Partida Rol por web

Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció después. - Parte I.

Cargando editor
23/04/2014, 16:27
Clarissa, esposa de Ser Baltrigar Tormenta.

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS.

-Mal de madres…- Escuchó murmurar Clarissa, a los pies de su cama- No. Seguramente no podrá tener más hijos. Eso si le baja la fiebre. Si no le baja la fiebre…-el maestre no terminó la frase, pero aquello no fue necesario. Clarissa tensó sus labios empalidecidos y resecos en una mueca cargada de angustia mientras los rezos al Desconocido se elevaban en la habitación.

Notaba a su lado el cuerpecito cálido y diminuto de su hijo recién nacido, Charlton. Mamaba con brío, tirando de sus pezones, mostrando que al menos él tenía la salud que a ella ahora le faltaba. Acarició su mejilla, con la mano temblorosa y fría, al contrario que su frente, que ardía como los Siete Infiernos.

Agradeció a la Madre que a pesar de que aquel parto había sido tremendamente arduo y complicado, su hijo había llorado al salir de su vientre con mayor fuerza que cualquier otro neonato que ella hubiese escuchado jamás.

En cambio, su propio aspecto era tan deplorable que quien nombraba a la Madre en aquella habitación lo hacía sólo para rogarle que no dejase a cinco niños huérfanos a medias. Clarissa también pedía por ello, temerosa. Bien sabían los Siete que ella era estrictamente necesaria para sus retoños. Y para Báltrigar.

Báltrigar… - Clarissa era incapaz de mirar hacia su rostro congestionado. Temía verse reflejada en sus ojos, temía vislumbrar en ellos su propia muerte. Y necesitaba permanecer fuerte y entera. Sus hijos, Beldyr, Brandon y Brocelyn se tumbaban a su lado, por turnos, abrazándose a ella, como si aquella fuese la última vez que pudieran hacerlo. Eran niños, pero lo suficientemente mayores como para haber visto fallecer a alguien cercano a ellos. Como para entender lo que significaba que alrededor de Clarissa, las mujeres comenzasen a nombrar al Desconocido.

Ahora agradecía, a pesar del dolor que supuso para ella haber visto el rostro de su pequeña niña no nata, que los Siete no le hubieran proporcionado una hija. Si definitivamente el Desconocido se la llevaba tan pronto, habría sido terrible dejar a una niña sin una madre que la guiase en aquellas cosas que sólo las mujeres podían explicar.

Pensó en todo aquello que no viviría jamás: No vería a Beldyr convertido en caballero. No sabría qué tenía el destino deparado para Brandon, Brocelyn, Carlysle y Charlton. No sería capaz de ver el rostro de sus esposas, ni el de sus nietos.

Lloró, en silencio, notando en la boca el regusto salado de las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. También ardían.  Miró a su marido, durante un instante, en un ruego silencioso que supuso, él entendería- Cuida de nuestros hijos, Báltrigar-pensó- Serán lo único que quede de mí en la tierra cuando se me hayan comido los gusanos.

Cargando editor
23/04/2014, 17:04
[RIP] Plumby el Flechero.

VIÑETA AÑO 140 D.A.:

Es un año bueno para mí, he aprendido a poner en marcha la forja por mis propios medios consiguiendo autonomía a la vez que evito de tener que importunar al bueno de Jeremyed. También busco solución para el problema de las ratas que invaden sobre todo la Herrería creando trampas más pequeñas que las utilizadas para la caza con los instrumentos que voy encontrando tanto en el castillo aldeas, bosques...

Salgo poco pero una vez que consigo encontrar la trampa perfecta para las ratas y limpiar la Herrería... paso algunos fines de semana en el bosque yendo hacia aquellas zonas que no tienen coto de caza y buscando a los jabalíes para enfurecerlos lanzandoles piedras y esquivando sus ataques para después una vez cansado subirme a algún árbol a recuperarme de la fatiga.

A todos nos dolió que el señor de la casa no nos llamara para formar su séquito en el torneo así que cada uno dentro de su valía se va entrenando quizás para demostrarnos a nosotros mismos nuestra capacidad en caso de combate.

Pierdo a Dregg como amigo no sé dónde localizarle pero se esfumó por un tiempo del castillo, mientras que proveo a los demás cazadores y hago otras tantas flechas para los nobles que quedan en el castillo o a los que están por venir para que encuentren una buena provisión de aljabas llenas de flechas para la caza.

Es un tiempo de gran actividad en mi vida, mi aprendiz con nueve años ha aprendido los rudimentos del trabajo aunque le queda todavía mucho para ser un maestro en la profesión me siento orgulloso de que se lo tome en serio y dediqué gran parte de su tiempo a su oficio. 

Intento ir con los cazadores y aunque no cazo voy preguntandoles aquellas zonas donde puedo encontrar a los jabalíes, práctico con ellos acrobacias que me servirán para un futuro combate, algo ha despertado en mí el aire aventurero quizás el viaje al torneo del séquito del señor que hace que en nuestras noches soñemos en ser valientes caballeros o audaces arqueros.

La vida prosigue en el castillo sin entablar relación especial con ninguno de los habitantes, mi padre siempre vio bien esta actitud como muestra de respeto a todos lo que habitaban en él. Pero se me hace algo dificultoso el estar siempre callado y busco en Aguasturbias el roce humano con mi familia, sin embargo muestran una cierta curiosidad hacia el bosque a pesar de ser todos granjeros sobre todo aquellas zonas boscosas consideradas siniestras por los habitantes de la aldea, ésto hace que no esté mucho tiempo con ellos y vuelva al silencio pero seguridad del castillo donde no suceden cosas raras o por lo menos no las percibo.

