Partida Rol por web

III Campeonato de RPW

[PARTIDA 4] Escena de juego

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14/02/2019, 22:11
[4] Andrew Rogers

Andrew ya había imaginado que la relación entre Joane y Alexandra no era buena, quiso pensar que una aventura como la que estaban haciéndoles pasar las uniría pero nada mas lejos de la realidad, esas dos se odiaban cada vez más. Por tal motivo prefirió no entrometerse en la discusión.

Creyendo que ya no tendría oportunidad de proponer a la veterana sus ideas para mejorar los beneficios, quizá si podría hacerlo con Alexandra aunque temía que se apropiara su idea y lo dejara a un lado. 

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14/02/2019, 22:30
[4] Andrew Rogers

Sumido en sus dudas entró en aquel irreconocible comedor, se acercóa a Alenxandra al verla intentando abrir trampilla, antes de darle siquiera tiempo a pensar en ayudarla la chica había terminado.

-Vaya, ¡qué fuerza!.- Le salió la vena pelota sin darse cuenta, quizá sea algo implícito en según que becarios. Miró el hueco y no se habría atrevido a bajar si Alexandra no se hubiera adelantado, ahora la admiración por su valor era en serio.

-¿Se.. seguro que es buena idea?.- La pregunta quedó en el aire mientras la chica bajaba. Comprobó que su linterna volvía a funcionar y eso le ayudó a animarse a seguirla. Antes de comenzar a bajar recorrió de nuevo la habitación con la linterna y encongiéndose de hombros "de perdidos al río" bajó.

- La verdad es que hay que darles un 10 en cuanto a ambientación ¿eh? Se lo han trabajado mucho –

Alenxandra seguía pensando que aquello estaba preparado pero Andrew no lo tenía tan claro, lo que había en aquella casa era real no era simple atrezo. Miró a Alenxandra y pensó que sería mejor seguirle la corriente.

 -Si, han encontrado un lugar realmente siniestro.- Dijo sin poder ocultar su miedo. 

-Al llegar abajo iluminó ambas puertas con la linterna alternativamente y forzó una broma con Alexandra.- Bueno, pero si encuentras tu la bandera di que yo te ayudé.- Le dijo con una voz cargada de ingenuidad.

Igual que la chica ignoró las cajas vacías "atrezo" y se acercó a la puerta de madera, lo hizo asegurando cada paso, la normativa de Prevención de Riesgos Laborales seguía rondándole la cabeza y aquel lugar la incumplía de múltiples maneras. Cuando llegó a la altura de la puerta intentó abrirla con cuidado como si se fuera a deshacer en sus manos en cualquier momento.

- Tiradas (1)
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14/02/2019, 22:44
[4] Andrew Rogers

Notas de juego

No comprendo que pasó con la linterna, en el vestíbulo había dejado de funcionar pero después vuelve a encenderse ¿no?.

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14/02/2019, 22:53
Director 4

Notas de juego

Una duda que ha surgido por ahí, pero que creo que puede estar bien aclarar para todos para que no nos liemos. Cada uno tenéis una linterna, en total cuatro. Podéis tenerla en la mano o en la mochila, eso como prefiráis. La de Andrew se estropeó y ya no funciona, así que os quedan tres linternas operativas, una la tiene cada una de las chicas. Si os he hecho un lío con las linternas, os pido disculpas, espero que ahora quede más claro :).

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14/02/2019, 23:01
Director 4

Notas de juego

Creo que la confusión ha sido culpa mía. Yo di por hecho que Alexandra tenía su linterna encendida cuando entraba en el comedor y a partir de ahí narré que teníais una linterna y un mechero al bajar, pero ambos eran del equipo de Alexandra. 

Si os parece bien a ambos, para no liar más la cosa ya que esto va rápido y volver atrás es difícil, podemos dar por hecho que Alexandra cedió su linterna a Andrew y por eso ahora ambos tenéis luz (mechero Alexandra y linterna Andrew). 

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14/02/2019, 23:10
Director 4

El eco de las risitas de la niña se mezcló con los golpes que Joanne daba en la madera de la puerta. Pero nadie respondía al otro lado y por mucho que tratase de abrirla o forcejease no tenía fuerza suficiente para vencer el peso que la mantenía cerrada. Aquello era demencial, aterrador. La imagen perturbadora de la silla volando hacia ella aún permanecía en las retinas de Joanne, como si se hubiese incrustado en su cerebro para no dejar que la olvidase. 

