La Crónica anglosajona menciona la Batalla de Aylesford (455), cuando Hengest combatió a Vortigern. En esa batalla murió su hermano Horsa.5
Historia Brittonum menciona a Hengest y Horsa, a quienes Vortigern permitió asentarse con su pueblo en Thanet a cambio de sus servicios como mercenarios para defender el reino contra los pictos. Hengest convenció a Vortigern para que le concediera más tierra y permitir la llegada de más colonos, lo que abrió el camino al asentamiento germánico en la isla.
Casco ceremonial del siglo VII del Reino de Anglia Oriental, encontrado en Sutton Hoo.
Después de la retirada de los romanos, Gran Bretaña se vio expuesta a la invasión de marinos guerreros como los sajones y los jutos, que ganaron control en áreas del sureste. Su avance pudo contenerse durante un tiempo tras la victoria de los britanos en la batalla del Monte Badon. Los reinos británicos posromanos en el norte, posteriormente conocidos colectivamente por los bardos británicos como el Hen Ogledd, fueron, a su vez, gradualmente conquistados por los anglos durante el siglo VI. Dada la escasez de relatos contemporáneos fidedignos de este periodo, así como de evidencias arqueológicas, este período se describe como una Edad Oscura. Existen varias teorías en conflicto respecto a la extensión y el proceso de la invasión anglosajona de Gran Bretaña; Cerdic, fundador de la dinastía de Wessex, pudo haber sido un britón. No obstante, para el siglo VII pequeños reinos anglosajones conocidos como la Heptarquía habían emergido en la parte central y sur de Gran Bretaña: Northumbria, Mercia, Estanglia, Essex, Kent, Sussex y Wessex.
La religión cristiana, que se había perdido después de la fundación de la Heptarquía, fue reintroducida en el sur por Agustín, desde Roma, y en el norte por Aidan, desde Irlanda.
Sutton Hoo está en un peñasco a la orilla derecha del río Deben. En 1601 se descubrieron diversos montículos funerarios en la zona. La investigación arqueológica moderna se inició en 1938. Un año más tarde se encontró el barco funerario. Se realizaron excavaciones posteriores a finales de la década de 1960 y entre 1986 y 1992.
Existen numerosos montículos funerarios en la zona aunque la denominación Sutton Hoo hace referencia al barco funerario encontrado en el montículo 1. Este montículo está a su vez compuesto de 20 montículos diferentes, muchos de ellos siguen sin explorarse. Además, se encontraron 27 sepulturas más en la zona. La disposición circular de 20 de estas fosas hace suponer que se trataba de fosas correspondientes a actos rituales. En la zona está también el montículo 2 en el que se encontraron los restos incinerados de un hombre y un caballo y el montículo 3, en el que se halló otro barco funerario, saqueado en 1860.
Los hallazgos están datados alrededor del año 625 gracias a unas monedas de oro que se encontraron con el tesoro. El barco tiene unos treinta metros de largo. Tenía una cubierta abierta y una cámara funeraria. Se desconoce si llegó a navegar, pero se sabe que es obra de artesanos profesionales.
El tesoro hallado en Sutton Hoo es extenso. La gran mayoría de los hallazgos se exponen en el Museo Británico. Incluye: adornos personales realizados en oro y plata, armas como espadas y cascos, una lira y artículos domésticos como un caldero. Se encontraron también restos de tejidos de todas clases.
Entre los hallazgos está también un plato realizado en plata con una inscripción datada en Bizancio. Otros objetos de plata y bronce proceden de la zona mediterránea y son más recientes. Uno de los arcos encontrados es de origen Celta. Algunos objetos tienen detalles cristianos: dos cucharas de plata llevan la inscripción “Saulos” y “Paulos” en letras griegas.
Casco ceremonial del siglo VII del Reino de Anglia Oriental, encontrado en Sutton Hoo.
El rey Enrique V en la batalla de Azincourt, peleó en el día de San Crispín y concluyó con una victoria inglesa contra un ejército francés más grande en la Guerra de los Cien Años.
Después de la retirada de los romanos, Gran Bretaña se vio expuesta a la invasión de marinos guerreros como los sajones y los jutos, que ganaron control en áreas del sureste. Su avance pudo contenerse durante un tiempo tras la victoria de los britanos en la batalla del Monte Badon. Los reinos británicos posromanos en el norte, posteriormente conocidos colectivamente por los bardos británicos como el Hen Ogledd, fueron, a su vez, gradualmente conquistados por los anglos durante el siglo VI. Dada la escasez de relatos contemporáneos fidedignos de este periodo, así como de evidencias arqueológicas, este período se describe como una Edad Oscura. Existen varias teorías en conflicto respecto a la extensión y el proceso de la invasión anglosajona de Gran Bretaña; Cerdic, fundador de la dinastía de Wessex, pudo haber sido un britón. No obstante, para el siglo VII pequeños reinos anglosajones conocidos como la Heptarquía habían emergido en la parte central y sur de Gran Bretaña: Northumbria, Mercia, Estanglia, Essex, Kent, Sussex y Wessex.
La religión cristiana, que se había perdido después de la fundación de la Heptarquía, fue reintroducida en el sur por Agustín, desde Roma, y en el norte por Aidan, desde Irlanda.
Inglaterra fue conquistada en 1066 por un ejército liderado por Guillermo el Conquistador desde el Ducado de Normandía, un feudo del Reino de Francia. Los normandos provenían de Escandinavia y se habían asentado en Normandía solo unos siglos antes. Este pueblo introdujo el feudalismo y mantuvo el poder a través de barones.
Los britanos hablaban lenguas britónicas, una rama insular de las lenguas celtas. La otra rama de lenguas celtas insulares que coexistían con las britónicas eran las goidélicas (de la que procede el idioma gaélico). Se cree que las lenguas britónicas eran habladas en toda la isla de Gran Bretaña, incluso tan al norte como en el Fiordo de Forth. Más allá se encontraba el territorio de los pictos y de los escotos. Sin embargo, los britanos emigraron posteriormente a la Bretaña continental, donde se desarrolló el idioma bretón.
Se cree que las lenguas británicas evolucionaron a partir del protocéltico, tras haber sido éste introducido en las islas británicas desde el Continente. La primera forma de lengua británica fue posiblemente la britana. Después de la conquista romana de Britania, la lengua britana adoptó algunas palabras del latín; de ahí que la lengua se denomine britano-romano en este periodo.
La lengua britana se dividió entonces en tres dialectos: Oriental, Occidental y Suroccidental. El dialecto oriental fue reemplazado de forma más acusada durante las invasiones anglosajonas por el lenguaje de estos. La occidental y suroccidental derivaron en el cúmbrico, galés, córnico y bretón. Mientras el galés, córnico y bretón aún sobreviven como lenguas vivas, el cúmbrico se extinguió en el siglo XII, aunque se están desarrollando intentos por reconstruir este idioma.
El Reino de Kent se denominaba en inglés antiguo Cæntware, Cantware o Centware, que significa literalmente 'los que habitan Kent'. Tanto la denominación britónica Ceint, en la sajona, Cænt, la latina Cantia o la actual en inglés moderno Kent, se hace referencia a la tribu britona de los Cantiacos, los cuales son mencionados por el general romano César en su obra sobre la conquista de la Galia
Ex his omnibus longe sunt humanissimi qui Cantium incolunt, quae regio est maritima omnis, neque multum a Gallica differunt consuetudine. (De todos sus habitantes, los más civilizados con mucho son los de Cantia, región maritima toda ella, y no discrepan mucho de las costumbres galas)
Julio César. La Guerra de las Galias16
Tal nombre podría deberse a la palabra britona cantws o cantus que significa literalmente "borde" o "canto",17 a su vez esto sería una referencia a la situación de Kent en el borde suroriental de la isla de Gran Bretaña, el borde más cercano al continente europeo, y que como el propio César describe seía una región en su mayoría marítima o "bordeada" de costa.
Los límites del antiguo reino juto se han conservado a través del tiempo y por ello coinciden casi exactamente con los del actual condado inglés. Sin embargo la línea costera ha tenido algunas variaciones significativas en esos siglos. La más llamativa es el colmado del canal de Watsum, que separaba la isla de Thanet de Gran Bretaña, de este modo el río Stour desembocaba directamente en el mar. En el siglo VIII, Beda decía que el canal tenía 3 furlongs (600 metros) pero ya en 1550 el Thanet había dejado de ser una isla y el canal se convirtió en el río Watsum. Igualmente en la desembocadura del río Rother había en la antigüedad una zona de humedales y marismas por las que penetraba el mar y formaba diferentes islas como la de Oxney o la de Dungeness (las Romney Marsh o Marismas de Romney). Con los cambios de los bancos costeros y el drenaje artificial toda la zona se fue desecando y todas las islas se unieron en un solo territorio.
Al norte, el amplio estuario del Támesis separaba a Kent del reino sajón de Essex, y eran parte del reino la península de Hoo y sus marismas, la isla de Grain y la isla de Sceapige ( la actual isla de Sheppey). Al oeste, el río Darent hacía de frontera con los sajones de South-ge (la actual Surrey) y un poco más al sur se situaba la zona boscosa de Adredes Leag o Anderida Silva (actualmente The Weald), que hacía de frontera más o menos definida entre Kent y sus vecinos sajones del Reino de Sussex. Toda la costa sur es bañada por el Canal de la Mancha, que en ese tiempo era conocido con el nombre britón de Mor Prytaindd (Mar de Bretaña). El punto más cercano al continente se sitúa Dover, en lo que los ingleses llaman estrecho de Dover y los franceses paso de Calais. El paisaje de la costa es recordado por los hermosos acantilados de creta blanca, que dieron el primitivo nombre poético a Gran Bretaña de la isla de Albión.
La orografía del reino estaba caracterizada por las suaves colinas, que no sobrepasan los 200 metros de altura, el punto más alto del reino era Edythehelle (actual Ide Hill), en la zona del Andredes Leag con tan solo 250 m. sobre el nivel del mar.
No se sabe a ciencia cierta el tamaño del contingente juto que se estableció en Gran Bretaña, pero si se reconoce su integración pacífica con la población britano-romana preexistente, por lo que a los habitantes del reino se le conocerá sin distinguir su origen celta o germánico como los catwara, cæntish o Kentish, es decir 'la gente de Kent'. Hay que tener en cuenta que los britones de Ceint, eran posiblemente, los más romanizados de toda la isla y que de igual forma la civilización de los jutos era un poco más refinada que la de sus hermanos germánicos sajones y anglos. Por ello únicas diferencias significativas se observan en la zona oeste del reino, entre el Darent y el Medway, en la cual se asentaron algunos grupos sajones. En la zona juta predominaba en el derecho de tenencia de tierras el sistema del Gavelkind,18 en que las tierras se repartían entre todos los hijos, y no existían los derechos de primogenitura a diferencia del resto de los estados anglo-sajones. Las diferencias entre este-oeste se ahondaron con el establecimiento del obispado de Hrofaescaestre (Rochester) y el aumento de la presencia sajona, lo que llevó en los siglos VII y VIII a la formación del sub-reino de West-Kent.
