Partida Rol por web

Certero flechazo mandé contra el primero de los mal nacidos que venían a por nos. Esperaba que, tras aquel impacto, cayera al vacío perdiéndose en las oscuras y frías aguas del tajo.

- Buen Isidro, non soy diestro en el combate cercano, más nuestras posibilidades de salir de aquesta locura aumentarán si puedo continuar lanzando flechadas. Debedes enfrentarvos con aquestos, al principio de la plataforma, et así evitar que nos aborden. Sólo podrán combatirvos de uno en uno si obráis así. Yo entretanto iré enflechando a los que vienen detrás. - Indiqué a mi compañero, esperando que viendo como había quedado el primero después del flechazo me hiciera caso.

La flecha disparada por Lázaro impacta en los genitales del primero de los hombres que se acerca por el andamio, dejándolos completamente destrozados e inservibles de por vida. La flecha atraviesa los testículos y el miembro viril provocando una enorme sangría que es rápidamente absorbida por la ropa del hombre, mas lleno de dolor y rabia, el matón sigue avanzando hacia la plataforma central, a duras penas.

Resumen:

H1: -13 PV (secuelas: Genitales destrozados)

H2: Acercándose por el andamiaje en 2º lugar.

H3: Acercándose por el andamiaje en 3º lugar.

H4: Acercándose por el andamiaje en 4º lugar.

H5: Cerca de la puerta de la muralla, dispuesto a acabar con Ignacio, quien le ha intentado empujar.

- ¡Buen disparo!, el primero apenas se tiene en pie. No merece la pena que suba a rematarlo, pero al siguiente... - Como gesto amenazador, Isidro desenvaina su Terciado.

H1, el hombre herido, ataca a Isidro e intenta parar sus ataques.

Declara Isidro, luego H2 y H3 y por último Lázaro. Los ataques se resolverán en orden decreciente de iniciativa, es decir, Lázaro actuará primero y así hasta H1 por último.

Arnau mira la escena y a continuación a Adso.

-¿Le han cortado las muñecas al monje? No pensaba que tuviéramos que empezar tan pronto. -Hace una breve pausa de tan solo tres segundos y dice serio- Adso, corta las muñecas de Tomás, intenta hacer un corte limpio, que luego se infecta y hay que amputar -le dice al goliardo guiñándole un ojo sin que Tomás lo vea, ya que está sujeto pero delante de él. Y más le vale no gritar o tendremos que matarle.

Arnau espera que Adso finja seguir esa pesada broma, puesto que en realidad todavía nada le han hecho a Ignacio y que Tomás sienta miedo y proteste, tras lo cual, hará ver que medita unos segundos y le dará la razón.

- A MI LA GUARDIAAAAAAAAAAAAAAA - grito mientras empiezo a correr en dirección a la ciudad. SOCORROOOOOOOO INTENTAN ASESINARNOS.

Aquel esbirro herido ya había llegado a la plataforma. Comienza la acción, Isidro agarra tan fuertemente el arma que puede notarse su pulso en la muñeca.

H2 y H3 desenfundan sus armas y siguen avanzando* por el estrecho andamiaje, en fila de uno.

-¡Basta de bromas, malditos bastardos! ¡Vuestros amigos van a morir, y vosotros luego! ¡Soltadme ahora mismo, no sabéis la influencia que puedo llegar a tener en esta ciudad!

El alarife se retuerce en vano intentando escapar.

Allí estaba mi buen Isidro, arma en mano y listo para dar buena cuenta de aquel maldito que venía a por nos.

- Dad cuenta del primero, que yo me encargaré de dejarvos el segundo bien tullido. -

Buen equipo hacíamos Isidro y yo. El uno dejandolos blanditos y el otro rematando la faena. Esperaba aquello siguiera así... Apunté con cuidado a la pierna del segundo. Esperaba darle tiro certero, bien cerca de la rotula. Quizás así perdiera punto de apoyo cayendo al vacío. Las bravas aguas del Tajo harían el resto.

Mis dedos soltaron con suavidad la cuerda, la cual escapó de manera sutil lanzando una potente y certera flechada, directa a la pierna derecha de nuestro enemigo...

- No se quien sois, ni me importa y eso equivale a que para mí no sois importante... de hecho eso debería impreionaros o por lo menos incomodaros y reaccionar, porque como no lo hagáis, os cortaré las muñecas seais quien seais. Y más si me amenazais.

Adso había visto el guiño de Arnau, pero este tipo le estaba cayendo mal así que no vería con malos ojos cortarle lo que hiciera menester para que se le bajaran esos humos. Así que para que viera que iba en serio el goliardo le clavó el cuchillo en la muñeca levemente, sin llegar al hueso.

Ignacio echa a correr en dirección a la ciudad, gritando en busca de la guardia. El trastornado hombre de Tomás corre tras él, mas parece que la adrenalina que recorre las venas del monje le hace correr bastante más rápido.
 

-¡A Mí LA GUARDIAAAAAAAAAAAAAAA! -grita Ignacio mientras empieza a correr en dirección a la vuestra posición, hacia la ciudad- ¡SOCORROOOOOOOO! ¡INTENTAN ASESINARNOS!

El trastornado hombre de Tomás corre tras él, mas parece que la adrenalina que recorre las venas del monje le hace correr bastante más rápido.

Cuál es la sorpresa de Ignacio cuando encuentra, justo al cruzar el umbral de la muralla y antes de salir a la ciudad, a dos de sus compañeros. Arnau y Adso mantienen retenido a Tomás de Silva, con un corte en los brazos cerca de las muñecas, retorciéndose de dolor. Su rostro está sofocado y sudoroso, aunque es difícil distinguir las gotas de sudor de las lágrimas que recorren su tez, provocadas por el intenso dolor.