Partida Rol por web

 Nunca se había comportado así con nadie, nerviosa, inquieta, como si fuera su primera vez a solas con un chico, pero es que cuando lo vio con los boxer, se mordió el labio inferior y no le quitó los ojos de encima hasta que se sentó a su lado, y ahora le daba comida en la boca, Phry suspira, ya no iba a luchar contra ese impulso, pocas veces lo había hecho y ya se daba cuenta que no podría soportar lo mismo por una semana, por otro lado, podría ser que se pasara al hacerlo y volvieran a ser nada, como le pasaba con sus parejas.
Sin embargo Gin no era como las demás parejas.
— * al diablo...* — exclamó y sus labios rozaron los dedos de Gin, aquellos ojos carmesí lo observan con un turbio gesto, a un paso de caer en lo que deseaban ambos.
— deberiamos ver que otras cosas hay... — susurró, pasando su lengua por el dedos de Gin que sostenían la fruta.

La actitud de Phry me tiene un poco desconcertado, siempre actuaba tan segura que parecía ser bastante más mayor de lo que en realidad es, por lo que ver que todo esto le causa el mismo efecto que a mí, deseándola a pesar del miedo y las dudas, es algo que me resulta irresistible.

Su manera de jugar además con mis dedos después me hace componer un gesto de ligero dolor, Phry es plenamente consciente de que no ha hecho nada que pueda dañarme en este momento, por lo que queda claro que es por pura excitación. Le lanzo una mirada más fiera entonces.

- Por ahí iban los tiros antes... -una sonrisa traviesa se dibuja en mis labios, dejo el cuenco de fruta en el borde de la piscina y entonces, aunque me molesta un poco apartar los dedos de los labios de Phryne, llevo el pedazo de fruta y lo sostengo con mis labios, guiñándole un ojo después.

Tras el previsible intercambio de besos a continuación, en un momento en que tenga de respiro, menciono:

- Por cierto, al ver el cuenco he pensado... Si algo de fuera de este sitio puede ser contenido por algo de dentro... Quizás no importe que no haya traído protección, ¿no crees...? -dejo caer con inesperada creatividad.

¿Qué, pienso como un pervertido? Yo lo veo como "aprovechar la técnica en toda su magnitud"...

Comenzaron a besarse, se había soltado a la bestia, aunque no aún por completo, Phry se movió en el agua hasta quedar sentada en sus regazo y rodeando la cintura de Gin con sus piernas, hasta donde la habían llevado esos besos, ya sintiendo la tensión de la entrepierna de Gin.
— ¿umm?— detuvo esos besos y colocó sus manos en sus hombros, su expresión cambio por una de extrañeza y luego se largo a reír, río con más y más ganas, espantando cualquier deseo de algo más.
— * eres muy ingenioso, pervertidamente ingenioso * — comenzó a morderle el cuello— * pero no puedo, no creo que funcionaría * —se queda en su regazo, besando sus ojos.
— creo que no nos detendremos... de todas formas — le murmura al oído,

Phry se sube encima mía y eso se carga mis últimos retazos de cordura mientras la acaricio su piel, húmeda, sintiendo el calor de su contacto por encima del calor del propio agua. Estoy tan excitado que me cuesta hasta pensar, solo pegando la piel de Phryne a la mía mientras la busco con más intensidad. Descarta mi idea con una risotada antes de venir a morderme el cuello, lo que hace que mis dedos se hundan un poco en su espalda, eso sería arañazo si tuviese las uñas solo un poco más largas. Me da algo de pena que no le parezca posible llevar a cabo mi idea, pero esto para mí ya es mucho más de lo que pudiera haber esperado una semana atrás, así que... iba a volver a besarle el cuello cuando me susurra esas seductoras palabras al oído, haciéndome jadear de excitación. Le muerdo el hombro suavemente, alzando luego la cabeza para buscar sus labios y susurrarle:

- Si tú estás segura... -comento mirándola con intensidad, en ese momento no estoy pensando en consecuencias.

Sé perfectamente lo que puede pasar, pero mientras sea junto a Phry me da igual lo que venga, pues ya estoy entregado a ella.

