Partida Rol por web

Saki se para en seco en medio de la calle. Primero para la mirada en Tsukihime, en el fondo ya no le sorprende volver a verla, parece que va a tener que aguantarla mucho tiempo. Después de que ella misma aclarara sus intenciones ya no es siquiera una amenaza, al menos eso es lo que quiere pensar Saki, así que la puede tratar con un cierto grado de confianza. Después mira al chico de los dragones... A ese si que no se lo esperaba verlo, aunque no podía negar que tenía ganas de volver a encontrarlo. Era posible que aquello que hacía formara parte del poder de un arcano, pero desde luego no conocía para nada que forma podía tener el suyo. 

Lo que verdaderamente extraña a Saki es verlos a ambos juntos. Se queda varios segundos pensando en la extraña pareja que forman... O mejor dicho, en la no tan extraña pareja, al fin y al cabo son dos personajes bastante excéntricos que no encajan con aquello que les rodea. Aunque de pronto una bombilla se enciende en su cabeza. Es posible... ¿Es posible que no fuera su primer encuentro? Pensandolo friamente, vio al chico de casualidad y de pronto la encontró su arcano, ¿Sería que estaban comunicados? Quizás el chico avisó a Tsukihime. No le parecía demasiado descabellado pensarlo. 

Saki intenta mantener la compostura, aparentando confianza. 

- Dejadme adivinar. - Dice en un tono que desvela un cierto toque de incredulidad. - ¿Vosotros dos ya os conocíais, verdad?

- Ehhh... pues no. Aunque me recordó mucho a usted, noble dama. - Las formalidades parece que van a más - Y al igual que usted, la detuve por estos caminos. Es un lugar peligroso, ya sabe. Aunque su amiga parece que sabe cuidarse bien.

Habla como si hubiera tenido una conversación interesante con ella, aunque no sabes bien qué pueden haber hablado.

- ¿Sabes qué, Saki? Le he convencido para que nos deje matar dragones con él.

La naturalidad en que Tsukihime decía estas palabras era aterradora. ¿Se daba cuenta de lo que estaba diciendo? Y con la importancia que este chico le daba a la seguridad de las personas, ¿qué le habrá dicho para convencerle?

- ¿Estás de broma? - Dice Saki, sin acabarse de creer lo que esta oyendo. Entonces quiere volver a hablar, pero para al recordar algo y mira al chico. - Al fin y al cabo aquello era solo una ilusión ¿Verdad? No es algo que se pueda hacer por medios físicos reales pero... Yo misma lo vi, después de la batalla no hubo rastro de ella, ni siquiera pude sentir el calor de las llamas. Todo lo que ocurrió era una ilusión, ¿No? - Saki comienza a dudar de sus palabras... ¿Hasta donde iba a llegar esa locura?

- Bueno... - el chico parece que le cuesta decidirse a la hora de escoger palabras. Finalmente habla, aunque elije las palabras con cuidado - Que no puedas verlo... no significa que no esté ahí. Una cosa bella que tenéis los seres humanos - es gracioso oirle, porque habla como si él no lo fuera - es la capacidad de abstracción. Capacidad que los demonios aprendimos de vosotros. - ahora dice ser un demonio - Gracias a esa capacidad, podéis poner nombre a aquello que no se ve. Si no fuera por esa capacidad... realmente no existirían las cosas que no se ven. O al menos, nadie hablaría de ellas.

Al ver la expresión de Saki (y de Tsukihime, que era todo un poema!) añade rápidamente.

- En definitiva, que el hecho de que la calle estuviera en perfecto al finalizar la batalla no significa nada. De hecho, si estaba así al finalizar la batalla... es porque hubo una batalla, ¿no?

Darse a entender no era la mejor cualidad de este chico, por lo visto.

Tsukihime tenía una cara de estar flipando digna de verse. Cuando el chico termina de hablar, Tsukihime gira la cabeza hacia Saki de forma cansina y dice:

- En definitiva: ¿vienes a matar dragones?

Saki se plantea como sacar una conclusión de las palabras del chico. Por mucho que le de vueltas parece que solo esta intentando defender su idea sin argumentos muy validos. Ella no se iba a quedar satisfecha con eso. Ignorando deliberadamente a Tsukihime vuelve a encarar al chico. 

- Pude verlo, y puedo ponerle nombre. - Dice Saki, desafiante. - Y yo creo que era una ilusión. Quizás se trate de un poder que escapa a mi comprensión, pero nada de lo que ocurrió me demuestra que aquello existió de forma física en ese lugar. - Entonces Saki se plantea una nueva idea. - ¿Ese esa la forma de tu arcano? ¿Es una ilusión?

Saki se hubiera planteado que los arcanos se presentarán solo en forma de ilusiones antes de que Tsukihime se le lanzara encima en el parque... Pero los arcanos seguían siendo un concepto abstracto, quizás el de ese chico fuese diferente. 

