Partida Rol por web

El caballero del cuervo también había visto las tiendas y carromatos situadas al lado de un lago. Los hombres y mujeres estaban alrededor de una hoguera central, departiendo en la al calor de lasllamas, alejando así el mal tiempo que se cernía sobre ellos.

Sin esperar, Quenya se adelantó al grupo y fue directa a hablar con ellos. Cuando lo vio, el caballero apretó los labios e inclinó la cabeza. Una mujer no humana, de piel verde, que aparece de la nada en estas tierras llenas de seres malignos... no, no era la mejor idea. Pero había que reconocer que la mujer no tenía miedo a nada y que no había malicia alguna en sus actos.

Urik emitió un leve silvido y Hurnn hechó a volar de su hombro. Luego se acercó hasta la posición de su compañera y poniendose a su lado dijo.- Muy buenas señores. Soy Don Urik, caballero del Cuervo.- Se presentó.- Acompaño a esta buena mujer y a otras tres personas más.- dijo mientras se giraba y señalaba en la dirección de sus compañeros que aun no se habían acercado a la luz de la hoguera.- No queremos molestarles, ni buscamos problemas.- Continuó.- Como les ha contado Quenya, estamos buscando a Madame Eva, para que nos ayude. Si tiene a biendecirnos quién es o dónde está, les estaríamos eternamente agradecidos.- Dijo sinceramente Urik.

Al pasar de todas esas personas, no duda en entrar en la tienda, en lo que se encuentra a una mujer anciana muy particular. La cual no le deja ni abrir la boca cuando ya ella la mueve la primer pieza como si hubiera escuchado toda la conversacion ya y no tuviera ganas de repetirla. Luego termina de captar lo que ha dicho. Con lo que no puede evitar mostrar su frustracion en su rostro.

-Diablos, ¿Estan viniendo? Les dije que me dejaran esto a mi- Y termina de adentrarse en el lugar hasta estar frente a la anciana sin hacer gran caso a su extraña apariencia, ya que para empezar, ella estaba desnuda.

Respiro hondo y luego decidio que debia ir a lo que habia venido. Asi que con una pequeña sonrisa que no le quitaba seriedad, procedio a hacer su pedido. -Madame Eve, he venid... Bueno, imagino que ya sabe a que he venido si sabia que venia... Entonses... ¿Puede ayudarme?- Dijo llendo al grano y esperando que esta mujer tuviera la intencion de ayudarle.

- Son muchas cosas las que sé, pero las preguntas solo las puedes formular tú. Son muchas las respuestas que quieres obtener, pero tan solo podré darte algunas. Dime, qué quieres saber con exactitud, formula con corrección la pregunta y las cartas me dirán lo que quieres saber.

Por cierto, mi nombre es Madame Eva, no Eve. ¿Cuál es el tuyo?

 Después te señala un montón de harapos y de trapos y te dice, ahí te he dejado algo de ropa, te está un poco grande, pero eso servirá para no distraer la atención de mis súbditos.

- ¿Un Caballero del cuervo, todavía queda alguno vivo?- dicen los hombres mientras llevan sus manos a sus armas. En ese momento se ponen en pie y apuntan con sus armas recién desenvainadas 

- Primero, vino ella, la chica desnuda que comentáis y ahora un Caballero del Cuervo, con otra extraña criatura verdosa. No entiendo que extraño grupo están formando los salvajes del bosque, pero no nos gusta nada. No creo que seáis bien recibidos por Madame Eva. Recientemente se ha reunido con la licántropa, pero creo que admitir a un Caballero del Cuervo en nuestro poblado, ya es pasarse de los límites. 

"La mejor opción  será que os marchéis, no buscamos peleas y mucho menos cerca de la tienda de nuestra señora".

Nosotros tampoco queremos pelea, jovencito, y lo mejor es que sea tu señora la que decida si quiere vernos ¿no crees?.- el veterano guerrero mantuvo su arma en su funda con la mano en la empuñadura

- Por favor, no es necesario desenvainar las armas -intervino Alese.

Con delicadeza retiró la capucha que cubría habitualmente su cabeza, dejando que aquellos hombres pudiesen ver su belleza, tan diferente a la de la semidragona, una belleza delicada e inocente.

- Mi nombre es Alese, soy sacerdotisa de Pelor, y nada tenéis que temer de nosotros. Venimos a ver a vuestra señora por indicaciones de la gente del pueblo. Como ya sabréis, una terrible plaga de muertos vivientes asola toda la zona, y nosotros los hemos estado combatiendo. muchos de ellos han caído bajo nuestras armas, pero combatir muertos es inútil cuando otros se levantan. Estamos buscando el origen del mal para poder cortarlo de raíz, y nos han dicho que su señora es la persona que mejor puede informarnos pues es quien más sabe de los alrededores. Sólo deseamos verla, si ella decide no aceptar nuestra visita nos iremos sin más, pero sospecho que en estos tiempos todos los vivos hemos de unir esfuerzos y compartir información para no terminar siendo uno más de los que se alzan después de muertos, con sus almas condenadas a servir a algún amo despreciable en vez de viajar a los planos exteriores como los dioses dispusieron. 

Un pequeño rugido salió de mi garganta cuando "el Don" interrumpió mi protagonismo e hizo que quisieran matarle.

Antes de que volviera a abrir la boca, Alese llegó y habló

Hay que ver qué bien habla esta chica siempre...

He de decir que de "extraña" poco tengo. Sí, seré verdosa, pero yo no juzgo a nadie por el color de su piel o de sus ropas añadí pensando en los "iluminados"

La licántropa de la que habláis es amiga nuestra y, aunque con un mal genio, no deja de buscar el bien. Ella no pertenece a ninguna otra manada de licántropos, así que tampoco la juzguéis por sus apariencias.

