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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Castillo de Aguasclaras: Todo el castillo.

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01/12/2014, 10:26
Escudero Beldyr "hijo del Traidor" Tormenta.

Lady Patricya Florent viene a buscar a mi madre, la cara que porta no es nada halagüeña.

Sigo a ambas mujeres junto a Brocelyn y Charlton. Al llegar al Patio un nudo se me hace en el estómago cuando reconozco a dos de los tres cuerpos sin vida son los de Brandon y Carlysle.

- ¿Que cojones hacíais en Solaz? - me pregunto.

Antes de que Brocelyn y Charlton vean el espectáculo que hay en el patio me planto frente a ellos.

- Volved a los aposentos y no miréis atrás, ¿entendido?

- Pero, ¿que pasa? - pregunta Charlton.

- Ya lo sabrás, ahora haz lo que se te ha dicho.

A regañadientes ambos retroceden y regresan a los aposentos de donde no deberían de haber salido.

Una mezcla entre rabía colérica y congoja se apodera de mi. Me acerco a mi madre que llora desconsolada la muerte de dos de sus hijos. No sé que decir para consolarla pues yo tampoco hallo consuelo por la tremenda pérdida.

- Madre ... - acierto a decir mas soy incapaz de pronunciar palabra alguna.

Miro a Russ intentando hallar una respuesta a toda esta barbarie.

- ¿Que hacían en Solaz? - le pregunto encaminándome hacia él aún a riesgo de llevarme un buen golpe por parte del Jefe de la Guardia que también había perdido un hijo, aunque en ese momento me traía sincuidado tal hecho.

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01/12/2014, 10:58
Maestro de Armas Otto de Puenteamargo.

Alertado por todo el tumulto que se estaba formando en el patio Otto bajó corriendo las escaleras hasta encontrarse con tan funesta visión. Los rumores eran confusos y todo el mundo hablaba a la vez por lo que le costó sacar algo en claro. Al parecer algunos de los hombres de armas del castillo habían acudido a la aldea de Solaz del Soldado y al parecer habían sido atacados, había heridos e incluso muertos.

El Maestro de Armas se sintió inutil. ¿Muertos? ¿Acaso habían sido derrotados por algunos pocos destripaterrones? ¡Si él hubiese estado ahí! ¡Si en vez de quedarse frente al fuego como un viejo intuil hubiese acudido junto a los hombres! Maldijo con rabia sus años, sus articulaciones doloridas, sus manos tembolorosas y todas y cada una de las cicatrices de su cuerpo.

Rapidamente un nuevo pensamiento tomó cuerpo en su mente ¿Y Madrigal? ¿Estaba entre los que yacían en esa malhadada carreta que ahora traqueteaba por el patio? ¿Estaba herido? ¿O incluso...se negó a pensarlo. Por fin lo vió de pié junto a la carreta dando ordenes. Dió un gran suspiro de alivio y se acercó para ayudar. Pero a medio camino se lo pensó mejor, no sabía nada de remedios que el Maestre no dominase cien veces mejor y temió estar ahí en medio estorbando como un viejo inutil. Así que se detuvo a una distancia prudencial sintiendose de nuevo un inutil. Y entonces fué cuando vió a Maegor.

Se plantó junto al paje con unos pasos. Recuperando su decisión y su impetú a cada zancada hasta  llegar junto al muchacho.

-Esto no puede volver a ocurrir, así que olvida la comoda vida en la que te han tenido encerrado. Mañana mismo empezarás a convertirte en un guerrero Maegor.

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01/12/2014, 11:59
Lady Patricya Florent, esposa de Ser Otter Crakehall.

Patricya intentó sujetar a Clarissa, pero la desesperación de la mujer era más fuerte que ella y no pudo evitar que saliese corriendo hacia el carromato y viese a sus hijos. Dio un paso adelante dispuesta a acercarse a ella, pero oyó la voz de Beldyr detrás. Hubiera jurado que Clarissa estaba sola, pero sus hijos pequeños debían haberse imaginado algo y las habían seguido. 

