Partida Rol por web

El disparo de aquel alienígena golpeó con fuerza en la hombrera del joven recluta. Consiguió bajar y apostarse tras el dewback, ganando unos segundos que le ayudarían a pensar. La criatura reptilioide emitía sonidos de pánico, pues las armas láser vomitaban sus disparos en un inesperado campo de batalla.

Tin estaba herido. La placa de blindaje de su hombro, no había soportado el trallazo de aquel que parecía ser el líder de aquellos carroñeros saqueadores. Pensó en alzar su rifle y disparar, pero le dolía bastante el brazo...

¿Qué debo hacer?... ¡¡Piensa!! ¡¡Piensa!! ¡¡Piensa!!...- se repetía mentalmente para salir del atolondramiento en el que aquella herida lo había sumido. El dewback, se apartó de la trayectoria de los disparos, y Abstinius quedó a expensas de que algún arma weequay lo achicharra, pero el chaval estaba hecho de una pasta especial...

Sin dudarlo y preveyendo un nuevo ataque contra su blindaje, se lanzó contra el suelo y comenzó a rodar, buscando llegar a una posición de cobertura mejor.

Ahora dependía de sus compañeros...

Kadlo erró su primer disparo, sin embargo, no tuvo tiempo de maldecir, ya que una ráfaga de energía lo alcanzó en el hombro, debido a su expuesta posición derribándolo y aterrizando con sus huesos en el suelo.

Aunque impactado, su traje lo había protegido a la perfección, ..., habría sufrido algún elemento del traje algún daño, ..., se preguntó medio atontado por el impacto. Pero rápidamente se revolvió recuperada la conciencia de la situación, ..., no era momento de preocuparse por ello, unos adversarios tenían malas intenciones para con ellos, y tenían que dar parte de ellos, antes de que ellos lo hicieran con nosotros. Aprovechó su posición en el suelo, para asir de nuevo el rifle, y, tumbado, disparar de nuevo hacia los enemigos entre la confusión que tenían que empezar a experimentar por el fuego cruzado.

El aire se cargó de ozono al llenarse de fuego blaster cruzado. Por desgracia, la peor parte se la llevó el grupo de cadetes, pues sus disparos ademas no hallar blanco, hallaron respuesta certera. Kadlo caia al suelo aturdido por el impacto y Tin recibia otro en el hombro. La arena a los pies del grupo de asaltadores se cristalizaba al contacto con los rayos errados. Talram vio como el que parecia el lider pivotaba hacia el flanco que el trataba de rodear y lo encañonaba con su rifle largo. Por un instante el alma le fue a los pies, viendo la precision con que aquellos seres abrian fuego, pero un nuevo brote de valor inusitado lo invadio y continuo cargando sobre el dewback mientras volvia a disparar su pistola al tipo que ahora lo encañonaba, a la vez que proferia un alarido de batalla garossano...que su padre no dudaria en criticar, pues mas bien sono a un grito desesperado. Gracias a los Antiguos, el casco amortiguaba el lastimero ladrido del ex-senador. Sin embargo tal ataque de furia homicida quedo en nada, pues entre el bamboleo del bruto y lo aparatoso del traje de combate, el disparo con la pistola volvio a quedarse corto y de nuevo la dorada arena de las dunas se volvio cristal al impacto del laser contra ella. Ahora Talram quedaba a merced del rifle del lider...
 

Erasmus cabalgaba velozmente hacia los enemigos entre disparos de blaster y arena del desierto golpeando su casco. Intentaba flanquear a sus enemigo para diversificar el número de blancos para que los weequai lo tuviesen jodido a la hora de elegir a quién disparar. 

En unas décimas de segundo, Erasmus comprobó que tenía un disparo certero al weequai de su flanco, así que cogió su rifle y en un rápido movimiento, disparó. 

El haz de luz roja salió por el cañón de su rifle. Por desgracia, su Dewbak se movió en el último momento, desviando el tiro y haciendo que Erasmus errase su disparo. La acción que había llevado a cabo había sido perfecta, pero no siempre todo dependía de uno mismo. Siempre habían factores externos. Y aquel disparo lo corroboraba. 

