Partida Rol por web

In Hoc Signo Vinces

La tierra de los riscos

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27/04/2008, 21:56
Roberto Salazar

Roberto analizó lo que tenía el hombre en la mano, el tabaco le encantaba, ya sea fumándolo en una de esas cañas regalo de sus amigos indigenas llamada tobago o masticada cuando no se disponía de tiempo, sin embargo, negó con la mano al ofrecimiento del espia, pues desconfiaba de él, como bien reza el dicho de "temo a los griegos hasta a los que traen regalos".

-Su excelencia sabe que yo no gusto de dialogar demasiado y no quisiera hacerle perder su valioso tiempo hablándole de cosas que no os sean "utiles" a vuestra merced.- Declaró.

Tomó el palo con su mano y se tocó el sombrero a modo de despedida. Comenzó a andar para encontrarse con su tamane amigo.

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27/04/2008, 22:04
Olmedilla

Le vió marchar, reflexivo. "Algún día necesitarás mi ayuda" pensó. Se perdió de nuevo por el campamento, caminando.

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27/04/2008, 22:05
Kan Boar

El fuego le relajaba. Se acordaba a cuando comía con toda su familia por la noche, al abrigo del fuego y las historias del viejo chamán de la aldea, que solía hablar de grandes batallas, comenzando por aquella frase que aún le hacía sonreir: ¡Había un esplendor de lanzas, un esplendor de lanzas!

Se miró las llagas de los hombros, destapándolas con el lienzo de algodón con las que las cubría. No estaba acostumbrado a cargar tanto peso en el petlakalli. Pero lo peor eran las cuerdas de esos gigantes de metal a los que llamaban "cañones", que te desollaban la piel.

Roberto volvió, y él se tapó las heridas, como pillado en falta.

-¿Qué tal? -preguntó.

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27/04/2008, 22:14
Roberto Salazar

Roberto se sentó al lado de su amigo y miró a los lados de forma discreta.

-Un pisaverdes me sigue la pista, no son gente de fiar.- explicó, como dándole una excusa por su retraso.

-El gran jefe teme a los blancos...les creían inmortales, pero ya no, ya no...ahora la guerra se le pondrá más dura si prosigue...Ya no son inmortales.

Repitió, reflexivo, al tiempo que le daba un trago al pellejo de agua

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27/04/2008, 22:14
Roberto Salazar

Roberto se sentó al lado de su amigo y miró a los lados de forma discreta.

-Un pisaverdes me sigue la pista, no son gente de fiar.- explicó, como dándole una excusa por su retraso.

-El gran jefe teme a los blancos...les creían inmortales, pero ya no, ya no...ahora la guerra se le pondrá más dura si prosigue...Ya no son inmortales.

Repitió, reflexivo, al tiempo que le daba un trago al pellejo de agua

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27/04/2008, 22:26
Kan Boar

Parpadeó, reflexivo.

-¿Que gran jefe? ¿Moctezuma, o el señor de Tlaxcala?

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27/04/2008, 22:29
Roberto Salazar

Sonrió, Roberto mirando a su amigo y se recostó en el suelo, sirviendole los brazos como almohada improvisada.

-Los dos están preocupados realmente. Es lo que importa. Pero si te soy sincero no pude fijarme bien, tuve que imitar a un blanco de poca cabeza.

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27/04/2008, 22:35
Kan Boar

-Es que lo eres -repuso, sonriente.

Le miró fijamente, luego comenzó a partirse de risa. Parecía que iba a ser una buena noche.

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27/04/2008, 22:51
Martín Mínguez de Villadiego

Satanás comía de su ronzal mientras observaba el vendaje que le habían puesto en el cuello. El emplasto que había debajo parecía hacer su efecto.

-"Descansa, viejo amigo... Hoy te lo has ganado"

Abrí y cerré mi mano herida. Aún dolía un poco, pero conservaba tanto su fuerza como su movilidad. Miré a mi alrededor. A lo lejos ví como uno de los nuestros intercambiaba palabras con uno de los porteadores. No pude reprimir un gesto de aprensión. ¿Otro posible espía? Por Dios... Están por todas partes... Y seguimos siendo pocos

La patrulla al mando de Cabal se acercaba. Vigilaban el perímetro.

