poner "las cartas sobre la mesa". Era evidente que ciertos asuntos no eran apropiados para hablar a la ligera con quienes eran, a fin de cuentas, meras desconocidas. Sin embargo había un dato que Nat quería aportar y que, de hecho, esperaba que el hecho de tenerlo encima del tapete pudiese arrojar algo de luz sobre la veracidad del testimonio de Dawn. Quizá no de forma explícita pero tal vez su expresión corporal o su lenguaje no verbal pudiese aportar algo a lo que agarrarse.

- Sólo falta mencionar a quien está verdaderamente detrás de todo esto. Por encima de Pacal... hablo de Umayma.

La mirada del muchacho se clavó en cada milímetro del rostro de aquella mujer. Una mueca, un mohín, un gesto de sorpresa, de asentimiento, de confusión... de miedo. Algo habría de poner a Dawn en el lugar que le correspondía y no en ese que ella pretendía ocupar.

La morena asintió a la disculpa de Sean, aunque no sonrió en absoluto.

-Enara está con los demás chiquillos. Hay un edificio, cerca de aquí, donde todos los niños conviven. Los hijos de nobles y castas superiores, quiero decir. Estamos aislados, ¿no os habéis dado cuenta? En una especie de Ciudadela en la punta del resto de Chichén Itzá, la verdadera ciudad. Este es el lugar de residencia de nobles, sacerdotes y algunos guerreros. Tampoco creo que todos, solo un grupo selecto. Y Pacal, aunque no sé exactamente dónde vive.

Luego calló, escuchando a Charlotte, y asintiendo ante sus primeras frases. Pero levantó la cabeza, yendo a replicar, cuando la pelirroja dijo que Dawn no sabía por qué estaban aquí, que no le encontraba sentido ni razón. Sin embargo esperó, ya que siguió hablando de Nefissa. Sólo asintió, confirmando que la egipcia había llegado a través del Cenote Sagrado, como ellos.

Tras alguna explicaciones más, Lottie mencionó las cámaras, y la vigilancia. Ahora sí que levantó la mano, justo cuando la francesa buscaba su mirada, para corroborar lo que decía, y preguntaba si había entendido bien que trabajaban en el Cenote bajo la pirámide. Pero, como antes, la dejó terminar. Y cuando lo hizo, apretó los labios, intentando ordenar todas las respuestas a las preguntas.

-Veamos, sí que sé por qué estamos aquí. Descubrimos algo que no debía ser descubierto, algo que Pacal no quería que descubriéramos. Yo... sé cómo va a sonar eso, pero... bueno, Pacal estaba aquí, en el 2040. Lo vi, no tengo duda. Creo que va y viene a su antojo, cruzando el portal o lo que sea que haga la Máquina. O las Máquinas, si es cierto que vosotros venís de una en Egipto.

Sacudió la cabeza, pasándose la mano por la frente.

-Lo de la vigilancia, en parte es cierto. Pacal está siempre atento, y una de las veces, justo cuando el partido ceremonial de pelota, hubo un par de drones volando. Iban adornados con plumas y estaban pintados de colores, con lo que los indígenas los tomaron por aves extrañas, y celebraron su presencia sin sorprenderse demasiado, supuse que no era la primera vez que los veían. Imaginé que el macabro Pacal quería tener constancia de aquello... ¡yo qué sé! Pero no los he visto más, solo aquella vez.

Suspiró, y volvió a ensimismarse unos segundos. Después repitió el suspiro, esta vez mucho más largo, más profundo. No era alivio, pero era resignación.

-Como le decía a Charlotte, estoy haciendo mi tesis doctoral acerca del Cenote que existe bajo la Pirámide de Kukulkán. Llevaba meses indagando, haciendo pruebas, buscando mapearlo y darle un sentido, ¿cómo se construyó la pirámide encima? ¿hay comunicación? En fin... un día, sumergida en el Cenote Sagrado buscando el acuífero que estoy segura que debe comunicar a ambos, me encontré una cosa extraña. Una especie de tubo de metal, como una tubería de conducción. Lo raro es que estaba perforado, con orificios minúsculos. No parecía una tecnología asequible para los mayas antiguos. Pensé que no cuadraba, y tampoco le encontré explicación a que estuviera encastado en la roca, si era actual ¿qué hacía allí? Pregunté, pero nadie sabía nada. Así que me hice con una muestra, y la hice analizar. Abreviando, era de Oricalcum. -Volvió la expresión "de perdidos al río" a su rostro cansado.- Y Elka es una experta en temas de la Atlántida.

