Partida Rol por web

El grupo optó por rodear el peligro, de manera que pudieran evitar el enfrentamiento con aquél enorme avispero. Gracias a esa aproximación hubo un casual descubrimiento y no fue otro que la abundancia de manzanos en la zona. Crecían rojas colgando de los árboles, algunas caídas en el suelo. Y tales frutas podrían alimentar bien a los fugitivos, de no ser porque las avispas estaban en el camino.

La casa no era demasiado grande, estaba en mal estado y todo en el interior semejaba destrozado. Desde las ventanas no se percibía nada valioso, tan sólo estaba vacía y algunos muebles rotos premeditadamente.

Ante el descubrimiento de los árboles frutales y el montón de manzanas que podrían conseguir para alimentar al grupo de fugitivos, Xander levantó levemente el ala de su sombrero para admirar aquel suculento tesoro.

- Fiiiiuuu... Eso es algo muy valioso para dejarlo escapar. Con todas esas manzanas podemos alimentar a todo el grupo y a nosotros mismos. No se el tiempo que estaremos escondidos en el bosque, así que no estaría de más tratar de hacernos con ese suculento botín. - Dijo mientras se frotaba las manos.

De vuelta en sí, aprovechó para mirar por las ventanas de la edificación ruinosa, aunque nada percibían en su interior. Quizás no fuera tan mala idea, después de todo, echar un vistazo al interior.

- ¿Queréis que echemos un vistazo ahí dentro antes de confraternizar con las avispas? - Dijo el alquimista, mientras preparaba unos de sus viales, mezclándolo con otros ingredientes y añadiéndolo a sus preciadas bombas.

El estómago de Ghion hace un ruido audible ante la visión de tantas manzanas de aspecto hermoso y jugoso. Esto... perdón, dice avergonzado. Estoy contigo Xander. Que todos se rellenen los bolsillos, mochilas o zurrones hasta los topes.

Mientras, el luchador se acerca a las ruinas midiendo sus pasos para evitar hacer ruidos o que las piedras rueden, apoyando los pies cautelosamente. Allí, observa bien el interior, buscando algún resto de valor, levantando fragmentos de piedras por si tapan alguna pista del lugar o su contenido.
 

-Estoy con vosotros... Necesitan el alimento.- La vuelta a la construcción había resultado prometedora. Los árboles frutales podrían dar el alimento y la energía que el grupo necesitaba. -Habrá que acabar con el avispero si queremos cogerlas...- Volvió a girar la honda por encima de su cabeza. Su supervivencia dependía de ello.

Si es necesario... a este tipo de insectos hay que golpearles con fuego o armas y conjuros de area, a base de espadazos o porrazos no vamos a conseguir nada. Creo que los fuegos de alquimista que encontramos en la ciudad nos irán muy bien.

Sin duda es arriesgado atacar a esas bestias. Afirmó el paladín. Pero no seré yo quien se retire. Dadme un momento, que encienda la antorcha, y atacamos... Esos fuegos de alquimista que comentaste... Esta vez se dirigió al extraño hombre azul... algún día tendría que preguntarle de que raza era, pues extraño parecía sin duda. ¿Cuántos tenemos?

Su experiencia matando insectos era más bien reducida, pero intuía que a base de espadazos poco podría hacer... ¿Quizá hubiera otra forma de lidiar con ellos?*

Convencidos de que era necesario rescatar todas aquellas manzanas para que los seguidores pudieran alimentarse adecuadamente durante aquellos duros días, el grupo se acercó buscando las posiciones oportunas. Valk había encendido su propia antorcha y repartido entre el resto, de esa forma contaban al menos con una arma con la que poder luchar, aunque la amenaza era compleja. Las avispas reaccionarían agresivamente en cuanto notaran la presencia de todos ellos. Por ahora, zumbaban con normalidad, pero Ender y Alexander estaban decididos a actuar los primeros.

Mientras todos tomaban posiciones, Xander comenzó a preparar lo poco que le quedaba de la bomba que iba a lanzar a las avispas, sin mayores miramientos. Antes de eso, giró la cabeza buscando a Ender y el resto de compañeros.

