Partida Rol por web

III Campeonato de RPW

[PARTIDA 4] Escena de juego

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20/02/2019, 22:51
[4] Alexandra Dupont

Finalmente, la plancha de hierro se había abierto y cuando contemplé la enorme estatua que presidía el pequeño templo me quedé hipnotizada. Todo mi ser me rogaba que no entrara, que diera media vuelta y huyera de ahí, pero… necesitaba verlo. Mis piernas, desoyendo los consejos de mi sentido común, comenzaron a avanzar.

Apenas me fijé en nada más, avanzaba fija en el rostro inexistente de aquella figura. Cuando finalmente llegué a su altura, reparé en el atril… y en el libro. Extendí la mano lentamente, el pulso me temblaba ¿Qué era este sentimiento? ¿Necesidad? ¿Solo miedo? Cuando por fin toqué el libro, exhalé todo el aire que, hasta ese momento, lo estaba conteniendo. No había pasado nada. Como era normal, me empecé a relajar.

Entonces oí la voz. Aquella voz.

Alcé la cabeza buscando el origen ¿O lo había imaginado? Debía ser eso, seguro que si, salvo porque el resto había alzado la mirada también y hablaron de la voz de la niña. Aquello ayudó a que algo hiciera clic en mi cabeza. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Por qué había bajado?.

- Esto ya… no tiene gracia –

Entonces oí balbucear a Joanne y observé el papel que tenía en la mano. Ella decía que éramos nosotros. Eso no era posible.

“Ya vieeeene ♫... Tiene hambre y viene a por vosotros..”

Las palabras de la niña resuenan en mi cabeza mientras observo la figura informe que parece dispuesta a devorar a las cuatro figuras.

“A nosotros”

Me faltaba el aire, me estaba ahogando, necesitaba aire, necesitaba salir de ahí.

- Vámonos, tenemos que salir de aquí ¡No puedo estar aquí ni un minuto más! –

Ni siquiera esperé a ver que decían los otros, mi mente estaba en blanco, mi corazón acelerado. Eché a correr hacia las escaleras.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Como para correr no se si me hace falta agilidad o fuerza hago las dos tiradas. Master, quédate con la que necesites.

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20/02/2019, 23:48
Director 4

El flash de la cámara de Andrew iluminó la estancia una vez. Dos veces. Y en la segunda la sombra que proyectaba la estatua en la pared osciló. Los tentáculos parecían moverse en ese brevísimo instante, retorcerse de formas imposibles. La frente del joven comenzó a perlarse de sudor mientras una certeza iba calando poco a poco en su mente: no había cámaras, no había juego, no era una broma. Aquel lugar era real

Una sensación funesta empezó a deslizarse por su nuca, ascendiendo por su cuero cabelludo hasta llegar a sus ojos. Podía escuchar su propio corazón latiendo con fuerza en las sienes y su visión se nublaba. Su respiración se agitó, las manos le temblaban. No podía apartar la mirada del libro. Ese libro que parecía llamarlo con fuerza a él. Las letras bailaban, se emborronaban, se desdibujaban en regueros de tinta que oscurecían la página. 

Y entonces, llegó la comprensión. Directa al fondo de su cerebro, como una flecha. Comprendió que estaban en un peligro real, que no estaban solos allí. Que algo los estaba buscando. Y Andrew comprendió que la respuesta que podía salvarlos estaba en ese libro que al pestañear era legible de nuevo para sus ojos. Todo lo que el joven creía verdad se tambaleaba ante la perspectiva del conocimiento que le llamaba desde sus páginas.

- Tiradas (1)
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21/02/2019, 00:43
Director 4

Notaste la solidez de la estatua cuando pusiste una mano sobre ella. Estaba fría y húmeda, cubierta del mismo vaho que habías notado en la superficie de la puerta de metal. El frío se extendió desde la punta de tus dedos hasta llegar hasta la muñeca y una sensación de respeto te llenó haciéndote sentir incapaz de golpearla como habías pensado. 

Tu mejilla rozó esa superficie tallada y fría y un rumor llegó a tu oído. El rumor inconfundible del océano. Todo parecía alejarse de ti, la casa, la oficina, tus compañeros... todo estaba lejos mientras las profundidades aislaban tu consciencia. Tu frente comenzó a perlarse de sudor mientras una certeza iba calando poco a poco en tu mente: no había cámaras, no había juego, no era una broma. Aquel lugar era real

Una sensación funesta empezó a deslizarse por tu nuca, ascendiendo por tu cuero cabelludo hasta llegar a tus ojos. Podías escuchar tu propio corazón latiendo con fuerza en las sienes y tu visión se nublaba. Tu respiración se agitó, las manos te temblaban. No podías apartar la oreja de la estatua. Esa estatua que de repente parecía un vórtice de energía capaz de absorberte.

