Partida Rol por web

Sin poder salir de su asombro, escuchó que Aubryn había sobrevivido y eso causó que abriera un poco los ojos.

- ¿Aubryn estaba allí? Sin duda tenemos que hablar con ella.

Justo después el extraño samsaran le ofrecía el papel con la escritura goblinoide. No entendía nada de aquello pero era una nueva prueba de que algo sucedía.

- Reconozco que es muy raro lo que me cuentan. Les acompañaremos hasta donde dicen. Creo reconocer a algunos de vosotros de haberos visto por Phaendar, pero la exploradora es amiga mia así que reuniré a la familia e iremos.

El Gristledown pareció convencerse y apretó suavemente los puños.

- No perdamos tiempo, vayamos ya.

Dijo con intención de acompañaros de vuelta al campamento.

Perfecto, qué buenas noticias, dice con sinceridad Ghion, aliviado porque esta comunidad de leñadores sea más sensata que el ermitaño que dejaron en medio del bosque.

Os ayudaremos a recoger las cosas. Coged solo lo estrictamente necesario. Lo demás... estad preparados para lo peor, que es no volver a verlo, termina pragmático y sin mucho tacto el óraculo.

Los Gristledown hubieron de recoger sus bártulos, un proceso que llevó tiempo, consumiendo varias horas añadidas al encuentro con el anciano. El grupo necesitaba que el sol se moviera más lento, hecho del todo imposible. El viaje de vuelta al campamento trajo consigo un reencuentro del hombre que os había recibido, Tim, con la convaleciente clérigo de Caylean. Se conocían ya y había confianza entre ellos, de manera que pudieron charlar, confirmando los graves problemas. En efecto, algo importante debía de haberse iniciado en Phaendar a tenor de los esfuerzos de los hobgoblins por asegurar la zona.

Ya sin tiempo para marchar a otro lugar, hubo de reposar los huesos en el improvisado lugar, tras cenar frutas y algunos de los otros alimentos que se habían conseguido recuperar. Ahora había más bocas que alimentar pero ya el viejo mago había dado algunas pistas para encontrar una zona bien surtida.

Así, al día siguiente, con el ánimo resuelto, iniciaron de nuevo el camino. Unas horas más y llegaron a encontrarse con toda una despensa natural de vayas y uvas. Vids verde azuladas, bayas rojas. Un buen surtido de frutas que allí habían estado esperando todo ese tiempo.

Bueno, alimentos en abundancia... algo es algo... Ghion ya medita cómo hacer uso de ellos de una manera segura.

Creo que a la vuelta tendríamos que indicarle a Gristledown cómo llegar aquí, piensa en voz alta. Y que hagan partidas con gente armada, para venir a recoger fruta de forma periódica. Sí, creo que será lo mejor.

En fin, dice girándose hacia sus compañeros. Lo mejor es que cojamos algo para nosotros mismos, y sigamos adelante. Veld nos habló de algunos lugares más a los que podemos dirigirnos. Pero... hace mucho que no nos topamos con esos malolientes hobgoblins. Yo redoblaría las guardias y estaría más alerta si cabe.

- Secundo lo dicho. - Dijo rotundamente el alquimista, mirando a Ghion. - Tenemos que tener a esos hobos en los talones, redoblar guardias y abastecernos es lo mejor que podemos hacer. Mientras exploramos este rincón del bosque en busca de un camino seguro por el que alejarnos de esos apestosos... - Añadió.

Deberíamos avanzar para explorar mejor, así el resto de refugiados podría alejarse más también de nuestros perseguidores, cada vez que volvemos temo encontrar un montón de cadaveres.

Ante las sugerencias de hacer guardias, y la deferencia mostrada, Ender eligió hacer la última.Así estaría ya más descansado en caso de que hubiera problemas.

Viendo que de nuevo tenían a su alcance gran cantidad de frutos con los que sería posible aguantar algunos días, los refugiados se dedicaron a tomar poco a poco las bayas, recogiéndolos en las mochillas o saquillos. En poco tiempo habrían logrado dejar aquella plantas sin los sabrosos regalos que donaban.

Aunque se habían organizado para repartirse el espacio y puesto a Ghion a realizar guardias, no esperaron lo que sucedió a continuación. Las vides azulverdosas que esperaban también a ser recogidas se retorcieron en cuanto Queck se les acercó. Girando sobre sí mismas formaron apéndices y mandíbulas sobre las que brillaban ojos rojizos.

A pesar del intento de sorprenderles, Queck y Ghion reaccionaron en cuanto se inició aquella transformación, disponiendo así de la capacidad de actuar.

