Partida Rol por web

- Hemos tenido suerte de que nadie nos descubriera. - Comentó Artie bastante seguro de sus palabras. - Supongo que en gran parte ha sido gracias a vuestra acción de despiste. - Sonrió. - La parte mala es que sin duda nos habremos dejado muchos detalles sin descubrir... - Se encogió de hombros resignado. - Veréis, lo que hemos podido descubrir no es mucho, pero sí que confirma la implicación de esta gente en el asunto. - Tomó aire, hizo una pequeña pausa y comenzó con su explicación. - Para empezar nos encontramos con una serie de extraños artefactos. Estatuas medio hombre, medio animal. He tomado fotografías. Engullían niños o otros seres a los que sólo se les veían las piernas. Había cuadros de personas envueltas en una neblina y aterradas por extraños seres sin forma, muy grotesco. 

Hizo una pausa, de levantó el sombrero y se secó el sudor de la frente con un pañuelo. Luego prosiguió con la narración.

- Allí había seis pequeñas cajas de embalaje marcadas "AP", todas con direcciones: H.A. Wilcox, 7 Thomas Street, Providente, Rhode Island, EE.UU.. Mr. W. Whateley, Lista de Correos, Dunwich, Massachusetts, EE.UU., Mr. Herbert West, Universidad Miskatonic, Arkham, Massachusetts, EE.UU., Omar Shakti, Gezira Mohammed, El Cairo, Egipto. - Desveló.

¿Cómo recordaba todo aquello? No lo necesitaba, pues se había hecho con aquellas cajas y simplemente las fue sacando de su mochila y leyendo dichas direcciones. 

- Luego pasamos a un despacho. - Afirmó. - Una oficina... En la mesa había cartas de navegación enrolladas y una que parecía estar en buen estado era un mapa de la Isla del Dragón Gris. También había atlas geográficos y de ferrocarriles, almanaques de compañías navieras, aranceles de aduanas de todo el mundo, libros de contabilidad, libros con recortes de prensa y fajos de papeles, la mayoría en chino, ocupando las estanterías tras la mesa-escritorio. - Explicó. - No sé que es esa isla del Dragón Gris, pero creo que deberíamos descubrirlo. 

Se puso serio. Si todo aquello no confirmaba de nuevo que Ho Fong estaba en el ajo, lo próximo que iba a desvelar si lo haría. 

- Nis dio tiempo a ver en los ficheros fue que según los mismos, ese tal Ho Fong había intercambiado objetos con la Fundación Penhew en Londres y un tal Ahja Singh en Mombasa. - Dijo muy serio. - Objetos de arte principalmente, aunque también libros. Y también hubo transacciones con Tokio y Río de Janeiro, cargamentos de equipo de minería para Mortimer Wycroft, de Cuncudgerie, en Australia Occidental. - Se encogió de hombros y miró a Warren. - ¿Algo más? - Le preguntó.

Si su compañero y amigo no tenía nada más que decir, se disponía a abriras seis cajas que había sustraído del almacén. La curiosidad era enorme por ver el contenido y quizás aquello les ayudase a comprender mejor a que se enfrentaban. O puede que no...

- Eh… no, creo que ese es un gran resumen, Artie – confirmó las palabras del investigador.

- Quizás un par de detalles menores. Si queremos volver a entrar, en la planta de abajo hay una trampilla de hierro pesada que seguramente da a las aguas sobre las que está la nave. Tiene un cerrojo poco complicado, pero que no pudimos abrir de momento. Podría ser una ruta de entrada alternativa, o si entra uno solo puede abrirlo para que los demás entren por ahí, aunque las huellas mojadas iban a ser poco discretas si algún matón de esos decide entrar como pasó al final de nuestra visita.

- También había una caja de caudales en la oficina que no pudimos abrir. Tenía pinta de importante.

Warren aún seguía impactado por lo que habían visto allí dentro. No dejaba de darle vueltas a las esculturas y pinturas que habían visto.

Ir de nuevo a entrar yo lo dejaría descartado, al menos por el momento- dice Anna tras escuchar toda la información- mantuvimos la distracción todo lo que pudimos, pero luego salió un tipo que a todas luces era el jefe que desde luego asustaba bastante. Cuando vean que os habéis llevado quizás refuercen la seguridad.

