Partida Rol por web

Pues resulta que ya no estamos en Egipto, ahora estamos todos en Chichén Itzá, en México.

Chichén Itzá. México...

Ausente por completo de lo que le decían, así como de lo que sucedía a su alrededor desde que había gritado el "¡Mierda!", Fadil se había volcado literalmente, en actitud y en concentración, a su comunicador. Estaba estableciendo una llamada. El comunicador daba aviso de ella, pero nadie la atendía, y él se estaba poniendo cada vez más nervioso.

Creo recordar que Lottie no ha estado en Mexico en ningún momento con anterioridad...

Lottie revisó toda la pared en la que pensaba que podía estar la cámara que había referido Sam, pero no vio nada que se asemejara a una. Se encogió de hombros y suspiró, hubiera apostado cualquier cosa a que la encontraba, pero parecía que no iba a estar tan evidentemente expuesta como para que una bióloga con pocas nociones de tecnología avanzada la descubriera.

-No hay forma, es imposible. O no está en esta parte de la sala...-dijo, más para Sam que para el resto. Asintió a esta cuando comentó el tema del sonido-Sí, tiene lógica. Es lo suyo, yo lo hubiera hecho igual. De hecho en las cunas de los lémures lo hacemos...imagen y sonido por si...¡bah!¡que más da!- exclamó mientras le daba la espalda a la pared que había estado revisando y se volvió hacia el resto.

Vio como Fadil se levantaba del suelo ayudado por Nathan y, sorprendida, escuchó que al comenzar a hablar, su voz tenía un tono diferente a la que el egipcio había tenido hasta ahora. Era el tono del reconocimiento, la tristeza, la desilusión y la petición implícita de comprensión. Lottie se acercó despacio a ambos, temiendo casi su presencia rompiera el monólogo de Fadil, pero interesada en lo que estaba diciendo. E interesada en algo más. En saber si las palabras estaban acompañadas de sentimiento. Si eran ciertas. Y más que la propia melodía de las palabras, de todo lo que implicaban, lo que llegó de verdad a Lottie fue la expresión en el rostro de Fadil cuando lo miró mientras este seguía hablándoles a todos y a ninguno en concreto.

Tan diferente a antes en su despacho, tan perdido como el resto. Tan asustado como he estado yo antes cuando la serpiente ha estado a punto de morderme y acabar con todo...

Casi sintió de nuevo aquella piel suave y tibia rodeando su cuello, apretando, aquellos dientes rozando su piel cargados de veneno, su miedo atroz y paralizante, su desesperación al sentirse perdida sin remedio, sin posibilidad de hacer nada para defenderse.

Y eso solo ha durado unos minutos, quizás. Si ella ha estado influyéndole todo ese tiempo que dice...¡no quiero ni pensarlo!

-No es culpa tuya haber caído en sus redes. Yo pensaba que estaba preparada pero...no, he sido incapaz de hacerle frente antes, ahí fuera en el Laberinto... no debes culparte...

Solo espero que esto no sea también un truco de ella, que te esté usando para que confiemos en ti ahora que estamos aquí todos juntos encerrados... Solo pensar en como me miraste en tu despacho...Solo espero que realmente fuera ella la que me habló y me miró, y no tú, Fadil...

Lottie intentó borrar esa imagen de su cabeza. Fue tan diferente ese Fadil del que ella esperaba que ahora no le resultó difícil ver en su lugar a Umayma. Aquella parte cobraba sentido. Aunque no podía negar que necesitaría tiempo olvidar aquella reacción, la impresión que le causó.

-...Y creo que a todos nos ha pasado lo mismo... -se acercó a Fadil y apoyó su mano en el brazo del egipcio-Ahora lo que tenemos que hacer es intentar saber qué quiere y volver a casa sanos y sal...-se cortó en seco ante la exclamación de Fadil. Vio como mutaba su cara de congoja a algo completamente diferente. Y hubo algo que le dijo que eran más malas noticias. Pero el nombre de Zahí no debía significar nada malo. Apretó un poco más su mano en el brazo de Fadil mientras preguntó, alarmada, contagiada por él- ¿Qué ocurre con Zahí? ¿Está en peligro? ¿Nefissa? ¿Qué pasa con ella? Ella no está aquí, debería estar bien en casa... ¿Fadil? Tranquilo... ¿Qué es?¿Qué ocurre?

