Partida Rol por web

In Hoc Signo Vinces

Tenochtitlán

Cargando editor
Cargando editor
28/03/2008, 15:46
Moctezuma II Xocoyotzin

En la gran capital, los mensajeros entraban y salían del majestuoso palacio del gran Moctezuma Xocoyotzin con noticias cada vez más preocupantes. El reflexivo monarca, que apenas se mostraba en público, recurría cada vez más al consejo de augures y sacerdotes. Y lo más inquietante es que algunas de sus predicciones se estaban cumpliendo.

El retorno de Quetzalcóalt era, quizá, un hecho. ¿Quería arrebatarle el trono? Sin duda estaría furioso por la desaparición de los sabios toltecas hacía ya muchas generaciones. Ellos habían aprendido de su sabiduría, al igual que los decadentes mayas aún seguían adorando a su Kukulcán, la serpierte emplumada. Hombres blancos y barbados habían regresado a las costas, pero por ahora tan solo se contentaban con hacerse amigo de los cobardes totonacas.

El mensajero entró, según el ceremonial, cubierto por un pesaco y sucio saco y humillándose, casi arrastrado por el suelo, con gran reverencia. Dió su informe al huey tlatoani, el gran orador, jefe supremo de la nación méxica.

-Mi gran señor. Los teules no se marchan. Nuestros hombres en Cempoala dicen que aquel que los dirige, al que llaman Cortés, desea venir a Tenochtitlán a hablar con vuestra majestad.
-¿Hablar conmigo?
-Sí, majestad.

Cargando editor
28/03/2008, 15:54
Cihuacóatl Matlatzincátzin

A la derecha del emperador, el gran cihuacóatl, el "mujer serpiente", gran consejero y segundo al mando del imperio, miraba al emperador con preocupación. Sabía lo que pensaba, y se propuso usarlo contra él.

-Majestad... Deberíamos asegurarnos de que los teules son en realidad dioses, y no simples mortales como afirma el tlatoani Tabascoob de los mayas.

Se mantuvo firme, hablando con naturalidad.

-Conozco a Tehuitle, es un perro gordo y resentido. Aún no olvida que debe pagarnos tributos, y creo que está intentando aprovecharse de los teules. Si enviáramos a los recaudadores, le forzaríamos a mostrar sus cartas, y ver si realmente desea traicionarnos o no.

Cargando editor
28/03/2008, 15:58
Cuauhtemoc

El general y campeón jaguar, primo de Moctezuma, estaba allí. Su carácter fiero se había negado a despojarse de sus símbolos de rango en presencia de aquella abyecta y vacilante mujer que era su primo. Un jefe indigno y melancólico, que apenas se mostraba a su pueblo, y jamás lo había dirigido en el combate.

Allí se discutía sobre espiar a los teules, pero aquello le revolvía las entrañas. Dió dos pasos hacia el emperador, firme.

-Majestad, no son dioses. Vuestra majestad sabe que incluso los narigudos mayas del Yucatán pudieron vencerles hace un año, y que sacrificaron sus corazones a sus antiguos dioses. Son mortales, pues no olvidéis que uno de ellos es ahora un tlacateccatl de los mayas, y ha tenido hijos como todo hombre que no es estéril.

Todos sabían que los dioses, si se acuestan con una mortal, la matarían al desgarrarla por dentro. Los dioses no pueden cohabitar con simples mortales. Intercambió una mirada con Matlatzincátzin, que le miraba con cierto desprecio por haberse atrevido a hablar directamente con el emperador.

-Majestad... -dijo, cambiando a un tono más humilde, y acercándose algo más- Dadme el mando del ejército acantonado en Jalapa y yo mismo les lanzaré de nuevo al mar, y sacrificaré sus corazones en honor a Huitzilopochtli... No debéis permitir que os traten como a los mayas vencidos.

Cargando editor
28/03/2008, 16:11
Moctezuma II Xocoyotzin

El cihuacóatl iba a hablar, pero Moctezuma alzó una mano, deteniendo sus palabras. No quería iniciar otra pelea entre aquellos hombres en sus propios aposentos. Le aburría terriblemente oirlos discutir. Miró a Cuauhtemoc, que esta vez si agachó la mirada, como debía.

-Mi buen primo... -le dijo- Conozco de sobras tu valentía y arrojo, pero hemos de hacer caso a los dioses. Ellos nos han dado todo lo que tenemos, y debemos dar gracias por ello.

Se giró a Matlatzincátzin.

-Cihuacóatl, quiero que enviéis a más espías con Tendile. Tenéis razón, debemos saber si está o no de nuestro lado, así que este año adelantaremos el cobro de impuestos. Enviad, pues, a los recaudadores, y con los espías a unos cuantos pochteca de confianza, que deberán informarme directamente de todo cuando hagan los teules, y responder a mis directrices.

Miró al mensajero, que seguía tirado por el suelo.

-Podéis marcharos, mensajero.

El hombre abandonó la estancia, arrastrándose del mismo modo en que entró.

Cargando editor
06/04/2008, 15:44
Moctezuma II Xocoyotzin

El emperador comía en sus aposentos privados, reflexivo. Habían sacrificado al menos a diez guerreros tlaxcaltecas en el altar de Quetzalcóatl, intentando aplacar al dios. El año era adverso para los gobernantes, Uno Caña. En medio de sus reflexiones, llegó el cihuacóatl.

Cargando editor
06/04/2008, 15:49
Cihuacóatl Matlatzincátzin

El segundo hombre del imperio tomó asiento frente a Moctezuma, y fue servido con muy ricas viandas. Al contrario que el emperador, podía comer un plato entero, ya que una vez que Moctezuma probaba uno de sus platos, este era retirado y reemplazado por otro.

-Los teules siguen avanzando, pero los pochtecas informan de que antes de pasar por Cholula, lo harán por Tlaxcala.

Cargando editor
06/04/2008, 15:58
Moctezuma II Xocoyotzin

El emperador detuvo el muslo de pavo antes de llevarlo a la boca, mirando fijamente a aquel hombre viejo y experto, incrédulo. ¿Tlaxcala? ¿Que podían querer los dioses en la tierra de sus enemigos? No había prestado mucha atención a que los totonacas les proporcionaran una escolta, ya que no suponían ninguna amenaza, y era comprensible siendo ellos tan pocos.

-¿No lo habéis impedido?

Cargando editor
06/04/2008, 16:01
Cihuacóatl Matlatzincátzin

Asintió con la cabeza, grave.

-Señor, nuestros hombres obstaculizaron el camino hacia Tlaxcala, pero los teules se proponen marchar através de los pasos hacia la meseta... ¿Debemos atacarles?

Le miró, significativamente.

Cargando editor
06/04/2008, 16:03
Moctezuma II Xocoyotzin

Marchar hacia Tlaxcala. ¿Que clase de locura era aquella? ¿Pretendían acaso derrotar a sus enemigos y presentarse en su capital como los salvadores del imperio? ¿Acaso no sabían que Tlaxcala tan solo era un "criadero de guerreros" para sacrificar en sus templos? Parpadeó, al escuchar a Matlatzincátzin, alzando la mano para que guardara silencio. Dejó el muslo sobre el plato, y un cabizbajo criado lo retiró enseguida.

-No... no. He dado mi palabra de que serán recibidos, y tienen mi amistad. Si quieren morir, de eso ya se encargarán los tlaxcaltecas... Se les da bien la guerra, y lo sabéis.

Sonrió, despacio.