Partida Rol por web

Optasteis por salir de allí, demasiadas horas, a Ben le pareció buena idea lo de comer un poco, desde la accidentada cena anoche no habíais comido nada y además de haber pasado la noche en vela.

- Me parece bien lo de la tarta y también un café

De camino al hospital parasteis en una cafetería y allí tomasteis un tentempié, consiguiendo ahora hablar de forma más relajada, aunque la preocupación de Michael seguía en el aire y pronto quisisteis llegar al hospital para saber como estaba.

En la sala de espera os reunisteis con el resto que les agradó saber que estabas mejor, pasaron unos tensos minutos hasta que salió el doctor – Se pondrá bien, está recuperándose de la anestesia, los dejo pasar si quieren verlo pero que no se altere

Estar con Ben en circunstancias algo más normales, era muy agradable, pero la nube de la verdadera razón de nuestro encuentro, las heridas de Michael, era todo demasiado grave para poder olvidarlo, aunque por ratos la charla y la compañía lo conseguían y volvía a sonreír, incluso a reír. Ben no solo tenía seguridad en si mismo, amabilidad y ternura, también era divertido y alegre, era casi una cura para mi alma estar con él. Necesitaba tanto estar con él que ahora sería imposible no echarle a faltar como una droga para mi corazón.

Una vez en el hospital, todos siguieron como siempre, amables conmigo, aliviados al ver que estaba mejor y fieles al grupo.

Suspiré algo más tranquila cuando escuché al médico, que no se altere dice... como si eso fuera posible hoy, menudo día, o noche... No quise preguntar por Henry, no había que remover más todo aquello. Quise ir a ver a Michael en seguida, así que me faltó tiempo para recorrer los pasillos hasta donde se encontraba.

Pues si, ojalá se presentara la oportunidad de no tener todos estos problemas en la cabeza, sentirse relajada, dispuesta a afrontar una nueva vida, quizás con Ben, estaría más que bien, pero en estos momentos habían problemas de por medio, "Eso" era el gran problema y sus acciones como intuías que había tenido algo que ver con la repentina aparición de Henry, pero Henry ya no sería nunca más un problema.

Te afanaste en acudir a la habitación y los chicos te siguieron, un poco aturdido, pero consciente estaba Michael que os sonrió, una venda cruzaba su pecho y su espalda, permanecía de lado ayudado por los cojines, debido al dolor de la herida.

- Chicos, lamento no haberlo visto venir... – A Michael le preocupaba dejaros ahora a cargo del asunto, a él no le había molestado hasta el momento liderar el grupo – Nos quedamos a mitad conversación y tengo una cosa para vosotros, Bev, acércate – Tendió su mano y depositó en la tuya un par de objetos, los pesados pendientes de plata, los que disparaste hace treinta años, pero... nadie los recogió en aquel momento, por lo que entonces...

Cuando vi a Michael, no pude evitar ir a abrazarle, lo hice con cuidado, casi ni le rocé, pero necesitaba sentir que estaba allí y que estaba bien... supongo que tantas alucinaciones daban pie a ya no distinguir la realidad.

Tras saludarle todos los demás, Michael trató de contarnos lo que había quedado pendiente en su casa.

Me acerqué cuando me llamó y me puso sobre la mano los pendientes de plata semifundidos que lancé una vez a aquel monstruo. ¿Cómo demonios....? Espera... miré a Ben y luego de nuevo a Michael ¿Has bajado allí por ellos? ¿Cuándo? ¿Cómo?

Hablé muy rápido, nerviosa porque Michael se había expuesto a un peligro solo, innecesariamente.... bueno... seguramente innecesariamente no era la palabra adeuada, pues eran necesarios o al menos eso pensé.

Así es... Volví... más o menos un año después, supuse que no había peligro ya que después de nuestra "intervención" se detuvieron todos los asesinatos y desapariciones, pero pasé miedo eso si... me costaron un poco de encontrar pero di con ellos, pensé que... nos podrían hacer falta y tengo otra cosa, en la caja de cartón que había en mi casa hay un tirachinas, de hierro, es realmente potente, practica un poco antes...

Los demás chicos, bueno, hombres ya, que de momento no se habían atrevido a hablar, aunque era evidente que se alegraban de ver a Michael fuera de peligro 

- ¿Y el cuerpo de Henry? ¿Habéis llamado a la policía? - Dijo el convaleciente

- No – Intervino Richie – Yo no me fío de la policía ni de ninguno de los habitantes de esta ciudad ¿No recordáis? Pasaron de nosotros en todo momento, no vino ni el FBI ni la policía estatal, prácticamente no salió la noticia de Derry, no, no me apetece avisar a la policía, pero lo que voy a hacer es largarme cuanto antes, creo que me da tiempo a tomar el vuelo de la mañana...

En ese momento que casi había pasado desapercibida, en la tele se daban las noticias en la cadena local, en imagen apareció la foto de una sonriente niña de 6 años, habían encontrado su cadáver horriblemente mutilado, Richie pareció dudar, ante algo así resultaba más que difícil quedarse impasible.

