Partida Rol por web

Insomnem Nox

IV. Res Communes

Cargando editor
03/02/2014, 12:20
Felip

Iniciativas:
Roldán: 27
Felip: 25
Tristán: 24
Ente: 10

- Tiradas (1)

Notas de juego

Declara Tristán

Cargando editor
03/02/2014, 12:48
Roldán "el aragonés"

Notas de juego

Roldán: Estando caído +50%, por apuntar a cabeza -50%, por lo que para dañarle en la testa tirarías por tu % normal del arma.
 

Ok, como apuntar a un ojo es -75% de malus pensé que quizá impactar en las letras era algo parecido.

Por cierto, ¿a quien pretende golpear el golem?.

Cargando editor
03/02/2014, 12:59
Director

Notas de juego

No, porque es parte de la cabeza, tampoco soy muy quisquilloso. Si fuera en un ojo, como dice o algo preciso si. Además, la frente es un sitio muy expuesto, al que le puede afectar un golpe que venga desde casi cualquier dirección y sentido.

Cargando editor
03/02/2014, 13:21
Tristán Peñaranda

Declaro dos ataques a la cabeza, a las letras.

Notas de juego

Roldán, el destinatario del golpe eres tú.

Cargando editor
04/02/2014, 11:55
Felip

Felip hace Carga con su hacha en su pierna restante.

Notas de juego

Cierto, el golpe te lo manda a ti, Roldán.

Declara y Actúa Roldán

Cargando editor
08/02/2014, 09:52
Roldán "el aragonés"
- Tiradas (4)

Notas de juego

Esquivo el golpe de la criatura y ataque a la cabeza.

Cargando editor
08/02/2014, 16:46
Felip

Felip hace carga en la pierna de la criatura.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Actúa Tristán
 

Cargando editor
08/02/2014, 21:55
Tristán Peñaranda
- Tiradas (4)

Notas de juego

Al menos uno de los ataques consigue impactar en las dichosas letras... A ver si se convierte en polvo y muere xD

Cargando editor
08/02/2014, 23:27
Ente

La criatura de piedra no podía esquivar los ataques que le llegaban, y tampoco podía alcanzar a Roldán.
 

- Tiradas (2)
Cargando editor
08/02/2014, 23:46
Director

Resumen turno X2:

Roldán se precipitó contra la criatura. Era aquella indefensa, terrorífica pero caída, y no lo tuvo difícil para apuntar a la su frente llena de piedras y guijarros como engarzados, y dióle tremenda cuchillada...

Daño: 10 (sin protección) (x2 en cabeza):           . . .    . . .    . . .

No hizo falta más. El llamado "Aragonés" se abalanzó como con saña y el filo del coltell lo introdujo por encima de sus ojos, por sobre las letras que tenía como grabadas en su frente. Nada más clavárselo, la criatura, que no pudo evitar la cuchillada, emitió un tremendo alarido como de dolor y comenzó a mover su torso y sus brazos como enfureciéndose, como embravecido, llevándose sus pesadas manos a su rostro...

Las letras que sobre lo que debían ser cejas se resquebrajaron, y parte de la inscripción cayó al suelo, fruto de la precisa cuchillada. Cuando este detalle ocurrió (quedando sólo parte de la inscripción sobre su frente), la criatura de piedra dejó de moverse, de gritar, y de reaccionar ante cualquier elemento, no sino cayendo definitivamente al suelo, desplomada, aún con el coltell de Roldán incrustado en su frente.

Segundos después, habiéndose abatido el ente, su cuerpo pareció como vibrar un ínfimo instante, y entonces se redujo a polvo. Aquella materia grandemente visible, cuyos puños habían acabado con la vida del buen Severo, era ahora polvo, granos de finísima arena que bien valdrián para un reloj de tiempo... Cuando aquello ocurrió, la arena tapó el coltell de Roldán en un pequeño montículo formado. Eran como las cenizas de un hombre.

Cargando editor
08/02/2014, 23:47
Felip

¡¡Así ocurrió!! ¡Su pierna también se derramó! -gritó Felip lleno de sorpresa y alegría nada más comprobar que lo que antes les sobrepasaba en altura ahora no era sino arena que no le ascendía más arriba de la su bota. ¡Derrotado!

Felip dejó caer el hacha de Severo, y este golpeó con su filo en el suelo de la explanada de la Cabeza del Moro. Las manos del muchacho eran enrojecidas, su cara sudorosa y su boca temblaba, al tiempo que tragaba inexistente saliva de su lengua.

