Partida Rol por web

Los dos desconocidos que no se han molestado en presentarse ni despedirse, desaparecen por la puerta, fuera aún cae fuerte la lluvia y un viento frío se cuela para acariciar vuestra carne recordándooslo que la noche os sigue esperando fuera.
Mientras la puerta se cierra observas como la mujer, que no lleva abrigo ninguno da vuelta como una bailarina experimentada en la lluvia. Su amigo se limita a seguirla sin siquiera hacer un gesto de darse cuenta que llueve. La puerta acaba de cerrarse dejando al margen de lo que les pase a esos dos tipos tan excéntricos.
El cansancio hace mella en vosotros y el frio de fuera os hace pensar en loa gusto que estáis dentro.
Por encima de la lluvia escucháis la voz de ella amortiguada, decía algo de tener hambre.

Milliner se sirvió otra copa de lo mismo que vosotros y se puso al otro lado de la barra.
Escuchad, no quiero que me mal interpretéis. Esos dos son buena gente, pero yo os recomendaría no mezclarse con ellos ni con sus asuntos. os recomendó tranquilamente. A Erika la conozco desde que era la una niña y Mac es un primo mío lejano, sé de lo que hablo. tras ese dio un trago y cambió de tema radicalmente.¿Hoy no viene tu colega, ese que siempre viene cuidando de ti? pregunto a Norb como si lo echara en falta.

Ese hombre me sorprende.

Pensaba que podía ser el típico roquero sucio. O puede que un drogata. De los típicos que va a las manifestaciones para luego liarla. No se, no me daba buena espina. Y ademas sentí un escalofrío recorrerme la espalda cuando me habló. PUede que lo que dijera no fuera ofensivo, pero era su forma de hablarme.

Sus ojos.

Como si fuera una presa, retrocedí inconscientemente un paso para ponerme al lado de Dieter. Sobre todo cuando dijo lo de jugar a la chica pálida. Tampoco me deba buena espina y aunque era como mas precavida, no me inspiraba mejor confianza. Mire a Norb como si ella me fuera a dar alguna respuesta sobre aquello.

No pude ni siquiera decir nada mas. Tampoco me lo habría propuesto. Así que suspiré aliviada al ver que se marchaban.

-Si, supongo que es tarde.- dije sin quitarme una idea tonta de la cabeza mientras mis amigos abogaban por irse. -¿Creéis en serio lo que decían sobre...eso... locura y tal?- Esa pregunta en algo me rondaba la cabeza.

¿Y si ellos sabían algo mas? Puede que... Recogí mi bolso y me puse la chaqueta.

-Será mejor que me vaya, si. Además tengo que pasar por un sitio...em... antes de ira a casa así que...- Les iba a seguir. A escondidas, claro. ¿Inconsciente? Claro. ¿Reportera? Siempre. A lo mejor si conseguía un par de fotos, una buena historia...el periódico me hiciera un hueco en sus filas. Un hueco mas duradero que el de becaria, claro.

-Nos vemos. No os preocupéis llegaré antes de que te des cuenta, Dieter.- Dije encaminándome a la salida con la intención de ir tras ellos, sin perderles de vista y a escondidas, claro.

Dejaste a todos con la palabra en la boca, era mejor así antes de que pudieras ser reprendida o convencida de hacer lo contrario. Cogiste tus cosas y te fuiste por la puerta; la noche te golpeó con fuerza. El viento frío dolió en tus manos. Y en las partes de tu cuerpo que tu ropa dejaba al aire.
Cuando saliste fuera te encaminaste a la calle principal buscando a esos dos tipos. Solo había un camino posible para ellos, así saliste con prisa y tu premura se vio recompensada cuando los viste calle abajo caminando por en medio como si fuera un día soleado. No entendías como no podían dar muestra de frío o dolor, cada vez que soplaba el viento tú no podías evitar encogerte sobre ti misma. Pero parecían no haberse dado cuenta de tu presencia. Hablaban animadamente, algunas veces se reían, el hombre era más dado a reírse de aquella manera tan particular, también notaste que a la mujer le gustaba hacerlo reír.