No porque la mayoría de los hombres sean unos cerdos debemos sacarles las tripas a todos, ¿no creen?

-Oh, lo siento, Madame Eva, mi nombre es Envy Moralt- Dijo mientras tomaba las ropas que le ofrecia y se cubria, dando un gracias al ponerselas. -Por cierto, soy una licantropo, por si sus subditos o sus cartas no le dijeron- Dijo sin rastro de malicia o altaneria. -Pero no tengo intencion de hacerle daño ni a nadie, al menos que lo meresca-

-Mis amigos y yo, no otros licantropos, simplemente amigos, estamos en Barovia, por un pedido de ayuda que envio el Burgomaestre a aquellos que puedan ayudarlo, fuimos hasta Bariovia, pero nos encontramos con que esta infestada de seres no-muertos, y en la taverna en donde el pueblo esta refugiado nos dicen que el Burgomaestre esta muerto desde hace dias, cosa que no deberia ser ya que la nota que nos enviaron, era del dia de hoy- Luego de haber soltado todo esto, recien tomo aire de nuevo. Para exalarlo con su primer pregunta.

-Asi que... ¿Donde esta quien nos envio la nota?-

Igor al ver que eran otros los que iniciaban la conversación se mantuvo al margen. Aunque cuando escuchó que la licántropo ya estaba reunida con ella se agachó para ponerse a la altura de Ocaso y le dijo. - Envy, busca, busca Ocaso - y discretamente le siguió mientras los otros se concentraban en hablar.

Madame Eva toma un mazo de cartas y comienza a barajarlas rítmicamente, pasados unos segundos te las deja para pedirte que cortes. Sin llegar a sacar ninguna carta te dice:

- Aquél que gobernaba el pueblo ha caído hace ya diez lunas y diez soles, su cuerpo está protegido, pero no es él quien mandó la carta. ¿No tendrás tú, esa carta, para que pueda ver quien es el verdaderos escritor?t

"No dudéis en hacer cuantas preguntas queráis"

Sin entrar en más políticas, uno de los allí presentes os lleva hacia una de las cabañas más grandes del poblado, esta está custodiada por dos guardias y os impiden la entrada

- Madame Eva está reunida, acaba de tener visita. Instantes después algo extraño les cambia en su mirada como si hubieran escuchado algo que no habéis oido vosotros y os permiten el paso. 

Está bien, parece que nuestra líder os permite el paso

La anciana que hay ante vosotros es enorme, y durante un momento os parece más un ogro o un pequeño gigante que la arrugada y vieja mujer que es. Se encorva sobre una mesa empequeñecida por su presencia, y sus ojos negros brillan mientras baraja un mazo de gastadas cartas. Sus manos son huesudas y tienen ronchas a causa de la edad. Cuando habla, su voz cruje como la maleza seca.

Al otro lado de la mesa está Envy cubierta con unos extraños ropajes que le van algo grandes.

Madame Eva toma un mazo de cartas y comienza a barajarlas rítmicamente, pasados unos segundos te las deja para pedirte que cortes. Sin llegar a sacar ninguna carta os dice:

- Aquél que gobernaba el pueblo ha caído hace ya diez lunas y diez soles, su cuerpo está protegido, pero no es él quien mandó la carta. ¿No tendrás tú, esa carta, para que pueda ver quien es el verdaderos escritor?t

"No dudéis en hacer cuantas preguntas queráis"

Igor había llegado al mismo sitio que el resto, en el mismo momento aunque por un camino diferente y nadie parecía haberse percatado. 

Ante la invitación de los guardias no lo dudó ni un momento y se introdujo en la enorme cabaña. Nunca había visto un campamento permanente de esta gente, cosa que el sorprendió un poco, pero mayor sorpresa le generó la primera impresión de  Madame Eva, aunque el efecto de la ilusión no duró demasiado y pudo distinguir a Envy al otro lado de la mesa. Al ver que Ocaso movía la cola de alegría, le dejó correr a recoger su premio, y este se lanzó a saludar a la joven licántropo.

Luego escuchó lo que le decía la anciana y como le tendía la baraja para cortarla, la cortó. Tras hacerlo extrajo la carta de su chaqueta y se la entregó.

Al entrar en la tienda, vi a Envy en el fondo. No la sonreí, en ese momento la odiaba.

La lancé sus ropas y me crucé de brazos a escuchar a Madame Eva

¿Quién es el que gobernaba el pueblo por entonces? ¿Quién ha levantado esta horda de muertos vivientes en este lugar? ¿Y por qué, con qué fin?

Envy abrio grande los ojos cuando entraron sus compañeros, entre ellos Igor, y Ocaso quien le salto practicamente encima, con lo cual apenas tuvo tiempo para evitar que la tirase al suelo. Le acaricio y le hizo mimos de bienvenida. Luego le hizo bajar. -Asi que vinieron a pesar de que les pedi que fueran con Thokk- Dijo ya quitando la sonrisa que le habia dedicado a Ocaso. No puso una cara triste, solo quito su sonrisa. -Esperaba que confiaran un poco mas en mi- Dijo con desilusion en su voz.

Luego miro a Quenya de quien atajo sus ropas, las cuales solo sostuvo bajo su brazo. No se cambiaria todavia, no sabia aun si necesitaria cambiar en un momento u otro.

- Lo siento Envy -respondió Alese a modo de disculpa. 

- No es falta de confianza, Envy - añadió sincero tras las palabras de Alese - pero ya habíamos acordado con Thokk y el resto que nosotros nos encargábamos de esta tarea, y no sabemos adonde podría conducirnos las respuestas de Madame y, hasta que no lo sepamos, es mejor permanecer juntos. -