Partida Rol por web

Mientras Kimy y Jacob trepaban, la situación en la canoa se volvía más y más extraña e incómoda. Hacía lo posible por mantenerme al margen, en un segundo plano, aunque me costaba ver a aquel indio tan cerca de Teo y en especial de Frances. Sentía que en cualquier momento podía hacer algo contra la integridad de cualquiera de nosotros, y lo cierto era que no estaba equivocado.

En un abrir y cerrar de ojos, Cora estaba en el agua, chapoteando mientras parecía tratar de averiguar por qué se encontraba en el agua así de repente y sin previo aviso.

Puto indio analfabeto de mierda. Sentía como una sensación de rabia iba eclipsando la sorpresa de ver a Cora en el agua.

Antes de que pudiera hacer nada, vi como Frances se colocó en el borde de la canoa y aproximó uno de los remos hacia donde estaba su hermana. Miré el agua durante unos instantes, ¿aquí habrá pirañas?, ¿cocodrilos?, ¿serpientes?, una tenue sensación de agobio empezó a embargarme solo de pensar en meterme en el agua. ¿Pero qué demonios te pasa? Casi como si me diera una bofetada a mí mismo, no permití que la cobardía se apoderara de mí. Seguía asustado, evidentemente, pero no podía dejar a Cora a su suerte.

El remo de Frances la ayudaría a llegar a la canoa, pero por si acaso debía ayudar yo también.

Con un pequeño salto y sin dejar de tocar el lateral de la canoa con la mano derecha, me tiré al agua. - Coge el remo, Cora. - dije mientras extendía hacia ella la mano que no se mantenía aferrada a la canoa. El remo la ayudaría a llegar a la canoa, y yo la ayudaría a subir, rezando para que ningún bicho me mordiera las piernas mientras tanto. Tal vez Teo consiguiera que el indio encontrara un poco de sentido común tras escuchar sus palabras.

El agua estaba bastante fría en esa zona, precisamente por las diversas cascadas que recibía de la llamada Roca Llorona. Eso no impidió a Mr Bean nadar con brío y cogerse al remo que le ofrecía la esforzada Adéle, mientras Momi negaba con su cortada cabeza chasqueando la lengua.

Jonathan también ayudó al rescate , saltando dentro del agua y quebrando sus dudas y miedos. Mr Bean se acercaba, tragando agua, pero más por el susto que por su poca habilidad en la natación. Debajo de esa piel inglesa vivía una chica enérgica y decidida. Ya casi estaba a la altura de Jonathan, a pesar de la corriente que quería arrastrarla río abajo.

Ram Ram se enfrentó al indio. Ella sola. Mala idea. - ¿Tú querer yacer con caballo? ¿Qué ser tú? ¡Demonio también! -ni corto ni perezoso, Yo agarró de los brazos a Ram Ram, y a pesar de los esfuerzos , pataleos y algún posible puñetazo de la chica, tan solo logró apenas arañar la piel del brazo del enorme indio, que de nuevo estaba claro que se hizo más alto y ancho.

Se escuchó otra zambullida, al otro lado de la canoa alejada unos metros de esta. Ram Ram se hundió, con guitarra y todo, para emerger al poco, con ojos desorbitados y asustados. Más todavía cuando el indio le arreó una patada en pleno trasero a Adéle, desprevenida, lanzándola de cabeza igualmente al agua helada. Eso hizo que Mr Bean perdiese el asidero del remo y se alejase de la mano de Jonathan.

-¡Jajajajaja! Hembra guerrera de cabezas, bailar tú ahora, Yo admirar. ¡jajajaj! -Coge uno de los remos para separar la canoa de la roca. O para atizar a Jonathan, al que mira con no buenas ideas en sus ojos maliciosos.

La linterna iluminó durante un breve espacio de tiempo un muy estrecho túnel que descendía ligeramente y cuyo techo se inclinaba conforme se adentraba en la cueva, tanto, que en un momento determinado deberían no solo pasar a través de él gateando sino arrastrándose. También en las paredes pudieron ver ciertos signos y pinturas de animales, alguna araña y ciempiés, y unas pocas hormigas correteando por la piedra arisca del suelo.

