Partida Rol por web

Me sentía impotente. No podía hacer nada. Tras el combate con la bruja, mi cuerpo parecía haberse quedado inútil. Sólo me podía limitar a mirar...

O volver a gritar

¡MOVED EL CULO, PANDA DE VAGOS, QUE ESTÁN ATACANDO LOS LOBOS!

Haciendo gala de una habilidad inexistente, Thokk da una voltereta lateral hacia atrás esquivando cualquier intento de envite por parte de sus dos rivales. Los lobos gruñen al comprobar que el semigigante se le escapa de sus fauces para recoger su hacha.

Irina por su parte logró atravesar el duro pelaje del lobo que estaba atacando a Thokk. La flecha se le quedó clavada en el lomo, a pesar del golpe, la criatura aún continuaba en pie.

Don Urik y Fisteus alcanzaron a sus compañeros y trataron de ayudarles. Los lobos se giraron hacia ellos, uno atacó al monje, mientras que el otro lo hizo con el caballero del cuervo. El primero lo esquivó como de costumbre, pero el caballero no estuvo tan hábil, combatir sin armadura suponía un peligro y aquel lobo logro encajarle un buen mordisco que le hizo comenzar a sangrar a borbotones. Solo quedaba confiar en que aquella bestia no fuera un hombre lobo como los del bosque, o sino, terminaría en las mismas condiciones que Envy, con la excepción de que él, no sabría controlarlo como ella...

Seguí gritando, alguien más tendría que acudir.

¡VAMOS, AL FINAL NOS VAN A MATAR A TODOS PORQUE ESTÁIS DURMIENDO, JODER!

Thokk recogió su arma del suelo y se lanzó al combate de nuevo pero estaba claro que aquella no era su noche. 

Pego dos patadas  en el costillar al lobo que intenta   engancharme con  con sus  mandibulas  babeantes y  el bicho retrocede  acusando los golpes. Elegid otras presas hermanos lobos  que estas tienen la  piel dura y podeis romperos los dientes . 

Oyendo el ataque y los gritos de Quenya, Ashlyn decide que el resto del grupo será capaz de enterarse, así que no se preocupa de avisar a sus compañeros, si no que sale rauda por la puerta, recogiendo sus armas y su escudo. Por desgracia, sabe que no le dará tiempo a ponerse la armadura, así que lleva también la ballesta.
 

Envy despierta sobresaltada, saltando de la cama, mientras su ojos se abren bien grandes. No solo estaban atacando a Thokk, sino que eran los... ¿Lobos?

En el mismo movimiento de levantarse su cuerpo exploto en una crecida de huesos, músculos y pelo, al cambiar de forma. Buscando atravesar la ventana de su habitación de arriba y salir al encuentro de los atacantes, saltando sin importarle demasiado las alturas.

El veterano guerrero se despertó con un sobresalto. Le había parecido oír gritar a alguien, desde luego su oído ya no era el de antes. Pero sus instintos hicieron que se levantara y comenzara a ponerse la armadura.

Al poco volvió a escuchar el grito de antes, era Quenya. ¿Los lobos? ¿Aquí en el pueblo? Malditos sean.

Wolkot terminó de ajustarse la armadura y se dirigió a la salida. No le había dado tiempo a ponerse toda la armadura, ni siquiera de terminar de ajustársela, que era lo que hacía en el trayecto a la puerta, pero uno de los suyos estaba en peligro y su código del honor impedía que lo dejara allí solo.

Bajó la escalera de dos en dos, a pesar del dolor que eso le producía a la ciática,  y con el arma en la mano se dispuso a salir al exterior.

Tratando de perder el menor tiempo posible, me coloco la armadura y salgo en busca de los lobos espada en mano. ¿Es posible que ahora nos esten atacando cuando en su momento no les importaba este lugar? Algo hay detrás de esto, seguro.

Alese había estado a punto de hablar con el hombre-mono, pero ni siquiera le dio tiempo a eso, así que con un resoplo de puro agotamiento bajó a la calle. Estaba agotada, y sin conjuros, pero aún podría curar a los heridos.