Y entonces, llegó la comprensión. Directa al fondo de tu cerebro, como una flecha. Comprendiste que estabais en un peligro real, que no estabais solos allí. Que algo os estaba buscando y te había encontrado perdida en el agua. 

—Liberadme y os salvaré —dijo una voz que ya no era infantil, sino grave y profunda. Sus ecos reverberaban bajo tu piel—Terminad el ritual y os salvaré.

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21/02/2019, 00:44
Director 4

Alexandra corrió. Salió de aquella especie de templo tan rápido como le permitían sus piernas, pero en cuanto puso un pie en el depósito se dio cuenta de que la escalera por la que habían descendido estaba tirada en el suelo. Una mirada hacia arriba desveló que la trampilla estaba cerrada, aunque todos habían visto cómo se quedaba abierta cuando bajaron. 

Un sonido llegó entonces a los oídos de todos, lejano, colándose en el silencio como un zarcillo sinuoso que se enredase en sus oídos. Algo se acercaba, algo que venía de abajo, de muy abajo. Se acercaba despacio, muy lentamente, como un chiquillo remolón que no quiere dejar de jugar, o tal vez como un depredador que saborea su presa mientras la acecha. Era un sonido húmedo. Húmedo y pegajoso. Un sonido reptante y luctuoso que parecía chapotear en cada avance. 

El ambiente estaba cada vez más cargado. Una sensación funesta parecía esparcirse por las sombras del sótano y el aire zumbaba por la electricidad estática. Vibraban todos ellos con el escalofrío previo a una tormenta. Y el sonido no se detenía, continuaba en su avance. Lento, muy lento, aún lejano. Pero cada vez más cerca. 

 

Notas de juego

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21/02/2019, 01:45
[4] Julia Cruz

Observar a Dupont en ese estado me habría gustado en otras situaciones. En cualquier otra, en realidad. Sin embargo, en el momento en que me encontraba ni siquiera podía sentir satisfacción de verla jodida... Porque yo también lo estaba. Todos lo estábamos, y cada vez más.

Me aparté de la estatua con las manos temblando y la respiración entrecortada. Estaba pálida, me flaqueaban las piernas y miraba a Joanne y al becario sin ser capaz de enfocar realmente la vista o de decir gran cosa.

—Di-di-dice... —empecé a balbucear. Me giré un poco hacia la estatua, pero me detuve antes de llegar a verla. No quería mirar. No podía mirar—. Dice que aca... —Tomé aire y tragué saliva. ¿Cuándo se me habían humedecido los ojos? En realidad no quería contarles lo que había oído, pero no podía evitarlo—. Que acabe-bemos el ritual... —murmuré mientras me encaminaba hacia la salida, jadeando. El sonido que llegaba desde abajo hacía que me temblasen los labios—. Eso es... Es el monstruo re-reptante...

Empezaba a costarme respirar y no sabía si se trataba de un ataque de pánico o de un infarto. Casi deseé que fuera lo segundo, caerme redonda allí mismo y no llegar a ver aquello que se acercaba. Porque había querido negarlo, pero era real. Era real.

Entre jadeos intenté pensar. Teníamos que salir de allí como fuese. Miré la trampilla cerrada, la escalera en el suelo... Y empecé a moverme por el sótano, con dificultad al principio, más rápido conforme me centraba después. Fui a la habitación contigua, a por la mesa. Subirnos para abrir la trampilla era una opción. Deberíamos llegar sólo con eso. Sin embargo, mucho me temía que no iba a ser tan sencillo. Nos habían encerrado aquí abajo, ¿por qué iban a dejarnos salir fácilmente?

—Traed... Traed un banco de la iglesia —les pedí. Miré a Dupont, sin fuerzas para discutir—. Por favor.

Mi plan podía ser una mierda, pero era lo único que se me ocurría. Si la trampilla no se abría a la primera, subiría un banco a la mesa y ataría a su centro un extremo de la cuerda que había traído y el otro a la manivela. Si la giraba para irlo elevando, como el carrete de una caña de pescar, esperaba que pudiéramos encajar el banco en diagonal entre la mesa y la trampilla, levantándolo más con cada giro. Al final, algo tendría que ceder... Y esperaba que fuese la trampilla.

Notas de juego

Bueno, pues... Mi intención es usar esto.

McGyver (Una vez por sesión puedes reparar algo o improvisar un mecanismo sobre la marcha).