Siente esas manos masculinas que cruzaban su espalda pequeña, delineando sus costillas, sus vértebras, era delgada, quizás demasiado, y lucia pequeña entre los brazos de Gin, más cuando estaba temblorosa, jadeando en su oído, porque eso le producía la forma en que la acariciaba y la miraba, es decir, se había dado cuenta que antes la había mirado con deseos, pero ahora es distinto, ese deseo estaba empapado de ilusión. Ella se sentía igual y casi temia que fuera solo una ilusión.
— * no lo estoy, Gin, no... * — pudo decirle que si, demostrar madurez, sin embargo no podía, y apretó los muslos contra los costados de Gin, sus rodillas sobresalía del borde del agua.
— * y si... si no hacemos esas cosas de las que hablaste, no... no sobreviviremos antes... de terminar esta semana * — busco sus labios y se entregó por completo a Gin y a la pasión que sentía, con el creciente miedo que aquella emoción desapareciera cuando sus deseos se satisfacieran por completo.
— * te quiero... te quiero... Gin* — le gimió al oído, y lo dejó besarla por completo, besar ese cuerpo con el que soñaba desde hace demasiado tiempo, mientras que ella se deleitaba con los músculos delineados de su pareja y que ahora besaba y delineaba con la punta de los dedos, arañando su piel mientras mordía su cuello y hombro.

Ciertamente, la comparativa en tamaños era considerable aún sin ser yo exageradamente grande, pero en mi recorrido me detengo en cada detalle fuera de lo común que encuentro, marcas de su doloroso pasado que ahora me otorgaban un nuevo mundo que recorrer. Tras tanto tiempo de espera, de girar el uno en torno al otro, esas ansias se cristalizan en este instante, con las sensaciones a flor de piel.

Sus palabras me hacen fijar mis ojos en los suyos, ambos inseguros sobre las repercusiones que esto pueda traer, ambos entregados a lo que el otro quiera hacer con nosotros. En cierto modo, me alegra que me diga que no está segura.
Entre besos y caricias le retiro las dos pequeñas prendas que le quedan, mirando con anticipación cada detalle de la chica que adoro, quitando también mis boxer y dejándolos largarse flotando por el baño. Le lanzo una mirada entonces, sin apresurarme, una mirada que refleja la intensidad de lo que siento. Para bien o para mal, la única duda que no compartimos es el qué pasará después, pues sé que aún si nuestra relación se "calma" sin llegar a ser nada más que amigos, voy a seguir queriéndola igual, igual que la he adorado en secreto todo este tiempo.

- Phryne... -respondo ante sus palabras, con la excitación negando cualquier pensamiento más allá de llegar hasta el final con ella, tampoco entendiendo del todo su frase quizás por lo entrecortado o quizás porque ahora mismo 2+2 me supondría cuarto de hora de cálculo, ¿se referiría a lo de complacernos de otras formas... no tan convencionales?¿O a alguna otra cosa?- Soy tuyo, lo sabes. -respondo a sus "te quiero", pues ya sabe cómo soy con las relaciones tanto hacia ellos como hacia el resto del mundo.

Quizás un poco incomprensible para la mayoría, pero ya sabe que la quiero hasta el extremo, ya le he dicho que la quiero antes y, previo a nuestro "encuentro" en el barco ya sabía que no solo iría hasta las puertas del infierno si le pasase algo, sino que entraría a sacudirle al Diablo si hiciese falta.

Impulsado por sus manos y su boca, cegado por su sabor y olor, la agarro de la cintura y suavemente la muevo de tal manera que nuestros sexos se encuentran, pero de tal manera que solo estén apoyados el uno sobre el otro, de tal manera que con tan solo un movimiento de cualquiera de los dos pudíesemos dar rienda suelta a nuestra pasión, y entonces clavo mi vista en la suya, con el rostro encendido de excitación, acercándola para darle un intenso beso más antes de ir más allá.