Patricya dio un par de grandes zancadas y se acercó a ellos, mirándoles con pose seria y orgullosa. Sacó su brazo y señaló hacia los aposentos de los Tormenta, mientras ordenó con voz clara - Ya habéis oído a vuestro hermano, ¡A casa!

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01/12/2014, 12:19
[OUT] Lady Olenna Crakehall, viuda de Ser Hadder Tully.

No daba crédito a lo que mis ojos veían. Lo que yo creía que iba a ser un día apacible y dentro de lo común, como el resto de los días, me di cuenta de que todo se truncó cuando llegaron.

Los vi mientras paseaba tranquilamente, tomando algo de aire. Sufría uno de mis sofocos habituales, y salí de mis cálidos aposentos para tomar algo de fresco. La brisa me acariciaba la cara como si fuera la mano de una madre dulce, y sonreía al ligero viento, agradeciéndole la agradable sensación.

Sin embargo, la sonrisa desapareció de mi rostro cuando lo vi.

Me quedé totalmente desconcertada y sin saber qué hacer. Alcé la vista hacia el castillo, buscando a mi señor esposo con la mirada inquieta.

Fue entonces cuando vi a mi cuñada asomada a una de las ventanas, y me pregunté si estaba bien. Quise ir a buscarla, pero por el rabillo del ojo, vi las manchas carmesíes. Ahí estaban, insultándonos a la cara.

Los gritos, el desconcierto, y las miradas implorantes. Se necesitaba ayuda, y éramos muchos allí, estorbando.

—Por los Siete…— me limité a decir, llevando mis manos a la boca, sin poder creerme lo que mis ojos veían—. Pero…

Las preguntas se agolpaban en mi mente, pero no entendía nada. Desconcertada, deseaba saber qué era lo que había pasado, pero no me parecía el mejor momento para cuestionar algo así, por lo que esperé. Y esperé. 

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01/12/2014, 12:55
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

- Gracias.- Dijo ante la ayuda ofrecida para quitarse la engorrosa armadura.- No nos quedemos aquí.- Dijo sin meterse demasiado en el dolor de unos padres que habían perdido a sus hijos de manera despiadada. Aún así no era bueno quedarse en el patio a la vista de todos. Los muertos merecían más respeto que ser apilados en un sucio carromato.- Ser Otter, creo que lo mejor sería llevarlos a las habitaciones libres de la Casa de los Abanderados.- En el segundo piso había habitaciones libres donde el Maestre podría tratar a los heridos. En otra de ellas podrían ir los cadáveres para ser tratados también de la manera más honrosa posible. Al menos había que lavarlos, coser las heridas, vestirlos para que pudieran ser enterrados dignamente. Madrigal conocía bien, por su abuela, cómo iba todo aquello. El Castellano era el que debía tomar el mando hasta que llegara Ser Hadder. Entonces vio a su hijo y su padre en el patio. Se acercó a ellos para darles un abrazo.

- Estoy bien. Luego hablamos.- Acarició gentilmente las mejillas sonrojadas de su hijo. Confiaba ciegamente en su padre para que se hiciera cargo de Maegor.

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01/12/2014, 16:13
[OUT] Maestre Ammon.

El sol aún no despuntaba al alba cuando el anciano Maestre vio a lo lejos acercarse a Lady Rowena y su fornido acompañante. 
De entre todas las excursiones de tan ajetreada noche era la que menos llamó la atención de Ammon; a fin de cuentas toda mujer tiene derecho a engendrar los hijos de su esposo con quien considere oportuno, y Lady Rowena era, de entre las muchas esposas que había conocido en su ya dilatada experiencia, la más ansiosa, impaciente y decidida de todas. No cabe duda de que pronto habrá un futuro heredero. Y de que será un niño bien fornido...