Parece que ahora o nunca. xD

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21/02/2019, 12:31
[4] Joanne Simmons

Casi esperó que volvieran a reprenderla o mirarla con condescendencia, como antes. Pero para su sorpresa, se encontró con que no había sido la única en experimentar algo extraño ahí abajo. Habían escuchado la voz también, como ella, aunque no alcanzara a compartir esa información en un momento como ese de turbado trance. Eso le produjo un fuego cruzado de sentimientos. En un bando se encontraba el alivio o y el “os lo dije, hijos de puta”. En otro, se atrincheraban el miedo y la necesidad imperiosa de huir despavorida de allí.  

Se dejó llevar por la última, siguiendo un impulso procedente de un instinto de supervivencia que en ese momento palpitaba con más fuerza que nunca. Cuando Dupont salió corriendo, le fue a la zaga, presa de la histeria y con la respiración oprimida por la ansiedad.  

La visión de la trampilla cerrada y la escalera caída estuvo a pique de cerrarle del todo la garganta hasta la asfixia. Boqueó como un pececillo fuera del agua, llevándose una mano al pecho, inconsciente de las lágrimas que comenzaron a poblar sus ojos hasta que sintió su toque salado en los labios.  

En ese momento, el sonido reptante atravesó lenta pero inexorablemente sus oídos, calando en su subconsciente hasta que comprendió. Fue consciente de lo que iba a pasar y su mirada se dirigió, con una imagen clara y aberrante en la mente, a la abertura abierta que había dentro del extraño laboratorio. 

- ¡La.. la reja! ¡Hay que.. que bloquear la reja! - balbuceó, percatándose entonces de que Julia escogía la opción forzar trampilla, totalmente complementaria a la suya, pero algo le decía que no la iban a abrir. Tal y como ella no pudo abrir la de arriba. 

Bajo riesgo de mearse en cualquier momento, pero motivada por un arranque envalentonado que sólo cala en los desesperados, se dirigió rápidamente al laboratorio para encontrar la forma de bloquear la reja. En su defecto, tendrían que conformarse con bloquear la puerta de madera, pero a juzgar por su estado, no era mucha garantía. 

Paralelamente, una idea cobraba forma en su cabeza. Se removía, culebreando y mezclando a su paso horizonte racional e irracional de su cerebro. A esas alturas, la linea entre la cordura y la locura se había desdibujado. Las palabras de Julia habían sido captadas, aunque no las valoró hasta ahora mismo. “Dice que acabemos el ritual”.  

- Tiradas (1)
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21/02/2019, 18:52
[4] Alexandra Dupont

La sangre se me heló en el cuerpo cuando vi la escalera en el suelo y la trampilla cerrada.

“Esto no puede estar pasando. Esto tiene que ser una broma”

Intenté gritar, pero la voz se me ahogaba a medio camino, mi mente solo gritaba auxilio y entonces lo oí. Algo que se arrastraba lenta pero inexorablemente hasta nosotros. E iba a devorarlos. Iban a morir. Las lágrimas se agolparon en mis ojos, estaba perdiendo la cabeza.

A mi alrededor todos se movían. ¿Julia? Si, así se llamaba. Ella estaba intentando que alcanzáramos la trampilla, Joanne quería atrancar la puerta. ¿Y yo?

“no quiero morir”

Mis instintos primarios mantenían ocupado mi cerebro.

“No quiero morir”

Solo quería correr, huir, salvarme, VIVIR.

“NO QUIERO MORIR”

Mientras me agitaba, me resbalé con un trozo de musgo húmedo y tropecé golpeándome la cabeza con la pared. Mi cuerpo chocó con fuerza contra el suelo y el aire se escapó de mis pulmones, el mundo comenzó a dar vueltas y una arcada contrajo mi estómago y seguidamente, vomité.

Mi cuerpo temblaba, tenía frio, pero el golpe y el vómito me había despejado la mente. Al menos lo suficiente para pensar con un mínimo de claridad. Mientras todos se movían, una frase que había dicho Julia volvió a mí. La repetí en voz alta.

- Tenemos que terminar el ritual –

No quería morir, no podía morir, no así. Con la adrenalina espoleándome, recuperé algo de mi determinación y me estiré por completo.

- Julia, olvídate de abrir esa trampilla, esta claro que no se abrirá. Utilizad ese banco para bloquear la reja. Andrew, tu ayúdala. Joanne… - No me podía creer lo que estaba a punto de hacer, pero la situación era desesperada. No había hueco para orgullos -… Te necesito. Ayúdame a interpretar ese libro para que podamos completar el ritual. –

Por primera vez en mi vida, me mostré suplicante, todo mi ser había claudicado por una solo idea. Quería vivir.

Rápidamente me dirigí al altar e intenté interpretar aquellos textos y símbolos en un desesperado intento por saber que debíamos hacer.