Agacho la cabeza y aguanto mis ganas de llorar. 

- Lo siento madre... - Hago una pausa en la que miro la situación. 
- Ahora me pondré a hacer la colada, he tenido una jornada muy larga de estudio que dentro de poco tengo exámenes. - 

[Doy por obvio que la colada no está hecha]

Me dirijo a hacer la colada, pese a que ya será de noche lo hago. Evito cualquier confrontación y limpio los cristales de la botella que me ha lanzado, los cristales tienen un brillo hipnótico hasta que mientras estoy recogiendo uno con la mano me hago un pequeño corte del que brote sangre. Me pongo una pequeña tirita en la mano y decido irme a duchar y dormir sin ni siquiera cenar.  

[>Implying no sigue actuando como una loca o intenta quemarme la cara con una sarten]

Cuando estoy en mi habitación cierro la puerta y me siento sobre la cama una vez me he puesto el pijama. Pensamientos se amontan en mi cabeza. Pensamientos que hacen que llore en la oscuridad de mi habitación. 

"Soy una inútil..."

"Debería estar más atenta en casa..." 

" No soy capaz de ayudar a Saki..."

"Soy una carga para Akito y Kyoya..."

Para ahogar estos pensamientos me pongo los cascos y mientras escucho música intento relajarme para quedarme dormida. 

- ¿Arcano? ¿Qué es un Arcano?

Parece ser que el chico no sabe de lo que Saki habla, aunque algo de su reacción le parece extraño. Entonces Tsukihime se acerca a él y le susurra algo al oído, a lo que él da un respingo y dice hacia Tsukihime, casi gritando:

- ¿¡De qué conoces a esa sierva de la luz!?

Saki le hecha una ojeada a ambos, desconfiada, pero viendo que del chico no le va a facilitar información coherente prueba suerte con Tsukihime. La mira. 

- ¿Que le has dicho?

Si bien Saki no se aclaraba con los pensamientos del chico, podía imaginar a quien se refería por "sierva de la luz". Por un motivo que aún no conocía parecía que Tsukihime supiera lo que estaba pensando en todo momento. Si también sabía lo Mei... Podría haberle comentado algo al chico sobre ella... Lo de sierva de la luz no parecía alejarse mucho del termino "sacerdotisa". 

Mientras los pensamientos se arremolinan en la cabeza de Lylia, la música no para de sonar.

https://www.youtube.com/watch?v=XTvgj2LWjMk

Pasados unos minutos, Lylia nota una corriente de aire que viene de su ventana. Está abierta. Aunque hace poco no lo estaba.

Cuando se acerca a cerrarla, algo extraño entra antes de que la ventana cierre completamente. Un ligero humo, de un color grisáceo, que en unos segundos palidece hasta hacerse casi invisible.

Esa sensación. Ese tacto. Ese olor. Ese sentimiento. Solo podía ser la niebla. Pero antes de poder dar una reacción adecuada, un hecho inusitado ocurre. La Niebla toma la forma de una mujer que, pese a no poderse reconocer sus facciones, parece bella y esbelta. Puedes apreciar sus curvas. Lo más sorprendente aún, es lo que ocurre a continuación.

La niebla se acerca de forma cuidadosa a Lylia. Ella no sabe por qué exactamente, pero algo le dice... que no le hará daño. De hecho, la expresión de la niebla es como la de una madre que mira a su hija.

La niebla se acerca poco a poco a Lylia, y termina por abrazarla.

Pese a consistir en humo, vapor o simple aire, ese abrazo transmite calidez a Lylia.

- Pobre, pobre Lylia.

¡La niebla habla! Después de esas palabras, quedan ambas en silencio, siendo Lylia abrazada por ella...

- Solo le he mencionado a Mei. No esperaba un efecto tan directo, jajaja.

Tsukihime se queda contemplando la cara del chico, que ahora está roja como un tomate.

Unos segundos después, el chico da una vuelta a su capa y comienza a caminar hacia delante, quedando a espaldas de Saki y Tsukihime.

De lejos, oyen como dice solamente: "Seguidme, si no queréis quedaros sin dragones."

Cuando la niebla me abraza, el corazón se me para. 
Durante unos segundos el terror extremo de ver como la niebla podría haber acabado conmigo pero en vez de eso me abraza. 

Con los ojos aún rojos de llorar en mi almohada y temblorosa, abrazo de vuelta la niebla y rompo a llorar de nuevo. 

En la oscuridad de la habitación solo se hay el eco ya casi desaparecido de las palabras de la niebla y mi sollozo. 

Saki se plantea unos segundos el seguir al chico. ¿De verdad iba a merecer la pena? ¿No bastaba en que reconociera que todo lo que ocurría era una ilusión? Saki estaba bastante segura de que ni el mismo se creía lo que decía, al menos no después de decirselo de forma tan directa. En el fondo se sentía mal, quizás le habría roto la ilusión al pobre...