La luz de su linterna empezó a parpadear, tal y como había hecho la de Andrew un rato atrás. Y al tercer parpadeo se apagó definitivamente, dejando el vestíbulo a oscuras. La luna debía estar tras alguna nube, pues apenas lograba distinguir la silueta de la puerta y los volúmenes de las paredes. ¿Las sombras se estaban moviendo en los rincones? ¿Los zarcillos de niebla que les habían acompañado en el final del camino se estaban colando por debajo de la puerta? ¿O era todo sólo fruto de su imaginación? Al otro lado de la puerta sólo la percusión insistente de la lluvia respondía a sus golpes. 

Y entonces, en esa oscuridad que parecía cernirse alrededor de la mujer con tentáculos de sombra, volvió a escuchar la voz, muy cerca de ella, prácticamente a su lado. La niña cantaba una canción infantil y al terminar soltaba una risita de nuevo.

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15/02/2019, 00:42
Director 4

Nadie respondió a tus preguntas y tras dar una vuelta por aquella planta no te parecía que pudiera haber nadie allí escondido. Todo estaba destartalado, húmedo, maltratado. Todo salvo la llave que pareció brillar con más fuerza durante un instante cuando la cogiste, casi como si estuviera satisfecha por no haber sido dejada atrás. 

Sacaste el teléfono sólo para comprobar que su pantalla no se encendía, como si el aparato estuviese tan muerto como las brújulas y la linterna del becario. 

La escalera de caracol se te antojaba más peligrosa e inestable ahora que la mirabas desde arriba y esas sombras huidizas que escapaban de la luz de tu linterna, escondiéndose en los rincones, sólo volvían el ambiente más opresivo allí arriba. Por suerte tenías la llave. Te descubriste acariciándola con el pulgar, recreándote en la suavidad de su superficie. 

Entonces, antes de que bajases el primer escalón, llegó a tus oídos de lejos el grito de una mujer que reconociste como Joanne. Parecía asustada, como si estuviera realmente aterrada. Y había algo más. Era difícil asegurarlo mientras bajabas la escalera, pero te daba la sensación de que se escuchaba otra voz junto a ella. 

En el comedor no había nadie y la trampilla estaba abierta. Todo estaba oscuro en la planta baja, pero la voz de Joanne te había llegado desde el vestíbulo.

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15/02/2019, 00:43
Director 4

La llama del zippo osciló por un instante cuando te acercaste a la puerta de metal y el frío que había comenzado en la punta de tus dedos se extendió por toda la palma cuando pusiste la mano sobre ella. La notabas fría y húmeda, como si una fina pátina de vaho cubriese su superficie. De cerca podías ver mejor los detalles de sus grabados, esos tentáculos entrelazándose unos con otros, enredándose sobre sí mismos. Había algo inquietante en ellos. Perturbador. Perturbador y fascinante al mismo tiempo, como contemplar algo primitivo, feral, primordial. 

Empujaste la hoja metálica, pero no se movió: estaba cerrada. No había cerradura, pomo ni manija en la puerta y, sin embargo, tenía que poder abrirse, de eso estabas segura. 

Tus ojos se apartaron de ella para examinar el resto de aquel pequeño almacén y entonces viste algo en la pared contigua, medio escondido detrás de un bloque de cajas que atrapó tu atención. Allí había una pequeña chapa metálica incrustada en la pared y al hacerla girar se desvelaba una cerradura y una manivela. La manivela no tenía juego, parecía estar bloqueada. Hacía falta una llave para desbloquearla y poder hacerla girar. 

Entonces, antes de que pudieras hacer nada más, se quebró el silencio que parecía sellar el sótano y llegó a tus oídos de lejos el grito de una mujer que reconociste como Joanne. Parecía asustada, como si estuviera realmente aterrada.

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15/02/2019, 00:43
Director 4

Siguiendo las instrucciones de Alexandra el joven becario se acercó a la puerta de madera. Parecía vieja y algo destartalada, pero giró con facilidad cuando la abrió, dando paso a una nueva estancia.

Aquel lugar parecía una especie de laboratorio antiguo, muy antiguo. Todo allí estaba cubierto por una gruesa capa de polvo, pero Andrew pudo ver una mesa de madera, de manufactura tosca y mal tallada. Una pequeña chimenea en una de las paredes y sobre ella varios anaqueles sobre los que descansaban distintos frascos y botellas sin etiquetar y en su gran mayoría vacíos. Si había pasado tanto tiempo como parecía desde la última vez que alguien entró allí, seguramente sus contenidos se habrían evaporado hacía mucho. 

Los ojos del chico se detuvieron entonces sobre una bolsita de cuero que descansaba en el extremo de uno de esos estantes. Tenía un símbolo grabado, con aspecto místico u ocultista. 