Gin no perdió el tiempo, desató si bikini, liberando sus pequeños pechos, y el corazón de Phry se encendió, palpitando tan fuerte, estaba nerviosa, eran cosquillas en su vientre, y sus pupilas estaban dilatadas por completo, buscando sus labios para beber de ellos, luego sería la parte de abajo y el también quedaría desnudo aunque no podrían verse aún así. Lo sonrío, soltando un gemido echando la cabeza hacia atrás, así le era imposible pensar, detenerse, era imposible tener algo de consciencia, Phry siguió besando si cuello, mordiéndolo y arañando si espalda  cuando él la recorre, Phry baja si mano y busca la entrepierna de Gin para tocarlo, la tentación eran terrible, lo deseaba dentro ella y ahora con sus palabras la necesidad aumentaba al punto de no poder controlarse.
" _Soy tuyo... _ " esa frase la detiene, la paraliza y esos ojos solo quedan mirando, hay miedo en ellos, pues no sabe cómo responder a eso, desea decirle que también era de él pero la frase no sale de su boca, miedo, era miedo. Apretó los dientes y se apoyó en su pecho, si lo decía, todo aquello sería más real de lo que podía soportar, ¿y si le pasaba algo? La gente que la amaba le pasaba algo malo, los temores irracionales comenzaron a poseerla, hasta que la enmudeció.
— tambien... yo... — por fin salió aquella frase, si lo quería, si estaba así con él, aquello no podía ser solo sexo, solo calentura, aquello era mil veces más intenso e importante.
— *Gin... hazme tuya... confió en ti * — susurró en su oído, le estaba dando un poder sobre ella enorme, y al sentirse vulnerable, su seguridad disminuyó al punto que sentía como si fuera su primera vez. Y quizás lo era, nunca antes había hecho el amor.

Cuando en mitad de la oleada de excitación Phryne se paraliza, mirándome con esos ojos asustados, se da una de las pocas cosas que podían hacer que mi cerebro recobrase algo de control sobre lo que estaba pasando. Tardo unos instantes en procesar lo último que ha sucedido, dándome cuenta de lo que he dicho. Aunque mi actitud siempre ha ido en tal sentido, haberlo dejado patente de forma tan clara en nuestra primera vez juntos, dejándola así de temerosa... Idiota, idiota, idiota, no ha caminado cosa más tonta sobre la tierra. Me digo a mí mismo mientras la abrazo suavemente, tragando saliva por la tensión repentina. A pesar de que casi todo en mí se resiste a la idea de detenerme ahora, permanezco simplemente abrazándola unos instantes, pues soy incapaz de seguir si la hago sentir mal de esa forma.

- No tienes... -comienzo dubitativo para tratar de sacarla de la encrucijada, pero ella habla al mismo tiempo y su frase termina de desarmarme.

Antes de que pueda reaccionar, me dice lo siguiente y, alzo mi mano para acariciar su mejilla con dulzura antes de darle un beso más cargado de emoción que cualquier otro mientras comienzo a poseerla.

Después de eso, el tiempo y el espacio se desdibujaron para mí, dedicándome por entero a Phryne y las sensaciones que emanaban de ella, viviendo y muriendo en su calor, su tacto, sus labios, nuestra excitación compartida y ahora en lo que sentimos el uno por el otro, patente en cada palabra, cada gesto, cada vez que susurramos el nombre el uno del otro entre las oleadas de placer.

Nunca me sentí tan vivo hasta ahora.

Sus cuerpos calzaron a la perfección, Phry se arrimó a su piel, sedienta de ese cariño que necesitaba con desesperación pero sin saberlo, y bebió de cada caricia, cada beso, cada centímetro de su piel que se mezclaba con su piel blanca y deslucida. Se sintió poca cosa a su lado, pequeña y sin gracia, demasiado delgada para ser una mujer, demasiado femenina para ser un chico, pero que Gin parecía disfrutar, lo podía ver en sus ojos, en como la tomaba y susurraba su nombre en cada vaivén de sus caderas, sintiendo los dedos huesudos de Gin apretando sus carnes, enredándose en su piel como si quisiera arrancársela, y eso estaba haciendo, arrancando cada barrera, cada armadura y dejándola al descubierto, hermosa e indefensa, solo órganos y sentimientos que se fundían con él, en él, por él.
Susurró su nombre, una otra vez, más cuando su humedad se mezclaba con el agua, apretando, tensando, gimiendo y perdiendo el control, el la vio entregada y cada cima de su placer se lo entregó, uno, dos, tres, muchos, hasta que no fue posible soportar aquello, esa fuerza primigenia de la raza humana y que los había hecho perdurar por milenios. Perdieron el control, aunque realmente jamás lo quisieron.
Terminaron en la cama, ella descansando sobre su pecho, plácida, con su pierna sobre los muslos de Gin, y su mano en su pecho, sus dedos finos, sus manos pequeñas, manteniendo una pequeña sonrisa en los labios, tibia y descanso.
— ¿estás bien? — preguntó tímidamente, habían logrado detenerse justo antes, por lo menos Gin, y eso le causaba gracia, una gracia boba.