Miró con ojos de súplica a sus interlocutores, uno a uno. No debía ser la primera vez que tenía que dar explicaciones literalmente increíbles a un auditorio escéptico.

-No sé qué tiene que ver todo eso con Pacal, aunque tengo mis teorías. Y desde luego no esperaba vuestra llegada. Sois un enigma para mí, me tenéis descolocada. Intenté que Nefissa aclarara mis dudas, pero no estaba lúcida. Con Enara había hablado, lo he hecho varias veces desde que llegó, pero no entiendo nada de lo que dice. Me refiero al sentido de lo que dice, no al idioma, claro. Estoy muy confundida, no sé qué diablos representáis en todo este tinglado. Ni cómo salir de él...

Y, entonces, fue Nat el que intervino. Primero para convenir con las explicaciones de Charlotte. Y después:

"Sólo falta mencionar a quien está verdaderamente detrás de todo esto. Por encima de Pacal... hablo de Umayma."

Y la mirada del muchacho se clavó en cada milímetro del rostro de Dawn.

Le devolvió la mirada con perplejidad.

-¿De... quién?

Nefissa observó a la mujer, tratando de entender su gesto, conteniendo un suspiro quedo cargado de frustración al saberse malentendida. 

No obstante, el ofrecimiento de la mujer parecía sincero, y el tocado que portaba parecía poder tapar su cabellera en gran parte, si la recogía con pericia. De manera que tomó el tocado de las manos de la indígena, y dejándose guiar lo colocó sobre su propia cabeza, tratando de guardar en él su pelo, que caía en bucles castaños y oscuros sobre sus hombros. Lo hizo, como buenamente pudo y sin la ayuda de un espejo, y completamente sonrojada dedicó un asentimiento a la mujer, dirigiéndose entonces a la puerta de la habitación, sintiéndose confusa y avergonzada.

¿A dónde podía ir? ¿Dónde podría encontrar a Fadil? ¿Podría de hecho verle? Se preguntó, mientras comenzaba a divagar. 

Nefissa salió de su habitación, insegura, indecisa. Llevaba el pelo recogido y cubierto con un tocado como el que llevaban algunas de las mujeres indígenas, una especie de turbante de tela de vivos colores, con borlas.

Miró a un lado y a otro, y no tuvo que buscar a aquel que estaba deseando ver: En el pasillo de columnas, mirando hacia un extremo, hacia donde se escuchaban las voces de Mike y otros de sus compañeros, estaba Fadil.

Juegos. El día anterior —lo que esperaba que fuera el día anterior, pues desconocía cuánto tiempo había permanecido en aquel sueño agitado—, los nativos de aquella era y lugar, los habían vitoreado por razones que se le escapaban, y los había observado como si fueran parte de la extraña procesión que eran. Hoy, los retaban a jugar. O tal parecía. Se hubiera echado a reír con ganas, si hubiera tenido en las tripas algo más que culpa y miedo.

Incluso Mike estaba en pie, y parecía recuperado de la terrible herida que había sufrido. Fadil se palpó el rostro, encontrando solo el vello erizado, incipiente. No era posible que estuviera caminando tan pronto. Incluso con los mejores cuidados médicos de su propio tiempo, hubiera necesitado unos días. Como si fuera posible que estuvieras aquí.

Empezó a caminar hacia ellos, hasta que el sonido suave de pisadas a su espalda tiró de su mirada hacia atrás. Dos zancadas y la tuvo entre sus brazos, rodeándola al principio con fuerza, como si tuviera miedo de que fuera a escaparse. Con suavidad después, temiendo que fuera a desgranarse como una estatua de arena.

Nefissa, la llamó en un susurro, apartándose apenas, sin soltarla, con las manos en sus hombros, buscando el azul de sus ojos. Estás… ¿estás bien? fue todo lo que consiguió decir. Y lo estaba, al menos físicamente, como él mismo, como todos. Ya no solo podía verla, podía tocarla, sentirla. ¿Te han hecho daño? ¿Cómo sucedió? ¿Cuándo te trajeron?

Por un momento, el destino de los demás había abandonado sus pensamientos.

Charlotte escuchaba ávida a Dawn, en silencio. Cuando esta terminó de hablar, se volvió hacia Omar, esperando que él saltase automáticamente conforme la chica terminara su intervención. Pero tanto él como Estel guardaron silencio, digiriendo la información que acababan de escuchar. Miró igualmente a Nat y a su hermano, igualmente en silencio. ¿No tenían nada que preguntar? Se aguantó el suspirar tan alto que quedaría en evidencia. ¡Pero si ella había tenido dificultades por aguantar hasta ese momento sin preguntarle nada a Dawn! ¿O es que les estaba pasando como a Elka?¿Como a Nefissa? No, no, no... Automáticamente, se negó a sí misma esa opción y se centró en Dawn.