El poblamiento de Kent está muy influido por la presencia de la vía romana que unía el Portus Dubris (Dover) con la ciudad más importante de Britania, Londinium (Londres), la vía conocida en el Itinerario Antonino de Britania como el ITER III.19 La calzada fue bien conservada y se denominaba Wæcelinga Stræt (posteriormente en inglés Watling Street), que significa "la vía pavimentada del pueblo de Wæcel", donde Wæcel puede que sea la forma sajona de foreigner (extranjero), es decir, "la carretera que lleva al extranjero".
La capital del reino se situó en la conjunción de esta vía con el río Stour, en la ciudad romana de Durovernum Cantiacorum, que significa "la fortaleza de los Cantiacos en la aliseda".20 Era la capital de los cantiacos y los romanos edificaron una ciudad que en el siglo III fue amurallada en un área de 130 acres (53 ha).21 Unos 100 años después de la retirada romana de la isla una comunidad juta posiblemente unida por lazos matrimoniales con habitantes locales se instaló dentro de la muralla22 Los jutos llamaron a la ciudad Cantwaraburh, que significa "La fortaleza de la gente de Kent".23 y que conocemos con su nombre actual de Canterbury. La conversión del reino al cristianismo hizo que la primera sede arzobispal se fijara en esta ciudad, y a pesar de todas las vicisitudes religiosas acaecidas en Inglaterra a lo largo de los siglos, el Arzobispado de Canterbury sigue siendo la cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
La segunda ciudad del reino también está ligada a la vía romana, Hrofaescaestre (Rochester), "los defensores de la fortaleza del puente", era la Durobrivae romana y se encontraba en el paso de la Stræet por el río Medway, en ella se situó la segunda sede episcopal del reino de Kent. Otras ciudades importantes eran los propios puertos a los que llevaba la calzada romana, Doubris/Dover (Portus Dubris), Reculver (Regulbium), Lympne (Portus Lemanis) y Richborough (Rutupiae), todos pertenecientes al Litus saxonicum conjunto de fortalezas defensivas de la época romana.
Se conocen los nombres que adoptaron determinados grupos de colonizadores jutos que se identificaban a sí mismos con el centro territorial del lythe (los iniciales cantones administrativos del reino). Esta organización sugiere que los jutos perpetuaron el patrón gubernamental de la administración romana. También se puede llegar a concluir que estos iniciales lithes serían asentamientos semi-independientes con sus propios derechos, que muy lentamente llegaron a estar bajo control central del reino:
El primer evento concerniente al Reino de Kent que podemos datar históricamente es la llegada de la Misión gregoriana al reino en 597, la expedición enviada por el papa Gregorio Magno y encabezada por el monje benedictino Agustín (posteriormente Agustín de Canterbury). Entre la supuesta fecha de la llegada de Hengist en el 449 y la llegada de los monjes no tenemos datos fiables sobre el reino, apenas unas cuantas genealogías contradictorias entre sí.
Britania romana
Como recogen las fuentes y han confirmado otros medios como la arqueología o el estudio de la toponimia, y se hace evidente por el propio uso de un idioma como el inglés, a lo largo del siglo V llegan varios pueblos “bárbaros” a Britania, un territorio más del Imperio Romano de Occidente, si bien problemático en ocasiones. Dichos pueblos son, nada más y nada menos que tres: anglos, sajones y jutos. Los anglos, pueblo germánico proveniente del Norte de la actual Alemania; sajones, también germanos, de la zona costera alemana del Mar del Norte; jutos, germanos proveniente de la Península de Jutlandia y de Frisia. Dichos pueblos ya habían realizado incursiones antes, pero a lo largo del siglo V éstas se intensifican y además un nuevo fenómeno tiene lugar: el establecimiento de colonias.
Que éstos pueblos decidieran establecerse en las Islas no es un hecho aislado. Las últimas décadas del Imperio Romano se caracterizan por muchos acontecimientos similares a éste, llegando el punto culminante con la deposición de Rómulo Augústulo por el líder ostrogodo Odoacro. La única diferencia es que el territorio que se encontraron al llegar estaba en cierta manera “abandonado”.
Muro de Adriano. Fuente.
Durante finales del siglo IV y principios del V numerosas tropas romanas habían salido de Britania de la mano de militares que reclamaban la púrpura, como Magnus Maximus en 383 d.C o Constantino III en el año 407 d.C.
El retiro de tropas no podía llegar en peor momento, pues no todo el territorio de Gran Bretaña se encontraba bajo dominio romano, sino que también albergaban a otros pueblos “salvajes”, como los pictos o los escotos, separados de la parte romana por fronteras militarizadas como el Muro de Adriano o el Muro de Antonino. Estos pueblos en ocasiones realizaban ataques o incursiones, que se intensifican en ese paso del siglo IV al V. Y a ésto se suma, como ya hemos dicho, la oleada de anglos, sajones y jutos.
El historiador Zósimo relata cómo la población britano-romana pide auxilio a Roma, puesto que no se encuentra en situación de proteger la provincia. Así, en el año 410 d.C, habrían escrito al emperador Honorio en busca de ayuda. La respuesta de Honorio no es otra que abandonarlos a su suerte, y les conmina a defenderse ellos mismos, en un documento que Zósimo llama el Rescripto de Honorio. No obstante, muchos historiadores ponen en duda dicho documento, y esta información debe mirarse con escepticismo. Lo que sí es evidente es que cuando anglos, jutos y sajones comienzan a establecerse en Britania no puede decirse que encontraran una gran resistencia general a su paso.
Página de una copia de Historia Ecclesiastica gentis Anglorum de Beda. Russian National Library, Lat. Q.v.l.18 fol. 3v. Fuente.
Cronistas como san Gildas en su De Excidio Britanniae, o Beda el Venerable en su Historia Ecclesiastica gentis Anglorum, en un patrón que luego repetirán otros como Mateo de París, Enrique de Huntingdon o Godofredo de Monmouth, nos relatan focos de resistencia, encabezados por caudillos britanos como Vortigern o Ambrosio Aureliano. No en vano, ésta es la época que da origen a la leyenda del Rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda. Dichos autores coinciden en que llega un momento decisivo, que es la Batalla del Monte Badon (c. 500 d.C), donde los britanos son derrotados y comienza el dominio anglo-sajón.
Britania anglosajona
Tradicionalmente, el establecimiento de estos nuevos pobladores se contaba como una historia de debacle, relatando el abandono en masa de ciudades y villas y el éxodo de la población britana a otras provincias, huyendo de los sangrientos invasores. Si bien es cierto que hubo enfrentamientos y resistencia, como acabamos de explicar, y que en efecto se produjo algún movimiento de la población britana hacia Armórica o la Gallaecia, hoy en día los historiadores han dejado atrás esta concepción, puesto que la Arqueología parece desmentir ese abandono total, y describen cómo los anglosajones ocupan estructuras ya existentes. No obstante, no deja de ser cierto que la cultura romana se abandona en cierta medida, e incluso el idioma de estos pueblos recién llegados acaba prevaleciendo y la toponimia cambia de manera decisiva.
Anglos, sajones y jutos se establecen por tanto en las Islas, formando pequeños reinos que a lo largo del siglo VI van aumentando en tamaño, con la absorción de aquellos más pequeños o débiles, y tomando forma. Es a partir de esta fecha cuando puede hablarse de lo que conocemos como Heptarquía, que como ya explicamos se compone de siete reinos. No obstante, el término heptarquía es en cierta manera un término de convención, puesto que se refiere a siete reinos principales, existiendo algunos más modestos, que a lo largo del tiempo y hasta el siglo IX irán siendo fagocitados por los grandes. Además, no llegan a ocupar todo el territorio de las Islas Británicas, pues seguirán teniendo fronteras con la vecina Irlanda, los pictos, etc., aunque también llegarán a conquistar algunos de estos territorios con el tiempo.
Los siete reinos
De esta manera, los siete reinos anglosajones serían Kent, Sussex, Wessex, Essex, East Anglia, Mercia y Northumbria. Algunos son mayores y más poderosos que otros, y aunque tienen unas raíces comunes y muchas similitudes, el grado de germanización de los pueblos que los fundan no es el mismo en todos ellos, por lo que tendrán ciertas diferencias. Es de destacar que la colonización se produce empezando por el sur de la actual Inglaterra, ascendiendo hacia el norte a partir de ahí.
Kent se trata del primero de estos reinos, y es el único de los siete fundado por los jutos. Aquí pueden apreciarse muy claramente esas diferencias entre los conquistadores, ya que es el único de ellos en adaptar el nombre britano, no impone el suyo, y lo mismo pasa con numerosos topónimos de la zona. En el relato de los orígenes de este pueblo se entremezclan mito y realidad, ya que las fuentes hablan de dos hermanos guerreros llamados Hengest y Horsa, cuyos nombres remiten a deidades de los pueblos germanos.
Sussex, el reino de los sajones del Sur, ocupaba básicamente el actual territorio de Sussex, llegando a controlar brevemente la Isla de Wight y el Valle del Meon. No obstante, se trata de uno de los reinos más pequeños y tiene una importancia menor frente al resto, por lo que fue dominado en muchas ocasiones por otros como Mercia o Wessex.
Mapa de la Heptarquía (1914). Fuente.
Wessex, fundado por los sajones (reino de los sajones del Oeste) es uno de los principales y más poderosos. No empieza como uno de los más grandes pero a lo largo de los siglos va conquistando más y más territorios. Ocupaba los actuales territorios de Hampshire, Wiltshire, Berkshire, Dorset y Somerset. Como hemos dicho, era uno de los más poderosos, y llegará a ser el hegemónico con el reinado de Alfredo el Grande (871-899 d.C), que tendrá una victoria decisiva sobre los nuevos invasores vikingos del siglo IX en la batalla de Edington.
Essex es el último de los sajones, el reino de los sajones del Este, en lo que hoy en día es Essex, Hertfordshire y Middlesex. Su historia tiene más lagunas que los otros y se desconoce más, pero si sabemos que tenía relaciones con Kent, y que al ser uno de los más débiles estuvo bajo el dominio, primero de Mercia desde mediados del siglo VIII, y de Wessex.
East Anglia, como su propio nombre indica, fue fundado por los anglos, y abarcaba los territorios de Norfolk y Suffolk, además de una parte de Cambridgeshire. Estuvo bajo el control de Mercia gran parte del tiempo.
Rey Offa de Mercia en Vie de Seint Auban de Mateo de París. Trinity College, Dublín, MS 177. Fuente.
