Partida Rol por web

A mi no. - dijo Thokk mientras colocaba el hacha sobre su hombro. Por fin había podido acertar un golpe pero sin duda estaba lejos de haber sido su mejor combate... - Creo que es peligroso que Irina duerma separada de los demás. Anoche vi a un tipo merodeando la taberna y ahora esto. - dijo el semiogro a nadie en particular. 

Nos han herido pero nada grave .Respondo  despreocupado mientras limpio algo la herida .No parece que sea muy profunda y ya no siquiera  sangra tanto 

- Sigo teniendo bastantes curaciones para hoy, puedo curaros sin gastar recursos, acercaros que os vea... lo que me preocupaba es que fuesen hombres lobo y hubiesen infectado a alguien...

La sangre del lobo partido por la mitad salpicó al caballero que estaba en el suelo. La salgre lupina se camufló perfectamente con la suya propia que manaba abundántemente por varias heridas que se percibían en su desnudo torso.

Poniéndose en pie de forma trabajosa, Don Urik envainó su espada y luego se recogió el pelo en una maltrecha coleta. Tras eso se miró las heridas.

- Estoy... estoy bien- le dijo a Alese casi mareado por la falta de sangre y por la fatiga del combate-. Si acaso limpiar las heridas con un baño y suturar un par de rasponazos- dijo señalando una herida muy fea de una garra que tenía en el costado, que incluso había llegado hasta el hueso-. Pero puede esperar, gracias, dama Alese.

Dicho esto se acercó tambaleante a Fisteus y a Envy. Al llegar reconoció que les habían herido y se dejó caer de rodillas.- Sir Fisteus, comprenda que debo curar primero a una dama. Seguro que la dama Alese puede curar sus heridas mejor que yo- Dicho esto se concentró e impuso sus manos sobre el cuerpo de la mujer lobo. Almomento estas emitieron un brillo cálido y una especie de energía curativa salió de las mismas para curar a Envy.

Cuando terminó se levantó a duras penas y mirando al grupo dijo intentándose mostrar lo más serio y conciso que pudo.

- Yo me postulo como guardián de la Dama Irina para protegerla esta noche- se presentó voluntario-. No dormiré y no dejaré que nadie entre en su habitación. Haré guardia en su puerta. Mañ...mañana ya habrá tiempo de curarme.

- Hombres... La galantería no está reñida con el sentido común. Ven aquí idiota... 

Alese colocó las manos sobre el paladín y dejó que la energía fluyese en una sensación cálida y agradable para ella. Era un placer casi erótico sentir como su simple deseo curaba las heridas más graves. Después, cuando lo peor hubo pasado, emitió su ya característico halo curativo, y cerró por completo las heridas de todos.

- Esta noche dormiremos todos en la taberna, nos repartiremos en una o dos habitaciones y atrancaremos las ventanas, los que no continúan dañados se repartirán las guardias, los demás dormiremos. Mañana no saldremos de aventuras, necesitaremos reposar todo el día para poder recuperar todo el daño que nos han hecho. Ojalá mis poderes curativos llegasen más lejos de lo que llegan, pero no hay otro modo me temo.

Envy no tubo ni tiempo de objetar antes de que el caballero del cuervo se cayera de rodillas, ya que era una mejor descripción a que lo había hecho normalmente, frente a ella imponiendo sus manos para cerrar heridas superficiales en sus piernas debido a su caída desde el piso de arriba de la posada.

Ella solo pudo acercarse a el, poniendo sus manos en los hombros del hombre, mientras ella volvía a su forma humana. -Seras idiota, que preocuparte por mi! Estas mas herido que nadie- Dijo mirando como su torso estaba surcado por muchas heridas de aspecto feo. Y ella le preocupaba que le hubieran mordido. Con lo cual una vez lo dejo al cuidado de Alese ella se dirigió a los restos de los lobos, olfateándolos bien a ver si reconocía alguna esencia conocida, o al menos si eran lobos o licantropos.
Debía esperar unos minutos aunque sea dándole oportunidad a que los cuerpos volvieran o no a su forma humana. Eso seria lo determinante.

Seguía en la ventana contemplando la galantería de Urik.

Este caballero... pensé con una sonrisa en los labios.