Los haces de energía se cruzaban en el aire entre los dos grupos. Los inmóviles weequay repartían sus ataques entre los reclutas pero con igual suerte que estos…. ninguna. Únicamente el líder enemigo fue capaz de realizar un atinado disparo sobre el ex-senador pero el blindaje repelió la dañina descarga. Se pudiera decir que estaban en un empate técnico… La lluvia de rayos continuaba…

Tin había conseguido repeler los disparos mientras rodaba por el suelo. A esa disatancia, sus disparos tenía poco futuro pero no se daría por vencido. El descendía de una casta guerrera, su padre había sido un héroe de batalla y nunca faltaría al honor del apellido de su familia. Sin dudarlo, continuó rodando por el suelo intentando llegar a posiciones mucho más cercanas. Sabía que a cada movimiento que lo acercara más a aquellos saqueadores, lo expondrían con mayor peligro a los disparos de sus grotescos rifles, pero no se escondería entre las dunas dejando a sus compañeros a su suerte...

Llegaría hasta ellos y allí se jugaría la vida. Era una baza importante del flanqueo, pues a pesar de haber sufrido los impactos de sus adversarios, seguían siendo una fuerza superior.

Estaban en un intercambio de disparos de un claro empate técnico. Sus parapetadas posiciones impedían un claro balanceo de la situación a uno de los dos bandos, ..., pero debían inclinar la balanza hacia su favor.

Kadlo volvió a apuntar hacia el cabecilla del grupo adversario, ..., tenían que decapitar rápido a sus contrincantes, antes de fuese demasiado tarde ...

La voragine de rayos cruzados parecia añadir una dificultad extra a la refriega. Talram continuaba refrenando la gorda montura con una mano mientras con la otra trataba de apuntar con su pistola. Pero el impacto directo del lider lo dejó unos segundos atolondrado, y esto hizo que su disparo se desviase muy por detras de los pies del bandido jefe. Entonces sopesó la idea de lanzarse al suelo y tratar de cubrirse como hacían ellos...pero ya era tarde...el cañon del largo rifle del weequay ya brillaba con la descarga fatal, y el objetivo era EL. Durante unas decimas de segundo ela ire se llenó de silencio en la mente del ex-senador. La suerte estaba echada...

Erasmus vio como los weequay se enfrascaban a disparos con el resto de sus compañeros, mientras él pasaba desapercibido. O eso es lo que el creía. 

Detuvo su Dewbak con un golpe seco, bajo rápidamente de él y lanzándose sobre la caliente arena con su rifle, se dispuso a descargar una nueva ráfaga de disparos de su rifle blaster. Apuntó con calma a sus enemigos, puso la mano en el gatillo, aguantó la respiración, y descargó su ira a través de aquel trozo de metal. 

Quizá fuese por aquel desierto, quizá por su nerviosismo, la ráfaga de disparos dirigidos a los weequay erraron nuevamente el blanco. Pareció que en el último momento, su enemigo se percató del flanqueo y con un rápido movimiento, se ocultó de sus disparos. 

-Mierda, joder!!!!!! Como he podido fallar ese blanco!!!!! Era mío!!!!!

Erasmus se desesperaba por momentos....

La energía destellaba a diestro y siniestro. Ambos bandos se disparaban sin descanso, pero por algún extraño capricho del destino los disparos no hallaban el blanco deseado. Las distancias se acortaban y en algunos casos sería más fácil impactar... y también ser impactado...

Kadlo vió como Tin y Erasmus se acercaban a los objetivos para tener una mejor precisión en los disparos. Estuvo tentado de seguirles, pero pensó que necesitaban una distracción para que pudiesen acercarse sin que los enemigos concentrasen todo su fuego en ellos. Por este motivo siguió disparando a su objetivo, pero sin embargo sus disparos seguían errando por la distancia a la que se hallaba ....

Aquello era un toma y daca, pero sin toma y daca. Ambos bandos parecía que no querían arriesgar demasiado. Quizá apreciasen demasiado su vida. O simplemente el blaster no fuese lo suyo. 

Viendo que la distancia parecía un problema, ya que no conseguía propinar ningún disparo certero, decidió seguir aproximándose por el flanco con la intención de asegurar el blanco. Se arrastró por aquellas dunas, escuchando como los disparos pasaban cerca de él, pero sin demasiado acierto. Su traje empezaba a llenarse de granos de arena que entraban por alguna ranura generada quizá por un disparo, quizá por un mal ajuste en el. Pero en aquel momento aquello era algo trivial, ya que su vida estaba en peligro. 

