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In Hoc Signo Vinces

Tras los pasos de Cortés

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25/05/2008, 15:38
Director

Anáhuac, 1519

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25/05/2008, 15:38
Director

Tercera semana de viaje.

El vigía del San Justo da una voz al amanecer. En el delta de un río, junto a unas ciénagas, una verdadera ciudad de madera con un fondeadero natural se alza ante los viajeros. Los cañones que asoman por las aberturas de la empalizada y el pendón que castilla que hondea en lo alto de la torre de vigía no deja lugar a dudas: españoles.

El capitán hace sus cálculos, y sabe que han llegado a Villa Rica de Veracruz, la ciudad que Cortés ha fundado en Tierra Firme, contraviniendo a las indicaciones del gobernador. Por eso, sospecha, le reciben con un cañonazo de advertencia, y un bote se adelanta a parlamentar. Tras mucho palique, el enviado de la ciudad queda convencido de que no son hombres del gobernador Velázquez, sino enviados por el gobernador de Jamaica en apoyo de Cortés.

La noticia de que traen armas, víveres, municiones y caballos se extiende como la pólvora, y la hostilidad inicial es reemplazada por un gran júbilo y una bienvenida digna de príncipes. Esclavos, indios y españoles se afanan, pronto, en atracar el San Justo y comenzar a vaciarlo de las preciadas vituallas europeas, sobretodo el muy apreciado vino.

El corregidor de la villa y alcaide de su "fortaleza", el capitán Juan de Escalante, invita a esos hombres esa misma noche a su "casa", una gran casa de madera construída al estilo europeo en la plaza principal y patio de armas de la villa. Según se rumorea, Cortés la había ocupado hasta su partida.

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25/05/2008, 16:01
Juan de Escalante

El salón principal de la casa del corregidor era austero de factura, pero bien amueblado. Parte del mobiliario más pesado de Cortés, como algunas mesas de caoba y sillas de buena labra, se habían quedado allí. La única decoración con que contaba el lugar era el penacho de un jefe indio colgado en la pared, y junto a él una bandera de la vírgen maría que rezaba "In hoc signo vinces", en clara referencia al sueño del emperador Constantino.

Los hombres sentados en torno a la mesa, que eran bastantes, comenzaron a dar cuenta del vino y las viandas. Se trataba de carne de pavo asada con maíz. También había carne de ganso, pues era frecuente encontrarlo en las lagunas del país. Había, además, frijoles, que son como garbanzos pero más blandos al cocerlos en la olla. Sirvieron vino, pues era ocasión especial y digna para gastarlo, lo cual llenaba de alegría a los allí presentes.

Además de Escalante, se encontraban dos capitanes de Cortés, que se habían quedado allí en calidad de terratenientes y jefes de la exigua tropa con que contaba la ciudad. El capitán Núñez se hacía acompañar por el cirujano Torrejón, con el que había trabado incipiente amistad, como por el cabo Dorantes y el sargento Jódar, veterano de las Indias y conocido suyo. El corregidor sonreía, afable.

-Señor capitán, creo no ser el único que aplaude vuestra llegada. La escasez de víveres "apropiados" se hacía sentir, ya sabéis que los españoles siempre preferimos yantar cosas de nuestra tierra. Y en cuanto a las armas y cañones, nos hacían gran falta. En cuanto a vuestros hombres, si me permitís el atrevimiento, creo que deberían quedarse aquí y ayudarnos, que gran falta nos hacen y bienvenidos son.

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25/05/2008, 16:12
Javier Núñez de Oviedo

El capitán probó el vino, sonriente, mientras escuchaba al corregidor. Intercambió una mirada con sus acompañantes, cuando la conversación derivó hasta el punto crítico de los hombres y los pertrechos. Mucho había esperado, el bribón.

-Mis cincuenta hombres, señor Escalante, ansían seguir las huellas de vuestro capitán general. Yo mismo, debo confesaros, tengo instrucciones del gobernador de Jamaica para entregar un número determinado de pertrechos y todos mis hombres a Cortés.

Hubo un silencio incómodo. Sin duda, cinco caballos, tres culebrinas (más las piezas de artillería del buque) y los 15 ballesteros y arcabuceros que iban en el grupo eran un suculento botín para aquellos "colonos" faltos de todo.

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25/05/2008, 20:27
Andrés Dorantes de Carranza

Entre las provatas de vino escucho con atención la bienbevida de nuestro cortejor y la respuesta de nuestro capitán, a lo que tras hablar el con mucho cuidado digo:

Sabe bien mi capitán , que aun siendo poco el camino que hemos corrido juntos, estaría bien satisfecho en lograrme su aproBación si en ello costará quedarme en este fuerte y ser agua que aguante al maltrecho.

Tomo un poco de vino y mirando a Juan de Escalante prosigo diciendo. No se ofenda mi buen Juan, pero ha de reconocer que este fuerte esta debilitado debido a las hambrunas y que un poco de mano saciada por pan sería miel que traería la misma virgen.