Y más allá, en la pared de la izquierda alcanzaba a ver una abertura en la piedra, protegida por una puerta enrejada de metal que parecía estar abierta. Al otro lado pudo distinguir los primeros escalones que descendían, pero no lo que había más allá. 

Entonces, antes de que pudiera hacer nada más, se quebró el silencio que parecía sellar el sótano y llegó a sus oídos de lejos el grito de una mujer que reconoció como Joanne. Parecía asustada, como si estuviera realmente aterrada.

Notas de juego

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15/02/2019, 18:23
[4] Joanne Simmons

La linterna murió en sus manos mientras seguía aporreando la puerta presa de un ataque de pánico. La turbación en que se encontraba sumida le impidió percatarse de ello hasta pasados varios segundos, tras los que fue consciente de la oscuridad que la engullía. Un gemido de angustia emergió de la garganta y escapó de sus labios, sintiendo que le faltaba la respiración mientras un tembleque espasmódico sacudía su cuerpo de forma involuntaria.  

Su cuerpo se desplazó de forma torpe e inercial para alejarse lo más posible de aquel rincón de pesadilla en que se había convertido el hall de la casa. El instinto de supervivencia le impulsaba a buscar compañía y algo de claridad en el haz de las linternas de sus compañeros esparcidos por el salón. Sin conciliar, dado su shock, el detalle de que quizá ya se habían dispersado llevándose con ellos toda fuente de luz.  

Se movió a tientas entre las tinieblas que parecían tomar forma propia, tanteando con las manos para no tropezar con algo, escuchando su propia respiración y el latido de su desbocado corazón.  

- ¿Chicos? - les llamó con voz trémula, aunque quizá no lo suficientemente fuerte. Aun apretaba la inservible linterna, más como “pelota anti estrés” que como objeto de iluminación.  

Sin lugar a dudas, la respuesta que obtuvo no fue la deseada. La voz de la niña reverberó ahora a una distancia que le hizo convulsionar de pasmo. Aquella canción se le clavó en los tímpanos y los pelos se le pusieron de punta. Luego gritó, por segunda vez en pocos minutos, dando violentos manotazos al aire para alejar a aquella cosa, sea lo que fuere, y perdiendo la linterna por el camino. Como si quisiera zafarse de una avispa asiática, o una cucaracha voladora, gimiendo de fobia. Y ahí, en el zénit de su histeria, corrió hasta el salón como única vía de escape, ya sin importarle tropezarse con algo

Notas de juego

Post 1/2: forever alone.

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15/02/2019, 18:30
[4] Joanne Simmons

- ¡AYUDA! - vociferó de forma suplicante, sin valorar en ese momento todas las mierdas que le hubiera podido soltar a sus compañeros. Ahora se dejaba llevar por una necesidad visceral. Se sentía amenazaba y sólo quería sobrevivir. Puro instinto animal. - ¡HAY ALGO EN LA CASA! ¡AYUDA! 

Notas de juego

Post 2/2: es un grito y asumo que me podéis escuchar.

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15/02/2019, 20:05
[4] Julia Cruz

Notas de juego

Buenas tardes.

Al leer el grito de Joanne pretendo ir al vestíbulo directamente a ver qué pasa. Sin embargo, si hay algo en el comedor (en el que estoy ahora) que pueda usar para defendernos me gustaría cogerlo de camino. Una silla medio quemada, una tabla... Lo que sea. ¿Hay algo así?

Siento si es una molestia que pregunte en notas, pero no quería "desperdiciar" un turno sólo para eso, teniendo una fecha límite tan próxima.

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15/02/2019, 20:13
Director 4

Notas de juego

Joanne corre al comedor en un estado bastante alterado, así que te la encuentras al ir hacia el vestíbulo. Y respondiendo a tu pregunta, puedes coger un trozo de madera quemada, hay por el suelo del comedor. Está todo bastante carcomido y deteriorado, pero te lo puedes llevar.

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15/02/2019, 20:17
[4] Alexandra Dupont

No sé qué esperaba cuando toqué aquella puerta ¿Qué se abriera sin más? ¿Qué sonara una ridícula música y se confirmara que todo es un juego? Totalmente absurdo. Mi mente seguía gritando que saliera de allí, que algo iba muy mal, pero seguía fascinada por aquel lugar y una curiosidad morbosa me empujó a querer saber que había al otro lado.

No tardé en localizar una manecilla que sin duda abriría el portón, pero me fijé en que necesitaría una llave. Las llamas de mi mechero hacían danzar las sombras que parecían cobrar vida a mi alrededor.

“Porque es todo un juego de sombras ¿Verdad?”