La situación en el castillo se vuelve más solitaria cuando veo que mi aprendiz no vuelve para seguir con su formación, quizás mi familia lo haya retenido o su madre tanto una cosa como la otra tendré que investigar más sobre el asunto en cuanto tenga tiempo libre...

Cargando editor
23/04/2014, 17:38
Jeremyed el Herrero.

En aquel 140 (II)

El atril que estaba fabricando para el Maestre reposaba sobre la mesa.

Repasó con las curtidas manos los bordes metálicos del armazón. La estructura estaba perfectamente pulida; jamás se perdonaría que el mentor de su benjamín sufriera un corte por culpa de su indolencia o bien incapacidad como herrero forjador. Tenía preparado el cobre fundido para rellenar las filigranas cuando una nube de vapor cúprico le hizo cerrar los ojos con fuerza e ir en pos de un trapo húmedo que siempre reposaba doblado en su cinto, listo para eventualidades como esa y otras que acababan la mayor de las veces en ampollas y quemazones...

Fue entonces, al frote de los ojos y la exhalación de sus pulmones resignados por el error cometido al arrimar en demasía el hocico al calor, cuando su mente quedó abstraída. Meses atrás cuando la inapetencia, el rencor por las desigualdades sociales y el veneno del odio dominaban las entendederas de Jerem, un día con la cabeza embotada por los vapores del vino abrió el arcón en que atesoraba sus pocas pertenencias. Y allí apareció como dormido en el fondo, bajo el vestido y manto de novia de Aisa. Un legajo, encordado su lomo y de cuero sus tapas.

Lo abrió con respeto y allí estaban. Aquellas láminas otrora garabateadas que su maestro le cedió al saber que sus días estaban cercanos al ineludible ocaso. Solitario fin el de los leprosos.

Todos los conocimientos en la confección de armaduras le fueron legados de aquella manera tan especial. En absoluto usual recoger los conocimientos de toda una vida en una colección de pergaminos, que ya per sé, eran un desembolso desmesurado para un artesano. Sin embargo su maestro, que siendo cadáver su único hijo y aprendiz tiempo atrás por coz de penco, al poco recogió a Jeremyed en su forja de manera casi forzada, y debido a más que a otra cosa, a la alarmante flaccidez de su bolsa de monedas.

Lorigas, cotas, petos y armaduras, incluso un par de bocetos de las mismas para caballos. Piezas del todo explicadas en dibujos al carbón, con detalles maravillosos. Jerem no necesitaba del don de la lectura para acometer y extirpar esos conocimientos al pergamino, por fortuna todo era meridianamente claro para un herrero, al fin y al cabo, ya experimentado.

Lo importante (a su parecer) era, que a lo que sus entendederas daban y si no interpretaba mal aquellos papeles existía cierta innovación en lo que veía. Las partes metálicas, ya fueran placas, anillas o láminas siempre se ajustaban a las otras piezas rígidas mediante unas cintillas y cuero, que previamente ganaban movilidad mediante tramos interiores articulados y cerraban su creación con acabados de telas, que parecía esponjosas para proteger al portador de los dichosos roces.

Al final de todos los bocetos, se hallaban unos dibujos artísticos para petos y hombreras. Leones, gárgolas, toda una grey de seres mitológicos y simbólicos de Westeros que maravillaron al herrero, ya que a todas luces eran obra de algún artista con unas dotes que a Jeremyed le parecieron maravillosas.

Cuan cambiante es nuestro mundo, que lo que en su día le pareció a un orgulloso aprendiz de herrero al borde de la pubertad un mamotreto estúpido que a punto estuvo de tirar, ahora en verdad le pareció el mayor de sus tesoros.

Cargando editor
24/04/2014, 05:44
Aisa, mujer del herrero.

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS. (I)

- Mal de madres… - escuché murmurar al pedazo de idiota que se hacía llamar a sí mismo Maestre, tan incapaz de salvarla como de terminar de murmurar la clara declaración a su incompetencia.

Tenía los brazos cruzados. Aun así apreté los puños: con fuerza, a punto de clavarme las uñas en mi propia carne. Dirigí una mirada molesta a la cama de Clarissa, confirmando en ella porqué nunca le recé a la Madre: porque es una ingrata. Una desconsiderada. Una desgraciada. No hizo nada por mi madre, y en este año que Clarissa le rindió tributo, le da la espalda también, abandonándola en una fiebre.

Nunca le he rezado. Siempre salí bien de los partos, incluso del último que se cobró la vida de un hijo que solo acepté llorar por dentro. Nunca le dediqué una vela. En cambio, Clarissa, que incluso en este momento seguía en su papel, cargando como la Madre a su hijo, pese a no poder estar de pie como esa descarada figura del septo…

Antes de que empezaran con sus rezos al Desconocido salí de allí.

Faltó poco para que azotara la puerta. ¡No podía ser su lecho de muerte! ¡Los otros se llevaran a los bandidos, a los salvajes, a mil y una escorias, pero a ella no!

Antes de saberlo, estaba recargada contra una pared. Llorando, pero no de pena: de ira.

