Partida Rol por web

Cubierto por los restos del suelo derrumbado de la iglesia se abre un pequeño sótano. En la sección noroccidental puedes ver un pequeño banco de trabajo con equipo de laboratorio parcialmente destruido, junto a una losa de hierro rodeada por montoncillos de equipo roto de gran complejidad. Algo grande y feo gruñe desde el sur y avanza hacia ti.

Cuando te levantas ves entre las sombras un esqueleto y tres zombis. Dos de ellos hacen que tu corazón se desquebraje por dentro. Sientes una punzada de dolor al verlos. Son tus dos compañeros aquellos que tratabas de buscar. Aquellos a los que tratabas de encontrar. 

Tras tu caida los tres zombis y el esqueleto se lanzan contra ti. Uno de ellos, el que no conoces te pega un fuerte mordisco haciéndote un terrible daño. Otro de los zombis iluminados te golpea fuertemente y por último el esqueleto te clava una de sus garras.

Tú sola no puedes enfrentarte a las criaturas que hay allí, casi te ves incapaz de luchar contra tus amigos, aunque se hayan convertido en zombi, tan solo tienes una escapatoria, salir por las escaleras que hay al sureste de la entrada. Quizá sea la única manera de salir viva de ese terrible sótano.

La paladín no podía creer lo que veía y las lágrimas empezaron a derramarse por su contusionada cara, los bocados que había recibido de una u otra manera la habían dejado bastante maltrecha y no se sentía con ganas de combatir a sus compañeros caidos, así que primero se llevó la palma de la mano al pecho, insuflando vida por la gracia de Pelor, aunque no fue la cálida sensación que esperaba colmara su corazón y tras esto intentó abrirse camino hacia las escaleras, dejando tras de sí a los no-muertos...

Ashlyn se recupera del ataque de los zombis cuando ve al cuervo de Don Urik aparecer por allí. Se interpone entre sus enemigos y ella. Esta distracción es justamente la necesaria para que Ashlyn pueda huir por las escaleras del sótano y regresar junto a sus amigos. Instanes después escucha un golpe cuando se gira descubre que uno de los zombis y el tipejo  contra los que se estaba enfrentando en la planta de arriba había caído por el agujero.

Debía darse prisa, los enemigos le pisaban los talones.

Cuando está apunto de llegar a la escalera tus enemigos te alcanzan, tus antiguos aliados te pegan varios golpetazos y el zombi al que no conoces te da un fuerte bocado que arranca gran parte de la carne de tu pierna y empieza a sangrar a gran velocidad. Te sentías muy débil y confiabas en Hurnn el cuervo de Urik, si él hacía una maniobra como la anterior te daría tiempo a subir al piso de arriba y escapar de aquel lugar.

Ashlyn se sentía al borde de sus fuerzas, se le acababan los recursos y seguía lentamente devorada por zombies, creía que sería más veloz que sus aterradores persecutores, pero no alcanzaba a deshacerse de ellos, con lágrimas en los ojos y con el pensamiento de que solo Pelor le podía salvar de aquel momento corría despavorida subiendo las escaleras mientras se llevó la mano al símbolo y gritó: Que la luz de Pelor aterre vuestros pasos...

Ashlyn sacó su símbolo sagrado y pronunció el nombre de su dios para comprobar que de nada había servido. Horrorizada por lo que estaba sucediendo y casi acorralada tomó la escalerilla y trepó por ella. Las criaturas allí presentes se lanzaron contra ella pero gracias al cuervo de Don Urik no la impactaron.

El pájaro se puso a revolotear alrededor de ellas haciendo que se distrajesen el tiempo necesario para que la líder de los Iluminados lograse escapar por la escalera de mano. Sobre su cabeza había una trampilla que logró abrir.

Solo confiabas en que el cuervo de Don Urik, Hurnn no hubiera sufrido ningún daño.

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Por fin logras huir de los muertos vivientes de allá abajo, pero cuando alzas la trampilla de la sala te das cuenta que tu situación no ha mejorado mucho más. Habías llegado a la planta de arriba, pero estabas en alguna habitación en la que había un zombi enfrentándose a alguien al otro lado de la puerta.

Ashlyn se sentía que las fuerzas se le agotaban, estaba cerca de su límite y aún así se volvía a encontar con un problema, estaba cada vez tenía más claro que Pelor le imponía un castigo por sus errores, tres compañeros habían caido y aún ella había vivido para verlo, rezaría hasta obtener el perdón del Sol, pero para poder hacerlo tenía que sobreponerse, con lágrimas en los ojos intentaba hacer de tripas corazón, recordó que tenía una poción curativa y la usó mientras se quedaba junto a la trampilla esperando que cuervo escapara por el agujero, y asegurandose que las criaturas no subian.