Qué es eso...? Maldición! Aguanta, Pitu! Los gritos sin duda llaman la atención de los demás, que no se han percatado de la transformación de las plantas.

Invocando sus poderes divinos innatos, el oráculo enaltece su capacidad de ataque antes de lanzarse contra los enemigos que asedian a su compañero.

Las zarzas se convirtieron en algo que no había visto nunca. Unos seres oscuros que Pitu trató de identificar.

Sin pensarlo dos veces, llenó sus pulmones e hizo uso de su Thu´um, apelando a la sangre de dragón de su interior. 

-Fus Ro Dah!- Su voz inundó el bosque hasta ahora en silencio, otorgando fuerza a los presentes.

Luego sacó sus pequeñas espadas y sajó con la mano derecha a la criatura que tenía delante, pero solo consiguió cortar aire.

Mientras Ghion se preparaba para el sorpresivo ataque, así como Pitu trataba de inspirar al resto para atacar, las zarzas que se habían animado no perdieron el tiempo. Lanzando hacia delante sus brazos, desgarraron varias veces al halfling provocándole varias heridas. Las espinas rasgaron manos y rostro, causando que comenzara a perder pequeñas dosis de sangre.

Las criaturas apenas se habían movido del lugar, semejando dispuestas a seguir castigando al halfling hasta convertirlo en su alimento.

Lo estaba deseando y no iba a dejar pasar la ocasión. Raudo como un rayo, Xander comenzó a moverse, rodeando las zarzas, mientras jugueteaba con una de sus bombas en las manos, sin soltar el puro de su boca. Cuando,llegó junto al mago y con ángulo, prendió la mecha con el puro y lanzó su explosivo.

- ¡Cúbrete, Pitu! ¡Esto no les va a gustar a esos bichejos! - Dijo mientras lanzaba, no con la precisión que esperaba.

Ghion casi puede sentir como suyas las heridas recibidas por Pitu, y angustiado por no poder ser más rápido, avanza un trecho hacia el combate... lamentablemente, su armadura le impide realizar zancadas más anchas, por lo que se queda a una cierta distancia. Aprovecha para coger aliento e invocar otra vez los poderes divinos que le otorguen mejor defensa, antes de zambullirse en el cuerpo a cuerpo.

Valk, que llevaba demasiado tiempo callado, dándole vueltas a la derrota que le inflingieron las abejas, volvió a centrarse ante los apuros de su amigo.

Aguanta Pitu, voy a ayudarte. Gritó mientras corría en su axílio desenfundando su peculiar espada.

No acababa de hacerse a ella, siempre describía curvas extrañas en los trazados que hacía, y a veces ni siquiera estaba seguro de haber dado con ella

El pequeño skald se había encontrado con un gran peligro delante. Las plantas sintientes trataban de enroscarse alrededor suyo para desgarrarlo y beber su sangre. Los primeros segundos casi fueron fatales.

Ghion lanzó uno de sus conjuros protectores, mientras que Alexander arrojó una bomba que aunque falló, llegó a salpicar a las criaturas quemando parte de ellas, las cuales quedaron negruzcas.

Valk también se unió al combate, con el espadón curvo partió por la mitad una de aquellas cosas. Las otras dos plantas no se inmutaron, siguieron atosigando al mediano, pero ahora fueron torpes y gracias a eso Pitu logró esquivarlas con facilidad.

- ¡bien hecho, moreno! ¡Ahora me toca a mi dar la puntilla! ¡ahi va otra de mis pequeñas! - Xander se referia al paladín, por supuesto, pues era el de piel mas oscura.

Y sus pequeñas no eran otras que sus bombas, las cuales eran tan impredecibles como la puntería del semiorco, aunque esta vez parecía que tendría más acierto.

Cuando vió las viñas moverse por primera vez no llegó a reaccionar, creyó que eran inofensivas, sin embargo golpearon a sus compañeros y se quedó dudando sobre que hacer, era pronto todavía y tal vez necesitaran sus conjuros más adelante. Con un sencillo conjuro lanzó algo de acido con el ceño fruncido, no estaba muy seguro de que eran esas cosas.

Bien contenidos, Pitu! El pequeño skald hace gala de su resistencia una vez más, y por suerte esta vez sí, tras la llegada de Valk es el turno de Ghion de enzarzarse -nunca mejor dicho!- en combate cuerpo a cuerpo con los monstruos vegetales.

Situándose al lado del paladín, voltea su mayal una vez antes de aporrear al ser con una fuerza potenciada por los dioses.