El egipcio era una corriente de emociones que contagiaba a Lottie, demasiado sensible a todo lo que estaba pasando desde su experiencia con Umayma. Ignoro que ella estaba a su lado y se centró en su comunicador. Lottie se inclinó un poco para poder ver a quien estaba llamando con tanta ansiedad, aunque se lo figuraba. Zahí o Neffisa.

Escuchó en ese momento a Mike que, ignorando a Fadil, seguía con su insistencia en no creer en lo que estaba ocurriendo y escuchó de fondo su voz diciendo México. Lo ignoró. Si no se lo había creído antes, ya podía ir empezando.

Ves como Fadil está intentando hablar con Nefissa, pero aunque el comunicador parece estar funcionando correctamente, y establece la llamada sin problemas, no hay respuesta.

Las palabras de Fadil me parecieron muy creíbles... vaya, que estaba convencido de que a él también le habían engañado como a nosotros. Y me pareció que lo suyo era casi peor, porque sí, yo estaba allí encerrado y todo eso pero por lo menos estaba con Nathan, sin embargo, parecía que Fadil estaba preocupado por otras personas que podrían estar en peligro.

"Este tío no puede estar mintiendo - pensé.- Y si lo está haciendo... Joder, si lo está haciendo debería dedicarse a ello"

Por un momento me pareció que era el que estaba más calmado de todos allí, y aunque no lo exterioricé, me hizo mucho gracia. Si ellos me conocieran un poco seguro que también le hubieran encontrado la gracia a aquel asunto. Podría decir que casi me sentía cómodo, después de todo aquella gente me caía incluso bien. Estaba todo el rollo del secuestro y la vieja y tal, pero si olvidaba un poco eso, estaba en una especie de nave que viajaba (quién sabe cómo) a través del espacio (al menos) rodeado de gente de lo más variopinta...

"Tío, tío, tío.... ¿Lo notas? - me dije a mí mismo.- Vaya si lo noto... ¡Estoy teniendo una puta inspiración! ¡Estoy creando, joder! Uoooooooooooh"

Se me escapó una sonrisa y entrecerré los ojos mientras mis dedos comenzaban a tamborilear algún ritmo improvisado utilizando mi pierna como elemento de percusión. Mientras tarareaba lo que se me iba ocurriendo notaba mi mente completamente clara y lúcida, y me hacía gracia ver la desesperación del resto... gracia en el sentido de que entendía que no valía la pena estar así, que lo que teníamos que hacer era disfrutar de aquel momento que, seguramente, no volvería a repetirse jamás.

- Fadil tío, yo te creo - le dije, quería tocarle el hombro en plan colega pero decidí no hacerlo por si no se sentía cómodo.- No sé quienes son esas personas, tío, pero te digo que estoy seguro que están bien... son ¿Amigos? ¿Familiares? - me giré esta vez hacia los demás.- Tíos, es el momento de confiar... en nosotros... Mike tío tienes que creer que estamos metidos en una aventura extraña, algo que nunca creerá nadie pero de lo que nos acordaremos siempre... Ya sé que es una locura, pero a veces hay que lanzarse al vacío sin saber a dónde vas a ir a parar... No sé vosotros, pero yo no tengo mucho que perder y supongo que mucho que ganar si salgo de esta.

Por primera vez en mi vida me sentía con la euforia de las drogas pero sin haberme drogado. Era como una especie de cuelgue inducido por aquella máquina, la situación, la vieja ¡Yo qué sé! Pero molaba que te cagas. Y yo seguía escuchando la música mentalmente, como si le estuviera poniendo banda sonora a aquella escena.

- Joder, no sé vosotros, pero yo estoy de puta madre - dije, sonriente.- ¿Sabéis que creo? Creo que esta máquina funciona con nuestros pensamientos... estoy... estoy seguro de que si nos concentramos todos en algo somos capaces de hacer funcionar la máquina para que nos lleve a otro lugar... a otro tiempo, incluso... Es muy guapo esto - y la música me condujo hacia otro pensamiento.- ¿Y si...? ¿A nadie se le ha ocurrido que igual hemos viajado sólo en espíritu? ¿Qué nuestros cuerpos están por ahí tirados en algún sitio y nuestra mente ha sido capaz de transportarnos a otro lugar? Joder, yo estoy seguro de que sería capaz de hacerlo, estoy jodidamente seguro.