Ella solo es una amiga mía…

Apreté los ojos con fuerza. Son pocas las personas que realmente puedo admitir querer. Mi adoración a mi familia es absoluta, pero fuera de allí tengo una armadura: años de huir de los bandidos, de hambre, de empezar una vida de lucha sin más compañía que los ahorcados ni más amparo que las sombras de la noche hicieron una magnifica tarea. A una edad en que una niña sueña con caballeros, yo aprendía a defenderme sola. Fue por mi misma que sobreviví y por mi misma que salí adelante.

Pero hasta yo tengo familia. Hasta yo, que no confío en nadie, acabé queriéndola.

¡Es mi amiga! ¡Mi única amiga!

- ¡Ella no! – dejé salir mi furia en un reclamo, golpeando la pared con el puño. - ¡Ella no!

Cargando editor
24/04/2014, 09:23
[RIP] Septón Eremiel.

Año 140, el Descenso a la Locura:

Las horas, los días, las estaciones, los años; no tienen barreras ni medida a la luz de los Siete, entre el caluroso abrazo de su Fe y su dichosa guía.

Aquí, entre las paredes del Septo, el tiempo transcurre como un río. Fluye imponente, imparable, imperturbable. Los soles y las noches se suceden iluminando con sus claroscuros la miríada de colores se transforman cual arcoíris milagroso a través de las vidrieras.

Arrodillado frente al altar rezo al alba cada día. A la Madre, agradeciéndole el nuevo sol. Al Padre, pidiendo justicia para los piadosos. Al Herrero, para darme fuerza en mi labor. Al Guerrero, que de otorgue valor ante los que cuestionan nuestra Fe. A la Doncella, que bañe con su pureza la mente de todos sus fieles. A la Vieja, que con su sabiduría nos otorgue la verdad absoluta de la única Fe. Y al Desconocido, para que acoja en su oscuro manto de redención a aquellos que se alejan de nuestra rectitud.

La oración, la meditación y la contemplación ocupan las horas del día a día. Forjan la Fe inquebrantable que me da fuerzas para guiar a este rebaño descarriado hacia los senderos luminosos de la ascensión de sus almas. La docencia dogmática y la palabra son mis armas que empleo con certeza y profusión cada día en el sermón durante la oración común a la que acuden aquellos habitantes del castillo que aún sienten la llamada de la verdadera Fe. Para aquellos renegados que insisten en rechazar la verdad revelada, tengo retórica y lírica, lógica y oratoria para combatir sus arremetidas heréticas. Nada romperá mi Fe ni drenará mi ímpetu pastoril.

¿Fanático? No.

Puro. Veraz. Iluminado.

La pureza de la ascensión, la fuerza de la verdad y el coraje de la única Fe me levantan cada mañana y me otorgan cada día más empuje para llevar la palabra a los corazones de las gentes.

El año transcurre como un río. Entre meandros de confesiones, revelaciones, oraciones y sermones. Día tras día, me afano cada vez más en mi labor. Los Siete me dan fuerzas para seguir adelante. Implacable. Incansable.

Soy su siervo.

A ellos me entrego por completo.

Mi alma, mi cuerpo, todo se lo entrego. La austeridad rige mi vida. Austeridad de mente y austeridad de cuerpo. De comer poco paso a comer tan sólo un mendrugo de pan y dos vasos de agua al día. De la pureza del alma, paso a la pureza del sufrimiento. Comienzo con pequeñas fustas en mi espalda. La sangre y las heridas por la Fe me santifican. De la fusta paso al flagelo y la estrella de la mañana. Las yagas en mi piel son testigo de la verdadera Fe. El cilicio pasa a ser mi compañero fiel que me acompaña pegado a la pierna en cada momento del día, a cada lugar dónde me dirijo.

¿Locura? No.

Ascensión, verdad, Fe.

Mis sermones y discursos son cada vez más directos, más voraces, más radicales. La gente debe aprender el verdadero camino. Las ovejas descarriadas deben volver al redil. Todos los habitantes del castillo deben vivir bajo la única verdad de los Siete. Deben hacerlo. Tienen que hacerlo.

Los Siete me han hablado.

Me lo han pedido.

Es mi labor.

Mi obra.

Mi vida.

Cargando editor
24/04/2014, 16:17
Ser Otter Crakehall.

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS.

La marcha de ser Hadder del castillo a Bastión de las Tormentas supuso que la seguridad del castillo quedaba en sus manos, junto con Ammon para aconsejarle en el día a día de aquel lugar. Era su tarea y en ella se encomendaría hasta que su señor volviera. 

No podía asistir al torneo, pero al menos sus hijos fueron en la comitiva de Ser Hadder, y eso era mas que suficiente para satisfacerle. Sería bueno para ellos conocer a otras gentes y visitar Bastión. Solo esperaba que estuvieran a la altura de las circunstancias y cumplieran perfectamente su papel allí. A pesar de que sus hijos estaban en buena posición, tenía cierta preocupación por su Orsey. Su hijo estaba centrado principalmente en la lucha, y no le interesaba ni la diplomacia ni la política, dotes que intentaba inculcarle en él sin mucho éxito. Y eso le preocupaba porque se necesitaba algo mas de pericia en el combate para lograr convertirse en alguien querido para los soldados y alguien importante para el castillo.  Quizás con mas atención por mi parte...- piensa el castellano, no muy convencido. O quizás debiera hablar con su mujer para que le orientase por aquel camino. Ella tenía muchas mas influencia en ellos, mas de lo que querría reconocer.