Pero solo fueron unos segundos, ya que Lara decidió apagar la linterna con intención de confesar sus sentimientos al osado KimyJones.

Ese silbido viene y va. Más parece el soplido del viento quizá, que otra cosa.

¿Pero quieres iluminar ahí? creo que puedo descifrar lo que dicen esos dibujitos que hay en la pared - mi personaje es experto en culturas antiguas, y eso no tenía pinta de ser egipcio pero igual encontraba el significado en los iconos que había. 

Trae acá esa linterna sino, ilumina bien esa pared, y ahora la otra.

Jacob no contestó a la petición de Kimy de volver a encender la linterna, aunque le hizo caso y lo hizo.  Su avatar, Lara,  tenía el rostro abatido y sentía ganas de llorar.  Se aguantó las lagrimas 

Le confieso que me gusta y ni me responde! Ni una palabra! solo le importaban  los malditos  jeroglíficos.  
 

¡Suéltame animal!¡Salvaje!¿¡Cómo quieres que busque estar con tu caballo pedazo de ...- empecé a gritarle a Yo cuando me alzó con claras intenciones mientras le pateaba y golpeaba con todas mis fuerzas, que no eran muchas todo sea dicho, antes de ser arrojado a las frías aguas. Instantes después Adéle siguió el mismo camino disfrutando todos de un remojón no deseado

Escupiendo agua intenté mantenerme a flote usando la guitarra a modo de salvavidas* con la clara intención de llegar a las rocas por donde habían subido Indi y Lara... solo esperaba que el maldito indio se hundiera en el fondo del río y no hubiera ningún animal peligroso rondando las aguas mientras me concentraba en nadar con rapidez. Si viera que Cora o Adéle tienen problemas para mantenerse a flote o avanzar me acerco a ellas y las intentaré ayudar en la medida de lo posible a alcanzar la orilla

A falta de entendimiento y besitos, la linterna se enciende de nuevo en manos de una encendida y mosqueada Lara. La luz artificial ilumina los muros y techo, roca húmeda que rezuma hilitos de agua. Con todo, las pinturas se mantiene casi intactas, figuras toscas pero bien delineadas de animales y otros símbolos, como la luna, estrellas, el sol, repetidas veces, y más signos, tribales, rúnicos, que a lo sumo os suena de alguna peli, o del museo o de internet. Por lo demás, unos cuantos insectos asustados por la luz, y el pasadizo que ya habéis visto anteriormente. Y, eso sí, constante, el rugido apagado de la decena de saltos de agua que emergen de la Roca Llorona.

Este cuerpo es más grande y torpe que el mío, pero me esfuerzo hasta que consigo agarrar el remo que me tiende Frances. Los ojos de sapo de Bean hacen brillitos de admiración cuando veo que Dominic se ha tirado también al agua para ayudarme. Cojo aire y me esfuerzo por vencer la corriente para coger su mano... pero no lo consigo porque el maldito indio ha terminado por volverse loco del todo. Le ha cogido el gusto después de tirarme a mí y pim pam, todos al agua. El remo se escapa de mis dedos y la canoa bailotea mientras yo intento agarrarme a algo o a alguien. Lo que sea. 

—¡A la rgll! —Se me llena la boca de agua al intentar hablar y toso sin dejar de revolverme—. ¡Roca!

Es la mejor opción, porque el indio no parece tener pinta de dejarnos subir a la canoa otra vez y como se nos lleve la corriente perdemos a Indy y Lara seguro. 

Mira hay diferentes soles y estrellas, animales, luna... ¿podría ser Star Wars? Había más de un 1 sol en aquel planeta desértico de Luke Skywalker - se me ocurren otros mundos, casi todos salidos de películas, creo que vi algo en plan Dune o Starget con aquellos tíos que bajaban de pirámides que volaban, aunque ahora no acabo de ver la relación - ¿podría ser Star Treck? ¿estás muda? - Jacob parece que se ha enfadado, no me responde, no entiendo a los chicos, tan pronto lo intento besar, me rechaza y ahora se enfada ¿?

