Partida Rol por web

El señor del castillo ignora las palabras de Igor y vuelve a sobrevolar la zona mientras le habláis. Entonces Fisteus muestra su  símbolo sagrado y por un momento notáis como la criatura se empieza a retorcer del dolor. De pronto retoma el vuelo mientras escucháis de nuevo su risa maligna. 

¿De verdad creíais que eso iba a servir de algo? Yo, amo y señor del castillo de Ravenloft, amo y señor de las tierras de Barovia. 

Después hace un ataque directo contra Fisteus arrebatándole el símbolo sagrado de las manos. Mientras de nuevo vuelve a reírse. Lo aprieta entre sus manos hasta reducirlo a algo completamente inservible.

Ha llegado el momento. ¡Atacad!

Y entonces las dos estatuas de piedra que había frente a vosotros, los dos dragones que antes habíais visto moverse comienzan a hacerlo de nuevo. Y no solo eso, las cuatro gárgolas que estaban en las esquinas de la parte superior de la sala también cobran vida y empiezan a sobrevolar la zona. 

Empezad con el lobo, veamos como se lo toma su compañero. Seguro que se le quitan las ganas de seguir charlando tanto.

No solo estaba el Señor del Castillo para enfrentarse a vosotros, sino que encima tenía seis vasallos más, lo que antes habían sido estatuas de piedra ahora parecían formidables guerreros dispuestos a acabar con vosotros.

La criatura que debería haber cedido ante el poder del dios sol, se tomaba a risa las afrentas del grupo y no solo eso, sino que además comandaba a criaturas de piedra contra ellos.

Sin dudar desenvainó su espada y se plantó de frente. Has de perecer, tus crimenes son imperdonables, que Pelor guie mis pasos...

Con ímpetu elevo el martillo a lo alto, apuntando al cielo que gobierna el dios son.

-¡¡SOY SIERVO DE PELOR!! ¡¡EN NOMBRE DEL DIOS SOL PURIFICAREMOS ESTE CASTILLO!! - Exclamo como solo un fanático religioso sabe hacer.

No tenia posesion más preciada que la que has destruido y tomare cumplida venganza cuando el momento llegue monstruo.Replico antes de adoptar una posicion de combate dispuesto a afrontar la nueva amenaza.

-No sabes dónde te estas metiendo.-Susurro aferrando el pomo de mi espada mientras me preparo para atacar.-Heironeous, guía mis pasos y la hoja de mi espada.-Rezo mientras me lanzo a intentar golpear directamente a nuestro anfitrión.

Para atacar al lobo tendreis que pasar sobre mi.replico poniendome entre el hermoso animal y una de las estatuas guardianas.Golpeo con el puño desnudo la dura piedra y me arrepiento casi al instante de mi irreflexiva accion.Esto no parece que haya sido una buena idea.

Ashlyn no duda un momento y va tras el monje, desenvaina su espada y golpea con saña solo para descubrir cuan dura es la piedra

Igor desenvainó sus armas a la vez que echaba un vistazo a la puerta del castillo para asegurarse que esta seguía abierta. Si era cierta la profecía de la vistari, aquél era un combate que no podían ganar, no ahora. Necesitaban la espada que ansiaban los seguidores de Pelor.

Mientras todos se lanzaban al ataque, ignorando que se encontraban en medio de la habitación y fácilmente rodeables, hizo un gesto a Ocaso para que se mantuviera también a la defensiva, mientras trataba de retroceder, buscando algún gran candelabro o algo que sirviera para mantener la puerta abierta en caso de que esta decidiera cerrarse del mismo modo que se había abierto.

En pleno combate, aquel al que parecían que iban a ir dirigidos los primeros golpes decidieron retroceder hacia la entrada principal. Las estatuas de piedra dudaron por unos segundos, puesto que el Señor del Castillo salió detrás de ellos.

Cuando os quisisteis dar cuenta, la puerta que separaba ambas salas había quedado cerrada, y ahora solo estabais vosotros cuatro para enfrentaros a los dos dragones de piedra y las cuatro gárgolas.

Vuestros enemigos os superaban en número, y desgraciadamente, Igor estaba encerrado en una sala junto al Señor del Castillo.

Si queríais salir huyendo de all,í solo podríais meteros en las profundidades del castillo, una muy buena opción si lo que queríais era encontrar el Tomo de Strahd, ya os lo dijo Madame Eva.

- El tomo que buscáis contiene el saber de los antepasados y el saber de la tierra.

- El tomo es el corazón del señor, por lo que lo guarda cerca de él. Debéis buscar en las criptas, en los confines más profundos del castillo.

-Si buscáis el tomo y os adentráis en sus secretos, descubriréis el origen de la fuerza del señor. Si lo leéis con atención, también podréis descubrir como anularla.

La decisión la teníais en vuestras manos.

Haiayel lo primero que hizo fue nombrar a su dios Pelor y tocar a su compañera para que su fuerza se potenciase. En seguida, la mujer tomó forma de una culturista, sus músculos se potenciaron e hicieron más grandes, ahora estaba mejor preparada para golpear a sus enemigos.