Mercia, el otro gran reino junto a Wessex. Fundado por los anglos, se extendía por todo lo que hoy se conoce como las Midlands, en la parte central de Inglaterra. Ostenta la supremacía durante gran parte del período de la Heptarquía, con grandes líderes como el rey Offa (757-796 d.C), que llegó a controlar o tener dominio sobre Kent, Sussex o East Anglia. En 879 d. C, con la muerte del rey Ceolwulf, quedará bajo el mando de Alfredo el Grande, como el resto de reinos.
Northumbria, por último, es el más septentrional de los reinos fundados por los anglos. Su formación vino dada por la unión de dos reinos más pequeños, Bernicia y Deira. Ocupa un gran territorio y se expande considerablemente, pero tiene más interés en controlar el Muro, esa frontera con los salvajes pictos, y es el más independiente.
Como hemos visto, los siete reinos tienen particularidades, pero están unidos por una cultura común, y eso será lo relevante al final. Esto se aprecia claramente en un idioma y una cultura común, así como la figura del Bretwalda, un término anglosajón que mencionan crónicas y anales, y que algunos autores recogen con cierto escepticismo, que denomina a un rey que detentaría una cierta autoridad, quizás más de carácter militar, sobre el resto. Sucesivos reyes, de distintos reinos como Mercia o Wessex, incluso East Anglia o Kent al principio, se denominaron como tales. Precisamente por ostentar cierta hegemonía o incluso por ampliar sus fronteras, lo cierto es que muchas veces hubo enfrentamientos entre estos reinos. Además, otro pueblo germano, los francos, parecen haber tenido una influencia decisiva en el modo de desenvolverse de estos nuevos reinos, sobre todo en el caso de Kent, quizás por proximidad geográfica, y como atestiguan numerosos enlaces con princesas francas[1]. Por último, factores como el acuñamiento de moneda y el cobro de impuestos nos hablan no sólo de esa cultura común sino también de un grado de sofisticación, que les aleja de esa concepción de bárbaros que en ocasiones se quiso hacer llegar de ellos.
Penique de Alfredo el Grande, 871-899 d. C. Fuente.
Así mismo, los siete reinos paganos aunque no adoptaron directamente el Cristianismo de los habitantes de las Islas, si que acabaron convirtiéndose con la llegada sucesiva de evangelizadores, como san Columba o san Aidan, y por supuesto con la labor del monacato irlandés.
Los orígenes del Reino de Kent son bastante oscuros y la leyenda atribuye su fundación a los hermanos Hengest y Horsa que fueron contratados como mercenarios por el legendario rey de los britones Vortigern. Aunque este hecho es tradicionalmente reconocido como el comienzo de la invasión anglo-sajona, las fuentes no se ponen de acuerdo en muchos de sus aspectos.
Gildas Excidio Britanniae1 2 del siglo VI
Gildas no menciona el nombre de los líderes, simplemente señala en sus lamentos que Vortigern llamó a los sajones para defenderse de los pictos y de cómo estos cayeron “como lobos sobe un rebaño de ovejas” y así comenzó le ruina de la isla.
Sellaron la condenación de Britania invitando entre ellos (como lobos dentro de un rebaño), a los impíos y fieros sajones, una raza dañina tanto para dioses como para hombres, para repeler las invasiones de las naciones del norte. Nunca nada fue tan pernicioso para nuestro país, nada más desafortunado. ¡Qué palpable oscuridad debió cubrir su desesperada y cruel mente oscurecida! A aquella gente que, cuando no estaba, se la temía más que a la misma muerte, se la invitó a residir, como si se dijese, bajo el mismísimo techo.
Gildas Sapiens. De Excidio Britanniae.
Nennio Historia Brittonum5 6 atribuida a Nennio, del siglo IX.
Durante el reinado de Vortigern tres naves de exiliados de Germania llegan a Britania comandadas por Horsa y Hengist (y expone su genealogía).7 Fueron recibidos como amigos y se le entregó la Isla de Thanet,8después de vivir algún tiempo allí, Vortigern les prometió ropa y provisiones con la condición de que lucharan contra sus enemigos. Los britanos ven crecer el número de bárbaros y les dicen que no les necesitan más y que se vuelvan, pero Hengist manda llamar a más, incluida su hija. Prepara una fiesta, embellece a su hija y emborracha a Vortigern, que cae enamorado de la joven. El rey britón le pide la mano de su padre y este a cambio le pide el reino de Ceint a lo cual el britón accede. La cesión se hace sin el conocimiento del rey (virrey?) de Ceint, Guoyrancgonus (o Gwyrangon). Hengist trae a Britania a sus hijos Ochta y Ebissa que llegan con cuarenta barcos a luchar contra los pictos y asaltan las islas Orcadas. A continuación se relata la reprobación de Vortigern por Germán de Auxerre y las luchas de sus hijos Vortimer y Carntigern contra los hermanos bárbaros, que son finalmente derrotados y tanto Horsa el juto como Carntigern el briton mueren en la lucha. Tras un tiempo Vortimer muere, Hengist reúne sus tropas y ofrece la paz a Vortigern, y este acepta. El rey juto prepara una fiesta y en ella emborracha a los britanos y al grito de "Nimed eure Saxes!" los trescientos nobles britanos son pasados a cuchillo. Vortigern compra su libertad y huye a Dimetae (Cornualles). Germano es elegido jefe de los britones pero no puede evitar que los sajones se apoderen de Essex, Sussex y Middlesex y otras zonas. Sin embargo, a base de rezos, consigue que un gran incendio se produzca en el castillo de Vortigern, y en el mueran el rey britano y la hija de Hengist. Tras la muerte de Hengist su hijo Ochta le sucede.
Crítica actual
Los estudios actuales sobre el siglo V y VI en Gran Bretaña ponen en duda la veracidad y exactitud de los autores antiguos10 como Gildas y Beda, y más lejos aún de las reescrituras y recopilaciones de leyendas celtas de tiempos muy posteriores. La llegada de los anglo-sajones a las islas británicas según los datos arqueológicos11 12 no parece tan traumática como los autores describen, y se observa una gradual adaptación y la abundante presencia de matrimonios interculturales. Según las corrientes más actuales, los jutos ( y con ellos anglos y sajones) entraron en Kent como foederati o laeti para defender los puertos de Kent o ayudar a la defensa de la isla frente a frisones, pictos o escandinavos llamados tal vez por el mismo Vortigern. La presencia de este tipo de tropas no era extraña en la Britania romana, y se conoce la presencia de otros grupos parecidos como fueron los anglos de Deywr o los de Lindisware.13 Posiblemente la llegada de los jutos coincidió con las guerras civiles britanas tras la retirada romana, los jutos tomarían partido por la facción pro-Vortigern (llamada pro-celta por algunos) frente al partido pro-Ambrosius (o pro-romana), significativamente los autores posteriores se alinean con Aurelius Ambrosius y presentan la figura de Vortingern como un traidor.14 Igualmente toda la leyenda sobre Hengist y Horsa podría ser una reelaboración del siglo VII, especialmente teniendo en cuenta que la dinastía reinante en Kent se llamaba a si misma Oescingas (descendientes de Oesc, el primer rey del que hay datos históricos) y no Hengistings, la identificación de Oesc (cuyo reinado es conocido en el 540) abuelo de Ethelberto I con el Esc hijo de Hengist con el que reinaría desde el 455, daría una reinado de más de 80 años15 de dudosa credibilidad. Por lo tanto si la presencia de los jutos en Kent como federados puede ser muy posible durante el siglo V, la verdadera formación del reino no se completaría hasta mediados del siglo VI cuando Oesc ( y por tanto los Oescingas) llega al poder.
Godofredo de Monmouth Historia Regum Britanniae9 crónica pseudohistórica del siglo XII
La obra de Godofredo de Monmouth es una fantasiosa recopilación de las leyendas galesas a las que añade abundantes detalles de su propia cosecha, las historias de Hengist y Horsa son simplemente una reescritura de la Historia Brittonum que alarga para poder enlazar con la historia del rey Arturo. La estructura de la historia es la misma, llegada de Hengist y Horsa, el contrato con Vortigern, la llegada de más sajones con la hija de Hengist, a la que Godofredo da el nombre de Rowena, la reprobación de los eclesiásticos por el matrimonio del rey con la pagana, el enfado de los hijos del rey, Vortimer y Carntiger, las luchas con los sajones y las muertes de Carntigern, Horsa y Vortimer. Y finalmente la traición de Hengist en el banquete, que el autor sitúa en Kaercarandane (Salisbury) y la asesinato de la nobleza britona. Posteriormente narra la retirada de Vortigern, sus consultas al mago Merlín, la larga profecía del mago, la elección de Aurelius Ambrosius como rey y las luchas de su hermano Uther Pendragon, que será el padre de Arturo.
Se sabe con más o menos seguridad que el acceso al trono de Ethelberto I fue en el año 589, por lo tanto la cronología de los primeros reyes de Kent podría ser:
Aunque pocas son las referencias escritas sobre Kent en ese tiempo, las pruebas arqueológicas encontradas en las tumbas de la época, nos hablan de un período de relativa tranquilidad y prosperidad en Kent. Los asentamientos jutos de Kent se ven cerrados por el avance de los sajones a lo largo del valle del Támesis y en la costa sur de Britania28 por lo que encerrados en su territorio vuelven sus miradas al comercio con el continente, hacia sus tierras de origen (sur de Jutlandia y Frisia) y también hacia los nuevos dominios francos. Si las tumbas del siglo V halladas en Kent son de una relativa pobreza, durante el segundo cuarto del siglo VI se da un cambio radical,29 se encuentran enterramientos con ricos ornamentos incluidos objetos de lujo de origen franco (broches con rosetas, pájaros o con granates engarzados), lo que demuestra unas cosmopolitas relaciones entre las gentes de Kent, las de Jutlandia y los francos. En contrapartida se da también un significativo aumento de la actividad manufacturera de Kent, cuya orfebrería (incluidos objetos de oro) es reconocida en el continente, y que se llega a encontrar en áreas del sur del reino franco, como el Charente.30 La relación matrimonial entre merovingios y oiscingas no sería por tanto el inicio de una apertura de Kent hacia la política europea, sino más bien la culminación o al menos la profundización de la misma. En resumen, los siglos V y VI son para Kent el paso de un conjunto de grupos colonizadores llegados como federados a la formación, integración y auge de un reino que en el siglo siguiente se convertiría en hegemónico en la zona
Empezaremos con el reinado de Ethelberto I.
La iglesia de San Martín de Canterbury, en el condado de Kent, es la iglesia más antigua de Inglaterra. Ubicada a menos de un kilómetro de la catedral de Canterbury, la fecha de su construcción es motivo de controversia. Es mencionada por primera vez por Beda el Venerable durante el siglo que precedió a la muerte de San Agustín de Canterbury. No está claro si el edificio fue utilizado para el culto cristiano en la época romana o si se trata de un templo pagano convertido más tarde por los cristianos. Tanto la primera reconstrucción de esta iglesia, como su consagración al obispo francés San Martín de Tours, son tradicionalmente atribuidas a la reina Santa Berta, esposa de San Ethelberto de Kent, que reinó a principios del siglo VII.