A pesar de esa preocupación, el tiempo en el castillo transcurre con cierta monotonía. El maestre es un buen consejero que sabía hacer a la perfección su trabajo, y Otter no tenía mas que preocuparse que todo funcionara en el castillo, a la par de la seguridad en el mismo. Y en esto tuvo una muy buena ayuda de Ser Trycian de Dorne. El mando se hizo mas llevadero con su ayuda, y no tenía reparos en reconocer que tuvo la suficiente confianza para que se encargase de varios asuntos menores en el castillo. 

Y asi pasaron los días, a la espera que Ser Hadder regresase y trajera nuevas de Bastión de las Tormentas...

Cargando editor
24/04/2014, 18:56
Lady Patricya Florent, esposa de Ser Otter Crakehall.

AÑO 140. ALGUNA NOCHE DE LUNA NUEVA.

Mención de: Nana la comadrona.

 

- No te fíes solo de la sangre - le dijo su madre el día anterior a su matrimonio - porque a veces viene tarde y eso no significa nada. Coge un hilo, mide el viente y haz un nudo. Si la próxima vez que te midas, el extremo del hilo no llega al nudo, es que estás encinta. Su madre lo dijo con tanta vehemencia que ella lo hizo, aunque preguntándose si no podría ser, que tal vez, el extremo no llegase por haber sido demasiado indulgente a la hora de comer. Aun lo guardaba en su joyero, aunque claro, tras dos embarazos el vientre ha quedado más grande y ya no sirve. Pero le recordaba a su juventud. 

De todas formas daba igual, la sangre venía cada luna nueva desde el décimo tercer día del nombre, y nunca se había adelantado ni retrasado. Y así seguía, para desesperación de Patrycia. - ¿Por qué? - Pensaba cada vez que veía la sangre.- Hago todo lo que me recomendó Nana, hasta tomar ese brebaje asqueroso... Maldita vieja mentirosa. Claro que... También me dijo que debería estar tranquila y tratar de no sentir nervios - Se quedó pensativa un momento. Su casi siempre ausente marido y el bruto de su hijo mayor le preocupaban. Orsey crecía y llegaba ya a una edad peligrosa, pero su marido seguía evitando tratar con ser Hadder el tema de su matrimonio - ¡Sigue evitándolo, y acabaremos criando un Ríos! - le gritó ya desesperada la última vez. 

La luna no estaba en el cielo y Patrycia ya empezaba a notar esa punzada en el vientre que avisa del momento. A la tristeza, ya casi resignada, se unió una punzada de miedo - ¿Y si ya no puedo? Algunas mujeres tienen hijos y luego ya quedan yermas... - No. - dijo en alto, hablando consigo misma. -Tengo que estar tranquila, como me dijo Nana - Esa vieja embaucadora...

Cargando editor
24/04/2014, 19:35
[RIP] Brosten el Leñador.

El torneo llegaba a su fin y pronto todo volvería a la normalidad, pero aquel humilde leñador había iniciado un camino que parecía no tener vuelta atrás. Ya era demasiado tarde como para arrepentirme de mis dudosas actuaciones, pero la verdad es que aquella pequeña voz en mi conciencia, se iba haciendo más pequeña conforme mi bolsa crecía en oro.

Aun así, en mi interior todavía tenía escrúpulos, sabía diferenciar el bien del mal y aunque en algunas ocasiones traspasaba aquella barrera, mi conciencia me hacía regresar a la luz. La tentación era cada vez mayor, no faltaban ofertas de asesinatos y traiciones pero aquella era una línea que de momento no podía traspasar.

Al fin llegó el sequito del gran torneo, con más retraso que el previsto pero la cojera de uno de los hombres señalaba la causa. Al ver pasar la comitiva no pude mirarles a los ojos, como si al hacerlo temiera que pudieran atravesar mis pensamientos con su mirada y descubrieran mis secretos.

Aquella noche casi no pude dormir, esperando a que algún guardia abriera mi puerta y me llevará preso a las mazmorras, pero nadie vino aquella noche, ni en las siguientes. Parecía que nada cambiaba con el regreso del señor. Más guardias, más vigilancia, pero mi red clandestina ya estaba lo suficientemente asentada como para pasar desapercibida.

No sé qué será de mí, al menos siempre me quedará el bosque…

Cargando editor
25/04/2014, 20:15
[RIP] Ama de Llaves Vesania Oakenshaf.

AÑO 140.

Durante el principio de año Vesania se había sentido transportada a los felices años en los que vivía en Casagrande. Sin Ser Hadder presente no tenía que preocuparse de ocultar en su rostro el asco que aquel hombre le producía. Se entendía mucho mejor con Lady Olenna a la que, bajo su juicio, humillaba constantemente con la presencia del bastardo en el castillo.

Vivía feliz con sus quehaceres, atendiendo a Probis y cuidando de la pequeña Arianna. Cuando se enteró del torneo en Bastión de Tormentas y vio la comitiva que había elegido Ser Hadder para acudir en representación del castillo casi le dio un vaído.