A grandes rasgos creo que todo vuestra investigación en el almacén ha sido bastante exitosa. Ahora veamos a ver que nos has traido Artie- dijo mientras esperaba que abriera aquellas cajas.

De vuelta al hotel, nos reunimos después de descansar un rato y asearnos. Teníamos que haber conseguido algo que nos resultase de utilidad, pero sobre todo, esperaba que hubiese algo que nos pudiera ayudar a encontrar a mi hermano.

Artie dijo que habían tenido suerte y me ilusioné al esperar alguna clase de documento que tuviese información al respecto. pero de entrada, solo habló de artefactos y cuadros extraños.

-Supongo que eso cuadra con todo lo que habéis podido ver antes de llegar aquí -comenté.

Después habló de las cajas de embalaje. Eran muchas las direcciones, por lo que realmente no tenía mucha confianza en sacar algo de todo ello.

Sin embargo, sí que había descubierto algo, el nombre de esa isla.

-Desde luego, sabiendo que allí podría haber algo, porque para eso hay un mapa, deberíamos ir. Quizás en el barco encontremos también alguna referencia a la isla -dije, pensando más para mí misma que otra cosa.

Luego Warren sugirió lo de la trampilla, pero al igual que Anna, coincidía en que volver no era muy seguro. Dudaba que no se hubiesen dado cuenta de que alguien había estado por allí dentro.

-No, yo tampoco creo que debamos regresar. Conformémonos con lo que tenemos y vayamos intentando obtener más pistas de otros lugares. Si no, lo único que conseguiremos será ser atrapados.

Sin perder más tiempo, procedisteis a abrir las pequeñas cajas que Artie había traído, mostrando lo que parecían ser algunas piezas mecánicas que la mayoría de vosotros no habíais visto nunca, pero daba la sensación de ser elementos de repuesto para alguna clase de vehículo.

Sin embargo, los conocimientos de mecánica que teníais la mayoría no os permitía saber exactamente para qué servían o de que clase de vehículo formaría parte. ¿Un tractor? ¿Un coche? Y en todo caso, ¿era un carburador, cilindros? 

La verdad era que lo último que esperabais era encontrar algo así. Hubiera sido más normal que contuviesen piezas de arte extraño o de importancia arqueológica, lo que quizás fuese más acorde con lo que estabais descubriendo poco a poco.

¿Qué sería todo aquello?

Warren miraba aquellas piezas como si fueran el puzle más difícil de su vida. Al lado de esas piezas mecánicas desentrañar los secretos de los antiguos faraones parecía un juego de niños para el profesor.

- ¿Alguien tiene idea de para que pueden servir? ¿Y por qué enviarlas a diferentes personas del mundo? – aquello no tenía sentido salvo que quisieran asegurarse de que una máquina no se construyese – Quizás podríamos enseñárselas a algún especialista en mecánica…

Anna observa aquellas piezas sin mucho que decir. No tenía ni idea de lo que estaba viendo y de que podía servir. 

- Si, eso había pensado. - Confirmó las palabras de Warren. - Si cuando nos despertemos mañana seguimos aquí... - Y dijo aquello en doble sentido, vivos y en aquella maldita ciudad llena de amarillos. - Podríamos ir pedirle a nuestro guía que nos lleve a algún taller mecánico o algo... - Se encogió de hombros. - No obstante, debemos decidir que hacer ahora. ¿Ama... Oscura? - Dejó caer.

Mis conocimientos sobre mecánica eran más bien escasos, por lo que la visión de todas aquellas piezas no suponía nada para mí. No iba a decir que servía para cocinar y hacer un magnífico souflé, pero casi casi. En lugar de eso, esperé a ver si alguno de los demás sabía más que yo... lo cual no ocurrió.

Así que a la vista de aquello, estaba claro que debíamos dar algún paso más. Cuando Artie recordó de nuevo lo del barco, yo asentí con la cabeza.