-Umayma es la responsable de que estemos aquí. Esto lo tenemos claro. Lo que a nosotros, o por lo menos a mi me descuadra-miró a su hermano y al resto-es la relación entre ella y Pacal. Entre ella y todo esto-hizo un gesto con su mano indicando todo lo que les rodeaba-Podemos llegar a intuir qué es lo que busca con traernos aquí aunque, sinceramente, lo que nos extraña a todos, es que sigamos con vida a estas alturas. Nuestra historia tiene treinta años de antigüedad. Creo que necesitaremos algo de comida antes de planteártela y mucho entendimiento por tu parte, la verdad. Tengo que decirte que...-sonrió con confianza, casi divertida- ...no creo que ninguno de los que estamos aquí nos escandalicemos al hablar de la Atlántida. Creo que te acabas de topar con un grupo de mentes abiertas para este tipo de temas. Pero, no veo la relación, ¿qué tiene que ver la Atlántida con Egipto?-se volvió hacia Omar y Estel, ellos eran los que más podían saber de todo aquello-¿con nuestra parte de la historia? Hay algo que se nos está escapando, pero no por nada, sino porque no hemos sabido de la relación hasta ahora ¿no?

Se estaba yendo por las ramas, y Dawn se estaría perdiendo-Disculpa, por contestar o completar algunos de tus comentarios, antes de que te contemos más. Estás en lo cierto respecto a Pacal, el va y viene entre esta realidad o época y nuestro 2040. Yo no lo he visto, pero alguien de nuestro grupo sí-no puedo evitar mirar a Omar un segundo, esperando que él adivinara quien era esa persona-Dos personas no podéis estar equivocadas. Supongo que la forma más fácil de salir de aquí puede ser averiguar cómo lo hace. Si él es capaz, nosotros también. Y ahí tenemos la explicación de cómo pudimos ver esas escenas del juego de la pelota y los sacrificios. Drones. Los traería de 2040 el capullo solamente para mostrarnos esas imágenes. ¡Hay que ser retorcido! Pero por lo menos sabemos que hay una forma de volver, que esto no es definitivo-miró a Dawn, asintiendo. Aún había esperanza, y era importante no perderla.

Hacía calor. Se recogió el pelo, pasándoselo por encima del hombro y dejando su cuello al aire. Aun después de tantos meses en Madagascar no se había acostumbrado a esas temperaturas de esas zonas del globo. Recordó la temperatura del agua en el cenote el día anterior. Era perfecta para su gusto. Se volvió a ver sumergida en aquellas aguas y...-¡Nat! Las burbujas del cenote, el tubo de Oricalcum... ¡deben estar relacionadas!

Umayma-respondió a Dawn-. ¡Umayma! Sí, tienes que conocerla: la vieja pasa arrugada con poderes místicos llena de mala leche. Bueno, en realidad no es tan famosa: creo que ni siquiera tiene tinder-bromeó.

Sean se frotó el lóbulo de la oreja, meditabundo. Su única neurona se había escurrido hacia allí, y ahora, como si exprimiese al máximo los restos del tubo de la pasta de dientes, trataba de devolverla al cerebro.

Todo el numerito de Pacal del recibimiento en el cenote, con todas las túnicas de Síij preparadas para nosotros, tuvo que ser porque Umayma le informó de nuestra llegada...

Vamos, chico. Impresiona a Dawn diciendo algo inteligente. Tú puedes.

Es más... Ehm... Umayma nos mostró las imágenes de ese partido en el que Dawn vió los drones. Eso nos da la linea temporal. Es decir, el tiempo que pasamos en la máquina equivale al tiempo transcurrido desde ese partido con drones y nuestra aparición en el cenote. ¿De cuánto tiempo estamos hablando, Dawn? ¿Minutos? ¿Días?

Sean tosió forzadamente. Todos sus palos de ciego no proporcionaban ninguna información útil para lo que verdaderamente necesitaban en aquella situación extrema. Visto lo visto, Sean debía redoblar esfuerzos para conseguir a Mel, ya que a las americanas no tenías que deslumbrarlas con muestras de inteligencia.

Bah, olvidadlo. Yo solo lo decía porque si hay una máquina del tiempo de Oricalcum en esta época, necesitaríamos saber cuánto tiempo tenemos que resistir atrincherados dentro sin que nos echen a patadas los matones de Pacal.