Después Leo trató de golpear al Señor del Castillo, pero aquel hombre había desaparecido del lugar donde se encontraba, había sido tan rápido que a penas había logrado rozarle. Ahora les había dejado atrás y se había reunido junto a Igor en la entrada del castillo.

Y entonces las primeras estatuas, las que tenían forma de dragón se enfrentaron contra Leo y la paladín Ashlyn. Tan solo una de las garras de uno de los dragones logró traspasar la dura y férrea armadura de Leo.

Seguida de ellos, Ashlyn, potenciada por el conjuro de su compañero inquisidor logró encajar un duro golpe a uno de los dragones, traspasando su recia piel de piedra y clavando el filo de su arma mágica con facilidad.

Y entonces, las gárgolas atacaron desde las almenas mientras sobrevolaban la zona. Una de ellas, durante el vuelo cayó a los pies de Fisteus, mientras que las otras caían en picado sobre el resto de asaltantes. Todos lograron esquivar algún golpe menos el inquidor, pero no solo él salió herido, también la paladina recibió algún golpe.

Finalmente, Fisteus golpeó a la gárgola que había caido al suelo, pero sus puños no lograban atravesar la recia piel de piedra de la gárgola. Por lo que sintió como si se hubiese golpeado contra la mismísima pared.
 

-Mi escudo es férreo, y mi fuerza es la de Pelor. ¡Nosotros venceremos! - Exclamando eso alzo de nevo la maza y el escudo comienza a brillar con un reflejo divino.

El anfitrión ha escapado de un buen golpe, pero sus allegados no tendrán esa suerte.

-¡Muere maldito engendro!-Grito lanzando a uno de ellos un golpe con mi espada.-Que tu señor sienta como el bien te desgarra.

En el combate cerrado y con la adrenalina recorriendole el cuerpo la paladin no hacía sino descargar sus aún más fieros golpes sobre las criaturas de piedra. Al menos una debían abatir antes de continuar hacia las entrañas del castillo no le hacía ninguna gracia continuar hacia dentro con enemigos a la espalda...

Retrocedamos por el pasillo, busquemos las criptas...

Retroceder?.Bien ,hacedlo yo os cubrire.Replico mientras golpeo a la gargola con todas mis ganas.Una sonrisa se insinua en mi cara al ver aparecer unas fisuras en la piel petrea de la gargola.

Leo continúa golpeando al dragón de piedra contra el que se estaba enfrentando cuando descarga un fuerte golpe con su espada que brilló al entrar en contacto con su piel. El dragón hizo un gesto de dolor, como si no se terminase de acostumbrar a esa sensación y entonces mostró sus afilados dientes, dónde aún estaba la llama que iluminaba la estancia.

Entonces, ambas estatuas dragonianas no dudaron en devolver las heridas causadas y con un par de arañazos con sus garras trataron de herir a Leo y a Ashlyn, sin obtener ningún resultado.

En ese momento fue cuando la paladina propuso el hecho de seguir abanzando por el castillo, no era buena idea dejar enemigos atrás, pero peor idea era enfrentarse a unos enemigos que les superaban en número y que no podrían vencer. A pesar de ello, la mujer volvió a descargar varios golpes con su espada, que al igual que la de su compañero también brilló mientras salpicaban trozos de piedra. Sin duda, el conjuro lanzado por su seguidor logró provocarle muchos más daños a la estatua.

Las gárgolas volvieron a sobrevolar la zona golpeando a cada uno de los visitantes, pero la única que sufrió algún daño fue de nuevo Ashlyn, el resto había logrado esquivar sus arañazos con gran soltura.

Por último, Fisteus aceptó el plan de sus compañeros, ellos se adentrarían por el pasillo mientras que él los protegía, al fin y al cabo sus firmes votos le habían garantizado una férrea defensa casi insuperable por ninguna criatura. Desgraciadamente, sus puñetazos resultaban completamente inefectivos contra aquellas estatuas, pues se podía uno dar cuenta que por más golpes que asestaba el monje, ninguno llegaba a hacer el suficiente daño.

La pega de aquella huida era que había que dejar atrás a Igor y la de que Fisteus no os podría proteger de las seis criaturas contra las que os enfrentabais.

Y para colmo de males, pudisteis ver como dos armaduras encantadas comenzaban a descender por las escaleras que había en la dirección norte de la estancia, justo por el lado opuesto que habíais decidido tomar. Dos nuevos enemigos se unían a esa fiesta, siendo ahora superados doblemente.

La situación se torna cada vez más complicada, y soy plenamente consciente de ello. Pero debo prepararme para el combate, para poder salir victorioso de las pruebas que Pelor nos pone como sus adalides.

-Mi señora, estoy listo para cumplir sus órdenes - Anuncio a mi comandante mientras procedo a avanzar al igual que el resto, ya sea hacia adelante para enfrentarnos a unos enemigos o hacia atrás para enfrentarnos a otros.

-Que Pelor nos ilumine a todos.

-Si seguimos huyendo y se unen más enemigos como esas armaduras... -Mascullo entre dientes.-Nos veremos superados por mas enemigos de los que podemos vencer... Acabemos con ellas y reagrupemonos. Hay que abrirse paso como sea.