Puse mi mano sobre el hombro de Michael, dándole apoyo y agradeciendo que fuera a buscarlos, y agradeciendo que estuviera bien.

- Tendré que practicar dije fingiendo que hacía un tiro al aire.

Después miré a los demás, cuando preguntó sobre el cuerpo de Henry, tampoco yo sabía lo que había pasado, pero había tenido miedo de preguntar. No podemos dejarle allí sin más... Hay que enterrarle. Su familia... no quise decir más pero era obvio que había que avisar a la policía.

Richie me sorprendió explicando que se marchaba, ¿Entonces para qué has venido si eres tan cobarde que te marchas cuando te necesitamos? le dije dándole un empujón en el pecho.

Se hizo un incómodo silencio, por lo que se escuchó la tele e instintivamente todos miramos para ver la mala noticia.

- ¡Lo ves! ¡Te necesitamos para terminar con esto! ¡No podemos permitir que ocurra más! ¡Ninguno tendremos paz hasta que esto termine de una vez! como siempre salía mi fuerza interior y mi decisión cuando era necesaria.

Richie agachó la cabeza resignado y Bill fue el que puso ahora una mano en tu hombro – No seas tan dura, tenemos que estar unidos ¿Recuerdas? Esto tiene que ser porque queramos, nadie puede venir a la fuerza ni por sentirse dolido en el orgullo, yo apelo a vuestro corazón, a la fortaleza de nuestra amistad, la otra vez lo hicimos por Georgy, hagámoslo igual y también por el resto de niños, por los que no tuvieron oportunidad de defenderse...

Otro incómodo silencio y te tendió la mano, la mano se convirtió en un abrazo, su intención no era echarte en cara nada, pero Ben, y el resto se unieron en el abrazo.

- ¿Os habéis dado cuenta de una cosa? Las dos balas de plata, una por Stan y la otra por Michael, estaremos los siete allí abajo – Sonrió – Por mi cuando queráis, estoy listo para darle una lección a ese payaso, por Stan, por Georgy, y por los niños de Derry.

Aunque sus palabras me hicieron darme cuenta de mi error, su abrazo me reconfortó, al que después se unieron todos...

- ey... que me espachurráis demasiado.... jjajajajajjajaa

Después miré a Richie, y le dije: perdonda cielo, no quería ser tan dura, supongo que demasiada tensión acumulada. Le di un beso en la mejilla, no hay obligación de que vengas, pero me gustaría mucho contar contigo.

Después añadí como todos: ¡Por los niños de Derry!

Richie aceptó tus disculpas y todos rieron con tus quejas sobre el abrazo, el grupo volvía a ser uno y fuerte, con una meta común y las ideas claras.

Tras ese pequeño momento de felicidad tocaba despediste de Michael al que le sabía muy mal no poder ir con vosotros – Volved todos, y dadle bien de mi parte – Os dijo antes de que salieseis por la puerta, no antes sin daros las llaves de su coche para que pudierais llegar hasta lo Barrents, pasando primero por su casa para recoger las cosas que faltaban, linternas, cascos y el tirachinas nuevo, de ahí a la zona boscosa que los demás vieron por primera vez después de tantos años, pero tu ya estuviste aquí nada más llegar, para ver la marca que Ben hizo en el árbol.

Bajasteis del coche y a lo lejos estaba el tétrico edificio de la depuradora, por donde entrasteis a la alcantarilla hace treinta años.

Me despedí de Michael con un fuerte abrazo y una promesa de volver todos sanos y salvos y con ese monstruo destruido. Quizás era demasiado optimista, quizás demasiado temeraria... pero estaba convencida de nuestro éxito en la misión.

Después fuimos a su casa a recoger todo y evité mirar en el piso de arriba para no ver al pobre Henry, sinceramente no sé qué fue de él y no pregunté. Esta vez dejaría a los hombres cargar con ello.

Más tarde todos preparados fuimos al bosque y luego camino de la depuradora, donde no pude evitar mirar el árbol que Ben había marcado. Sonreí y continué con todos el camino hacia nuestro destino, donde tal vez nos esperaba una dura batalla y una gloriosa victoria. Solo esperaba egoístamente que Ben y yo pudiéramos volver a casa juntos.

Por dentro el edificio había cambiado poco, bueno, tan sólo el paso de los años, pero todo seguía en su sitio, el silencio era sepulcral y la tensión se respiraba en el ambiente.

Despendisteis por la escalerilla que eran simples barras de hierro dobladas y unidas a la pared hasta llegar a la alcantarilla, lo hicisteis de uno en uno, ya ataviados con linternas los cascos y tú con las armas.

Bill es el primero en hablar – Recuerdo que lo primero que encontramos aquí fue uno de esos malditos pompones del payaso – Enfocó su linterna al suelo como esperando encontrarlos, no lo había, pero en cambio si otra cosa.

Había un bolso de mujer, estaba limpio, como si llevara poco tiempo allí, Bill lo agarró, se le notaba un poco ansioso - ¿Odra? Pero que hace mi mujer… ¡Que hace aquí…!