Es imposible decir cuánto tiempo pasamos el uno enredado en la piel del otro, entregándonos todo lo que somos hasta llegar a un clímax desenfrenado. Ni siquiera en mis fantasías había imaginado a Phryne entregándose de esta forma a mí, lo que me lleva a perder la poca cabeza que tengo, disfrutando esa sensación única que me otorga este descubrimiento.

De algún modo, quién sabe si una palabra o gesto de Phry, mis propias dudas sobre mí mismo y lo que soy o quizás por un conjunto de estas cosas, termino fuera de Phryne cuando el tifón de actividad amaina.

Ni siquiera soy del todo consciente del momento en el que nos trasladamos a la cama, pero Phry está apoyada sobre mí mientras nos atendemos de manera más suave. Tengo mi propia sonrisa suave plasmada en los labios mientras acaricio con suavidad a Phryne, todavía atrapado en cada pliegue de su piel, queriendo conocerla como nunca antes la hubiese conocido nadie. Sonrío un poco más ante su pregunta y busco sus labios una vez más con suavidad, apenas un pico siguiendo después la línea de su mandíbula con una suave caricia.

- Mejor que nunca. No cambiaría esto por nada. -respondo con voz queda- ¿Y tú... cielo? -pregunto llamándola de manera cariñosa, aunque no sé cómo se lo tome.

Algo en sus ojos delata que para ella también ha sido más que una vez más, que no fue simplemente mi deseo de que así fuese lo que vi, así que decir que estoy pletórico se queda corto.

Tras un nuevo "castigo" por llamarla cielo, apretando en una zona cuya sensibilidad ahora mismo la hace poco adecuada para apretarla, la conversación sigue con tono suave mientras ambos nos vamos quedando dormidos poco a poco. En el fondo de la conversación subyacen las dudas, aún lejos de ser dispersadas, pero ahora acompañadas de un renovado cariño que da otra dimensión a nuestra relación.

Tras una intensa noche, ya sea por lo hecho o lo hablado, ambos se quedaron dormidos... No pasó mucho de eso que el cuerpo cálido de Ginnei se despegó de el de Prhyne, desapareciendo entonces de su dimensión

Prhyne dormía plácidamente, hasta que Gin desapareció, su almohada se había ido... Por otro lado, Ginnei fue quien se llevó la peor parte, cayendo desnudo en pleno bosque. Prhyne había creado un portal en el aire, y de allí mismo salió Ginnei cuando fue expulsado de la dimensión de Prhyne, cayendo dormido de espalda al piso, sobre ramas caídas, piedras y algunas cuantas hojas y frutas...

Para su suerte, eran más las hojas y frutas, las que amortiguaron la caída a modo de colchón para el pobre Ginnei, que ahora mismo estaba desnudo en pleno bosque

Sin un rumbo fijo, caminaron entonces, guiados por el instinto. Se adentraron más y más en el bosque sin saber a donde ir, y guiados por Rellik llegaron finalmente a un lugar seguro donde podrían pasar la noche.

Era una cueva simplemente, una cueva natural, formada en la roca... o quizás no era natural, pero si llevaba bastante tiempo...

Sea como sea, allí pasaron la noche, explicando a Mugen la teoría y práctica del Nen...

Aquella noche Mugen dormió atado, para no violar a Mary mientras dormían... Ante las quejas de este, fue silenciado por Rellik para así poder dormir bien en lo que queda de la noche.

La noche no fue la mejor de las noches, pero durmieron bien, y eso era un plus. Llevaban en su repertorio 6 placas... la de cada uno, sumado a la que Mugen tomó tras el combate con el 484 y las dos que se llevaron del difunto Tadashi.

Si bien ayer habían podido comer, los síntomas no se habían presentado aún

Chico, créeme que desde que me atravesó el pecho con la espada se que no es una persona estable.- Respondo cuando me comenta sobre lo de no fiarme de el.- Ah, y por el chico no creo que debamos preocuparnos, según Ginnei  no fue con el cura. Así pues tenemos dos opciones, o encargarnos de peligros potenciales eliminándolos primero o buscar un sitio elevado para hacer nuestro plan.