La marcha de Caster junto a todos aquellos críos tampoco alarmó demasiado al Maestre; cierto que su señor Ser Hadder no le había comunicado nada al respecto, pero el anciano sabio había aprendido mucho tiempo atrás que el Señor de Aguasclaras no era el típico noble timorato que necesita un aliento para cada paso. No, ambos hombres se habían acostumbrado a hablar con una sola mirada y Ser Hadder, con los años, había apaciguado su carácter impulsivo lo suficiente como para no tomar decisiones con excesiva alegría: aquello debía ser una patrulla nocturna, algún tipo de lección por parte del Matatoros a los jóvenes milicianos. Ammon se sonrió al pensar lo poco contentos que debían sentirse aquellos polluelos al saber que el tipo que iba a impartir clase era el Caracortada.

Pero la tercera salida, horas después de la patrulla, sí le tomó por sorpresa: primero el dorniense a todo galope siguiendo la estela de los anteriores, y minutos después, tras Armase, otros tres hombres a caballo. Y aunque podía aceptar que Russ, o hasta el bueno de Ser Baltrigar, fueran tras sus hijos con a saber qué extraño motivo (¿una novatada, tal vez?), no era nada habitual ver galopar a Ser Madrigal a aquellas horas de la noche. No sin un público delante que pudiera admirar su porte y donosura.

A partir de ese momento, Ammon ya no pudo concentrarse en sus asuntos. En su vejez apenas sí dormía dos horas seguidas, lo cual era, bien visto, toda una bendición: ahora tenía por las noches todo el tiempo del mundo que dedicar a sus estudios. Pero de repente se sintió intranquilo. Inseguro. ¿Qué estaba sucediendo? Pensó en ir a buscar a Ser Hadder, pero lo desechó de inmediato: de ser el asunto lo bastante importante su Señor habría ordenado llamarle. No, no podía ser nada serio...
Pero entonces, ¿por qué se sentía tan intranquilo?

--------------

La llegada del carromato repleto de cuerpos ensangrentados hizo que se olvidara por un momento de sus numerosos y fingidos achaques: se puso en pie con tanta energía que se golpeó con el quicio de la ventana del torreón en la frente, ocasionándose una contusión bastante seria. Sin dejar de maldecir en el Valyrio de las Ciudades Libres que le era natural por nacimiento se aplicó un poco de ungüento con base de arnica, dejando el bote dentro del saco de cuero donde fue introduciendo a toda prisa telas cortadas, cuchillos, tijeras, dos sierras de diferente tamaño, tres tipos distintos de coagulantes (dos de ellos tan efectivos como, en fin, venenosos), pociones desinfectantes, preparados antiinflamatorios de secreta composición y tres botellas de su anestesiante más poderoso. Por sus numerosos experimentos con el cuerpo del Caracortada, sabía que sólo con él podía necesitar media botella, y aunque no había podido identificar ni a los hombres que seguían en pie ni a los que permanecían tendidos en el carromato, sólo había entre los que caminaban un individuo de tamaño descomunal. Podía ser Russ o Caster (aunque no parecía tan enorme como el Caracortada), pero no los dos al tiempo.

Sin aguardar más se echó el saco al hombro y comenzó a descender. Alguien aparecería antes o después dispuesto a acarrear el saco por él, pero no esperaría allí arriba mientras en el patio de armas había hombres muertos o moribundos a quienes atender.

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01/12/2014, 19:17
Ser Otter Crakehall.

Es la mejor opción- responde a Ser Madrigal. Y justo al decir esto apareció el maestre- vamos a trasladar a las habitaciones libres de la casa de los abanderados. Allí podrá trabajar mejor. Horace, coge la bolsa del maestre- ordenó a su hijo. El resto de sus hombres ayudará a llevar los cuerpos- por otro lado, ese hombre- señaló a Metetripas- es el que ha estado cuidando a los heridos antes de que llegases. Quizás pueda servirte de ayuda.