- Tiradas (1)
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21/02/2019, 21:17
[4] Andrew Rogers

Por mucho que quisiera negarlo la situación se les escapaba de las manos. Andrew se autoengañaba pensando que estaban inmersos en un juego macabro organizado por su empresa, no era así, aquel lugar, aquel templo, el libro, la estatua todo era real y estaban metidos hasta el fondo.

Gotas de sudor frío comenzaron bajar por su espalda cuando un extraño movimiento en las sombras le hizo creer que la estatua abandonaba su pétrea rigidez. Mantenía su excepticismo cuando todas las señales indicaban que aquel lugar estaba imbuído de una fuerza maligna o poseído por demonios o encima de un cementerio indio, lo que fuera.

Ahora oían como alguien o, más bien, algo se acercaba un ser informe como lo era aquel garabato infantil que habían visto, Andrew quería escapar de ahí pero al parecer la salida estaba atrancada y ahora sus compañeras discutían qué hacer.  

Le costaba cada vez más apartar la vista del libro, ignoró a las mujeres que, entre gritos, decidían qué hacer y se acercó a aquel antiguo volumen. Con lágrimas en los ojos producto del terror y estrés que estaba padeciendo el joven creyó entender lo que había escrito en aquellas raídas páginas. Una clarividencia sobrenatural inundó su mente y comprendió que la clave estaba en aquel libro, aquel libro que ahora era capaz de leer.

Sirviéndose de la linterna se centró en las páginas que el libro mismo había querido mostrarles y, tartamudeando como un niño que está aprendiendo a leer, comenzó a recitar palabras escritas en aquel críptico idioma antes desconocido para él.

—. Que acabe-bemos el ritual... — ...  - Tenemos que terminar el ritual 

Acaso era eso lo que estaba haciendo, terminando un ritual interrumpido, ¿debía hacerlo?. Como muchas otras veces la duda se apoderó de él, ¿daría vida con sus palabras de otro mundo y otro tiempo a seres ultraterrenales?, ¿abriría una puerta a otro mundo?, ¿invocaría terribles demonios? o por el contrario estaba exorcizando aquel lugar y, con ello, salvando su vida y las de sus compañeras.

Solo había un modo de saberlo.

Siguió leyendo en voz alta.

 

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22/02/2019, 00:54
Director 4

Los esfuerzos del grupo se dividieron. Julia centraba toda su inventiva en desarrollar un mecanismo que les permitiese abrir la trampilla y mientras ella iba colocando la mesa, el banco y la cuerda, Joanne encontró un atizador bajo el polvo de la chimenea. Era romo y estaba oxidado, pero parecía suficiente para atrancar la verja desde la que les llegaba ese rumor lejano pero constante.

Y mientras ellas se encargaban de las salidas, Alexandra y Andrew se centraban en el libro. Para los ojos de la primera aquellas letras no tenían sentido alguno, eran un galimatías ininteligible. Era capaz de distinguir en el texto una parte que parecía un cántico, pero no sabía cómo leerlo. Pero el segundo, sin embargo, parecía creer que sabía lo que hacía y comenzó a recitar en voz alta palabras de extraña pronunciación. 

¡Iä! ¡Iä! ¡Hastur fhtagn! ¡Ph'nglui mglw'nfah Hastur R'lyeh wgah'nagl fhtagn! decía, leyendo de aquel libro—. ¡Obrzlhzz Hastur! Pth'thya-l'ye y'ha-nthlei Y'h, unthlei. ¡Ia! ¡R'lyeh! 

Para ese momento Julia estaba girando la manivela, la cuerda se tensaba y el banco empezaba a hacer presión contra la tapa de la trampilla. Llegó a levantarla un poco, parecía que aquel invento estaba funcionando bien, pero una fuerza la cerró de nuevo de golpe. No parecía que estuviese atascada, no exactamente, sino que la sensación que daba era como si alguien estuviese empujándola desde arriba, impidiéndole abrirla. De seguir girando la manivela tal vez Julia lograse romper la madera, o el banco, pero supo que le llevaría unos minutos conseguirlo.

Unos minutos que, a juzgar por la cercanía del sonido que reptaba desde las profundidades, no iban a tener. Ese rumor húmedo y pegajoso no había cesado en su avance. Cada vez estaba más cerca, las sombras se alargaban y oscilaban para recibirlo, y el escalofrío se extendía hasta el final de sus espinas dorsales. 

Fue Joanne la primera en verlo. Apareció ante sus ojos emergiendo de las sombras más allá de la verja, clavando en ella múltiples ojos inyectados en sangre. Era una criatura oscura, pegajosa, del tamaño de un vagón de metro y con una figura primitiva, similar a la de una ameba. Su superficie burbujeaba emitiendo una tenue luminiscencia y millares de ojos temporales se formaban y se deshacían con una luz verdosa. Serpenteaba por el suelo, reptaba, con su forma caótica y cambiante, emitiendo un sonido pringoso al deslizarse hacia ella. Un murmullo amenazante y hambriento parecía emanar de él, aunque era difícil localizar una boca en esa masa informe.

¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li! —parecía decir. 

Sus tentáculos se aferraron a los barrotes de la verja y por un breve instante la mujer pudo creer que eso era todo, que habían logrado bloquear su avance... pero aquel ser empezó a escurrirse por entre los barrotes con un sonido viscoso. Se dividía para desparramarse en el suelo y comenzar a formarse de nuevo, dejando un rastro de baba tras él. 

—¡Iä! ¡Iä! ¡Hastur fhtagn! ¡Shuh-Nigguraib! N Kai, rr gha gha'r, bugg-shoggog Yog-Ïa Sothoth, Yrg-Sothoth, Ygrrtiih. ¡Iä! ¡Iä! ¡Hastur fhtagn! ¡Ph'nglui mglw'nfah Hastur R'lyeh wgah'nagl fhtagn! 

Andrew seguía recitando esas palabras y las lámparas de las linternas que les quedaban empezaron a parpadear a toda velocidad creando el efecto de un estrobo. El aire crepitaba y los oídos les zumbaban. Las sombras se arremolinaban en los rincones, revolviéndose. Algo estaba formándose alrededor del libro. Pero la voz del chico por sí sola no parecía ser suficiente para frenar el avance de lo que les acechaba, para terminar el ritual o para lo que fuese que debían servir. Y el caos reptante cada vez estaba más cerca, podían sentir su peste a agua estancada y el chasquido hambriento y expectante que lo precedía. 

Notas de juego

¡Último turno, chicos! ¡A darlo todo! :)

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22/02/2019, 01:37
Director 4

Fue entonces cuando Alexandra volvió a escuchar esa voz que no sabía de dónde venía. Sólo que ya no sonaba infantil y cantarina, sino profunda y vibrante.

—No es suficiente —decía, con cierta exigencia en su tono—. Todos. Con él. Terminad el ritual. Liberadme y os salvaré.

Los ojos de Alexandra cayeron por un instante sobre el dibujo infantil que parecía representarlos a ellos mismos y se dio cuenta de que allí había cuatro personas en medio de una acción. Cuatro personas con los brazos en alto haciendo algo, juntas.

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22/02/2019, 12:24
[4] Joanne Simmons

Notas de juego

Hola, ¿que debo tirar para ver si sé interpretar el libro y poder unirme a Rogers? ¿o no hace falta?

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22/02/2019, 12:30
Director 4

Notas de juego

Respondo para todos una duda que me han hecho, que creo que puede ser interesante aclararlo.

Para comprender el libro necesitáis lanzar Conocimientos (Ocultismo). Si no tenéis una habilidad podéis lanzar por el Atributo (Astucia en este caso) pero con un -2 al resultado. Si pasáis la tirada podéis narrar directamente que lo entendéis. También podéis tener destellos de iluminacion al fallar tiradas de Espíritu, pero a cambio de perder cordura.

Si falláis la tirada de Conocimientos (o no la hacéis) y queréis uniros al ritual os podéis unir sin necesidad de leer el libro, simplemente repitiendo lo que dice (es como un cántico, son las mismas palabras raras una y otra vez). Esto lo podéis narrar directamente.

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22/02/2019, 12:55
[4] Joanne Simmons

La voz de Rogers retorciéndose en palabras imposibles le llegó como un eco lejano. Ni siquiera fue consciente del todo de aparatoso accidente de Dupont, o se le antojó anodino en contraste al drama que estaban viviendo. Sentía los oídos taponados, como si se encontrara sumergida dentro de denso líquido. Estaba en shock. Su fuero interno le gritaba "¡Muévete! ¡Muévete, maldita sea!", pero la orden no llegaba a unos músculos que parecían petrificados. Simplemente miraba la verja, sumida en un trance hipnótico, con el corazón palpitando como si quisiera escapar de su pecho y huir por su cuenta.

Se permitió el lujo insensato de pensar que el atizador sería suficiente para bloquear el paso del horror ascendente. Incluso que todo se trataba de una pesadilla de la que despertaría tarde o temprano, para comprobar que estaba en casa. En su cama, con el culo de algunos de sus gatos pegado a la cara. Hogar dulce hogar. No obstante, la realidad le dio un doloroso y contundente puñetazo en la cara.

Aquella masa mucosa y tentacular se mostró a sus ojos y a ella se le desencajo la cara en una mueca de horror. No gritó, no podía. Pero la vejiga dejo escapar su contenido, como ya venía amenazando tiempo atrás. El líquido cálido se deslizó por la pernera del pantalón y acabó formando un charquito en el suelo. 