No podía acabar bien. Ser Baltrigar metería la pata, por no hablar de ese Ser Madrigal... Rezaba a la Vieja por que muriera atravesado por una lanza. Sólo a Probis le confesó su opinión al respecto. Los demás tenían que adivinarlo en el contenido rostro de la mujer. Labios apretados, ceño fruncido y vena de la sien hinchada podían dar una pista de sus sentimientos. Sin embargo, no era fácil detectarlo pues Vesania era, como hemos dicho, una experta de la contención.

La única hija superviviente de Ser Limón era una digna sucesora de su padre, amarga como sólo una vida dura podía hacerte. Delante de la nobleza se callaba sus opiniones, reprimía sus impulsos y contenía sus acciones. Todo ello por supuesto le pasaba factura, haciendo que durmiera mal por las noches, lo cual marcaba más aún sus ojeras delimitadas por las cicatrices. Si a eso le unes que a su avanzada edad no había probado varón y que comenzaba a quedarse seca como una uva pasa, acabas teniendo fuego valyrio enfrascado en un ajado recipiente con muchas probabilidades de quebrarse y derramar su destructor contenido.

¡Ah! Pero afortunadamente, excepto para los que lo sufrían, Vesania tenía una vía de escape. Algo mejor que el mejor de los sexos y más fácil de conseguir para una cuarentona como ella. Disfrutaba con el dolor ajeno y eso, en el mundo en el que vivimos, es muy fácil de conseguir, sobre todo si estás en una posición privilegiada. El temblor que transmitía la madera de roble de su vara cuando ésta impactaba sobre la piel desnuda de una doncella era algo indescriptible para ella. Sin contar el candor que adquiría la vara después de un intenso castigo. Algo inanimado y frío como la madera llegaba a tomar una temperatura tal que parecía contener vida, aunque fuera durante un breve lapso de tiempo. Incluso parecía absorber el exquisito olor del la piel golpeada: sudor y sangre. Tras el castigo se encerraba en sus aposentos y pasaba sus nudosas manos por el suave y templado tacto de la madera. A veces, cuando no podía más, se tumbaba en la cama y se frotaba contra su adorada como una gata en celo, pensando en Probis el Mayordomo.

Pero el acontecimiento que marcó ese año su vida fue el intento de rapto de Arianna Tully. La sola idea de su pérdida hizo que redoblara las atenciones para con ella. La vigilaba constantemente quitándose tiempo de sus otras tareas. Refunfuñaba y le costaba contenerse cuando Lady Olenna hacía algo que ella no consideraba oportuno para con su educación o seguridad. Caminaba de peor humor que de costumbre y, a veces, ni el consuelo de Probis hacía mella en ella. Armase había salvado a la niña, lo cual le agradecería de por vida. En él sí podía confiar para su protección.

Cargando editor
26/04/2014, 11:07
Ser Baltrigar "el Traidor".

Año 140 D.A. - Mes 6. Bastión de las Tormentas.

Baltrigar no había parado quieto desde que había retornado a su primer hogar. Si es que alguna vez pudo llamarlo así. Recordaba todo lo pasado entre aquellos muros y pocas cosas había buenas. Prácticamente el único buen recuerdo que guardaba era haber conocido a Clarissa. Toda su relación comenzó ahí.

Divisó en el cruce del siguiente pasillo a uno de los banderizos partidarios del difunte Lord Robert, echó a andar a paso rápido para alcanzarlo y le detuvo alzando la voz.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó. - ¿Por qué ninguno habláis conmigo? - Había logrado que el hombre se detuviera. Sí, era un bastardo pero Baltrigar sospechaba que no era por eso por lo que no se atrevían a hablar con él.

Entonces escuchó la voz de su tío, Lord Corwen Baratheon acababa de llegar.

- Baltrigar... - Dijo con tono jovial y distendido. - ¿Acabas de llegar y no paras quieto? Deberías descansar un poco antes del Torneo. - Añadió con una sonrisa socarrona. - ¿No querrás ofrecer una pobre imagen de bastardo ante los ojos del Príncipe? -

A Baltrigar no le agradaba ni un pelo el lenguaje de su tío. Pero era el nuevo Lord y debía soportarlo. Aun así no pudo controlarse del todo. Intentó apretar los dientes y controlar su ira, tal y como Clarissa le había explicado en multitud de ocasiones, pero no pudo. A su mente vino el rostro de su padre. De cómo se encargó de su manutención y educación a pesar de que fuera un bastardo. Los problemas que tuvo con sus hermanos. Todo había sido una simple cuestión de sangre y linaje. Y su tío no era menos. No le gustaba tener que tratar con Baltrigar por el mero hecho de que fuera un bastardo.

- No os preocupéis, tío. - Respondió haciendo hincapié en su lazo familiar en lugar del nuevo título de Corwen. - No creo que el Príncipe tenga que preocuparse por un simple bastardo. Y menos ahora que Lord Robert ha muerto y no podrá comenzar una guerra contra Dorne, o ceder Rocadragón a una de las Ciudades Libres a cambio de apoyo económico y mercenarios... ¿Verdad? Ha sido muy conveniente la muerte "accidental" - resaltó esa última palabra - de padre. -

Los ojos de Lord Corwen se entrecerraron mientras Baltrigar casi podía escuchar la ira rugiendo con fuerza en su interior. Pondría la mano en el fuego porque el desgraciado de Corwen lo había orquestado todo así que decidió añadir más leña al fuego.