Omar escuchaba y guardaba silencio. Puntualmente miraba a unos y a otros. A la incredulidad le seguía la credulidad, al cinismo el sarcasmo, al silencio la verborrea, a la realidad los mitos, a la desconfianza, la confianza... Fuera como fuera, lo cierto es que eran un caldo de cultivo perfecto para la paranoia, para los intercambios verbales poco constructivos, para el enfrentamiento.

¿Chitzen Itza?

Ante aquellas palabras, alzó la mirada hacia Mike.

-Bien, en ese caso quizá estemos donde Umayma quería que estuviéramos. Quiero decir que si hemos alcanzado nuestro destino físico, salir de aquí no sea más complicado que empujar la puerta de acceso.

Respecto a un potencial conocmiento de Chitzen Itza, el hecho de que Xabier sea un especialista en antiguas religiones entre otras cosas y que su madre sea arqueóloga, me lleva a pensar que han podido hablar de ello en casa, de un modo instructivo. Incluso puedo imaginar unas vacaciones familiares con un destino maya y azteca por México, bien ellos solos o incluso acompañados de Harold, Sofía y Estel. Pero lo dejo en tus manos, razón por la cual además no integro a Estel como destinataria de mensaje.

- Chichén Itzá – dijo papá, al apretarme la mano – No lo mismo que ya has visto, Estel, pero quizás bastante parecido. O eso me parece a mí, al menos. ¿Qué piensas tú?

Recuerdo haber pensado en su sonrisa, más que en lo que estaba viendo. Más en su mirada que en su mano extendida, ofreciendo el inicio de un breve pero intenso encuentro con la historia y el mundo. Él parecía realmente gigante desde mi altura de seis o siete años, un titán arrancado del tiempo que osaba caminar por el mismo suelo que pisábamos todos. Pero allí, en ese momento, parecía aún más invulnerable y eterno, con los rayos de sol volviéndose aureola y cabello en su cabeza rubia, con el brillo de los ojos más salvaje y profundo que nunca. Era como un dios, de pie a mi lado, en las puertas de su reino o de su dominio. Un dios que había cogido mi mano, la de su única compañía, y me ofrecía con un mero gesto pasar a través de las puertas que para tantos otros permanecían cerradas.

Recuerdo haberme sentido más pequeña a su lado que al de la gran pirámide a nuestro frente.

- Pienso que parece una escalera – me escuché decir, tímidamente. Un tono que hoy sé que no era timidez, sino terror a defraudarlo – Y si todos querían llegar al sol o a las estrellas, o a sus dioses… Su intento parece mucho más claro que el de los egipcios.

A papá aquello le resultó gracioso o interesante, a juzgar por el brillo de sus ojos. Quizás en aquel momento le recordé a él mismo, o a mamá, o quizás a mí misma como una multiplicación y división de ambos. Fuera lo que fuese, le hizo sonreír más e inclinarse hacia mí.

- Y espera a verla por dentro – susurró, como un secreto sólo nuestro. Como una reverencia, una de la que no participaba nadie más. Ni siquiera, extrañamente, mamá – Así luego me cuentas qué tal.

Hay algunas partes de Chichén Itzá, y en particular del Castillo dentro de ella, que están cerradas al público por diferentes motivos. Preservación del patrimonio, entre uno de ellos; peligrosidad, quizás otro. Pero para un arqueólogo como papá, con su nombre y su vida, esas puertas no suelen permanecer cerradas por mucho tiempo. Verlo trabajar siempre es un placer estético, como en aquel momento fue verlo agachado acariciando la pared de una de las cámaras internas. Escucharlo hablar en su tono académico-entusiasta, como en aquel momento mientras ponía significado a lo que a mis ojos sólo eran espacios y hechos brutos, siempre es una experiencia de adrenalina. Una marca a fuego en una memoria dispuesta. Como la mía, siempre.

Quizás investigué sobre Chichén Itzá y el resto de pirámides del mundo no sólo por curiosidad sino justamente por eso, por él, para no defraudarlo. O por mamá, justamente por las implicaciones astronómicas de aquellos monumentos y aquellos pueblos, unas que ella percibió tan claras en lo que sucedió en Egipto. Quizás volví con papá a Chichén Itzá siendo más grande, y visité aquellos sitios demasiado peligrosos para una niña, por el mismo motivo. Como tantas otras cosas que hice en mi vida, sin saberlo o siendo totalmente consciente de ello. Para estar a la altura de aquellos gigantes. Para no defraudar su sombra.