Dicen que ves pasar la vida entera ante tus ojos en situaciones así. Pero Joanne supo en ese momento que no era tal, que debía ser producto de la literatura o algún otra fuente bohemia e irreal. No pensó en nada. Ni siquiera en experimentar un ápice de vergüenza por su pantalón mojado. Cuando la vida está en juego, el ser human actúa como lo que es: un animal. Se olvida de melindres con forma de prejuicios, ética o cualquier factor superficial de su existencia. En esos instantes, apremia algo primitivo y salvaje. Feral. 

En consecuencia, algo hizo click en la cabeza de Joanne. Se giró, cerrando la puerta de madera del laboratorio y salió en estampida hacia la capilla. Por el camino encontró a Julia, que seguía enzarzada con la trampilla.

- ¡Deja eso, no hay tiempo! - le dijo, con voz firme y ojos enloquecidos, dirigiéndose donde estaba el resto.- ¡Cierra la puerta con la llave! - le dijo finalmente a la bedel, acercándose al atril y clavando los ojos en el libro, que ahora parecía bullir.

Trató de discernir cosas, pero de mientras, ahorró tiempo emulando el mantra que estaba pronunciando Rogers.

- Tiradas (1)
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22/02/2019, 13:13
[4] Andrew Rogers

A medida que Andrew pronunciaba aquellos infames versos el ambiente en el pequeño templo se volvía caótico y aplasante. Las luces parpadeantes apenas le dejaban ver los caracteres impresos en el libro pero iba memorizando los versos a medida que los repetía y pronto no necesitaría leer.

Pero algo no estaba yendo bien, su voz no bastaba, no tenía suficiente fuerza. Por suerte Alexandra estaba intentando entender lo que ponía en el libro, Andrew no se explicaba por qué él si era capaz de leerlo. En una pausa entre estrofas se dirigió a Alexandra:

-Es igual si no lo entiendes, trata de repetir lo que yo digo.- Alzó la voz para llamar también la atención de las otras dos mujeres.- Debemos sumar nuestras voces para que el ritual tenga más fuerza.

Andrew siguió recitando con una voluntad férrea impropia de él, había tomado una decisión y la llevaría hasta el final. Mientras, podía oír los sonidos que emitía aquel ser eran terroríficos a la par de repulsivos, podía oírlo acercarse por el laboratorio que habían descubierto. Joanne entró en el templo y se unió a ellos, le pareció que intentaban frenar a aquella criatura pero estaban atrapados con ella, en esos momentos, la única solución que se le ocurría veía Andrew era terminar el rito.

Debían hacerlo juntos.

 

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22/02/2019, 19:12
[4] Alexandra Dupont

Todo se estaba precipitando, lo que quiera que fuera esa criatura casi estaba encima nuestra, Andrew había empezado a entonar un extraño cántico que reverberaba contra las paredes de aquella capilla. Incluso Joanne llegó corriendo y empezó a cantar con Andrew. Miré el libro intentando entender que hacían, sabía que debían hacerlo juntos, pero necesitaba entenderlo. Entonces las palabras empezaron a taladrarme el cerebro, como si una verdad inconfesable del mundo se abriera a mí. Se me quedaron los ojos en blanco y lancé un alarido mientras trastabillaba al echarme para atrás intentando huir del libro.

La sensación que me atenazaba era indescriptible, llamarlo terror era quedarse corto ¿De qué servía todo? La muerte casi parecía lo más sensato, dejar de luchar y entregarse al abrazo de la oscuridad. Al fin y al cabo ¿Qué podían ellos frente a semejante horror?

“No te rindas”

Una débil vocecilla gritaba intentando llegar a mi. Pero estaba tirada en el suelo lanzando fuertes alaridos.

“No te rindas”

¿Por qué no hacerlo? No había esperanza. Estaban perdidos. Iban a morir los cuatro. Era absurdo retrasar lo inevitable.

“¡NO TE RINDAS!”

Ya no sabía si aquella voz era yo misma, la voz de la niña o una cruel broma del destino, pero entre gritos, balbuceos y los estertores en los que se revolvía mi cuerpo, intenté imitar los cánticos que Joanne y Andrew estaban diciendo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Como no sabía como interpretar la pifia y no había tiempo para preguntar, he perdido la chaveta y dejo un vano intento por ayudar. Si el master considera que solo salen gritos y lamentos de mi boca, está contemplado por "como ayudo" Lo siento chicos, soy profesional en la pifia del momento final XD

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22/02/2019, 22:44
[4] Julia Cruz

Estaba pendiente de todo lo que hacían mis compañeros, de si aquel monstruo reptante venía o no y de la trampilla. Estaba atenta a todas esas cosas... Y a ninguna en realidad. Un sudor frío empapaba mi frente y mis axilas mientras le daba a la manivela, nerviosa, inquieta y aterrada, y al oír la idea de Joanne de bloquear la puerta deseé con todas mis fuerzas que funcionase. Yo, mientras tanto, seguía a lo mío.