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01/12/2014, 20:10
Royne Ríos, guardia raso.

Royne observó sorprendido como iba formándose la muchedumbre alrededor del carro. Sentado en un banco de madera junto a la puerta de los barracones, afilaba su espada cuando la comitiva encabezada por ser Madrigal accedió al patio de armas. Volvió a enfundar su acero y se levantó, curioso, hasta que vio la grave expresión pintada en el conductor del carromato, que no era otro que Russ, el jefe de la guardia. La mirada del enorme soldado vagaba perdida por los rostros de los que se acercaban a recibirles, apagada y fría como la nieve vieja. Cuando el Matatoros se hirguió y caminó hasta la parte trasera del carro, moviéndose como un títere sin vida propia, Royne supo que algo había sucedido. Algo terrible. Los lloros de la esposa de ser Baltrigar y la tristeza dibujada en los ojos de éste, confirmaron que la desgracia había caído otra vez sobre los muros de Aguasclaras. En el momento en que Russ cruzó entre los presentes portando en brazos el cadáver desmadejado de su hijo Roy, avanzando con paso lento pero decidido hacia la Casa Señorial, el bastardo de los Frey salió disparado hacia el septo en busca del septón Eremiel.

El Desconocido ha vuelto a visitar nuestro feudo... La santa mano de Eremiel tiene que dar paz a los caídos. 

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01/12/2014, 21:08
Theresa Nieve, Primera Espada.

Theresa, que en su labor de salvaguardar la seguridad de las mujeres de la familia de Ser Hadder, había acudido al patio, donde se encontraban Lady Olenna y Lady Patrycia, observó llegar la comitiva y sintió cómo algo en su interior se encogía. 

Aquellos tres muchachos eran demasiado jóvenes para haber vivido semejante crueldad. Y uno de ellos incluso estaba a punto de casarse. El llanto de Clarissa y la ira de Ser Baltrigar no eran sino el reflejo de un sufrimiento que a penas llegaba a imaginarse. Un sufrimiento que también se adivinaba en los ojos del Matatoros, que cargaba a su hijo sin vida con el aspecto de un cadáver andante. 

Y aún había más. Había dos hombres más de la guardia, que habían logrado a duras penas llegar vivos de Solaz, y por un momento, a pesar de todo su resentimiento, Theresa sintió un miedo irracional a reconocer un rostro específico entre ellos. Pero un vistazo alrededor le permitió comprobar que Royne Ríos no había sufrido ningún daño y se encontraba presente entre los que observaban aquella calamidad. Lo miró, ligeramente aliviada durante unos instantes, antes de acercarse aprisa al carromato y descubrir que uno de los heridos era el Caracotada- Oh, por los dioses...- se lamentó, pues tenía al hombre en cierta estima. No en vano habían entrenado juntos, dejando fluir su fuerza de gigantes como jamás podrían haber hecho con cualquier otro compañero. 

Escuchó que ser Otter y ser Madrigal proponían llevar a los hombres a la casa de los abanderados y se acercó a ellos, dispuesta a colaborar- Permitidme acompañaros. Puede que me necesitéis para cargar a Caster y dejarlo bien encamado. - dijo, a sabiendas de que su gran tamaño sería en esos momentos de gran ayuda.

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01/12/2014, 22:57
Ser Orsey Crakehall.

-Vamos, a la de tres -no dudé un segundo en ayudar a la primera espada a cargar con Caster. Que fuese el futuro castellano no significaba que no fuese uno más en el castillo, y, como las labores de dar órdenes seguían recayendo en mi Padre y en Ser Hadder, me arremangué para echar una mano sin pensarlo. Debía dar ejemplo a los demás, y ayudar con aquel desastre.

Sin embargo, los funestos pensamientos sobre el futuro con respecto a Solaz aún atormentaban mi mente...

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01/12/2014, 23:24
Crann, Maestro de Cuadras.