La pila bautismal de la iglesia es excepcional y de renombre mundial. Su forma es tubular y la base es de piedra.
Sigo con otro texto de aclaración:
|
||||
. |
||||
Capital | Cantwareburh | |||
Idioma oficial | Anglosajón, Latín | |||
Otros idiomas | Britónico, Romance británico |
|||
Religión | Cristianismo | |||
Gobierno | Monarquía | |||
Rey | ||||
• 455 ó 456–488 | Hengest | |||
• 865-871 | Etelredo I de Wessex | |||
Véase Reyes de Kent | ||||
Período histórico | Edad Media | |||
• | 455 | |||
• | 871 |
El Reino de Kent fue un reino del sudeste de la Inglaterra medieval fundado por los invasores jutos en una fecha imprecisa del siglo V, tras la retirada de los romanos de la isla de Britania. Fue uno de los estados principales de la denominada Heptarquía Anglosajona, periodo de la historia inglesa entre los siglos V y IX, aunque algunas características peculiares de Kent lo separan de los demás reinos coetáneos. Fue el primer reino en establecerse y lo hizo de modo más o menos pacífico a diferencia del, a veces, sanguinario establecimiento de sus belicosos vecinos anglo-sajones. También fue el primer reino de la Heptarquía en adoptar el cristianismo y ser el único de ellos que poseía dos obispados. Fue el único reino juto importante entre el conglomerado de estados sajones y anglos, y conservó un gran porcentaje de población britona. El propio nombre del reino es significativo, pues adoptó el nombre del pueblo invadido, los Cantiacos, y no el del invasor, como ocurrió en el resto de la isla.
Aquí te pongo otro texto posterior:
Evangeliario de San Agustín de Canterbury (fines siglo VI), conservado en la Corpus Christi College Library, de la Univesidad de Cambridge.
Agustín de Canterbury O.S.B. (¿Roma?, 13 de noviembre c. 534 - Canterbury, c. 604), considerado como el apóstol de Inglaterra, fue un monje benedictino y primer arzobispo de Canterbury. Se le considera uno de los padres de la Iglesia latina en las islas británicas1 y además es venerado como santo por las Iglesias romana, anglicana y ortodoxa.
Monje benedictino romano en el monasterio de San Andrés en Roma. Fue enviado junto con cuarenta monjes por el papa Gregorio I el año 597 para evangelizar Inglaterra.2 3
Antes que Agustín arribara a las costas de Inglaterra, ya había habido en la isla una Iglesia floreciente. En los cuatro primeros siglos fue la dominación romana la que facilitó la difusión del cristianismo. Después, en el siglo V, los primitivos habitantes de la isla, refugiados en las regiones occidentales de Gales y Cornualles mantuvieron su fe, a pesar de las invasiones de anglos y sajones paganos, con la ayuda de algunos obispos francos, como San Germán, quien les preservó de las herejías pelagianas y les animó a la perseverancia. En tiempos de Agustín, existían restos de una antigua tradición cristiana e incluso el culto a un mártir nativo, San Albano. Pero con las invasiones de los anglos y por las luchas internas, la isla se encontraba sumida en el paganismo.
Cuenta la tradición, que recoge el Venerable Beda (Historia Ecclesiastica, lib. 11, cap. 1), que Gregorio, antes de ser papa, concibió la idea de ir a predicar a Inglaterra cuando vio en el mercado de Roma a unos esclavos, jóvenes rubios, que más bien le parecieron ángeles que anglos,4 como le dijeron que se llamaban, y le dio mucha pena saber que estas gentes eran paganas. Cuando Agustín se dirigía a su misión, al pasar por Francia, sus compañeros sintieron un gran temor, pensando en las dificultades de su cometido, y rogaron a Agustín que volviese a Roma y pidiera permiso a Gregorio para no proseguir con la peligrosa labor que se les había encomendado. El papa envió una carta con Agustín, en la que le nombraba abad y exhortaba a todos a que se armasen de valor y acometieran su propósito con celo y confianza en el Señor.
Agustín, junto con sus compañeros, llegó a las costas de Kent, al sudeste de Inglaterra, uno de los siete reinos de la Heptarquía, y mandó a los intérpretes francos que le acompañaban, para anunciar al rey de aquellas tierras las buenas nuevas de salvación que les enviaba la Iglesia de Roma. Su rey, Ethelberto de Kent (560-616), aunque pagano, le mostró su apoyo, pues estaba favorablemente dispuesto hacia el cristianismo, llegando incluso a convertirse (sería conocido posteriormente como San Adalberto). El hecho de que su mujer fuese una princesa merovingia y católica5 influyó sin duda en este caluroso recibimiento. Poco después les permitió que se acomodaran en la ciudad de Canterbury, la capital de sus dominios, dándoles libertad para que predicasen su religión y proporcionándoles todo lo necesario para su sustento.
Agustín y sus compañeros consiguieron pronto las primeras conversiones. En los comienzos utilizaron una antigua iglesia de la época romana a la que la reina solía acudir, pero después de la conversión del rey empezaron a construir y reparar otras iglesias. Por consejo de Agustín, el rey, aunque favorecía a los que se convertían al cristianismo, no obligó a nadie a que se bautizara. Una vez establecidos de un modo definitivo en Canterbury, y siguiendo las instrucciones recibidas del papa Gregorio, Agustín volvió a Arlés, en el reino franco, para ser allí consagrado arzobispo de la nación británica. A su vuelta a Inglaterra, envió cartas a Roma con noticias del éxito de su predicación y algunas preguntas sobre dificultades que habían encontrado en su labor pastoral. Beda (o.c., lib. I, cap. XXVII) las transcribe junto con las contestaciones que recibió del papa. En ellas se aprecia el enfoque de Agustín en cuestiones de liturgia, moral y disciplina. Gregorio le confirió la suprema jurisdicción sobre todos los obispos de la isla, incluidos los de las cristiandades bretonas, del oeste de Inglaterra, que por el odio profundo que profesaban a los invasores anglosajones jamás habían intentado predicarles el Evangelio. El papa, junto con estas contestaciones, envió el palio y más sacerdotes para que ayudaran a Agustín en su labor, los cuales llevaban consigo ornamentos sagrados y reliquias para los nuevos altares. Con este refuerzo, se comenzó la evangelización del reino de Essex. El rey, sobrino de Ethelberto, fue bautizado en 604. Se erigió la sede episcopal de Londres y se nombró a Melitón su primer obispo. Antes, en 601, habiendo llegado a sus oídos que el Señor había obrado muchos milagros por medio de Agustín, Gregorio le escribió para que esto no fuera ocasión de vanagloria, pero al mismo tiempo exhortó a Ethelberto para que siguiese siempre los consejos de Agustín, el cual, con el apoyo real, comenzó la construcción de la iglesia que después sería la catedral de Canterbury.
También con la ayuda de Ethelberto, Agustín intentó reunir a los obispos britanos, refugiados en su mayor parte en las montañas de Gales, e intentó que abandonasen sus peculiaridades litúrgicas disciplinarias, contrarias a la práctica de la Iglesia católica romana. Los obispos pidieron tiempo para obtener el consentimiento de su pueblo, y que se celebrase un sínodo al que pudieran acudir todos los obispos britanos. Según cuenta el Venerable Beda (o.c., lib. II, cap. II), se presentaron siete obispos y un gran número de monjes. Agustín les propuso que observasen la Cuaresma, según el calendario romano, que bautizasen según la liturgia de la Iglesia apostólica romana y que predicasen junto con él la palabra de Dios al pueblo inglés. Al no querer seguir su consejo, ni aceptarle como arzobispo, el Venerable Beda cuenta que Agustín predijo que perecerían todos a manos de los ingleses. Y así ocurrió efectivamente en la gran matanza que causó Ethelfrido en el monasterio de Bangor, años después de la muerte de Agustín.
Agustín nombró obispos a dos de los sacerdotes que el papa había mandado para ayudarle en su ministerio. Melitón fue el primer obispo de Londres, donde edificó la catedral de San Pablo con la ayuda de Ethelberto. Justo fue el primer obispo de Rochester. Después de la muerte de Agustín, otro de ellos, Paulino, fue consagrado obispo de York. Antes de morir, Agustín consagró a su sucesor, Lorenzo, para que no quedase la sede de Canterbury vacante ni por una hora.
Hacia el 604, seguramente el mismo año en que murió Gregorio, falleció Agustín. Fue enterrado primero en el pórtico de lo que hoy es la catedral de Canterbury,,6 pues esta no se había acabado, ni consagrado; pero, más tarde, sus restos fueron trasladados con toda solemnidad a la entrada norte de la Catedral. Sin embargo, durante la Reforma, su tumba fue destruida y sus reliquias perdidas.
Según fuentes muy antiguas, que se remontan al mismo siglo VII, su epitafio decía así:
Aquí yace el Señor Agustín, primer arzobispo de Canterbury, quien habiendo sido enviado en un principio por el beato Gregorio, obispo de Roma, y con la ayuda de Dios respaldado por milagros, trajo al rey Ethelberto y a su nación desde el culto de los ídolos a la fe de Cristo, y habiendo terminado los días de su oficio en paz, murió el 26 de mayo en el reinado del mismo rey.
Aquí otro texto:
|
||||
Capital | Caerwent | |||
Idioma oficial | Galés Antiguo | |||
Religión | Cristianismo celta | |||
Gobierno | Monarquía | |||
Historia | ||||
• Fin de dominio romano | siglo V | |||
• Unión con Glywysing | 942 - 974 | |||
• Conquista de Gruffydd ap Llywelyn | 1055 | |||
• Segunda unión con Glywising | 1063 |
Gwent fue un reino medieval reino Galés, que se extendía entre los Ríos Wye y Usk. Existía ya desde el final de la dominación Romana en gran Bretaña en el siglo V, hasta la conquista Normanda de Inglaterra en el siglo XI. Junto con su vecino Glywysing, parece haber mantenido una fuerte continuidad cultural con los Siluros,1 manteniendo sus propios tribunales y diócesis separado del resto de Gales hasta su conquista por Gruffydd ap Llywelyn. A pesar de que recuperó su independencia después de su muerte en 1063, Gwent fue el primero de los reinos Galeses en ser invadido tras la conquista Normanda.
Debido a que Ambrosio y Vortigern son mostrados en Historia Britonum como dos personajes en conflicto, algunos historiadores han deducido que esto demuestra una base histórica para la existencia de dos bandos enfrentados entre sí, uno liderado por Ambrosio y otro por Vortigern.