-"¡Salud la compañía!"

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27/04/2008, 23:53
Ameyal Tonatzin

Miré al hombre que me preguntaba con aquella actitud que yo aborrecía no sólo en pálidos como él, respiré profundo, al fin que nada me costaba responder.

-Eso era un general otomí-respondí.-Suelen ser muy fuertes y buenos guerreros... Pero supongo que ya lo sabéis. Si vuestra merced no necesita nada más, me retiro...

No esperé a que me respondiera, total que de mí no necesitaba nada en verdad y que además, yo no estaba por la labor. Después de todo había algo en su mirada que nada me gustaba. Me alejé lentamente, sin darle la espalda y pretendiendo mirar al suelo, eso era lo que a ellos les gustaba.

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27/04/2008, 23:58
Ameyal Tonatzin

Me alejé del jinete para acercarme al fuego, allí estaba Kan Boar, quizás no era buena idea molestar pero al menos ahí estaba el que me había salvado la vida y en otro lado, las miradas se hacían extensivas y duras sobre mí o al menos así lo sentía, demasiado tarde me di cuenta, pues ya me había acercado lo suficiente, que había un hombre blanco con él, estaba recostado en el suelo, mirando al cielo y con los brazos bajo su cabeza.

-Espero no incomodaros...-dije pensativa.

La verdad es que jamás pensé verme envuelta en algo así, no temía a los combates o a la sangre, había crecido en un mundo así, pero la desconfianza y las insinuaciones me hacían desear haber caído cuando Kan me salvó.

-¿Puedo sentarme, hace un poco de frío y...?-miré tras de mí, había escuchado un grito que no era más que de alguno que doña Francisca estaba curando.-Soy Ameyal Tonatzin, señor.

Me presenté antes que se me acusara de irrespetuosa, uno nunca sabía con aquellos hombres de cuál de todos vendría el espadazo.

-Maldito seas...-balbuceé mientras con la mirada buscaba a alguien más.

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28/04/2008, 00:23
Kan Boar

Sonrió al verla llegar, incorporándose pero sin levantarse. La miró un momento, y luego a su amigo blanco.

-No se preocupe, señorita Tonatzin. Es un amigo, nos conocemos desde hace bastante tiempo.

La invitó a comer algo de lo que tenía allí (carne salada y tortitas de maíz) cuando se sentó.

-Creo que él sabe hablar su lengua.

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28/04/2008, 00:27
Ameyal Tonatzin

-Gracias-dije tomando lo que me daba y sentándome frente a ellos.

Cuando señaló al hombre y dijo que él sabía mi lengua, detuve la mordida al pedazo de carne y lo miré incrédula. Ladeé la cabeza, negué levemente, me acerqué un poco más al fuego, entrecerré los ojos y lo miré bien: simplemente no podía ser.

-¿Quen motoca? ¿Campa mochan?-pregunté al hombre mirándolo fijo a los ojos.

Y esperé paciente a qué respondiera.

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28/04/2008, 01:08
Juan Miguel de Quart

La batalla no ha estado nada mál: muchas najas por su parte y un caballo por la nuestra...seguro que su dueño no opina lo mismo que yo pero qué se le va a hacer, que hubiera tenido más cuidado.

Del campo de batalle recuperé cuantas flechas pude y posible recuerdos de otra jornada victoriosa. A fin de cuentas por ahora no hemos visto nada de oro y por poco que encuentre puede ser útil en una partida...o a la vuelta a casa si no conseguimos anda productivo. Cortés, Cortés.
Después me dediqué a vaguear por el campamento sin un rumbo fijo.
-Buena guardia mi sargento. Le comenté a Cabal según pasaba con su patrulla.
Alrededor de un fuego se encontraban la mujer intérprete, el indio esclavo y cierto burócrata del que no sabía nada de él.
Me acerqué a calentarme un rato.

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28/04/2008, 01:17
Juan Miguel de Quart
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

No sé si están hablando chontal u otro idioma raro del lugar, pero por si acaso pego la oreja durante el rato que estoy calenténdome a ver si me entero de algo.
No es nada personal, pero mi a mi personaje no le cae muy bien el indio (y de los burócratas ni te cuento ) y si puede pillarlo en un renuncio pues mejor que mejor. Además, quizás se escuchen cosas interesantes sobre Cortés o d. Pedro.