-El Ama Oscura debe ser nuestro siguiente paso. Puede que no tengamos otra oportunidad, así que si queremos llegar a algo deberíamos intentarlo... esta noche. En cuanto a lo de decírselo a Li... no me parece una mala idea. Quizás conozca a alguien que pueda decirnos lo que es.

Ese lugar es nuestra siguiente pista, si- dice Anna- y es nuestro siguiente lugar que debemos investigar. Salvo que queráis descansar podríamos ir esta noche como dice Susan. Aunque tendremos que ir bien preparados, por si acaso.

Ophelia se había quedado callada, escuchando todo aquello que decía Artie y anotandolo rápidamente en su bloc de nota. De vez en cuando iba señalando o subrayando algunos conceptos o nombres, pues quizá veía alguna relación.

Cuanto echo de menos la maquina de escribir, pensaba en un suspiro.

— Vaya así que la Fundación Penhew.. estaba claro que estaban relacionados. Los cuadros.. ¿no serían del estilo del pintor loco que vimos en Londres? Ese tal Miles Shipley... parecía medio lunático.

Luego siguió repasando lo escrito y les señaló una de las primeras paginas que había escrito en New York:

Expedición:

• Roger Carlyle
• La Negra
• Dr. Hutson (psicologo de Roger)
• Hypatia Masters. Fotografa.
• Jack 'Brass' Brady. Mano derecha de Roger.
• Sir Aubrey Penhew, no se sabe mucho de él.

— ¿'AP' Podría ser Aubrey Penhew? Nunca se confirmó su muerte y ya empiezo a pensar que en esa expedición había un topo, alguien de la secta. Sería brutal si pudieramos encontrar al Jack Brady ese, decían que se le vio hace tiempo por esta ciudad, a lo mejor siendo un tipo americano lo conocen por alguno de los lugares de turistas.

Se encogió de hombros, no sabía si iba encaminada o no, pero lo que tenía claro que había nexos en todos lados.

— Lo de la isla suena prometedor, me pregunto si será un lugar de culto suyo o quizá un almacén secreto.

Luego subrayó de nuevo el país africano que había vuelto a aparecer en todo aquel meollo.

— Esas piezas, ¿no serán de recambios para barcos?

- Ehm, sí… claro… eso es lo que pretendemos aquí, Ofelia, encontrar a Jack Brady… el hermano de Susan… ehem – dijo tratando de no hacer mucho hincapié en el tropiezo.

- Deberíamos ir al Ama Oscura, sí. O esta noche o nunca. Estará hasta medianoche y después zarpará. A saber cuando regresará a puerto. – confirmó Warren. Le preocupaba que si se habían dado cuenta ya de su excursión en el almacén reforzaran la seguridad del Ama Oscura. Con un poquito de suerte no se darían cuenta hasta mañana cuando vayan los trabajadores y el Ama Oscura ya haya zarpado.

- Mañana buscaremos un mecánico con ayuda de Li. Seguro que conoce alguno bueno en esta ciudad. – trató de mantenerse positivo, incluyendo el pensar que todos seguirían vivos y de una pieza mañana.

Ya estaba decidido antes de que llegaseis al hotel, pero necesitabais poner las cosas en claro y relajaros un poco después de toda la tensión del momento. Haber investigado en el almacén os había dado más hilos de los que tirar, aunque no una mayor claridad acerca de todo lo que estabais intentando descubrir.

No obstante, continuabais avanzando, de eso no había ninguna duda.

Cuando el sol empezó a ponerse, salisteis todos del hotel en dirección al puerto, para intentar introduciros en el Ama Oscura y descubrir lo que había en su interior. El riesgo era grande, pero quizás la recompensa lo compensase con creces. Solo teníais que esperar a que la tripulación bajase a tierra y aprovechar el momento.

En realidad, no tuvisteis que esperar demasiado. Nada más llegar, oísteis un montón de voces y risotadas y al mirar mejor, visteis que se trataba de la tripulación del yate, que estaba bajando a tierra. Se daban palmadas en la espalda, bebían de lo que parecían ser petacas y sin duda alguna, se encaminaban al primer bar que pudieran para terminar de emborracharse o irse con alguna prostituta, antes de volver a embarcar.

Era su rutina.