El arqueólogo británico J.N.L. Myres desarrolla esta sospecha y propone la teoría de que el pelagianismo reflejaría una posición provincial en Britania, y estaría representada por Vortigern, mientras que Ambrosio representaría al "bando" católico. Una interpretación alternativa más simple del conflicto entre estas dos figuras es que "Historia Britonum" conserva tradiciones contrarias a los pretendidos descendientes de Vortigern, quienes, en la época, eran una casa gobernante en el Reino de Powys. Esta interpretación se sustenta en la naturaleza negativa de todas las historias reescritas en "Historia Britonum" sobre Vortigern, incluido su supuesto incesto.
El nombre inglés de Gales, Wales, procede del anglosajón Walas o Wealas (el país de los welsh, 'forasteros'), probablemente de la raíz germánica *walhaz, que quiere decir «extranjero no germánico». El nombre nativo, Cymru, fue adaptado bajo la forma Cambria en lenguaje inglés poético.
Dolmen neolítico de Pentre Ifan.
El país de Gales ha sido habitado por el hombre moderno desde hace al menos 22 300 años,7aunque los asentamientos estables en el territorio no aparecerían hasta la última edad de hielo, cuando emigraron a la isla cazadores-recolectores mesolíticos provenientes de Europa Central. Los glaciares retrocedieron en la región hacia el VIII milenio a. C., pero el paso hacia Europa Continental se mantuvo hasta el fin de la glaciación, entre el V y el VI milenio a. C., cuando Gran Bretaña se convirtió en una isla y se formó el mar de Irlanda, separando a Gales de Irlanda.8 9Según el historiador John Davies, las leyendas sobre el hundimiento de Cantre'r Gwaelod y los cuentos de Mabinogion, en los que se dice que las aguas del mar de Irlanda eran menos profundas, pueden ser reminiscencias de ese período.
Durante este periodo los bosques de la región se hicieron muy densos, dificultando su comunicación con el resto de la isla. De la península ibérica llegaron por mar colonizadores neolíticos, que se integraron con los pueblos ya presentes y favorecieron la sedentarización de los habitantes de la región, dentro del proceso de la revolución neolítica.10
Los nuevos pobladores despejaron los bosques para establecer tierras de pastoreo y de cultivos, desarrollaron tecnologías para la elaboración de cerámicas y de textiles, y construyeron cromlechs como los de Pentre Ifan, Bryn Celli Ddu y Parc Cwm long cairn.11
Durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro las culturas celtas de Gales sostuvieron intercambios con las del resto de la archipiélago. Durante la conquista romana de Britania el país estaba dividido entre los deceanglos, ordovicos, cornovii, démetas y siluros.12
La conquista romana comenzó en Gales en 48. Dos de las mayores tribus británicas, los siluros y los ordovicos, se resistieron al dominio romano durante algunos años, pero finalmente los ordovicos fueron sometidos en 79. Las tribus británicas de la época prerromana ocupaban el territorio actual de Gales, pero también partes de Inglaterra y el sur de Escocia, en lo que se convertiría la provincia romana de Britania hasta la retirada de las legiones romanas a comienzos del siglo V.12
Muro de la ciudad romana de Venta Silurum.
En Gales del Sur se formó un cordón de fuertes romanos, asegurando un control territorial por lo menos hasta Carmarthen, extrayendo asimismo oro de las minas de Dolaucothi en Carmarthenshire. Los romanos también construyeron un fuerte para sus legiones en Caerleon (Isca Augusta), cuyo anfiteatro se encuentra bien preservado, lo mismo que ciudades como Venta Silurum, con estructuras en buen estado de conservación.
Como se refleja en el cuento medieval Breuddwyd Macsen Wledig (El sueño de Macsen Wleding), los romanos también incursionaron en la zona septentrional del país. Según su trama Magno Máximo (Macsen Wledig), uno de los últimos emperadores romanos de occidente, se casó con la hija de un jefe galés del actual Caernarfon. Por su parte, el cristianismo fue introducido en Gales durante el siglo IV y la conversión no dejaría de extenderse.
En los siglos siguientes en el territorio de Gales se desarrollarían pequeños reinos como Gwynedd, Powys, Deheubarth, Glywysing y Gwent, que sucederían al gobierno imperial en las tierras altas. El desarrollo de esa cultura romano-británica fue de hecho la base de lo que en la actualidad se conoce como Gales. Con la pérdida de las tierras bajas, los reinos ingleses de Mercia, Northumbria y Wessex se enfrentaron a los de Powys, Gwent y Gwynedd para redefinir sus fronteras.
Las tierras meridionales y occidentales que pasaron a manos de los ingleses comenzaron a ser llamadas en galés Lloegyr (en la actualidad Lloegr), que en un principio sólo contemplaban Mercia y más tarde toda Inglaterra.13 Las tribus germánicas que dominaron esa región fueron llamadas Saeson, es decir "Sajones".
Los anglosajones llamaron 'walha' a los romano-británicos, es decir 'extranjero romanizado'. Los galeses siguieron llamándose brythoniaid (brythons o Britons) incluso en buena parte de la Edad Media, aunque la primera vez que se empleó Cymru e y Cymry fue en 633 en el poema Y Gododdin, de Aneirin. En Armes Prydain, de 930, las palabras Cymry y Cymro son empleadas quince veces. Sólo hasta el siglo XII Cymry fue más frecuente que Brythoniaid en la literatura galesa.
Los siluros fueron una poderosa y belicosa tribu que habitó en la isla de Britania, y que ocuparon aproximadamente los territorios de Monmouthshire, Breconshire y Glamorganshire.
Según la biografía de Tácito sobre el general Cneo Julio Agrícola, los siluros se caracterizaban por tener una fuerte complexión y el pelo rizado.1 En su obra, Tácito insinúa que, partiendo de su apariencia, los siluros habrían llegado a Britania desde Hispania.1 Estudios genéticos realizados por las universidades de Londres, Oxford y California han sugerido que la mayor parte de pueblos galeses y celtas comparten gran parte de sus cromosomas y de su ADN con los pueblos vascos asentados en el norte de España durante el Paleolítico. Sin embargo, aún no se ha esclarecido si este vínculo es específico entre celtas y vascos o si simplemente estos son los familiares más cercanos de entre los primeros habitantes de Europa.2 3
Tribus de Gales durante la invasión romana. La posición exacta de las fronteras es motivo de debate.
Los siluros, liderados por Carataco, un cacique militar y príncipe de los catuvellaunos que había huido de tierras del este tras la derrota de su propia tribu, ejercieron una feroz resistencia durante la invasión romana de la isla.
El primer ataque sobre las tribus galesas se produjo en el año 48, cuando el general romano Publio Ostorio Escápula marchó contra estos territorios a la cabeza de un ejército. Escápula atacó en primer lugar a los deceanglos, localizados en al noreste de la moderna Gales. Las evidencias historiográficas nos muestran que Escápula derrotó a esta tribu sin hallar apenas resistencia. Tras su victoria sobre los deceanglos, Escápula pasó varios años combatiendo contra los siluros y los ordovicos. La resistencia estaba liderada por Carataco que había huido hacia el sudeste de la isla tras la derrota de los catuvellaunos. En un primer momento, el antiguo príncipe catuvellauno lideró a los siluros, pero finalmente se trasladó a los territorios de los ordovicos donde fue derrotado por Escápula en el año 51.
A pesar de la caída de Carataco, los siluros siguieron resistiéndose al invasor e iniciaron una eficaz guerra de guerrillas que desgastó de sobremanera a las fuerzas romanas. La determinación de los siluros llevó a Escápula a decir públicamente que los siluros planteaban tal peligro que debían ser exterminados. No obstante, las amenazas de Escápula, emitidas con el objetivo de sembrar el temor entre los siluros, no hizo más que aumentar la voluntad de estos a resistir. Los romanos enviaron una gran fuerza de legionarios a esa zona a fin de que construyeran una línea de fortificaciones por todo el territorio. Mientras los legionarios se afanaban en sus tareas, fueron emboscados por una gran fuerza de siluros que los derrotó, causándoles muchas bajas y llevándose a un gran número de prisioneros con ellos. Estos prisioneros fueron distribuidos entre las tribus vecinas con el objetivo de obligarlas a unirse a la resistencia.
Cuando los siluros estaban al borde de la derrota, Escápula murió dejando a Roma con un gran problema en sus fronteras britanas. En el momento de incertidumbre que siguió a la muerte del general, los siluros lograron recuperarse y derrotaron a la Legio II Augusta. Los historiadores no han esclarecido si los siluros fueron derrotados militarmente o si simplemente se logró que se rindieran a través de un acuerdo de paz. Las fuentes romanas sugieren sin embargo que esta tribu fue derrotada durante las campañas de Sexto Julio Frontino de c. de 78 (de fecha cercana al 78 DC). De los siluros los romanos escribieron que:
No atrocitate, no clementia mutabatur4
Con el objetivo de ayudar a la administración romana a echar abajo a la oposición local, los romanos erigieron una imponente fortaleza en el territorio (Isca Augusta, en el actual Caerleon). Se construyó además la ciudad de Silurum Venta (Caerwent, seis millas al oeste de Chepstow), la cual pronto se convirtió en una población plenamente romanizada a diferencia de la antigua capital atrebate Calleva Atrebatum (Silchester). De entre las ruinas de Silurum Venta aún sobreviven las murallas, y excavaciones realizadas en la zona han revelado la existencia de un foro, un templo, unas termas, un anfiteatro, tiendas y cómodas casas con pisos de mosaico. Una inscripción hallada en la zona indica que esta ciudad fue la capital de los siluros durante la época de dominación imperial. Evidencias arqueológicas muestran que los romanos sustituyeron a los dioses de los silures por los suyos.
Al parecer, Silurum Venta continuó gozando de su estatus de centro político y religioso de la zona en el marco de la Britania posromana. El Rey Arturo, inspirador de la célebre leyenda, fue rey de los silures, al frente de quienes rechazó la invasión sajona.
Hace miles de años (40.000 aproximadamente), en la época de las cavernas, los humanos primitivos (Hombres de Cromañón) que empezaron a desperdigarse por el mundo llegaron al continente europeo, donde crearon para su hábitat y lucharon con otras especies (como los Neandertales) por la supremacía, logrando vencer y convertirse en los “primeros pobladores” de este continente.
Más adelante, en el Neolítico (8.000 A.C. en adelante), se produjo una expansión de “tribus nómadas del oriente asiático” (posiblemente desde zonas cercanas a la actual India). Dichas tribus llegaron a Europa y se mesclaron los “primeros pobladores”, en mayor y menor grado dependiendo de los lugares (en menor grado con los celtas gaélicos e iberos, y en mayor grado con los germanos, ítalos, griegos, eslavos). De aquí el nombre de “Indoeuropeos”.