Cuando vi la gravedad de la situació, aceleré el ritmo. Un par de paseos más tarde los caballos estaban guardados... No de la mejor manera, pero en sus sitios.

Me acerqué corriendo con el fin de servir a los señores en algo mas. De los caballos podía encargarme después.

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02/12/2014, 05:14
Gerrik el Labrador.

Cuando Gerrik terminó de despojar a Ser Madrigal de su armadura se dirigió al carro para hacerse cargo de los heridos. Caster estaba siendo recogido entre varios así que no hacía falta su ayuda para trasladarlo y aún quedaba otro herido en el interior del carro.

-Yo me encargo de Armase.

Sin esperar ninguna respuesta se hizo cargo del otro cuerpo y lo levantó con todo el cuidado que pudo, no necesitaba ayuda para transportar al guerrero, así que de inmediato giró en dirección a los barracones de los jinetes libres donde querían atenderlos. Allí era donde solían dormir y charlar de vez en cuando desde que había llegado al castillo, esperaba que ambos pudieran salvarse.

-Lo dejaré sobre su lecho, a no ser que prefieran que lo deje en otro sitio.

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02/12/2014, 09:43
Jeremyed el Herrero.

La algarabía en el patio de armas era ya signo inequívoco de que algo grave había ocurrido. Jerem sacó la cabeza por la ventana y pudo ver un carromato cargado con cuerpos ensangrentados. Al parecer alguno seguía con vida ya que se les atendía. El herrero tenía experiencia suficiente para reaccionar ante la situación. Ammon le había ordenado en unas cuantas ocasiones en el pasado misiones muy concretas.

Entró de nuevo en la herrería y apartó de un papirotazo de su mano enguantada un par de barras toscas que descansaban sobre las brasas al rojo vivo. Tomo un perol de hierro y lo llenó del barril de agua potable. Lo puso en el fuego. Buscó con la vista algo, algo que no recordaba exactamente donde lo había guardado. Al fin recordó corrió una cortinilla de un mueble de madera bajo y sacó unas pequeñas barritas metálicas de diferentes grosores. Las lavó en el cubo y las introdujo por su extremo en las brasas incandescentes, esperaba que ninguno de los desgraciados de la carreta necesitara de la acción de cauterizar una herida en vivo. Revisó todo y tiró con fuerza de la cadena del fuelle para acelerar el proceso. Vida o muerte, amigas íntimas...

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02/12/2014, 11:59
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Al quitar la armdura a los heridos pueden verse más claramente las profundas heridas que sufren, por fin el maestre Ammon aparece en el patio y nos apresuramos a introducir a los heridos con toda la delicadeza que nuestra premura nos permite.

Sí, padre respondo ante la orden directa del castellano

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02/12/2014, 16:01
Forestal Darién "Piel de Lobo".

Darién todavía estaba en el patio cuando llego el carro con el saldo de la misión al Solaz del Soldado. Se quedo en silencio, pasmado pero la reacción de Ser Baltigar lo arranco de su estado y se adelanto para intervenir pero finalmente al ver nuevamente los cadáveres desistió. 

-No hay nada que pueda hacer ahora- pensó.

Esa breve pausa le dio tiempo para escuchar y terminar de encajar las piezas del rompecabezas. Se acerco hasta Metetripas y le susurro:

-Perdónalo, ha perdido ha sus hijos y su ira es grande. Eres inteligente al intentar hablar primero con Ser Hadder, pero no tanto si vuelves a negarte a la petición de Ser Baltigar, el dolor de un padre es mas grande que la ira del Señor del castillo. Ahora debo irme, pero cuando volvamos a vernos debes saber que tienes un amigo en el castillo que intercederá por tí.-

Tras una breve palmada en la espalda, el Forestal se alejo llamando a gritos:

-¡CAZADORES A MI!- grito en el patio mientras con la mirada comienzo a buscar tanto a los cazadores como a los aprendices.

