Partida Rol por web

Unos segundos después Irina nota que algo va a suceder, tenía la sensación que un ser superior iba a bendecirles, pero en el fondo no sabía si sería su imaginación...

- Bien, he estado pensando... recuerdo haber leído sobre una viejísima maldición que tenía efectos similares a lo que tú sientes. Es muy poco común y lo más probable es que desperdiciemos la poción, pero hay una mínima posibilidad de que funcione. Así que tómatela y veamos que sucede... Nos queda saber qué puede hacer la varita, pero me temo que mis conocimientos no son de ese tipo, aunque tal vez mañana... Lo pensaré. Será mejor que salgamos temprano a encontrar ese lugar, dado que somos muy pocos sería mejor examinar primero el lugar y tratar de no entrar en combate. Irina... en realidad no sé muy bien cuales son tus habilidades, dime qué sabes hacer, será importante para trazar los planes.

Soy una buena guerrera, eso os debería quedar bastante claro - le contesté.

Esperemos que la poción le pueda servir a Don Urik...

- Esperaba que me dijeses que además eras sigilosa -respondió Alese sonriendo- Pero nos las apañaremos con lo que tenemos.

Constesté a Alese con otra sonrisa y le dije:

Avistar y escuchar entre las sombras se me da bien, pero la naturaleza y montar sobre ciertos animales es, desde pequeña, mi mejor pasatiempo...

Urik hizo caso a Alese y se tomó la poción. Al principio no sintió nada pero al momento un intenso dolor comenzó a extenderse desde su estómago hacia el resto del cuerpo. Agarrándose la tripa y cayendo de rodillas por el intenso dolor, Urik creyó que la poción le había hecho un efecto contrario a lo que Alese había previsto.

Pero pasados unos segundos una energía revitalizante le recorrió todo el cuerpo. Su mermada fuerza y su maltrecha destreza volvieron a su ser tan vigorizadas como antes de que le hubiera drenado la energía aquel ser tan vil al que se habían enfrentado.

El caballero del cuervo se levantó y alzando los brazos al cielo gritó de rabia y alegria al haber recobrado su fuerza.- ¡¡¡Aaaaaaaaaaahhh!!!.

Tras el grito, su alegría fue mayúscula, cuando desde el cielo, planeando, bajó acudiendo a su llamada, su fiel comapñero Hurnn, su cuervo. Éste se posó sobre su hombro, graznó varias veces y alzó el vuelo nuevamente- Bienvenido amigo mio- dijo Urik viendo regresar a su amigo.

Tras esto, Urik se acercó a Alese y, poniendo una rodilla en tierra, le dijo.- Dama Alese, os debo mi eterna gratitud. Habéis conseguido que este caballero recupere su fuerza perdida y encuentre nuevamente el camino para el que fue aleccionado. Ahora vuelvo a ser un caballero del cuervo como lo fui cuando tomé los votos. Y prueba de ello es que Hurnn, mi cuervo, mi fiel aliado y amigo, a vuelto a mí de nuevo. Muchas gracias, estaré eternamente en dueda con vos.

Luego miró a todos y les dijo.- Ahora podemos ir donde quieran, ya estoy completamente curado, con ganas de acabar con el mal que se cierne sobre estas tierras.

Tras unos momentos en los que Don Urik parecía que iba a perder algo más que su fuerza, se levantó con nuevos ánimos y nuevas sensaciones, prueba de ello fue el resurgimiento de su cuervo.

Unas lágrimas brotaron de los ojos de Irina, pues apreciaba a ese caballero...

Bueno, un problema menos dije mientras veía como el cuervo de Don Urik volvía con él. Ahora sólo tendremos que tener cuidado por si nos encontramos a nuestro amigo el chupa-sangre apoyé la mano en el hombro libre de Urik.

Bien, creo que debemos empezar a movernos. Quizá haya gastado mis conjuros más poderosos, pero todavía ser dar buenos golpes. Podemos ir a buscar a los otros tres guardianes, aunque sigo pensando que lo mejor sería ir al bosque a por la dichosa espada.

- Cada cosa a su debido tiempo, mi querida dama Quenya- dijo Urik mirando a la semidragona y casi ruborizándose cuando le tocó el hombro.

- Primero acabemos con los dis guardianes que nos quedan por liquidar y luego busquemos la espada- opinó-. Creo que la lucha contra los licántropos y las hadas será bastante dura como para afrontarla solo nosotros- dijo mirando a la hermosa Quenya casi sin perturbarse.

El veterano se alzó. Un pequeño chasquido se escuchó en toda la sala. Wolkot se puso colorado al intentar sofocar el quejido por el dolor que acababa de sufrir mientras se apoyaba en la mesa. 

La edad le pasaba factura cada día que pasaba llevando esa pesada armadura y esa enorme espada. Pero era su vida, y su destino morir en el campo de batalla. 

Elevó una pequeña plegaria al dios que quisiera escucharlo...... Bien, decidid un guardián y pongámonos en marcha, no sé cuantas fuerzas quedan en estos viejos huesos y no pienso malgastarla más en charlas sin sentido 

- Muy bien, al amanecer podemos ir a las Marismas Ivlis, así tendremos los conjuros preparados y vosotros habréis podido reunir fuerzas.