Primeros pobladores europeos + tribus nómadas de oriente asiático = INDOEUROPEOS
Estas tribus indoeuropeas dejaron de ser principalmente nómadas y se construyeron los primeros asentamientos urbanos permanentes, dedicándose a la agricultura, ganadería, cerámica, etc. Con esto empezó a desarrollarse más rápidamente la cultura e hizo que los pueblos se vayan diferenciando unos de otros en diversos aspectos sociales tales como lengua, religión, vestuario, manufactura, etc. Si bien todos conservaron ciertos vestigios de un pasado común.
Se pueden hacer líneas, ramas, grupos, y demás relacionamientos a los efectos de ir catalogando a cada tribu surgida en este periodo antiguo. A modo muy general, he intentado delimitar las siguientes Líneas étnicas más difundidas de pueblos indoeuropeos antiguos (2000 A. C. en adelante)
Los germanos y eslavos comparten un origen común en cuanto a los nómadas asiáticos (ambos son de la rama migratoria) quienes dieron origen a la cultura del Hacha de Guerra. Los ítalos y griegos también comparten ancestros indoasiaticos comunes (rama mediterránea).
De estos primitivos grupos, surgirían los pueblos de la antigüedad y sus linajes, de gran nombre en las historias nacionalistas de los países europeos.
**********************************
GRIEGOS ANTIGUOS
Son los pueblos pre helenicos que habitaban la zona de Grecia Continental (micénicos), Creta (minoicos) e insular (civilización cicládica). Sus orígenes es indoeuropeo y sus culturas se hallaban muy avanzadas, no obstante, fueron desapareciendo, dando origen a los pueblos helénicos. Se dice que esto aconteció con la invasión de los dorios (otro pueblo indoeuropeo del norte de Grecia), o de varios pueblos del mar.
HELENOS.
Nombre genérico para designar a gran cantidad de pueblos que hablaban el idioma griego antiguo. Sus orígenes son indoeuropeos, influenciados por los legados de los pueblos griegos antiguos (minoicos, micénicos).
Los helenos o griegos se podrían distinguir según si habitaban el continente (griegos continentales), las islas del mar Egeo (griegos insulares) y una zona litoral de Asia Menor (griegos asiáticos).
(Hoplita, soldado de infantería)
Entre los pueblos helenos se pueden citar a los aqueos, jonios, eolios, arcadios. Estos pueblos creaban ciudades y cada ciudad griega era un estado independiente. Entre las ciudades-Estado, se pueden citar las siguientes:
- Ciudades dorias: Esparta, Halicarnaso, Gnido, Cos, Lindos, Cámiros, Megara.
- Ciudades aqueas: Micenas, Tirinto, Argos (Pelasgos/Micenicos/aqueos)
- Jonios: Mileto, Samos, Esmirna, Efeso, Atenas (Misenico/jonico)
- Eolios: Corinto, Delfos
- Arcadios: Tripoli, Astros
MACEDONIOS
Pueblo de origen griego antiguo con influencias de pueblos antiguos de origen asiático tales como los tracios. No fueron siempre considerados como helenos, aunque se sostenía que eran aqueos.
Macedonia se convirtió en un gran imperio gracias a Alejandro Magno y llevó la influencia de Grecia a muchas partes de Asia. La característica del ejercito macedonia fue la utilización como arma principal de la denominada “sarisa”, la cual era una larga pica de 3 a 7 metros de longitud.
**********************************
Se designa genéricamente como “ítalos” a los diferentes “pueblos antiguos de Italia”. Algunos de estos pueblos son anteriores a los indoeuropeos y otros no.
LOS ROMANOS.
El pueblo romano se originó en la ciudad de ROMA, en la región de Lacio en la actual Italia. En principio sus habitantes eran del pueblo etrusco (ítalos) y su sistema de gobierno fue una monarquía, para luego expandir su poder llegando a ser un “república latina” y finalmente un enorme imperio que llegó a abarcar desde Gran Bretaña al desierto del Sahara y desde la península ibérica al Éufrates. Fue la civilización más avanzada de su tiempo, en especial en materia militar, ingeniería y derecho. Conforme fue desarrollándose la historia de Roma, el origen étnico de sus habitantes se fue ampliando y diversificando.
**********************************
Por CELTAS se denomina al conjunto de pueblos antiguos que hablaban lenguas celtas, una de las ramas de las lenguas indoeuropeas. Estos pueblos tenían en común, a parte de la lingüística, una serie de factores culturales tales como la religión, vestimenta, etc. Se extendieron desde las islas británicas hasta Grecia.
Los Celtas insulares o goidelos (Irlanda y Escocia) conservaron mayor influencia de los primeros europeos que los celtas britones y continentales, en quienes ya se observan mayores similitudes con los demás pueblos indoeuropeos. Cabe destacar que los primeros europeos de los cuales descienden los goidelos (y posiblemente también los Iberos) son los creadores de los monumentos megalíticos como el Stonehenge y no así los celtas.
(gaelico primitivo)
En cuanto a la religión, la mayoría de los pueblos celtas llegaron a practicar un culto denominado druidismo.
Era común entre celtas el pintarse el cuerpo de azul antes de las batallas o hacerse tatuajes. Esta característica es sobresaliente entre los pictos.
(pictos)
(escoto)
Lo normal entre los celtas era pelear sin ropa y exhibir las pinturas que llevan en el cuerpo. Usaban escudos (normalmente ovalados o semirectangulares), espadas y lanzas. Los jinetes tenían la costumbre de colgar las cabezas de sus adversarios muertos en batalla del cuello de sus cabalgaduras.
Los jefes celtas más ricos solían llevar cascos con protuberancias parecidas a cuernos, adornos con alas o ramas. Algunos usaban corazas de metal y cuero, además de considerarse a este pueblo como el creador de las cotas de malla.
(Galata)
(Gales)
(Galo)
*************************************
IBEROS.
Nombre genérico con el cual se designa a los habitantes de la península ibérica que no eran de origen celta. Los pueblos iberos eran varios y se calcula que eran originarios de los primeros pobladores de Europa, con poca influencia de indoeuropeos.
Los celtiberos eran un pueblo surgido de las fusiones de las culturas celtas de Galicia con las iberas.
*************************************
GERMANOS ANTIGUOS
Los Germanos antiguos se originaron en la zona de Escandinavia (sur de Noruega y Suecia), con las fusiones de primeros europeos y nómadas asiáticos, quienes introdujeron la cultura del hacha de guerra.
Los germanos se agrupaban en pueblos o tribus, compartían lengua y religión comunes, así como otras costumbres. Pasados los siglos, la sobrepoblación y otros factores hicieron que numerosos pueblos empezaran a emigrar hacia el sur, dando así origen a los germanos escandinavos o nórdicos (daneses, noruegos, suecos) y a los continentales (sajones, francos, etc.).
CONTINENTALES
Los germanos continentales invadieron Europa y desplazaron a los celtas o se mezclaron con ellos, para más adelante mezclarse con los romanos.
La mayor parte de los ejércitos germanos eran de infantería, apoyados por una escasa caballería a cuyos costados corrían los infantes. Utilizaban generalmente lanzas arrojadizas y picas largas denominadas “speutan”, haciendo con ellas formaciones densas de guerreros apretujados. También se caracterizaban por utilizar distintos tipos de hachas.
Los suevos (nombre con que se designaban las gran cantidad de tribus emparentadas) que ocuparon el centro de Europa solían tener atado el cabello en la parte lateral de la cabeza mientras que los sajones solían afectarse (Estos también se caracterizaban por usar una espada corta denominada “Seax”).
(suevo con speutan, escudo y jabalinas)
(suevo con hacha)
(sajon)
Conforme iban conquistando terreno fueron adquiriendo mejores armas de origen celta o romano (cotas, cascos, espadas, etc.). Los germanos del este (godos) utilizaban caballería provista de arcos, flechas y lanzas largas, según aprendieron de los pueblos hunos y sármatas.
(godos)
(germano con hacha de guerra, coraza, cota de mallas, espada)
Existían guerreros denominados “Harii” que pintaban sus ropas y cuerpos con pigmentos de colores oscuros a los efectos de pelear en la noche. Eran feroces e impredecibles, emboscaban con frecuencia y gritaban como locos, creando un golpe psicológico muy grande.
(Harii)
Anglos, jutos y sajones fueron pueblos germanos que ocuparon la isla de Bretaña, desplazando a los galeces. Son el origen del pueblo anglosajon (ingles).
(anglosajon)
Los francos ocuparon casi todo el territorio de lo que hoy en día sería Francia, desplazando a los galos. Los francos no usaban por lo general corazas ni cascos, sino solo escudos, espadas cortas y como arma característica era el hacha arrojadiza denominada “francisca”.
(Franco)
Los visigodos ocuparon la península española, desplazando a Iberos, centiberos y romanos. Los ostrogodos lo hicieron en la península itálica y parte de Macedonia y Grecia. Los bávaros en la actual Austria, los Lombardos en zonas italianas no ocupadas por los Ostrogodos, los frisios en la zona de la actual Holanda que se llama Frisia, etc.
Las invasiones germánicas y la de otros pueblos bárbaros fueron factores decisivos para la caída del Imperio Romano de Occidente.
ESCANDINAVOS/VIKINGOS/NÓRDICOS.
A partir de los siglos VIII, los germanos de Escandinavia, ya culturalmente muy separados de los continentales, empezaron a dedicarse a prácticas vikingas y luego a invasiones de conquista en zonas habitadas por germanos continentales, celtas y otros pueblos, llegando incluso a Sicilia (Normandos)
Se discute mucho sobre el alcance de la palabra “escandinavo”. Para algunos incluye a Noruega, Suecia y Dinamarca, para otros también a Finlandia e Islandia. En esta monografía solo se toma como escandinavos a los tres países primeramente citados.
En cuanto al término “vikingo”, es una forma de designar al pirata de origen escandinavo que se dedicaba al pillaje o saqueo en mar y tierra.
(Drakkar, nave de guerra vikinga)
Los escandinavos eran fuertes guerreros, y hábiles navegantes. Su religión provista de dioses casi totalmente guerreros les exigía tener la muerte más noble en el campo de batalla para alcanzar el más puro de los paraísos.
(Vikingo danes con hacha de mango largo)
Los berserker eran guerreros vikingos se caracterizaban por combatir con furia ciega y temeraria, lo cual infundía mucho temor en sus oponentes. Muchos piensan que esto se debía a la consumición de hongos alucinógenos antes de los combates. Eran la guardia personal de los reyes o jefes nórdicos y solían pelear semidesnudos y cubiertos con pieles de lobo, osos o venados.
*************************************
ESLAVOS
son descendientes de los primeros europeos y los nómadas del hacha de guerra que se asentaron en Europa del Este. Al igual que los germanos, se diseminaron por amplias zonas de terreno y al instalarse en forma permanente en determinados lugares y construir ciudades, empezaron a crear culturas populares diferenciadas, siendo ejemplos de pueblos eslavos los siguientes: Rusos, Checos, Polacos, Ucranianos, eslavos del sur (eslovenos, bosnios, servios, croatas).
