Partida Rol por web

Sin decidirse por ningún plan de ataque, y tras pasar una buena noche de descanso, los aventureros pudieron dormir sin sufrir ningún percance. Ismarck había hecho guardia durante toda la noche, y les comentó que lo único extraño que había visto fue llegar a una bandada de murciélagos gigantescos cuyos ojos rojizos brillaban en la oscuridad, rodearon la casa varias veces y se marcharon. Sin duda eran siervos de Strahd, pero ya no podría descubrir nada que no supiera ya.

Al alba enterraron o incineraron los cadáveres y llevaron los restos al cementerio. Hicieron una plegaria en nombre de cada uno de ellos, y también rezaron los creyentes. Una vez que todos aquellos asuntos se dieron por concluídos, Irina les preparó algo de comida para empezar el día fuerte.

Era hora de trazar un plan para encontrar la espada, aunque fuera ir a lo loco y tratar de entrar en el bosque y rezar por salir con vida de allí.

Finalizado el sepelio de los compañeros caídos el día anterior, y a pesar de la imperiosa necesidad de afrontar el nuevo reto que tenían ante ellos, a Igor no se le ocurría una forma razonablemente segura de recuperar el arma que necesitaban pues ni siquiera sabían su ubicación, así que lo tenían complicado, muy complicado.

Quizá aún no era tarde para negociar con ellos, aunque para ello necesitarían algo con lo qué negociar y no se le ocurría el qué podían desear los licántropos que vigilaban el bosque. Solo Envy podía tener alguna idea sobre aquello, así que le preguntó.

- Envy, ¿se te ocurre algo que les pueda interesar a los licántropos? ¿Algo que podamos intercambiar o que podamos hacer por ellos por lo que nos dejasen adentrarnos en el bosque sin tener que acudir al derramamiento de sangre? -

- Si no sabemos de nada que podamos intercambiar, no sé como podremos hacer. Siendo todos teníamos pocas oportunidades, con tantas bajas no veo el modo de conseguirlo. En todo caso, no sería buena idea lanzarnos a lo loco, prefiero volver hoy de vacío e intentarlo mañana, o pasado, que perder varios compañeros más, o que nos masacren a todos. Seamos muy prudentes por favor. Sugiero rodear el bosque para ver si hay otras entradas o si tienen centinelas en todas ellas, aunque con su nariz supongo que no lo necesitan...

Envy estaba que comia a dos manos, Irina cocinaba bien, y ella estaba famelica, por lo cual cuando quiso responderle en la mesa a Igor, casi se atraganta, y tuvo que empezar a golpearse el pecho. Ella habia conseguido por suerte algo de ropa de cuando Irina era mas joven. Asi que le habia devuelto la capa a wolkot.

Una vez que pudo tragar, se ayudo con un buen trago de jugo, y ahi recien respondio. -Me extraña que de todos seas vos quien me pregunte eso Igor- Y luego dio un mordisco a algo de panceta que tenia a manos, mastico, y siguio. -Mira a Ocaso, (y lo señala con un gesto del brazo) ¿Que necesita el? ¿Comida? ¿Ropa? ¿Dinero? Sabes muy bien, que el esta contigo porque el cree que eres digno de que te acompañe, no porque tu puedas ayudarlo, o el necesite que lo protejas, o lo alimentes-

Sonrió ante las palabras de Envy - Sí pero también está conmigo porque soy el lider de la manada. Y yo como líder me veo en la obligación de proveerle y protegerle. Y mi posición de lider se mantiene en la medida en que sea capaz de hacerlo. Nosotros somos dos y mis responsabilidades son pocas, ¿pero en una manada grande? mantener el liderato no debe ser algo sencillo y en estos bosques no siempre abunda la comida.

Y ofrecer una participación en la ganadería de la zona ¿sería eso posible Irina? Quizá una mayor facilidad en la consecución de recursos pudiera ser algo que pudiera interesarles. -

— Dudo que quieran alimentarse de animales recluidos y dejar de cazar sus propias presas — digo uniendome a la conversación —. Sok criaturas vivas, la amenaza que intentamos enfrentar también les perjudica, si bien podrían mantenerse al margen, eso provocaría que el pueblo terminase cayendo, y cuando lo hiciese, todos sus antiguos habitantes se sumarían a los enemigos que tendrían que abatir cuando ataquen su territorio. Tenemos que hacerles ver eso, que no luchamos por humanos, ogros o elfos, sino por los vivos, y que necesitamos su ayuda.