Pero antes de nada deberíamos buscar un lugar donde refugiarnos y establecernos, luego  podemos volver a donde combatisteis con Kuroko y rastrear al cura, con esa cojera que tiene es fácilmente perseguible, podemos tomarlo por sorpresa, a el y su grupo si es que ha conseguido uno, asi nos olvidaremos de un peligro.- Digo tranquila mientras empezamos a buscar por la zona un lugar donde asentarnos.- Si preferís lo segundo necesitamos sitio elevado y con cobertura, habrá que buscarlo…- Mientras estoy hablando encuentro una entrada en la roca cubierta por arbustos.- Creo que ya tenemos guarida, aquí podremos descansar, enseñarte y hacer acopio de sustentos.

Había descansado bien a pesar de estar atado contra su voluntad, algo innecesario según él, no iba a pasar nada raro, Mugen sabía que con un par de minutos charlando la rubia iba a entregarsele por propia voluntad. Élno era un violador, sólo entendía mal las señales, o no señales, que las mujeres le enviaban. Al otro día se sintió algo extraño, ¿qué habrá podido ser?

-Dejemos al cura por ahora, su placa vale un solo punto, mejor sigamos avanzando y tendremos más posibilidades de encontrarnos con nuestros objetivos. Ya que estamos, deberíamos saber cuales buscamos, mi objetivo es la 463, ¿cual es la de ustedes? Puede que alguno recuerde algo del participante del otro- luego de la respuesta de ambos agrega -Sigamos con el plan de disparo y recolección silenciosos.

Es difícil no despertarte de golpe cuando pasas de estar dormido en una cama con una chica preciosa al lado a caer de culo en el bosque. Bueno, de hecho es literalmente imposible por nuestra genética, pero eso son minucias en términos de rol el caso es que me despierto siendo consciente de mi total desnudez al poco y mirando alrededor con un pequeño gruñido mientras miro alrededor. Lo más puñetero son las piedrecitas "invisibles" en la planta de los pies, pero tocará esperar. Me sacudo la tierra que puedo con cierta molestia (esta noche toca baño otra vez... Mejor no lo pienso no sea que levante cabeza...) y, si no hay nada destacable, trepo con cuidado a un árbol. Al menos podía intentar mirar desde lo alto en qué dirección está el mar.

A la mañana siguiente, tras haber dormido bien, despertaron. Rellik parecía algo alterado, estaba sentado en la entrada a la cueva de espaldas a ustedes. Desde allí respondió a Mugen mostrándo un papel, era el mismo que tenía Mugen, pero este tenía un número diferente... Debía buscar al 171

Guardó su papel y se paró. Volteó hacia ustedes y con su cuchillo en mano les dirigió una mirada fría

Ginnei espertó desnudo en el bosque, no tenía más opciones que esperar a que Prhyne le fuese a buscar o le lanzara algo de ropa... Sin mucho por hacer salvo esperar, comenzó a escalar un arbol, con la idea de revisar el alrededor, pero no lo consiguió, llevándose unos raspones por el camino y cayendo de culo...

Pese a casi perder su virginidad anal, si es que aún la conservaba, nada le había pasado... Se lavantó y sacudió, pensando una forma inteligente de subir. En esos escasos segundos de silencio, una explosión como de una granada, sonó con fuerza no muy lejos de allí...

Suelto un pequeño gruñido al resbalar del árbol, frotándome la rabadilla dolorida mientras me incorporo con molestia. Estúpido árbol...

Con voz queda, recito mi cántico maldito para liberar la versión más leve de Hades. Dejaré de lado sus comentarios sobre la molestia de solo estar liberado en parte o sobre la noche anterior porque no está en situación de molestarme, y entonces convoco una cadena de Nen enganchada a diversas alturas del árbol con grilletes, de tal manera que me ayude a trepar.

​Mierda... ¿Gente con explosivos? Esto me da mal rollo.​ Pienso. Bueno, ya miraré en esa dirección cuando esté arriba.

-¿Qué pasa Rellik?- le preguntó ante la extraña mueca del enano.

Liberando una cadena, Ginnei subió finalmente al árbol desde el cual pudo ver Humo en la lejanía. No era tan lejano, quizás unos dos minutos corriendo... De todos modos el portal de Prhyne estaba justo aquí, y seguías desnudo...