Desde donde estabais, apenas pudisteis ver su aspecto, aunque lo que visteis sí que os permitió daros cuenta de que eran bastante horribles. Acercaros más implicaría un riesgo importante, así que era mejor mantenerse a distancia. Obviamente, una vez se hubieron alejado, teníais el campo libre, aunque alguien debía estar aún a bordo, porque no era lógico que dejasen el barco a solas.

Seguramente, sería el capitán quien se habría quedado dentro.

Así que ahora teníais que entrar en el barco sin ser vistos, aprovechando la oscuridad y el breve espacio de tiempo que teníais hasta que los tripulantes regresaran, y no había tiempo que perder.

- Si queréis yo puedo quedarme esta vez aquí fuera vigilando. Mis rodillas cada vez están peor con esta humedad. Me preocupa que crujan y chasqueen en el peor momento llamando la atención de quien esté dentro aún vigilando. – comentó Warren preocupado por su desempeño indiscreto en el interior del almacén.

- Yo entraré. - Asintió a las palabras de Warren. - Creo que se me da bastante bien colarme en sitios. - Sacó a relucir si sonrisa. 

Tenían la oportunidad perfecta. Parecía increíble que después de toda la seguridad demostrada a primeras horas del día, ahora, al caer la noche, la tripulación se mostrara tan diferente. Tenían que aprovecharlo. 

Sin más, acariciando la empuñadura de su pistola, el detective se encaminó hacia la embarcación tratando de camuflarse entre las sombras, con la clara intención de acceder a aquel barco y a todo el concocimiento ocultista que podía albergar.

Sin decir nada fue detrás de Artie, sigilosa -pues esta vez había dejado los tacones en el hotel- como una gata. Si había algo ahí dentro sería importante tomar nota y recordarlo bien.

— Jefe, voy detrás tuyo — susurró mientras seguía al boss hacia el barco.

Aquella gente era realmente fea y aterradora ¿Sería la vida náutica tan perjudicial para las personas? Seguramente sería dado a la mala vida que llevaban al llegar a los puertos.

Suerte- dijo a sus compañeros. Anna no estaba hecha para ese tipo de pruebas, por lo que intentar colarse solo les perjudicaría mas que ayudarle.

Al ver a los marineros descender, una vez llegamos al puerto, quedó claro que era nuestro momento, el que habíamos estado esperando. A ese paso íbamos a convertirnos en todos unos especialistas en entrar sigilosamente donde nadie debía hacerlo, lo que me hacía temer que en cualquier momento, nos encontráramos en verdaderos problemas. Pero no me iba a echar atrás ahora, sobre todo sin saber algo, lo que fuera, acerca de mi hermano, así que mientras iban decidiendo qué hacer y moviéndose hacia el barco, miré a Warren y a Anna.

-Yo voy. No he llegado hasta aquí para quedarme fuera. Si hay peligro... avisadnos -les dije, siguiendo de lejos a Ofelia para subir al barco.

Sabía que lo mío no era la acción, pero de haberme limitado a lo que sabía hacer, ni siquiera hubiese llegado hasta allí. Así que no podía dudar.

No ahora que estábamos llegando a alguna parte.

Mientras Warren y Anna permanecían en el muelle, el resto se deslizó sigilosamente, amparados en la oscuridad, en dirección hacia la rampa y la cubierta principal del barco. No se oía nada, salvo algunas risotadas que provenían de la distancia, seguramente de los mismos marineros que habían bajado a tierra, o de cualquier otro, pero que en cualquier caso os permitía moveros con tranquilidad.

Allí nadie parecía haber reparado en vosotros.

El yate no parecía tener nada de interesante en donde estaban Susan, Artie y Ofelia, aunque había una puerta que parecía conducir a la cabina de mando y también a los camarotes y la sala de máquinas, que se encontraban abajo del todo. Mientras el grupo se decidía y daba el siguiente paso, Anna y Warren esperaban, nerviosos, a que todo terminase. Una vez más el grupo se dividía y aquellos que debían aguardar al resto no lo pasaban mucho mejor que los demás.

De hecho, tanto Warren como Anna oyeron unos pasos aproximándose en la oscuridad, aunque no podían ver todavía a nadie.