Por cierto, me gustaría hablar con d.Pedro tras la visita de los emplumados de los embajadores.

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28/04/2008, 01:56
Rouger Carandell

Tras la batalla, Carandell, decidió tomar el arma de su enemigo vencido y la guardó en su morral. Luego reflexionó meditabundo con un poco de vino en la mano sobre el combate. Aquel pobre diablo había muerto por su país se preguntaba que pensarían los indios de los españoles llegando con todas sus armas novedosas, que sentirían por el cuerpo al ver como han caido 300 de ellos y solo un caballo de los españoles. Vió como la india intérprete charlaba con un porteador y con uno de los cristianos, sonrió bajo su mostacho, con simpatía pensando que tenían derecho de disfrutar del descanso, que no eran traidores y que tenían el mismo derecho que todos a ser respetados. En esos pensamientos estaba sumergido mientras patrullaba el perimetro del campamento

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28/04/2008, 16:14
Fernán-Nuñez "El Cartagenero"

Tras el combate con el Indio estaba exhausto, me sorprendió que no me atacaran tras matarle, así que aprovechando que en el fuego estaban todos sentados y entre ellos la india (Ameyil...Amayal...como cojones se diga) me senté y le pregunté:

"Perdoneme que le moleste Amiyel, ¿Podría explicarme por qué no me atacaron?"

Bebí un trago de vino mientras esperaba respuesta:

"¡Dónde están mis modos! ¿Un traguito?" pregunté ofrenciendole a ella y a todos los que allí sentados estaban.

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28/04/2008, 16:24
Rouger Carandell

Carandell decidió tomar asiento junto al Cartagenero, Doña Ameyal, el porteador y el guía se acercó y dijo
¿Me permien vuess merced tomar asiento si no es menester?
Tenía intención de compartir experiencias sobe la batalla con ellos, era un grupo diverso y se podía sacar algo en claro de lo que pensase cada uno de la expedición

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28/04/2008, 16:27
Roberto Salazar

Roberto acompañó con la carcajada a su amigo el indio, por fin, un momento de tranquilidad, sin miradas de sospecha o rencor. En ese momento, se acercó una muchacha que parecía conocer al indigena. Él se tocó el ala del sombrero.

-Los amigos de Kan boar son amigos mios.

Declaró. Le ofreció a la muchacha un pellejo con agua, es todo lo que tenía. Se incorporó, quedando sentado, con ayuda de un palillo removió el fuego para mantenerlo vivo.

-Roberto Salazar, señora, soy de Isabella...- respondió en castellano.

La voz de un nuevo hombre le hizo volver la cara, más no le dijo nada, se acarició el mentón y negó con la mano al ofrecimiento de vino.

-No, gracias.

El introvertido guia apoyó su palo en el hombro para que no estorbara a los presentes y una vez más volvió a tocarse el ala del sombrero con la aparición de Rouger.

-Temome que sólo tenemos carne salada, algo de maiz y agua.

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28/04/2008, 16:48
Ameyal Tonatzin

Quité esa mirada de incredulidad porque al menos había entendido aquellas dos frases que le había dicho. ¿Isabella? ¿Sabía yo dónde estaba eso? Quizás no pero era lo menos importante, la verdad que luego de la incrdulidad, había dado paso a la sorpresa: un pálido hablando mi lengua. Le hice una breve reverencia con la cabeza, se merecía mi respeto al menos. Bebí del agua que me había ofrecido.

-Él es más que un amigo, señor Salazar, me salvó la vida-y era verdad, a Kan Boar le debía más que a nadie en el mundo.

En ése momento se acercaron dos hombres más y luego un tercero que me preguntó por qué aquel indio no lo había atacado. Lo miré a los ojos, poco sabían de las formaciones y las actitudes de los indios.

-Mi nombre es Ameyal, señor-dije con una sonrisa pero sabiendo que quizás jamás pudiera pronunciarlo bien.-Y la razón por la cual no os atacó es porque matasteis al general y eso significa que perdieron la batalla...
Me volví a Salazar para entregarle su pellejo.

-Quizás podáis ayudarme con el nombre...-bromeé.

Mi humor había mejorado a pesar de Mínguez.