Partida Rol por web

Lylia se despierta mucho antes que su madre. No existe posibilidad de que ella se despierte, ya que al llegar al comedor Lylia puede ver varias botellas de vodka por el suelo y la mesa.

Desde que terminó la pelea con Mei, Lylia no había vuelto a ver a la niebla. Era extraño. Solía sentirla. A veces verla. Pero esta vez nada.

Lylia va al baño y se maquilla como buenamente puede. No está especialmente acostumbrada, aunque le queda pasable. Nada impedirá a otra gente ver cómo va maquillada, pero sigue siendo mejor que la otra opción.

Pese a que despertar a su madre hubiera sido difícil, Lylia sale sin hacer ruido antes de tiempo y se dirige a la estación.

Satoshi no está en el tren.

Tampoco aparecen Akito y Kyoya.

Diferente horario, diferentes personas.

Parecía mentira lo mucho que te podrías acostumbrar a ver a la misma gente cada día. Se hacía raro no ver al tipo ese de traje con mochila, o a la mujer excesivamente maquillada con cara de aburrida. Al ir notablemente más pronto, Lylia ve a gente con cara de sueño. Es una visión curiosa. Hay gente que da cabezadas, y se despierta al llegar su cabeza al punto más bajo.

Pero la niebla sigue sin aparecer.

Al llegar al instituto, solo dos personas más bajan en esa estación. Otros dos alumnos que Lylia conocía de vista, pero de los cuales no sabía nada. Quizá iban a algún club.

Aprovechando la mañana, entro en el instituto y me voy al tejado. Una vez ahí me siento a observar la ciudad y pensar qué voy a hacer ahora. 

Después de un rato que parece que parece eterno, saco el movil y me pongo a buscar alguna aplicación para buscar trabajos a media jornada. 

Pero hay una cosa diferente hoy.

Hay una carta en tu casillero, donde dejas los zapatos normalmente. No tiene remitente, ni una sola palabra en el sobre. Ni tan solo un corazón, como se podría esperar de casos así. Era un sobre bastante simple. Decides leer la carta en el tejado.

Antes de sacar el móvil, abres el sobre, que estaba bien pegado, y sacas la carta.

Una carta escrita a mano, con una letra que no reconoces, dice lo siguiente:

Hola Lylia,

Quizá no hace mucho que nos conocemos, pero has sido una persona importante para mi en este tiempo.

Hemos tenido nuestros más y nuestros menos. Parece que al fin hemos aprendido a confiar la una en la otra, aunque es tarde para eso. Por si no queda claro, la culpa es mía y solo mía. Pero no es de eso de lo que quiero hablar.

Lylia, sé que lo pasas mal. Soy consciente de que tienes problemas con tu madre, aunque no conozco todos los detalles. Sé que pese a decir las cosas claras, te cuesta abrirte realmente a la gente, y me enorgullece saber que aunque fuera un poco, te abriste a mi.

Aquí viene mi último consejo: Confía en tus amigos. Lucha junto a ellos y no te rindas. El camino de los Arcanos es duro, pero se pasa mucho mejor en compañía. Este camino puede durar días o años. Dependerá de ti y de ellos cuánto dure y cuánto te afecte. Pero nunca, nunca, pierdas la esperanza.

Espero que tu vida escolar siga de forma agradable para ti, y ojalá tu obra de teatro triunfe.

Probablemente no nos veamos en mucho tiempo. Me marcho en busca de experiencia. Ahora comprendo un poco más a mi maestra. No puedes ayudar a nadie si no sabes cómo hacerlo. Pero cuando vuelva, seré una persona nueva de la que podréis sentiros orgullosos. Seré una sacerdotisa de verdad.

Sinceramente,

Mei

Después de todo lo ocurrido la noche anterior...

Después de todo lo que habían pasado y tras hacer las paces todos juntos...

¿Así terminaba la historia de Mei? ¿O era solo el comienzo, por su propia cuenta?

Me quedo unos momentos pensativa con la carta en la mano. 

Parece que me vaya a levantar para intentar encontrarme con Mei antes de que se vaya, pero no tardo mucho en darme cuenta que no tiene sentido hacer eso por lo que me resigno. 

Tras el shock, piensas un rato en silencio. No se estaba mal a esas horas en el tejado, sería fácil acostumbrarte.

Entonces recuerdas a lo que ibas. Te conectas a internet con el móvil, buscas una app con buena puntuación para encontrar trabajo y te la descargas.

El resultado es inmediato. Hay muchos trabajos. La gran mayoría requieren cualificación que no tienes, otros piden experiencia.

Hay unos pocos que sí que te podrían ir bien. Uno de ellos te llama la atención.

Recepcionista en Industrias Hamasaki

Estudios previos: Enseñanza secundaria

Experiencia: No requerida

Otros requisitos: Cordialidad a la hora de tratar con los clientes e invitados. Buena higiene.

El anuncio decía más cosas, pero esos eran los puntos clave con los que Lylia se quedó. No habría problema para ir, puesto que estaba a un par de paradas del instituto. Aunque el nombre te suena de algo, no sabrías decir bien de qué...

Cuando veo la oferta me viene a la mente la targeta de Yamaguchi. 

La busco en mi bolso a ver si la guarde allí. 

Industrias Hamasaki.

Sí, era donde trabajaba Satoshi. El mundo es un pañuelo.

Aún con el móvil en la mano recibes un Whatsapp. Es de Chika, a la cuál no conoces aún, pero que te suena que Saki la conoce.