- Muy conveniente para el Príncipe y para vos, ¿no? Cualquier pariente al corriente de los planes da padre ya no está por aquí por lo que veo... Pero da igual lo lejos que los hayáis mandado. Tarde o temprano dirán las palabras adecuadas al oído equivocado, ¿no creeis? -

Lord Corwen pareció controlarse en el último instante.

- Mide tus palabras Bastardo. - Dijo sin mencionar ni el título ni el nombre de Baltrigar. - Espero que no estés acusándonos de nada al Príncipe o a mí... - Dejó la frase a medio acabar.

- Para nada mi Señor. - Respondió Baltrigar agachando la cabeza. Sabía que no podía ser más claro ni seguir por ese camino. De lo contrario acabaría mal, muy mal. - Sólo decía que han sido casualidades convenientes... pero estoy cansado del viaje hasta aquí y mi cuerpo no es lo que era. Disculpad los desvaríos de un hombre que se va haciendo mayor. -

Lord Corwen le dejó marchar aunque esa noche Baltrigar dormió con una silla apoyada en la puerta de su dormitorio. Definitivamente la estancia en Bastión de las Tormentas durante el torneo no iba a ser tranquila.

Cargando editor
28/04/2014, 13:09
Escudero Beldyr "hijo del Traidor" Tormenta.

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS.

"Intervienen". NANA LA COMADRONA, MAESTRO AMMON.

Mencionados: Clarissa

El tiempo que mi padre estuvo fuera del Castillo de Aguasclaras, en el Torneo, pasó muy lento. Los minutos parecían horas, las horas días y los días semanas.

Me pasé la mayor parte del tiempo ayudando a mi madre en la medida de lo posible pues el embarazo no fué precisamente placentero.

Cuando tenía tiempo libre practicaba con la espada, de entremaniento, los movimientos que mi padre me había enseñado antes de partir de forma que poco a poco los iba asimilando como algo natural.

- Padre, espero sorprenderte cuando vuelvas. - pensaba cuando acababa exhausto tras cada entrenamiento.

El nacimiento de mi cuarto hermano fué el más duro para nuestra madre. Tenía mal aspecto y lo peor es que no podía hacer nada por ayudarla.

En una visita del Maestro Ammon y Nana los sigo cuando salen de la estancia.

- ¿Qué le pasa a nuestra madre? - les pregunto directamente. Quiero la verdad. - "exijo" saber.

Cargando editor
28/04/2014, 14:56
[RIP] Cabrel el Peón.

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS.

Interviene: Nana la Comadrona.

La marcha de la comitiva al Torneo relaja notoriamente el trabajo a realizar así que nos lo podemos tomar con "más calma" aunque no demos señal de ello.

Una noche mientras deambulaba antes de acostarme oigo ruidos como de pelea en el lugar donde dormía la Vieja Comadrona. Al llegar hasta el lugar pongo la mano en su tobillo Lo cual provoca un grito por su parte.

- ¿Se encuentra bien, Nana? Escuchamos ruidos aquí, como de pelea. - le pregunté a la anciana.

- S-s-sí... Sí, Cabrel, estoy bien. No te preocupes. Solo era un ratón, y a los ratones no les gusta roer huesos viejos como los míos.

La respuesta de Nana me deja un poco extrañad mas no digo nada más salvo desearle que pasase buena noche.

- Vieja loca chiflada. - pienso mientras me alejo en dirección a la porqueriza a descansar.

Cargando editor
28/04/2014, 19:24
[RIP] Jack "Pequeño Cuervo".

AÑO 140. CASTILLO DE AGUASCLARAS.

Era un chiquillo. Pero poco a poco había ido perdiendo el miedo que le había atenazado al llegar al castillo. La vida allí era suave, y dulce. Había comida, y hasta su madre sonreía de tanto en tanto. Durante esos largos días Jack cada vez va tomando más confianza con el ama de llaves, Vesania. Sabía que con algunos de los habitantes del castillo era dura, pero lo cierto es que a él y a su madre siempre les había tratado bien. Para Jack lo excepcional no era la dureza, el mal carácter o el castigo. Lo extraordinario era esa forma tranquila de pasar los días. 

Sin embargo seguía siendo un chico nervioso y más bien callado. Lo miraba todo con esos grandes ojos, con una expresión de perpetua sonrisa en los labios, como si temiera que en cualquier momento todo se derrumbara. Veía más de lo que nadie pensaba, y callaba casi todo lo que veía

Cargando editor
28/04/2014, 22:53
Lady Arianna Tully, esposa de Ser Trycian de Dorne

Año 140.

No podía dormir, me desperté varias veces y empezaba agotarme dando vueltas en la cama, con lo que decidí salir a tomar algo de aire fresco nocturno para ver si así me tranquilizaba y conseguía conciliar el sueño. Me acerqué a los establos para comprobar como estaban los caballos, aquello siempre me reconfortaba y me ayudaba a calmarme, escuché un crujido de pasos a mi espalda pero creí que sería la guardia, giré sobre mis pasos y ví a dos hombres a los que no pude reconocer el rostro porque la oscuridad los ocultaba. Antes de que pudiese reaccionar uno de ellos me tapó la boca con las manos, me agarró los brazos y su compañero me cogió por las piernas.

- No hagas ningún ruido y todo saldrá bien pequeña.- su tono demostraba tranquilidad como si todo estuviera planeado al detalle y no hubiera posibilidad de error. Intenté zafarme pero no podía, ellos eran mayores y obviamente mas fuertes que yo, mis esfuerzos fueron en vano.