—¿Os conoceís desde la infancia? —pregunté extrañada, no parecía que se llevaran tantos años. Milliner tenía unos cuantos años más que yo, pero no era mayor como mi padre.

Me rasqué la cabeza y me sequé un poco más el pelo, escuché las palabras de Milliner, fruncí un poco el ceño como pensando a quién se refería y me eché a reír, —¿Galindo? Andará loco buscándome y mi padre estará hecho una furia —negué con la cabeza con gesto triunfal —No, le he dado esquinazo —respondí y eché un trago a la cerveza —tengo que volver por mi cuenta, aunque no tengo prisa —añadí guiñando el ojo.

Respondí a la pregunta de Mary Anne, —me parece una soberana memez —respondí a Mary —¿Amarillo? Tienen tanta pinta de saber sobre literatura como yo de economía, ¡y eso que estoy cursando la carrera! —me puse a reír como si hubiera contado un buen chiste y tuve que ponerme la mano porque me salió hasta cerveza por la nariz —¡cojones! —bramé mientras me limpiaba la nariz con la toalla.

Observé a mi amiga levantarse e irse, —¿Pero a dónde vas? ¿Ahora? —miré a Dieter y a Milliner, me levanté y fui andando hasta Mary antes de que saliera del bar —aún llueve, ¡tómate otra! pago yo y luego vamos en taxi, te dejo donde quieras —.

Milliner te miró con cara de circunstancias
Hoy parece que no es tu noche. Has acabado aqui otra vez... dijo con gesto apesumbrado. No sabías cuando había cogido una botella de whisky; estaba sirviendo 4 chupitos, uno de ellos quedó vacío. Esto no repara corazones pero te reconcilia con el mundo.

He de confesar que no me he enterado de nada de eso de la literatura que hablais, jajaja. Claro, como yo no estoy estudiando... sonrío y me llevo la cerveza a los labios. Cada vez está mejor, o cada vez estoy más agusto. El viento que entró cuando salieron esos dos me provocó un escalofrío pero ahora se nota otra vez el calor. Incluso me dan ganas de pedirle a Milliner quedarme a dormir aquí.

Peor Mary tiene otros planes. Se quiere ir. Miro a Milliner, cuando dice eso, y luego a Norb.

Mary, no me sentiría a gusto si te vas. Quédate, por favor. Tomamos una más y te acompaño donde sea, pero con esto de los asesinatos y tal... no quisiera que te fueras sola por ahí. O, si realmente es algo que no puede esperar a mañana... al menos deja que te acompañe.

Miro a Norb. Vamos, no nos vas a dejar con la copa colgados, ¿verdad?

Me giro hacia Milliner y le observo. Qué le pasa... creo no recordarle así antes. Me cojo el chupito de wisky que ha servido.

Doy un par de vueltas al whisky mientras pienso. Miro a Milliner. No creo necesitar todavía que me reparen el corazón... pero... lanzo una ligera mirada hacia Mary, y no añado más. Me tomo el chupito de golpe, antes de girarme hacia ellas, para comprobar qué iba a hacer Mary. Si se marcha, me voy tras ella, sí o sí.

Milliner sirvió unos chupitos en la barra cuando Norb se levantó para tratar de impedir infructuosamente que Mary saliera a la noche sola. Cuando Norb se dio la vuelta se encontró tres vasos sobre la barra lleno y un cuarto vacío. Esa visión os causó una sensación de vacío y desazón. Con lo que estaba pasando que uno de vosotros se fuera solo era un motivo de preocupación enorme.
Si tu padre se preocupa por ti Norb no va a dejar piedra sobre piedra.... y razones no le faltan en los días que corren. dijo Milliner con tono paternalista. Una vez más cambió de tema. ¿Estudias economía? ¿No me voy a hacer rico trabajando aquí verdad?dijo en tono de broma para quitar tensión del ambiente.