Pero eso solo sería cierto en caso de que las imágenes que vieron fueran en "riguroso directo", porque si fuese una grabación enviada a través del tiempo, maqueteada y editada, no habría modo de comparar ambos lapsos de tiempo. Aunque Sean ya se había quedado atrás en su propio hilo de pensamiento hace rato.

Y eso era probablemente el mayor de los problemas: que Oliver era un manta. Entendámonos: el bueno del cantante hacía lo que buenamente podía, y una vida en el escenario (así como una notable aptitud para no sentir temor ni ridículo en determinados momentos) hacía que la ordalía a la que se enfrentaba, en vez de ser una puñetera locura se hubiera transformado, tan solo, en necedad.

Porque Oliver no se engañaba: era necio jugar a algo de lo que se desconocían las reglas, aunque, en esos primeros compases del partido, había que reconocer que se las arregló bastante bien para no cometer ninguna infracción grave, estorbar poco, y tratar de lograr hacer las cosas medio bien. El himno cantado a capela por un ilusionado Mike le había enternecido, con lo que se había abstenido de hacer comentarios, o siquiera, de pensar lo ajeno que se sentía a tantos buenos sentimientos patrióticos. A ver, no es que fuera un puto traidor, ni nada por el estilo. América (como tantos estadounidenses de norteamérica, Oliver solía pensar en su país como América, así, en genérico, y con un par) estaba bien, y era el mejor sitio del mundo para vivir, por lo de la libertad, y demás, pero... Bueno, es que el mundo francamente era así, asá. 

Se las arregló, para mirar a sus "fan" en la grada y hacer un gesto de saludo con la mano, medio parodia de un saludo militar. Después de todo, el deporte se parecía mucho a las actuaciones. No era tanto lo que se lograba, como el estilo. Y a pesar que Oliver llevaba una vida castigándose... estilo tenía. Por los poros. Y nadie sabía lo jodido que era estar dando botes, y gritos por un escenario.

Esto no podía ser mucho peor... pero, joder, lo era. El cuarto golpe con el hombro de esa... aberración pesada a la que llamaban pelota, le dio ganas de rendirse o hacerse el muerto. Pero oye, hay que cumplir, ¿no?

Y a eso se dispuso lo mejor posible, mientras trataba de no incordiar, y de evitar cometer ningún error importante. Lo logró, más o menos, pero al coste de sentir la espalda, el pecho los codos, los hombros... en fin, sentirse como una puta piltrafa. Y para colmo, era evidente que estaban perdiendo.

Y que sus adversarios tenían la jodida iniciativa.

- ¡Vamos Oli! - Exclamó Mel desde la grada mientras su cerebro todavía intentaba dirimir cómo funcionaba aquel juego. En el fondo le importaba una mierda. El juego, las gentes de ahí, sus costumbres... Pero sus neuronas analíticas seguían trabajando sin parar pese al miedo y la impotencia de todo lo sufrido.

Sólo quería regresar a su mundo, a su vida. Escapar con vida de esa pesadilla. Había trabajado en tantos casos, a cada cual más estrambótico que el anterior... que no era capaz de conciliar todo aquello con la realidad. O con lo que ella consideraba real.

Pero pese a todo, en esos instantes, animar a uno de los suyos le hacía sentirse mejor. Necesitaban una victoria, aunque fuera moral. Aunque fuera contra unos indígenas que probablemente ni supieran quiénes eran ellos o qué hacían realmente allí.

- ¡Venga, tú puedes! ¡Ánimo! - Continuó animando mientras observaba a los miembros el equipo contrario cómo se intentaban pasar la pelota entre ellos. Si averiguaba alguna de las tácticas básicas quizá pudiera dar algún consejo a Oli.

Asco de tirada!

2x3, 1x2

Ganas tú, pero sigues tirando primero por mi mayor ancho. Además el 1x2 es penalizador para mi próxima tirada.

Yo roleo esta vez.

Parecía mentira que el forastero no lo estuviera haciendo mal del todo. Aunque se le notaba que el peso de la pelota le estaba pasando factura, no desfallecía. Tras un inicio débil, nos sobrepusimos, y seguimos.

Habíamos jugado algunos pases altos que nos habían salido francamente bien, y los jugadores del equipo contrario, aunque supieron mantener una buena defensa, no quisieron ser menos. Usando las caderas intentaron una combinación que contrarrestara nuestra ofensiva, que acabó con la bola...

...en el suelo.

 ¡Sí! Ahora la ventaja era nuestra. Lo que equilibraba el partido. Se volvió a poner la pelota en movimiento...