Justo cuando creí que iban a salirse con la suya, Edder y Armase llegaron al escuchar el forcejeo en los establos. Gritaron al verme y salieron corriendo para ayudarme. Al verles los dos atacantes me dejaron caer de bruces contra el suelo, haciéndome daño en la cadera y acto seguido salieron corriendo como alma que lleva el diablo.

Armase se quedó ayudándome y comprobando que todo estuviera bien mientras que Edder intentó salir al encuentro de aquellos hombres.

-¿Se encuentra bien, mi señora?¿Le hicieron daño?¿Esta herida?.- Su tono de voz demostraba nerviosismo y se veía claramente que estaba ansioso por golpear aquellos hombres, tenia un ojo mirandome y otro comprobando hacia donde mis atacantes salieron huyendo. Le tranquilicé diciendo que solo me hice daño al caer y me acompañó al castillo.

Cargando editor
30/04/2014, 13:16
[RIP] Blantel, Maestro Carpintero.

Año 140:

Otro tedioso día de trabajo que  llega a su fin. El crío se empeña en no querer asistir a una escuela, y tiene unas ganas enormes de aprender el oficio de su padre.
Bueno, puede que en el fondo eso no sea tan malo, así podré tener un ayudante digno y ahorrarme unas monedas que tendría que pagar a alguien con más experiencia.

¿ Papa, puedo ir contigo mañana al trabajo?
 Claro hijo, es mejor que aprendas cuanto antes para que te conviertas en un hombre de buen hacer. Mañana tendremos un trabajo de pocas complicaciones. Debemos arreglar los tablones podridos del muelle.

El muelle de Aguasclaras tenía por costumbre y uso pudrirse cada cuatro o cinco años, pero este en concreto, había sido uno de lluvias intensas, y había pasado factura más rápido de lo que hubiera deseado.
Desperté a Dod temprano, y tras un desayuno escaso, ya que no es bueno trabajar con la barriga muy llena, nos pusimos en marcha al muelle.
Por suerte para nosotros era un día soleado, uno de los pocos que ofrecía el clima tan cambiante por el que estábamos pasando.
Mira hijo, para empezar debemos quitar los listones que estén dañados, y los que tengan moho. Es muy malo tanto para la madera como para las personas, dicen que te ataca a los pulmones, aunque yo nunca lo he visto.
Dod y yo estuvimos toda la mañana arrancando tablas y tablones sueltos, rotos o enmohecidos, mientras las gaviotas nos vigilaban desde el cielo. Los pescadores llegaron cuando el sol estaba alto, y nos agradecieron nuestro trabajo con un buen pescado fresco.
Hijo, aquí las reglas son fáciles, trabaja duro y tendrás tu recompensa. No te metas en líos, y sobre todo, no intentes quitarle la muchacha a otro hombre, jajajaja. Dod se quedó mirando a su padre atónito. No te preocupes, algún día lo entenderás.

Arreglar las tablas afectadas del muelle nos llevó más tiempo del que quisimos. Casi una semana ya que cada vez que sustituíamos una zona, descubríamos que había alguna parte dañada en la siguiente. Cuando nos dimos cuenta, habíamos sustituido prácticamente toda la zona del embarcadero. Casi 1 mes de duro trabajo después llegaron los fríos vientos que anunciaban que el año estaba tocando a su fin.

En nuestra casa, Dod había crecido ya unos palmos más y era casi tan alto como su padre.

Llegarás a convertirte en un buen hombre de provecho, aprende bien el oficio y algún día te nombraran maestro carpintero como a tu padre. No te apresures, y ve haciendo las cosas bien, sobre todo para que tengas una buena base, y también para que no te hagas daño. La espalda de un carpintero sufre mucho, y solamente tenemos una, así que cuidala bien.
Para cuando los granjeros anunciaron la llegada inminente de las nieves, ya habíamos retechado más de la mitad de las casas de la aldea, y los vecinos nos habían pagado con legumbres, carne, pescado y en algunas ocasiones monedas. Monedas que utilicé bien para regalarle a Dod su primer cinturón con herramientas de carpintero. Si solamente su madre hubiera estado aquí para ver su cara.

Cargando editor
30/04/2014, 16:42
[OUT] Armase.

Año 140 - Armase va a ver a su Madre en las estancias de los criados

¿Qué tal madre, cómo se encuentra?

- Ay hijo mío... ¿ya empiezas a hablarme de usted? No se si ello significa que te has hecho un hombre o que yo soy una vieja. A pesar de sus palabras la mujer tenía aún belleza suficiente para encandilar a los hombres, aunque a sus casi cincuenta años el duro trabajo del campo y ahora del castillo le habían pasado visible factura.

El jinete se acercó a su madre que estaba cosiendo unas cortinas y la besó en la frente. Un acto amoroso bastante extraño por cualquiera que conociera al jinete. Lo que los demás no sabían del muchacho es que por fuera era tan formal, distante y serio como amoroso y cariñoso era por dentro. Cuando su padre murió escondió todos esos sentimientos tiernos en su interior y sólo su madre podía hacerlos aflorar.

¿Qué te turba hijo mío? Dijo su madre. ¿Es por esa Niña Tully? ¿Estás preocupado por lo que ha pasado?

El jinete se acercó a la ventana y se quedó mirando el lago desde lo lejos, el carpintero y su hijo estaban reparando el muelle.