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02/12/2014, 16:59
Brocelyn, "el Traidorzuelo".

Cuando Lady Patricya viene a buscar a nuestra madre seguimos a ambas en la distancia sabiendo que algo grave ha pasado.

A medio camino Beldyr se planta delante de Charlton y mío y nos ordena regresar a los aposentos.

Iba a protestar cuando Lady Patricya nos mira y nos ordena lo mismo así que sin más que decir giro sobre mis talones y junto a Charlton nos encaminamos nuevamente hacia nuestros aposentos.

Estabamos llegando a la puerta cuando oigo la voz de Dariel convocando a los Cazadores, ente los que me encuentro, así que miro a mi hermano pequeño.

- Charlton, el Deber me llama. - le digo revolviéndole el pelo. Venga vé. Nos vemos en un rato.

- O eso espero. - pienso.

Estoy convencido de que lo que haya pasado en Solaz desencadenará en nuevos acontecimientos.

Rápidamente llego hasta Dariel.

- Aquí estoy. - digo poniéndome a su lado.

Por el camino he visto como entre varios llevan a Caster y a Armase con heridas de bastante gravedad.

Apenas alcanzo a ver parcialmente el carro pero consigo ver a mi madre y desde luego oir su grito.

- ¿Que ha pasado? - pregunto inquieto a Dariel. ¿Que le ha pasado a mis hermanos? ¿Están ...? - no alcanzo a terminar el final de la pregunta pues por la reacción de mi madre y de mi padre que corre a abrazarla sé la respuesta.

Los ojos empiezan a humedecerse y cuando ya no pueden contener por más tiempo las lágrimas estas empiezan a surcar mi rostro.

Instintivamente giro hacia el carro pero Dariel apoya una mano sobre mi hombro para impedirme seguir avanzando. Apenas puedo oir las palabras que surjen de su boca.

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02/12/2014, 19:47
Forestal Darién "Piel de Lobo".

Darien se percata que uno de los caídos era el hermano de su aprendices, se acerca hasta él y le pone una mano sobre su hombro.

-Cayo en combate, a nosotros nos toca ver que ninguno de nuestros enemigos se le ocurra una locura- el Forestal se queda mirando al joven -Pero quiero que tu te quedes aquí, tus padres te necesita ahora mas de lo que yo te necesito...- tras un segundo de silencio agrego - realmente lo lamento-

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02/12/2014, 21:30
Dhur el Cazador.

Dhur tenía el sueño ligero, y después de haberse pasado gran parte del día patrullando seguía sin estar cansado.

Cuando los ruidos en el patio comenzaron, el cazador llevaba un rato en vigila y se levantó en silencio y sigiloso como una sombra para acudir a ver qué ocurría.

El espectáculo fue desalentador. Las desgracias no dejaban de sucederse, y por la propia experiencia de Dhur, nunca venían solas. 

Cuando Darién llamó a los cazadores, Dhur ya estaba ahí, listo y pertrechado Sus dedos rozaban levemente y con suavidad el borde de madera de su arco largo recurvado herencia de su padre. Sus ojos dijeron al Forestal que estaba listo y dispuesto para cualquier misión, no tuvo que articular palabra alguna.

Seguramente saldrían a patrullar al bosque en breve, o si Ser Hadder aparecía, a lo mejor les mandaba echar un ojo de lejos a Solaz del Soldado. El joven cazador todavía se preguntaba qué habría pasado allí para que ocurriera semejante matanza.

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02/12/2014, 23:34
[OUT] Maestre Ammon.

Al llegar al patio de armas una mano (Horace, anota mentalmente el Maestre para tomar en consideración el gesto en una mejor ocasión) se ofrece a acarrear el saco de cuero. Ammon lo deja con cuidado en custodia al hijo de Ser Otter y se acerca hasta el carro.