(eslavo primitivo)
(cosaco ucraniano del siglo X)
(guerrero rus del siglo X)
Baltos:
Son los pueblos de Estonia, Letonia y Lituania, a orillas del mar báltico. Son originarios de los primeros europeos y los nómadas del hacha de guerra. Los Fineses son en parte de origen báltico y en parte origen germano escandinavo.
(países bálticos actuales, Estonia, Letonia, Lituania))
Los húngaros o magiares:
pueblo que guardan relación con los primeros baltos, pero luego se fueron separando de ese origen antiguo. Son indoeuropeos que no guardan relación directa con los nómadas del hacha de guerra.
(jinetes húngaros)
Tracios:
indoeuropeos de la línea de los griegos e ítalos. Habitaron las zonas de Rumania, Bulgaria, Grecia y Turquía.
Los druidas, el estrato de mayor influencia y poder entre los celtas, sabían leer y escribir griego y latín (como los antiguos sacerdotes egipcios), sin embargo optaron dejar por vía oral, en hermosos versos, la crónica de la existencia de su pueblo. Este fue uno de los principales motivos por el cual no se ha considerado la magnitud, en buena parte de los libros de historia, del importante legado celta que fundamenta notablemente la sociedad occidental, ya que los mismos celtas antiguos no creían –o no formó parte de su tradición- en los documentos escritos.
Para ellos, la poesía, no sólo un recurso literario, sino también mnemotécnico ya que de esa manera intentaban fijar los detalles de las historias en sus memorias. Tan potente fue la tradición oral que ninguna de las historias, leyendas y leyes celtas fueron transcriptas hasta seis o siete siglos después del nacimiento de Cristo, labor que realizaron los monjes celtas irlandeses.
Estas leyes se basaban en un tipo de sociedad tribal, en ella los hombres eran, primordialmente, responsables el uno ante el otro más que ante una institución impersonal, como por ejemplo un estado, que quedaba relegado a un segundo plano. Por lo tanto un delito no era una ofensa civil sino la vulneración de un derecho privado, quien ofendía a otro pagaba su deuda a la familia de la parte injuriada, no a la sociedad. De no cumplir con estas obligaciones se recibía uno de los peores castigos: la discriminación de sus pares y sobre todo la expulsión del clan, que sólo un hombre tercamente obstinado podía arriesgarse a tan terrible consecuencia, un rasgo similar a los griegos que no concebían la vida fuera de la polis.
La estructura social de los diferentes pueblos, clanes y tribus estaba claramente diferenciada en tres estratos representados por los druidas, los nobles y el resto del pueblo. Esta clasificación es similar a la que efectúa Platón en la República, los tres estamentos en como se organiza la sociedad (que representan las tres partes del alma: la parte inteligible, la irascible y la concupicible): los sabios – o filósofos-, los guerreros y los productores de riqueza, en estos últimos se incluyen a los comerciantes, artesanos y campesinos, ya sean ricos o pobres. Los sabios, los que conocen "la verdad", eran los encargados de dirigir la comunidad.
Los bosques y las selvas inspiraban adoración y terror a las tribus célticas porque se las consideraba morada de los dioses. No es casualidad que a los integrantes de la clase sacerdotal se los llamara druidas, palabra de raiz céltica -"derb" y "dru" quieren decir roble- y significa "conocedores del roble" ya que practicaban sus ritos en medio de la espesura de los bosques. Allí celebraban asambleas, sentados en troncos sagrados, desde donde administraban justicia y decidían la paz y la guerra. Por otro lado es una antigua costumbre celta tocar madera ante el anuncio de un hecho ingrato, superstición que tiene su explicación en los robles azotados por los rayos y centellas en las tormentas, que como resultado indujeron a creer que estos árboles debían ser la morada de los dioses, de ahí el ritual de tocarlos cuando el peligro acechaba.
En realidad, el término "druida" hace referencia a una jerarquía - la superior - de las cuatro que existían en la casta sacerdotal de los celtas. Los integrantes de la categoría más baja eran los estudiantes o "amdaurs" (aspirantes a druidas), reconocidos por sus túnicas amarillas. En un orgen de mayor importancia estaban los "vates", que se distinguían por utilizar el color rojo. El grado de mayor categoría no solo se manifestaba en la vestimenta, sino en las atribuciones y conocimientos.
A los "vates" se les debe buena parte de la trascendencia de los mitos, tradiciones, creencias y conocimiento de todo tipo de la civilización celta, ya que ellos eran los encargados de compilarlos para luego transmitirlo al pueblo. Además, practicaban la profecía, estudiaban filosofía, astronomía, medicina, música y oratoria. En una etapa más avanzada, luego de una compleja ceremonia de iniciación, podían usar el color azul, que revelaba que habían accedido al nivel de los bardos. Ellos eran los encargados de amenizar las fiestas y celebraciones recitando, en prosa o en verso, las proezas de los guerreros y de cantar alabanzas a los dioses.
Finalmente, el rango superior, estaban los verdaderos druidas quienes vestían túnicas blancas. Se encargaban principalmente de realizar los sacrificios rituales y familiares y, sobre todo, eran los jueces supremos e inapelables. Era tal el respeto hacia ellos que no necesitaban usar armas para recorrer territorios pertenecientes a varios clanes.
Sus santuarios eran de piedra, organizados en forma circular y sin techo, para ver el firmamento y aún se conservan algunos al sur de Inglaterra, los templos o Dólmenes de Avebury y de Stonehenge, cerca de donde –según la leyenda- fue enterrado el rey Arturo.
Los druidas practicaban el culto a los antepasados, no temían a la muerte ya que creían en la transmigración del alma, y –a pesar de que llevaban a cabo sacrificios humanos- predicaban el valor supremo del Bien. Este fue uno de los motivos por el cual los druidas, y también el pueblo celta, tuvieron "mala prensa" entre muchos escritores y cronistas –fomentada por la falta de tradición escrita de los druidas que hace prevalecer los juicios y opiniones de los griegos y los romanos-, aunque es bueno recordar que los romanos hacían sacrificios humanos en el siglo III a. C.
Así curaban los celtas...
El druida, máxima dignidad sacerdotal de la cultura celta, era el responsable de la vida de todos los miembros de su tribu. Estos magos, que conocían como nadie los secretos de la ciencia natural, tenían la responsabilidad de curar a los enfermos, predecir eclipses, profetizar un desastre o decidir entre ir a la guerra o permanecer en paz. Gracias a recientes excavaciones, hemos podido aproximarnos a las formas de curación de estos grandes sabios de la antigüedad.
Pocos pueblos de la antigüedad occidental han estado tan vinculados con el medio natural circundante como fueron los celtas. Gracias a recientes descubrimientos arqueológicos, nos ha sido posible realizar hoy un retrato más fiel de aquella civilización que, iniciada a orillas del lago de Hallstatt, en los Alpes austríacos, hace 3.500 años, puso las bases del concepto europeo.
Detrás de una imagen de gente sanguinaria y cruel que transmitieron los cronistas y geógrafos griegos y romanos –quienes, asimismo, no dudaron en calificarlos despectivamente como «hiperbóreos» o gentes llegadas de más allá de la Aurora Boreal–, además de valientes guerreros, en sus corazones y mentes latía una profunda sensibilidad y apego por cuanto les rodeaba: eran expertos agricultores, hábiles comerciantes, creadores de las cañadas de trashumancia, la doma de caballos salvajes… Además, mostraban gran respeto hacia las personas mayores y la mujer, e impulsaron la educación obligatoria y gratuita para los niños en edad de escolarización. Maestros en la ciencia médica, poseían un sentido de la libertad desconocido hasta entonces… Sin embargo, pese a esta impresionante riqueza, hay que reconstruir los cimientos de esta cultura a través de las tradiciones y restos arquitectónicos y escultóricos conservados –música, fiestas, gastronomía, etc.–, pues no dejaron ningún texto escrito… Para ellos, la letra constreñía a las personas.
Durante muchos siglos, el corazón geográfico de Europa fue celta. Desde los más profundos valles alpinos, esta nueva civilización, que nació con la explotación de las minas de sal de Salzburgo, no tardó en colonizar y gobernar territorios tan alejados como Anatolia, Irlanda, las Galias, el Piamonte italiano y la península Ibérica. Y, a medida que estas tribus fueron expandiéndose, los cultos al sol, la luna, las estrellas, la Madre Tierra y el conocimiento de los elementos, no tardarían en establecerse como formas de vida…
"Llevamos la fuerza del jabalí
y la sabiduría del unicornio"
McCamb.
Los druidas, el estrato de mayor influencia y poder entre los celtas, sabían leer y escribir griego y latín (como los antiguos sacerdotes egipcios), sin embargo optaron dejar por vía oral, en hermosos versos, la crónica de la existencia de su pueblo. Este fue uno de los principales motivos por el cual no se ha considerado la magnitud, en buena parte de los libros de historia, del importante legado celta que fundamenta notablemente la sociedad occidental, ya que los mismos celtas antiguos no creían –o no formó parte de su tradición- en los documentos escritos.