No puedo hablar de ello madre - dijo el jinete mientras se alejaba de la ventana y se dirigía a la puerta - Cúidese.

Cargando editor
30/04/2014, 23:12
Ser Gwraidd Tully.

Año 140

¿Y que sabía después de todo sobre la vida? Su padre no estaba, sus hermanas habían estado a punto de ser secuestradas, y por no saber, no sabía siquiera lo que se esperaba de él. Gwraidd, durante este año, sigue jugando y vagando por el castillo que tan bien conoce. Pero la seriedad poco a poco va apareciendo en su carácter

Cargando editor
01/05/2014, 12:23
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

Año 140.- Ser Madrigal muestra las pruebas de su ascendencia noble guardadas con celo dentro del vientre del su cuervo disecado.

Recordaría el año 140 como un año de pérdidas. Había caído en el torneo partiéndose una pierna. Era verdad que no se sentía muy culpable por ello, pues en esas lides, un accidente podía tenerlo cualquiera. Conocía bien sus habilidades y tenía confianza en sí mismo. Sabia que más pronto que tarde demostraría a Ser Hadder que su confianza en él era justificada. Nadie montaba como él, eso podía asegurarlo. Así que llevaba la cabeza bien alta, como si hubiera caído en el campo de batalla. Lo único que le preocupaba era que no le quedara ninguna secuela y, gracias a los Siete, los cuidados del maestre de Bastión de Tormentas habían sido excelentes.

Lo que sí le dolió fue perder a Shabdiz, el destrero que le había entregado Ser Hadder y su armadura. Eso si era una muesca en su honor y una inversión de tiempo y dinero perdida. Le había enseñado muchos trucos a ese caballo y no soportaba la idea de que alguien lo montara. Además se sentía desnudo sin su pesado cuervo Totto en el hombro. Había tenido que romper su vientre para mostrar al maestre las pruebas que demostraban que tenía sangre noble, por muy diluída que estuviera.

-Desciendo de los Caswell de Puentemargo, del famoso Caballero conocido como El Centauro Negro. Por mi sangre corre la sangre de los temibles cambiapieles de Isla Solitaria.- Le decía a Maegge Tyrell mientras retozaban entre sábanas de seda en un momento de intimidad. Separarse de ella había sido muy duro, casi tanto como ver a su pobre cuervo hecho pedazos. El camino de vuelta al Castillo de Aguasclaras había sido tenso. Quería casarse con ella y tener muchos hijos pero el deber le obligaba a seguir a Ser Hadder de vuelta.

¿Dónde te has metido padre ahora que te necesito tanto?

Notas de juego

Dejo en la Historia de mi pj los datos de su ascendencia.

Cargando editor
02/05/2014, 12:37
Ser Baltrigar "el Traidor".

Año 140. Mes 7. Justo después del regreso de la comitiva a Bastión de las Tormentas.

Interviene: Clarissa.

Baltrigar golpeó con los nudillos en la puerta. El eco de la madera golpeada por las fuertes manos del Caballero sonó en toda la habitación. - ¿Puedo pasar? – Preguntó en voz muy baja asomando la cabeza y buscando con la mirada a su esposa.

Ahí estaba Clarissa, todavía tumbada en la cama, descansando tras el parto. Y el más joven de los hijos de la pareja, dormido en los brazos de su madre. El hombretón entró cerrando la puerta con extremo cuidado tras de sí. Luego se acercó todo lo silencioso que pudo hasta su esposa y el niño, aunque la armadura metálica no ayudaba demasiado. Baltrigar cerró los ojos cuando la armadura chirrió y se quedó completamente quieto, como si le fuera la vida en ello. Abrió los ojos con cuidado y vio la sonrisa de Clarissa, Charlton seguía durmiendo como si nada.

Por fin alcanzó el cabecero de la cama y depositó una mano en la mejilla de su esposa acariciándola con suavidad. Sus ojos se desviaron hacia el pequeño por un instante.

- Siento habérmelo perdido. – Musitó. Le hubiera gustado estar presente en el momento del nacimiento pero su presencia en el Torneo de Bastión de las Tormentas era imprescindible.

La comitiva había llegado de regreso la noche anterior y Baltrigar se había enterado del nacimiento de su hijo durante su ausencia. Había dejado descansar a la madre toda la noche y ahora, a primera hora de la mañana, después de una breve audiencia con Ser Hadder, acudía de regreso a lo que él llamaba hogar.

- ¿Cómo estás? – Preguntó a su amada compañera. Ser Baltrigar tenía mucho en mente y ciertas arrugas de preocupación surcaban su rostro a pesar de que aún no había cumplido los treinta. Había mucho que contar pues el viaje había dado demasiado de sí para el caballero bastardo, pero no quería agobiarla en aquellos momentos. Sería mejor dejarle unos días más para que se recuperara.

Cargando editor
02/05/2014, 12:55
Tarmall "Pocas Ganas".

Año 140.
No perdamos los papeles. Que todos estamos de acuerdo que si "alguien" hubiera estado mas atento, no hubieran intentado secuestrar o violar o ... lo que demonios quisieran esos maleantes. Pero tampoco exageremos es el momento de hacer tareas de investigación, es decir taberna. Algo sabrá la gente del pueblo... forasteros, comportamientos inusuales... etc. Y por otra parte cumplir basicamente las tareas de vigilancia.