Entre susurros - tú también me gustas, ¿vale? joder, te acabo de intentar besar, qué crees que lo hago con todo el mundo?? - a ver si así, vuelve a recuperar el ánimo, me interesa que Lara Croft vuelva a estar a pleno rendimiento.

Echo un vistazo a los jeroglíficos antes de volverme hacia Kimy.  Intento no mirarle a la cara Esta tía no entiende que no voy a enrollarme con un abuelo?.  Con la luz apagada, eh. Y no te saques nada...y...y..nunca hables de esto con nadie

El indio maldito me tira de la canoa de una patada, ahora comprendo cual era el asunto aquí y las intenciones de aquel hombre de piel roja. Maldito sea.- Protesto mientras intento flotar nadando perrito, cuando los demás están a mi alrededor. - Ugh... - comento al intentar avanzar un poco, acercarme a la canoa pero el vestido es un gran impedimento en el agua. 

Me hundo por momentos y vuelvo a salir a flote, pero me cuesta avanzar con la rota, se enreda en las piernas, así que vuelvo a hundirme para acomodarla y salir a la superficie. Pero es una tarea que por momentos cuesta, aunque le voy pillando el modo. Cuando mi hermana dice roca la busco con la mirada e intento nadar hasta allí, si es que puedo. 

No os suenan de nada todas estas pìnturas rupestres.  Pueden ser pintadas de un artista ancestral o de uno callejero. Son hermosas, evocadoras, bien trazadas dentro de su sencillez. A lo mejor son de Narnia, Harry Potter, o de un templo en Marte.

Esos jeroglíficos no los entiendo, necesitamos a los cerebritos Dije antes de que Kimy se pusiera pegajosa. No nos entretengamos demasiado, igual el pergamino de la friki de Cora nos pueda servir para descifrar esto.  Además, si el indio se pone Cabrón, están jodidos.  
Kimy.....Susurro delicadamente mientras lo abrazó con fuerza. Noto crujir sus costillas. Tenemos que salir del juego

De acuerdo, de acuerdo - ya que le da tanto repelús el beso por llevar los sexos intercambiados, la abrazo - pues entonces habrá que ir a buscarlos - Retrocedo, hasta el principio de la boca de la cueva para ver dónde se encuentran los demás y si puedo ayudarlos, a ver, si veo que no son capaces de subir por sus propios medios los ayudo, los ayudo igual ya sean capaces o no, no vaya a ser que resbalen y se caigan, además tengo el látigo que puedo usarlo de cuerda para ayudarles a subir.

Antes de ir hacia el final/principio de la cueva, le vuelvo a dar otro abrazo a Lara - vale, cuando salgamos del juego, tendremos esta conversación pendiente, ok? - y como él/ella ha hecho antes, le susurro - yo también te quiero.

La cosa se ponía fea.

Si Maxine lograba flotar y nadar y superar el primer susto, lo mismo que una esforzada y ultrajada Adèle, no era así en el caso de Mr Bean. En el interior de ese estrafalario señor inglés, la jovencita Cora intentaba bracear, luchar contra las frías aguas y alcanzar las rocas, o al menos el improvisado flotador en forma de guitarra. Pero ese cuerpo poco acostumbrado al ejercicio físico extremo, no respondía como debía. No solo no llegaba a la Roca, ni siquiera a Maxine, quien la sujetó unos segundos de su antebrazo pero acabó por resbalar de su mano,  sino que la corriente la empujaba irremisiblemente alejándola de ese bastión en el medio del río, viéndose arrastrada río abajo. Para colmo, Mr Bean se golpeó con un saliente de las piedras en la espalda, quedando un tanto aturdido.