Para ellos, la poesía, no sólo un recurso literario, sino también mnemotécnico ya que de esa manera intentaban fijar los detalles de las historias en sus memorias. Tan potente fue la tradición oral que ninguna de las historias, leyendas y leyes celtas fueron transcriptas hasta seis o siete siglos después del nacimiento de Cristo, labor que realizaron los monjes celtas irlandeses. Estas leyes se basaban en un tipo de sociedad tribal, en ella los hombres eran, primordialmente, responsables el uno ante el otro más que ante una institución impersonal, como por ejemplo un estado, que quedaba relegado a un segundo plano. Por lo tanto un delito no era una ofensa civil sino la vulneración de un derecho privado, quien ofendía a otro pagaba su deuda a la familia de la parte injuriada, no a la sociedad. De no cumplir con estas obligaciones se recibía uno de los peores castigos: la discriminación de sus pares y sobre todo la expulsión del clan, que sólo un hombre tercamente obstinado podía arriesgarse a tan terrible consecuencia, un rasgo similar a los griegos que no concebían la vida fuera de la polis. La estructura social de los diferentes pueblos, clanes y tribus estaba claramente diferenciada en tres estratos representados por los druidas, los nobles y el resto del pueblo. Esta clasificación es similar a la que efectúa Platón en la República, los tres estamentos en como se organiza la sociedad (que representan las tres partes del alma: la parte inteligible, la irascible y la concupicible): los sabios – o filósofos-, los guerreros y los productores de riqueza, en estos últimos se incluyen a los comerciantes, artesanos y campesinos, ya sean ricos o pobres. Los sabios, los que conocen "la verdad", eran los encargados de dirigir la comunidad. La elite celta. Los bosques y las selvas inspiraban adoración y terror a las tribus célticas porque se las consideraba morada de los dioses. No es casualidad que a los integrantes de la clase sacerdotal se los llamara druidas, palabra de raiz céltica -"derb" y "dru" quieren decir roble- y significa "conocedores del roble" ya que practicaban sus ritos en medio de la espesura de los bosques. Allí celebraban asambleas, sentados en troncos sagrados, desde donde administraban justicia y decidían la paz y la guerra. Por otro lado es una antigua costumbre celta tocar madera ante el anuncio de un hecho ingrato, superstición que tiene su explicación en los robles azotados por los rayos y centellas en las tormentas, que como resultado indujeron a creer que estos árboles debían ser la morada de los dioses, de ahí el ritual de tocarlos cuando el peligro acechaba. En realidad, el término "druida" hace referencia a una jerarquía - la superior - de las cuatro que existían en la casta sacerdotal de los celtas. Los integrantes de la categoría más baja eran los estudiantes o "amdaurs" (aspirantes a druidas), reconocidos por sus túnicas amarillas. En un orgen de mayor importancia estaban los "vates", que se distinguían por utilizar el color rojo. El grado de mayor categoría no solo se manifestaba en la vestimenta, sino en las atribuciones y conocimientos. A los "vates" se les debe buena parte de la trascendencia de los mitos, tradiciones, creencias y conocimiento de todo tipo de la civilización celta, ya que ellos eran los encargados de compilarlos para luego transmitirlo al pueblo. Además, practicaban la profecía, estudiaban filosofía, astronomía, medicina, música y oratoria. En una etapa más avanzada, luego de una compleja ceremonia de iniciación, podían usar el color azul, que revelaba que habían accedido al nivel de los bardos. Ellos eran los encargados de amenizar las fiestas y celebraciones recitando, en prosa o en verso, las proezas de los guerreros y de cantar alabanzas a los dioses. Finalmente, el rango superior, estaban los verdaderos druidas quienes vestían túnicas blancas. Se encargaban principalmente de realizar los sacrificios rituales y familiares y, sobre todo, eran los jueces supremos e inapelables. Era tal el respeto hacia ellos que no necesitaban usar armas para recorrer territorios pertenecientes a varios clanes. Sus santuarios eran de piedra, organizados en forma circular y sin techo, para ver el firmamento y aún se conservan algunos al sur de Inglaterra, los templos o Dólmenes de Avebury y de Stonehenge, cerca de donde –según la leyenda- fue enterrado el rey Arturo. Los druidas practicaban el culto a los antepasados, no temían a la muerte ya que creían en la transmigración del alma, y –a pesar de que llevaban a cabo sacrificios humanos- predicaban el valor supremo del Bien. Este fue uno de los motivos por el cual los druidas, y también el pueblo celta, tuvieron "mala prensa" entre muchos escritores y cronistas –fomentada por la falta de tradición escrita de los druidas que hace prevalecer los juicios y opiniones de los griegos y los romanos-, aunque es bueno recordar que los romanos hacían sacrificios humanos en el siglo III a. C.
|
|||
|
Julio César, en su obra, "La guerra de las Galias", manifiesta que "querían persuadir a sus discípulos de que las almas no mueren, fijando que semejante doctrina, seguida de sus corolarios, conduce a la virtud por el desprecio de la muerte". Además de esta particular apreciación, César proclamó el exterminio de esta religión a la que calificó de "bárbara e inhumana". Hay que tener en cuenta que los druidas eran quienes podían haber convertido y animado a estos pueblos a constituirse en una unidad política que, evidentemente, hubiese contrariado las ambiciones del famoso conquistador romano. Sin embargo, mediante una paciente labor, se ha ido reconstruyendo la historia celta a tal punto que hoy se pueden conocer aspectos bastante puntuales de su cultura. ¿Y cómo era el pueblo? Los celtas eran entusiastas degustadores de los placeres de la buena mesa. El vino era la bebida de las clases más altas pero el pueblo tomaba corma, que era cerveza de trigo mezclada con miel, muy utilizada en los banquetes, los cuales eran muy frecuentes en tiempos de paz. En estos festines los bardos tocaban sus liras y cantaban canciones sobre trágicos amores y héroes muertos en combate. Para comer utilizaban los dedos y ocasionalmente se acompañaban de un puñal para los trozos de carne difíciles de cortar. Su comida típica incluía cerdo cocido, buey, vaca y jabalí, todo ello acompañado con miel, queso, mantequilla y, por supuesto, corma –cerveza- y un buen vino. También eran muy aficionados a un juego de mesa llamado fidchell, parecido al ajedrez, aunque se jugaba con estacas. Admiraban la artesanía experta y las hazañas intelectuales –sobre todo cuando se exhibía una prodigiosa memoria-. Tenían el ideal de una sociedad heroica, pero vivieron como prósperos ganaderos y agricultores, ocupados a menudo en el robo de ganado.
|
![]() Cuerno para beber de oro encofrado con bronce. |
|
En general, como principal característica de su aspecto físico, eran altos de cabellos castaños y ojos grises. La barba larga era común, al igual que los bigotes espesos y caídos. Las mujeres trenzaban sus largos cabellos y a veces lo recogían en complicados peinados, eran generalmente aficionadas en exceso a los adornos, utilizaban collares, brazaletes y pequeñas campanas que cosían en los bordes de sus túnicas. También llevaban capas con dibujos de rayas o cuadros de brillantes colores, quienes tenían mayores recursos las usaban con bordados de oro y plata. Los hombres utilizaban un collar en el cuello llamado torques, que de acuerdo al status social era de bronce, plata u oro. Se cuidaban en su apariencia ya que la obesidad era algo repugnante para los celtas. "Tratan de no engordar ni de ponerse panzudos", escribió el griego Estrabón, "y ningún joven es perfecto si excede la longitud fijada del cinturón.
|
![]() Broche de bronce. |
||
Habitaban en aldeas situadas en zonas elevadas para facilitar su defensa en caso de ataque, y se denominaron castros, que los romanos llamaron oppida u oppidum. Estos asentamientos estaban fortificados con paredes macizas de tierra, trabadas interiormente con soportes de madera, y con su parte exterior rodeada por un foso. En el interior se construían chozas adosadas a la muralla, lo cual les proporcionaba una mayor solidez. Las casas generalmente eran de forma circular y se hallaban dispuestas sin ningún orden establecido en la ciudad. Además efectuaban numerosas construcciones de carácter religioso fuera de los límites de los castros y en torno a la naturaleza, por ello vivían muy en contacto con ella. Estos monumentos eran llamados Dólmenes, Menhires, Trilitos, construidos sobre piedra, terminados sobre dos columnas y una piedra grande en forma horizontal que le daba terminación. Eran un pueblo guerrero por naturaleza, capaces de luchar de manera muy ruda unos contra otros por un insulto o por el simple placer del combate. Las mujeres eran tan belicosas como sus maridos, "toda una tropa de extranjeros sería incapaz de oponer resistencia a un solo galo si éste llamara a su mujer en su ayuda", según advertía el romano Ammianus Marcellinus a sus compatriotas. Esta ferocidad era alimentada por los druidas en tiempos de guerra mediante los citados sacrificios humanos, destinados a impresionar y asustar – como demuestran los cronistas griegos y latinos- a sus enemigos. Pero fueron conquistados por los romanos porque carecían de una estrategia militar, peleaban llevados por su fervor guerrero, a tal punto que tenían la costumbre de pelear sólo con sus armas, un cinturón y su torques.
|
![]() Castro del Monte de Santa Tecla (Galicia) |
||
Sin embargo tardaron años en derrotarlos y nunca pudieron dominarlos completamente porque mantuvieron su cultura viva, su amor a la libertad, a su tierra y sus clanes. Sentimientos que se trasmiten en el arte, los mitos y las leyendas, y de manera muy especial en la música de sus gaitas, un instrumento emblemático de estos pueblos, ya que para poder apreciarla en su plenitud hay que tocarla al aire libre. Los acantilados, ante el escenario inmenso del mar, y las altas montañas son el marco ideal para que su voz, extrañamente alegre y melancólica a la vez, resuene en los valles o en las cumbres e inunde de una dulce placidez el alma humana. |
A partir de la oficialización del cristianismo, y tras la caída del Imperio Romano, todas las provincias, incluso los estados bárbaros, habían sido cristianizados. El problema fue que las antiguas religiones pervivieron en el seno íntimo. Para la Iglesia fue sumamente arduo convertir a los pueblos bárbaros dotados de otras creencias, ya que se bautizaban, prometían fidelidad a Cristo y luego volvían a sus antiguas prácticas paganas, como fue el caso de los sajones.
Cabe mencionar que la Alta Edad Media que comienza en el siglo V es un mundo fragmentado, sin protección y en consecuencia, cargado de violencia. En tal sentido, las creencias y la religión juegan un papel sumamente importante.
El paganismo tuvo sus diferentes maneras de subsistir: en tanto que los mesopotámicos leían los hígados como modo de adivinación del futuro, existían quienes se comunicaban con los muertos, quienes daban significados mágicos a hechos cotidianos como un pájaro que pasa a izquierda, mala suerte, o a la derecha, buenos augurios. A modo de ejemplo, la palabra actual “siniestra” deriva del latín sinister –tri , cuyo significado era izquierda.
Los germanos usaban amuletos para la suerte. La razón por la cual no tenían santuarios ni edificios es que estas tribus eran nómadas. Por lo tanto, su arte y sus objetos de adoración estaban constituidos por elementos portables, que pudieran ser trasladados con ellos. La Res-Publica o cosa pública no existe para este pueblo.
De la misma manera, perduraron las creencias en las fuerzas de la naturaleza, la tierra, las hierbas sanadoras, las lluvias, y las antiguas creencias greco-romanas. Tal hecho no debe resulte extraño si se tienen en cuenta las motivaciones políticas que llevaron a la cristianización del imperio.
En una comunidad en que la vida pende de un hilo, no sólo por el quiebre social y político , sino por pestes y enfermedades, las adivinanzas, amuletos, adivinaciones, las brujas, a menudo eran fuente de esperanza y credibilidad. Así, la Iglesia, a través de la noción de pecado, introdujo también al diablo e identificó en él todas las prácticas paganas. Se crean los correctivos para los cristianos, los sacramentos, el casamiento, las oraciones, etc.
Asimismo, existió una división social en el campo de la religión. A menudo, los campesinos, alejados de la ciudad y desprotegidos, fueron los que más se aferraron a las antiguas creencias, en tanto que la nobleza feudal, adscribió al cristianismo.
A partir del 829, el Concilio de Paris condenó duramente el paganismo en tanto que atentaba en contra del poder y la autoridad. Lo que realmente perseguía dicho concilio era subordinar bajo su ala el poder temporal e implantar duras represalias en contra de todo súbdito que fuera infiel a la autoridad, y por extensión, a Dios.
Lee todo en: El Paganismo | La guía de Historia http://www.laguia2000.com/edad-media/el-paganismo#ixzz4idkrjDqs