-Joder... joder, no responde...

Fadil no solía soltar tacos. Pero éste era un hombre distinto. Abrumado, asustado. Miró a Lottie, a su lado.

-A esta hora debería estar en casa, debería responder. A menos de que algo le haya ocurrido. ¡Es la hija de Zahi! Está tan implicada como tú o como yo en los planes de Umayma, si esos planes se ceban en los hijos de los responsables de la muerte de Olam...

Seguía sin escuchar lo que los demás decían, abstraído...

Melyssa seguía sin creer nada de todas esas paranoias. Ella lo veía todo mucho más sencillo y realista. La vieja aquella, la tal Umayma, había perdido a su hijo cuando sus padres estuvieron allí. Se había vuelto loca y había urdido un plan para secuestrarlos y meterlos a todos en aquel sitio. ¿Con qué fin? Estaba claro que la venganza era lo que la recomía por dentro. Era una mente psicópata que quería hacer daño a los que ella consideraba responsables de la muerte de su hijo. Un criminal que había decidido secuestrar a sus padres con a saber qué fin. Y ahora estaban ellos allí, encerrados en aquella extraña sala... Y para más inri, Fadil era el que les había traicionado. Escuchó sus patéticas excusas y entrecerró la mirada. Intentaba justificarse ante un delito de engaño y secuestro. Venga ya, ¿ahora pretende darnos lástima? Arqueó una ceja y sus labios formaron una mueca. No había justificación ante lo que había hecho, era cómplice de secuestro y lo que les pasara debería caer sobre su conciencia. Pero parecía ser que algunos sí que lo comprendían, o al menos intentaban hacerlo. 

- ¿Eh...? - Se volvió al escuchar a Mike y arrugó ligeramente el ceño. - No sé... Lo toqué todo... - Le dijo y se acercó de nuevo a la puerta, señalando los mecanismos que había intentado forzar. - Creo que tiré de aquí, y de aquí, y.... - Se detuvo cuando Mike dijo que estaban en México y se volvió a mirarle con una expresión confusa en el rostro. - ¿Y no puede ser que algo magnético haya jodido los gps? - Preguntó sin saber mucho de lo que hablaba. Pero prefería creer aquello a creer que de repente, sin más, habían viajado de Egipto a México. 

Se volvió a mirar a Sam y ahora sí, una pequeña sonrisa se formó en sus labios. - Yo también vi esa serpiente, pero eso no demuestra nada. Seguro que nos drogaron, como hicieron con nuestros padres. Todo esto debe tener una explicación lógica, y no a lo syfy - . Le dijo y le sacó la lengua, intentando aparentar que era la de siempre, aunque en el fondo estaba acojonada. Si unos psicópatas la habían tomado con ellos, no quería ni imaginar qué podrían hacer. - Sí, Sam, seguro que encontráis la forma de abrir esa puerta - . La animó a hacerlo y empezó a trastear su comunicador. - Voy a enviarle un mensaje a mi jefe, debería haberlo hecho antes. Le diré que nos han secuestrado y drogado, él sabrá lo que hay que hacer - . Comentó mientras escribía a toda prisa el mensaje. De fondo escuchó a Oliver y esta vez sí que tuvo que morderse el labio para no soltar una carcajada.

*Jefe, hemos caído en una trampa y nos han drogado y secuestrado. Estoy en el SandCastle, en Egipto. Necesitamos ayuda, si puedes mover algún hilo y enviar a alguien...

El mensaje se transmite sin ningún aviso de mal funcionamiento.

Al poco recibes la respuesta de tu jefe:

"XDDD. Vale, ya veo que te lo estás pasando en grande. Ya te echaba de menos, pero bueno, vas a ser la atención de todos, tanto como lo eres aquí. Te presto un ratito a los egipcios, pero vuelve pronto. ;)"

-No te preocupes, seguro que te devuelve la llamada conforme la vea-le contestó a Fadil intentando tranquilizarlo-Déjame un segundo...-pidió agarrando su mano y volviéndola hacia ella lo justo para poder realizar ella otra llamada desde el comunicador de Fadil-Tengo una madre que no se separa del móvil desde que cogimos el avión a El Cairo, así que cogerá enseguida. Así sabremos, por lo menos, que no hay problema con las comunicaciones y que Nefissa te contestará enseguida-sonrió vergonzosamente a Fadil, por todo lo que implicaba su comentario, mientras marcaba el número de su madre.