Ashlyn se recuperaba de sus heridas mientras comprobaba que el zombi continuaba entretenido en su lucha. Al menos por unos instantes la paladina estaba a salvo y tampoco había señales en la trampilla de que los enemigos de allá abajo quisieran subir.

Cubierto por los restos del suelo derrumbado de la iglesia se abre un pequeño sótano. En la sección noroccidental puedes ver un pequeño banco de trabajo con equipo de laboratorio parcialmente destruido, junto a una losa de hierro rodeada por montoncillos de equipo roto de gran complejidad. Algo grande y feo gruñe desde el sur y avanza hacia ti.

En aquel sótano había cuatro zombis, un esqueleto y el tipejo de los cabellos rizados.

Los muertos vivientes avanzaban contra ti y el oso negro que había convocado Haiayel, ambos al menos habíais caído de pie, pero el golpe había sido algo duro y doloroso. De entre los cuatro zombis, parecía que uno fue el que lograron expulsar allá arriba porque estaba tirado en el suelo y al menos no se molestaba en ir hacia donde estabas tú.

Así que tus enemigos eran tres y el esqueleto y por supuesto el peligroso humano que estaba escondido en alguna esquina de la habitación.

Pero lo que mas te preocupó quizá no fue eso sino que no había rastros de la paladina por ningún lado, en otra esquina había una escalera de mano. Con suerte la paladina habría escapado. ¿Podrás tener tú la misma suerte?

El oso atacaba nada más caer y se lanzó contra uno de los zombis, aunque de nada sirvió su ataque. El zombi le mordió agresivamente y arrancó gran parte de su carne haciéndose que el pobre animal se desvaneciese tan pronto como había llegado.

Los otros dos zombis y el esqueleto se lanzaron contra el caballero y tan solo uno de ellos logró impactarle. Instantes después desde la oscuridad en la que se hallaba el hombre comenzó a entonar otro cántico, esta vez el cerebro de Urik dejó de mandar órdenes a su cuerpo quedando inmovilizado.

El caballero había bajado en balde y ahora estaba a la merced de todas las criaturas que había allá abajo. Quizá había llegado el fin para la legión del cuervo. Con él moriría toda una estirpe de luchadores de la oscuridad.

Sin posibilidad de atacar por la mala caida desde las alturas, Urik lo único que pudo hacer fue defenderse de los ataques de los dos zobies y del esqueleto. Para dos, pero uno de ellos le acertó. Ahora le tocaba a él.

Dispuesto a blandir su arma contra los enemigos allí reunidos, algo detuvo su ataque. No sabía cómo pero no podía moverse. Maldito mago, seguro que es el causante de que no pueda moverme. penso sin poder hacer otra cosa que ver como sus enemigos se acercaban a él.

No podía creer que este fuera su final, no podía serlo, no de esta forma.

Viendo que los zombies no iban a trepar y un poco repuesta de sus heridas Ashlyn, cargó con ímpetu contra el no-muerto que entorpecía su huida...

Apenas había avanzado unos metros perdió el equilibrio, tarde se daba cuenta que su error sería estrepitoso.

Don Urik lograba romper la conexión que le mantenía inmovilizado, su voluntad de hierro le hizo sobreponerse al ataque mental y logró volver a moverse antes de que sus enemigos lograran dañarle de nuevo.

Ashlyn tropezó con una baldosa suelta de la iglesia. Por suerte, como su enemigo estaba enzarzado en un combate no mostró ningún tipo de interés en ella, lo que le permitiría levantarse y atacar con toda tranquilidad.

Urik buscó en su interior. No podría moverse, pero nadie le impedía encontrár en él la fuerza necesaria para librarse de las ataduras. Era lo único que podía hacer y, además, su única posibilidad de supervivencia.

Concentrándose, el caballero alejóla lucha, los muertos vivientes y el lugar donde se encontraba. Ahí, dentro de él , buscó la luz, luz que le diera la fuerza necesaria para romper sus ataduras mentales y que pudiera moverse con soltura.

No sabía si había pasado un segundo o varios minutos. No sabía si ya había sido deborado o por el contrario sus oponentes no habían dado ni un paso siquiera. Lo único que sabía era que tenía que encontrar esa fuerza.... Y la encontró.

Un rugido nació de lo más profundo de sus ser. La luz que encontró y que le dió fuerzas. Esa luz que era en sí la esencia del su Dios, Pelor en sintonía con él.

- ¡¡¡Aaaaaaaaaa, Peloooooooooorrr!!!

Por suerte para ella nadie parecía haber denotado su tropezón, así que volvió a la carga una vez más, esta vez observando donde pisaba, aunque más atenta al suelo que otra cosa cuando llegó hasta su enemigo no aseguraba haber acertado al marco de la puerta o la criatura...