Lo que sí me sorprendió fue oír mi nombre —el de pila, además— de boca de Dupont. Ahora que nuestra vida estaba en juego sí sabía cómo me llamaba. Pero qué hija de puta era. Con sus palabras miré a la trampilla y continué unos segundos más, haciendo más esfuerzo que antes. Era cierto: no iba a abrirse a tiempo. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?

Entonces llegó la respuesta. Andrew, en la otra sala, gritando aquellas palabrejas extrañas.

Íbamos a morir, lo tenía claro.

Dicen que cuando estás a punto de hacerlo toda tu vida pasa por delante de tus ojos. Yo en ese momento sólo me acordaba de mi madre diciéndome que con nombre y apellido hispanos no iba a llegar más que a fregona, y de mis gatos. Joder, esperaba que alguien se diera cuenta de que me había pasado algo antes de que se quedasen sin comida porque si no no se lo iba a perdonar. Era capaz de volver como puto fantasma sólo para atormentar al mister wonderful que nos había hecho acabar aquí como les pasase algo.

La voz de Jonane me sacó de mis pensamientos. Tenía razón, no había tiempo. Aunque ni de coña iba a cerrar la puerta desde donde me encontraba y quedarme fuera con el monstruo.

Dejé la manivela tal y como estaba y eché a correr hacia la sala satánica. El cambio que había pegado, con las sombras moviéndose y lo que fuese que le estaba pasando alrededor del libro, sirvió para eliminar la poca incredulidad que me quedaba. Me coloqué también junto al libro, y tras comprobar que no entendía nada miré un momento a Andrew y los otros. Tuve el impulso de cogerles las manos. No sabía si serviría de algo, pero en las películas siempre se hacía, así que no iba a arriesgarme a que hiciese falta y no haberlo hecho.

—¡Iä! ¡Iä! —repetí como pude, intentando gritar lo mismo que estaba recitando él, pero sin saber si estaba teniendo más éxito que con una canción de Shakira—. ¡Hastur fhtagn! ¡Shuh-Nigguraib! N Kai, rr gha gha'r, bugg-shoggog Yog-Ïa Sothoth, Yrg-Sothoth, Ygrrtiih. —Alcé aún más la voz, desgañitándome como si me fuera la vida en ello. Podía ser ese el caso, así que hacerme daño en la garganta era el menos de mis problemas—. ¡¡¡Iä!!! ¡¡¡Iä!!! ¡¡¡Hastur fhtagn!!! ¡¡¡¡Ph'nglui mglw'nfah Hastur R'lyeh wgah'nagl fhtagn!!!!

Mis ojos estaban sobre el libro, esperando ver aquello que se formase. Ya tenía claro que no sería una niña.  Tenía frío y miedo, y estaba convencida de que no quería ver aquello que venía desde la otra habitación. Sólo esperaba que aquello que estábamos trayendo de verdad cumpliese su palabra. Era lo único que podía salvarnos.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Ya que es la última tirada de la partida, gasto el beni para repetirla.

 

... Mierda, aún con beni me he quedado a 1. (No había aplicado el -2 en la anterior).

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23/02/2019, 01:19
Director 4

Las palabras del libro que sostenía Andrew empezaban a cobrar sentido también para Joanne, que se sumó sin pensarlo a esos cánticos recitando con él al unísono. Alexandra volvía a esforzarse por comprender esas letras extrañas y enredadas, pero antes de que llegase a entenderlas sintió un dolor punzante atravesando su cabeza de lado a lado, como si un hierro al rojo quemase su cerebro. Desde el suelo donde había caído sus labios se movieron, trataba de unirse ella también a ese ritual inacabado. Julia fue la última en entrar en la estancia pero no tardó en empezar a repetir lo que el becario decía lleno de decisión. 

Las voces de los cuatro recitando vibraban, resonaban al unísono, cargando el espacio con una energía ancestral y mística. El libro alrededor del que se encontraban parecía ser el vórtice de lo que estaba a punto de pasar. Mientras tanto, el sonido reptante se acercaba, despacio pero imparable. Los primeros tentáculos empezaron a asomar por la puerta y todos pudieron ver a aquel ser horrendo. Los buscaba, podían sentir esos múltiples ojos fijarse en ellos antes de desaparecer y volver a crearse de nuevo. La criatura entró en la sala, se deslizó con un sonido húmedo y chapoteante y al acercarse a ellos pudieron escuchar el murmullo ansioso que emitía. 

¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!