Bueno, si era una ilusión, tal y como ella estaba convencida, al menos merecería la pena volver a ver el espectáculo. En todo caso, si el chico tenía razón, no tendría nada que perder, de hecho quizás el sabría algún dato de interés... Parecía que conocía a Mei... ¿Quizás mucho? Se había sonrojado al mencionarla. Ese hecho divirtió a Saki. 

Saki se encaminó hacía el chico, pendiente de la hora, procurando que aquello no tardara demasiado. Lo que menos necesitaba era que sus padres comenzaran a preguntar donde había estado. Cuando comenzó a alcanzar al chico un pensamiento recorrió su cabeza... Tsukihime... No se atrevería a entrar en casa... ¿Verdad? Le echó un ojo a su versión perruna, de verdad que eso si que no sabría como explicarlo. 

No sé qué decir. Las palabras de Kyoya me abruman, sabía que él también tenía algún problema de estrés, pero no que fuese tan grave. 

- Kyoya...- Me acerco a él y en un impulso le abrazo fuertemente y durante varios segundos antes de hablar- Encontraremos una solución para esto. Tenemos que hablar con la sacerdotisa. - Me aparto de él - no puede ser que tu arcano sea el único que esté constantemente ahí, tiene que haber algo que podamos hacer.

- Yo mismo te iba a decir que quería hablar con ella. Si la relación entre mi estrés y mi Arcano no es coincidencia... ella lo sabrá.

Después de estas últimas palabras y algún que otro abrazo más, termináis por volver a vuestras casas. Le dejas primero en la suya, que te pilla de paso, y luego vas a la tuya, bastante cerca de ahí.

Al llegar a casa estás solo, y te toca preparar la cena.

En lo que queda de día no ocurre nada más destacable, solo que esa noche, Akito duerme inquieto.

El grupo avanza lentamente por el camino iluminado por las farolas y la luz de la luna.

La calle parece tranquila, y no parece que nadie vaya a acercarse y ver al friki de la capa y a la chica con cola y orejas caninas.

Al cabo de dos minutos, a lo largo de la calle, se oye un gran rugido.

El chico sale corriendo hacia el lugar de donde viene el rugido mientras grita: "¡Allí está!"

- ¡Vamos Saki! ¿Vamos a enseñarle a ese dragón de qué estás hecha?

- Puedes correr tu si quieres. - Dice Saki con desgana.

Saki no pretendía darse por convencida tan rápido, aún tenía claro que esa ilusión no iba a hacerle ningún daño. Además, no sabía como el chico había conseguido adquirir esa agilidad cuando lucho con el dragón... Seguramente sería parte de la ilusión también. No iba a hacer el payaso en ese momento, y menos si se arriesgaba a volver cansada a casa (Eso solo animaría a que preguntaran). 

- Vagueza, ¿eh?

Tsukihime se mueve detrás de Saki para empujarla, de tal forma que queda una situación algo cómica.

Hasta que de repente, Saki siente como Tsukihime deja de empujar. No porque pare Tsukihime, si no porque el cuerpo de Saki deja de ofrecer resistencia... y Tsukihime se mete dentro.

No ha habido sensación alguna. Ni siquiera un picor extraño. Tsukihime no está y Saki ni lo ha notado.

- Ya verás si vas a correr ahora.

La voz venía de dentro de la cabeza de Saki, pero estaba clarísimo que era la voz de Tsukihime.

De repente Saki empieza a correr. Y a correr más. Y más. A una velocidad que Saki nunca había llegado a correr. Saki se pone a cuatro patas, y es más veloz. Ya no sabía si Tsukihime la estaba controlando, o si ella misma estaba siendo motivada a correr.

Saki no sabe cuando ocurrió, pero ahora tenía orejas y cola caninas. Pero este era el peor momento para preocuparse, porque a estas alturas, el dragón negro de dos cabezas estaba delante suyo.

https://dl.dropboxusercontent.com/u/44992002/Arcan...

De forma instintiva y sin preocuparte por el peligro que supondría un dragón en un caso real, corres esquivando las bolas de fuego que el dragón escupe, mientras a tu derecha, corre a la par que ti el chico.

Cada uno de vosotros va a saltar al lomo del dragón, pero este le bloquea el camino al chico. En una iluminación y al haber conseguido Saki saltar al lomo del dragón, decide clavarle las uñas en los ojos. ¿Uñas? ¡Zarpas!

El dragón ruge de forma aterradora, y el chico salta finalmente al lomo. Juntos agarráis su espada y la claváis con fuerza en el cuello del dragón, quedando este inerte y, finalmente, desapareciendo.

Cuando todo vuelve a la normalidad, Tsukihime está a tu lado, con cara de satisfacción.

- Ha sido divertido, ¿eh? Ahora ya podemos irnos a casa.

Si Saki no lo había oído mal, esto podía ser más impactante que cualquier dragón. "Podemos irnos".