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26/05/2008, 21:04
Ignacio Torrejón

El Cirujano Torrejón, que andaba sumamente interesado en la conversación, miraba atento y con algo de pasmo a los contertulios dialogar en un tono mucho más tenso de lo que parecían pretender. El tema, que afectaba a sus deseos de manera directa, le llamaba la atención, y, aunque no se atrevió a hablar entre gente de tanto montante, si que dejó un breve comentario en susurros al Capitán Nuñez:

-Debiéramos andarnos con tiento, pues siendo como somos los españoles, que cuando vemos acercarse hermanos, primeros disparamos y luego preguntamos, por si acaso- dice refiriendose al episodio de aquella misma mañana -una negativa no sentaría muy bien a sus entendederas. Usted mismo a podido comprobarlo y en estas caras que vemos se ve mucho desamparo...-

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26/05/2008, 23:38
Andrés Dorantes de Carranza

Mientras bebía algo de vino escucho la parabola del cirujano y no puedo redimir una carcajada que por poco me ahoga, tras limpiar mi rostro digo: Pues hay bien, atisbo el cirujano, perdone pero creo que no nos han presentado Andrés Dorantes de Carranza, digo mostrandole mi mano.

Me acerco algo más a él y le digo: Por lo que veo tenemos el mismo sentido del humor, nunca viene mal un oido amigo con el que relajarse, ¿no cree?.

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30/05/2008, 14:15
Javier Núñez de Oviedo

El capitán hizo oídos sordos al caballeroso ofrecimiento de Andrés. Parecía que aquel hombre, haciendo honor a su fama, tenía muy claro lo que quería, aunque eso pudiera costarle el cuello.

-Nuestra intención es partir cuanto antes tras los pasos de Cortés, y unirnos a sus fuerzas. El gobernador pone también a disposición de vuestro capitán general el San Justo, su marinería y el resto de vituallas y armas que este carga... Lo cual, creo, os vendrá muy bien.

Hubo murmullos, pero él siguió cenando, tranquilamente. Al final, hizo una pregunta.

-¿Cabría alguna posibilidad de que consiguiéramos algún guía nativo o algún correo que sepa el camino?

- Tiradas (1)
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30/05/2008, 14:20
Juan de Escalante

Convencido por la palabrería de aquel hombre, accedió de mala gana a sus intenciones, dándole la callada por respuesta. Su respuesta le cogió a contrapié.

-Según se, hay correos cempoaltecas, que así se llaman los indios del país, que se comunican regularmente con las fuerzas del cacique Mamexi, que apoyan a Cortés... Trataré de encontraros alguno.

Suspiró, resignado, y alzó su copa.

-Por los hombres valientes.

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30/05/2008, 16:42
Ignacio Torrejón

Cuando Ignacio se disponía a contestar a Andrés, el Capitán redobló su esfuerzo por convencer a Juan de Escalante de la prioridad de sus planes, por lo que no se atrevió a interrumpir. Permanece callado y expectante dada la tensión que durante fracciones de segundo, pero cuando finalmente el Capitan sale airoso de la su confrontación y se alzan las copas en un brindis, Ignacio no desperdicia la oportunidad de saludar cortesmente, copa en mano, a Andrés, para que no tome su silencio como un desarie, y aguarda a que la mesa se distraiga de nuevo en múltiples conversaciones antes de volver a hablar.

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11/07/2008, 16:16
Director

Cempoala es muy distinta a cualquier aldea taína que hayáis visto. La exigua expedición del capitán Núñez, con ciencuenta soldados armados de lanzas, espadas y rodelas y unos pocos arcabuceros, ballesteros y jinetes, llegó hace varios días a una auténtica ciudad amurallada con grandes templos en forma de pirámide y casas de cal y canto.

El cacique Tendile, un indio muy principal de grandes plumajes y carnes rollizas, recibe al capitán con deferencia pero con cierta distancia diplomática. El traductor, un indio maya que había conocido al desaparecido Melchorejo, traduce a duras penas y ambos hombres entablan un diálogo elemental. El cacique ruega al capitán que dejé allí a sus hombres, pues el emperador Moctezuma, señor de aquel país y que vive en una gran ciudad a muchas leguas de distancia, está molesto con él.

El capitán rechaza con muy buenas maneras el ofrecimiento, y mediante astutos subterfugios consigue que el cacique asigne una buen puñado de porteadores y mujeres siervas, que en aquella tierra les dicen naborias, para acompañar a la expedición y ayudar a los esclavos taínos traídos de Jamaica a tirar de las pesadas piezas de artillería.

Tras haber disfrutado, al menos unas noches, de buena comida y mejor compañía, la columna comienza a caminar, alejándose de la populosa y fascinante urbe (sobretodo para el cirujano Torrejón), iniciando la marcha hacia una ciudad en un puerto de montaña, que los naturales llaman Jalapa.

Notas de juego

-Podéis describir algo del viaje, si os parece bien.
-Dorantes es cabo de escuadra, y los 5 hombres bajo su mando están encargados de vigilar a los porteadores durante la marcha.