Lottie estaba inquieta, pero confiaba en que su madre respondiera rápido a la llamada, sobre todo, por tranquilizar a un Fadil que estaba a punto de pasar del nerviosismo al siguiente estado. Estaba segura que dormía con el móvil encendido en la mesita de noche, así que ahora, en mitad del día, andaría con el colgado de algún sitio y a todo volumen para no perder la oportunidad de hablar con alguno de sus hijos.

-Mira, Mel también está mandando un mensaje. Vamos a comprobar esto por varios lados a la vez, pero mejor así.

El comunicador comenzó a realizar la llamada y Lottie se lo indicó a Fadil para que ambos esperaran el resultado de la llamada. Fadil y ella mirando la pantalla, Lottie agarrando la mano de Fadil para no perder de vista la pantalla del comunicador.

El Comunicador de Fadil emite la llamada a Isabelle, la madre de Lottie. Tras un breve número de tonos, se escucha la voz que algunos de los de allí dentro conocen muy bien, y otros, aunque no tanto, reconocen.

-¿Si...? ¿Fadil...? ¿Fadil Jannan...?

Si me pongo en la cabeza de mi madre, había dicho Sean. Estel había sentido el deseo de hacer el mismo ejercicio, pero inmediatamente reprimió el instinto. No sólo por la ira, que continuaba dormida pero no muerta, sino por la culpa. No puedo hacerles esto, había pensado al recibir la invitación de Fadil en su momento. No después de lo que sucedió en la guerra. Y ahora… Sus ojos pasaron de Sean, que continuaba hablando, a los alrededores. Y ahora se los estoy haciendo. De nuevo. Si mi madre supiera que esto está sucediendo… se moriría.

Sacudió la cabeza y decidió concentrarse en sus alrededores, mientras esperaba que un Fadil mudo decidiera contestarle. Al fin de cuentas, siempre había podido pensar mejor mientras estaba en actividad. Sus manos comenzaron a tocar sin hacerlo las paredes, y a seguir los circuitos con los dedos, mientras evaluaba la hipótesis de la venganza y renacimiento de Sean, la vaga e inútil respuesta de Melyssa, la pragmática pero seguramente inútil respuesta de Samantha y la hipótesis Gran Hermano de Charlotte. Lamentablemente, no podía descifrar realmente ni lo que escuchaba ni lo que veía, pero Estel no se inmutó. Sólo necesitamos conocer la llave, pensó vagamente mientras la gente se movía su alrededor. Y la llave probablemente no esté en el sistema informático, sino…

Se dio vuelta para escuchar a Fadil. Algunas piezas encajaron sin problemas, supuestas o conocidas. Otras eran nueva información fragmentada, aunque Estel tenía suficiente imaginación y entrenamiento para encajarlas en el sistema. La ira se transformó en algo más complejo, mucho más profundo, menos polarizado. Si esto no fuera tan serio, cualquiera diría que tranquilamente Fadil hubiera podido devenir Batman, pensó vagamente. El resto de la información continuaba encajando, lentamente, pero el grito de Fadil lo interrumpió. Y con él, los recuerdos que no eran suyos, sino de su madre: una niña y un caramelo, un hombre ofendido y dispuesto, y…

… ahora estamos todos en Chichén Itzá, en México, dijo repentinamente Mike.

Mientras Lottie se acercaba a Fadil y éste comenzaba a luchar con su comunicador, Estel miró por un instante largo a Omar. Luego se acercó a Mike, miró su comunicador, lo miró a los ojos, y le dio un par de palmadas amistosas en la espalda.

- Si te gusta Star Trek, ya sabes lo que decía Spock, Mike. Si eliminamos lo imposible, lo que nos quede, por improbable que parezca, será la solución – señaló, y se encogió de hombros – Y, estadísticamente, nada es imposible, sólo… improbable – una sonrisa irónica, que en otros momentos hubiera sido traviesa, apareció en sus labios – Y aquí estamos.