Lentamente consiguió acercarse hasta una distancia poco menos que prudencial, pero la cual le permitía tener a los enemigos a una distancia de blanco seguro. Muy mal se le tenía que dar a alguien el blaster para errar el tiro desde aquella pequeña loma. Erasmus escogió de nuevo su blanco, apuntó, puso el dedo en el gatillo y descargó nuevamente su irá contra aquel pobre diablo. 

Vio como el disparo que acababa de salir de su rifle, iba directamente hacia el weequay al que había tomado como su objetivo en la anterior ráfaga, y como caído del cielo, aquel disparo impactó en su enemigo. Parecía que por fin los hados habían concedido la gracia del impacto a Erasmus, y no pudo evitar que una sonrisa alumbrase en su rostro.....

La intención de Abstinius era clara a la vez que suicida. Había tenido mucha suerte evitando los disparos de aquellos saqueadores carroñeros, pero ahora estaba a una distancia extremadamente corta. Cualquier fallo a partir de ese instante, iría cargado de un daño letal, pues pocos eran los que habían sufrido un disparo láser a tan corta distancia y habían salido airosos para contarlo...

- ¡¡Vete a los infiernos!!- Gritó el recluta emergiendo de entre las dunas con una granada bláster en sus manos. El wooqei, no daba crédito con ojos de asombro, pues no era capaz de comprender cómo Tin continuaba todavía con vida después del certero disparo de su líder.

Sin perder más tiempo, el soldado envidó toda su suerte a una única chanza. Ahora todo dependía de la trayectoria de la granada...

La suerte estaba con el valiente y aguerrido Tin. Su granada cayó al lado del malvado saqueador, el cual, aterrorizado por hallar dicho artefactoa su vera, se levantó como pudo y dio unos ridículos saltitos mientras maldecía vete a saber tú en cual de los 15.000 dialectos interestelares conocidos.

Avanzando torpemente a lomos de su bruta montura, Talram decidió jugarsela a distancia de quemarropa. El lider bandido no parecia contar con el factor suerte, ya que parecia un avezado tirador...pero aquello no podia durar. Asi que apelando una vez mas a un valor rayano en locura muy impropio de el, el noble garossano levanto de nuevo su pistola blaster y apunto como buenamente pudo. Esta vez el bamboleo del dewback fue menos molesto, o quizas le estaba cogiendo el tranquillo a aquelo de disparar... el caso es que el rayo rojizo alcanzó de lleno al maldito lider de los weequay, y Talram, lanzó un grito de rabia jubilosa, amortiguado por el casco de soldado.

La suerte empezó a cambiar para los esforzados reclutas. Después de unos desafortunados disparos encontraron la manera de centrarse en sus objetivos. Sendos disparos, realizados por Talram y Erasmus respectivamente, hacían caer al suelo al líder y a uno de los soldados weequay.

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

Una lluvia de arena y vísceras cayó sobre Tin cuando la granada que había lanzado acertadamente explotó bajo los pies del desgraciado weequay.

El combate había terminado. Tocaba recomponerse y volver a centrarse en la misión, los weequay no habían sido rivales para los noveles de la fuerza armada más poderosa de la galaxia.

Abstinius resopló aliviado al ver que la granada había caído en el sitio adecuado. Una lluvia de sangre, arena y vísceras cayeron sobre él, pero no pudo reprimir una risa nerviosa al tiempo que caí de culo sobre el abrasador polvo del desierto. Había conseguido superar una nueva contingencia, pero nuevamente, había estado flirteando con el desastre. Por suerte, nada tuvo que lamentar a expensas de la herida que el joven recluta portaba en su hombro.

Tan sólo era un rasguño, pero bastante molesto como para que pudiera mantener en vilo un bláster y poder disparar. Tras unos segundos, miró a su alrededor y gritó:

- ¡¡FLANCO DERECHO SOFOCADO!! ¡¡ENEMIGO ABATIDO!!- esperando confirmación por parte de sus compañeros. Deseaba que todos estuvieran bien.