¡Fuck! exclamo al ver que Mary se marcha sin que Norb pueda detenerla. Miro a Norb, y luego otra vez a Mary. Norb, ¿podrías coger sola un taxi para volver a casa? Llamarlo desde aquí, si a Milliner no le parece mal... no quiero que se marche sola...

pero tampoco quiero dejarte sola. Joder... Miro a Milliner, esperando que comprenda la encrucijada en la que estoy ahora mismo. Me encamino hacia la puerta, con pasos no muy convencidos, aunque conforme me acerco voy ganando confianza. Voy a seguir a Mary, a la suficiente distancia para que ella no me vea demasiado... espero.

La situación se había desarrollado en un segundo, —pero... ¿A dónde coño ha ido Mary a estas horas? —pregunté en voz alta con los brazos en jarra.

Asentí con la cabeza y moví la mano de atrás alante, —ve, ve, no te preocupes, yo me apaño aquí —dije mientras me acercaba a la barra y me sentaba.

Vi como Dieter se iba por la puerta, —nos hemos quedado solos... —comencé la frase mientras se iba Dieter. (*)

—Nos hemos quedado solos, ja, ja —me reí ante su comentario de hacerse rico, —te sorprenderías lo difícil que es aplicar lo que se estudia en clase al mundo real, es mucha teoría macroeconómica, todo encaminado a ser directivo, empresario o algún puto rollo así —suspiré, acabé el chupito de un trago —no tendría ni puta idea qué hacer en un bar. Acabaría bebiéndome medio bar y tirándome a la clientela —me acerqué el chupito que Dieter no tomó —se va a echar a perder —bromeé y me lo bebí también. Había bebido más de la cuenta esta noche. Este último marcaba mi límite, creo. Me llevé la mano derecha a la sien.

Saqué la tarjeta y la puse encima de la mesa, —cóbrate por favor... parece que no hay nada más que hacer a estas horas ya, ¿no? —miré a Milliner a los ojos, guardé un instante silencio y después añadí —¿Puedes llamarme un taxi? Desde los teléfonos móviles a veces no cogen —me levante para ir al baño y caminé unos pasos —ahora vuelvo —dije desde la puerta del servicio. Me iba a lavar un poco la cara para despejarme y hacer pis.

Salgo a la calle. La noche lluviosa no inspira a estar aquí. El agua, nada más salir, ya me cala hasta los huesos, y aunque me arrime a los balcones seguro que acabaré como una sopa. Miro hacia el sitio por donde se fue Mary, y hecho a andar/correr* en esa dirección, intentando seguirla. No voy a dejar que vaya sola, no con un asesino por aquí suelto... no me lo perdonaría si le pasara algo.

Mientras me empapo bajo la lluvia, observo al fondo como Mary gira una esquina. Decidido a no dejarla escapar, empiezo una pequeña carrera hasta la esquina. La calle donde desemboca parece algo más larga, y más recta. Empiezo a ir detrás de ella, con cuidado, manteniendo la distancia. Nunca he sido especialmente hábil, pero el ruido de la lluvia al caer parece menguar en cierto modo mis pasos. Eso o que Mary parece muy atenta a algo que tiene delante.

Entonces los veo. Una de las veces que me acerco un poco más debido a una esquina, veo que Mary tiene la mirada fija en los tipos que estaban en el bar. ¡Los está siguiendo! Mary, que demonios haces pienso. Millener dijo que esos tipos no eran de fiar, y ella se lanza a perseguirlos. Ahora me alegro de ir detrás de ella. No voy a dejar que la hagan nada.

Mantengo la distancia, llevamos una media hora caminando bajo la lluvia. Incluso metiéndome bajo soportales, en huecos de edificios y demás, estoy completamente empapado. Pero sigo mi camino, sigo detrás de ella, de mi amiga. No voy a perderla de vista, no ahora.

Eh, yo soy empresario, cuando dices que me vuelvo rico? seguía bromeando mientras sacó un viejo teléfono de los de marcación rotando un dial, con agujeros para los agujeros.
Claro Norb, llama cuanto quieras. ¿Puedo hacerte una pregunta personal? Añadió a continuación Si no puedo no pasa nada. aclaró levantando las manos hasta la altura de los hombros.