- Psssstt... Esta pequeña va a saludar a nuestras amigas las avispas. Me temo que no les va a gustar. Pero he incluido un regalito para que les cueste vernos, en forma de humo espeso. Je, je, je. - Reía por lo bajo de forma socarrona. - Por cierto, preparar esos fuegos alquímicos que conseguimos, puede que nos vengan bien ahora.

Tras sus palabras, esta vez si se preparó para lanzar su bomba, al tiempo que hacía una pequeña cuenta atrás avisando al resto del grupo.

- Tres, dos, uno... - Y lanzó su bomba, que sobrevoló el lugar en busca de caer en el meollo donde se encontraban las avispas, acabar con cuantas más mejor y de paso cegarlos y/o atontarlas con el humo.

Aquí las espero... Ghion, situado en un lugar estrecho de las ruinas junto al paladín, confía que si las avispas se ponen agresivas tengan que pasar por esta especie de pasillo entre paredes caídas antes de llegar a sus compañeros.

Antorcha en mano, previamente compartida y encendida por Valk y Ender, aprieta los dientes consciente de que en breve puede empezar a sentir picaduras, cuando la bomba de Alex sobrevuela su cabeza y aterriza donde las avispas, creando una nube de humo.

Ender no recogió ninguno de los fuegos de alquimista pese a ser idea suya... el frasco le parecía pesado* y no tenía confianza de poder lanzarlo muy lejos.

Pensó que la mejor manera de ayudar sería distraer al enjambre. Empezó a gesticular y a entonar un conjuro.^

Alertadas por la primera explosión el grupo de insectos revoloteó en busca del origen de aquél ataque. Pronto sobrevolaron el humo y envolvieron a Valk y Ghion, quienes armados con simples antorchas trataban de quemar algunas de las pequeñas criaturas.

Atrás, Ender intentaba invocar alguna criatura aliada que pudiera suponer una diferencia. Las diversas fuentes de fuego quemaron algunas de las avispas pero rodeados, ambos guerreros comenzaron a recibir picotazos y los diminutos aguijones dolían horrores siendo una poderosa arma a pesar de su tamaño.

Tratando de mantenerse estoicamente en su posición, Ghion aguanta las picaduras de las rabiosas avispas, que le envuelven buscando aguijonearle; la contrapartida para los insectos es que mientras lo intentan, caen sin quererlo achicharradas por el fuego cuando vuelan demasiado cerca de la llama de la antorcha.

- Maldita sea, esos bichejos se mueven rápido y me cuesta acertarles. ¡Eh, vosotros! ¡Movéos de ahí si no queréis que esas avispas os piquen! - Gritó a sus camaradas más adelantados.

Mientras tanto y sin moverse del sitio, Xander apuntó con una nueva bomba, tratando de apuntar a un lugar que no dañase a sus camaradas, una vez detonase su bomba.

Con la honda en la mano bien sabía que apenas haría nada, pero lo que se acercó a la refriega, incluso a sabiendas de que se llevaría algún picotazo. -Necesito una antorcha!- Anunció al ver que no portaba ninguna. Siempre había confiado en su magia para iluminar su camino.

Sin poco más que aportar, se acercó a Valk y susurró una palabra de poder. Rodeando al Paladín con un aura de resistencia.

El mago acabó su conjuro y apareció un pony celestial, en cuyo idioma le ordenó atacar a las avispas. Era algo cruel, pues sabía que no podía hacerle nada a los insectos, pero tal vez podía ahorrarle unos cuantos picotazos a sus compañeros. Después, no sabíendo que más hacer conjuró una mano de fuerza y empezó a dar manotazos en el aire*.

Un pony color gris se materializó, atacando al instante con sus pezuñas sin lograr ningún efecto aparente. En ese tiempo, Valk y Ghion llevaban a cabo un mortal combate contra los insectos y habían sido rodeados y picoteados. Portaban las antorchas y con ellas lograban quemar algunas de ellas, de forma similar a como hacía Alexander con sus granadas.

El semiorco falló el ataque pero al explotar su poción la zona quedó llena de un espeso humo. Las avispas siguieron con su ataque hasta que el humo se condensó demasiado y entonces el enjambre retrocedió volviendo hacia el lugar donde debía de estar el panal. Antes de hacer aquello los dos héroes ya mostraban en la piel los estragos de las pequeñas asesinas.