Kadlo vio el magnífico despliegue de sus compañeros. Lo que parecía una pelea enquistada, se resolvió en unos segundos a su favor, con dos disparos y una granada. Los weequay habían dejado de ser un problema.

Kadlo se levantó del suelo, en la distancia, un poco aturdido todavía por el disparo recibido, pero se afanó en contestar a las palabras de Tin, mediante el comunicador:

- Todo despejado. Todos en pie. - Se limitó a decir con un tono neutro de voz. Pero después añadió - Recuperemos rápido a las monturas y larguémonos de este inhospito lugar, ..., ni quiero permanecer en este abrasador desierto, ni me apetece que nos vuelvan a recibir otros salteadores.

Y dicho esto, se dirigió a recuperar a su dewback ...

Por primera vez Erasmus había conseguido impactar a un enemigo desde que era Imperial. Vio como el enemigo había caído abatido por su impacto de láser, o por lo menos le había herido, cuando de repente un fuerte sonido restalló en el perímetro:

-BOOOOOOMMMMMMMMM

Vio como el cuerpo de su enemigo desaparecía en medio de un muro de arena que acababa de levantarse debido a la granada de uno de sus compañeros. Supo que todo había acabado cuando sus compañeros comenzaron a hablar, y trozos de weequay caían a su alrededor. Aquello era un poco asqueroso la verdad, pero eran gajes del oficio.

-Que asco!!!!! Quien ha sido el animal???? En fin, mejor ellos que nosotros la verdad. Todo despejado por este flanco.

Lentamente se levanto de su parapeto, se acercó a su dewbak y con mano firme se dirigió a medio camino entre sus compañeros.

El combate acabó por fin. Los enemigos yacian despatarrados por la ardiente arena, con los cuerpos humeantes por los rayos blaster, excepto el que se habia desintegrado por la granada de Tin. Una masacre. La estatica resono en su casco cuando sus compañeros empezaron a comunicar el estado de sus posiciones. Talram, ya bajado de su montura miró fijamente el cuerpo sin vida del lider weequay. Sus ojos abiertos taladraban el cielo abrasador del desierto. Muerto. Muerto. Muerto. Por primera vez se dio cuenta de que era el primer hombre (no era un hombre, tecnicamente, pero eso daba igual) que mataba en su vida. Se quedo tan quieto como el cadaver, rigido el cuerpo y la mente. Con la adrenalina de la lucha ya fria, el joven ex-senador comenzó a temblar. Quiso enfundar su pistola, pero no atinó y se le cayó al suelo. Y rapidamente echó mano a su casco y se lo quitó como pudo, con prisa, con ansia. Cuando su cara de alabastro quedó al descubierto, apoyó sus manos en los muslos y vomitó. O lo intentó, pues solo echó algo de saliva y amarga bilis. Por suerte para el, el volumen del dewback cubria la escena. Al momento, la vergüenza hizo aparicion y volvio a enfundarse el casco y recoger el arma con manos temblorosas.

- Lider abatido. Todo despejado aqui. Vayamonos...vayamonos de una vez... - comunico por radio. Luego trató de montar en el dewback, torpemente y con poca traza, con la sanisima intencion de desaparecer de aquel lugar apestoso lo antes posible.

Los reclutas recuperaron sus monturas y prosiguieron su camino hasta que llegaron al emplazamiento donde debería realizarse el simulacro de entrega. A pesar de estar cansados por la travesía por el monótono desierto y el encuentro con los weequay, tenían ganas de demostrar que eran aptos para formar parte del Ejército Imperial.

Dejaron los dewbacks en el exterior y penetraron en el recinto, que estaba sospechosamente en calma. A un lado un depósito de comida para dewback parecía haber sufrido algún golpe pues estaba abierto y su contenido desparramado por el suelo del patio, lo que provocó que los dewbacks se agolparan en la entrada para acceder al ansiado manjar. Al otro lado, sobre una cornisa, la carcasa de un AT-ST dominaba parte del terreno pero a todas luces estaba averiado.

Del edificio principal salió corriendo un soldado imperial haciendo gesto y gritando algo que no se pudo entender. Un enorme gusano emergió del medio del patio y engulló al desafortunado de un bocado y se volvió a enterrar en la arena…