Así quería creerlo, pero por el rabillo del ojo, las sombras parecían agitarse a mi alrededor como buscando mi cuerpo. Volví a mirar la puerta de metal y un miedo irracional comenzó a asentarse en mi mente ¿Qué era aquel lugar? ¿Por qué le atemorizaba y sin embargo le atraía tan irremediablemente? Mi corazón se aceleró, mi respiración se volvía cada vez más agitada. Todo en mi me gritaba que era malo. Que saliera de allí.

Me giré hacia Andrew para sugerirle que nos fuéramos de allí cuando de pronto…

… Un grito desgarró la oscuridad.

Del sobresalto, di un respingo y el mechero se me cayó al suelo. No pensé en recuperarlo, no podía. Era Joanne. Estaba gritando y parecía aterrorizada.  No esperé a ver que hacía el becario, tal vez impulsada por mi propio miedo, o el deseo repentino de salir de aquel sótano, me lancé contra la escalera que ascendía de vuelta al salón.

Intenté gritar algo, pero nada salió de mi boca, mientras ascendía, rezaba porque todo fuera una estúpida broma de esa loca.

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15/02/2019, 20:28
[4] Julia Cruz

La verdad es que no sabía qué me habría asustado más: que alguien respondiera al llamarle, o que nadie lo hiciera. No había encontrado a la niña allí arriba, pero al menos había intentado hacer lo correcto, no como los otros. Si es que estaba claro que algunos estaban mejor despedidos que trabajando... Bueno, ya me encargaría de que al menos el ambiente de oficina fuese estupendo. Y por estupendo quería decir digno de llevarme unas palomitas y dedicarme sólo a observar.

Que la pantalla del teléfono no se encendiera me fastidió, la verdad. A lo mejor se me había mojado antes, con las otras actividades, o a saber. Probablemente probaría a meterlo en arroz al llegar a casa y, si no, a cambiarlo por el de trabajo y decir que era ese el que se había roto aquí. Coño, si tenían pasta para pagar todo esto a mí me daban un móvil nuevo sí o sí, que una a veces se hace la tonta, pero eso era demasiado.

Llevaba una mano en el bolsillo sin soltar aquella llave, llevándola casi como un amuleto. Estaba claro que no había niña, pero aquello era como un pequeño triunfo. Y me disponía a bajar las escaleras despacio, preocupada por no caerme... Cuando el grito de Simmons me sobresaltó.

Bajé corriendo. En ese momento ni pensaba en la cizaña que podría meter, o en cómo malmeter entre unos y otros. El grito ese se me había clavado en la espina dorsal y actuaba casi por instinto. A punto estuve de caerme un par de veces, y tuve que apoyar la mano de la linterna en la pared para no empezar a rodar por las escaleras.

Al llegar abajo alumbré a uno y otro lado, jadeante. El nudo que antes tenía en la boca del estómago había bajado un poco y se había apretado más, y notaba cada latido del corazón en la garganta y en las sienes. De inmediato, al volver a oír a Simmons, traté de gritar.

—¡¡¡Ya voy!!! —exclamé sin pararme a coger resuello.

Luego me agaché para coger una de esas tablas quemadas y eché a correr —o, llegados a ese punto, andar apurada— hacia el vestíbulo. Al encontrarme a Simmons de frente me frené de golpe y la miré alumbrándola con la linterna para comprobar que estuviera bien.

—¿Qué ha pasado? —dije, alumbrando luego detrás de ella y echando un vistazo—. ¿Has visto a alguien?

La verdad, no sabía si echar a correr yo también, si acercarme a mirar tabla en mano, o si dejarla caer y respirar apoyando las manos en las rodillas. Como aquello siguiese en esa línea, iba a darme un infarto.

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15/02/2019, 22:12
[4] Andrew Rogers

Abrió la puerta y se adentró con cierta preocupación, aunque aquella zona había resultado indemne al incendio temía que se pudiera derrumbar el techo o sabe Dios que. Cuando entró en la estancia y la iluminó se permitió cierto relax, no había peligro aparente. Hizo un recorrido por el lugar con suma curiosidad ya que no se esperaba encontrar algo así, incluso le pareció divertido.

-Guau, ¡este sitio mola!- Habló en voz alta para que Alexandra lo oyera. Se acercó a la abertura y al ver que eso no terminaba volvió a hablar. -Hay unas escaleras, sigue mas abajo. - Siguió informando a su compañera.

Tomó en sus manos la pequeña bolsita de cuero y miró en su interior, antes de apenas ver lo que contenía el grito le hizo dar un respingo.