Giró hacia Oliver al escucharlo, arqueando primero una ceja. Tras un momento, cuando terminó de hablar, le sonrió y asintió con la cabeza. Aquellas eran buenas hipótesis. Tal como la de Omar, que le hizo volverse hacia donde recordaba que había estado la puerta en primer lugar. Las palabras de Melyssa cayeron en saco roto en su mente, aunque estuvo a punto de largarse a reír. Su actitud le hacía acordar a aquellas series antiguas forenses donde…

¿Si...? ¿Fadil...? ¿Fadil Jannan...?, dijo la voz de Isabelle.

Estel se dio vuelta para mirar a Charlotte, sorprendida. Tal sorprendida que no pudo evitar el gesto de ¡¿pero qué coño has hecho, Lottie?! que apareció nítido en su rostro. ¿El dueño del hotel llamando a Isabelle? Si eso no encendía todas las alarmas de la francesa, y si ella no llamaba mínimamente a su madre y a Xabier Echenique luego de eso, no lo haría nada. Hizo un gesto negativo con la cabeza, tratando de trasmitirle a Charlotte lo que pensaba al respecto, y luego se volvió hacia donde en su memoria estaba la puerta. Miró significativamente a Omar, y antes de apoyar la mano en la pared, con cuidado.

Todas las hipótesis eran igualmente buenas. ¿Por qué no intentarlo, entonces?

Ábrete, pensó, dirigiendo toda su atención a la materia bajo su mano y al recuerdo que tenía de la puerta. Por favor, ábrete y déjanos salir.

-Ya lo se Sam, yo también vi cosas muy raras y yo mismo me siento muy raro pero... Quizás Mel tiene razón, esto seguramente es efecto de una droga, puede que a Fadil lo hayan estado drogando todo este tiempo también. -No es que fuera a firmar la paz con el egipcio, pero que lo hubieran drogado podía disculparle en cierta manera.- Y lo de los gps... no tengo ni idea. Quizás Sam tenga razón y no debí comprarlos en esa tienda Taiwanesa, pero es que era una oferta ideal de dos por uno... Y no me podéis negar que son monos. -Las conocía lo suficiente para saber que de no haber sido un regalo personal y no haberles insistido para que los llevaran durante todo el viaje no lo hubieran hecho, sus gustos eran mucho más refinados que los de Mike.- Vale, no me digáis nada mejor. Pero el caso es que según ellos estamos en Méjico, pero quizás sea algo de esta cámara, que desvía la señal de alguna manera, o la oculta... o... no tengo ni idea.

Al menos parecía que había señal pues habían podido hablar con Mel y ahora era la voz de la madre de Charlotte la que se escuchaba. Mike no tenía a nadie a quien recurrir, Sam y Mel ya estaban allí y no quería preocupar a sus padres, que desde Estados Unidos no iban a poder hacer nada. Pensó en avisar a algunos amigos hackers para que les ayudaran, pero con Sam allí no necesitaba a ninguno, ya tenía a la mejor. Así que se quedó mirando las palancas que le dijo su hermana.

-¿De aquí, de aquí y... de...? Bueno da igual. -Mike nunca había tenido paciencia ni era tan metódico como Sam, le gustaba más arriesgarse y el método de prueba y error siempre la había funcionado bastante bien, así que agarró palancas al azar y comenzó a moverlas.- Veamos que pasa. Sam mira a ver si hago algo.

Las acciones, tanto la mental de Estel, como la pragmática y física de Mike, no obtuvieron absolutamente ninguna reacción por parte de la puerta, o de la Máquina.

La puerta siguió cerrada, sin más.

-¿Nada verdad?

Allí nada se había movido y por supuesto la puerta seguía totalmente cerrada, pero eso no iba a detener al americano, tenía muchos recursos aún. Volvió a mover de nuevo todas las palancas que se le ocurrió en una y otra dirección probando diferentes combinaciones hasta que agotado de tanto fracaso se quedó mirando fijamente a la puerta. Cuando la sutileza no funcionaba... Mike comenzó a golpear la puerta y los mandos.

-¡Ábrete de una maldita vez!

A veces un golpe bien dado podía hacer milagros, Mike lo sabía por experiencia, aunque era una medida desesperada al enfrentarse a algo que le era totalmente desconocido.