Una vez posibilitado para moverse, Urik no deja pasar el tiempo. Concentrándose nuevamente en sus capacidades innatas contra los muertos vivientes, intenta alejar a esas viles criaturas de su lado antes de que puedan hacerle algo malo... o por lo menos, a las que pueda, mejor sería pelear contra una que contra tres.

Aferrando el símbolo de Pelor, el paladín se concentró y liberó su esencia bebigna contra los monstruos.

El caballero del cuervo mostró el símbolo de su dios, un símbolo sagrado pero no surtió ningún efecto. La potencia de la expulsión fue tan baja que los enemigos apartaron de un manotazo el símbolo y golpearon a Don Urik. 

Por suerte el que parecía el más terrible de todos los zombis se golpeó contra armadura del caballero y no logró morderle con sus dientes babeantes. Después de aquello las otras criaturas también lo intentaron pero tan solo una logró golpearle en el estómago.

Después el terrible mágico conjuró algo y se acercó a Don Urik con sus manos emitiendo energía oscura, cuando le tocó notó como las heridas que ya tenía en el cuerpo se abrieron más y sangraban de nuevo... El caballero empezaba a sentirse muy débil y era posible que no aguantara mucho más en aquellas condiciones...

SAbía que le quedaba poco tiempo, así que debía seguir intentando alejar a aquellas bestias y luego acabar con el hechicero oscuro. Ese si que era su verdadero enemigo.

Como la fe no había funcionado en aquel lugos sordido y lúgubre, lleno de ocsura maldad, tendría que usar otro método. Dejando a un lado el símbolo de Pelor, levantó su espada y descargó un fuerte golpe contra sus enemigos.

Cubierto por los restos del suelo derrumbado de la iglesia se abre un pequeño sótano. En la sección noroccidental puedes ver un pequeño banco de trabajo con equipo de laboratorio parcialmente destruido, junto a una losa de hierro rodeada por montoncillos de equipo roto de gran complejidad. Algo grande y feo gruñe desde el sur y avanza hacia ti.

En aquel sótano había cuatro zombis, un esqueleto y el tipejo de los cabellos rizados.

La luz que llevaba Haiayel iluminaba todo el lugar y esto os permitió ver algunos detalles que Don Urik y a Ashlyn se les había pasado por alto uno de los zombis tenía el aspecto  de un cadáver alterado quirúrgicamente por un loco. Delgado como un esqueleto, sus brazos son demasiado largos, su cabeza es ancha y con forma de cuña y posee unas fauces que se abren más que las de cualquier humanoide conocido. Sus dientes destellan como fragmentos de humeante hielo negruzco. 

El tipejo estaba colocado en una esquina de la habitación junto a lo que parecía un laboratorio de alquimia. Los otros dos zombis eran los compañeros caídos de Ashlyn y Haiayel, la impresión hizo que los Iluminadores se sintieran estremecidos.

El otro zombi era el que cayó por el agujero y ahora estaba tendido en el suelo.

Thokk por su parte acaba de caer por el agujero y en ese instante Don Urik notó como parte de sus heridas se sanaban. Por un instante Don Urik se mostró motivado al ver que sus compañeros habían bajado a ayudarle y que quizá no todo estuviera ya perdido. Esto le ayudó a que sus ataques fueran algo más mortíferos y logró encajar dos duros golpes a uno de los zombis que pertenecían a los Iluminados. El cuerpo cayó al suelo inerte con dos cortes producidos por el duro ataque del caballero del cuervo.

Los demás aunque ya abajo presentes no les dio tiempo aún a actuar y vieron como uno a uno iban atacando a Don Urik. Por suerte lograba esquivar los ataques del esqueleto y del zombi, pero el mordisco del blasfemo logró arrancarle parte de su brazo llevándose algo de armadura con él. Gracias a la intervención de sus compañeros Don Urik pudo contarlo y sobrevivir a ese asalto que habría supuesto su final.

El tipejo de cabellos revueltos se movió hacia Haiayel.

¿A qué estás esperando? ¡Ven a por mi! - dijo mirando a Haiayel. - Tu poder contra el mío, veamos si tu dios no te ha abandonado como lo hizo conmigo.

La paladín ya estaba algo más preparada para la visión que sabía retorcería el buen corazón de Haiayel y no tardó en poner una mano sobre su compañero para reconfortarlo, acto seguido se lanzaba al combate...

No entres en ese juego hermano, Orphanos y yo ya fuimos presos de su astucia, ahuyenta a esos muertos, y acabemos con esto...

Intentando esquivar contacto con sus antiguos compañeros ataqua directamente al esqueleto...