-Joder, ¿qué pasa?- Había reconocido la voz de Joanne. Inmediatamente corrió hacia la escaleras para llegar a junto de ella, seguramente se había colado una alimaña para resguardarse de la lluvia. Tuvo miedo, no le gustaban los animales ni sabría como defenderse pero algo le hizo acudir raudo a la llamada de la mujer, quizá para ganar puntos con ella y poder hablarle de sus ideas. 

Al volver sobre sus pasos vió a Alexandra. -Seguro que es un ratón, no te agobies.- Le dijo al verla asustada, y comenzó a subir las escaleras.

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15/02/2019, 23:33
Director 4

Joanne y Julia casi chocaron cuando la primera salió con prisa del vestíbulo, con cara de pánico. A sus gritos pidiendo ayuda acudían también Alexandra y Andrew, que en ese momento emergían por la trampilla del suelo hasta ponerse en pie. Y así, el grupo volvía a reunirse en el comedor tras unos minutos de separación. 

La bedel orientó el haz de su linterna hacia la estancia por la que habían entrado a la casa, pero la luz no iluminó nada fuera de lo normal. En el vestíbulo todo parecía igual que antes: las paredes ennegrecidas, la silla... pero la silla ya no estaba donde la habían visto al llegar, sino que descansaba caída junto a la puerta. Nada parecía haber cambiado salvo ese pequeño detalle y no vieron a nadie allí. Tampoco había a la vista ningún animal o alimaña. 

Para ese momento sólo tenían dos linternas encendidas como únicas fuentes de luz y fuera la tormenta arreciaba acompañando sus respiraciones con el sonido de la lluvia. 

Notas de juego

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¡Hemos llegado a la mitad del recorrido! Ánimo, chicos, que ya es cuesta abajo. :)

Mi siguiente turno será el lunes 18 a la hora acostumbrada, así que vosotros tenéis hasta entonces para dejar vuestros posts. 

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16/02/2019, 00:46
Director 4

La sala en la que el grupo se reunía debía haber sido en otro tiempo un comedor. Aún albergaba los restos de algunos muebles chamuscados que se habían salvado parcialmente del incendio. Las estructuras de las paredes y el techo parecían haber aguantado bastante bien los envites del fuego y del tiempo, a pesar del estado deteriorado que mostraba toda la estancia.

En el centro del comedor se podían ver los restos de una alfombra carcomida por el incendio y mordisqueada por alguna alimaña. Estaba cubierta por polvo y cenizas pero alguien la había apartado para descubrir que debajo había una trampilla.

En la pared de la derecha había una puerta desde la que se vislumbraban unas escaleras de caracol que ascendían hacia el piso de arriba.

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16/02/2019, 00:50
Director 4

Notas de juego

Antes de que el grito le interrumpiese, Andrew alcanzó a ver que el contenido de la bolsa era una especie de polvo muy fino, de color parduzco y una textura similar a la de la ceniza. 

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17/02/2019, 18:35
[4] Joanne Simmons

Ni siquiera distinguió la voz de Julia, el cerebro no procesó tanto. En semejante estado de alteración, sólo fue consciente de una voz lejana y amortiguada que parecía contestarle y ella asoció a alguien conocido. Luego se hizo la luz y ella, en shock, se abrazó a aquel cuerpo con el que casi choca como si fuera su única salvación antes de precipitarse al vacío.  

Por supuesto, más tarde se haría la loca, pero de momento se aferró a la bedel emitiendo cosas ininteligibles por la boca, apenas balbuceos. No le salía la voz, pero las palabras se le aglomeraban en la garganta pugnando por salir, como señoras aplastándose contra la puerta del Primark en rebajas antes de la apertura.  Así que lloró. Lo hizo pese a no querer hacerlo, presa de ese tipo de llanto nervioso y salvaje que se desata por mucho que te pese después en el orgullo.  

Parece que no tarda en unirse el resto, encontrándola abrazada a aquella mujer y en pleno ataque de ansiedad. Ni siquiera siente ahora pudor, sólo pánico. Si se separa es para tomar aire y aclarar sus ideas. Pese al intento de entereza, sus manos aún se agitan como flanes y sus palabras son entrecortadas. 

- La silla....- logró vocalizar con voz agitada- La silla se elevó... se levantó sola... Joder... - se llevó una mano al pecho para intentar calmarse, pero le costaba respirar – Se estampó... contra la pared....- trago salida, que se le hizo bola en la garganta- Iba a darme... Y la voz... la niña... - los surcos que las lágrimas le habían dejado en la cara aún era visibles- ¡Hay algo en la casa joder!  ¡Ha intentado matarme!