Veo el mensaje y sin pensarmelo mucho lo dejo como visto. 

Guardo el movil y miro la ciudad desde el tejado. Intento racionalizar lo más que pueda lo que voy a hacer pero tengo miedo, miedo de que la vida sea tan dificil como madre la pinta. 

Necesito 2 cosas. 

Un trabajo para poder ser independiente. 

Un lugar donde quedarme, que no sea mi casa. 

El trabajo cuando acaben las clases hablaré con Yamaguchi, un lugar donde quedarme no me parece tan fácil... Una casa de un amigo... 

¿Realmente tengo amigos? Pienso en ese instante que la única gente con la que podría contar son las personas con arcanos, que tienen tantos o más problemas que yo. 

Con estos pensamientos paso el tiempo hasta que es hora de entrar en clase. 

Lylia va a clase de forma normal. Recibe alguna mirada, seguramente de gente acostumbrada a no verla maquillada, pero no recibe ningún comentario al respecto.

Entre pensamientos, las clases terminan y Lylia se da cuenta de que no ha atendido a nada de lo que decía el profesor. Pensando, el tiempo pasa muy rápido.

A la hora de volver a casa, Lylia se encuentra con varias opciones. Una de ellas, clara, es ir al club de teatro. Volver a casa probablemente no sea una opción.

Siguiendo ensimismada en mis pensamientos voy hacía el club de teatro, no me apetece mucho actuar hoy pero ne gustaria hablar con Saburou.

Cuando llegas, hay gente que ensaya y gente que prepara escenario. Alguien está hablando con Saburou, pero antes de que llegues hasta Saburou ya han dejado de hablar.

Saburou te ve llegar.

- ¡Lylia! Pensé que no vendrías. ¿Cómo es que no viniste por la mañana?

Entonces ves como fija más la mirada en ti y comienza a analizar tu cara.

- Te noto... extraña.

- Hola Saburou- Saludo mientras se acerca. 

Cuando me pregunta mi cara se vuelve rígida, como si no quisiera que se me notara el maquillaje y digo. - Estaba en la terraza, lo siento. Necesitaba meditar. - Digo esto como una conclusión pero pocos instantes  después, añado. - ¿Te apetece hablar un rato o estás ocupado? - No estoy muy segura de lo que voy a decir pero me está quemando por dentro. 

Saburou te mira con suspicacia, extrañado. Una máscara de confusión aparece de detrás de su cabeza y ronda a su alrededor, alterada.

- Tendríamos que ensayar pero... parece importante. Vamos. ¡Eh, seguid con esto, no tardaré mucho!

El resto de gente en la sala le da un "ok" bien sonoro a Saburou mientras salís. Termináis sentandoos en las escaleras que dan al tercer piso. Estáis sentados uno al lado del otro. Saburou no dice nada. Espera educadamente a que Lylia hable primera.

Después de un silencio en el cual intento ordenar lo que voy a decir comento.  - ¿Sabes cual es la raíz de mi arcano? Saburou. - No me gusta irme por rodeos ni hacerme la interesante pero cuando voy a decir algo más directo se me agita el corazón.

- ¿Falta de autoestima? No, no parece eso. Diría que es por integrarte en una nueva sociedad, pero llevas tiempo aquí y pareces más que integrada. ¿Dudas sobre tu futuro? ¿O problemas familiares? Siempre son estas cosas a lo que se reducen los problemas de la gente. Luego hay problemas... mentales, por llamarlos de alguna forma. Pero no parece tu caso. Dime entonces, ¿cuál es la raíz?

Llegado a este punto ya no puedo cambiar de tema y no voy a mentir a Saburou. - Es tan simple como que no puedo volver a casa. Todos los problemas que he tenido en casa y que han afectado mi vida nunca los consideré importantes. Nunca consideré que realmente fuera un problema que me pudiera afectar tanto. - Respiro un poco y intento mantenerme serena. - Pero como una enfermedad me afectó sin que me diera cuenta hasta el punto en el cual apareció mi arcano. Entonces tuve que enfrentarme a la realidad y hacer algo al respecto... - Me encojo de hombros y concluyo.  - No suelo hablar de mi, hablo de todo en el mundo para evitarlo. - Cuando acabo no digo nada, no miro a Saburou. Me quedo unos momentos evitando mirarle directamente y analizando lo que siento por haber contado a Saburou lo que de verdad pasa por mi casa. 

No sienta tan mal...

- Pero... debe ser grave lo que esté pasando en tu casa como para no poder volver. ¿Sabes ya a dónde irás?

Aunque la voz de Saburou sonaba algo confundida, parecía realmente sincera. Y parece que tiene tacto cuando quiere. No ha hecho ninguna pregunta que no puedas responder y no le da demasiadas vueltas al tema.

Parece que vaya a decir algo pero salto a la respuesta sin hablar sobre madre. - No, aún no sé donde voy a ir. - Sonrio con una mirada para ocultar un poco la preocupación por el hecho de que al final no encuentre un sitio. - Me estoy concentrando en encontrar un trabajo. - 

- ¿Y qué esperas? ¿Dormir en la calle?

Saburou te mira fíjamente durante unos segundos. Luego dice:

- Si quieres puedes venirte a mi piso unos días. Hasta que encuentres algo o hasta que mejore la situación en tu casa. No es la gran cosa, pero sobra una cama.

La propuesta era sin duda atrevida, pero aceptarla sería más atrevido aún. Peroaún así...