Entrad ya en la taberna. Si vuelven, sois un blanco perfecto.
 

Ni a Igor, ni a otros, les había dado tiempo siquiera a salir de la posada para afrontar la amenaza, pues al atravesar las puertas de esta, parecía que ya se había dado cuenta de ella. 

Con Ocaso a su lado, esperó un rato fuera, al lado de la puerta para enterarse de qué era lo que había ocurrido y de quienes les habían atacado.

Urik se dejó hacer por Alese y al poco rato sus heridas estaban cerradas y su ánimo y vigor renovados. Tras esto el caballero miró a la mujer que lo había curado y poniendo rodilla en tierra le cogió la mano y se la besó.

- Le agradezco de todo corazón que cure mis heridas, pero le agradezco muchísimo más que cure y se preocupe por el resto de la gente. Es usted una bellísima persona. Su bondad no tiene límites. Muchas gracias, mi dama.

Tras esto se levantó y miró a los allí reunidos y después a la espesura. Quenya tenía razón, debíamos permanecer en la posada allí podríamos hacer frente a lo que se nos viniera encima. Pero no quería dejar a nadie fuera. El caballero del cuervo sería el último en entrar.

Estoy de acuerdo en que debemos estar todos juntos, pero no considero que la taberna pueda ser más segura que mi casa. Aunque lo dejo a vuestra elección, os seguiré.- luego se acercó a Don Urik.- Gracias por arriesgar vuestra vida, y por seguir tratando de protegerme a pesar de vuestras heridas, estoy en deuda con todos.

- No dama Irina, estas luchando por lo mismo que nosotros, con lo que no nos debes nada. Máxime si las fuerzas malignas están en tu contra y te buscan. No, estás en el mismo carro- dijo asintiendo y sonriéndole levemente.

El veterano se sujetó la parte del peto que estuvo a punto de caerle al suelo. Había intentado ajustarse al menos la parte del torso, pero la urgencia de la voz de la mujer verdosa había hecho que desistiera de tal intento y la armadura quedara desajustada.

Levantó la mirada ante los comentarios de los demás.... Pues yo creo que deberíamos ir todos a casa de Irina. Ya hemos atraído suficiente la atención de toda criatura del mal sobre nosotros como para seguir poniendo en peligro a los aldeanos. Además, allí podemos hacernos fuertes y esperar a cualquiera que venga a por nosotros.

-No creo que sea buena idea desplazarnos por la noche. Pasemos la noche en la taberna y al amanecer veremos.- La paladín carga la ballesta de nuevo mientras habla. Pese a que el combate ha terminado, conviene ser precavido.

-Yo haré la primera guardia.- Ashlyn está deseando volver a la habitación y poder ponerse la armadura.

Estoy herido pero no es nada grave así que si no te importa compartiré la guardia contigo Ashlyn.Me ofrezco al ver que hay demasiada gente  herida o que no esta equipada para quedarse  a vigilar .

- No podemos quedarnos indecisos. Nos metemos en la taberna, nuestras cosas están allí y es más fácil llevar las de Irina allí que al revés. Bloqueamos ventanas y puertas, salvo una. Y harán guardias los que no estén heridos ni debilitados. Mañana descansaremos para poder curaros a todos.

- Dama Irina. Creo que los demás tienen razón- comenzó diciendo amablemente-. En ésta ocasión es preferible que durmamos en la taberna, si bien es bueno cambiar de localización para hacernos rutinarios. Así, si lo deseáis, la próxima noche cambiaremos a vuestra casa para descansar- propuso el caballero.

Luego se giró y dijo- Yo haré la siguiente guardia.

Y yo acompañaré al chico cuervo. Después dejad que estos huesos descansen tranquilamente porque no sé si serán capaces de alzar para un nuevo combate.

El semblante del veterano estaba serio. Con los ojos un poco más hundidos, rodeados de una oscura sombra, parecía haber envejecido varios años en sólo un par de noches allí. 

El cansancio iba haciendo poco a poco mella en el viejo guerrero.

Como deseéis pues.- dijo asintiendo con la cabeza. No será necesario Fisteus, recuperaos y yo acompañaré a Ashlyn en la primera guardia.- tras decir esto, Irina recoge la ballesta que tiró al suelo y se prepara para hacer guardia.