Igor, que dormía con la armadura puesta, pues viviendo en el bosque se había acostumbrado a ello, se levantó rápido al escuchar los gritos de Thokk y abrió la ventana de su cuarto* para ver qué ocurría y la fuente del ataque.

Luego, salió de su habitación a toda prisa para hacer frente a la nueva amenaza. Aunque con toda seguridad la mejor estrategia era que sus compañeros se replegasen a la posada que combatir en campo abierto donde con casi toda seguridad les superaban en número.

Don Urik recibió el doloroso mordisco de su rival apretando los dientes y lanzando un mandoble con su espada argéntea.

No sabía las consecuencias del mordisco, pero lo que sí era seguro es que debía acabar con esos enemigos antes de que hirieran a alguno de sus compañeros. Así con renovadas fuerzas y alejando los pensamientos de incertidumbre licantrópica, el caballero del cuervo siguió con el combate sin preocuparle las consecuencias.

Irina volvió a atacar, consciente de que ellos estaban ahí con intención de matarla a ella, y sus compañeros estaban resultando heridos por su culpa.

Observé cómo iban apareciendo. Si había alguno que no bajaba, volvería a gritar hasta que apareciera hasta la última mosca.

Thokk recuperó el arma que había perdido y se lanzó contra una de aquellas bestias, con tan mala suerte que tropezó y se cayó al suelo, por suerte logró esquivar el filo de su propio hacha que quedó a menos de dos centrímetros de su horrenda cara.

Irina volvió a disparar un nuevo virote, pero una vez más se perdió entre las oscuras calles del pueblo. Fisteus por su parte, descargó un par de puñetazos sobre el lobo logrando atravesar su dura piel y quebrándole así algún hueso de alguna costilla.

Finalmente el caballero del cuervo descargó un buen golpe sobre el otro lobo, logrando esta vez hacerle un ligero corte en el costado.

Los lobos, al ver como lentamente iban siendo heridos se pusieron aún más agresivos y parecían tener sus ojos inyectados en sangre, así que sin pensárselo dos veces, se revolvieron sobre sí mismos y descargaron un par de buenos bocados sobre ambos combatienes, esta vez la rabia era tal, que ni el ágil Fisteus fue capaz de esquivarlos.

Mientras tanto, el resto de compañeros escucharon las súplicas de la semi dragona y se lanzaron en su ayuda. Envy fue la más rápida, que en un gesto heróico, se lanzó por la ventana con tal de llegar antes en su ayuda.

Envy vio lentamente mientras atravesaba el aire, los pedazos de vidrio y madera que saltaron destrozados con ella, mas el suelo se le acerco pronto y un gran dolor le provoco el volver a tener contacto con el.
Pero ella amortiguo lo que pudo con sus ahora grandes patas peludas y musculosas. Para luego emitir un atronador rugido de dolor y mucho enojo, mientras se exibia reclamando atención ante los enemigos. Mas luego lo único que hizo fue salir hecha una furia de dientes, garras y músculos, ademas de pelo hacia la contienda que se aconteciese a varios metros de ella.

Ella ahora solo iba hacia adelante, y pobre de quien se pusiera en su camino.

El lobo se revuelve y clava sus diente en mi carne.El dolor me recorre el brazo y la sangre comienza a gotear en el suelo .El orgullo te ha cegado,, bajaste la guardia y he aquí el resultado.No parece que el lobo vaya a abandonar y ahora que ha probado el sabor de mi sangre aún menos  así que suspiro y  vuelvo a golpearlo .Lo siento .

Pese a no llevar armadura y por esto recibir los fuertes zarpazos que su armadura hubiera detenido, el caballero del cuervo no cejó en su combate, sin siquiera pensar en las altas posibilidades que tenía de acabar mal.

Con su mirada fija en el oponente, Don Urik atacó sacando fuerzas de su interior más puro.

El sentimiento de frustración empezó a extenderse por todo mi cuerpo. Ahora mismo era inútil para todos mis compañeros. Con una descarga de mi ácido podría haberme deshecho de unos cuantos lobos, sin embargo... Estaba allí, en las escaleras, pegando gritos cual loca.

Qué vergüenza...