El espectáculo es terrible, un cuadro infernal, máxime cuando se encuentran viviendo un extraño y alargado periodo de paz en el que apenas se cosechan los amargos y carmesíes frutos de la guerra: allí hay cuatro muchachos muertos, uno de ellos en brazos del Matatoros y otros dos acunados por una madre como en una cruel y obscena parodia del nacimiento. El cuarto, el joven Jack, hiede perceptiblemente a descomposición (envenenado. ¿Por qué él sí, y los otros no?, se pregunta el anciano). En brazos de varios hombres (y Theresa Nieve) se encuentran los únicos supervivientes. Al menos de momento. El Maestre se mueve rápido hacia ellos, deteniendo el transporte.

Desliza un dedo sobre las numerosas heridas superficiales del Caracortada sin llegar a rozar la superficie de la piel. Hablan de un combate largo e intenso, inapropiado en una aldeúcha como Solaz donde todo se dirime con un par de golpes y la hoja de un cuchillo enterrada entre las costillas. El gigante se ha desangrado terriblemente a través de las dos más feas, ambas muy graves, y las dos han sido torpemente cerradas por una mano inexperta. Pero aunque el hombre ha perdido mucha sangre, lo bien cierto es que aquel hombre no es un hombre normal: incluso en ese estado y con dos heridas mal tratadas se niega a abandonar este ingrato mundo. A simple vista, sin poderlo asegurar, el Maestre calcula que podría salvar uno de los dos testículos y que la cojera, con suerte, apenas será perceptible. Entrevé un buen trozo de camisa de mallas taponando parte de la herida, en la ingle: con una brutalidad inconcebible el propio Caster debió cerrársela a sí mismo mientras luchaba. En cuanto a la otra herida, bueno, deberá limpiar toda la numerosa porquería que se ha depositado dentro para cerrarla: en semejante estado no apostaría un venado de plata por cualquier otro, pero el Caracortada puede sobrevivir incluso a la infección que sin duda va a desencadenar el desastroso apaño. Lo cual le hace caer en la cuenta de quién es el propietario del rostro desconocido junto a Ser Baltrigar.

-Tú... -murmura hacia el pordiosero-, tú, Metetripas, hijo de Sierrahuesos. Por todos los dioses nuevos y viejos, por los demonios de los siete infiernos, ¿qué has hecho con esa herida, chafallón, torpe, chapucero abyecto? ¿No ves que has obstruido una arteria con telas sucias y que la infección de los humores sanguíneos puede acabar con él antes que la propia...?

Entonces ve a Armase. Al llegar junto al carro la herida sobre el corazón le hizo creer que el hombre estaba muerto y que lo acarreaban por el simple motivo de llevarlo a un lugar mejor. Luego lo vio respirar y pensó que la herida, después de todo, debía ser una simple puntada. Pero ahora se da cuenta de que es profunda. Mortalmente profunda, en realidad: el arma debió atravesar por completo parte del corazón. Nadie, nada, sobrevive a eso.

Armase debería estar muerto.

-Buscad a Jeremyed -dice hacia Ser Otter-. Necesitaré un fuego cerca, y sólo él sabe a qué tipo de fuego me refiero. -El Maestre se vuelve de nuevo hacia el pordiosero-. Y tú, Metetripas... tú te vienes conmigo dentro, a trabajar. He visto y dado cuerpo a muchas magias a lo largo de mi vida, pero que ese hombre siga respirando es un milagro. Así que quizá seas capaz de hacer algo más de lo que yo imaginaba. Pero antes de acercarte, lávate. A fondo.

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03/12/2014, 00:28
Crann, Maestro de Cuadras.

Crann que presenciaba la escena, marchó corriendo hacia donde se encontraba el herrero tras las palabras del maestre. 

- ¡Jeremyed! ¡Jeremyed!

Golpeó la puerta mientras lo gritaba en tono apremiante y preocupado. Tras esperar unos segundos, incluso si no habrían la puerta dijo:

- El maestre necesita de tus fuegos. Permitidme ayudaros en esa tarea.