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16/07/2008, 22:48
Ignacio Torrejón

El más bien reservado Cirujano Torrejón mantiene en todo momento un semblante expectante que roza el ridículo, siempre observando analíticamente su entorno hasta lo más elemental, como si su afán de saber fuese una exagerada exasperación por acumular datos irrelevantes.

Es más bien común que podáis verle perdiendo el paso o alejándose involuntariamente del camino mientras aprovecha para esbozar con un carboncillo en su libreta algunas palabras o algunos trazos que describan aquello que le llame la atención. A pesar de ello en ningún momento se muestra distante y aprecia notablemente cualquier momento de conversación durante el viaje, siendo más bien moderado y correcto al hablar.

En cuanto su profesión, la aparición de mosquitos y torceduras hace que pronto se vea obligado a remangarse y procurar salud a aquellos que se han visto lastimados, pasando a ser celebre por su tranquila inflexibilidad en cuanto a lo que sus prescripciones se refiere.

Notas de juego

No tenía muy claro que poner, de manera que...

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10/08/2008, 16:38
Director

El viaje hacia Jalapa se hizo largo y pesado. Tras abandonar el húmedo bosque y los maizales, el sendero ascendía por un paraje cada vez más rocoso y frío. Aunque el viento no era una molestia, la humedad llegaba a hacer tiritar por las noches.

A punto de superar aquel puerto de montaña, en un mal y estrecho paso los caballos comenzaron a ponerse nerviosos. Temiendo una celada, el capitán Núñez mandó por delante a uno de los jinetes, que regresó al cabo con grandes sudores y una flecha alojada en los cuartos traseros de su montura. Comenzó a gesticular, nervioso. Entonces, los indios aparecieron tapándoles la salida de aquel paso. Llovían piedras y jabalinas sobre los españoles.

Notas de juego

Una tirada de 3d6 con dificultad 10 para ver si tenéis suerte y no os cae nada encima.

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10/08/2008, 16:43
Javier Núñez de Oviedo

El capitán bajó el visor de su celada, desenvainando la espada mientras paraba con su rodela una pedrada. Se giró al cabo Dorantes, bramando.

-¡Muro de rodelas! ¡Arcabuceros y ballesteros detrás!

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15/08/2008, 13:29
Ignacio Torrejón

Algo confuso al principio pronto el cirujano Torrejón intenta ponerse a cubierto en uno de los laterales del camino. Más preocupado en su bienestar que en plantar batalla, una vez está a cubierto y sin ninguna flecha por añadidura, saca su espada corta e intenta aparentar en guardia.

- Tiradas (1)
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23/08/2008, 17:38
Andrés Dorantes de Carranza

Mi mirada se encontraba dislumbrando todo el paisaje que nos acompañaba desde hacia ya tiempo, cuando mis oidos encontraron en medio de este paisaje y su follaje el bramido de Javier Nuñez, gracias a la cual esquive el primer emiste del enemigo.

Rufianes inpios, no agradecereis vuestra suerte, digo en halaridos mientras desembaino armas.

- Tiradas (1)
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23/09/2008, 00:17
Director

Los indios cargan con denuedo y algo de desvergüenza, sucumbiendo a decenas por el disparo de las culebrinas, arcabuces y ballestas. Pero, parece, eso no les asusta, y siguen avanzando. Pronto, chocan contra el muro de rodelas y se entabla un furioso cuerpo a cuerpo.

Andrés es atacado por un indio con una lanza, mientras que Ignacio es requerido para ayudar a recargar uno de los cañones o defender a sus artilleros. Sea como fuere, antes deberá ocuparse de un indio que está de espaldas a él, peleando contra un rodelero, y que le barra el paso.

Notas de juego

Andrés, una tirada de rodela para parar y otra de armas pesadas si quieres atacar (defensa normal y ataque normal). Tira también el daño de la espada (1d6+4)

Doctor, una tirada de armas cortas, con su daño correspondiente (1d6+2)

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24/09/2008, 13:56
Andrés Dorantes de Carranza

 

Maldito impio, no creeras que te sera facil, digo entre rugidos y alaridos mientras me defiendo de su ataque.

Ni esa lanza podria herirme a manos de un inepto como tu, aqui tienes tu relid. Digo mientras avanzo hasta el para asestarle un embiste con mi espada.

- Tiradas (3)
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25/09/2008, 11:47
Ignacio Torrejón

-¡Uñiakg!- Ignacio deja escapar un indescifrable grito de espanto y apuro mientras con tiento intenta lanzar una buena cuchillada al salvaje que le corta el paso. Aunque sin mucha destraza el doctor sin consigue alcanzar a su oponente, el cual, casi sin verlo venir, se encuentracon una cuchillada despitada en el abdomen...

- Tiradas (2)
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01/10/2008, 16:24
Andresillo Montes

En auxilio del cirujano, un ballestero que peleaba junto a Andrés Dorantes se gira, encara su arma y suelta una saeta a bocajarro en la cara del indio, que le mata al instante. Ya tiene vía libre, mientras los demás siguen peleando contra una marea creciente de enemigos.

- Tiradas (3)