No os dio tiempo a reaccionar, Bill arrancó a correr como si estuviese loco y en pocos segundos os sacó una buena distancia - ¡Odra! ¡¡Odraaaaa!! – Tomó el mismo camino que la otra vez hace treinta años y ya al comenzar el grupo parecía ya a punto de romperse

Sentía la tensión de volver allí abajo, el aire se hacía casi irrespirable y mi corazón latía tan fuerte que temía que lo escuchara todo el país.

Bajar hasta aquel lugar insalubre, desagradable y muy mal recuerdo, era tan difícil como lo era para mí volver a casa sabiendo que mi padre estaría allí, borracho, enfadado... Era ese miedo que te estruja el estómago y te hace dar vueltas la cabeza, a la par que te hace temblar las rodillas y hervir de rabia en tu propia sangre.

De repente, lo que me temía, aunque si bien no esperaba que nos separásemos tan pronto. De niños, teníamos muchas más claras las cosas, solo estaban los amigos y la familia, ahora estaban las preocupaciones, los miedos, los límites que todos los adultos nos ponemos poco a poco según vamos madurando y experimentando en la vida.

Para Bill fue su esposa, seguramente la echaba de menos, y eso hizo que se aprovecharan de ello: ¡BILL! ¡NO ES ELLA! ¡ES UNA ILUSIÓN! Mierda... ¡CORRAMOS! ¡NO DEBEMOS SEPARARNOS!

Tomé la mano de Ben y corrí detrás de Bill, mirando siempre hacia atrás para ver que no se quedaba nadie rezagado.

Corristeis detrás de Bill, Si no lo perdisteis del todo fue porque recordabais de forma vaga el camino y fue justo el que siguió.

En aquella sala circular, donde disparaste con el tirachinas al payaso, sentado en el suelo temblando encontraste a Bill – Es culpa mía, me siguió, se preocupó por mi y ahora el payaso la atrapado, nunca me lo perdonaré.

Ben trató de aportar calma y serenidad – Si es verdad que ella está aquí, solo hay un modo de ayudarla y es permanecer juntos, seguir juntos para acabar con “eso” de una vez.

Te diste cuenta de que el sitio había cambiado, ahora las raíces de los árboles colgaban del techo dándole al lugar un aspecto aún más tétrico. Llegaron los otros por lo que de nuevo volvíais a estar juntos.

- Tranquilo Bill, la encontraremos. dije con la serenidad que da la convicción de hacer lo correcto, aunque mi cuerpo temblaba por aquel lugar y su recuerdo.

Esperé a que estuvieran los demás también, pero mientras llegaban iba cargando el tirachinas, había que estar preparado... me temblaban las manos pero conseguí contener el miedo y respirar profundamente para mantener toda la calma que podía conseguir en una situación como aquella.

Bill se calma y se recompone, se pone en pié y te da un flojo abrazo ¿Quizás en esta ocasión el eslabón más débil sea Bill?

Apenas se pone en pié sucede algo, tu ya estabas dispuesta con tu tirachinas cuando ves algo pequeño que se acerca, por el suelo, o mejor dicho, por el agua de la alcantarilla.

Se trata de un barquito de papel y va directo hacia Bill, asustados os apartais, pero el barquito no hace nada más que pararse – Esta barco… ¡Es el que le hice a Georgy el día que murio! – Exclama Bill

Georgy aparece al fondo del pasillo, le falta un brazo, va vestido con un impermeable de color amarillo, con la capucha puesta.

- Fue culpa tuya, me enviaste fuera y el me mató, estaba en la alcantarilla, dejaste que me matara.

Bill comenzó a temblar, dudó – No Geor.. Georgy, yo… Yo no lo sa..sabía… - Dijo con un tartamudeo muy acentuado.

Esto ya ocurrió la otra vez, “Eso” buscaba el eslabón más débil del grupo y había que hacerle frente con convicción.

No quería disparar ni desperdiciar una bala con ese barco, pero tenía que hacer algo, así que le di una patada en cuanto noté que Bill sufría al verlo.

- ¡Vamos amigo! Solo trata de intimidarte, tú puedes conseguiro. le dije serena.

Sin embargo, cuando apareció su hermano, me tembló algo más el pulso, no era lo mismo despreciar un barco de papel que un niño herido, aunque ambas fueran ilusiones.

Miré a Ben y grité a todos. ¡HAY QUE HACER UN CÍRCULO! ¡UNAMOS NUESTRAS MANOS! Solté un momento el tirachinas que lo dejé en mi bolsillo, así como su munición, y tomé las manos de Ben y Bill.

- ¡Estamos aquí Bill! ¡No dejaremos que te lleve también! ¡Salvaremos a tu esposa y daremos paz a tu hermano! apreté con fuerza sus manos y grité al niño:

- ¡LARGATE! ¡NO PUEDES HACERNOS DAÑO! ¡SABEMOS QUIEN ERES Y NO ERES GEORGY!

El truco de unir las manos funcionó, Bill luchó con todas sus fuerzas por convencerse - Tú no eres Georgy, Georgy está muerto y no fue culpa mía, tú lo mataste

Recuperó el aliento un momento antes de seguir – Déjate ver ahora, mataste a mi hermano y ahora vas a pagarlo...