Curioso me empiezo a acercar a paso lento al lobo y lo miro desde mi posición ventajosa dada mi superior altura antes de bajar la cara curioso para olerlo.

Quenya negó con la cabeza ante las palabras de Ravyn. No había estado con ellos antes, no sabía qué reacción habían tenido los licántropos con ellos.

Esta es la segunda vez que nos acercamos de manera pacífica a ellos, y casi nos destrozan. El pueblo de Barovia les da igual, pues les han perseguido y les han maltratado. Les da igual qué queramos, qué intenciones tengamos. Y ellos no son los verdaderos guardianes de la espada. Simplemente está en su bosque. Si queréis hablar con ellos, creo que lo mejor es presentarse a voz en grito, que sepan que vamos. Ah, y sin entrar en el bosque, que luego nos rodean y no me hacéis caso recordó la semidragona respecto al anterior enfrentamiento.

Yo tampoco veo que negociar sea una opción. Dijo lamentándose. Pero quedarnos de brazos cruzados tampoco, dijo mirando a Alese. No tenemos más remedio que adentrarnos en ese bosque y recuperar la espada, quizá si en lugar de enfrentarnos a ellos, lo único que hacemos es huirles, o tratamos de organizar señuelos para que algunos de nosotros logren introducirse en el interior del bosque, quizá solo así podamos recuperar la espada.

Yo me ofrezco como voluntaria para enfrentarme a ellos, si hay alguien que me apoye, el resto podrán encargarse de buscar la espada, mientras nosotros nos encargamos de entretenerles. Sé que es arriesgado, pero el poder de Alese ya nos ha salvado otra veces. Confío en ella. *

Ellos saben de lo que somos capaces. La última vez acabamos con unos cuantos de ellos y ninguno de nosotros se terminó uniendo a sus filas. Ellos lo saben. No se arriesgarán a seguir disminuyendo en número. Les hemos demostrado que no merece la pena debilitarse en un enfrentamiento con nosotros.

El veterano miró al resto de sus compañeros. 

Aún así esta vez tendríamos que ir preparados por si acaso. Aceite y fuego, no creo que a estos lobos le guste que se les chamusque el pelo.

Y no estoy de acuerdo contigo, chiquilla... dijo el guerrero mirando a Irina, como ya hemos demostrado alguna vez nuestra fuerza está en la unión de todos, mira lo que pasa cuando nos separamos.

Sí, acabamos con alguno de ellos, y Alese nos salvó también, no te olvides, Wolkot le refrescó la memoria al viejo guerrero. No iba a ser tan sencillo, no se iban a rendir a ellos así, por las buenas. Y no eran viejos amigos.

Sinceramente, no se yo si separarnos es la opción más inteligente. Somos diez miró a la criatura de Ravyn once, y dividirnos en dos grupos nos haría más débiles
 

Está bien, nos enfrentaremos todos juntos. Pero para acabar con ellos necesitaremos armas de plata, y magia. Mucha magia. Dijo mirando a sus compañeros arcanistas. Quizá ellos fueran capaces de acabar con todos.

Luego vio como muchos de ellos ya ni decían,  ni hacían nada. Simplemente se limitaban a esperar, a que la mayoría, o al menos una voz cantante decidiese.

Lo mejor será que quién esté conmigo, de un paso hacia delante y salgamos de la mansión. El resto, si estais cansados o no queréis luchar, quedaros donde estais. Pero es el momento de recuperar la espada y entrar en el castillo. Los demás os podéis quedar durmiendo si así lo deseáis. Dijo al comprobar que muchos de los presentes no decían ni hacían absolutamente nada.

- Está claro que hay que ir allí, y valorar la situación sobre la marcha, sabemos a qué nos enfrentamos, al menos a priori, pero no sabemos cuántos son y dividirse solo hará que puedan caer primero sobre un grupo y luego sobre otro, tienen todo el tiempo del mundo pues ni siquiera nosotros sabemos a dónde hemos de dirigirnos. -

- Todo apunta a que habrá que improvisar y combatir si no queda otra, aunque yo intentaría que fuera nuestra última opción, pues sin lugar a dudas lo haremos en las peores condiciones y en el sitio menos ventajoso para nosotros.- añadió.

Sin dudarlo doy un paso al frente.