Cargando editor
08/02/2014, 23:50
María

¡¡Fernando!! ¡¡Fernando!! -la voz era de María, que no andaba muy lejos de donde había ido a socorrer a su amado-. Por lo visto, habría arrastrado su cuerpo unos metros (no pudiendo más), colocándolo tras unos peñascos, pues no había mucho trecho de donde ámbos estaban en comparación del lugar donde Tristán y Roldán habíanle dejado para encarar al ente.

¡Despierta Fernando! ¡¡Despierta!! -oíais insistentemente-.

Cargando editor
09/02/2014, 00:25
Roldán "el aragonés"

Al fin cayó la criatura... et agradecíselo a la Virgencita. Encamineme en dirección a María, pues veíasela preocupada et el bueno de Fernando aún non había recobrado conciencia. Preocupéme entonces...

- Echaos atras moza, dejadle aire al omne. - Díxele a la muchacha, pues aquesta en su amorosa preocupación atosigábale más que otra cosa. Agachéme entonces sobre el alguacil para comprobar su estado.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Sanar para "intuir" su estado. Se que realmente compete Medicina, pero viniendo de un almogávar... Realmente sólo quiero un diagnostico "rústico", muy al estilo del aragonés ;).

Cargando editor
09/02/2014, 11:29
Tristán Peñaranda

Me alegré de vengar la muerte de nuestro amigo más que compañero Severo cuando vi aquella roca convertirse en polvo. Volví a enfundar mi temblorosa daga en su vaina y luego seguí al aragonés victorioso junto a María, no sin antes revolver el pelo de Felip y dedicarle un "buen trabajo, zagal".

-Tranquila, María -realmente no sabía cómo llamarla, pues en mi cabeza cada vez lo hacía de una forma, pero pensé que María sería lo correcto (Que no acostumbraba yo a esto de los cambios de nombre)-. Está vivo, et podremos llevarlo a algún médico de la ciudad si es necesario, con tanta presteza como nos sea posible.- conforme hablaba recordé con temor el camino hacia aquí, y la jodida barca. El tiempo apremiaba, pero no quería volver a pasar por aquello. Esperé a las palabras de Roldán, quien observaba con cuidado al malogrado Fernando, antes de informarle de mi negativa a volver por el camino más rápido pero desagradable. Si la cosa era grave y habíamos de correr hacia un doctor, mucho me temía que debiera ser él quien se ocupara de llevarle a la ciudad en barca, mientras yo daba un rodeo al río. Me encargaría de portar los restos de Severo para que recibieran cristiana sepultura, pues al pobre mercenario ya no había prisa que le valiere.

Cargando editor
09/02/2014, 12:02
Director

Felip siguió los pasos de Tristán y corrió hasta donde estaba Maria. Se arrodilló a ver a su jefe de aquella guisa, tan apaleado y herido que pareciera poco el hecho de que estuviera inconsciente y no muerto. Ni tan siquiera Roldán pudo determinar la gravedad de su estado, y tan sólo os cierciorástes de que respiraba y poco más. Muy cerca de allí, un muro de la ermita que se había como inclinado no caía al suelo (y de milagro) por apoyarse en las copas de dos árboles, y bajo ellos había una carreta y dos caballos (seguramente asustados), que los judios habrían traído para transportrar los madero y los materiales con los que hacer la cruz de crucifixión...

Severo yacía junto al polvo y seguramente viera a sus compañeros desde el Cielo o tal vez desde cualquier otro sitio.

Cargando editor
09/02/2014, 13:02
Tristán Peñaranda

Me percaté de la presencia del carro, que hasta ahora había pasado inadvertida.

-Non tengo yo experiencia conduciendo carros, pero paréceme una buena opción para llevar de regreso a Toledo al buen Severo, que en paz de descanse, y a Fernando, para que sea antendido lo antes posible. ¿Vos véis capaces de conducir el carro, alguno de vosotros? -dije, dirigiéndome al experimentado Roldán y quizá a Felip (pues dudaba que María supiese).

Cargando editor
09/02/2014, 20:45
Roldán "el aragonés"

- Non habemos de tiempo de gastar en pensar, fablar et suponer. - Et acerquéme al cuerpo de Severo. - Felip, Tristán, acercad el carro. -

Notas de juego

La intención es acercar el carro a los cuerpos para ahorrar esfuerzo. A Fernando lo subiremos entre dos, o si es posible, entre los tres. Intentaremos que "sufra" lo menos posible.