La fotógrafa, tragando agua, se agarró desesperada a las afiladas rocas. Adèle también lo logró, agotada en su pelea contra su propia ropa y la corriente. Ambas veían como su amiga y hermana se sumergía y emergía alternativamente mientras ampliaba distancia respecto a ellas dos. Al menos, Jonathan se mostró ágil y diestro en evitar los golpes muy bestias que el indio Yo, inmenso ahora, dos metros largos de altura y una tez más sombría y deforme en sus carcajadas de satisfacción, intentaba propinarle en la cabeza a fin de partirla igual que un melón. Jonathan nadó metros de por medio, apurado pero a salvo, y a su vez la canoa se separó de la Roca Llorona y de las chicas, con Yo y su mirada furibunda ardiendo en dirección a todos ellos. Además, se preparó para lanzar el remo contra las dos muchachas.

Mr Bean se iba, consciente, bebiendo mares de agua, y notando que sus fuerzas se le agotaban.

Aquel puñetero indio parecía estar divirtiéndose con cada uno de nosotros. Primero había lanzado a Cora, después a Teo, después a Frances y ahora daba la sensación de querer dejarme a mí en el agua, dándome tal vez con el remo en la mano. Y no tiraba a nadie más porque nadie quedaba en la canoa salvo él.

En el momento en el que Frances cae al agua, las cosas se complican también para Cora, y ni siquiera soy capaz de ver a Teo, ya que está al otro lado de la canoa. Sin pensármelo dos veces, solté la canoa. Nadé la poca distancia que me separaba de Frances, y traté de ayudarla a mantenerse a flote. Algo que de seguro podría hacer ella sola, aunque el vestido lo dificultara.

Nadé al lado de la joven mientras buscaba con la mirada a Cora. Extendí el brazo hacia ella para hacer lo mismo que con Frances. No sujetarlas, sino simplemente ayudarlas. La realidad era que yo tampoco estaba en la mejor situación para hacer de socorrista.

En cuanto escuché la indicación de Cora, el destino para todos parecía estar claro. Había que ir a la roca antes de que alguno se ahogara o algún bicho acuático apareciera. Una vez allí debíamos encontrar a Teo y ayudarle. Si conseguíamos eso, ya nos preocuparíamos del indio. Ojala la barca tenga un boquete, se hunda y no sepa nadar. Jodido bastardo.

Y entonces, vi como Cora se empezaba a alejar poco a poco, arrastrada por la corriente. Miré a Frances, durante unos instantes, comprobando como se había podido agarrar a las rocas. Aunque su situación fuera algo precaria, al menos tenía un punto donde agarrarse y estaba más o menos a salvo.

Me giré y me dejé llevar levemente por la corriente, esperando que me llevara en la misma dirección que ha Cora. Nadie decía que yo estuviera capacitado para ayudar, pero al menos lo intentaría.

Miraba de soslayo al indio, esperando ver qué hacia con el remo. Ya podría metérselo por el culo. Seguro que le resultaba más placentero que tirar a gente de una canoa.

Reculando moviendo el culito respingón de KimyJones, primero salió  de la angosta cueva la chica/chico y luego el chico/chica. Tal vez ahora que la luz diurna los bañaba con su claridad, la vergüenza o el sonrojo asomase a sus rostros adustos de aventureros avezados y experimentados. Como fuera, los saltos de agua y las cascadas les impedían ver con claridad a sus amigos. A Indy le pareció escuchar gritos, y se asomó un poco más, seguido de Lara.

Ambos fueron testigos de una escena allá abajo que les heló todavía más la sangre en las venas, ya fría de por sí con el agua que les había caído encima.

Mr Bean luchaba con denuedo contra la corriente que lo arrastraba río abajo, hundiéndose y emergiendo a intervalos. A unos seis metros Jonathan nadaba a favor de las aguas intentando a simple vista alcanzar a Mr Bean. Debajo mismo de la pareja de exploradores enamorados, junto a la base de la Roca Llorona, tanto Maxine como Adèle se agarraban a las cortantes rocas afanándose para no soltarse y que el río se las llevase en su seno. A varios metros de la Roca flotaba la canoa, con el energúmeno indio de pie, preparado para lanzar uno de los remos igual que si se tratase de un arpón, contra al parecer las dos chicas. Yo estaba enorme, más de dos metros y medio de altura, un gigante hercúleo, su tez deformada por las carcajadas insanas que soltaba, sus ojos encendidos de furia.