—No estoy acostumbrado a luchar con ese tipo de criaturas, no me hace ninguna gracia combatir contra cualquier ser que tiene tanto derecho a la vida como cualquiera de nosotros, pero no creo que tengamos alternativa.
Miro a la puerta y me tomo un par de segundos

—Eso sí, no dispongo de flechas de plata ni conozco sortilegios como para hacer frente a nada, así que no sé si mi arco, mis flechas, las garras y dientes de mi fiel compañero podrán ser de ayuda alguna.

Envy se habia quedado callada ante la charla, todos tenian en parte razon, pero eso no ayudaba. Y ella era a quien menos le gustaba luchar contra una manada de licantropos, aunque era la que menos riesgo corria, ya que no podian convertirla en licantropo, ya que era una.

-Creo que soy la mas reacia a luchar con ellos, aun cuando no me han aceptado entrar en la manada, aunque desconosco el porque, lo intente hace unos dias, era mi intencion... infiltrarme, pero bueno, el punto es que no podemos ponernos demasiado diplomaticos ante como estamos conseguir la espada-

Luego recordando en parte lo dicho por Igor, le parecio tener una leve idea de algo que tenia la ligera probabilidad de funcionar. -Tengo una idea- Dijo en voz no muy alta, ya que no era que hubiese encontrado oro. -No se si funciones, y tampoco es que sea una genialidad, y nos estariamos jugando una pequeña apuesta, pero si tal vez, solo tal vez conseguimos que acepten reconocernos dignos de pelear por el derecho de paso por su territorio, me refiero a hacer un duelo, o algo por el estilo, no algo entre un todo contra todos, probablemente no nos reconoscan como iguales, pero al menos el intentarlo y que acepten, podria llevar a un menor riesgo de todos nosotros-

Luego miro a Igor, Thokk y Ravyn, -Ustedes tienen mas conocimiento que yo sobre lobos y manadas, parecera ridiculo de quien viene, pero nunca he pertenecido a una, soy lo que llaman un omega, una solitaria la cual es rara que siga viva, ya que licantropo o lobo, si estas solo es normal que mueras si no encuentras nueva manada-

- Estamos olvidando que en el último enfrentamiento murieron varios de los suyos, pero pudimos haber muerto todos nosotros. Y si nos dejaron con vida seguramente fue porque contaban con habernos infectado a varios de nosotros, cosa que era cierta y de la que nos salvamos de verdadero milagro, algo que no sucederá una segunda vez. Y ahora las bajas nos han hecho más débiles. Sigo apostando por no precipitarse, y dedicar el día a examinar los alrededores del bosque, sin penetrar en él para no forzar el enfrentamiento, y ver qué opciones tenemos. No necesitamos hacer un acto de heroísmo cada día.

Quenya dio el paso automáticamente. Fuese cual fuese la decisión final, estaba harta de esperar. Si tenía que hablar con los lobos, hablaría. Si tenía que cortar cabezas... Agarró con fuerza la espada de Urik.

Mi magia no es de área, no puedo atacar a varios enemigos a la vez a no ser que estén en el camino del conjuro algo en su estómago se removió, como deseando salir. Pero debemos ir ya hacia el bosque. Sea para hacer lo que dice Alese o para intentar hablar con ellos o lo que sea. Por cierto, la idea de Envy me gusta. Si restamos al que sea el líder de la manada, quizá nos dejen entrar... O puede que no, pero algo hay que intentar.

Irina miró a Quenya y se puso en pie. Que así sea, dijo la mujer que resultaba ser la más débil de todo el grupo pero quizá la más valiente. El que quiera luchar, o inspeccionar el terreno que me siga. De camino hacia el Bosque podemos tejer un plan. Pero seguir aquí discutiendo es absurdo. Dijo mientras abría la puerta de la mansión y se marchaba. Los que estéis a gusto en mi casa, quedaos. No os obligamos. Miró a Alese, y sabía que en el fondo ella le seguiría, pero sabía que muchos de sus compañeros llevaban mucho tiempo callado, y sabía que tarde o temprano se retirarían, así que era muy probable que el grupo se viera reducido aún más.

Es hora de actuar.

Wolkot se presentó con su cada vez más dañada y abollada armadura y con su no menos perjudicada espalda, dispuesto a seguir a aquel grupo de jovencitos hasta que los dioses quisieran.