Cargando editor
09/02/2014, 21:14
Director

Felip y Tristán fueron directos a por los caballos, que mostrábanse recelosos desde que el ente salió (tan sólo su rugido, lo único que llegaba a sus oídos, los tenía amedrentados). Aquella carreta no era excesivamente larga, más cabían dos cuerpos tendidos sin dificultad. Felip parecía apaciguar a los caballos con susurros, mientras tristán le guiaba para que ambos giraran, conduciéndolos a la explanada. En breves las ruedas de palos se posaron junto al montículo de arena que había dejado la criatura, y los tres alguaciles elevaron con sumo cuidado el cuerpo del caído Severo. Roldán, por supuesto no olvidóse del Leví, que atado y malherido ya no quejábase, sino que miraba cómo los cristianos recogían a su igual. El Aragonés hizo levantarle a trompicones y todos fuísteis hasta el lugar donde Fernando seguía tumbado, entre los brazos de María.

Fue entonces cuando el alguacil mayor abrió los ojos. Apenas podía moverse, pero enseguida reconoció la figura femenina y sus ojos intentaron abrirse un poco más, lo cual reportábale dolor (hasta en el rostro había sufrido el pago de un amor prohibido). María tenía los ojos llorosos y entre sollozos de alegría y malestar vió cómo sus compañeros lo tumbaban bocarriba en la carreta, junto a Severo. Entones ella subió en uno de los dos asientos de la misma y Felip hizo lo mismo, cogiendo previamente las briznas y dando varios latigazos (muy muy suaves) al aire, como practicando la mejor manera de comenzar su dirección de las bestias...).

Roldán y Tristán caminarían a pie (uno a cada lado de la comitiva, junto a cada rueda), malheridos y fustigados, pero con el corazón lleno de dicha, a pesar de la muerte de Severo, debido al cumplimiento de la ley y la impartición de lo que cualquier ser humano cristiano diría ser justicia. El Aragonés ató a Daniel Leví a la carreta, el cual caminaría tras los pasos de éste, sin escaparse a los juicios pertinentes.

Ahora era el momento de partir. La única ruta era tomar la vereda hasta el puente de San Martín, aunque ello llevara más tiempo, pues la carreta y los caballos no podían atravesar el Tajo. María era incapaz de mirar a su padre, mas no quitaba ojos, girándose desde su asiento, al cuerpo de Fernando, que miraba las estrellas del cielo de aquel Viernes Santo en aquella noche toledana.

Cargando editor
09/02/2014, 21:27
María

Gracias... -os dijo una vez más María-. Jamás podremos pagaros...

Hasta tres horas las ruedas de los carros anduvieron rodeando el camino de la orilla del Tajo antes de divisar el puente de San Martín debido al lento paso de la carreta. Ello fue debido a que Felip aconsejó evitar golpes en el cuerpo del alguacil jefe por el traqueteo del camino.

... y a vos, "padre"... ésta es la última vez que os lo llamo -profirió la muchacha antes de atravesar el puente-. Vanos han sido los hechos de su vida, y todo... para nada. Jamás volveréis a verme.

Mas el judío, a pesar de mirarla con ojos vacios y desesperados, no contestó. Alguno de vosotros había presenciado cómo éste renunciaba de su hija al ir a rescatar al alguacil, y su orgullo no le permitía recapacitar, ni siquiera para el arrepentimiento. Ahora la pretensión era encontrar un médico en Toledo cuanto antes.

Notas de juego

Os dejo un último post de despedida. Cuando lo hagáis cuelgo el epílogo.

Tu también, Severo (si me prometes no pronunciarte en primera persona ;D)

Cargando editor
09/02/2014, 22:01
Tristán Peñaranda

Alcé los ojos al cielo estrellado, contento. Todo había salido bien al final, excepto para el pobre Severo, pero sabía que nos observaba desde allí arriba. Descansa en paz, Severo del Monte. Al menos estuviste poco tiempo separado de tu padre, y sé que serás feliz para siempre a su lado.

Bajé de nuevo a la tierra y contemplé a mi buen amigo Roldán. Después de estas aventuras, atreveríame casi a llamarle hermano. Esperaba que su amigo el comerciante (y su preciosa hija) no se hubieran olvidado de mí, pues nuestra etapa en la guardia de Toledo llegaba a su fin. Este tiempo al otro lado de la ley me había hecho afianzar aún más mis deseos de cambiar de vida a una más honrada, y si podía ser junto a aquel loco aragonés que hacía unos días trepara por la catedral para salvar a un hombre, mucho mejor.
 

Fernando y María estaban juntos de nuevo, y Leví pagaría por sus fechorías. La justicia parecía seguir existiendo, aunque fuese en parte, y me alegré de haber ayudado.

Suspiré y subí al carro. Nunca antes había tenido tantas ganas de llegar al Escudo Verde y degustar un buen desayuno preparado por la mujer de aquel cabrón de Jorge el tuerto.