Por un momento pareció que era tarde, que sus esfuerzos habían sido en vano y no había sido suficiente para salvarlos. Pero lo que habían provocado con sus voces ya estaba en marcha. Las sombras se arremolinaban a su alrededor, el aire se nublaba, emitiendo chispas aquí o allá y el zumbido fue creciendo en intensidad hasta volverse ensordecedor. La sala parecía una olla a presión capaz de explotar en cualquier momento. Un sonido rasgado se impuso sobre los demás, parecía venir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo. Ante ellos, en el aire, un jirón de la realidad se abrió, mostrando para sus ojos un atisbo de un paisaje abierto de colores imposibles. El rumor inconfundible del oleaje llegaba desde el otro lado y un olor salado alcanzó sus olfatos. 

Y, de repente, todo pareció girar a su alrededor hasta dejarlos en la oscuridad. El silencio repentino cosquilleó en sus oídos hasta que una voz lo rompió, una voz grave y vibrante, acuosa y profunda. 

Me habéis liberado después de tanto tiempo. Os lo agradezco. 

Con los ecos de aquellas palabras aún flotando a su alrededor la oscuridad empezó a quebrarse con flashes de distintas imágenes. Vieron a los hombres y mujeres de las túnicas reunirse ante la estatua. Parecían de otra época siglos atrás. Los vieron estudiar el libro hasta que los ojos les empequeñecían. Vieron cómo comenzaba el ritual que ellos habían terminado, cómo realmente esa grieta se abría y algo empezaba a pasar al otro lado. Pero entonces llegaron las flechas de los cazadores y el fuego. Con la muerte de aquellos hombres y mujeres se cerró el resquicio dejando atrás un fragmento y un guardián. La comprensión alcanzaba a los cuatro, los hacía conscientes en ese chispazo de iluminación que duraba un instante y una eternidad al mismo tiempo. Y, finalmente, la oscuridad. 

···

En la oscuridad empezaron a notar el olor de la tierra mojada, después el golpeteo de las gotas sobre sus rostros y, finalmente, llegó la voz que los trajo de golpe a la realidad. 

¡Aquí! ¡Aquí están!

La luz los cegó por un momento al alcanzarlos y los ojos les lagrimearon mientras trataban de comprender qué había pasado. Estaban en el bosque, bajo la lluvia, y uno de los monitores del team building estaba frente a ellos, mostrando una expresión a medio camino entre el alivio por haberlos encontrado y el desconcierto por el aspecto que presentaban, sudorosos, con los ojos desencajados y el charco en los pantalones de Joanne. 

Llevamos horas buscándolos, empezábamos a preocuparnos. 

No sabían dónde estaban. No había ninguna casa allí, tan sólo los árboles y la maleza. Aún era de noche y estaban empapándose bajo la lluvia. El equipo de búsqueda tenía mantas, termos de bebidas calientes y poco a poco los fueron llevando hacia un jeep donde un sanitario pudo echarles un vistazo. Estaban sanos, dijo, pero mostraban signos de un trauma provocado por el miedo. Aunque nadie parecía comprender qué podía haberlos asustado tanto. 

No tardaron en montarlos en los coches para llevarlos al albergue donde el resto de trabajadores de la empresa ya estarían durmiendo. Por encima de las copas de los árboles comenzaba a clarear y tendrían tiempo de recomponerse y de decidir si hablarían o no de lo que habían vivido esa noche. Porque... lo habían vivido, ¿verdad? ¿O había sido sólo algún tipo de sueño o alucinación colectiva? 

Los coches arrancaron y se pusieron en marcha. Mientras se alejaban la lluvia seguía cayendo, desdibujando los colores de un dibujo infantil que quedaba allí, enredado en unos matorrales. 

Notas de juego

~~ FIN ~~

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23/02/2019, 02:26
Director 4

Notas de juego

Bueno, chicos, pues esto ha llegado a su fin. Ha sido breve, pero muy intenso (al menos para mí XD). He disfrutado muchísimo narrando con vosotros, así que os doy las gracias por la parte que me toca. Ha sido un placer y estoy deseando que llegue el domingo para saber quiénes sois :). Espero que vosotros también lo hayáis pasado bien en esta cabaña inquietante.

Os deseo mucha suerte a todos.

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23/02/2019, 02:42
[4] Julia Cruz

Notas de juego

Pues por mi parte encantada de haber participado en esta partida. Me lo he pasado muy bien leyéndoos tanto a jugadores como a dirección.

¡Qué ganas de saber quiénes sois, compañeros!

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23/02/2019, 02:49
[4] Joanne Simmons

Notas de juego

Igualmente un placer haber compartido estas dos semanas de juego con todos vosotros. Aplauso para compañeros jugadores y para el director. El domingo nos pondremos nombres. Un saludo y hasta la próxima.